Abría los ojos, a pesar de la oscuridad del lugar, sabía que ya había amanecido, los pocos murmullos de los guardias o de las mujeres de la servidumbre, a pesar de ser tan bajos lograban molestarme..
Los recuerdos de la noche anterior llegaban a mi mente como una película, cómo siempre pasaba después de cerrar un gran negocio, la celebración no sé hacía esperar entre mucho alcohol y mujeres, supongo no podía quejarme al ser gajes del ofició, al estar por intentar dormir un poco más..
Escuchaba unos golpes en la puerta de mi habitación, los cuales aumentaban mi mal humor, odiaba que se atrevieran a interrumpir mi descanso y fuera quién fuera me la iba a pagar -me levantaba de la cama- cubriendo mi ligera desnudes y al querer avanzar, nuevamente escuchaba cómo tocaban incluso aún más fuerte, sumado a que se atrevían abrir la puerta y..
—Hmp así qué ya estas despierto..
¿Qué demonios quieres? ¿Acaso no sabes qué..?
—Me importa muy poco tu mal humor, anoche te lo advertí muchas veces y no me hiciste caso, pero no vine hablar de eso y ya que me ahorraste el trabajo de despertarte, dime ¿Acaso has olvidado qué fecha es hoy?
Mis ojos viajaban hasta él «cómo lo iba a olvidar, sí desde que era un niño me lo repetían constantemente, cómo si fuera una fecha fácil de olvidar» hoy se cumplía un año más de la muerte de Raso y Karura, mis padres. Cómo voy ha olvidarlo hermano, pero sigues sin responder mi pregunta y ya sabes muy bien que yo no soy el tipo que gasta su saliva inútil mente..
—Vamos no te hagas él rudo que conmigo no te queda, yo soy tú hermano mayor y..
Nada, tú sabes tan bien cómo yo que incluso a un hermano puede recibir un grato castigo por su osadía, pero por ser la fecha que es hoy lo dejare pasar y ya que mi sueño se arruino, empezaré arreglarme, después de todo no puedo hacer esperar a Oba-chiyo y él imbécil de Shinki..
—¿Otra vez con eso Gaara?— Al menos hoy no por favor ¿Quieres? Mejor apúrate, que no quiero tener a Temari de histérica marcándome cada 5 minutos a mi celular preguntado ¿Dónde estamos?
Ante sus palabras, solo podía gruñir, odiaba que mi hermana, mi abuela y todos los demás imbéciles miembros de la familia Sabaku quisieran obligarme asistir a una reunión donde sólo se juntarian, para aparentar ser una familia distinguida «cuando en realidad todo era mentiras e hipocresías» ya que era bien sabido que eso era imposible, al menos para nosotros.
Mi nombre es Sabaku no Gaara tengo 25 años y digamos que soy la cabeza de mi pequeña familia, ya que "los otros miembros distinguidos y memorables de está" eran unos buitres esperando que algún imbécil, de los tantos enemigos que tengo pudieran lograr su objetivo liquidarme y así ellos poder quedar al frente de todo nuevamente, pero no sé los iba a poner tan fácil.
Kankuro salía de mi habitación señalando un fino reloj en su muñeca, yo solo ponía los ojos en blanco, sintiéndome entre molesto y ansioso.
[...]
Entraba al hospital suna tontamente había intentado ayudar a mi hermana menor y..
—Hinata no me hagas sentirme más inútil de lo que ya soy, quieres..
Lo siento Hana yo solo deseaba ayu.. y tras escuchar un largo suspiro de ella y verla avanzar orgullosa, intentando parecer una persona "normal" me callaba y seguía sus pasos, en mi vida siempre ha habido muchas preguntas sin respuesta, pero cada que venía a este lugar, la misma pregunta se repetía constantemente en mi mente ¿Por qué ella? Y por más que buscaba una respuesta, no encontraba una.
Mi nombre es Hinata Hyuga, tengo 21 años y a pesar de tener muchas carencias en mi vida, mi hermana menor es mi mayor tesoro, alegría y orgullo...
Habíamos llegado a vivir hace poco más de un año y meses al país de Sunagakure, ya que nosotras habíamos nacido en Konohagakure, país vecino de está cálida tierra.
Mi madre tenía casi dos años de a ver fallecido a causa de un terrible accidente automovilístico y siendo este el causante de todas nuestras desgracias..
Yo cursaba la carrera de administración de empresas, la cual había tenido que dejar de estudiar, tras ese fatal accidente, debido a que tenía que hacerme cargó de cuidar de mi hermana menor y tener que trabajar para sobrevivir..
Hanabi a pesar de su corta edad y discapacidad, siempre ha mostrado una gran fortaleza y precisamente era ella quien me la contagiaba para poder afrontar todo lo malo que nos pasaba y no rendirme, ya que de un día para otro había quedado huérfana y prácticamente siendo madre al mismo tiempo.
Nosotras habíamos llegado a este lugar con la esperanza de que los grandes especialistas de suna, pudieran curar la ceguera de mi única familia, ya que ella al acompañar a mi madre había salido ilesa de ese accidente, pero a costa de perder su visión.
—Hermana apúrate y fíjate por dónde caminas..
Al escuchar su voz me hacía salir de mis pensamientos y darme cuenta de que casi chocaba con unos camilleros y al ver sus miradas molestas, mi cara se sonrojaba, ya que todo había pasado por ir distraída y al disculparme muchas veces, llegábamos a esa área del hospital, que conocía tan bien.
