Trunks está sentado en su sillón, frente a su escritorio, revisando un montón de documentos. Minutos más tarde decide descansar un poco. Mientras se relaja mira el calendario: Ya falta poco para el día de San Valentín. Se pone a pensar: – ¿Qué podré obsequiarle a Andraia? ¿Qué podría alegrar ese corazón roto desde hace un par de semanas, por la muerte de su abuelo? – Sigue pensando, hasta que es interrumpido por el intercomunicador. – Sr. Briefs: El Sr. Takenoshi desea hablar con usted.

– Bien. Que pase. – En esto, un hombre de baja estatura con rasgos orientales entra a la gran oficina con un montón de papeles entre sus manos. – Señor: Aquí le traigo unas 500 solicitudes de materia prima para la construcción de los prototipos. Necesitan de su firma.

– ¿To... todas ellas?

– Sí señor. Se lo encargo mucho. – Al decir esto, el empleado hace una reverencia (como es costumbre entre los orientales) y se marcha, a la vez que una enorme gota se forma sobre la cabeza del joven: ¿500 solicitudes? ¡Eso es mucho trabajo! Es por eso que, como siempre, escapa de la Corporación. Se coloca una gruesa chaqueta, sale de la ventana, vuela un poco y se detiene, al rato da la vuelta y regresa al edificio, pero no se dirige a su oficina, lo hace en dirección a una ventana ubicada en el piso 18.


Andie está sentada frente a su escritorio, preparando los informes de un grupo de alrededor de 25 proyectos, cuando escucha golpecitos por la ventana: – ¿Trunks? – Ella se levanta, abre la ventana y se asoma. – ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en tu oficina.

– Lo estaba, pero decidí salir a tomar un poco de aire fresco. ¿Quieres venir?

– Me gustaría, pero tengo mucho trabajo.

– Ya veo. No quieres tener problemas con tu jefe, ¿verdad?

– ¿Mi jefe? – La joven hace una mirada de reojo. – Trunks: Tú eres mi jefe.

– Lo sé. – Al decir esto, el Saiyajin muestra una amplia sonrisa. – Entonces: ¿Vienes?

– De acuerdo, me convenciste. – Andie lo mira, con una tierna sonrisa dibujada en su bello rostro. – Después de todo necesitaba salir un rato. – Ella se abriga, luego Trunks ayuda a su amiga a salir por la ventana, la carga y se eleva.


Ambos admiran el bello paisaje de invierno, los cristales de hielo que se forman sobre las azoteas de los edificios, los abetos nevados... Descienden en el parque, justo frente al congelado lago, sentándose sobre la roca a conversar. – Oye, Andie.

– ¿Sí?

– ¿Cómo te va en tu nuevo hogar?

– Muy bien. Al menos allí puedo charlar con Reggie todas las noches. Además, ella se sentía sola y me alegra poder hacerle compañía.

– Bien por ti. – El joven Briefs nota que su amiga está un poco deprimida. – ¿Qué sucede?

– ¿Recuerdas la tarde de año nuevo?

– Sí. Yo estaba sentado en esta roca cuando tú y... – Él se calla, entendiendo el motivo de la tristeza de la zionita.

– Sí, Trunks. Cuando mi abuelo y yo vinimos a saludarte. Fue aquí cuando él se reencontró con sus amigos, a quienes no había visto desde hace unos 15 años... – Su voz es quebradiza y sus ojos se humedecen. – Estaba tan feliz ese día, ignorando que le quedaba tan poco tiempo de vida...– Trunks se acerca a ella y la abraza, mientras llora tímidamente sobre su hombro. – Lo extraño tanto... (sniff)

– Lo sé, Andie. Lo sé. – Al rato, la joven deja de llorar, secándose las lágrimas. Trunks la observa tiernamente. – ¿Cómo te sientes?

– Un poco mejor. Perdóname por mojar tu chaqueta.

– No te preocupes por eso, ya secará. Lo importante es que pudiste desahogarte. Créeme, lo necesitabas.

– Tienes razón. Es por eso que he trabajado muy duro estas dos semanas, para distraerme y olvidar mis penas.

– Sí, te entiendo. El trabajo ayuda mucho, pero en exceso puede resultar muy estresante, y más cuando tienes que hacerlo por obligación.

– Oye: Hablas como si tu trabajo no te agradara.

– Bueno, mi trabajo no está mal, procuro hacer todo lo posible para dirigir la Corporación y así enorgullecer a mi madre, pero... Estar siempre firmando papeles, reuniéndome con una decena de gerentes o embajadores de otras compañías, asistiendo a cenas de negocios y otros eventos, incluso tener que aprender a dominar varios idiomas para reunirme con los delegados internacionales... eso es tan agotador, y por eso es que frecuentemente salgo de la oficina, para relajarme, o de lo contrario podría volverme loco.

