27 de Marzo, 7:00AM. Andie está plácidamente dormida, hasta que... – ¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANDIE!

– ¿Uh? – La bella zionita se despierta al oír la voz de su amiga. – Oh, Reggie: No vuelvas a gritar de esa manera. Podrías provocarme un infarto

– Vamos, Andie. Eres una persona joven y saludable, no te pasará nada. ¡Levántate! Hoy es tu gran día.

– Tal vez. Pero hoy es Sábado: Quisiera dormir un poco más.

– De acuerdo... Ah, por cierto: Trunks acaba de llamar, dice que viene hacia acá, así que más vale que te vistas.

– ¡¿QUÉ?! ¡¿AHORA?! – En esto, ella se levanta, se baña y se viste rápidamente. – ¿Aún no ha llegado? – Ella nota la mirada insinuadora de la rubia. – ¿Y ahora qué?

– Vaya: Te emocionaste. Definitivamente ese hombre te tiene loca.

– No bromees... Es sólo que me tomó por sorpresa.

– Sí, claro... Y... lo de Trunks fue una broma: Sólo quería levantarte. – En ese instante, Andie hace una mirada de reojo. – Vamos, Andie: No te molestes conmigo.

– ¿Por qué estás molesta? – Las jóvenes se asoman a la ventana. – ¡Hola chicas!

– ¡Hola Trunks! Pasa. ¿Ya ves, Andie? Después de todo, él vino.

– Te salvaste por esta vez... – Ella se acerca al Saiyajin – Hola, Trunks. Gusto en verte, aunque aún es muy temprano.

– Lo sé. Quise venir a felicitarte personalmente. – En esto le otorga una rosa blanca. – Feliz Cumpleaños.

– Oh, Trunks: Eres tan amable. Gracias. – Al decir estas palabras, toma la flor y siente su aroma. – Es tan hermosa.

– De nada. Bien, debo irme, por ahora. – Él se acerca y besa su mejilla. – Vendré más tarde. ¡Adiós!

– Adiós, Trunks. – Cuando él se marcha, la Centaury se sienta en su cama, admirando su obsequio, justo frente a la rubia. – ¿No crees que él es tan dulce?

– Definitivamente. Bueno, creo que iré a preparar el desayuno. Te llamaré cuando esté listo.

– De acuerdo. – Cuando Regina se marcha, la princesa se acuesta en su cama, aún con la rosa entre sus manos, se sonroja y suspira, mostrando en su rostro una tierna sonrisa.


3:00PM. Alguien toca la puerta, Reggie abre. – Buenas tardes.

– Buenas tardes. Traigo un paquete para la Srta. Andersen.

– Sí, aquí vive. Soy su amiga, yo lo recibiré.

– Firme aquí, por favor.

– Claro. – La rubia firma la nota de entrega, luego recibe del cartero una caja de mediano tamaño. – Me pregunto qué tendrá en su interior.

– ¿Reggie? – Andraia se asoma. – ¿Quién era?

– El cartero. Trajo un paquete para ti.

– ¿Para mí?

– Sí, ten. – Ella le entrega el paquete. Andie inspecciona bien la caja. – Aunque no tiene ninguna nota. Me pregunto quién lo habrá enviado.

– No tengo ni la menor idea, Reggie, pero veamos qué es. – La rubia asiente y ambas mujeres abren la caja, mostrando una mirada de asombro. La princesa saca de allí un hermoso vestido de seda dorada. – Wow... ¡Qué hermoso es!

– Sí, y luce bastante costoso.

– Umm... Creo que ya sé quién me envió este paquete.

– ¿Te refieres a...?

– Aja. – Al decir esto, la zionita toma el teléfono y realiza una llamada.

– ¿Hola?

– Hola, Trunks. Soy Andie.

– ¡Hola Andie! ¿Se te ofrece algo?

– Bueno... Hace rato llegó el cartero y...

– Bien: Veo que recibiste el paquete que te envié.

– Sabía que esto fue obra tuya. Pero... ¿Por qué?

– Porque quiero que lo uses esta noche, para ir juntos a cenar.

– ¿A cenar?

– Sí... Bueno, si aceptas, por supuesto.

– Bueno... yo... umm... ¿Me disculpas un momento?

– Claro.

– Gracias. – Andie se dirige a su amiga. – Sip, como lo sospechábamos: Fue él.

– No pudo haber sido nadie más. ¿Por qué lo haría?

– Porque quiere llevarme a cenar.

– ¿A cenar? Genial. Y... ¿Aceptaste?

– Aún no le he dado una respuesta.

– ¿Por qué?

