Lincoln abrió lentamente los ojos, tratando de ajustar su vista a la oscuridad que lo rodeaba mientras se sentaba en la cama. Trataba de recordar qué era lo que había sucedido, pero sin mucho éxito. Sentía su cuerpo como si hubiera sido sometido a una intensa sesión de ejercicio; sus músculos dolían como nunca y le costaba moverse libremente sin parecer un anciano.

Con trabajo se pudo levantar de la cama para dirigirse a uno de esos órbes que estaba en el centro de la habitacion que alumbraba como una fogata y despedía el mismo calor, pero sin el riesgo de incendiar las cosas aledañas y sin despedir humo tóxico. A diferencia de la primera vez en donde había despertado sin recordar nada, estaba usando ropa. Lo último que podía recordar era a Cedric atacando a las gemelas; lograba recordar la angustia y el terror que sentía al ver a sus amigas sofocarse, pero más recordaba el miedo que sentía de Cedric; su mirada reflejaba odio, una ira tan fuerte que pensó que de verdad las iba a asesinar. Lo que no lograba entender era cómo fue que las gemelas se lograron liberar.

—¿Cómo te sientes?— preguntó una voz femenina proveniente de la entrada de la habitación. Lincoln inmediatamente la reconoció.

—¿Selene?

La pelirroja de pelo largo caminó hacia el peliblanco mientras sostenía una bandeja, en esta se encontraba su capa, una taza con una bebida humeante y algo de comer que parecía ser un postre. —Supuse que para esta hora ya habrías despertado, te traje un poco de comida y tu capa; aún con el orbe aquí, debes de tener frío.

Lincoln la observó, repasando en su mente cómo Cédric la atacaba a ella y luego a su genela cuando ésta trató de defenderla. No lograba recordad en que momento ni como fue que se liberaron; en su mente, todo se veía demasiado borroso.

—Selene...estas bien...— Lincoln comentó totalmente sorprendido. —P-Pensé que...

—¿Pensaste que Cedric me había lastimado?— completó la pelirroja con una sonrisa. —Descuida, nunca estuvimos en peligro.

Ante esto, Lincoln abrió los ojos con sorpresa. —Perdón, pero no estoy comprendiendo nada.— comentó el peliblanco. —Yo te vi, a ti y a Moon siendo sofocadas por Cedric; ni siquiera en el cuarto Jiin pudieron hacer algo contra él, ni siquiera siendo dos cotra uno.

—Tranquilízate un poco, Yuki,— comentó Selene mientras ponía una mano sobre su hombro. —Todo tiene una explciación.

—Entonces dime, porque la verdad no estoy entendiendo nada.— comentó Lincoln. —¿Cómo es eso de que nunca estuvieron en peligro?

Selene suspiró. —Pues...


—¡¿Q-Qué planeas hacer?!— pregutnó la pelirroja mientras se alejaba de él.

—Ya lo sabras...

Cedric se acercaba a ella lentamente mientras que la pelirroja solamente se alejaba; no, no podía ser que Cedric fuera a...

Selene topó contra un árbol que la detuvo, cortando el poco camino que le quedaba para retrasar lo que aparentemente no iba a poder evitar. La pelirroja cayó al suelo al sentir sus piernas fallarle; jamás imaginó que Cedric fuera de esa basura de personas, sabía que era engreído y arrogante, pero no que era un maldito...

Cerró los ojos, en espera de lo que ese bastardo tuviera pensado hacer. Sabía que no iba a poder defenderse, aún con el cuarto Jiin dominado, él la iba a superar sin el más mínimo esfuerzo. Estaba totalmente vulnerable ante Cedric.

Luego de algunos segundos donde no pasó nada decidió abrir los ojos, sólo para mirar al rubio frente a ella extendiendo su mano como si estuviera tratando de ayudarla a levantarse. No entendía lo que estaba pasando, pensó que...

—Vamos, levántate,— comentó Cedric. —Aún no me he rendido con el forastero.

Selene se le quedó mirando por unos momentos, tratando de comprender lo que estaba ocurriendo. ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué intentó acorralarla de esa manera? ¿Por qué la miraba de esa manera? Luego de unos segundos de mirarlo, decidió tomar su mano para que la ayudara a levantarse.

—O-Oye...— comentó la pelirroja. —¿Q-Qué fue todo eso?

Ante la pregunta, Cedric sonrió burlonamente. —¿De verdad pensaste que te iba a hacer algo?— dijo con soberbia el guerrero. —Digamos que esa fue mi pequeña venganza por todas esas veces que decidieron cuestionarme. ¿De verdad pensaste que no me las iba a cobrar?

La mirada de Selene pasó de completa incredulidad a furia tan rápido que Cedric, en su regocijo por el miedo que le había causado, no logró mirar lo que estaba por venir.

Tan pronto como el rubio logró recuperarse de la risa, sintió un intenso ardor en su mejilla derecha. Cuando se dio cuenta de lo que había pasado miró directamente hacia Selene, quien estaba frotando su mano izquierda para aliviar el dolor; aparentemente esa cachetada le había dolido más a ella que a él.

—Está bien, admito que mi pequeña venganza tal vez fue demasiado.— comentó Cedric, quien se frotaba la mejilla suavemente.

—¡¿Pequeña?!— contestó iracunda Selene. —¡Eres un idiota! ¡Me hiciste pensar que...

—¡Lo siento, ¿está bien?!— replicó el guerrero. —Como sea, creo que es hora de intentar la única táctica que no hemos intentado para inducirle el estado Jiin.

Selene dio un suspiro, logrando mantener la calma luego de ese episodio. —De acuerdo. ¿Que tienes en mente?

—Ya hemos probado con las maneras más fáciles de acuerdo a lo que pude deducir del forastero a simple vista; hubo un poco de progreso con la meditación pero no llegó a mucho, y el método de supervivencia no dio resultados.— comentó Cedric. —Tan solo nos queda probar el método de la ira.

Selene levantó una ceja. —¿Método de la ira?

—Lo olvidaba, en este país es aún desconocido.— comentó el guerrero. —El método consiste en hacer enfurecer a quien se está tratando de inducir el estado Jiin. La ira es un canalizador excelente, y es muy seguro que logremos hacerlo entrar en el estado Jiin con este método, pero...

¿Pero?

