Decenas de cadáveres de las extrañas criaturas yacen en el congelado suelo, cubiertas parcialmente de nieve. En el aire, otro grupo de monstruos lucha contra el orgulloso Vegeta, quien está un poco agotado, pero aún no se rinde. Sigue luchando, llevando en alto su nombre y su rango: Vegeta, príncipe Saiyajin, guerrero de 1ª clase. Se observan golpes y patadas, rayos de energía surcan los cielos, muchos de estos ataques son bloqueados por escudos de ondas expansivas... la asombrosa velocidad de los oponentes confunden al Saiyajin, pero no le asustan, al contrario: Le emocionan.
Unos 5Km de allí, en otro campo de batalla, lucha Gohan, el hijo del gran Gokú, del hombre más fuerte y más noble del universo. Lucha con todas sus fuerzas, enorgulleciendo el nombre de su padre. Sus oponentes evitan muchos de sus ataques, aún así siempre hay un pequeño grupo que termina cayendo derrotado. Súbitamente, las criaturas que siguen de pie, desaparecen. Gohan está anonadado: ¿Por qué se fueron, así de repente? Entonces decide ir hacia donde está Vegeta. Al llegar allí, él ve al orgulloso guerrero, solo y muy molesto. – Se han ido. ¿Verdad?
– ¡Esos insectos! ¡Han huido como cobardes!
– ¡Oigan! ¡Esperen! – Una voz se oye a distancia: Es Goten. Los tres guerreros Saiyajines se reúnen. – Apenas me sentí mejor, vine aquí a ayudarlos... pero creo que ya no hace falta.
– Sí. Esas cosas se fueron de una forma tan repentina. Por cierto: ¿Cómo están los demás? ¿Qué pasó con mamá, Videl y Pan?
– Tranquilo, hermano. Todos están bien y Pan está recuperándose. No te preocupes. – El joven mira por todas partes. – Oye: ¿Dónde está Trunks? No lo veo por ninguna parte.
– No lo sé. ¿Usted sabe algo, Sr. Vegeta?
– Él llevó a la chica al Templo de Kami-sama.
– ¿Al Templo? – Goten está un poco confundido. – Hermano: ¿Crees que estén a salvo?
– Sólo hay una forma de averiguarlo. – Al decir estas palabras, Gohan vuela hacia el templo flotante, seguido por los demás.
Trunks se asoma por la puerta, entra a la habitación y se dirige hacia una gran cama, donde descansa su bella amiga después de haber vivido una increíble experiencia. Él se sienta a su lado, admirando la belleza de su rostro, sus ojos durmientes... sus delicados labios. Inconscientemente, su rostro se acerca al de ella, cuando de repente, la joven abre sus ojos. – ¿Trunks? ¿Qué haces? – El Saiyajin se sonroja, reincorporándose a su asiento.
– Di... disculpa... yo... eh... bueno... – El pobre no halla qué decir, está muy avergonzado. – Eh... ¿Te sientes mejor?
– Sí, un poco.
– Andie: ¡Estuviste increíble! No sabía que tuvieras esas habilidades.
– Tampoco yo... no sé por qué, pero en ese momento percibí como una sensación tan rara recorría mi cuerpo, y luego, se dio. Creo que tú no eres la única persona extraña aquí...
– Vamos... no te preocupes por eso...
– Trunks: Lo que hice fue algo fuera de lo común. Ningún humano podría hacerlo. Dime la verdad: ¿Los miembros de tu raza tienen esas habilidades?
– No, que yo sepa...
– Entonces: Si no soy humana, ni tampoco soy Saiyajin... ¿Qué soy?
– Una Centaury – La pareja mira en dirección de la voz: Es Vegeta, y tras él están los hijos de Goku.
– ¿Estás seguro de lo que dices, papá?
Vegeta está a punto de responder, pero es interrumpido por la princesa. – Espera: ¿No es esa la palabra que mencionó esa cosa?
– Exactamente. Al principio no recordaba dónde la había oído antes, pero me puse a pensar y me di cuenta de que eso fue algo que escuché durante mi infancia. Si mal no recuerdo, los Centauries son una raza de psíquicos pertenecientes a un planeta llamado Zión, con escasa fuerza física, lo cual se traduce en un pequeño nivel de Ki.
– Eso explicaría por qué nunca sentí un incremento en el Ki de Andie. – El joven Briefs está cada vez más confundido. – Si no usan su Ki: ¿Qué clase de energía usarán los Centauries?
– Esa es una buena pregunta, Trunks.
