Este descabellado fic se me ocurrió una mañana en que mi querida madre me mandó lavar los platos. No sé si ya exista algún fic de este tipo, ya que la idea es obvia, pero si lo hay pues ya qué más da. Espero que lo disfruten

CAPITULO I: BUENOS DIAS

A tempranas horas de la mañana, la débil luz del sol penetraba por la ventana del cuarto del ático. Una delicada figura recibía el haz desde su cama y mientras se estiraba y se deshacía de lo último de los restos del sueño un par de avecillas le observaban desde la ventana cerrada. Comenzaron con su canto matutino para despertar completamente a la figura dormilona.

"Ya lo sé, ya lo sé, tengo que despertarme antes de que el resto se empiece a quejar" dijo el ser que ya se quitaba las cobijas de encima. Una larga cabellera roja acompañaba a un hombre, que más que nada parecía mujer con tan delicadas facciones de su rostro.

El hombrecillo de apariencia amable se dirigió a la ventana y dejó a las avecillas entrar. "Hola Ayame, hola Suzume, ¿durmieron bien?" se dirigió a los pajaritos. En respuesta recibió una dulce melodía con la que se animó para tender su cama.

Pronto aparecieron otros habitantes de ese reducido ático. Un trío de interesantes ratones: una ratoncita con una graciosa trenza, un gran ratón de aspecto serio y un simpático ratoncito de ya algunos años con una diminuta barba blanca. Los tres se subieron a la cabecera de la cama y saludaron al hombre que recién terminaba de arreglar su cama.

"Buenos días Misao, Aoshi y Okina, ¿qué tal durmieron ustedes?" preguntó el pelirrojo.

Los ratoncitos asintieron. La ratoncita llena de energía se arrojó a la almohada en un intrépido salto. El otro par de ratones la observaba y el vejete la siguió. El ratón de nombre Aoshi continuó serio y sin moverse.

"Bien, ahora a continuar con las labores. Debo preparar el desayuno, limpiar la cocina, barrer toda la casa, limpiar los establos y… les digo un secretito" el pequeño pelirrojo se acercó a los ratones en la cama, las aves también se acercaron a escuchar el secreto. "El día de hoy me toca lavar la ropa, ¡mi actividad favorita!"

Salió corriendo atándose las mangas de su gi y sonriendo, dipuesto a comenzar con las labores diarias. Y justo en medio de preparar el desayuno escuchó una campanita que sonaba, tirada de un cordón, y la voz que gritaba desde arriba de la mansión de su padrastro.

"¡CENIKENSHIN! ¡Apresúrate con ese desayuno que tengo mucha hambre!"

CeniKenshin, quien era el hombrecillo pelirrojo al cual hemos estado acompañando durante toda su mañana, suspiró al mismo tiempo que terminaba de servir el té y colocaba tres tazas en tres bandejas idénticas con platos y cubiertos. Hizo malabares al cargar con las tres bandejas, dos en las manos y una en la cabeza. Los ratoncillos de la mañana la siguieron por todo el camino.

"CeniKenshin haz esto, CeniKenshin haz lo otro… ya quisiera empezar con la ropa pequeños" le dijo a los tres ratones.

En una gran puerta se detuvo y tocó con el pie. Los ratoncillos huyeron despavoridos antes de que se abriera la puerta. Justo cuando CeniKenshin logró empujarla, un simpático gato salió de la habitación buscando justamente a los ratones.

"Oy Yahiko, ya déjalos en paz, aquí mismo traigo tu leche para que no tengas hambre" le dijo CeniKenshin al gato.

"Vamos CeniKenshin, apresúrate" dijo una voz desde el interior de la habitación.

"Lo siento Saito, ya voy"

En la cama, bajo las cobijas, un hombre en pijama azul oscuro miraba mientras CeniKenshin hacía todo lo posible por no tropezarse con el gato Yahiko. Puso las bandejas en una mesita y abrió las cortinas. El hombre ahora había comenzado a fumar.

"Buenos días Saito, espero que haya dormido bien" dijo afablemente CeniKenshin.

"Bastante bien. Aparte de lo que harás hoy te tengo otra tarea. Limpiarás mi espada porque hoy tengo que salir" dijo entre el humo Saito.

"Sí señor"

CeniKenshin finalmente dejó la bandeja de Saito y se llevó las otras dos cerrando tras de sí la puerta. No sin antes olvidarse, por supuesto, de la leche del gato Yahiko, que dejó a un lado de la cama de su amo. Tuvo que visitar otro par de cuartos antes de bajar a empezar con sus labores cotidianas.

La primera habitación era de su hermanastro Sanosuke. Por lo general se llevaba bien con él, sin mucho problema. Era un tipo rudo que amaba las peleas y era famoso en el reino por ello. Dejó ahí una bandeja después de abrir también las cortinas del lugar para ver si así dejaba de roncar y se decidía a despertarse para tomar su desayuno.

La segunda habitación era de su hermanastra Kaoru. Era una tipa amargada y fea (Soy miembro no. 2, oficial y activo del Club Contra Kaoru) que parecía más un niño que una jovencita. Era gritona, quejumbrosa, mimada e insoportable. Adoraba hacer sufrir a CeniKenshin, en especial cuando se ponía a practicar kendo.

Dejó rápidamente esa habitación, no vaya a ser que Kaoru se despertara y empezara a molestarlo desde temprano. Esperaba que ese día no se le ocurriera a Kaoru practicar kendo con él, porque más que nada, era utilizarlo como saco para golpear. No le daba oportunidad de que se defendiera, sólo de aguantarse los golpes. Aunque de hecho, CeniKenshin era un exelente espadachín. Conocía la prestigiada técnica Hiten Mitsurugi que le había enseñado su verdadero padre. Era por eso mismo que Saito lo odiaba tanto cuando se casó con la madre de CeniKenshin, y por lo que aprovechó para hacerle la vida imposible cuando ella murió. Como CeniKenshin era el verdadero heredero del dojo donde vivían, Saito lo mantenía como sirviente de él y sus hijos.

Por fin pudo bajar a la cocina nuevamente a servirse algo de arroz para empezar bien el día con el estómago lleno. Dejó algo de comida para sus amigos los ratones y salió a lavar la ropa y a colgarla bajo el sol para que se secara. Las avecillas Ayame y Suzume revoloteaban a su alrededor entonando más canciones mientras él decía al mirar la ropa blanca recién lavada: "¡Qué blanco!"

N/A: Es la idea más obvia para RK. O bueno, eso creo yo por como trata Kaoru a Kenshin cuando lo hace limpiar y lavar todo el tiempo. Lo que más me agradó de este capítulo fue imaginarme a Misao, Okina y Aoshi de ratones y a Yahiko de gato =.=

Espero que les haya agradado también.