Cedric suspiró Es el método más peligroso, el Jiin incrementa dependiendo de las fuerzas de las emociones del usuario; si dicha emoción es expulsada en su totalidad y no moderadamente, corre el peligro de no poder controlarlo. Esto puede resultar tanto en daños para las personas adyacentes, objetos cercanos e incluso el propio usuario.

—Comprendo.— replicó Selene. Había escuchado algo así hace ya mucho tiempo; en ese país el poder entrar en el estado Jiin era un don que se desarrolla con el tiempo, era algo que se da naturalmente como lo era la pubertad. Pero cuando se daba el caso de un individuo que no podía ingresar en éste, se recurría a ciertos métodos para inducirlo de forma manual. El método más efectivo era la meditación, debías tener una mente en equilibrio con el cuerpo para lograrlo. Tal vez Yuki, siendo como dice Cedric, un forastero, requería de un método más agresivo, tal vez el método de la ira era lo wue que él necesitaba. Aún así, le preocupaba el escuchar de las desventajas de ese método. —Dime, Cedric, ¿Cómo lo harás?

—Me alegra que pregutnes,— respondió el aludido. —Para eso, requiero de tu ayuda.

—¿Mi ayuda?— pregunto la pelirroja. —¿Que quieres que haga?

—Mira, no conosco lo suficiente al forastero para saber qué es lo que lo hace enojar, si te soy honesto, a simple vista parece alguien que no respondería a una pelea si se le provocara; eso quedó más que claro cuando lo puse a pelear contra Becky. Cuando nos conocimos intentó hacerse el valiente, pero podía sentir su miedo, quería salir de ahí.

—Ok...— comentó Selene. —¿Pero en dónde entro yo ahí?

—Aún cuando no conozco a Lincoln, se que les tiene mucho aprecio a tí y a Moon; ustedes son las únicas que estan con él y lo acompañan a todas partes, es comprensible que las quiera a ambas.

—Okey...

Cedic suspiró. —¿De verdad no ves la conexión en todo esto?— no recibió respuesta. —El verte en peligro va a hacerlo enfurecer, de esa manera logrará entrar en el estado Jiin.

—Está bien, ya entiendo.— respondió la pelirroja. —Pero aún así, ¿Cómo se que puedo confiar en que no me harás nada?

—Esa es una duda comprensible. ¿Qué te parece si solamente te levito, y tu finges que estás siendo sofocada?

Selene lo pensó por un momento, realmente no era que desconfiara en su totalidad del rubio, pero luego de la pequeña broma que le jugó aún estaba algo enojada. —Supongo que eso puede funcionar.

—Excelente. Bien, primero que nada...

—Solo responde algo,— interrumpió Selene. —¿Por qué me elegiste a mi para esto y no a mi hermana?

Ante esa pregunta, la cara del guerrero se ruborizó ligeramente. —Ah, b-bueno...— trataba de encontrar una respuesta, pero esa pregunta lo había tomado totalmente desprevenido. —E-Es obvio que aunque las aprecia a ambas, te tiene más aprecio a tí por ser quien lo conoció primero. Fuiste tú quien fue a su mundo a buscarlo, ¿No es así?

Selene sonrió ligeramente, sabía que ese idiota se traía algo con su hermana, y tal parecía que Moon sentía lo mismo. Bueno, al menos podía usar eso para atacarlos cuando pudiera. —Bien. Entonces, ¿Qué hay que hacer primero?

—Debemos llamar su atención. Cuando te diga, entra en el cuarto Jiin y empieza a forcejear, el cambio en la energía hará que Moon se de cuenta que algo anda mal y venga corriendo hacia acá. Cuando llegue la atacaré suavemente, solo lo suficiente para hacer creer al forastero que está en peligro. Estoy seguro que este plan va a funcionar.

Ante la mención de que iba a atacar a su hermana, Selene sintió una pizca de preocupación. Sabía que, de todo lo que habían intentado, este plan era el que más posibilidades tenía de logar que Yuki entrara en el estado Jiin. Aún así...

—¡Si te atreves a lastimar a mi hermana...!

—Tranquila,— respondió el guerrero. —Se que para ti puede no significar nada, pero te doy mi palabra que nada grave le va a pasar; tal vez un ligero raspón o un pequeño moretón, pero nada más que eso.

Ante su respuesta, Selene todavía se veía indecisa de acceder. Si bien confiaba en el plan, no quería que su hermana saliera lastimada, aún si eran solo pequeñas heridas. Cedric lo notó, sabía que iba a tener problemas para tratar de convencer a Selene.

—Escucha, para que el plan resulte necesito que ella tambien sienta que está en peligro, de esta manera el forastero se convecerá de que ustedes dos están siendo atacadas de verdad. Esto necesita ser lo más realista posible, de otra forma el plan acabará como los otros dos métodos que probamos.

Luego de pensarlo por unos cuantos momentos más, Selene suspiró. —Está bien.

—No te preocupes, juro por mi vida que no dejaré que le pase nada malo a Moon.

Selene levantó una ceja mientras miraba al rubio. Cedric se dio cuenta de lo que implicaban sus palabras, por lo que se apresuró rápidamente a corregirse. —Y-Y a tí, claro.

Selene suspiró, poniéndose en posición frente a Cedric. —Muy bien, estoy lista.

Cedric entró en el cuarto Jiin para prepararse. Selene notó la diferencia de poder entre el cuarto Jiin y su poder normal, sin ninguna transformación; a pesar de que la diferencia de niveles no era mucha, su poder se había incrementado de manera increíble, siendo muchísimo más grande que el de ella y su gemela combinados. Esto solo le causaba más incógnitas, como ¿Qué tan fuerte debería llegar a ser Yuki luego de este entrenamiento? Si Cedric era así de poderoso y no era el héroe, no le cabía la menor duda de que Yuki podría llegar a ser mínimo el doble de poderoso que él.

—Muy bien.— comentó Cedric. El guerrero extendió su mano hacia el frente mientras un aura la envolvía, ante esto, Selene empezó a levitar; la pelirroja sintió sus pies despegarse del suelo, no se sentía de ninguna manera amenazada, Cedric había cumplido su promesa de que no la iba a lastimar. —Ahora, entra en el cuarto Jiin.

Selene obedeció, respiró profundamente y sintiendo como la energía recorría su cuerpo. Éste se envolvió en un aura morada mientras que su pelo empezaba a tornarse del mismo color. En cuestión de segundos, había completado la transformación.

