TITULO: RIVALRY
SEXTA PARTE.
Serie: Smallville
Pairings
CategorySlash, Nc-17.
Raiting: PG-13, R, Nc-17.
DisclaimerYo no poseo a los personajes de Smallville, e invitados. Ellos pertenecen a sus creadores y respectivos socios comerciales. Esta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.
TiempoTercera temporada. Después del capitulo donde Lex Luthor es ingresado en un sanatorio Psiquiátrico.
En calidad de Universo Alterno.
Lugar:
NOTA: (El siguiente capitulo es parte de la tercera temporada. Muchas de las cosas que aquí describo si pasan en la serie, pero otras son de mi imaginación. Espero lo disfruten )
Caminaba cabizbajo, en realidad no había podido dormir nada.
Sus pensamientos se concentraban en tratar de explicarse el como Alicia los había sacado de tal predicamento.
Pero a lo único que había llegado habían sido a conjeturas ilógicas, señales de su agotamiento físico.
El aire helado le pegaba en el rostro sin hacerle sentir absolutamente nada más que una brisa fresca, cosa que cualquier ser humano habría resentido al menos titiritando.
Le gustaba el invierno, sobre todo la nieve que en esos momentos a su alrededor había.
Sonrió al sentirse afortunado por vivir en un bello mundo como aquel y si, ciertamente acongojado por el recuerdo de Jor-El, su padre biológico, el cual se obstinaba en que él cumpliera su destino en la tierra.
-Jamás seré un conquistador. Se repitió para si, al recordar la última petición de su padre.
-Pues yo creo que eres un gran conquistador, Clark Kent.
La voz dulzona y cantarina a su espalda exaltó un poco al pelinegro, girándose de inmediato para mirar a la persona que se inmiscuía en sus reflexiones.
Clark había pensado en muchos rostros, pero jamás en el de Alicia, la chica que en cierto modo le había quitado el sueño.
-Buen día, Clark. Sonrió la muchacha con coquetería. Esa mañana llevaba una falda de tablas azul y un suéter de lana rosa, el cual la hacía ver simpática y cálida, muy diferente a lo que mostraba usualmente.
-Hola, Alicia. Medio sonrió el ojiverde.
-Al parecer el mundo quiere que nos topemos. Rió Alicia, acomodando su cabello rubio tras los hombros.-Antes ni siquiera soñar con hablarnos.
-Si. Creo que tienes razón. Respondió Clark, sin afán de sonar escéptico en lo que la chica decía.
Faltaban unos metros para llegar a la escuela, por lo que el ojiverde escuchó atentamente a la inusual parlanchina Alicia, la cual se desvivía por que el chico musculoso atendiera a lo que decía.
Clark era atento y jamás grosero, pero ciertamente tan tremendo cambio de actitud le sorprendía un poco.
Era extraño que una chica que jamás había cruzado con él ni media palabra, en ese momento hablara mucho más de lo permitido.
No se quejaba, pero el chico sospechaba que todo eso tenía que ver con el suceso del día anterior.
El murmullo del pasillo le hizo ver a Clark que habían arribado a la escuela.
Era momento de "despedirse".
-Bueno, debo pasar antes a "The Torch", ya sabes, escribo ahí. Informó el de cabello negro, parando su marcha junto al laboratorio de Química.
-Si, he leído tus reportajes y eres muy bueno. Te felicito. Comunicó Alicia, recargando su espalda en la pared a su lado.
-Sabes, es raro que haya alguien interesado en lo que escribo. Usualmente Cloe dice que es demasiado aburrido. Sonrió el chico con un poco de pena.
-¿Aburrido?. No, todo lo contrario. Exclamó la muchacha con alarma.- A mi me parece interesante la forma que tienes de expresarte y sobre todo los temas que eliges para tus reportajes: sobrenaturales, ciencias...
-Pero a nadie le interesan. Se justificó el chico con un poco de pesar.
-A mi si. Expresó la rubia con una excesiva sonrisa.-Déjame decirte que me encanta la ciencia y que soy, si se puede decir, muy conocedora de ella. Con lo que escribes clamas a no dejar de lado lo importante en la vida.
Clark se sorprendió un poco. Hasta ese momento nadie le había expuesto tan claramente que sus reportajes eran buenos, mucho menos que alguien pensara que era una especie de héroe en lucha por la ciencia.
-Bueno, no lo había considerado de esa manera. La sonrisa apenada y el sonrojo en el rostro del muchacho Kent, hicieron suspirar a Alicia.
¿Por qué nunca antes había mirado con más detenimiento a Clark Kent?.
Pero según los pensamientos de la rubia, eso podía cambiar de inmediato, por lo que acercándose dos pasos al ojiverde y mirándole a los ojos, exclamó muy despacio.
-Aun queda algo pendiente.
Clark parpadeó por la cercanía, más que por la oración, asintiendo casi autónomamente.
-¿Te parece si te veo en The Talon después de clases para charlar un poco sobre...ya sabes que?. Preguntó la chica, pronunciando la última tentativa demasiado bajo para el oído humano, más no para Clark, quien asintió y se alejó un paso del acoso de la rubia.
-Bueno, entonces es una cita. Sonrió Alicia, lanzándole un beso con la mano a Clark, para después entrar en el aula de ciencias.
Clark miró en derredor. Nadie había visto nada, pero ciertamente aun sentía desconcierto por la actitud de la rubia.
-Ojalá que no se trate de otra "Freack". Suspiró el de cabello negro, acomodando su mochila para caminar al salón de su primera clase.
Por otro lado, Alicia sonreía, mientras sus piernas jugueteaban sobre el alto banquillo del laboratorio.
Había pasado la noche entera preguntándose el cómo Clarck Kent poseía tan extraordinarias habilidades y cómo el destino lo había cruzado con ella.
