El poder de la mente

-Me has decepcionado...

Las palabras, aunque débiles, resonaron en la silenciosa habitación. Pansy miró pálida de furia a ese muchacho que yacía en el lecho, con los ojos cerrados, tal como había estado el día anterior, y el otro, y el otro... Pero ahora era distinto. Algo había cambiado en aquella escena. Enfadada, levantando la mano, señaló la figura que aparentemente dormía tranquila.

-¡Eres un maldito cobarde! ¡Eso es lo que eres! -Gritó señalándole, como con completa seguridad de poder ser oída por aquel a quien iban dirigidos sus gritos, a quien iba dirigida la furia liberada en que se habían convertido todas las emociones contenidas de aquellos días y semanas.

Pues él le había fallado. Él, siempre levantando orgulloso la cabeza y enfrentándose a todo con arrogancia. Él, con esa frialdad que había aprendido a hacer suya y que se reflejaba en sus ojos. Esa frialdad que fuera su refugio pero también su fortaleza. Pero, ahora, el cansancio le había vencido, decían. ¿Se había dejado derrotar? Había cerrado su mente, decían. Ella había confiado en él, en su fuerza. Y él se había rendido y se había dejado ir.

Notando cómo los ojos se le humedecían, salió ruda y rápidamente de la habitación, de aquella odiosa habitación blanca invadida por un silencio agobiante.

Amy la vio marchar, y ella se quedó allí, mientras el ruido de los pasos de la otra menguaba rápidamente y se perdía en el castillo. Decidió dejarla sola y, con sus verdes ojos tristes, observó el rostro de Draco, tan en paz, y tan impasible a todo lo que ocurriera a su alrededor.

En la habitación había más personas. La imponente presencia del profesor Severus Snape, la delgada figura del director Dumbledore y la rellenita de la señora Pomfrey, rodeaban la más pequeña, de pie enfrente de la cama, con la mano de su tío sobre su hombro.

Cuando recibieron el mensaje de la señora Pomfrey de que Draco había despertado, todos bajaron en un extraño cóctel de emociones. Sorpresa, esperanza, preocupación, curiosidad, tristeza, miedo, alegría. Los primeros momentos del despertar serían complicados y delicados. La medimaga les había avisado después de llevarle a su paciente un poco de comida para que pudiera ir reponiendo fuerzas poco a poco. Según les contó, al despertar, había presentado síntomas de amnesia. Los profesores vieron el punto bueno de eso, y es que esa situación les daría un margen para ir abriendo al muchacho la verdad poco a poco, y no de forma precipitada, pudiendo entrar lentamente en los detalles de aquel día. Pero lo que nadie sabía es que la realidad había golpeado a Draco repentinamente, de la forma más dolorosa. Que la mención de su nombre había abierto de sopetón la válvula de escape de los recuerdos. Cuando la señora Pomfrey llegó con la comida le había parecido ver una extraña expresión en sus ojos. Él apenas había comido nada ni había dicho palabra alguna en todo el rato. No le dio importancia, lo atribuyó a su estado débil. Y cuando habían llegado todos a la habitación, se lo habían encontrado como si nada hubiera cambiado.

Era seguro que unas horas antes había abierto los ojos, la medimaga había hablado con él, había comprobado su estado. ¿Estaba durmiendo? Quizá. Pero, con seriedad, Dumbledore, que siempre parecía saberlo todo, les dijo que había vuelto a caer en el sueño profundo, en la inconsciencia del despertar incierto. Sólo que, esta vez, voluntariamente. Un bloqueo mental de autoprotección. Él mismo había decidido regresar a la negrura. Y si eso se alargaba, le llevaría a un único final.