—Moon y Lincoln no deben de tardar,— comentó Cedric. —Te sugiero que empieces a actuar, cuando lleguen yo haré lo mismo.


—Y en eso llegaron ustedes, el resto es historia.— comentó Selene, terminando de explicar al peliblanco como sucedieron las cosas.

—Déjame ver si entendí,— comentó el peliblanco mientras terminaba de beberse el resto del brebaje que había traído Selene; esta vez era un delicioso té de menta, y el era un rol de canela, y se había colocado su capa para protegerse del frío. —Todo eso de que estaban siendo atacadas no era más que un plan para hacerme entrar en el estado Jiin, Cedric nunca las atacó y nunca estuvieron en peligro.

—Es correcto.— respondió Selene.

—Ok, solo tengo una duda,— preguntó el albino. —¿Como fue que se liberaron?

Ante esto, Selene levantó una ceja en señal de curiosidad. —¿Qué? ¿Es que no recuerdas nada?

—Lo único que recuerdo es haberte visto a ti siendo atacada, luego de eso solo recuerdo que tú me dijiste que estaban bien, pero hasta ahí.

—Yuki, te saltaste el Jiin base y entraste directamente en el segundo Jiin.— comentó Selene. —Hasta donde se tienen registros, nadie ha podido hacer eso jamás, ni siquiera los guerreros más prodigiosos.

Lincoln abrió los ojos con incredulidad, si hubiera sido alguien más realmente no le hubiera creido. —¿Yo...yo hice eso?

—Sí, y eso no es todo. Atacaste a Cedric.

Si Lincoln estaba teniendo problemas para creer lo que Selene le estaba contando, con esto de plano no lo podía creer. Como ya se había establecido anteriormente, Lincoln no era la persona más atlética, mucho menos se consideraba una persona fuerte; Lynn fácilmente lo podría someter poniendo su cara contra el suelo si así lo quisiera, y estamos hablando de que el albino era al menos veinte centímetros más alto. ¿Cómo iba él, un forastero débil, lograr si quiera tocar a el mejor guerrero que había en el país?

—Lo siento, pero no puedo creerlo.— comentó Lincoln. —No es posible...

—Sí que lo es.— comentó otra voz que ambos conocían muy bien. —Y puedo decir que de verdad lo lastimaste.

Ambos miraron a Moon entrar por la puerta. Selene se sorprendió, no la había visto en todo el día desde que salieron de casa para hacer sus pendientes. —¿Moon?

—Lamento no haberte acompañado en el desayuno, hermana, pero tenía algunas cosas de las qué asegurarme.— dijo la pelirroja de cabello corto mientras caminaba hacia su hermana y el albino. —Pero volviendo al tema, sí lastimaste a Cedric.

—Debí saber que tú serías la primera en asegurarte si él estaba bien.— comentó Selene.

Ante esto, Moon no pudo evitar sonrojarse. —¡N-No confundas las cosas! S-Solo fui a asegurarme de que él pudiera continuar con el entrenamiento, así como también para asegurarme de en dónde iba a ser el lugar.— replicó Moon.

—Ajá...— respondió Selene con sarcasmo. —Y bien, dime cómo está él.

Moon suspiró mientas cruzaba sus brazos. —Cuando lo ví esta mañana se veía completamente bien, parecía como si no le hubiese pasado nada. Pero...cuando estábamos en el bosque, justamente cuando te desmayaste y él se recuperó del ataque, pude notar la manera en la que sostenía su brazo, así como también ver rastros de sangre en su ropa. Sé que es demasiado orgulloso para admitirlo, pero si tuviera que adivinar, diría que le hiciste un daño considerable.

Lincoln se quedó mirando el suelo, pensando en qué iba a suceder a continuación. ¿Esto quería decir que el entrenamiento se había terminado? No tenía a nadie más para enseñarle el supuesto entrenamiento del héroe más que Cedric.

—También me comentó que te iba a esperar en dos horas en el mismo lugar que ayer, ahora que puedes entrar en el Jiin a voluntad, es hora de que empieces a entrenar con los elementos.— comentó Moon.

Lincoln no pudo evitar sentirse nervioso al escuchar que iba a pasar al siguiente nivel del entrenamiento; si el día anterior casi muere a manos de un dragón, no quería pensar en qué clase de retos tenía preparados Cedric para él. Pero, ¿De verdad estaba listo para empezar? No se sentía diferente en absoluto, no se sentía más poderoso ni nada; Selene y Moon le decían que había lastimado a Cedric, pero aún así no se sentía preparado.

—Tenemos que irnos preparando para lo que sea que está planeando,— comentó Selene. —No es que desconfíe de Cedric, pero tampoco confío enteramente en él.

Lincoln se levantó de su lugar y caminó hacia la ventana. El día estaba nublado, parecía que una tormenta iba a caer en cualquier momento; no parecía que era el mejor día para entrenar, pero sabía que Cedric se iba a enfurecer si no lo hacía, además de que era algo que la matriarca le había encargado. Bien lo dijo Cedric, estaban juntos en eso.

—Animo, Yuki, nosotras estaremos acompañándote.— le aseguró Moon. —Aún cuando no hacemos nada, sabes que no te vamos a dejar solo.

Lincoln se sentía mejor sabiendo que tenía a sus amigas respaldándolo. No tenía muchos amigos todavía, pero el saber que había alguien que estaba dispuesto a acompañarlo aún cuando no tenían porqué, realmente le daba gusto y lo ayudaba a seguir adelante.

—Bueno, esta bien.— comentó el peliblanco con confianza. —Pero por mientras, ¿Qué hacemos en lo que se da la hora?

Tanto selene como Moon se quedaron pensando. Realmente no había mucho por hacer en esos lugares salvo las tareas que estaban asignadas. Viviendo en una pequeña aldea, cada persona tenía su tarea específica como cortar leña para el fuego, conseguir alimentos por medio de la cacería (de la cual se ocupaban los hombres) o la agricultura (de la cual se ocupaban las mujeres), cuidar a los niños, o la defensa de la ciudad. Lincoln jamás había participado en ninguna de esas actividades puesto que su cuerpo no había terminado de acostumbrarse al flujo de magia de ese mundo, por lo cual se cansaba muy rápido. Honestamente no se sentía cómodo quedándose sentado mientras los demás trabajaban.

Lincoln suspiró y salió del cuarto con Selene y Moon siguiéndole de cerca. No sabía que iba a hacer, pero lo que sí sabía era que no iba a quedarse en ese cuarto.