Era afina a leer el horóscopo cada mañana después de levantarse, consultaba múltiples sitios en la red para acercarse aun más al karma deseado y ciertamente jamás había tenido tan buena suerte como el día anterior, en la que por fin alguien le había mandado a su alma gemela.
Ciertamente Clark Kent era el prototipo de novio que estaba buscando y estaba segura que después de que conversaran, ya nadie jamás le haría daño a su corazón ni la despreciaría por lo que era.
-Con él a mi lado...todo cambiará. Pronunció la rubia, sonriendo ante la imagen que su cabeza creo, donde se miró "eternamente feliz" al lado de Clark Kent.
-Sabes que no me gusta que retes a Mis empleados, Lex. Ellos nada tuvieron que ver con el accidente de ayer.
-Eso no lo sabes.
-Por supuesto que si. ¿Crees que no estoy enterado de todo lo que en LuthorCorp sucede?.
Sé que no fue culpa de nadie del personal. Debió tratarse de una falla común.
La risa irónica del chico de ojos grises fue recibida por Lionel como usual.
-Si piensas que pagaré alguna indemnización, pierdes el tiempo. Inquirió el mayor de los Luthor, frunciendo el entrecejo que su hijo no miraba pero adivinaba.
-Descuida, para tú "tranquilidad", nadie salió herido. Señaló Lex, juntando sus dedos índices mientras se reclinaba en su silla negra.
-Menos mal, no tengo el tiempo como para lidiar con ese tipo de problemas, mucho menos con asuntos legales.
-¿Por qué será?. Cuestionó Lex con sorna, cuando evidentemente no obtendría respuesta.
-Si ya has terminado de echarme en cara los desperfectos de la empresa, entonces colgaré. Tengo un día muy pesado. Indicó Lionel, firmando los documentos que una de sus secretarias le llevaba.
-Oh, si, el gran Lionel siempre en su mundo. Jamás le importa nada de lo que afuera ocurre. Pero descuida papá, ya he terminado de "sermonearte". Agregó el de ojos grises con el tono que caracterizaba aquellas charlas padre e hijo.
Lionel volvió a fruncir el entrecejo mientras se servía una copa de coñac. Sin duda Lex jamás cambiaría.
-¿Cómo está Bruce?. Hace días que no tengo queja tuya.
-¿Por qué habrías de tenerla?. ¿No quieres a caso el capital que ese chiquillo va a darte?.
-Si, pero ciertamente jamás pensé que soportarías tanto sin al menos estrangularlo.
La risa burlona de Lionel, exasperó severamente a Lex. Pero no lo demostraría, no le daría el gusto a su padre de escucharlo derrotado.
-En realidad lo he tenido ocupado con puzzles y colores, algo que seguramente tú no habrías podido hacer. ¿Verdad papá?. Tengo entendido que Wayne es insoportable cuando se lo propone y tú primera entrevista con él no fue exactamente agradable, ¿verdad?.
El punto esa vez fue para el menor de los Luthor, algo que Lionel lo festejó con su falsa risa de siempre.
-¿Cómo te enteraste?.
-Tengo mis medios.
Lionel bebió de su copa, tomando asiento en su sofá negro.
-Bueno, mi fuerte no son los adolescentes, pero al menos tú pareces llevarte muy bien con ellos Lex.
Eso me alegra.
-¿Qué insinúas?. Indagó Lex con aprehensión.
-Nada, solo que precisamente me comunicaron que ayer la preparatoria de Smallville se presentó al recorrido y tú personalmente les diste la atención debida.
Debo decir que jamás esperé ese tipo de cortesías por tu parte, Lex.
Lex rió. Su padre era astuto y rápido para contraatacar.
-La educación ante todo. ¿A caso ya olvidaste lo que desde siempre me inculcaste?.
-Claro que no. Solo que tú no eres precisamente de los "guías turísticos" en una empresa, mucho menos cuando pudiste aprovechar esas dos horas en algo más provechoso.
-Pude, pero algo que he aprendido de ti es a ver por mis intereses y claro, sabes de lo que hablo.
Lionel sabía que la aspiración de su hijo era LutorCorp, por lo que cuidar de cada detalle que en la empresa había era importante.
Tal vez por eso Lex había telefoneado a su padre muy temprano esa mañana para reclamarle sobre la falla del día anterior.
O tal vez había otra razón que él terminaría averiguando tarde o temprano.
-¿Cómo está tú buen amigo Clark?. Hace tiempo que no le veo.
-¿Cómo quieres que esté?. Viviendo su vida.
Fue la respuesta que Lionel esperaba escuchar.
-Me alegro. Debe de ser difícil para ti lidiar con él y con Bruce. Por cierto, ¿ya se lo has presentado?. Sería bastante agradable que ambos iniciaran una amistad.
-¿Para qué?. ¿Para que después la pulga de Wayne te ayude con tus raras ideas de indagar sobre Clark?. No lo creo papá.
Lionel sonrió. ¿A caso había escuchado molestia en la voz de su hijo?. Eso tenía que comprobarlo.
-Pues no pensaba en eso precisamente. Ambos están en la edad de la aventura.
-¿Qué insinúas?. El cuerpo de Lex se tensó ante las palabras de su padre.
-Oh, Lex. No eres tonto, ¿no me digas que jamás experimentaste?. Estando en un internado de varones lo veo demasiado extraño.
La risa de Lionel solo crispó los nervios del muchacho, obligándole a respirar hondo para guardar las apariencias.
-Bruce es un chico atractivo y no niego que Clark también. Si ambos en realidad logran una química especial, no dudo que haya mucho más que sonrisas amistosas.
Sería bastante bueno que tu amiguito el granjero creciera de una vez.
-No quiero que...
-No digo que Clark vaya a "experimentar" Lex. No le conozco. Pero ciertamente a Bruce si y en realidad es un jovencito de cuidado.
