Han pasado varios días. La pareja aún entrena. Trunkshace lo mejor posible para ser un buen maestro... bueno... siempre y cuando su "alumna" mejore:A pesar de haber entrenado durante días, Andie aún no logra utilizar adecuadamente sus habilidades, de hecho, han habido varias ocasiones en que las sesiones fueron canceladas porque ella estaba muy lastimada o iconsciente. Aún así, ella da lo mejor de sí misma, con el objetivo de ser una buena luchadora.
Ambos continúan con su entrenamiento, ignorando que son observados por Bulma, Bura y Vegeta. – Mamá: ¿Crees que Andie logre controlar sus habilidades?
– Sin duda alguna, Bura. Recuerda: Ella está siendo entrenada por mi Trunks, quienha resultado ser un buen maestro.
– Vaya... – Vegeta habla para sí mismo. – Al fin está demostrando ser un digno descendiente de la realeza Saiyajin. – Él se siente algo orgulloso de su hijo, pero a la vez está confundido: ¿Cómo es posible que, a pesar de sus constantes fallas,ella haya aprendido tan rápidamente las artes marciales? ¿No se supone que los Centauries, aún teniendo fortaleza psíquica, carecen de esa habilidad? Entonces decide ir a la cámara de gravedad simulada para seguir entrenando.
Andie se sienta en el piso, llena de sudor y muy agotada. Su buen amigo se le acerca con una bebida hidratante. – Ten, te sentirás mejor.
– Gracias. – Mientras ella toma el líquido, Trunks se sienta a su lado, también agotado, quitándose la camisa y revelando así su marcado pecho, y toma otra bebida hidratante. La zionita observa al Saiyajin, muy sonrojada. – Dios...
– ¿Uh? Andie: ¿Qué tienes?
– ¿Yo? N... nada. – Ella trata de disimular, pero no puede evitar admirar ese cuerpo tan bien formado. – Estoy bien.
– ¿Sabes? Has entrenado muy bien. Te felicito.
– Por favor, no me mientas. Sé que lo he hecho mal.
– Escucha: Tú tienes un gran potencial en tu interior, y yo estoy ayudándote a utilizarlo adecuadamente. Sí, reconozco que aún tienes algunas fallas, pero verás que con el tiempo mejorarás.
– ¿Lo dices en serio?
– Sí.
– Si tú lo dices... Aunque la verdad es que esto es muy agotador.
– Sí, tienes razón. ¿Qué te parece si tomamos el día de mañana para descansar?
– Claro. De todos modos será el día de San Valentín.
– Es cierto... No me acordaba de ello... – Ambos se ríen y conversan un poco más.
Andie llega a su casa, después de un arduo día, y allí es recibida por su gran amiga Reggie. – ¡Hola, Andie! ¿Cómo te fue hoy?
– Muy agotador. Trunks y yo entrenamos por horas.
– Me imagino. ¿Sabes algo?
– ¿Qué cosa?
– Te veo muy dedicada a tu entrenamiento.
– Sí, es cierto. Algo que me motiva a entrenar mucho es el hecho de que puedo vengar la muerte de mi abuelo, ya que fue una de esas cosas quien lo asesinó.
– Tal vez. Pero... – La rubia muestra una mirada insinuadora. – Creo que hay otro motivo.
– ¿A sí?
– Aja...
– ¿Y cuál es?
– ¡Trunks!
– ¿Trunks?
– Oh, sí. Has estado casi dos semanas entrenando junto a ese bombón, muchas chicas te tendrían envidia.
– Oh, vamos Reggie... – La zionita se sonroja. – Además, fue él quien se ofreció para entrenarme, no fue idea mía.
– Oye y... dime: Supongo que entrenan tanto, sin siquiera descansar. ¿Cierto?
– Uh... Sí.
– Y... como sabrás, cuando alguien hace mucho ejercicio tiende a sudar mucho, especialmente si se trata de un hombre...
– ¿A qué vienes con eso?
– Bueno... me pregunto si tú... has visto a Trunks sin... camisa.
– ¡Por, favor, Reggie!
– Vamos: ¿Lo has visto sin camisa, si o no?
– Uff... Sí, muchas veces. Pero insisto en que esto no tiene sentido.
– ¡Huy! Y... ¿Qué tal? Parece tener buen físico.
– Normal, como cualquier hombre, excepto por sus brazos, son grandes y... fuertes y... musculosos... ese abdomen tan plano y definido... ese pecho tan... tan... wow... – Andie suspira y babea, luego reacciona. – ¿Uh? ¿Qué estoy diciendo? No... no me hagas caso.
– Tranquila. Con un hombre así: ¿Quién no se fijaría en ello? – La bella princesa se sonroja, luego se levanta. – Hey: ¿A dónde vas, Andie?
– A hornear un pastel. – Al decir esto, Andraia entra a la cocina.
Trunks se dirige a la sala a recibir a su visita. – ¡Hola Andie!