Aunque no le gustara pensarlo, Amy sintió que lo comprendía. ¿Quizás ella si se hubiese encontrado en aquella situación y, si hubiera podido, hubiera hecho lo mismo? ¿Cobardía? No lo sabía. Pero no aceptaba definirlo así. Durante un corto rato la relación de ideas le hizo pensar en la paradoja del suicidio. ¿Miedo a vivir? ¿Valentía de morir? De seguro habrían múltiples opiniones sobre ello. Pero esto era distinto. Un abandono silencioso, tranquilo, sin dolor. En su corta vida sabía de la existencia de personas que darían lo que fueran por poder desaparecer así. Después de todo, su padre era doctor en San Mungo, y ahí se encontraban casos desesperados de cualquier tipo. Su madre, la hermana de Snape, era ayudante de psicólogo. Amy se había criado escuchando serias conversaciones entre sus padres, que nunca habían querido ocultarle nada a sus hijas sobre la realidad, que les habían hablado de lo bueno y lo malo de la naturaleza humana. Aunque siempre, sobretodo, recalcando la importancia de la esperanza y de apreciar todo aquello positivo que siempre persiste a pesar de enfrentarse a la más profunda adversidad. Ese recuerdo la hizo desear ser capaz de transmitir esa esperanza y el poder de ver lo bueno que le rodeaba a ese chico extraviado.

...

En el mundo muggle también existe la magia. Una magia diferente y no tan visible y palpable como la mayormente presente en el mundo de los magos. Esta magia es tímida, oculta en la mente de las personas. Porque realmente el poder de la mente existe, aunque nunca se le haya dado la suficiente importancia, ya que pocos la poseen en un grado importante y valioso, y muchos han sido los engaños de falsos poseedores. No se puede distinguir con certeza qué personas poseen el don. Se estudia en el Departamento de Misterios del Ministerio, pero esa dificultad en localizarlo y esa poca importancia que se le da hace que corra tanto entre brujos y brujas como entre simples muggles. Entre algunos elegidos. Unos nunca lo sabrán, otros lo saborearán levemente, y otros comprenderán y dominarán su poder.

Muy lejos de Hogwarts, más allá de Londres y de Europa, una joven se preparaba para un largo viaje. En su maleta, un pequeño ordenador descansaba en una esquina bajo algo de ropa.

...

No tenía ganas de volver a allí. De hecho había estado tres días sin pisar aquella habitación. ¿Para qué? Si él no tenía ninguna intención de despertar, ¿por qué iba a estar ella esperando a su lado, como una tonta? Diantre. Malfoy siempre lograba sacarla de sus casillas cuando se lo proponía. Esta vez seguro que ni siquiera había pensado en ella, pero había logrado cabrearla de verdad. ¿Quién se pensaba que era para dejarlos a todos de aquella manera? Por si no se había dado cuenta tenía a gente a su alrededor, gente que se preocupaba por él. Pero no, él no era capaz de ver más allá de sus narices. Sí, era cierto, lo había pasado mal, aquello que habría vivido no se lo deseaba a nadie. Pero no estaba solo. Y la enfurecía tener la certeza de que él lo veía así.

-¡Será capullo!

Pansy golpeó con el puño la pared a su lado. La pared blanca. Sí, blanca. Porque a pesar de todo había vuelto como una estúpida a aquella habitación, como si hubiera algo que esperar, algo que hacer.

-Tranquílizate, Pansy. No la tomes con la pared ahora, que ella no te ha hecho nada.

-Cállate, Zabinni. ¿O prefieres que la tome con tu carita de ángel? O -sus ojos se iluminaron -quizás un buen puñetazo consiga despertar a éste de la mejor forma -añadió aproximándose peligrosamente a Draco.

-Esto... Pansy... -Intervino rápidamente Amy. -No creo que esa sea la mejor solución...

-Xist. Silencio... -Blaise, que había estado observando extrañado por la ranura de la puerta entornada, se levantó de su asiento. -Venid aquí, rápido.

Intrigadas, las chicas lo siguieron y se colocaron tras las cortinas del otro lado de la cama.

-¿Qué pasa, Blaise? -susurró Pansy.

-He visto algo... Podría ser... No, no puede ser...

-¿De qué estás hablando?

-Xist.

Al poco, la puerta de la habitación se abrió más y más con suavidad., dando paso a... Nadie. Sí, no había nadie, o eso parecía al principio... Pero lo estropeó un poco disimulado ruido de pisadas y murmullos.

-¡Au! ¡Ronald, eso era mi pie! Y ya es la décima vez.

-Lo siento, en serio que es sin querer...