– ¿Qué cosa, Andie?
– ¿No acabas de preguntar si mi raza usa otra clase de energía?
– P... pero... yo no he dicho nada. Eso sólo lo pensé.
– ¿Hablas en serio? Eso significaría que yo...
– Sí, Andie: Significaría que acabas de leer mi mente.
– ¿Qué? – La princesa zionita está en shock – Dios mío... no puedo creerlo... – Ella se asusta.
Trunks se acerca y la abraza – Tranquila... – Luego mira su reloj: 2:52AM – Son casi las 3:00AM. ¿Por qué no descansas?
– Está bien... de todas formas ya me está dando un poco de sueño.
– Bien. – Al decir esto, él besa dulcemente su frente. – Dulces sueños. – Después, sale de la habitación, acompañado de su padre y sus amigos.
Han pasado 15 minutos, y Goten dirige una mirada insinuadora a su compañero de la infancia. – Ya lo he visto todo, amigo.
– ¿Has visto qué, Goten? ¿Y por qué me miras con esa cara? – En esos momentos llega Mr. Popo. – Qué bueno que está nuevamente de pie, Mr. Popo. ¿Cómo se siente?
– Como nuevo, joven Trunks. Gracias a Dendé me recuperé rápidamente. Ahora me retiro, tengo mucho por hacer – El guardián del templo se marcha, no sin antes decir estas palabras: – Esa niña es muy afortunada al tener a alguien como Usted.
– Bueno, para eso están los amigos.
– No me refiero a la amistad... – Esto último deja muy confundido a Trunks: – ¿No se refiere a la amistad? Entonces... ¿A qué?
– Veo que hasta Mr. Popo se dio cuenta.
– ¿Se dio cuenta de qué, Gohan? – El joven mira a todas partes: Sus amigos tienen ojos insinuadores, incluso su padre. – ¿Saben algo? Mejor: ¡Olvídenlo! – Al decir esto, él regresa a la habitación donde se encuentra su amiga, ante la mirada de todos.
Goten es el primero en hablar: – Quién lo hubiera creído...
La bella princesa se despierta bajo la luz del Sol que entra por la ventana, mira hacia un lado de la cama, encontrando allí a una dormida cabeza lavanda: Trunks estuvo con ella toda la noche, velando su sueño, protegiéndola de todo lo que pudiera perturbarla, hasta que finalmente fue vencido por el cansancio. Ella se levanta, cuidando de no interrumpir el sueño de ese joven tan tierno y noble, pero él despierta, reincorporándose rápidamente a su asiento. – Perdóname, creo que me quedé dormido.
– No te preocupes. Sé que estabas muy agotado y no pudiste vencer al sueño. Aún así, lo que quisiste hacer fue un gesto muy dulce de tu parte... – Al oír esto, el Saiyajin se sonroja.
Acto seguido, el pelilavanda se sienta al lado de su amiga. – Andie: ¿Tienes hambre?
– Un poco.
– Bien, en ese caso le diré a Mr. Popo que te dé un poco de comida.
– No es necesario que lo hagas. – Mr. Popo entra a la habitación, sosteniendo sobre una bandeja dos platos de comida. – Aquí tienen, jovencitos. Disfruten el desayuno.
– Pero Mr. Popo, no era necesario que me sirviera comida. Aún no tengo apetito. – Apenas él dijo esto, se escucha un ruido desde su estómago BRRRRR. Esta vez, su cara se pone muy roja de vergüenza. – Bu... bueno, tal vez tenga un poco de hambre. – Luego, ambos empiezan a comer.
Zetch se dirige hacia su amo, haciendo una reverencia. – Señor, debo informarle que las cosas han dado un giro inesperado.
– Sé exactamente lo que quieres decirme.
– ¿Lo sabe, Señor?
– Sí. Desde aquí pude percibir un inesperado incremento en el nivel de Ki-Gamma de ese Centaury.
– Efectivamente, mi Lord. El grupo de exploradores me ha informado de esa situación, además, ese Centaury resultó ser una mujer.
– ¿Una mujer?
– Sí. Y no sólo eso. Ella aparentemente está protegida por un grupo de Saiyajines.
– ¿Qué? ¿Saiyajines? ¿En ese planeta?
– Sí, señor.
– Ya veo... ahora todo tiene sentido: "Dos nobles guerreros pertenecientes a la casta real de dos extraordinarias razas". Sin duda alguna, uno de ellos debe ser el otro elegido. – La nave nodriza avanza rápidamente a través del espacio, seguida de su flotilla.