– Cielos... Realmente ignoraba todo lo que sentías. Dime: Si no tuvieses que dirigir la Capsule Corp., ¿Qué harías?

– ¿Yo? Bueno, lo que siempre he querido es trabajar en el campo científico, ya sabes: Hacer investigaciones, desarrollar mis propios inventos, todo lo que tenga que ver con la electrónica digital. A veces siento envidia de los científicos que trabajan en la compañía: Ellos están constantemente desarrollando sus proyectos, realizando cálculos, programando sus propios prototipos, mientras que yo sólo me encargo del papeleo.

– Oh... Trunks, no sé qué decir.

– No te preocupes, Andie. ¿Sabes? Eres la primera persona a quien le cuento esto.

– ¿En serio? ¿No se lo has dicho ni siquiera a tu madre?

– No. Es que no quisiera decepcionarla. Ella hace cosas tan sorprendentes, sus creaciones han sido beneficiosas para muchos y, gracias a ellas, la Capsule Corp. ha evolucionado enormemente... y siento que mi deber, como su hijo mayor, en llevar adelante el fruto de su esfuerzo.

– Eso es muy noble de tu parte, pero no puedes dejar tu felicidad por un compromiso.

– Lo sé. – Los ojos del Saiyajin están humedecidos, realmente se siente muy deprimido.

Andraia trata de levantarle el ánimo. – No te pongas triste, verás que pronto cumplirás tus sueños. – Al decir esto, ella, sin darse cuenta, acaricia la mejilla de su amigo. Él dirige su mirada a la joven, quien tiene dibujada en su rostro una tímida sonrisa, por lo que su tristeza desaparece. – ¿Ya te sientes mejor?

– Sí. Tu hermosa sonrisa me ha dado ánimos para seguir adelante. – La zionita se sonroja de pena. – ¿Sabes algo? Estoy a punto de cumplir uno de mis sueños. Ven conmigo. – Ella está de acuerdo, por lo que Trunks carga a la joven y nuevamente se eleva, volando hacia un edificio muy alto, entrando por la ventana de un Penthouse en remodelación. – Bien, ya llegamos. Bienvenida a mi futuro hogar.

– ¿Uh? ¿Vas a vivir aquí?

– Sí. Compré este apartamento hace unos días y, como podrás ver, mandé a hacer algunas remodelaciones. Cuando esté listo lo amoblaré y vendré a vivir aquí. ¿Qué te parece?

– ¡WOW! Es grande y tiene una hermosa vista de la ciudad. Una pregunta: ¿Por qué decidiste mudarte?

– Bueno, quiero iniciar mi propia vida, tener mi propio espacio. También lo hago pensando en el futuro, ya sabes: Quizás algún día tenga mi propia familia. Además... – La cara del joven se enrojece – Es un poco extraño que un hombre de mi edad aún viva con sus padres.

– No tengas pena, Trunks, muchos lo hacen.

– Lo sé. – Ambos se ríen. El Saiyajin observa cómo su amiga ríe alegremente, cómo la tristeza desapareció de su angelical rostro... – En verdad me gusta verte así, tan feliz.

– Trunks.

– ¿Sí?

– No quisiera ser aguafiestas pero: ¿No crees que ya es hora de volver a la Corporación?

– Sí, tienes razón. Se hace tarde. – Él carga a la zionita y empieza a volar.


Un grupo de ladrones acababa de asaltar un banco. Mientras ellos se reúnen en un callejón para contar su botín, una pequeña y extraña sombra se desplaza hacia ellos. Uno de los hombres siente su presencia. – Muchachos: Alguien está cerca. Lo más seguro es que sea uno de esos polizontes. – Los demás dejan de contar el dinero, toman sus armas y se preparan para atacar, pero ellos son los atacados. Se escuchan disparos, y gritos de desesperación y miedo.


Los jóvenes vuelan sobre la ciudad, en dirección a la Capsule Corp., cuando de repente logran ver una explosión en la planta baja de un centro comercial, así que ellos se dirigen allí para averiguar. Al llegar al sitio, ven a un grupo de ladrones armados, atacando a los locales y lastimando a la gente. Trunks decide enfrentárseles: – ¡Dejen en paz a esas inocentes personas!

– ¿Y qué piensas hacer, niño bonito? – Uno de los ladrones habla sarcásticamente, cuando nota la presencia de la princesa. – Es la Centaury. ¡Mátenla!

– ¿Qué? – Andraia está en shock. – ¿Cómo saben...?