– Reggie: ¿Qué será de ti? Se supone que celebraríamos este cumpleaños juntas. Quizás si le pregunto si puedes venir...

– ¡Oh! ¡No! ¿Cómo crees?

– Vamos Reggie. Sé que Trunks estará de acuerdo.

– Andie: A juzgar por el vestido te llevará a un lugar muy exclusivo y yo no tengo un atuendo tan elegante. Además, no quisiera estorbarlos, ya sabes: Es una cena sólo para dos.

– ¿Estás segura?

– Sí. No te preocupes.

– Bueno... yo...

– ¡Hazlo! Después de todo, es tu cumpleaños.

– Bien, si tú lo dices. – Luego vuelve a tomar el auricular. – Trunks: Acepto la invitación.

– Genial. Iré por ti a las 8:00PM.

– De acuerdo. ¡Adiós! – Finalizada la conversación telefónica, la hermosa princesa vuelve a hablar con su amiga. – Bien, Reggie: Acepté. Vendrá a las 8:00PM.

– En este caso: ¡Vámonos!

– ¿A dónde?

– Al salón de belleza: Debes hacerte un bonito peinado.

– P... pero... – La rubia toma la mano de su confundida amiga y se dirigen al centro comercial.


7:53PM. Tocan la puerta y Reggie abre. – ¿Trunks? – El joven entra a la casa, vistiendo un smoking negro. – ¡Cielos! ¡Te ves muy elegante! Toma asiento, Andie saldrá en un momento.

– Gracias, Reggie. – Ambos jóvenes se sientan a charlar

Un rato después, ellos oyen la voz de la zionita. – Ya estoy lista.

– ¡Sal! ¡Queremos verte!

– Bien. – De una habitación sale la princesa usando su nuevo vestido, el cual está abrochado en el cuello, con los hombros descubiertos; su parte frontal se amolda perfectamente a su anatomía, mostrando una coqueta curva que revela los bordes de su cintura, la cual culmina en la parte baja de su espalda; atrás presenta un escote que sólo es interrumpido por una cadena de oro, a la altura del pecho, debido a que es otro broche de la prenda; bajo las caderas, el atuendo forma una larga falda, hasta los pies. Ella realmente luce como una modelo de pasarela, con porte y elegancia, con sus cabellos peinados en forma de media cola de caballo, rizados de manera tal que forma grandes bucles. Usa poco maquillaje, luciendo su belleza natural. Ambos amigos están boquiabiertos. – ¿Qué tal luzco?

– ¡Oh, Andie! – Reggie exclama impactada. – ¡Luces muy bien!

– Gracias.

– Oye Trunks: ¿Qué opinas?

– Wow... – El joven está realmente impactado por su belleza, admirando como el vestido se ajusta perfectamente a su cuerpo, cómo el escote revela su bella espalda, cómo esa prenda la hace lucir como lo que es: Una Princesa. – Te ves tan... tan... hermosa. – En esto le obsequia un ramo de rosas blancas, sin dejar de admirarla. – Ten: Son para ti.

– Son muy bellas. – Ella recibe su obsequio. –Gracias. – La zionita siente el aroma de las flores, luego entrega el ramo a su amiga, quien lo coloca en un florero. – ¿Nos vamos?

– Sí. – El joven Saiyajin toma caballerosamente el brazo de su compañera, dirigiéndose a la limosina. – ¡Adiós, Reggie!

– ¡Adiós chicos! ¡Disfruten la cena!


En pleno centro de West City se encuentra un gran edificio, cuyo último piso lo constituye un elegante restaurant, con grandes ventanas y balcones, varias mesas adornadas con manteles de seda blanca y ramos de flores, enormes lámparas de cristal, una amplia pista de baile y bajo el ambiente musical de una pequeña orquesta sinfónica. La pareja se encuentra sentada en una de las mesas, leyendo el menú. – Umm... A ver... ¿Qué pediré?... Tal vez... umm... Dios: Todos los platillos están escritos en francés. Quizás... umm...

– Andie: ¿Quieres que ordene por ti?

– Sí, por favor. En verdad no sé qué elegir.

– Será un placer. – Trunks escoge los platillos, y luego de finalizar la cena brindan con champagne. – Brindo por ti, Andie. Por este día tan especial.

– Y yo brindo por esta hermosa amistad... Eres tan bueno y maravilloso conmigo... Gracias por todo.

– No hay nada que agradecer, Andie. De verdad lo mereces y es un placer para mí brindarte todo mi apoyo y amistad. – En ese momento se escucha un vals, por lo que el joven se levanta, extendiendo gentilmente su mano. – ¿Quieres bailar?

