En las profundidades del espacio, mucho más allá del sistema solar, una flota de enormes naves enemigas surcan el infinito. En ellas viajan miles de criaturas, de horrible aspecto, con dentaduras parecidas a las de un tiburón, grandes ojos negros sin pupilas, orejas puntiagudas, cuerpo pequeño, delgado y escamoso, piel dura y de color verde negruzco, larga y fuerte cola, manos y pies con grandes garras, y asquerosamente babosas. Uno de ellas, mucho más grande y fornida que las demás, dirige la nave más grande de la flotilla, la nave nodriza. Destino: La Tierra.


Trunks vuela sobre la ciudad, mirando por todas partes, buscando a esa joven, ya que necesitaba hablarle, pedirle perdón por su imprudencia, por hacerla sufrir. Sí, él es así: Un joven muy amable y lleno de vida, a veces bromista, a veces muy serio, quien se preocupa por los demás sin importar raza, credo, si son ricos o pobres, conocidos o desconocidos. Él tiene un gran corazón, es muy tierno y a veces muy sensible, porque cuando lastima a alguien sin quererlo, se deprime y hace todo lo posible por devolverle la alegría a esa persona. Eso es exactamente lo que trata de hacer, devolverle la alegría y las ganas de vivir a una pobre joven desconocida, pero... en este caso, hay algo más... y él no lo sabe. Sigue volando. Sigue buscando: ¿Dónde estará?


Reggie toca la puerta: Está abierta. Entra al apartamento y se dirige a la habitación de Andie. Entra y ve allí a la joven princesa sentada en su cama, pensativa, admirando una bella rosa que tiene en sus delicadas manos.

– ¿Te interrumpo?

– No. Pasa: Necesito hablarte.

– Claro – La rubia se sienta en la cama, al lado de su amiga – ¿De qué se trata?

– Bueno... se trata de lo que pasó ayer.

– ¿A sí? En ese caso, soy toda oídos.

– ¿Sabes? Ayer no pude dormir. Estuve pensando en todo lo que pasó... en la manera cómo actué... y creo que exageré...

– Andie, ¿Acaso tú estás...?

– ¿Reconociendo mis errores? ¿Admitiendo que tú, y ese sujeto llamado Trunks tienen razón? ¿Dándome cuenta de que fui muy dura y grosera con una persona que, apenas, sé su nombre, y que quiso disculparse, pero no lo hizo porque yo, estúpidamente, reproché sus buenas intenciones, sabiendo que él ignoraba mi problema, y.... y que lo que hizo, fue sin intención? ¿Eso es lo que me vas a preguntar?... – Entonces, ella baja el tono de su voz, a la vez que su mirada huía de la rubia. – Sí, eso es lo que estoy haciendo. – Al decir estas palabras, la princesa se deprime – Ahora me siento... tan culpable.

– Amiga: ¡Esto es increíble! Es la primera vez que reconoces tu problema, y sus consecuencias. Lo que acabas de hacer representa un gran paso para mejorar tu vida y alcanzar la felicidad... – Reggie se percata de que su amiga no le está prestando atención – ¿Andie? – No hay respuesta. Ella sólo está concentrada, admirando la hermosa flor, y, sin darse cuenta, una tímida sonrisa se dibuja en su rostro. En esto, Regina muestra una mirada insinuadora – Umm... creo que descubrí la razón de ese repentino "arrepentimiento".

– ¿Uh? ¿En serio?

– Ooooooooooh s

– Oye: ¿Por qué pones esa cara? ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo malo?

– Amiga mía: No me cambies el tema... ¡No podrás engañarme!

– P...pero... ¿De qué hablas? ¡No te entiendo!

– De acuerdo, te lo diré: No estás así porque estás "arrepentida", sino porque ese sujeto... ¡TE GUSTA!

– ¡¿QUE?! ¿Gu... gustarme? P... pero eso... eso es imposible... ni siquiera lo conozco...

– Tranquila. No tiene nada de malo. Piénsalo: Ese sujeto es muy dulce y amable, un buen chico... y todo un bombón. Es difícil no fijarse en él... Y acabas de decirme que pasaste toda la noche pensando en él.

– Yo nunca dije eso. Sólo pensé en la forma cómo me comporté...

– Sí... claro... Mírate: Estás nerviosa y te sonrojas... ¡Admítelo!

– Escucha: Lo que tengo son sentimientos de culpa, es todo. ¿Sabes? Se me ocurre una idea: Buscaré a ese sujeto, le pediré disculpas por mi tonto comportamiento, haremos las pases y luego cada quien continuará con su vida, uno lejos del otro. Verás que de esta manera este malestar se aliviará y todo quedará olvidado.

– ¡Claro! Buen plan. Así tendrás la excusa perfecta para volverlo a ver.