– Hola, Trunks. Feliz Día de San Valentín.
– Igualmente. ¿A qué se debe el honor de tu visita?
– Bueno... – Ella se sonroja. – Vine a traerte esto. – Al decir estas palabras, la joven entrega a su amigo una caja de mediano tamaño. – Has estado entrenándome todo este tiempo y quise darte algo como muestra de mi gratitud.
– Gracias, Andie. No te hubieras molestado: Para mí es un placer ayudarte.
– Lo sé. Pero aún así quise hacerlo. ¿Qué esperas? ¡Ábrelo!
– Muy bien. – El Saiyajin abre su paquete, en cuyo interior se encuentra un pastel. – Es de... ¿Chocolate?
– Sí. Lo preparé yo misma.
– ¡Es mi favorito! ¡Se ve delicioso! ¡Muchas gracias!
– De nada. – Ella se sienta cómodamente en el sofá mientras Trunks guarda el pastel en el refrigerador; luego, ambos empiezan a platicar. – Andie: ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo por el parque, y luego almorzamos en un restaurant?
– Suena bien.
– Excelente. Vámonos. – Ambos jóvenes se levantan y salen a pasear.
Bura y un grupo de amigas caminan por los pasillos de la escuela. Una pelirroja es la primera en hablar. – Es increíble que éste sea nuestro último año en la preparatoria.
– Si, es cierto, Rachel. – Responde una joven de cabello negro. – No puedo esperar hasta la graduación.
– Oigan, chicas: Esta mañana vi en una revista de modas el vestido perfecto para ese día.
– ¿Lo dices en serio, Bura? – Pregunta una niña de piel morena. – Debe ser muy lindo.
– Así es, Ángela. ¿Y ustedes qué piensan usar?
– Yo estoy en medio de varias opciones. – Responde la chica con cabello negro. – Y no puedo decidir cuál voy a usar, tal vez un vestido negro, no lo sé...
– Hay, Laura: Siempre tan indecisa. – comenta Ángela. – Yo estoy viendo los programas de farándula, así podré crear mi propio modelo basado en los vestidos que usan las estrellas.
– Ya yo encargué el mío – Responde Rachel. – Es un modelo clásico: Un largo vestido de color champagne, con un bonito escote.
– A mí me gustó mucho uno que vi en un almacén y lo reservé. – Acota una jovencita con cabello verdoso. – Ahora mi propósito es bajar unos cuantos kilos para poder lucirlo, así que estoy haciendo dieta.
– ¿Dieta, Lissa? – Interrumpe Rachel – Ya te veré en un par de semanas, devorándote un gran plato de pasta. – Todas empiezan a reír. En esto, se para frente a ellas un chico de mediana estatura, delgado, con cabello negro, y usa unos grandes anteojos. – ¡Hola, Bura!
– ¿Qué quieres, Kevin?
– Sólo vine a saludarte y a entregarte esto. – El chico le entrega una bonita tarjeta de San Valentín. – ¿Sabes? Estamos a punto de graduarnos y... bueno... aún no hemos salido juntos. ¿Qué tal si vamos al cine este fin de semana?
– Uh... Lo pensaré. Ahora debo irme. Vámonos, chicas.
– Claro. – Ellas se alejan de Kevin; luego Bura arroja la tarjeta en un basurero. – ¡Qué chico tan insoportable!
– Yo estoy contigo, amiga. – Responde Ángela. – Aunque no sé cuál es peor: El nerd de Kevin o el tonto de Bruce.
– Yo voto por Bruce. – Concluye Rachel. – Él es puro músculos... y poco cerebro.
– Siempre lo he dicho: Los chicos de la escuela son tan inmaduros... es por eso que a mí me gustan los hombres mayorcitos; de hecho, ahora tengo el ojo puesto en tu hermano, Bura. ¡Él es tan sexy! ¡Y aún es soltero!
– Lamento decepcionarte, Laura. Trunks se ha fijado en alguien más.
– Oye: La esperanza es lo último que se pierde. ¿No crees? – Todas ríen y conversan.
Kevin sale pensativo del baño de hombres. – Oh, Bura: En verdad me gustas mucho. Si tan sólo hubiera una manera de conquistarte... – Sus pensamientos son interrumpidos por un joven de elevada estatura, cabello rubio y contextura atlética.
– ¡Al fin te encontré, renacuajo!
– ¿Qué sucede, Bruce?
– ¡NO TE HAGAS EL TONTO! – El enojado chico sujeta a Kevin por la camisa, empujándolo hacia una pared. – ¡SÉ QUE TE ACERCASTE A BURA!
– Vamos, Bruce: Déjala tranquila, además ella ni siquiera sale contigo.
– Ya verás que pronto lo hará. Pero te advierto: ¡ALEJATE DE ELLA! – En ese momento ambos observan al vigilante de la escuela, caminando de manera acelerada, con su mirada llena de odio, buscando a alguien por todas partes.