Lex tecleó rápidamente sobre su computador plateado, encontrando entonces lo que su padre astutamente le había enviado por e-mail.
-¿Ya encontraste el archivo?. Eres rápido. Pensé que te interesaría saber sobre la vida íntima de tú inquilino.
No es tan santo como parece.
-Yo no dije eso. Masculló el de ojos grises, mirando con detenimiento las fotografías adjuntas al archivo.
-Si estás mirando las fotografías, déjame orientarte un poco. El chico que Wayne está besando es Harvey Dent , amigo y compañero en uno de esos clubs exclusivos.
La fotografía fue tomada hace aproximadamente seis meses, por lo que podrás darte una idea de lo que esconde tras su fiereza e "infantilismo".
Lex miró con detenimiento una de las fotografías donde perfectamente se captaba a Bruce Wayne besándose con bastante pasión con otro chico, y al lado de la imagen, había otra, donde besaba a una chica rubia de ojos verdes.
-Selina Kyle . Ese es el nombre de la chica que seguramente te ha desconcertado.
La bisexualidad de Bruce Wayne aun es secreta, al menos hasta que cumpla la mayoría de edad.
He logrado conseguir estas fotografías a un buen precio, por lo que tal vez te sirvan a ti de "Algo".
-¿Y sobre los archivos?.
-Esos...tú sabrás que hacer con ellos.
Por el momento déjale disfrutar de su vida. Entre más lejos de casa lo tengas, más fácilmente será para ti adentrarte en su empresa. Por eso te aconsejo que le des una carnada, ¿y que mejor que Clark Kent?.
No me lo tomes a mal, pero sabes perfectamente que como en la guerra de Troya: Todo se vale.
Lex tamborileó sobre el escritorio después de que su padre cortara la comunicación.
Sin duda la información que tenía entre manos era muy provechosa para él. Más sin embargo la idea de su padre no le agradó demasiado.
Él no iba a poner la integridad de Clark en juego solo porque su padre deseaba ganar más de lo que "merecía".
Clark era una persona importante para él y si hasta ese momento lo había defendido de Bruce Wayne, mucho más al conocer la información "secreta" del adolescente gótico.
Ahora sabía perfectamente que Bruce era capaz de todo y si su ojo analítico no le fallaba, el ojiazul tenía en la mira a cierto muchacho de campo que era casi toda inocencia y humanidad.
-No me lo quitarán. Susurró Lex, cerrando el archivo que su computador le mostraba.-No permitiré que un chiquillo como Wayne me quite a Clark. Eso nunca. Se dijo, movilizando sus pensamientos para encontrar una solución a todo aquel dilema.
Si algo le había dejado la charla con su padre, había sido a mantener los ojos muy bien abiertos y a jugar con igualdad.
-¿Se siente bien señor Luthor?.
-De maravilla Dimitri.
El de nombre ruso miró a su patrón con extrañeza. Lionel Luthor no era de los que sonreían demasiado y en ese momento el hombre de cabello largo lo hacía.
-Sucede. Respondió el mayor de los Luthor a la cuestión silenciosa de su asistente.-Que le he dado a mi hijo un pequeño trabajo que lo mantendrá fuera de mis asuntos por un tiempo. Algo que usaré en mi beneficio, claro está.
-Su mayor rival está fuera de combate. Sonrió Dimitri entendiendo un poco del asunto.
-Exacto. Asintió el hombre sentándose tras su escritorio.- Y mientras eso sucede...yo hablaré de "negocios". Guiñó, tomando la copa de cristal con sus delgados dedos, esperando que en realidad el mayor de sus rivales: Su Hijo, se mantuviera fuera de su vista y negocios, pero sobre todo del asunto que podría llevarlo a la cárcel sin duda: El misterio del asesinato de sus padres.
Lana sonreía como siempre a sus clientes. Las últimas semanas había tenido la cafetería a reventar.
No por nada era la única en el lugar y el hecho de realizar el mejor café de Smallville, tenía también sus méritos.
-¿Ocupada?.
-No Cloe, de hecho es normal que esté atareada. Respondió la chica de ojos verdes a su compañera de cuarto y casa.
-Si, supongo que el frío es la respuesta a todo esto.
-Así es. Y para mi es bueno. Entre más ventas, más ahorros.
-¿Ahorros?. Preguntó la rubia con desconcierto.
-Si. ¿No te dije que abrí una cuenta en el banco de Metrópolis?.
-No. En realidad no creo que me lo hayas dicho. Pero de ser ese el caso, ¿para que la quieres?.
Lana llamó a una de las meseras, encargándole atendiera la mesa a su derecha, mientras salía tras el mostrador y se acercaba a su rubia amiga.
-Bueno, es que...aun es un secreto. Sonrió la muchacha, indicándole a la curiosa Cloe Sullivan que subiera con ella al ático.
Ambas chicas llegaron a la habitación sobre la cafetería, donde evidentemente el polvo y los recuerdos se acumulaba un poco.
-Bueno, ¿a que se deben tantos misterios señorita Lang?. ¿No me diga que va a fugarse con su novio?. Sonrió Cloe, pero ante el rostro serio de la morena, tuvo que abrir sus ojos azules con impacto.- ¿Te fugarás con Adam?.
-No precisamente fugar. Corrigió la de rasgos orientales.- Yo más bien diría...vacaciones. Por eso estoy ahorrando el dinero que no se vaya en mercancía, pendientes y esas cosas.
-Lo que no es mucho, me he de suponer.
-Pues es lo suficiente para vacacionar en el Caribe.
-¿EN EL CARIBE?. Wow, esa si es noticia.
Lana se sonrojó, sabiendo que había sido buena idea confiarle el secreto a su amiga rubia.
-¿Qué dijo Nel de todo esto?.
