Trunks está sentado en su oficina descansando un poco, ya que había tenido una agotadora reunión con el Comité Internacional Su asistente entra allí con una bandeja en sus manos, con una taza y una jarra térmica sobre la misma. – ¿Desea un poco de café, Sr. Briefs?

– Sí, por favor. – Ella sirve café en la taza, echa una cucharadita de azúcar y se la entrega a su jefe. – Gracias. – Marge se retira del lugar.

Mientras el joven disfruta de su bebida, recibe una llamada en su celular. – ¿Hola?... Ah, hola, Reggie... ¿Qué?... ¿Herido?... ¿En el hospital?... ¡Voy para allá! – Al colgar el teléfono llama a su asistente por el intercomunicador. – ¡Marge!

– ¿Se le ofrece algo, señor?

– Cancela todas las reuniones por el resto del día... es más, cancélalas por el resto de la semana.

– ¿Ocurre algo, Sr. Briefs?

– Sí. Algo terrible. Debo irme. – Luego, el Saiyajin corre hacia la ventana y desde allí alza el vuelo.


Trunks llega al hospital, dirigiéndose a la sala de espera donde encuentra a Andie llorando al lado de su mejor amiga. Ella lo ve con sus ojos llenos de lágrimas, se levanta y corre hacia él, llorando desconsoladamente sobre su musculoso hombro. Trunks la abraza, tratando de consolarla. – Todo estará bien Andie.

– Oh, Trunks... Mi abuelo está tan mal... (sniff) yo... (sniff)

– Tranquila... Los médicos están haciendo todo lo posible por salvarlo. No te angusties: Él se salvará. – Ahora se dirige a la rubia: – Reggie: ¿Qué fue lo que ocurrió?

– No lo sé exactamente, pero los testigos aseguran que un oficial trató de matar a nuestra amiga, y cuando el Sr. Andersen se percató de eso se interpuso en el camino de la bala y... bueno... es todo lo que te puedo decir. Aunque me gustaría saber si atraparon al criminal.

– Umm... conozco a una amiga llamada Videl, quien colaboró con la policía de Satan City, y quizás haya tenido contacto con la policía local. La llamaré, tal vez pueda averiguarnos algo.

– Es muy buena idea.– En esto, Trunks saca su celular y efectúa la llamada.


En un lugar desconocido se encuentra un gran templo, con paredes hechas de cristal plateado; posee gran tamaño y extensión, y cientos de habitaciones. Está rodeado por miles de árboles y por un cristalino lago: Ese lugar es conocido como el Palacio de la Pitonisa, o más comúnmente, el Templo de la Luz. Allí adentro, en medio de una gran habitación, se encuentra un bello cristal blanco azulado, cuya forma recuerda a la de una estrella de muchas puntas, el cual es sostenido por un largo y delgado pedestal de oro y marfil. Una extraña mujer entra al recinto, caminando en dirección al cristal: Ella es alta, de aproximadamente 1,83m de estatura, delgada, con piel de color azul pálido, cabello azul naval formando un extraño peinado, siendo cubierto en su mayor parte por una especie de "sombrero" de color verde hierba; usa un largo vestido con tonalidades verdes, sus rasgos faciales son muy finos y sus ojos son de color violeta; en su mano derecha sostiene un largo báculo de plata, cuyo extremo está adornado por una esmeralda rodeada por varios filamentos curvos. Se acerca al objeto, lo mira fijamente... nada: No ha vuelto a brillar tan esplendorosamente como en aquella oportunidad. ¿Por qué? Ella siente una presencia, da la vuelta y observa a un anciano, de estatura un poco más baja, delgado, con larga barba y cabello blanco, su piel es de un tono ámbar claro y sus ojos son negros, pequeños y un poco achinados. Viste un largo traje naranja y rojo, usa un gran sombrero rojo y en su mano derecha sostiene un gran báculo con un brillante rubí en su extremo superior. La mujer hace una reverencia. – ¡Oh! Sabio Arcthurus.

– Supongo que ya sabrás el motivo de mi visita, Tári.

– Sí, señor: Usted desea tener noticias sobre el Cristal del Destino... y de los Elegidos.

– Así es. Pude sentir su energía.

– Lo sé, señor. Hace poco tiempo el cristal brilló fuertemente, aunque no lo hizo con todo su esplendor.

– Pronto lo hará, Tári. Cuando ellos despierten, expulsarán una enorme cantidad de energía, por lo que el cristal brillará. Es allí cuando iniciará tu misión.

– ¿Misión?