-Bien. No hay nadie...

-Yo no estaría tan seguro, Potter.

Los tres Slytherin surgieron de detrás de las cortinas. Blaise se adelantó y estiró algo con decisión, dejando a Harry, Hermione y Ron al descubierto y, evidentemente, desprevenidos ante la presencia de los otros tres.

-Así que esto es la famosa capa de invisibilidad de Potter sobre la que tanto se rumorea... Curiosa textura... -Blaise la observó entre despectivo y asombrado.

-¡Devuélvemela! -Exclamó Harry molesto.

-¿Y por qué debería? -Preguntó el otro, retador.

-No tendríamos que haber venido a aquí. -Musito Ron, que claramente no se encontraba allí por gusto.

-Completamente de acuerdo. -Asintió Pansy, en tono amenazador. -¿Qué hacéis vosotros aquí? ¿Qué se os ha perdido?

El trío Griffindor parecía no saber muy bien qué responder. Finalmente, fue Hermione la que alzó decidida la mirada.

-Nosotros sólo... Mirad -admitió culpable -sé que nunca ha habido muy buena relación entre nuestras casas...

-Vaya, no me digas... Después de todo somos Slytherin, ¿no? ¿Qué pueden querer unos Griffindor perfectos como vosotros de unas serpientes traidoras como nosotros? ¿No es así como os gusta definirnos?

-Escuchad, hemos tenido nuestras diferencias, pero... presenciamos lo que ocurrió aquel día y, hemos oído cosas y, bueno, nosotros sólo...

-¿Queríais verlo por vuestros propios ojos, verdad? Qué detalle de vuestra parte. Ahora, ¿ahora queréis averiguar cosas?

-Puede que estuviéramos equivocados en algunas cosas, sí, pero ¡vosotros tampoco es que hayáis puesto nunca algo de vuestra parte!

-Vamos, vosotros teníais muy claro desde el principio cuáles eran nuestras lealtades, ¿verdad? ¿Acaso os habéis preocupado alguna vez?

-Ahora lo hacemos. Sólo queremos comprender, ¿vale? Si nos equivocamos, si juzgamos precipitadamente, todavía podemos...

-¡No me vengas con esas, Granger! No nos interesa para nada vuestra comprensión. Y de seguro a Draco tampoco le interesa para nada vuestra compasión. Vosotros no pintáis nada en todo esto. No os metáis en lo que no os incumbe.

-Te equivocas, nosotros nos preocupamos...

-Te preocupas, Hermione. -Intervino Ron, molesto, a lo que le respondió una mirada de reproche de la chica, que prefirió ignorar la interrupción.

-... nos preocupamos...

-¿Os preocupáis? -La cortó Pansy. -Es tarde para eso. Meteos en vuestros propios asuntos.

Harry se adelantó, alzando la mano que llevaba cerrada. Intentaba mantener la calma, no era momento de emprenderla en una discusión estúpida.

-Escuchad, al menos...

-Cara-rajada. -Ahora fue Zabinni el que intervino, ansioso siempre de una buena pelea con los leones , y compartiendo el desagrado de Draco para con Harry. -Ya has oído. No nos agrada vuestra presencia aquí. -Sacó la varita de entre los pliegues de la túnica.

No tenía ganas de un enfrentamiento absurdo en esos momentos. La rivalidad entre Griffindor y Slytherin había llegado a un punto demasiado extremo, y nadie se había preocupado por solucionarlo... Harry no se encontraba cómodo allí, intentando razonar con ellos y echar un poco de agua clara a la situación. No le gustaban los Slytherin. El sentimiento de rechazo, alimentado desde primer año, era recíproco. Buscando desesperado algo que calmara los ánimos, se percató de la presencia de la más joven. Ella sin duda no se dejaría llevar por los prejuicios y por viejas rencillas, además tenía pinta de buena chica.

-Tú eres de primer año, ¿verdad? ¿Cómo te llamas? Estoy seguro de que entiendes...

La dura mirada que le dirigió ella lo dejó helado.

-Entiendo que éste no es vuestro lugar. Harry Potter y compañía.