Cedric se encontraba en su propia casa, meditando profundamente en un intento de aclarar su mente. La misma pesadilla lo había atacado esa noche, pero esta vez fue peor; Cedric podía recordar claramente los gritos, esos gritos desgarradores que penetraban por sus oídos como flechas lo seguían incluso hasta despierto. Aún podía escucharlos, reclamándole, echándole en cara como falló en protegerlos, como por su culpa ellos fueron asesinados a sangre fría por...

El no poder dormir le estaba empezando a pasar factura. Ya hacía varias semanas que no podía descansar; a veces lograba dormirse en ratos durante el día, pero no era suficiente. Se sentía cansado, su cuerpo dolía como si hubiese peleado sin parar toda una noche contra un ejército de goblins y sus ojos se sentían tan pesados que le estaba costando trabajo mantenerlos abiertos. Si no fuera por las dosis diarias de café que toma se habría quedado dormido durante el entrenamiento.

Las infusiones de hierbas que Gigi le brindaba también ayudaban mucho a qué su cuerpo pudiera aguantar el cansancio, pero desafortunadamente no detenían las pesadillas.

Considero seriamente las palabras que Gigi le dijo, aún cuando sabía lo que le había dicho...era inútil negarlo, se estaría mintiendo a sí mismo; él sabía que, si bien ya no le dolía el recordar esos sucesos, no los había superado en su totalidad. Aún podía recordar lo que sintió cuando "eso" atacó su pueblo; podía recordar el miedo, la angustia, el terror de ver su ciudad en llamas, de ver a su pueblo siendo destruido, de ver a los suyos siendo asesinados brutalmente.

La relación que el rubio tenía con Gigi era la de un par de hermanos, o al menos de amigos que se conocían de toda la vida. La pelirroja de cabello esponjado había sido la primera amiga de Cedric cuando él llegó al pueblo tras ser rescatado. Ella y él se habían vuelto muy cercanos y conocían muchas cosas del otro. Pero aún con esa confianza...no se sentía con el valor para contarle en su totalidad todo por lo que pasó; ella sabía unas cuantas cosas acerca de su orígen, al menos las que él le había contado, pero lo que sabía era apenas la punta del iceberg.

Pero si bien ella no sabía todo, tenía razón en deducir que estaba relacionado con su pasado. Es por eso que tras despertar de la misma maldita pesadilla, decidió tratar de enfrentar su problema de frente. Se forzó a si mismo a revivir los recuerdos que tenía de su antigua vida, recordó a las personas con las que convivía, las personas que amaba e incluso a las que le caían recuerdos le trajeron una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo. Le resultaba increíble el poder recordar buenos tiempos, tiempos en los que su vida era más sencilla; no sabía por qué no hacía eso más a menudo, de verdad le daba una extraña tranquilidad...

Y pronto se dio cuenta del por qué no lo hacía. En cuestión de segundos esos recuerdos fueron apartados para dar paso a una nube negra de recuerdos dolorosos, esas eran las memorias que lograba recordar con más claridad, las que aún no había logrado bloquear de su mente; eran tan dolorosos que le estaba costando trabajo mantenerse sereno. No quería volver a recordar los últimos momentos de su vida anterior, pero si Gigi tenía razón en algo, bien valía la pena intentarlo.

Cedric apretó los ojos mientras sentía una gota de sudor bajar por su frente, la oscuridad a su alrededor se vio opacada por un flash de luz que lo cegó momentaneamente. Cuando abrió los ojos, no se encontraba en su habitación.

A su alrededor habían decenas de edificios, él se encontraba en medio de una calle que estaba bastante concurrida; las personas eran mucho más altas que él pero por alguna razón no parecían darse cuenta de su presencia. Cedric intentó llamar la atención de alguien, pero cuando escuchó su voz, se sorprendió al notar que esta era más aguda. Levantó sus manos y las observó, dandose cuenta que, además de no tener las cicatrices que tenía por las batallas que había librado a través de los años, estas eran las manos de...un niño.

Corrió a través de las personas, quienes aún seguían sin notar su presencia; a decir verdad, cuando Cedric les puso más atención, observó que ninguna de esas personas tenía rostro, solamente eran figuras que caminaban sin rumbo.

Llegó hasta una ventana, en donde pudo confirmar que en efecto, era un niño; no lo podía creer, había regresado a cuando tenía diez años...

—¿Q-Qué está pasando?— se preguntó. No entendía por qué, pero sentía un gran miedo que se apoderaba de él; no sabía que hacer, no sabía en dónde estaba, no tenía idea de que o quienes eran las personas que caminaban alrededor de él; ni siquiera sabía si eran personas. Estaba asustado, estaba completamente solo.

Sin saber qué más hacer, se recargó contra el vidrio de la tienda, abrazó sus piernas y se puso a llorar, sabía que el hacer esto era una mala idea; sabía que no debía haber tratado de revivir esos recuerdos, sabía que el hacerle caso a Gigi solo le iba a traer problemas. Ahora estaba atrapado sin posibilidad de escapar.

Levantó la mirada momentaneamente, solo para presenciar a esas figuras humanoides sin rostro volteadas en su dirección, eso no hizo más que incrementar su miedo; no sabía lo que eran, pero le generaban un miedo irracional. Por si eso no lo tuviera ya muy asustado, dichas figuras empezaron a caminar lenta pero ininterrumpidamente hacia él. Cedric miraba ya no con miedo, sino con terror a esas figuras acercarse, por unos momentos se quedó petrificado sin saber que hacer, pero para su fortuna sintió como su cuerpo reaccionó por sí solo; tan rápido como su tembloroso cuerpo le permitió, se levantó y se echó a correr.

No sabía a donde iba, no sabía por cuanto su cuerpo iba a resistir, y para ser honesto no le importaba, él solo quería alejarse lo más lejos posible de ese lugar y nunca más volver; quería regresar a su casa, quería volver a su rutina de levantarse con las pesadillas, entrenar al forastero, soportar a las gemelas, lo que fuera para escapar de ese lugar. El úncio problema era que no tenía idea de como hacerlo. Se pellizcaba, se golpeaba, se rasguñaba lo más fuerte que podía para despertar, pero nada funcionaba.