– Me encantaría. – Ella toma su mano, se levanta, ambos se dirigen a la pista de baile y empiezan a bailar de una manera tan bella y con tanta sincronía en sus movimientos que todos los presentes los observan con mucha admiración. Luego, sus miradas se cruzan, permaneciendo así por un instante. Trunks, quien rodea con su brazo derecho a la joven, mientras sostiene con su mano izquierda la de su amiga, la abraza fuertemente, acerca su rostro al de ella y empieza a hablarle entre susurros. – Estoy fascinado: En verdad luces muy bella.

– Trunks... – Ella se enrojece. – No sé qué decir.

– Andie: Hay algo que he querido decirte desde hace tiempo...

– ¿Qué cosa?

– Bueno... es que tú...

– ¿Sí?

– Tú me... me...

– Oh, Trunks...

– Andie: Tú me... – Sus rostros están muy cerca y sus labios están a punto de tocarse, cuando ella reacciona, apartándose un poco de él. – ¿Qué pasa...?

– No... ¡No puedo!

– Pero... – Él observa cómo la princesa se aleja y se dirige a un balcón, muy nerviosa, por lo que decide acercársele. – ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?

– No... no lo sé... me siento muy rara... es algo que no podría describir...

– Andie, yo...

– Por favor: ¿Podrías dejarme sola por un momento? Es que necesito pensar.

– Claro. Te esperaré adentro.

– Gracias. – Mientras el joven regresa a la mesa, ella admira el paisaje, muy pensativa y, al mismo tiempo, llena de confusión. – ¿Qué me pasa? Esto es algo que nunca había sentido... Oh, Trunks: ¿Por qué me siento así cada vez que estoy a tu lado, cuando miro tus ojos, cuando escucho tu voz, y cuando me abrazas?... Quisiera saber la respuesta, pero aún no sé cómo obtenerla... Dios mío: ¡Estoy tan confundida! – Ella continúa inmersa en sus pensamientos, cuando siente una presencia, así que da la vuelta y nota que un hombre de mediana edad, aparentemente un general retirado, la mira fijamente, con sus ojos llenos de odio. – ¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mí?

– ¡Acabaré contigo, Centaury!

– ¿Qué? – Apenas tiene tiempo para elevarse al ver que él se le acerca. Ella lo observa, llena de miedo. – Oh, por Dios... Él fue poseído por una de esas larvas. – Su temor se hace más grande cuando ve que el hombre también se eleva, iniciándose así una persecución en el aire.


Andie vuela rápidamente sobre la ciudad, pero es alcanzada por el individuo, quien la sostiene por una pierna. Ella empieza a darle patadas con la pierna que tiene libre, hasta que logra soltarse. Vuela a través de los edificios, dando giros, cambiando de dirección a cada rato, con el fin de confundirle un poco, pero no funciona, entonces cuando pasa a través de un edificio en construcción, usa la telequinesis, arrojándole objetos tales como barras de acero, rocas y bloques de hormigón, siendo esquivados por él, hasta que logra golpearle con una gran placa metálica, distrayéndole y dándole oportunidad a la Centaury para esconderse en un viejo edificio, asustada y muy exhausta. Trata de contactar a Trunks por medio de la telepatía, pero el hombre la encuentra. Intenta huir, pero él la sujeta por el vestido, el cual se rompe. Ambos luchan, con golpes, patadas y puñetazos, el sujeto toma un gran trozo de madera para atacarla, pero ella se defiende con escudos psíquicos; siguen así por un largo rato, hasta que él logra golpearla. La zionita está allí, tendida en el suelo, muy débil e indefensa, golpeada, sangrando, despeinada y con el vestido hecho jirones, apenas cubriéndole sus partes íntimas. El hombre se acerca lentamente a ella, con el trozo de madera en su mano. – ¡Llegó tu hora!

– ¡No! de... detente...

– ¡MUERE! – El individuo levanta la madera, con el objetivo de golpearla en la nuca, y en ese momento es alcanzado por un rayo de energía, siendo noqueado instantáneamente. Una larva sale de su oreja, la cual es destruida por otro rayo de energía.

Andie mira hacia la ventana: Es Trunks, quien está estático y con una mirada llena de horror, al ver el estado en que quedó su amiga. Él se acerca, se quita el paltó y se lo coloca a ella, quien empieza a llorar desconsoladamente sobre su musculoso pecho, hecha un manojo de nervios. –¿Por qué? – Eso es todo lo que logra decir, mientras aún llora entre los fuertes brazos del Saiyajin.