– ¡REGGIE! – Andie hace una mirada de reojo a su amiga: – ¿Aún piensas seguir con esos tontos comentarios?

Una gota se forma sobre la cabeza de la rubia – Está bien... de acuerdo... se hará lo que tú digas. Ahora, vístete: Debemos buscar a alguien.

– Muy bien.


En una gran pantalla parecida a un radar, se muestra un esquema del sistema solar. Allí, justo sobre el punto que representa al planeta Tierra, brilla una pequeña luz, la cual genera a su alrededor varias ondas concéntricas.

– ¿Está seguro, Zetch, de que eso nos llevará a nuestro destino? – Una voz profunda surge desde las tinieblas. Una criatura pequeña se coloca frente al lugar donde se origina la voz, y hace una reverencia.

– Por supuesto, oh poderoso Kron – Responde Zetch, con su aguda voz – Este radar está programado para detectar los niveles de Ki-Gamma, y aparentemente una poderosa fuente de esa energía se encuentra en ese pequeño planeta. Según mis cálculos, esa cantidad sólo la puede producir un...

– ¡Un Centaury! – Interrumpe el General Kron – Umm... creo que alguien está muy lejos de casa... En una pequeña región, de una gran galaxia...

– Tal como lo dice la profecía... – Zetch recuerda un fragmento especial: – "En una pequeña región de una gran galaxia, dos nobles guerreros pertenecientes a la casta real de dos extraordinarias razas, se unirán, y juntos usarán la fuerza más pura y poderosa del universo, para traer al Guardián de la Mística Esfera del Dragón"

– Sí... la Mística Esfera del Dragón: ¡La Esfera de 8 Estrellas!

– Pero... ¿No se supone que su existencia sólo es un mito?

– No... Esta esfera es capaz de controlar el poder de, no sólo las otras 7 esferas Namekus, sino también de las esferas existentes en el resto de la galaxia. Su guardián será un guerrero muy poderoso, con grandes cantidades de energía, y gran pureza espiritual. Él nos causaría problemas, incluso podría destruirnos a todos... por esto debemos destruir a ese Centaury, antes de que sea tarde. Zetch: ¡Partiremos a toda máquina!

– Como ordene, mi lord.

Los motores de las naves se encienden, generando una gran potencia, viajando a gran velocidad hacia la Tierra.


– ¡Dios! Estoy cansada. Hemos estado buscando por todas partes. Descansemos. ¿Sí?

– Estoy de acuerdo contigo, Andie.

Las chicas están en medio del parque, ven un frondoso árbol y deciden sentarse allí. Al rato, Andie se levanta.

– ¿Adónde vas?

– Saldré a caminar un poco. Volveré en un rato.

– Bueno, está bien.

La bella princesa camina por el parque, admirando el paisaje a su alrededor, viendo cómo los niños juegan entre los árboles.


Trunks sigue volando. De repente, logra divisar una figura sentada sobre una roca, a la orilla de un lago: Es ella. Desciende, y sigilosamente se acerca, observando cómo la suave brisa juega con sus largos cabellos castaños, acariciando su pálida tez; cómo su belleza contrasta con el paisaje de otoño; cómo sus ojos celestes se combinan con el azul del cielo; cómo su hermoso rostro refleja serenidad... y paz. Ella siente sus pasos, gira su cabeza, lo ve.

– Al fin te encontré. Necesito hablarte, quisiera disculparme...

– No... – Interrumpe la zionita. – Soy yo quien debe disculparse. Fui muy grosera contigo, te traté mal, reprochando tus buenas intenciones... yo... lo siento tanto...

– Tranquila. Está bien. Además, yo también tuve un poco de culpa, estabas pasando un mal día y, bueno, fui muy imprudente... ¿Me perdonas?

– Supongo que sí... ¿Sabes? Podríamos empezar de nuevo. Quizás podríamos llegar a ser... amigos...

– Claro. Me encantaría. – En esto, Trunks le obsequia a Andie una rosa blanca. Ella la toma y siente su suave aroma, luego decide bajarse de la roca, pero se tropieza, y cae justo sobre el pecho del joven Saiyajin, quien gentilmente la sostiene. Levanta su cabeza y observa fijamente ese dulce rostro, esos ojos tan expresivos, esa tierna mirada que hace que se sonroje y se sienta nerviosa. – ¿Estás bien? ¿No te lastimaste?

– Sí, estoy bien. – Andie siente un pequeño dolor, se ha pinchado un dedo con una espina de la rosa, y empieza a sangrar. Trunks saca un pañuelo, toma su delicada mano y limpia la pequeña herida.

– Aww.... ¡Qué ternura! – La pareja dirige su mirada hacia donde se origina la voz: Es Reggie. La princesa se sonroja, llena de pena. – Uh... ¿Interrumpo?