– ¡Odio las matemáticas! – Bura está sentada en su pupitre, llena de aburrimiento mientras el profesor dicta la clase. Pasa así media hora, cuando se escuchan los gritos de algunos estudiantes.
– Permanezcan sentados: Veré qué ocurre. – El profesor sale del aula, mientras los alumnos se asoman por la puerta, viendo que cerca de allí se encuentra el vigilante, atacando a las personas a su alrededor. – Jenkins: ¿Qué le ocurre? ¡Contrólese! – El maestro se dirige hacia donde está el hombre para tratar de controlar la situación, pero es recibido por un puñetazo. Los estudiantes se acercan a su tutor. – ¿Está bien, profesor?
– Mi cabeza... ese sujeto es muy fuerte. – Jenkins continúa atacando, los chicos del equipo de rugby tratan de controlarlo, pero él les golpea. Bura se coloca frente a él.
– ¿Qué le pasa, Sr. Jenkins? – Él la observa detalladamente. – ¿Por qué se comporta de esa manera?
– ¡ALEJATA SAIYAJIN! – Bura entra en shock: ¿Cómo sabe que ella pertenece a esa raza? Luego mira su oreja derecha: Un hilo de sangre fluye desde allí. – Dios mío... ¡Debo llamar a Trunks! – Ella toma su celular y se dispone a hacer la llamada, pero el hombre le quita el aparato, destruyéndolo enseguida, luego la ataca, y ella logra esquivar sus golpes. Bruce se acerca al lugar y cuando ve la escena trata de defender a la adolescente, pero, al igual que los demás, recibe una tremenda paliza. Posteriormente, el vigilante ataca nuevamente a Bura, por lo que ella no tiene más opción que huir de allí, siendo perseguida por el hombre poseído. Corren por los pasillos, suben las escaleras, entran a la biblioteca. Los estudiantes que se encuentran allí huyen horrorizados, al igual que el personal docente y de limpieza.
Bura llega a un rincón, sin salida alguna, se da la vuelta y nota que es acorralada por el vigilante, entonces toma algunos libros de la estantería y se los arroja. – ¡Aléjese de mí!
– ¡Acabaré contigo, Saiyajin!
– Por favor, Sr. Jenkins: ¡Reaccione! – No hay respuesta. El hombre toma una gran barra y se acerca a la jovencita, quien sigue arrojándole libros. Alguien golpea al sujeto con un libro muy grueso, él da la vuelta para ver quién lo atacó: Es Kevin.
– ¡DÉJALA EN PAZ!
– Aléjate de él, Kevin: ¡Es Peligroso!
– No, Bura. Yo te defenderé.
– No te entrometas, muchachito. – Jenkins se le acerca, y el joven trata de defenderse, pero recibe un gran golpe que lo deja inconsciente. La Saiyajin está paralizada, y decide atacar al sujeto antes de que asesine a su compañero. No puede hacer nada, porque él es mucho más fuerte. Se llena de ira, un aura azulada rodea su cuerpo, se percibe en ella un incremento en su nivel de Ki. – ¡YA ME HICISTE ENFADAR! – Al decir esto, ella extiende su mano derecha, arquea hacia adentro el dedo pulgar, y en la palma de esa mano se forma una pequeña esfera de energía que sale disparada hacia Jenkins, noqueándolo al momento. De la oreja del sujeto sale una pequeña larva, y ella se le acerca y la pisa con mucho enojo; después, se acerca al muchacho. – ¡Kevin! ¡Kevin: Despierta! – Al rato, él abre sus ojos, apenas perceptibles tras el cristal roto de sus lentes. – ¿Estás bien?
– No estoy seguro: ¿Son ideas mías o estoy viendo triple?
– Tal vez eso sea porque tus gafas están rotas. – Ella le quita sus anteojos, pudiendo admirar unos muy expresivos ojos de color miel. – ¿Cómo te sientes?
– Mucho mejor. Aunque ahora no puedo verte bien. Y... ¿Qué sucedió con Jenkins? No te lastimó, ¿Verdad?
– No. Yo estoy bien. Pero él... está muerto.
– ¿Qué? Eso es terrible.
– Lo sé. Pero lo que hiciste fue peligroso: Él estuvo a punto de matarte.
– Sólo quería defenderte.
– ¿Defenderme? – Ella se sonroja. – Gracias... – En ese momento llegan las autoridades y la ambulancia al colegio, los paramédicos revisan al jovencito y se lo llevan en una camilla, luego llegan Trunks y Andie. – ¡Hermano!
– ¡Bura! – El Saiyajin se acerca. – ¿Estás bien?
– Sí, Trunks. No me pasó nada.
– Vine en cuanto sentí un incremento en tu nivel de Ki. ¿Qué sucedió?
– De acuerdo. Les explicaré todo. – Ella se aleja con su hermano y la zionita para comentarles lo ocurrido. La jovencita mira en dirección a la ambulancia, pensando en la valentía de su compañero.
