CAPITULO II: LA INVITACION

En el rico y enorme castillo del reino, justo como cada día, la princesa Megumi se rehusaba a escuchar a su padre, el rey Genzai. Antes de que su padre pudiera entrar en su habitación a tratar de convencerla para que tomara las clases de kendo con su profesor Enishi, la joven princesa se había escapado una vez más en su blanco corcel acompañada de su damita Tsubame.

"¡Siempre es lo mismo, siempre es lo mismo!" gritaba el rey Genzai enfadado a quien quiera que lo estuviera escuchando, "no quiere aprender kendo y me llevará a la ruina antes de que se dé cuenta… ¿qué he hecho para merecer esto?"

"Buenos días su majestad" dijo el consejero real, Hoji, cuando entró a los aposentos del rey con las noticias del día.

"No sé qué tendrán de buenos" replicó Genzai.

"Ah, por lo que veo la princesita nuevamente escap

"Me hago viejo… mírame Hoji, crees que estoy viejo" exclamó Genzai jalando sus arrugas frente a su espejito.

"Eh… no su majestad" contestó el aludido con cara de profundo y bien disimulado disgusto.

"Tienes razón, este rey todavía tiene su fuego dentro" murmuró Genzai mirando nuevamente su espejito y bailando grotescamente. "Espejito dime la verdad, ¿no es este el más hermoso rey y sin par?"

"Señor, eso es de otro cuento"

"No importa, ya que mientras yo envejezco con cada día a la tonta de Megumi se le ocurre rechazar a todos y cada uno de los maestros de kendo. Jamás aprenderá nuestro milenario y tradicional arte. Este reino es conocido como el hogar de los mejores espadachines. Si Megumi no se convierte en espadachín no tendrá derecho a subir al trono y no permitiré que el vicioso de mi hermano Shishio venga a apoderarse de él cuando menos lo espero. Yo ya no estoy para jueguitos y guerritas… dime Hoji, ¿qué debo hacer?"

"Pues para no alargar el cuento y no cansar a la autora con tanto escrito, haga un torneo de kendo en el cual la princesa Megumi pueda conocer a todos los espadachines del reino. Haga un trato con ella, si conoce a alguien agradable lo eligirá como maestro, si no, usted podrá obligarla a tomar clases con Enishi"

"¡Si!, bravo Hoji, eres genial, hablaré de eso con Megumi esta tarde cuando regrese. No sé qué es lo que haría sin tu brillante mente"

"Ni yo señor… aunque igual esto ya estaba escrito, sólo que con diferente situación…"

Y de regreso al dojo del malvado Saito, que de hecho pertenecía legalmente a CeniKenshin, el pobre pelirrojo, justo después de lavar la ropa y tenderla al sol, tuvo que limpiar la espada japonesa de su padrastro. Saito era comandante de la fuerza policiaca del reino y toda su apariencia debía ser impecable. Dejó la casa con una mirada de profundo desprecio para CeniKenshin.

"Si no fueras hijo de mi querida esposa, que Kami descanse su alma, te echaría directo a la calle" le dijo como manera de despedirse.

En ese momento también salió Sanosuke.

"Nos vemos CeniKenshin, no dejes que Kaoru te golpeé demasiado" se despidió su hermanastro.

Por lo general iba a buscar peleas callejeras, además de que era mercenario. Era reconocido en todo el reino porque por lo general era a él al que el mismo rey llamaba para que se deshiciera de sus enemigos. También le gustaba mucho ir a coquetear con la dueña del restaurante Akabeko, la señorita Tae. Ni idea de lo que haría hoy.

Esa despedida no dejó muy contento al pobre hombrecillo. Significaba que Kaoru, esa horrible hermanastra suya, ya estaba despierta, y muy probablemente de mal humor. Su pasatiempo favorito obviamente era utilizar a CeniKenshin de saco y era la única manera en que lograba ponerse de buen humor otra vez. Sería una larga mañana.

Y justamente acababa de lavar los platos que escuchó la horrible voz de Kaoru:

"¡CENIKENSHIN! ¡Ven inmediatamente al dojo!"