– Sí. Al despertar los elegidos, las fuerzas del mal notarán su presencia y tratarán de destruirlos, con el objetivo de impedir que se cumpla la profecía. Tu deber será protegerlos.

– Entonces, si aún no han despertado: ¿Por qué brilló el cristal?

– Porque sus mentes y almas estuvieron en contacto, y han empezado a fusionarse... Dentro de poco tiempo ellos estarán listos. – Ambos hechiceros continúan hablando sobre la profecía y los elegidos, mientras el cristal continúa emitiendo pulsos de energía.


– Ten fe, Andie: Verás que todo saldrá bien.

– ¿Tú crees, Gohan?

– Claro que sí, Andie.

– Hazle caso a papá: No te preocupes. – Pan y su padre se encuentran en el hospital acompañando a la princesa, Regina fue al cafetín a comprarse un jugo de naranja, y Trunks está de pie observando a Videl, quien está hablando por su teléfono celular.

– ... Lo hallaron, ¿Verdad?... ¿En serio?... ¿Qué?... ¡Pero eso es imposible! ¿Cómo podría?... ¿Está seguro de lo que dice?... Bien, mantenme informada... Muchas gracias, Comandante. Adiós.

– ¿Has averiguado algo?

– Aja. El comandante me informó que el oficial que trató de asesinar a Andie tenía un historial impecable. Muchos lo consideraban como un héroe, y aún no se sabe por qué lo hizo.

– Espera, estás hablando en pasado. Eso significa que...

– Sí. Ellos localizaron a ese sujeto... muerto.

– ¿Muerto? ¿Acaso se suicidó? ¿O sufrió un infarto?

– Nada de eso, Trunks. Espera a oír el resultado de la autopsia: Es algo tan... misterioso.

– Bien, te escucho.

– Cuando los médicos forenses lo examinaron, descubrieron que ese oficial... bueno... no tenía masa cerebral.

– ¿Qué? ¿No tenía cerebro?

– Al parecer no. No había restos, nada. Es como si hubiese sido succionado. La única pista es un pequeño agujero en el tímpano de su oreja izquierda. Y lo peor de todo es que él estuvo así desde esta mañana.

– P... pero eso es... totalmente absurdo. Hace dos horas trató de asesinar a Andie. No me explico cómo, de ser cierto lo que dices... ¿Cómo pudo haber sobrevivido en ese estado?

– Lo sé, Trunks: Yo tampoco puedo creerlo. De todos modos aún siguen estudiando al cadáver y cualquier descubrimiento me lo harán saber. Sólo espero que pronto se resuelva este enigma.

– Yo también, Videl. Yo también... – En ese momento la rubia llega con una bandeja llena de vasitos de café, entregándole cada uno de ellos a sus amigos.

La zionita sostiene el vaso de café entre sus manos, mirándolo fijamente, luego empieza a temblar. Reggie la observa. – Andie: ¿Qué tienes? – No hay respuesta.

El joven Briefs se acerca a su amiga, cuando de repente siente una punzada en su cabeza y una breve imagen aparece ante sus ojos: Una explosión. Videl lo mira, muy confundida. – Trunks: ¿Estás bien? Te veo muy pálido.

– No es nada, estoy bien. – Al decir estas palabras se sienta al lado de la bella Andraia y la abraza.


Tári entra a otra de las habitaciones del templo, llena de libros y pergaminos. En un rincón se encuentra un antiguo libro, lleno de polvo. Lo abre, buscando una página en especial. – Aquí está. – El texto está escrito en tinta dorada, en un extraño lenguaje. Empieza a leer: "En una pequeña región de una gran galaxia, dos nobles guerreros pertenecientes a la casta real de dos extraordinarias razas, se unirán, y juntos usarán la fuerza más pura y poderosa del universo, para traer al Guardián de la Mística Esfera del Dragón"... – Umm... ¿Dónde estarán? – Sigue leyendo: "Al unirse ambos guerreros, en mente, cuerpo, alma y corazón, despertarán de su largo sueño, y la luz celestial resplandecerá con todo su poder"... – Sí, tal como lo mencionó el Maestro Arcthurus. – Luego lee un tercer y último párrafo: "El legendario Guardián vendrá sólo cuando el gran rey cruce el territorio de la orgullosa bestia de fuego, uno de los doce territorios de su reino, trayendo consigo la llave de la luz y la esperanza" – ¿El gran rey? ¿La bestia de fuego? Este fragmento es muy complicado, me tomará mucho tiempo interpretarlo. – Ella cierra el libro y empieza a meditar.


La majestuosa nave imperial se desplaza a través de un cúmulo de asteroides, los cuales son dispersados por escudos de energía. Allí adentro, el rey Cryus está sentado en su trono, con una mano sobre la frente, concentrado. A su lado se encuentra su hijo. – ¿Has logrado percibir algo, papá?