[...]
Colocaba mis lentes de sol y ante la mirada furiosa de Kankuro por mi tardanza -subía al auto- hoy como todos los años nos reuniríamos primero que nada en una misa en honor a mis padres y al termino de está, fingiríamos ser los hermanos más unidos del mundo.
Al cerrar la puerta, el auto comenzaba su marcha, la cruda realidad empezaba a cobrarme factura y al escuchar a mi hermano hablar por celular, imaginado con quién hablaba, a mi mente llegaba una pregunta que me invadía desde hace unos días atrás..
¿Qué era lo qué me hacía falta en mi vida para ser realmente feliz? A mi edad me consideraba un hombre atractivo, aunado a que era millonario, alguien que con solo tronar sus dedos podía cumplir cualquier antojo u deseó, incluso las mujeres, sin importar si estas fueran viudas, casadas o solteras, pero ellas sólo servían para saciar mis deseos sexuales y hasta ahí, ya que ninguna había logrado despertar algún sentimiento más profundo en mí persona y eso me frustraba, ya qué últimamente todo era monótono en mi vida.
Según los rumores que se decían de mí, yo era un hombre frío, arrogante y muy cruel, que en lugar donde se supone estaba el corazón, debía de tener un enorme tempano de hielo, ya que no sentía absolutamente nada cuando se trataba de hacer justicia, ni nadie me hacía ablandarme.
Tal vez las personas que decían eso, eran precisamente porque ellas envidiaban mi fortuna, fama y mi gran negocio, aunado a que querían que yo desapareciera, pero si algo había aprendido en la vida, era que en este mundo no podríamos tener todo lo que deseábamos y mucho menos podría mostrarme débil, ya que si lo hacia, terminaría sufriendo.
No puedo negar que me sentía bien siendo como soy, ya que el ser cruel es un requisito primordial en este mundo.
El auto seguía avanzado y al pasar por la clínica de altas especialidades de mi país, unas mujeres llamaban mi atención, en especial la chica de cabello azul oscuro, el cual se mecía con el viento, ella tomaba de las manos a la chica que la acompañaba y le colocaba un mechón de cabello tan diferente al suyo tras su oreja..
No sé de qué demonios hablaban, pero cuándo la mayor de ellas sonreía, algo cálido se instalaba dentro de mí, llamaba la atención de Baki, mi jefe de guardaespaldas y..
—Señor..
Mi mirada señalaba en dirección a ellas y al ver como él asentía, me alegraba que no hubiera necesidad de absurdas palabras, él sabia perfectamente lo que yo quería y al analizarlo era algo bastante lógico, Baki tenía años trabajando para mí, incluso desde que mi padre vivía y de ahí que me conocía a la perfección.
[...]
Salimos del hospital y ahora quien daba un largo suspiro, era yo..
—Y bien hermana, ya me dirás ¿Qué fue lo que te dijo el doctor?
Hana él..
—¿Qué ocurre Hinata?— Vamos dímelo sin rodeos, no te detengas «no la veía, pero era más que obvio que ella estaba nerviosa, tensa y preocupada, la conocía muy bien, además odiaba que me quisiera tratar como una niña»
La mirada de Hanabi a pesar de no contar con visión, era tan penetrante «ella nunca se mostraba decaída o temerosa ante las difíciles situaciones que se nos presentaban, en cambio yo, me sentía pavorosa, era algo que no podía evitar por más que quisiera, pero justo ahora me sentía molesta y muy frustrada..
—Vera señorita Hyuga después de analizar los estudios que le pedí le practicarán a su hermana y de consultar la opinión de varios de mis colegas respecto a los resultados, llegamos a la conclusión dé que ella es una candidata aceptable para una cirugía de prueba que se desarrolló recientemente aquí en el hospital, con resultados del 80% de que ella pueda volver a ver..
Y al alegrarme por esas palabras..
—Lamento decirle que es una operación muy costosa..
Sacudía mi cabeza tratando de alejar esas últimas palabras, no sé que iba hacer para conseguir dinero, pero tenía muy claro que esa operación se iba a realizar, porque se iba a realizar, no importaba lo que tuviera que hacer, incluso si tenía que vender mi alma al diablo, mi hermana iba volver a ver sí o sí.
—Y bien ¿Ya me lo dirás?
Si hermana, pero no ahora, veras tengo mucha hambre, así que primero iremos a comer y al sonreírle tiernamente como nuestra madre lo hacía y ella resoplara molesta, acomodaba su largó cabello tras su oreja y la incitaba a caminar, ya que había detenido un taxi «no la iba a preocupar, yo me encargaría de todo» y al subir al auto, ante la pregunta del conductor diciéndome ¿Qué a dónde nos llevaba? Le indicaba la dirección..
El auto se ponía en marcha, nosotras empezábamos a platicar de cosas triviales, tratando de que ella no insistierá más en el tema, pero repitiendo en mi mente unas palabras «ella volvería a ver» y al escucharla hablar ajena a todo, sólo podía sonreír entusiasmada, sin imaginar que un auto muy sospechoso seguía nuestro camino.
Hola, como ven aquí vengo con una nueva historia Gaahina.
Esperó que le den una oportunidad y les guste, sin más que decir que la disfrute, saludos =)