Dobló a la izquierda en un callejón, sus piernas empezaban a dolerle y el aliento empezaba a faltarle. Su carrera no duró mucho, puesto que luego de unos segundos se topó con una pared que marcaba el final del camino. No había escapatoria, no podía regresar puesto que esas cosas que los seguían ya habían doblado hacia el callejón y habían tapado la única salida. Cedric retrocedió lentamente, tratando de buscar algo, una abertura, una escalera, algo que le permitiera escapar, pero no encontró nada.

Topó con pared, no tenía escapatoria. Intentó entrar en el estado Jiin, primero en el cuarto, el tercero, el segundo, el base, pero no lo logró. No tenía manera de defenderse, estaba totalmente vulnerable. La distancia entre esas cosas y él se hacía más corta, no había a donde ir. Con lágrimas aún bajando por sus mejillas decidió cerrar los ojos, en espera de lo que posiblemente iba a ser su fin.

...

Cedric despertó de golpe, dando una profunda bocanada de aire mientras colocaba los brazos sobre el suelo para evitar caer. Miró a su alrededor, notando que se estaba en su habitación; su corazón latía rápidamente, aún sentía la adrenalina corriendo por sus venas mientras su cuerpo no paraba de temblar. Se levantó rápidamente, luchando por mantener el equilibrio y corrió hacia el baño, ahí tomó un poco de agua y la salpicó directo a su cara. Se miró al espejo, su cuerpo estaba hecho un desaste.

—¿Que...qué fue eso?— se preguntó mientras trataba de relajar su pulso. Esto había sido totalmente nuevo para él, nunca había tenido esa especie de...¿visión? ¿sueño? No estaba seguro, y honestamente no estaba seguro si lo quería averiguar. —No sé que fue, pero...estoy seguro que eso tiene algo que ver con las pesadillas.

—Vaya, finalmente te diste cuenta.— dijo una voz proveniente de su cama que volvió a disparar el corazón del rubio. Tras calmarse un poco, Cedric fue a revisar, encontrándose con Gigi; la mujer del afro naranja tenía un plato en las manos mientras comía el contenido.

—¡Carajo, Gigi!— se quejó el guerrero. —¿Cuánto tiempo llevas ahí?

—Desde que empezaste a tener esa pequeña epifanía,— respondió la curandera. —Mas o menos veinte minutos.

Cedric caminó hacia un cofre, levantó la tapa y sacó una de sus playeras. Está, a diferencia de las que usualmente usaba, tenis mangas largas y era color negra. Se la colocó de prisa, para después caminar hacia su amiga. —¿Como fue que entraste, y quién te dió permiso de comerte mis moras?

Gigi dejó el plato a un lado. —¿Olvidas lo habilidosa que soy?— respondió con soberbia. —Pero ya en serio, dejaste la puerta abierta, tonto. Y respecto a las moras, deberías esconderlas mejor.

Cedric no tuvo a nadie más que él para culparse. Él fue quien olvidó poner candado luego de que Moon lo viniera a ver.

—Como sea, solo dime a qué viniste.

—El plan original era aceptar el ofrecimiento que hiciste cuando dejaste mi casa ayer; tengo unos pedidos de medicinas que entregar en otra ciudad, pero se me terminó la raíz de garra de lobo. Normalmente yo iría a conseguirla, pero tengo otros pedidos que surtir en el pueblo.

—Entiendo,— comentó Cedric. —Tengo alrededor de una hora y me...

—Pero creo que tú necesitas más mi ayuda.

Cedric se le quedó mirando por un momento. Era la primera vez que hacía eso, la primera vez que tenía esa especie de...¿Visión? ¿Retrospectiva?, y justo tenía que estar presente Gigi. Puta suerte.

—Gigi, no es momento para hablar de eso...

—¿Entonces cuando, Cedric?— pregunto la pelinaranja. —Necesitas atender ese problema lo más antes posible, si no lo haces ahora te va a afectar de peor manera más adelante...

—Ya te dije que no tengo ningún problema.— Cedric replicó. Estaba empezando a perder la paciencia con su amiga. —No hay nada que resolver, no tengo nada. ¿Por qué te interesa tanto?

Gigi sabía que había sido un estúpida idea el haberle insistido. Sabía que no era su problema, sabía que no tenía por qué preocuparse por lo que un rubio presumido estuviera pasando. Excepto que si le preocupaba.

—Me importa porque tú me importas.— respondió la curandera. —Ced, nos conocemos desde hace muchos años, te considero como un hermano, y estoy segura que tú me consideras como una hermana también. Quiero ayudarte...— La pelirroja camino hacia él, poniendo una mano comprensiva en su hombro. —Pero primero debes querer ayudarte tú mismo.

Gigi y caminó hacia la puerta, en el suelo estaba una pequeña mochila donde se encontraban las medicinas que iba a entregar al pueblo. —Quiero que sepas que, cuando estés preparado para hablar, puedes acudir conmigo.

Cedric caminó hacia donde se encontraba ella. Una parte de él quería detenerla, rogarle que se quedara para que lo escuchara; sentía que tenía mucho que decir, y sabía que ella merecía saber su pasado por la gran amistad que tenían. Pero de nuevo, su estúpido orgullo podía más que su sentido común.

Gigi caminó hacia Cedric y le dió un abrazo que tomó por sorpresa al guerrero. Cedric no sabía cómo reaccionar, eran muy pocas las veces que ella demostraba ese amor fraternal que sentía, pero cada vez que pasaba, él se quedaba petrificado. Pero esta vez le correspondió, Cedric no lo sabía, pero realmente necesitaba eso; saber que alguien estaba ahí para él, saber que no estaba solo...se sentía muy bien.

Luego del abrazo, Gigi caminó hacia la entrada, abriendo la puerta y dejando entrar el gélido aire. —Deja las raíces en la caja que está afuera de mi casa, yo las recogeré cuando termine mis entregas.

Cedric asintió. Tenía que entrenar al forastero, pero se podía dar el tiempo para ir a hacerle ese favor.

—Por cierto, ya vi a la chica que te vino a visitar hace rato; debo admitirlo, tienes buen gusto.— comentó la pelinaranja, mirando a Cedric con una mezcla de sarcasmo y burla. Sabía que el rubio se tenía algo con esa chica, era demasiado obvio aún si él trataba de ocultarlo. Pero como con todo lo demás, era demasiado cabeza dura para admitirlo.

Cedric se puso rojo como un tomate. —¿No tienes cosas que entregar?— preguntó con molestia.

—Okay, nos vemos luego, Cedric.— comentó Gigi, saliendo de la casa y cerrando la puerta.

