Capítulo cinco:  tiempo de decisiones…no me dejes…

Ron: 

Como siempre en la última semana trataba de no dirigir la mirada hacia la mesa de Slyterins, aunque claro, siempre fracasaba, sus ojos parecían tener voluntad propia, al menos tenía en consuelo que parecía pasarle lo mismo al …a Blaise…esto  era tan absurdo, ya ni siquiera podía pensar en ese nombre sin que la piel se le enervara y todo dentro de su cuerpo pareciera gritar por ese contacto.  Claro que luchaba contra esa atracción y pasión desenfrenada, pero no lograba nada, hasta se había hechizado, para que le dieran dolores de muelas cuando su vista se posara en un Slyterins, pero no había logrado su objetivo, había sufrido como desgraciado y cuando en un momento se había cruzado en un pasillo con Blaise, se habían mirado y el dolor de muelas presente, claro estaba ahí, pero que importaba, estaban ante él esos hermosos ojos marrones, esos labios que invitaban a ser besados, esa piel que ya conocía de memoria y que evocaba en las noches acariciando su masculinidad, con un gemido ambos habían terminado en un rincón escondido besándose y dándose placer a pesar del riesgo evidente de ser descubiertos…Blaise Zabini…un Slyterins, miembro de una poderosa familia de sangre Limpia y magos oscuros, todo lo que personalmente le asqueaba…Blaise Zabini, el muchacho que le hacía saltar el corazón, que le hacia contener suspiros, y que cada vez hacia que fuera mas difícil no pronunciar esas palabras, esas que gritaban dentro de él por ser liberadas y acariciar los oídos del moreno.

Hermione:

 Miraba muy preocupada a Ron, casi dos semanas, y estaba cada vez mas extraño, desde ese día en que le había pedido una poción contra el dolor y que aun no había logrado que le contara por que la necesitaba, es mas se desaparecía por horas, luego llegaba agotado y se encerraba tras las cortinas de su cama, por lo menos eso le había dicho Harry…otra historia era Harry, se le veía fatigado y su mirada habitualmente dulce se estaba convirtiendo en un espejo frío, claro que les había explicado que estaba recibiendo un entrenamiento intenso y que no podía decirles mas, pero aun así, estaba muy preocupada, una cosa era la fatiga y otra muy distinta la tristeza y…como denominarlo…perdida de esperanza que parecía mostrar cada vez mas la mirada de Harry.

Harry:

 Trataba de concentrarse en su desayuno, llevaba casi dos semanas de entrenamiento y aunque estaba demostrando que las capacidades que esperaban de él, las tenía, no quería aprender todo eso, no quería convertirse en un ejecutor y  mas de la mitad de los conjuros  eran de ataque…sabía perfectamente que Voldemort era el mal encarnado, el ser mas cruel que pudiera existir, así como que sus leales mortifargos era tan crueles y despiadados como el propio Voldemort….pero aun así…sentía que en cierto modo le estaban preparando para ser él a su vez tan cruel y despiadado como el mismo Señor Oscuro.   Su mirada vago por su mesa, todos charlaban animadamente, salvo Ron que parecía a penas prestar atención a la conversación que trataba de entablar con él Hermione, estaba raro…siempre había visto que su amigo bebía vientos por la muchacha, de hecho estaba seguro que todos daban por hecho que esos dos terminarían siendo pareja, pero ahora…suspiró y su mirada fue a la mesa Slyterins, toda la conversación en esa mesa parecía girar en torno a Némesis, los mas pequeños le miraban con adoración, los mayores escuchaban y opinaban, parecían argumentar, al lado de Némesis un serio Malfoy parecía desmenuzar mentalmente cada palabra, aunque cuando el chico dorado le dirigía la palabra directamente todo el frío rostro del Slyterins cambiaba, parecía destellar y se convertía en la calidez personificada…

Némesis, sentía algo extraño en ese muchacho, no era peligro, pero era…bueno no sabía como definirlo, sabía a la perfección que ese chico tenía una relación con Malfoy y que de alguna manera estaba generando una influencia en este y en toda la casa, pero parecía que ninguno de los profesores le prestaba atención, hasta Snape, cuando miraba a Némesis su mirada impenetrable parecía cambiar…una vez había tratado de hablar con Dumbledor, pero este le había dicho que Slyterins era asunto de Snape, que ellos tenían cosas mas importantes y que al fin y al cabo, la magia oscura predominaba en esos muchachos…parecía que a nadie le interesaba que alguno de los chicos de Slyterins quizás no fuera un mago oscuro, de hecho él pensaba que el propio Némesis no podía serlo, era demasiado cordial, de hecho podía percatarse que hasta de las otras casas sentían simpatía por ese muchacho, nunca entraba en las pullas despreciativas, siempre auxiliaba en caso de estar en problemas, es más hasta se ofrecía disimuladamente cuando el caos estaba apunto de generar un desastre en pociones con Neville, pero….y si Ron tenía razón y solo era un truco, una manera de parecer inofensivo y obtener información de todas las casas…