-Aun no lo sabe. Por eso te dije que era secreto. Respondió la chica con voz apenada.- Y no sé si se lo diré. Por eso necesito que me cubras un poco.
-Huyy, ¿encubridora?. El favor te costará caro señorita Lang.
-Gracias Cloe. Sabía que podía confiar en ti.
La de rasgos orientales abrazó a la rubia, un acto fraterno que en los últimos días se había vuelto común y hasta cierto grado necesario. Pues hay quienes dicen que las penas de mujeres, solo entre mujeres se curan.
-No te veo muy convencida Lana. ¿Ocurre algo?.
-Nada, solo que....no sé cómo lo vaya a tomar...
-¿Tú tía, mi padre, la comunidad?. Cloe quiso bromear, pero evidentemente no pudo.
-No. Clark. Añadió la chica en voz baja, a pesar de saberse solas.
-Ah, Clark.
Lana asintió. Desde que Adam le propusiera el viaje, su cabeza daba vueltas en torno a un muchacho de ojos verdes.
Sin saber el porque, su única angustia era saber el cómo iba a reaccionar ante la noticia.
Cloe sonrió a medias, pero indudablemente y aunque Lana le dijera que entre ella y Clark existía solo una bonita amistad, las cosas no eran demasiado buenas para ella.
Donde el amor había llamado quedaban cicatrices y esas eran las que sanaban o se abrían.
La rubia sabía que entre Lana y Clark las cosas jamás serían de completa amistad, pues siempre miraría una pizca de amor en las palabras de ambos. Independientemente de cualquiera que fuera la forma de ese amor.
-Sabes. Yo creo que reaccionará bien. Clark es un chico bastante centrado y últimamente lo he mirado con mucha más madurez.
Sin duda te apoyará, claro, sin olvidar el clásico: "cuídate mucho, si no lo haces yo te ayudaré".
Cloe imitó la voz del ojiverde, haciendo reír a la muchacha a su lado.
Siempre le decían que aunque el mundo se estuviera cayendo y ella junto con él, su sentido del humor lo podía todo.
-Gracias Cloe, en verdad eres una buena amiga.
-Ni que lo digas, además...bueno....todas tendremos siempre en la mira al famoso Clark Kent, eso es inevitable.
Ambas chicas rieron, desahogando la verdad que la rubia decía.
Después de un momento decidieron regresar al café, entablando una conversación que no incluía a hombres de por medio, sino blusas y ropa de moda.
-Huy, y hablando del rey de Roma.
Lana miró hacia la puerta, lugar por donde un chico alto y musculoso entraba con su clásica sonrisa de siempre y la mirada interrogativa de estar buscando a alguien.
-Vaya, creo que lo invocamos. Bromeó Lana, mirando con detenimiento a su amigo.
El muchacho lucía una chamarra azul que combinaba con sus jeans, buscaba a alguien con insistencia, pues sus ojos verdes se movían con rapidez por el lugar.
El par de chicas lo miró sin realizar ninguna seña que llamara la atención del muchacho, por lo que pudieron ver que se acercaba hasta una mesa alejada y saludaba con cortesía a un bonita chica rubia.
-¿Y eso?. Cuestionó Lana un poco recelosa de lo que miraba.
-Tal vez si sucedió algo. Musitó Cloe sin cautela.
-¿Algo?.
La rubia entonces recordó que no le había relatado su aventura en LutorCorp a Lana, por lo que resumiendo y si, agregando algunas cosas, relató a su amiga el episodio del incidente con el ascensor.
-Y al parecer ambos lograron salir ilesos del accidente. Por eso digo que sucedió algo.
Lana volvió a mirar a su amigo y la sonrisa que compartía con la rubia de nombre Alicia.
Reconoció entonces simpatía en ambos bandos y eso le dolió un poco.
-Aun está pálido. Debió ser horrible para él que lo raptara un loco obsesionado.
-Dímelo a mi. Sonrió con ironía la morena.
-Oh, no quise decir...
-Clark tiene derecho a buscarse una vida. Somos amigos y...yo hice lo mismo.
Lana no dijo nada más, sino que caminó hacia el mostrador y comenzó a servir los capuchinos que le pedían.
Cloe suspiró. Al parecer Lana no había olvidado del todo a Clark y la rubia no la culpaba, incluso su corazón aun latía fuertemente cuando estaba al lado del ojiverde.
-Pensé que no llegarías.
-Se me hizo un poco tarde. Debo ayudarle a mi padre en la granja. Se excusó Clark, cuando la chica frente a él bebió de su café.
-Olvidaba que tu familia tenía una granja. Ha de ser agotador trabajar en ella.
-Yo diría que...interesante. Sonrió el muchacho, recordando que los deberes que aun ser humano le tomaban dos horas, a él solo cinco minutos o menos.
-Bueno, pero lo importante es que has venido. Me alegra verte.
Alicia acarició la mano que Clark mantenía sobre la mesa, algo que no le gustó demasiado al de ojos verdes.
Clark había estado indeciso sobre asistir o no a la "cita" con Alicia, pero continuaba intrigado y como buen reportero, debía indagar.
La chica por el contrario analizaba cada palmo del rostro del ojiverde, encontrándole perfectamente atractivo.
-No quiero apresurar las cosas pero...
-Descuida, a mi también me interesa saber. Guiñó la chica, incorporándose de la pequeña mesa.
Clark la siguió, pagando el café que la chica había ingerido, para después dirigirse con ella a la salida del lugar.
No sabía a donde lo llevaba la muchacha, pero seguramente el lugar sería menos bullicioso que ese.
Con educación siguió el paso lento de Alicia, quien charlaba y sonreía con gracia a lo que ella misma decía.
No muy lejos de ahí un corvette negro se estacionaba, en cuyo interior un par de ojos azules miraba con detenimiento la escena frente a él: un chico apuesto con una atractiva rubia.