Cedric se quedó solo con sus propios pensamientos. Aún cuando la ayuda que necesitaba estaba frente a él, aún cuando literalmente se la estaban ofreciendo en bandeja de plata, él estaba dejando que su miedo se apoderara de él.

El rubio suspiró. Tal vez era mejor si empezaba a buscar las raíces que su amiga necesitaba.


El tiempo se había pasado bastante rápido, y la hora en la que el guerrero los había citado finalmente había llegado.

Lincoln iba acompañado por las gemelas mientras se dirigían hacia el lugar de reunión; habían dado una caminata por el pueblo en busca de algo por hacer, algo para poder matar el tiempo. Lo primero que intentaron fue ayudar en la granja del pueblo, la granja era administrada por una hermosa chica llamada Jackie, ella era chica honesta de cabello rubio, usaba un atuendo naranja bajo su capa y en general era bastante agradable. Si no fuera por que las gemelas estaban con Lincoln, él se la habría pasado mirándola en cada oportunidad que tenía. No había mucho que hacer dado que no tenían cultivos por la nieve, pero le ayudaron con los animales que tenía.

Una vez que llegaron, Lincoln notó que la piedra gigante que estaba el día anterior ya no se encontraba. El lugar estaba completamente vacío.

—Ya era hora.— dijo una voz que ellos renconocían muy bien. El trío miró por todos lados en busca del rubio, pero no podían verlo por ninguna parte. Cedric los miraba desde la copa de uno de los árboles más altos, le provocaba gracia verlos tan confundidos, pero sabía que no era bueno retrasar el entrenamiento. Dio un salto de la rama donde se encontraba y cayó al menos quince metros hasta el suelo. Tanto Lincoln como Moon y Selene se sobresaltaron al ver al rubio caer (valga la redundancia) de sorpresa frente a ellos.

—¡¿Siempre tienes que hacer eso?!— preguntó Moon.

—¿Hay una mejor manera de hacer una entrada?— respondió Cedric.

—Tal vez esperarnos en el suelo.— comentó Lincoln. —Y no querer imitar el aterrizaje de superhéroe, no es bueno para las rodillas. ¿A quién buscas impresionar?

Ante esto, Cedric no pudo evitar ponerse ligeramente rojo. Moon también se sonrojó, pero miró hacia otra parte para que nadie se diera cuenta.

—Como sea, es hora de entrenar.— trató de cambiar el tema de conversación. El guerrero caminó hacia el mero centro del lugar. —Primero que nada, quiero ver si eres verdaderamente capaz de entrar en el estado Jiin. Inténtalo.

Lincoln respiró profundamente, sintiendo como la energía se concentraba en su pecho. Puso en práctica los consejos que le había dado Cedric el día anterior; aclaró su mente, y esta vez no dejó que ningún pensamiento rompiera su concentración. Sintió como por su cuerpo pasaba un escalofrío y finalmente abrió los ojos.

Cedric miró, y confirmó lo que había sospechado. Lincoln tenía un aura verde, y sus pupilas eran del mismo color. El forastero se había saltado el Jiin básico y había entrado directamente a el segundo. A decir verdad, ya no le impresionaba como lo hizo el día anterior, pero aún no dejaba de ser sorprendente; él mismo casi lo había logrado la primera vez que se introdujo en el estado Jiin, pero todo ese poder era demasiado para tu cuerpo y no lo resistió.

—Puedo ver que tu cuerpo no solo está bien luego de haber liberado toda esa energía ayer, sino que es lo suficientemente resistente para seguir canalizando tanta energía...— comentó el guerrero. —Bien, eso nos ahorra varios pasos y muchísimo tiempo.

—B-Bien...— comentó Lincoln. —¿Qué vamos a entrenar hoy?

—El dominio de los elementos.— respondió el rubio. —La mágia elemental es la mágia más sencilla, y ahora que puedes entrar en el estado Jiin, esto será más fácil.

Lincoln solo podía pensar en que clase de cosas tenía preparado el guerrero para él; luego de su pequeña experiencia el día anterior, no confiaba del todo en lo que fuera que tenía planeado. Y si bien sí confiaba en Selene y Moon, no podía negar que se sentía un poco traicionado al haberse aliado con Cedric para hacerlo creer que estaban siendo atacadas, fuera por el bien del entrenamiento o no.

Las gemelas, el guerrero y el héroe caminaron por varios minutos hasta llegar a un lugar apartado, este contaba con varias estructuras de piedra grandes alrededor, el suelo no estaba cubierto de nieve, sino que estaba cubierto de verde pasto.

—El primer elemento que vamos a practicar será la tierra. — comentó el guerrero. —Para dominar la tierra deber de tener un caracter fuerte, debes de tener una voluntad férrea e indoblegable.

Al enterarse de los requisitos para poder dominar la tierra, Lincoln no pudo evitar sentirse nervioso. Él no se consideraba una persona de caracter fuerte, si tuviera que describirse de alguna manera, sería como alguien que reaccionaba acorde a la situacion; dependiendo de la situación el podía ser serio, amable, relajado, preocuparse o enojarse.

Sin que Lincoln lo notara Cedric se alejó un poco, posicionándose cerca de una de las esructuras de roca. —¡Piensa rápido!— dijo antes de pisar firmemente el suelo para tomar estabilidad y lanzar un puñetazo al aire; la estructura de roca se levantó del suelo con el pisotón, y con el puñetazo fue lanzada en dirección al albino. Selene y Moon solo podían observar cómo una roca gigante de al menos unas cinco toneladas salía volando en dirección a su amigo; aún cuando querían intervenir sabían que no debían hacerlo.

Lincoln volteó hacia donde estaba el guerrero solo para mirar una roca gigante volando hacia él. Con unos reflejos rápidos que resultaron del miedo de morir, Lincoln se lanzó hacia un lado. La roca se estrelló contra otra roca que estaba del lado opuesto.

Cuando Lincoln se recuperó, lo primero que hizo fue observar el objeto que estuvo a segundos de convertilo en una estampa. Luego de eso miró a Cedric. —¡¿Estás loco?!— gritó mientras se levantaba.

Cedric lo miraba mientras ponía su dedo índice y pulgar en su barbilla. —Tal vez este ejercicio es demasiado avanzado para tí...— mencionó. —Quizá debamos probar algo menos...

—¿Peligroso?— preguntó Selene.