Oh, porras, hasta la cría parecía odiarle sin siquiera conocerlo... La forma de pronunciar su nombre incluso le había recordado al profesor de Pociones.

-¡Diablos! Estoy de acuerdo, aquí no pintamos nada. -Exclamó Ron con fastidio. -¡Vámonos! Ni siquiera se merecían que ayudaras cuando lo de Malfoy...

-Oh. Así que se trata se eso. -Intervino fríamente Pansy. -Tú lanzaste los hechizos, Potter. -Aquí su tono se suavizó un poco. -De verdad te lo agradezco, supongo que te debemos una. -Aquí el tono volvió a endurecerse. -Pero, ahora, esto vuelve a ser sólo cosa nuestra. Largaos de aquí.

Con un bufido, Harry atrapó la capa de invisibilidad que le lanzó Blaise.

-De acuerdo, nos vamos.

Y así hicieron.

Pansy se sentó molesta en su silla. No podía sufrir a los Griffindor, y menos al famoso trío. Y menos todavía en aquella situación. Simplemente, era algo más fuerte que ella. Y no pensaba preocuparse ahora por las repentinas y extrañas ganas de hablar de esos tres. Sin duda les afectó lo que vieron. Pero, oh, maldita sea, ahora no quería pensar en eso. Todo esto les afectaba a ellos y nada más, el trío no tenía por qué meter las narices. Dirigió una mirada de soslayo a Amy. Sin duda Snape le había transmitido su antipatía por Potter. Lo había dejado con un palmo de narices... Y Zabinni, por algo era el compañero preferido de batalla de Draco...

...

Cuando llegaron a la Sala Común de Griffindor Ron aún seguía refunfuñando por lo bajo, mientras que Harry y Hermione habían guardado hermético silencio durante todo el camino, perdidos en sus propios pensamientos. Se sentaron pesadamente en uno de los sofas de terciopelo rojo.

-Supongo que tienen parte de razón. -Hermione fue la primera en hablar. -Pero al menos pudieron dejarnos hablar...

-No contábamos con que estuvieran allí... Supongo que nos vieron abrir la puerta de la enfermería. -Comentó Harry, y guardaron silencio..

-Vaya, parece que mi capa de invisibilidad ya no es ningún secreto. -Añadió al cabo de un rato.

-No te preocupes, compañero. -Exclamó Ron pasándole un brazo por encima. Parecía que la comodidad y familiaridad de la Sala Común de Griffindor, junto al alejamiento de la zona de agrupamiento Slytherin , había apagado su estado molesto hacia una más habitual despreocupación. -Sigue dando la invisibilidad, que es lo que interesa.

Hermione se levantó, todavía irritada por la actitud con que los habían recibido.

-Esa Parkinson, al menos podría haber escuchado...

-Déjalo, Mione, no vale la pena... Ya hemos ido, que es lo que queríais, a intentar aclarar un poco lo sucedido, pero si ellos no han querido razonar, qué le vamos a hacer. Que se queden en su pequeño mundo.

-Pero, me habría gustado ver cómo está Malfoy. Desde entonces no se le ha visto el pelo y...

-¡¿Qué?

Oh oh. Hermione se percató de sus palabras demasiado tarde para remediarlo.

-¿Te estás preocupando por Malfoy, Hermione? -Las orejas de Ron se estaban acercando peligrosamente al tono rojizo de su pelo. -No me lo puedo creer. Después de todo lo que ése, ése...

-Oh. Basta. Me voy a mi habitación. Buenas noches, Harry, Ron. -Hermione no tenía ganas de enzarzarse en una tonta disputa por los evidentes celos sin sentido del Weasley. Como si tuviera algún derecho sobre ella, cuando nunca se había atrevido a traspasar la línea de amigos. La verdad es que ya empezada a cansarse de todo aquello...

-¿Lo puedes creer, Harry? -El pelirrojo se giró hacia su amigo.

-Esto, Ron... He de ir un momento a la lechucería, enseguida vuelvo...

Rápidamente escapó de su compañero, sin poder evitar sentirse un poco culpable por dejarlo así.