¿A caso esas eran las preferencias de Clark?.
Bruce bajó del automóvil y siguió con la mirada a la pareja que se perdía de vista.
-No. Lana es morena. Se dijo en voz alta, observando de reojo el edificio que aparentaba un cine antiguo.-¿Entonces que hace con ella?.
-Vaya, la pulga se dignó en aparecer. Qué te trae por aquí, ¿tu pulgamovil?.
Bruce frunció el entrecejo y viró su azulada mirada hacia la gris a su lado.
-Lo mismo que a ti, supongo.
-¿Supones?.
-¿O me dirás que te trae el frío?.
-Astuto de tú parte, pero déjame decirte que he venido a buscar a Clark. Informó Lex, alisando su abrigo negro.
-Entonces te diré que llegaste cinco minutos tarde, Lexi. Se acaba de ir por allá. Señaló el ojiazul.
-Entonces lo seguiré. Respondió Lex, encaminándose a su convertible plateado.
-Hayy, que mala suerte tienes Lexi. No cabe duda que entre más grandes más tontos.
Lex frunció el entrecejo. Si había decidido salir había sido exclusivamente para charlar con Clark y advertirle sobre Bruce, más específicamente, cuidarlo de él.
Pero no contó con encontrarse precisamente al ojiazul en aquel sitio, cosa que le desagradó bastante.
-Si gustas seguirlo será problema tuyo, pero si fuera tú no me gustaría encontrarme con la seguramente escena romántica que estará efectuando en este momento.
-Sólo dices tonterías Wayne.
-¿Yo?. Mira quien lo dice, el señor: "No te acerques a Clark". Si en verdad lo quieres bajo tu cuidado, estarías ahora preguntándote con quien se ha marchado tan felizmente.
Lex giró para encontrarse el rostro burlón de Bruce, pero este no pretendió quedarse en el mismo lugar.
-Wayne. Llamó Lex sin conseguir lo que deseaba. El ojiazul le había incrustado la duda.
-No te lo diré. Desde ahora cada quien trabaja por separado en este asunto. Así que...buena suerte Lexi.
Bruce subió a su auto y tras el ronco sonido del motor, desapareció por la calle a casi toda velocidad.
Lex le miró irse, friccionando sus manos en puños, los cuales quedaron ocultos por sus guantes negros.
-Hola Lex, es bueno verte dos días seguidos. Saludó Cloe al salir del café.
-Hola. Respondió Lex sin muchas ganas de hacerlo.
-Si buscas a Lana está adentro, si me buscas a mi aquí me tienes y si buscas a Clark...se acaba de ir. Comunicó la rubia con histriónica pose.
-¿Se acaba de ir?.
-Por tú pregunta creo que buscabas a Clark. Sonrió Cloe.- Y si, se fue con esa rubia boba...Alicia, creo que se llama.
Lex entonces supo que Bruce no había mentido.
-¿Y no sabes a donde se fue?.
-Nop. Seguramente a caminar un poco. Clark no es tan "astuto", si comprendes a lo que me refiero. Suspiró la chica.- Yo debo irme, me dio gusto verte Lex. ¿Todo solucionado en la empresa?.
-Si. Mandé revisar los ascensores a la perfección.
-Eso es bueno. Nos vemos entonces.
-Adiós.
Lex miró a la rubia subir a su Beatle rojo y desaparecer calle abajo.
Tardó un poco en decidir lo que haría. Saber que Clark estaba lejos de Bruce era un alivio para él, más no sabía si debía sentirse igualmente al saberlo con una chica y además bonita.
Si mal no recordaba se trataba de la misma que el día anterior miraba al ojiverde con atención.
Suspiró y movió la cabeza con enfado. Sentía en su interior cosas que definitivamente no debían estar ahí. Cosas como impotencia, rechazo y celos.
Lex Luthor no sentía esas cosas, mucho menos por….
-Estoy loco. Se dijo al abordar su convertible y alejarse con rumbo indefinido.
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La tarde calló lentamente. Hacía frío, pero cuando las personas disfrutan de una agradable conversación, este factor es muy poco importante.
Eso mismo pensó Alicia y sobre todo Clark, quien intrigado seguía la conversación de la muchacha.
-¿Entonces tú tele transportación fue el producto de la lluvia de meteoritos?.
-Si. Cuando era niña estaba sentada un columpio fuera de mi casa cuando la lluvia comenzó.
Pensé que los meteoritos darían directamente contra mi, por eso cerré los ojos y pensé en mi habitación. Segundos después me encontraba ahí.
Desde ese momento puedo transportarme a donde sea, siempre y que lo desee. Sonrió la muchacha, parando un poco su caminata para mirar el semblante de Clark.
-Wow, es fabuloso. Lo de ayer fue increíble. Enterarse de esto...
-Por eso estudio física y química con ahínco y sabes, en un principio no podía dominar este don, pero después de instruirme un poco lo he logrado dominar por completo. En realidad a mi me ha ayudado mucho el informarme.
-Eso es maravilloso, pero imagino que es un secreto, ¿no es así?.
Alicia reanudó su marcha mientras asentía con la cabeza.
Clark la miraba con detenimiento.
-Mis padres son muy sobre protectores conmigo. Temen que alguien pueda dañarme o considerarme demasiado extraña. Por eso mantengo esto como secreto.
-Pero, ¿y tus amigos?.
-No tengo. Sonrió con pena la muchacha.-Sabes que soy "altiva". Y no precisamente porque lo desee. En realidad es la única manera de mantener alejadas a las personas para que...no me lastimen.
-Si, sé de lo que hablas. Confesó el ojiverde con pesar.- Sientes que si las personas se alejan, entonces podrás protegerlos, aunque en el trayecto te hagas daño tú mismo.
-Exacto. Exclamó Alicia con emoción.- Eso es exactamente lo que yo hago, sobre todo cuando....te pagan mal.