Suspirando se alistó para una de las peores horas de su vida. Se puso la careta, los guantes y todo el equipo que pudo encontrar para cuando menos amortiguar algunos de los golpes que muy pronto recibiría. Llegó con Kaoru y a pesar de preferir estar en cualquier otro lugar del mundo puso su mejor sonrisa, que por supuesto Kaoru no podía ver, y con voz amable que Kaoru nunca merecía, la saludó.

"Buenos días Kaoru-dono. ¿Durmió bien?"

"Cállate CeniKenshin. Todavía no has limpiado el tatami del dojo, ¿cómo esperas que practique así? Eres un flojo incompetente"

"En verdad lo lamento Kaoru-dono, en seguida lo arreglar

CeniKenshin, que con tanto trabajo se había puesto todo el equipo, volvió a quitárselo para empezar a limpiar los tatamis del dojo. No es que en verdad estuvieran tan sucios, pero a Kaoru le encantaba hacerle la vida imposible. No era más que envidia de que CeniKenshin sí supiera cómo usar una espada verdadera y ella no fuera más que una pobre e inútil amateur (N/A: nótese con qué fervor defiendo mi lugar en el club oficial contra Kaoru).

Cada que podía golpeaba a CeniKenshin en la espalda con su shinai hasta que el pobre hombre estuvo jadeando de cansancio. Desde una esquina del dojo los ratoncillos amigos de CeniKenshin observaban esta escena con horror. En cierto punto Misao estuvo a punto de saltar sobre Kaoru, pero fue jalada por la trenza por Okina, quien le recordó cuántos problemas tendría CeniKenshin si se daban cuenta de que había ratones en la casa. Además en ese momento entró Yahiko el gato para observar.

"Ya deja de torturarlo tanto Jou-dono" dijo repentinamente Sanosuke desde la entrada. Traía un esqueleto de pescado en la boca, lo que indicaba que acababa de ir a coquetear con Tae por un rato. Además de su sonrisa de galán traía en las manos un rollo de papiro con un listón rojo. Se veía importante.

"¿Qué traes ahí Sanosuke?" preguntó Kaoru.

"Algo que quizá te interese, pero preferí dejarlo hasta que tu papi Saito llegara para abrirlo"

Y después de un rato llegó Saito. Todos se reunieron a su alrededor para leer el contenido de la carta.

"Su R.M. Genzai invita a todos los espadachines del reino a participar en su noble torneo de kendo" leyó Saito, "están cordialmente invitados absolutamente todos los espadachines del reino que traigan consigo su espada y su estilo de combate"

Kaoru hizo un bailecito ridículo de felicidad mientras Saito miraba satisfecho y con cara de que planeaba algo maquiavélico la carta.

"¿Sabes lo que esto significa Kaoru?" preguntó Saito a su hija.

"Por supuesto papi"

"El rey seguramente está buscando un profesor para su hija Megumi. Escuché que están teniendo problemas con ese inepto instructor Enishi. Querida Kaoru, esta es tu oportunidad para presentarte frente a la princesa y enseñarle tu estilo Kamiya Kasshin"

"Lo sé papito, iré a prepararlo todo"

"Disculpe Saito" se aventuró CeniKenshin "¿podría ver la carta?"

Kaoru se detuvo en su lugar y todos voltearon a ver a CeniKenshin asombrados.

"Bueno, después de todo dice que pueden atender todos los espadachines del reino con tal de que lleven consigo espada y técnica" dijo valientemente CeniKenshin como excusa.

"Tú no tienes espada" dijo Saito con desprecio.

"Podría tal vez conseguir una…" dijo CeniKenshin esperanzado pensando en la espada que le había heredado su padre y que tenía bien escondida en su habitación.

"Está bien, si consigues la espada puedes venir"

"Pero papi" chilló Kaoru.

"Dice que todos los espadachines pueden asistir"

"Pero…"

"Silencio Kaoru"

Obviamente Saito tenía algo malvado planeado, pero no dijo nada. CeniKenshin estaba feliz de poder ir que no le dio más vueltas al asunto.

"Pero sólo de que termines con todas, TODAS, tus labores"

"Sí señor"

N/A: Espero que este capítulo también les agrade. No pienso hacer la historia muy larga, de hecho ya casi llego a la mitad. Es fácil considerando que es una parodia. Por cierto, supongo que alguien, quien sea, lo pensaría dos veces antes de llamar a Saito "papi". Estaría completamente degollado antes de poder proferir la segunda sílaba ––U