Esa noche:

Se dirigía de regreso a la sala común de Slyterins, había estado en una charla privada con Severus, todo por una  carta recibida por Draco, éste le había pedido que le dejara sólo, ante lo cual lo único que se le había ocurrido era caminar por los pasillos hasta que Severus lo había encontrado y llevado a sus habitaciones a conversar, y habían conversado, solo que el tema no había sido lo que sentían o…en fin…el tema había sido que los Malfoy eran magos oscuros y servían a Voldemort, que era una realidad, que poco o nada sacaba con tener esperanzas…claro que había argumentado, que si él, Severus había podido salirse de la servidumbre a Voldemort también podía hacerlo Draco, pero…ahora…nuevamente a solas en esos pasillos casi desiertos ya que todos los alumnos se encontraban ya o se dirigían al comedor, ahora no podía evitar enfrentarse a la realidad, Draco ya había recibido tres cartas de su padre, estaba claro que le señalaba que estaba lista la ceremonia para que jurara su lealtad inquebrantable a Voldemort…el que ahora Draco le dijera que quería estar  a solas era la señal más clara que lo estaba perdiendo…

No quiero…--musitó y se detuvo, una de las grandes ventanas estaba abierta, se apoyó en ella y las lágrimas empezaron a mojar sus mejillas, dolía mucho más de lo que antes pudo dolerle la traición de quienes había creído amar…perder a Draco era perderse a sí mismo…cuanto rato estuvo ahí, no lo sabía en eso unos pasos cansados le hicieron mirar, en el corredor venía con rostro demacrado y actitud derrotada Harry Potter.

Te ves terrible, Potter—comentó al verle acercarse.

Némesis, tú no te ves mejor, sabes—dijo deteniéndose frente al rubio, no sonreía, sus facciones mostraban preocupación y sus ojos evidenciaban el llanto—¿hay tormenta en el paraíso Slyterins?—esto ultimo estaba cargada de ironía, aquella producto quizás de su propia frustración.

El paraíso…¿crees que alguna vez hemos estado mas lejos de él?—la voz le tembló y las lágrimas rebeldes volvieron a mojarle las mejillas—quizás nunca debí venir…quizás…--musitó casi inaudiblemente.

Perdona Karim—puso la mano en el hombro del muchacho dorado, no podía estar descargando su rabia en ese que parecía estar tan mal como él—tú tienes tus  problemas y yo estoy agotado y…

Angustiado…cierto, ser el ejecutor destinado de Lord Voldemort es un cargo duro…pasar horas aprendiendo a controlar la magia y a matar con ella—pasó sus manos temblorosas por sus mejillas—le he dicho una y mil veces a Draco, a Severus y a cuanto chico se me cruza que el destino no está escrito, que nada justifica someter la propia voluntad a otro, que lo que importa es el poder y lo que haces con el por tu propia decisión, que bien y mal solo son dos alternativas de otras tantas…

…--Harry no sabía que decir, cómo Karim sabía de sus entrenamientos, como de lo que lo angustiaba.

Estoy a punto de perder lo   mas valioso y de pronto parece que mi única oportunidad está en el destino que me fue profetizado, simplemente debo cerder al maldito destino—apretó los puños y apoyó la cabeza en el muro.

…--las palabras de Karim resonaban en su mente, sobre el destino…el sentido del poder…--no…no debes…ninguno de los dos—jadeó temblando, dio un paso  mas y quedo a centímetros del otro muchacho—yo quiero creer que tienes razón, el destino no está escrito, lo que importa es lo que hagamos con el poder…Karim…mírame, debes seguir creyéndolo…

Necesito creer que…que no   perderé a Draco…yo le necesito tanto, Harry…Draco es mi vida—los grandes ojos verdes parecían tan comprensivos—le amo…nada tiene sentido si le pierdo…

Karim…--iba a abrazarle, cuando la sombra de una silenciosa presencia se movió, acercándose, los rayos de luna se posaron en esos cabellos platinados—Draco…