El Sr. Andersen está en el pequeño apartamento, esperando muy impacientemente a su nieta, ya que está muy preocupado por ella, y con él está Reggie. Al rato, se abre la puerta, y Andie entra allí, acompañada de su amigo.
– Andie, mi pequeña: ¿Estás bien? ¿No te pasó nada? Me tenías muy preocupado.
– ¿Dónde estabas, amiga? Vine a visitarte y tu abuelo me contó todo lo que pasó.
– Estoy bien... Umm... Trunks, Reggie: ¿Podrían dejarme a solas con el abuelo?
– Por mí no hay problema. – Enseguida, la rubia sale del apartamento.
– Andie: ¿Estás segura? ¿No quieres que te acompañe?
– Por favor, Trunks: Esto es algo sólo entre el abuelo y yo.
– Está bien. Si me necesitas, estaré afuera charlando con Reggie. – En esto, el joven se marcha.
El Sr. Andersen está un poco confundido. – ¿Qué sucede, hija?
– Quiero que me digas la verdad.
– Quisiera saber de qué tanto hablan. Llevan mucho tiempo allí. – La rubia está inquieta, no sabe qué hacer... – Oye, Trunks: ¿No tienes idea de lo que ocurre?
– Bueno: Andie quiere saber la verdad sobre su origen.
– ¿Eh? Por favor, explícate.
– Lo que quiero decir es que ella desea comprobar si el Sr. Andersen es realmente su abuelo.
– Espera... no te entiendo. ¿Por qué ella duda de su parentesco con su abuelo?
– Eso es algo difícil de explicar. Tal vez lo sepas algún día.
– No pienso esperar tanto. – En esto, Regina se levanta y apoya su oreja en la puerta.
– Reggie: ¿Qué haces?
– Shh... No me dejas oír. – Una gran gota se forma sobre la frente del joven.
– Bueno... la verdad es que yo también tengo un poco de curiosidad por saber lo que ocurre... – En esto, él apoya su oído en la puerta.
Andie está sentada en el sofá, con los ojos húmedos y con un rostro que muestra señales de decepción. – Nunca me lo pensabas decir. ¿Verdad?
– Andie, hijita, no quería lastimarte... No sabía cómo reaccionarías.
– ¿Por qué, abuelo? ¿Por qué nunca me habías hablado de mi verdadera madre? – Sus lágrimas empiezan a brotar. – Yo creí que formaba parte de una hermosa familia... pero me equivoqué... soy sólo una persona de otro mundo que ha sido adoptada por ustedes y... la única persona con quien comparto la misma sangre, ha muerto... – Al decir esto, la joven comienza a llorar. Trunks, quien lo había oído todo, entra rápidamente a la sala, seguido de Reggie; Andie los ve con los ojos llenos de lágrimas, se levanta y corre hacia los fuertes brazos de su amigo, llorando sobre su hombro. Regina se acerca al anciano. – ¿Se encuentra bien, Sr. Andersen?
– No, Regina. Si le hubiese dicho antes la verdad, tal vez nada de esto haya ocurrido... Sólo me queda una cosa por hacer. – El Sr. Andersen se dirige a su habitación. Mientras tanto, la rubia mira a la pareja, notando cómo Trunks abraza fuertemente a su deprimida amiga: – Tal vez el Dr. Jones tenga razón: Tal vez él siente algo por Andie...
– Oh Trunks: Esto es tan frustrante... sniff yo... sniff no... no sé qué hacer...
El joven coloca su mano bajo su barbilla, levantando su cabeza, luego con la otra mano seca sus lágrimas, acariciando dulcemente su rostro. – No llores, Andie. No me gusta verte así, tan triste. – Sus rostros están muy cerca uno del otro, sus miradas se cruzan y ella empieza a temblar.
El momento es interrumpido por el abuelo. – Andie: Hay algo que quiero mostrarte. – Al decir esto, entrega a la joven un extraño brazalete.
– ¿Qué es esto?
– Es un dispositivo que trajo tu madre. ¿Ves esos cristales? El rojo brillaba al ritmo de los latidos de su corazón, y, lógicamente, dejó de hacerlo cuando ella falleció.
– ¿Y qué hay del azul? Aún parpadea.
– Lo hace al ritmo del corazón de... tu padre...
– ¿De mi padre? Eso quiere decir que él... está vivo... – Trunks nota como los ojos de la princesa se llenan de esperanza: Quizás algún día conocería a su papá.