—¿Homicida?— preguntó Moon.

Cedric las miró con enojo, haciendo que las gemelas desviaran la mirada mientras silbaban despreocupadamente.

—Como sea, creo que se qué ejercicio puedes hacer.— comentó el rubio. Cedric caminó hasta la roca que lanzó, le dio un golpe y esta se deshizo en rocas más pequeñas. Cedric tomó una de las que cayeron más cerca y la llevó hacia donde se encontraba el peliblanco.

—Vamos a hacer esto, quiero que cierres los ojos. Trata de formar una imagen de esta roca en tu mente, imagina su textura, su peso, imagina hasta su sabor.

Lincoln hacía lo que el guerrero le decía, para ser honesto no le estaba resultando tan difícil; podía sentir las características de la roca, así como también una energía fluyendo a través de todo su cuerpo.

—Siente la energía del ambiente fluyendo a través de tí, canalízala, transmútala, utilízala para tu beneficio.— comentaba el guerrero mientras caminaba alrededor de Lincoln. Podía sentir el cúmulo de energía que se empezaba a formar en el peliblanco. —Cuando sientas que estás listo, es el momento de intentar mover la roca; quiero que des un piotón hacia adelante, y seguido da un puñetazo al aire.

Lincoln esperó unos cuantos segundos, espernado a juntar la suficiente energía; no sabía cuanta iba a necesitar pero quería estar preparado.

Cedric se detuvo unos cuantos metros frente al peliblanco; sabía que la roca iba a ser disparada hacia él, pero era tan pequeña en comparación a la que él arojó que podría detenerla con su mano.

Lincoln hizo lo que Cedric le dijo, dio un pisotón frente a él, sintiendo como la tierra temblaba ligeramente frente a él. Cedric observó como una roca gigante del tamaño de la que él había lanzado salía del suelo. Nunca en su vida había él había sentido una mezcla de sorpresa e incredulidad. Lo normal hubiera sido que la roca que él dejó frente a Lincoln se haya levantado unos cuantos centímetros del suelo y...

Dejó de pensar cuando recordó la siguiente parte, lo que le había dicho a Lincoln que hicieraa continuación. —¡Lincoln, espera!

Pero ya era demasiado tarde. Lincoln había dado el puñetazo al aire, lanzando la roca hacia él a una velocidad impresionante. Cedric apenas y tuvo tiempo para poner sus manos frente a él, no iba a poder parar la roca sin antes prepararse, y esto lo tomó totalmente desprevenido. La roca impactó contra él, mandandolo a volar en dirección hacia otra de las rocas que había colocado. No había nada que hacer salvo preparase para el impacto.

La roca que lo había mandado a volar desaceleró tan repentinamente que el momentum que tenía lo hizo rodar en el suelo por varios metros. Cuando logró recuperarse miró como las gemelas se encontraban en una posición extraña, como si estuvieran sosteniendo algo en frente de ellas; sus pies habían dejado marcas en el suelo como si huberan sudo arrastrados por varios metros. No le tomó mucho a Cedric el darse cuenta de lo que había sucedido, las gemelas habían detenido la roca y habían salvado su vida.

Moon fue rápidamente a ayudarlo. —¡Cedric!— gritó con desespero. —¡¿Estás bien?!

La gemela le ofreció una mano para ayudarlo a levantarse; a diferencia de lo que había hecho la última vez cuando ella le ofreció ayuda, esta vez la tomó. —Sí, gracias...

Lincoln miraba sin creerse lo que había pasado, la roca que había colocado Cedric estaba a unos cuantos metros mientras que frente a él estaba un crater enorme. —C-Cedric...

El aludido se le adelantó. —Estoy bien,— respondió. —Se necesita más para detenerme.

Era obvio que era su orgullo el que estaba hablando, pero lo dejó pasar. —¿Q-Que sigue ahora?

Cedric pensó por un momento. —Vamos a seguir entrenando con la tierra,— comentó el guerrero. —Aún tienes mucho que aprender para dominar los elementos; prefiero que aprendas a controlar tu poder con el elemento de la tierra, puesto que si lo intentamos con otro elemento podría resultar en un desastre con consecuencias mayores.

Lincoln lo miró por un momento, no estando completamente seguro de como iba a funcionar eso. Cedric lo notó, e inmediatamente se dio cuenta de su duda. —¿No lo entiendes?

—Para ser honesto, no entiendo como controlando un solo elemento puedo aprender a dominar los otros.

Cedric miró hacia el suelo por un mo mento, pensando en la mejor manera de explicarlo. —Cuando aprendes a controlar un elemento, a medir la cantidad de magia que necesitas para dominarlo, puedes utilizar ese conocimiento para aplicarlo con los demás elementos.

Tanto Selene como Moon se acercaron a él, querían aportar su pequeño grano de arena para darle conocimiento a su amigo. —Los elementos son parte de un solo poder, aprender a domina uno te ayudará controlar más fácil los demas.

—Y eso no solo aplica para los elementos, sino para las demás mágias,— mencionó Selene. —Comprender eso es lo que te ayudará a crecer como guerrero, y como héroe.

Lincoln las miró tanto a ellas como a Cedric, aún no comprendía del todo como funcionaba, pero iba a dar su mayor esfuerzo para entender y tener éxito. Se sentía motivado, iba a salir adelante.

Nadie sospechaba que, desde las lejanías, estaban siendo observados muy detenidamente.


Los cielos grises amenazaban con desatar una fuerte tormenta, los vientos estaban empezando a arreciar a medida que una ave surcaba los cielos.

El paisaje aereo dejaba ver una visión desoladora; la blanca nieve estaba manchada del característico color carmesí de la sangre, cientos de cadáveres yacían esparcidos en lo que hace no mucho fue un campo de batalla mientras animales salvajes hacían un festín con toda la carne que tenían a disposición.

El buho que sobrevolaba la deprimente escena se dirigía con destino a una ciudad que no estaba tan lejos. Dicha ciudad se podia apreciar en el horizonte, puesto que un brillante destello naranja característico de las llamas la hacían resaltar. El búho aceleró el vuelo, sabiendo que no había tiempo que perder.