Clark se detuvo y miró la tristeza dentro de los ojos claros de la rubia, por ello la animó a confesarse.
-Tuve una vez un novio. Dios, era feliz a su lado.
Clark sonrió. Él reconocía la felicidad que Alicia desbordaba. El amar a alguien sin duda era maravilloso.
-Pero entre más cerca estábamos, más me sentía en el deber de confesarle lo que...bueno, este secreto.
-Continua. Sonrió Clark, indicándole a Alicia que la escuchaba con atención.
-Un día me atreví a confesarle mi secreto, aunque mis padres me aconsejaron lo contrario. Pensé que me comprendería pero....solo me vio como un fenómeno, me gritó, me insultó y después se alejó de mi vida.
Fue un tramo muy amargo que no he querido repetir de nuevo, por eso también me alejo de los chicos.
Clark asintió. En antaño él mismo pensó en confesarse a Lana, pero después de múltiples aventuras concluyó en no hacerlo.
Tal vez Lana era diferente al ex novio de Alicia, pero nada le aseguraba que la chica de rasgos orientales no reaccionaría igual que el muchacho descrito por la rubia.
La vida era difícil, más con un secreto a cuestas.
-Pero sabes Clark. Alicia interrumpió los pensamientos del muchacho.-Creo que tú y yo somos iguales. ¿O me equivoco?.
-En muchas cosas lo somos, como en la sobreprotección de mis padres y en guardar el secreto. Confesó el ojiverde.
Alicia sonrió asintiendo, haciéndose del brazo del muchacho.
-Me alegra mucho haberte conocido Clark. No sabes en realidad como lo agradezco.
-A mi también me alegra, Alicia. Y en cierto modo era razón. Clark por fin conocía a alguien que ocultaba secretos y era diferente, como él.
No negaba que la rubia era atractiva, pero había algo en su interior que no lo dejaba acercarse completamente a ella.
Caminaron un rato en silencio, hasta que se detuvieron frente a una casa de dos pisos y de construcción agradable.
-Esta es mi casa, te invitaría a pasar pero...
-Descuida, yo entiendo. Sonrió el muchacho con cortesía.
-Me dio gusto poder charlar un poco contigo Clark yo...siento que te conozco de toda la vida. Por fin mi alma gemela. Reveló la chica sin evitar abrazarse del ojiverde.
Clark se sintió extrañado, pero devolvió la caricia con fraternidad.
-Te veré mañana Clark. Gracias por escucharme y permitirme saber que somos iguales.
-Gracias a ti por confiar en mi.
Alicia abrió la puerta y tras depositar un beso en la mejilla del ojiverde, se introdujo en su casa, apagando la luz del pórtico.
Clark suspiró, sonriendo al beso.
Sin duda hacía tiempo que una chica no le besaba, pero por extrañeza, en realidad no deseaba que una mujer lo hiciera.
Entonces su cabeza vislumbró un par de ojos grises y su tez se encendió.
-Aquí no Clark. Se reprendió, agitando la cabeza para borrar la imagen, pero a esta le siguió otra donde en lugar de ojos grises, azules eran.
-Definitivamente estoy loco. Se dijo, caminando hacia su casa. Sus padres seguramente estaban preocupados por su tardanza.
A espaldas de Clark y desde que Alicia desapareciera de la entrada, esta lo miraba desde su habitación, un lugar reconfortante y cálido.
La chica sonrió con picardía, ideando un plan que llevaría a cabo muy pronto.
-¿Ya has regresado Alicia?. Escuchó que la voz de su madre le llamaba.
-Si. Respondió con sonrisa en labios.
Entonces hizo acto de presencia una joven mujer de cabello rubio.
-Miré al chico que te trajo. Es atractivo.
-¿Verdad?.
La mujer se acercó con cierta cautela a su hija, mirando el brillo que sus ojos claros llevaban.
-Alicia, cariño, solo ten cuidado. La última vez...
-La última vez fallé por sus consejos mamá. Dijo la muchacha con un súbito cambio de actitud agresiva.- Pero esta vez es diferente. Clark es igual a mi y te aseguro que seremos muy felices los dos.
-Pero Alicia...
La muchacha entonces gruñó con enfado, después tomó el hombro de su madre y al instante ambas aparecieron en la cocina, muy cerca de una puerta oculta.
-Te advertí que no quería que volvieras a decirme nada. Así que como "Recordatorio", te quedarás ahí adentro toda la noche.
-Pero hija.... Alicia...
La mujer no tuvo tiempo de decir nada más, pues al instante la rubia la empujó dentro de lo que parecía un pequeño cuarto oscuro.
-No permitiré que arruinen mi vida de nuevo. Buenas noches. Comunicó Alicia, cerrando con fuerza la puerta de madera.
La rubia suspiró y la misma sonrisa feliz de hacía minutos se curvó en sus labios.
Al parecer su "buen" ánimo había regresado. Al instante se trasladó de nuevo a su habitación, sin escuchar los gritos que su madre emitía desde el pequeño cuarto en la cocina.
Alicia se miró en el espejo y recordó que aquella misma habitación desde donde su madre gritaba, era la misma que sus padres habían utilizado algunas veces con ella, para impedir que continuara desarrollando su "don".
La habitación se encontraba tapizada con plomo. Único elemento que podía detener la tele transportación de su materia.
Había sufrido dentro de la habitación, pero también había almacenado rencor contra sus padres, los cuales y tras un cambio brusco de comportamiento, sucumbían ante la ira de Alicia.
La muchacha podía aparentar gentileza y bondad en el mundo, pero dentro de su casa era ella quien mandaba y sus aterrados padres solo podían sucumbir a sus actos.
-Si, Clark es mi alma gemela y nadie en esta vida me lo quitará. Le dijo a su reflejo en el espejo, sonriendo tras recordar su plan.