El destino no está escrito, Karim, te juro que no lo está—a pesar que su voz era un murmullo resonó en ese pasillo, cruzó la distancia que los separaba y envolvió en tembloroso cuerpo de éste en sus brazos, besó los cabellos, la frente y las mejillas mojadas—te amo…eres lo mas importante de mi vida…te amo y rechacé ser mortifargo…por eso  necesitaba estar a solas…le escribí para decirle que no haría ese juramento…solo hay un juramento que haré, ante ti…te amo Karim Némesis y estaré contigo hasta mi ultimo instante de vida…lo juro…

Draco—gimió estremecido—juro estaré para ti hasta el ultimo instante de mi vida…

Harry Potter   presenciaba la escena en silencio, estremecido por lo que esta significaba…acababa de escuchar claramente que Draco Malfoy había rechazado ser Mortifargo, que asumía para sí el postulado de Karim, aun cuando eso significaba darle la espalda a su familia y al todo poderoso señor Oscuro…todo por que amaba a ese chico dorado, un amor correspondido…en silencio se retiró.

Estaba frente a la señora gorda, no había ido al comedor, no tenia hambre, las palabras de Karim resonaban una y otra vez en su mente "el destino no está escrito, solo importa el poder y lo que haces con él por tu propia voluntad…", parpadeó nervioso, sintiendo que una convicción crecía en él, alzó la mirada al cuadro donde la señora gorda le miraba preocupada—virtud y constancia…

 Otros dos chicos estaban también frente a la entrada de su casa, las manos asidas, habían charlado entre murmullos y besos por mucho más tiempo después de que Potter se retirara.

Vamos, hay definiciones que tomar—musitó al oído de Karim—es hora de saber cuantos realmente han escuchado lo que has dicho…

Si es hora…--antes de pronunciar la contraseña para ingresar a la sala común de su casa asió el rostro de Draco y con suavidad le besó, un beso profundo y lleno de sentimientos, sonrieron al separar sus labios—Orgullo y poder…

Desde que se retirara de su oficina Karim  estaba sumergido en los recuerdos, en su juventud, en las decisiones que le habría gustado cambiar, en el dolor que había provocado, quizás si en su momento un chico dorado de ojos ámbar hubiese estado a su lado…quizás…suspiró y acarició sobre la manga de su camisa la marca que aún llevaba, la prueba evidente que lo que había sido, de lo bajo que podía caer…se puso de pie y sirvió otro vaso de brandy que bebió en seco, luego con paso cansado se dirigió a su habitación, sus ojos negros destellaron al recordar cada uno de los instantes vividos en las casi ultimas dos semanas en ese lecho, en la pasión desatada, en como por primera vez en tantos años había dejado escapar esa parte de sí, la que sentía, la que quería entregar y recibir, esa que temblaba con las caricias y los besos, antes había sentido así de  profundo, por dos compañeros, aquel que admiraba hasta la casi idolatría, de cabellos tan rubios como Draco, ese que le había llevado sonriendo a su perdición…y ese otro, de su edad, de piel de terciopelo y ojos de miel, dulce y alegre, ese que cuando estaban sentados a la misma mesa en el gran comedor le saludaba formalmente, que aun hoy desconfiaba de él, que nunca le había perdonado el que hubiese seguido a Voldemort, que no fuera capaz de advertirles del ataque a los Potter, que no encontrara las pruebas suficientes para liberar de ir a Azkaban a Black…de nada había servido la intervención de Albus a su favor…era un hecho que casi todos seguían viéndole como un Mortifargo.

Se retiró la capa y estaba por descalzarse cuando el golpear insistente de la puerta de su oficina le hizo desistir, por reflejo asió su varita y fue hasta ahí, al abrir el rostro turbado en extremo de una de las niñas de tercero de su casa le recibió—que pasa Lial Bistiz?…

Profesor, venga a la sala común, pronto…ellos, ellos—temblaba, había salido corriendo antes que pudieran detenerla, recorrido esos dos pasillos a media noche, a pesar de las prohibiciones de circulación, tenía mucho miedo—ellos…

Tranquila…vamos…--la asió de la mano para darle confianza, los grandes ojos asustados de la muchachita le miraron agradecidos, vaya, de manera que aun podía hacer sentir segura a una pequeña en el momento adecuado, haciéndola olvidar que era Severus Snape, el despiadado y frío maestro de pócimas…

Entró a la sala común de Slyterins y entendió de inmediato, la tensión se cortaba en el aire, las manos listas para hacer funcionar las varitas, las miradas aterradas de los pequeños, la indecisión de unos pocos alumnos de 4 y 5,  la radicalización de los de 6 y 7, aspiró profundamente.

¡GUARDEN DE INMEDIATO LAS VARITAS! ¡DE INMEDIATO HE DICHO!—sus ojos recorrieron los rostros, con autoridad.