Luego de algunos minutos el ave finalmente llegó a su destino: una ciudad que estaba reducida a cenizas, los ciudadanos sobreviviente estaban siendo custodiados por soldados que los amenazaban a punta de espada, estaban encadenado con esposas y grilletes mentras eran subidos a una enorme carroza de donde jamás sabrán hacia donde van a ser llevados; bien sabían que las úncias opciones eran ser vendidos como esclavos o transformados en criaturas semejantes a demonios, siendo su única utilidad el ser usados en las primeras lineas de las batallas como carne de cañón.

El búho aterrizó al pie de una ventana del castillo a través de la cual se podía ver la sala del trono, parecía como si aquella destrucción que ocurrió afuera no hubiese entrado en el castillo. Sentado en el trono estaba un guerrero que vestía una brillante armadura de cuerpo completo; una espada metida en su garda descansaba recargada al lado del trono, y a cada lado había dos guardias igual vistiendo armdura aunque menos protegida.

—Adelante.— dijo el caballero sentado en el trono, y el búho descendió hasta quedar en frente de él. —Confío en que me traes buena información.

—Hoot.

—Excelente,— mencionó el guerrero. —Adelante, te escucho.

—Hoot, hoot hoot hoot.

Debajo del yelmo, el caballero abría los ojos del asombro al escuchar la noticia del pico del búho. —Imposible...

—Hoot hoot, hoot.

—Así que ha regresado...— mencioaba el caballero, juntando sus manos frente a él.

—Hoot.— replicó el búho. —Hoot hoot hoot.

—No solo está de regreso, sino que lo está entrenando...él...

—Hoot.

El caballero se levantó del trono y caminó hasta el búho, puso su antebrazo frente a él, y el búho subió. —Y me estas diciendo que no solo es como la leyenda cuenta, sino que es áun más poderoso...

—Hoot.

—Bien, esta información es realmente útil.— mencionó el guerrero. —¿Algo más?

—Hoot.

—Bien. Haz cumplido excelentemente con su misión. Regresa a tu puesto y mantenme informado.— con esto, el caballero echó a volar al búho, el cual salió por la ventana de donde vino. El caballero lo vio marcharse hasta desaparecer en el cielo.

Caminó de vuelta al trono, sentandose mientras tomaba su espada; al desenfundarla pudo apreciar las muescas en la hoja, resultado de haberla usada en tantos combates en los cuales había resultado victorioso. Las tierras que había reclamado no cayeron de manera fácil, mucha sangre tuvo que ser derramada para que su objetivo fuera cumplido.

Aún cuando dos de los cinco países habían sido tomados, sabía que a medida que avanzaba en su cruzada por el poder, los enemigos se volverían más y más poderosos, eso por eso que decidió mandar espías a todos los países para mantenerse informado de las avanzadas que podrían haber planeado contra él. Pero aún así sabía que era cuestión de tiempo para que el supuesto héroe de la leyenda eventualmente apareciera.

—Si es tan poderoso como lo marca la leyenda, entonces no debo bajar mi guardia...— mencionó el caballero. —Pero bien puedo mandar a alguien para probar a ese supuesto "héroe"

Volvió a guardar su espada en la vaina y la dejó a un lado. Si algo tenía que hacerse, sabía justamente a quien llamar. —Guardia.

Uno de los dos guardias que estaban de pie frente al trono acudió al llamado de su líder. —A sus órdenes, mi señor.

—Mande llamar al capitán. Dígale que solicito su presencia.

—En seguida, señor.— luego de hacer una reverencia, el guardia salió a toda prisa en busca del capitán. Luego de unos minutos, los dos finalmente aparecieron.

El capitán no vestía armadura, sino que usaba una especie de túnica que le cubría el cuerpo entero. Al estar en presencia del líder, se quitó la capucha y se arrodilló frente a él; su cabello era largo y rubio, pero estaba atado en una cola de caballo, sus ojos eran azules, y había una cicatriz que pasaba a través de su ojo derecho. —¿Me mandó llamar, señor?

—En efecto,— respondió el caballero. —Asumo que en este punto debe deducir para que lo he mandado llamar, ¿no es así?

—Así es, y debo decir que la noticia parace imposible de creer, pero si es cierto, entonces supongo que quiere que me encarge de eso.

—Eso es correcto.— comentó el guerrero. —Sólo en tí puedo confiar esta tarea, y como siempre, espero los mejores resultados.

—No se preocupe, mi señor,— comentó el caballero. —Puede esperar una misión exitosa de mí, como siempre.

El caballero en el trono rió por lo bajo, sabiendo que había hecho bien en encargarle esta misión a él. —Entonces no se diga más. Prepara tus cosas para que mañana en la mañana partas.

El capitán dio una reverencia antes de salir por la puerta. El guerrero del trono suspiró, pensando en que tal vez sus planes podían verse retrasados por ese imprevisto que informó el búho; si bien la llegada del héroe significaba problemas, no se iba a detener.


Respondiendo a las reviews.

Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia en leer este fanfic; se que tampoco es el más interesante entre los miles que debe de haber por ahí, pero me gusta aportar mi grano de arena para que puedan entretenerse de alguna manera.

Simm36: muchas gracias bro, me alegra que te guste la historia.

RCurrent: gracias por los buenos deseos, hermano. Y las hermanas Loud puede que aparezcan en la historia más adelante, aunque te adelanto que no serán ella, sino algo más como un cameo. Gracias por darte el tiempo de leer, un saludo.

Viriuz pirata: gracias por leer la historia, y debo decir que en si Selene no secuestró a Lincoln puesto que, como dices, él cayó directito en la trampa. Y sí, quise incluir una buena referencia a una historia que posiblemente tenga muchísimas más. Saludos.

J0nas Nagera: hermano, quiero iniciar diciendo que me gustan muchas de tus historias. Muchas gracias por detenerte a leer, me da gusto que te haya interesado. En cuanto a lo que es, yo trato de hacerla más como una mezcla de ambos, sinedo una historia de algo medieval místico con ocasionales toques de isekai. En cuanto a la chica zorro, decidí hacerlo así porque ese tipo de chicas mitad animal es un concepto demasido sobreexplotado en la industria del anime, por lo que puede ser referente a cualquiera. Como ya respondí a una review más arriba, las hermanas saldrán pero solo en escencia, siendo un cameo ya que no pueden salir en la historia. Y como dices, es hora de olvidarse un poco de las hermanas, de hacer algo como en las primeras temporadas donde el protagonismo era de Lincoln. Un saludo muy grande.

A todos los nuevos lectores, espero que les guste la historia. Sientanse libres de dejar su review, lo apreciaría mucho.

Un saludo.