Clark leía con atención uno de sus libros de la escuela.
Se había atrasado un poco los pasados días, pero como buen estudiante agilizaba lo pendiente.
-¿Cuándo termines podrías verificar que la puerta esté cerrada?.
-Si mamá. Sonrió el de ojos verdes a la mujer pelirroja que imitó la sonrisa de su hijo.
-En ese caso buenas noches, Clark.
El de cabello negro miró subir a su madre a paso lento y perezoso, recordando que su padre ya hacía tiempo que había subido a su habitación.
Regresó a su lectura, más la conciencia le recordaba que había ocultado nuevamente información a sus padres. Esa vez sobre Alicia.
Enterarse de su "poder" había sido desconcertante, mucho más al saberse tan igual a la muchacha rubia.
La chica tenía un aura diferente a las demás personas y ciertamente su introversión se comparaba un poco con la del ojiverde que había olvidado la lectura por completo.
-Bonita, inteligente, igual a mi. ¿Por qué entonces no me causa ningún tipo de emoción?. Se preguntó Clark, deseando salir de su confusión de sentimientos lo más pronto posible.
Trató de regresar a su libro, pero indudablemente no podría avanzar demasiado esa noche.
Sus pensamientos llevaban consigo fugas de recuerdos y de añoranzas, donde su corazón latía deprisa a causa de un par de chicos que no había visto ese día.
-Clark, Clark, deja ya eso. Suspiró, cerrando el libro de golpe para después incorporase de la mesa y cerciorarse, como le prometiera a su madre, que las puertas estuvieran cerradas.
Era ya una costumbre de Martha Kent realizar aquel ritual de seguridad, aunque en casa tuviera al adolescente más poderoso del mundo.
El instinto de alerta era algo innato en ella.
Clark subió a su habitación, mudándose de ropa y quedando tan solo en el pantalón de la pijama.
Aquella parte de la casa era demasiado caliente para su gusto y debido al abrigador edredón que su madre le había hecho, no necesitaba de demasiado abrigo, así que en cuanto se metió entre las cobijas apagó la luz y cerró los ojos dispuesto a dormir, pero al igual que desde hacía días, su mente lo llevaba hasta donde dos pares de ojos diferentes lo observaban con emoción.
El sueño del muchacho ojiverde era ligero. Solía despertar tras cualquier pequeño ruido para cerciorarse de que todo estuviera bien.
Más en aquella ocasión, debido al cansancio y a su aun recuperación, Clark no se percató de que tenía visitas inesperadas en su habitación.
La figura caminó lentamente y se sentó en la cama del muchacho con apenas perceptibles movimientos.
Después se acercó al Clark durmiente y se dedicó a contemplarle en total silencio.
Pero aquella quietud no duró demasiado, pues el fino olfato del muchacho captó una esencia que en definitiva no pertenecía a su habitación, así que con exaltación se incorporó un poco de su cama y fue ahí cuando supo a quien pertenecía tan penetrante fragancia.
-Hola, Clark.
La semi oscuridad de la habitación propicio un cuadro bastante seductor.
O al menos fue lo que pensó Clark cuando Alicia prendió su lámpara de noche para mostrarle su corto camisón blanco, el cual dejaba ver su bien formadas curvas.
Clark debía reconocer la belleza de la muchacha e incluso el nerviosismo que le cruzó el cuerpo.
¿Qué hacía Alicia a las tres de la mañana en su habitación?.
-Siento haberte despertado. Pero no pude evitar mirarte dormir. Fue la disculpa de la chica, acercándose aun más al muchacho sobre la cama.
-¿Qué haces aquí?. La cuestión salió de la garganta del ojiverde con bastante ansiedad. Cosa que hizo sonreír a la rubia.
-Vine a visitarte. ¿A caso no es lógico?. Indicó la muchacha en tono sensual.
-Pero es...algo tarde para una visita.
Clark intentó alejarse de la chica, pero era inútil.
No pensaba caer en la seducción de Alicia, pero ciertamente contemplarle en tan poca ropa y pose "devoradora de hombres" era suficiente para pensar en correr.
Más cuando se preparaba para saltar de la cama, la rubia lo interceptó, tomándole de las manos y acercando su blanco rostro al de Clark.
-Creo que es preferible ir al grano que rodear demasiado. ¿No te parece?.
-¿A qué te refie...
El muchacho no logró finalizar la oración, pues los labios de Alicia se habían apoderado de la boca del ojiverde, propiciándole un tremendo shock por unos minutos.
El beso había sido desconcertante. Era diferente a los que había recibido de cualquier otra chica y ciertamente llevaba consigo una atmósfera sexual que no se había atrevido jamás a pasar con nadie.
Alicia degustó del beso robado. Se había esmerado en aquella "visita" y sin duda estaba logrando relajar el cuerpo del muchacho.
El siguiente paso sería más sencillo, por lo que recostando al chico en la cama, ahondó el beso.
Clark correspondió a la caricia, más seguía sin comprender el porqué aquel beso no llenaba sus expectativas.
Tal vez era por la rapidez o porque la muchacha en realidad no era de su gusto.
No lo sabía, pero estaba seguro de que deseaba un beso de una persona en especial, que en ese momento su mente comenzó a imaginar.
Cuerpo cálido, protector, vivaz.
Ojos de claros, suficientemente reconfortantes y hermosos.
Boca sensual y dulce. Un beso jugoso de algo más que un roce.
Así fue lo que pensó Clark cuando besó con mayor profundidad al que en ese momento imagino en el cuerpo de Alicia.
La rubia acarició los pectorales desnudos del muchacho y se extasió de la suavidad en la piel del moreno.
Sin duda pasarían una noche bastante "movida":
-Clark. Susurró la chica, cuando el ojiverde acarició su cuerpo de manera ardiente.