– Eh... no. Creo que... debo volver con el abuelo... se... se hace tarde.

– Oh, vamos Andie: Yo puedo quedarme con el abuelo, mientras, ustedes dos podrían quedarse a charlar. – En ese instante, ella muestra una mirada de insinuación. – Ya saben: Para conocerse mejor.

– P... pero...

– Sin peros, querida amiga. Está decidido. ¡Nos vemos!

Al decir esto, la joven rubia se marcha corriendo. Enormes gotas salen sobre las cabezas de la pareja.

– Bueno... creo que sólo nos queda salir a platicar...

– A... así parece... – Responde Andie, quien está un poco nerviosa.


La princesa zionita está sentada sobre un banquillo, admirando el atardecer. Enseguida, Trunks aparece con un par de barquillas, entregándole una de ellas a la joven.

– Gracias.

– De nada. – Luego se sienta en el banquillo, al lado de la chica. – Bueno. Háblame de ti.

– ¿De mí?

– Aja. Háblame de tu vida.

– Umm... No hay mucho que decir: He vivido experiencias tan... tristes. A veces pienso que... yo... yo... – Mientras Andie dice esas palabras, sus ojos empiezan a humedecerse.

– Tranquila. No necesitas hablar de esto si te hace sentir incómoda: No quisiera verte sufrir, ni llorar por mi culpa.

– Está bien. – Ella seca sus lágrimas. – Tal vez algún día pueda hablarte de esto. No ahora.

– No te preocupes. Te entiendo...

El sol ya se ha ocultado. Trunks nota cómo su joven amiga empieza a temblar de frío, por lo que le presta su chaqueta. Ella da las gracias.

– Es tarde. Quisiera volver a casa, si no te molesta.

– Claro. De todos modos yo debo volver a mi hogar. Vamos.

–Bien. – Ella mira por todas partes – Eh... por cierto: ¿Dónde tiene su auto?

– ¿Mi auto? Lo dejé en casa.

– P... pero: Mi hogar está en el extremo opuesto de la ciudad y Reggie se fue en su Jeep. ¿Cómo podríamos...?

Trunks coloca su dedo sobre la boca de la confundida joven. – Relájate. Hay una mejor manera de desplazarse por la ciudad.

– ¿A sí? ¿Cuál?

– ¡Volando! – Dicho esto, él carga a la princesa, como si fuese una bebé, y luego alza el vuelo.

Ella se sorprende: En verdad están volando. – ¡I... increíble! Puedes volar: ¿Cómo es posible? – En esto, el joven Briefs muestra una amplia sonrisa.


La pareja vuela sobre los altos edificios, sobre las plazas, sobre los lagos... luego ascienden más. Andie está maravillada observando el magnífico paisaje, cómo la luz de la luna creciente ilumina las nubes, a la vez que las estrellas titilan sin parar. Trunks se detiene, justo encima de una gran nube, admirando cómo una hermosa sonrisa se dibuja en el rostro de su compañera: Ella está feliz.

– ¡WOW!... qué hermosa vista. Eres tan afortunado de poder volar y disfrutar esto.

– Cuando quieras, podríamos volver a volar juntos. – Ella lo mira con ojos confundidos, entonces él se sonroja. – Bu... bueno... uh... así podrías ver las... cosas como yo las veo...

– Me encantaría...


Trunks deja a Andie en la entrada principal del edificio. – Bien. Ya estás en casa: Sana y salva. Te veré después, Andraia.

– Sí. Umm... si quieres, puedes decirme "Andie"

– Claro... Andie. – Acto seguido él se acerca y besa su mejilla. – ¡Adios!

– ¡Adios! – Ella se frota su mejilla, mientras observa cómo su nuevo amigo se marcha, luego entra al edificio. Una vez dentro de su hogar, es recibida por su amiga.

– Hola Reggie. ¿Cómo está el abuelo?

– Bien. Lo dejé en su habitación, durmiendo como un bebé. Y... a ti... ¿Cómo te fue?

– Uh... bien... supongo. ¿Qué tal si te cuento durante la cena?

– ¿Cena? Claro. Buena idea.

Un rato después, las jóvenes se sientan en la mesa. Mientras cenan, Andie cuenta a su gran amiga todo lo que ocurrió durante esa tarde, la experiencia con un joven con quien iniciaría... una hermosa amistad.


El pequeño Zetch se dirige al lugar donde se encuentra su gran jefe: – Las naves exploradoras ya fueron enviadas, mi señor.

– Excelente. Puedes retirarte.

– Como ordene. – Una vez que la criatura se marcha, se escucha una risa maléfica entre las tinieblas.

– Pronto, muy pronto, ese Centaury será... eliminado.