Le gustaba deambular solo por los pasillos del castillo, enfrascado en sus pensamientos. No eran pocas las cosas que se agolpaban en su mente desde 5º y desde mucho antes. Y cada vez se sentía más pesimista, y más difícil parecía enfrentarse a todo ello. Ahora estaba viviendo una relativa calma, pero no creía que fuera a durar mucho más. Nadie podía comprender realmente cómo se sentía. En parte sintió un poco de envidia por la situación en que había oído se encontraba en esos momentos Malfoy. Sería agradable abandonarse así. Pero no, no podía pensar de esa forma. Debía encontrar a Voldemort, y vengarse de él por lo que hizo...

En ese momento, alguien se cruzó con él por el pasillo. ¿Era una estudiante? Rondaría alrededor de los 17 años, y sus ojos rasgados y demás facciones revelaban su naturaleza asiática. El lacio y largo cabello negro le caía recogido en una coleta alta, mientras dos largos mechones sueltos adornaban los lados de su cara. Sus ojos de negro profundo tenían una perenne expresión seria y su piel tenía un tono moreno.

La misteriosa muchacha le dirigió una extraña mirada sin detenerse en su camino. ¿Quién sería? Se quedó observándola mientras se alejaba.

-Tiene un aura extraña, ¿verdad? Me intriga.

Harry se giró sobresaltado. Enfrente suyo se encontraba Luna Lovegood, con su mirada entre despistada y soñadora observando la figura que se alejaba.

-Creo que me gustaría conocerla. -Dicho esto giró por un pasillo dispuesta a seguir su camino como si nunca hubiera estado allí. Pero volvió a girarse un instante, clavando la mirada en Harry, que se sintió bastante incómodo siendo su objeto de atención. -Te van las orientales, ¿eh?

-¿Eh? ¿Qué...?

Pero Luna ya había desaparecido dejándolo allí plantado.

¿A qué había venido eso? Suspiró. No tenía sentido buscarle demasiado razonamiento a los comentarios de la peculiar rubia.

...

Oyeron abrirse la puerta de la enfermería cuando ya se disponían a marchar a su sala común. Se imaginaron que sería la señora Pomfrey, pero cuál sería su sorpresa al ver entrar en la habitación a la desconocida chica oriental, seguida de Dumbledore. Mientras los tres los miraban extrañados, esperando una explicación del director a la presencia de la chica, ésta se acerco con firmeza y una expresión grave en sus ojos al chico durmiente .

-Así que tú eres Draco...

Pansy se acercó intrigada y algo desconfiada a la desconocida muchacha, que tendría más o menos su misma edad.

-Perdona, pero creo que no nos han presentado...

Entonces fue Blaise el que se acercó, activando su modo seductor .

-No estudias aquí, ¿verdad? Recordaría sin duda una belleza exótica como la tuya... -Inquirió, tomando la mano de ella y dispuesto a llevársela a los labios.

Ella apartó la mano con rapidez pero con elegancia, mirándolo con difícilmente disimulado disgusto.

-Hola. Encantada. Soy Kaeru Sumeragi. -Les hizo una leve inclinación con la cabeza, presentándose con un casi perfecto inglés y una fugaz sonrisa. -Digamos que soy conocida de Draco.

-¿Qué? Pero si parecía que ésta era la primera vez que lo veías...

-Bueno, bueno, las explicaciones luego... -Se adelantó Dumbledore con una sonrisa. -El caso es que el mundo está lleno de increíbles casualidades. Ello ha llevado a la señorita Sumeragi hasta aquí, precisamente cuando su presencia nos puede hacer un gran servicio.

-¿Sumeragi? -Amy sintió que ese nombre ya lo había oído en alguna otra parte...

-Ella pertenece a una importante familia de mediums del mundo no mágico, en Japón. Domina el poder de la mente.

-¿Es una vulgar sangre sucia? ¡Es imposible que conozca a Draco, entonces! -Exclamó Pansy observándola con recelo. No se fiaba de esa muchacha que se tomaba tantas confianzas. En ese momento Kaeru colocaba la manos en la frente de Draco.

-¿Qué estás...?

-De hecho, soy muggle. -Dicho esto, cerró los ojos.