Pero el chico no respondió. Continuaba absorto en sus fantasías, aquellas que no temió imaginar en ese tan dulce momento.
Más ciertamente las cosas no duran para siempre y en ese momento, en que la luz del pasillo le dio de lleno en el rostro, lo supo.
-¡CLARK KENT!.
El grito exaltó a ambos jóvenes, que se separaron y miraron hacia la puerta, donde se encontraban los padres del tal vez muchacho más sonrojado del mundo.
Fue entonces que el ojiverde tomó conciencia de todo y el color aumentó en su rostro.
Miró a Alicia y esta tras sonreírle desapareció de la habitación, dejando un par de rostros enfadados tras de ella.
-Será mejor que tengas una buena excusa para esto, jovencito. Fue lo que su padre le dijo, antes de que Martha gimiera algo sobre "la juventud de ahora" y él, Clark Kent, se reprendiera una y otra vez por la escena que jamás debió de suceder.
-.... Y eso es todo. Ella se apareció en mi habitación sin mi consentimiento.
Jonathan miró a su esposa, quien tras todo el enfado que su corazón de madre sentía, tuvo que asentir y creer en la explicación loca de su hijo.
¿La razón?.
Vivían en Smallville y todo era posible.
-No supe que hacer y yo...no sé lo que me sucedió. Musitó el de ojos verdes, quien parado junto a la escalera les relataba a sus enfadados padres su aventura nocturna.
Jonathan habría querido reír al rostro desconcertado y sonrojado de su hijo adolescente, pero no podía.
Descubrir a su hijo con una chica y en una posición bastante comprometedora no era el ideal que deseaba su mente.
Debía admitir que las hormonas eran incontrolables, pero eso no era excusa para la imagen que aun surcaba su cabeza.
Martha frunció el entrecejo y se acercó a su hijo después de escuchar su "parte de la historia".
-Yo te creo cariño. Habló la mujer pelirroja en tono maternal.- Si no te conociera estaría muy, muy decepcionada de ti. Pero sabiendo también en donde vivimos y sobre todo, quien eres tú, no puedo desconfiar.
Clark sonrió un poco. Su madre siempre sería comprensiva.
-Más sin embargo eso no es excusa para lo que hiciste y aunque nos hayas contado la historia de esa jovencita...No quiero que vuelvas a verla, ¿está claro?.
El de ojos verdes parpadeó e instintivamente miró a su padre, quien había caminado hasta situarse al lado de su esposa y daba razón a lo que la pelirroja había dicho.
-Es mejor que hagas lo que tú madre te dice. Nadie te garantiza seguridad y de acuerdo a los recientes accidentes que has tenido...prefiero que evites problemas y contactos indeseables. Apoyó Jonathan.
Clark bajó el rostro y asintió. ¿Qué más le quedaba?.
Debía agradecer porque el mega enfado que pensaba jamás se evidenció en sus padres, pero si aquella petición que hasta cierto punto le causaba alivio.
-Bueno, solucionado el problema volvamos a la cama o al menos nosotros. Son casi las cinco de la mañana y el trabajo en la granja debe hacerse temprano, sobre todo cuando solo faltan tres horas para el colegio. ¿No lo crees así, Clark?.
Clark gruñó por lo bajo y tras asentir, subió a su habitación para mudarse de ropa.
Tal vez sus padres no se enfadaban a grandes escalas, pero ciertamente lo trataban como a cualquier adolescente normal, lo que incluía que tenía que hacer las actividades de la granja sin super poderes.
Aquel si era un castigo.
El matrimonio Kent sonrió y subió con pereza hacia su habitación, con la intención de continuar durmiendo o simplemente charlar sobre la situación que los había despertado tan temprano.
No se percataron entonces que la puerta del armario se abrió, revelando a una rubia joven en camisón de dormir.
La muchacha llevaba los puños friccionados y su seño fruncido no indicaba nada bueno.
Cuando la descubrieran con Clark se había transportado a su habitación, pero ciertamente la duda de saber lo que Clark o sus padres "charlarían" ganó a su paciencia y volvió a tele transportarse hasta la granja Kent, donde había seguido muy de cerca aquella charla familiar.
Pudo mirar entonces que Clark les relataba a sus padres todo acerca de ella y de lo muy iguales que eran.
Eso le causó emoción. Clark la había defendido, pero cuando los padres comenzaron a atacarla, entonces pensó en lo crueles que eran y los odió a morir.
Clark había asentido a la orden de no verla más, pero algo en el interior de Alicia le decía que la promesa había sido solo por compromiso.
El ojiverde había disfrutado con su visita nocturna y eso era señal de algo bueno.
Alicia volvió a transportarse hasta su habitación, donde se metió entre sus mantas y suspiró con sonrisa en labios.
Clak debía de quererla, pues la había besado como jamás en su vida lo habían hecho.
Aun sentía hinchados los labios y el perfume del ojiverde impregnado en su piel.
Ella debía entonces hacer algo para que Clark Kent estuviera para siempre a su lado, pero para ello tenía o que quitar estorbos del camino como sus padres o implementar acciones forzosas.
CONTINUARÁ
Se que he tardado en actualizar y me disculpo por ello, así que espero este capitulo haya sido de su agrado.
Prometo sinceramente darme prisa en actualizar, pero entre las presiones y enfermedades, el tiempo se hace corto.
Solo pido paciencia, mucha y ante todo GRACIAS por sus comentario, por su espera y sobre todo por su apoyo, ese que en estos momentos me hace mucha falta.
Por cierto:
· Harvey Dent es "Two Face" y por si extraño parece, debo recordarles que él era el mejor amigo de Bruce Wayne, hasta que el mal camino lo llamó.
· Selina Kyle es "Cat Woman" y bueno, creo que de ella ya conocen la historia.
Sin más por el momento, su amiga:
KATRINNA LE FAY