– No, hijo. Aún está fuera de mi alcance. Si tan sólo hubiese otra explosión de Ki-Gamma, tal vez lo detectaría con más fuerza y ubicaría su lugar de origen. Por ahora, sólo nos queda esperar...

– Sí, tienes razón. – Maxwell se sienta en su trono, pensativo: ¿Cuánto habrá que esperar para conocer a su hermano mayor?


Nuestros amigos aún siguen en la sala de espera, muy impacientes. En ese momento un médico se detiene frente a ellos, Andie se levanta y se le acerca. – ¿Cómo está mi abuelo, Doctor?

– Srta. Andersen, le hablaré con toda sinceridad: Su abuelo está muy delicado, debido a que la bala estuvo alojada en su pulmón derecho. Aunque logramos extraerla, debemos esperar a que reaccione.

– ¿Puedo verlo? Por favor.

– En este momento está en la sala de recuperación, aún bajo los efectos de la anestesia. Si promete no molestarlo le daré autorización para entrar.

– Así lo haré.

– Muy bien. Por favor, sígueme. – El doctor lleva a la joven a una habitación en donde descansa plácidamente el anciano, luego señala un botón ubicado al lado de la cama. – Si observa algo fuera de lo normal, pulse este botón. La enfermera y yo vendremos inmediatamente.

– Sí, Doctor.

– Bueno, los dejaré solos. – Al decir esto, el galeno sale del dormitorio, mientras la joven zionita se sienta al lado del anciano, tomando su mano.

– Todo saldrá bien, abuelito...


Al pasar tres horas, Trunks y Reggie entran al cuarto. La rubia es la primera en hablar. – ¿Cómo sigue?

– Aún duerme. – Minutos después el anciano despierta. – Abuelo: ¿Cómo te sientes?

– Me siento débil, hijita. Pero feliz al ver que ustedes tres están juntos. ¿Sabes? Yo siempre había querido tener un nieto, pero mi hija Karen no podía tener hijos, por lo que tu llegada a mi vida fue una bendición, ya que pude cuidarte, quererte y protegerte como si fueses mi propia nieta. Eres una mujer maravillosa, y me siento muy orgulloso de ti.

– Abuelo: Me estás asustando. Hablas como si...

– ¿Cómo si fuese a morir? Hija: Apenas puedo verte, mi vista se oscurece.

– No, abuelo... – La joven empieza a llorar. – ¡No te vayas!

– Andie, mi amor: La muerte es un camino que todos debemos tomar algún día.

– Abuelo... (sniff) No me abandones... Por Favor... (sniff)

– Hijita, sólo te pido que vivas tu vida, sin perder las esperanzas. – Luego dirige su mirada a la rubia, quien tiene los ojos humedecidos.– Reggie: Ven aquí, por favor – Ella hace lo que él pide. – Hija: Siempre has estado con mi nieta en las buenas y en las malas, y te lo agradezco mucho. Te pido que siempre estés a su lado, brindándole toda tu amistad.

– Así lo haré señor.

– Sé que será así. – Posteriormente habla a Trunks. – Joven, acércate. – Él hace lo que pide, y el abuelo toma su mano. – Hijo: A pesar de que te conocí hace tan poco tiempo, pude ver en ti a un hombre honesto, amable y con un gran corazón. Sólo te pido un favor.

– Pídeme lo que sea, Sr. Andersen.

– Protege mucho a mi nieta: Sólo tú puedes hacerlo.

– Le doy mi palabra.

– Gracias. – Ahora toma la mano de su nieta, y la junta con la de su amigo. – Quiero que permanezcan unidos en las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad, que su amistad aflore y sea tan hermosa como la que existe entre tú, hija, y tu amiga Regina. Yo los cuidaré y bendeciré desde el más allá...

– Abuelo... – La hermosa princesa está cada vez más asustada. – No te vayas...

– Debo hacerlo. Es el momento de partir... – Al decir esto, se dibuja en sus viejos labios una hermosa sonrisa. –Adiós, hija, mi amada Andraia... – El anciano cierra sus ojos, expirando su último aliento y el electrocardiograma dibuja una línea recta.

La zionita pulsa desesperadamente el botón. Enseguida llegan el Doctor y un par de enfermeras, practican RCP, usan el fibrilador... sin éxito. Reggie se entristece, Andie llora en los hombros de Trunks, y el Doctor está deprimido. – No pudimos hacer nada. Lo lamento, el Sr. Andersen acaba de fallecer.