Dumbledore apoyó una mano en el hombro de Pansy, observando tranquilo la escena ante sus ojos. Kaeru recitaba algo moviendo ligeramente los labios, pero era apenas audible.

-No hay problema, os aseguro que es de confianza.

Pasaron varios minutos de intranquilo silencio, todos observando la peculiar escena, pensando en qué ocurriría a continuación, si es que ocurría algo.

Entonces, para sorpresa de los presentes, Draco abrió repentinamente los ojos, incorporándose bruscamente sobre los codos lo que su cuerpo debilitado le permitía.

-Qué demonios...

Cuando pudo enfocar la vista con firmeza vio a una desconocida chica asiática enfrente suyo, y detrás las caras sorprendidas de Pansy, Blaise y Amy, junto a la sonriente de Dumbledore que asentía complacido.

-... ¿Qué? ¿Dónde...? - Atinó a decir el confuso muchacho, bastante desorientado.

-Buen trabajo, Kaeru. -Dumbledore se acercó a ambos.

-¿Kaeru? -Se extrañó Draco. ¿Qué le recordaba ese nombre? Sus ojosa se abrieron con sorpresa. -Tú... No puedes ser...

-Sí. -Sonrió ella. -No es de buena educación dejar pasar tanto tiempo sin dar noticias Draco... Y, tendrás que disculparme, pero lo que acabo de hacer me deja siempre realmente agotada...

Al momento se le cerraron los ojos y cayó dormida con la cabeza apoyada en la parte de almohada del lado de la cama en que había estado sentada.

-No estoy muy segura de lo que acaba de pasar, pero...

Pansy se acercó poco a poco al confundido muchacho, con una extraña mirada en los ojos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, para sorpresa de todos hizo algo bastante... inesperado.

¡Plaf!

Le pegó un buen puñetazo.

-Auch. -Draco se llevó una mano al lado dolorido de la cara, mientras intentaba de nuevo incorporarse.

-Ah. -Asintió ella acariciándose complacida el puño. -Qué ganas tenía de hacerlo.

N/A:

Yastá. El capítulo acaba con un cierto dejà vu de la 3ª peli pero, ah, Pansy necesitaba descargarse.

Buenus, después de ese comienzo de capítulo algo defraudante, aunque me alargase quería acabar el capítulo con el definitivo despertar del bello durmiente, que si no esto parecería el cuento de nunca acabar... Y menos mal que Pansy no nos lo ha vuelto a llevar a la inconsciencia con su amable bienvenida...

Por fin llegó el momento de la aparición de Kaeru, que se ha hecho esperar lo suyo la muchacha, no sé si aún os acordabais de ella... Y una pequeña aparición de nuestra maravillosa Lunática Lovegood (Necesitaba sacarla por algún lado (Luna power!))

Aún me queda pendiente que Ginny se haga alguna pasada por el fic, no puede ser que la margine así...

Y apareció la vena borde de los Slytherin frente a los Griffindor, no sé cómo habrá quedado la escena... Tenía ganas de charle alguna bronca al trío maravilloso :D

Y no sé cómo me las arreglo. Mira que Ron me cae bien, pero sólo me sale su lado más insoportable No puede ser, ¡lo siento, Ron!

Ya vi la 3ª peli. Está chula a pesar de los inevitables fallos. Pero, agh, odio que representen a Draco como ese patético cobarde. Suerte que siempre están los fanfics para intentar devolverle la dignidad. :)

Uh oh. Ya se sabe el título del 6º libro. Salió en la página oficial de Rowling: Harry Potter and the Half Blood Prince. O_o Ya sé que sueño mucho, pero no puedo evitar pensar en la posibilidad que Draco fuera ese príncipe mestizo y cobrara un papel más importante e interesante que hasta la fecha, no sé, a lo mejor Lucius no es su verdadero padre, sino Snape, y este en realidad fue hijo de muggles, y... Ya sé, ya sé, pero soñar es gratis, ¿no? - Y dicen que Rowling dice que ese príncipe no es ni Harry ni Voldemort...

Pero no, sería mucho pedir... Mejor meter eso en un fic...