– Andie: Ellos no son humanos.

– ¿Por qué lo dices, Trunks?

– ¡Porque no poseen Ki! – En ese instante los ladrones empiezan a disparar, pero el joven, con su gran velocidad, logra detener las balas. Molestos, los ladrones empiezan a propinar golpes y patadas, pero el Saiyajin los esquiva, respondiendo igualmente con golpes. Ellos caen, pero vuelven a levantarse. – Son muy fuertes. Definitivamente no son humanos. – Uno de ellos logra golpear a Trunks con un tubo, confundiéndole un poco, siendo blanco fácil para los antisociales. Luego se levanta y empieza nuevamente a pelear. El sujeto que tiene el tubo piensa atacarlo otra vez, pero nota que el objeto no está en sus manos: Está en el aire, bajo el efecto de una fuerza psíquica. La princesa está controlándolo y, con un movimiento de sus manos, hace que el objeto caiga sobre la cabeza del ladrón, noqueándolo instantáneamente. Mientras tanto, el Saiyajin vence a los demás individuos. – Andie: ¿No te pasó nada?

– Descuida: Estoy bien. Pero: ¿Qué hay de ti?

– Aún me duele la cabeza, pero estoy bien. – En eso, el príncipe nota algo extraño: Un grupo de larvas sale de las orejas de los ladrones, como especies de parásitos que abandonan sus huéspedes; entonces él, con rayos de energía, los destruye. Luego se acerca a uno de los ladrones y lo examina: Está muerto. – Ahora lo entiendo... Andie: Debemos avisar a los demás. ¡La Tierra corre peligro! – Al decir esto se da la vuelta, viendo que un ladrón tiene atrapada a su amiga. – ¡ANDIE!

– Al fin: ¡Cumpliré mi misión!

– ¡NO TE ATREVAS A LASTIMARLA!

– ¿Ah no? – El sujeto saca un gran cuchillo para degollar a la joven, y cuando está a punto de hacerlo, la zionita logra reaccionar, golpeando con su cabeza la cara del ladrón, confundiéndolo, lo cual hace que ella logre liberarse. Luego empieza a propinarle golpes y patadas, codazos, rodillazos y bofetadas, bajo la mirada atónita de Trunks. – ¡Me las pagarás, maldita! – El ladrón está sumamente molesto, intenta lastimarla, pero sin éxito, hasta que logra halarle los cabellos, lanzándola al suelo. – JAJAJA. ¿Qué te pareció eso, flacucha?

– ¿FLACUCHA? – Los ojos de Andie se tornan rojos de rabia y sus pupilas parecen hechas de fuego: Odia que la llamen así. – ¡YA ME HICISTE ENFADAR! – Andie golpea nuevamente al sujeto, esta vez con mucha más rabia, hasta que, como toda chica, le propina un rodillazo en la entrepierna, haciendo que él caiga de rodillas, para finalmente darle un fuerte codazo en la nuca, dejándole inconsciente.

El Saiyajin se acerca a ella, con sus ojos desorbitados, boquiabierto y lleno de asombro: – ¿A... Andie?

– ¿Qué sucede?

– Nunca creí que pelearas tan bien.

– P... pero: Esta es la primera vez que lo hago. No sé cómo pude hacerlo.

– ¿Lo dices en serio? Pareces toda una experta, tienes muy buenos movimientos.

– Yo... – Andie no ha terminado de hablar cuando se percata de que de la oreja del ladrón se escapa el parásito. – Trunks: ¡La larva!

– ¡No se me escapará! – Al decir estas palabras, él se dirige rápidamente a un local de comida rápida, toma un frasco vacío con su tapa, se acerca al gusano y lo atrapa. Ambos observan a la criatura, la cual está llena de baba, algo que desagrada al Saiyajin. – Qué cosa tan repugnante.

– Oye Trunks: ¿No piensas destruirla?

– Aún no. Este organismo es muy extraño y debe ser analizado. Su presencia representa un peligro para este planeta.

– ¿Peligro?

– Sí. Al parecer esta es una especie de parásito que se hospeda dentro de la cabeza, devorando el cerebro de la víctima. Y lo peor es que saben sobre tu verdadera identidad y quieren matarte.

– Eso significa que...

– Sí. Ellos tienen algún tipo de relación con esas criaturas extrañas. – Luego el joven Briefs le entrega a su amiga el frasco con la larva. – Sostenlo cuidadosamente. Iremos con mi madre: Tal vez ella pueda hacer algo. – Trunks carga a la joven y se eleva, volando en dirección a su hogar.

Durante el vuelo, el pelilavanda observa a su compañera, aún sorprendido. – Andie: Realmente eres asombrosa.