III: Entrenamiento de Hiddench

Una vez en los dormitorios, que eran de a dos, Nathalie y Lissa se abalanzaron sobre las camas con colchas de flores rosas.

-Lissa y Michael, Lissa y Michael...-Nathalie seguía cantando desde la salida del comedor.

-¡Basta Nathalie!-

-De acuerdo, pero no podrás negar que es lindo- le dijo Nathalie risueña.

-Cállate- le dijo Lissa y se metió en al cama.

Al día siguiente, Lissa se vistió la primera y salió del cuarto antes que Nathalie.

Ya en el Gran Comedor, Lissa se sentó en una silla para desayunar. James estaba de pie, aparentemente esperando a alguien.

-Hola James- lo saludó Lissa y se colgó la mochila al hombro-¿Cuál es nuestra primera clase?- le dijo mientras ordenaba su cabello recogido en una coleta alta.- ¿James, estás ahí?-

Lissa se volteó en la silla y vio a James viendo a alguien bajando de la escalera. Lissa siguió con la vista la mirada de James y vio que Nathalie, con su uniforme blanco, rojo y verde, bajaba las escaleras mientras su cabello rojo se movía al son de sus pasos.

-Hola James, hola Lissa.- Nathalie se sentó en la silla libre el lado de Lissa y le dijo:

- Nuestra primera clase es Teoría de la Magia. Apresurémonos, será mejor que no llegues tarde si de verdad quieres ir al entrenamiento de Hiddench.-

Lissa y Nathalie terminaron de saborear las deliciosas tostadas con mermelada y se levantaron para ir a su primera clase, Teoría de la Magia, cuyo profesor era Julius Samber.

-Bienvenidos alumnos de Valerty, a su primera clase de Teoría de la Magia. Soy el profesor Julius Samber. Debo advertirles que no tolero que los alumnos hablen mientras yo hablo, si no deberé quitarle puntos a su casa.-

-Para empezar ¿alguien sabe quién fue Dolores Filigris?-

Lissa levató la mano. Thomas había tenido mucho trabajo para aprender el hechizo Filigris, el hechizo convocador.

-¿Señorita?- el profesor Samber señaló a Lissa.

-Seal, profesor. Dolores Filigris fue la creadora del hechizo convocador.-

-Perfecto señorita Seal. Cinco puntos para Valerty.-

El resto de la clase continuó y Lissa levantó la mano, media hora después.

-Profesor ¿puedo ir a la selección del equipo de Hiddench?-

-De acuerdo, pero deberás escribir una redacción sobre el hechizo Filigris. Sin falta para mañana.-

Lissa guardó sus libros y salió del aula. Subió a su habitación, tomó su escoba y caminó hacia el campo de Hiddench.

Cuando llegó, Michael y varios chicos y chicas estaban en el centro del campo, con escobas.

-¡Lissa! Te estabamos esperando. Te presentaré al equipo. Ellos- señaló a un niño y a una niña idénticos- son Lucianne y Andrew Felt, los mellizos. Son nuestros goleadores, junto conmigo, claro. Ella- señaló a una muchacha rubia de ojos marrones- es Alicia Figueroa, nuestra guardiana. Los bateadores son Vicky Fisher y Jack Sloper- señaló a una niña morocha y a un niño castaño.- Sólo nos falta un atrapador y tú harás la prueba.- le dijo dándole una palmada en el hombro. Lissa se sonrojó y montó su escoba.

Inmediatamente, Michael subió tras ella. Le mostró una pelota plateada.- Esta es la chit Lissa.- Lissa volvió a sonrojarse.-Atrápala si puedes.-

Dicho esto, abrió su mano y la pequeña pelota empezó a revolotear de un lado a otro del campo.

Lissa empezó a seguirla. Sabía lo que tenía que hacer. Podía ver, como en cámara lenta, el batir de las alas de la pequeña pelota plateada.

Lissa extendió la mano cerca del arco y la cerró en torno a la pequeña pelota. Acto seguido, bajó y le entregó la pelota a Michael.

-¡Perfecto! Volvamos a intertarlo otras dos veces más. Si lo logras, serás la atrapdora del equipo de Hiddench de Valerty.-

La pelota volvió a revolotear dos veces más y Lissa volvió a atraprala las dos veces.

-Perfecto. Baja Lissa, así podré anunciarte al equipo.- Michael descendió al campo y llamó al resto del equipo, que había estado sentado en las gradas viendo a Lissa y a Michael.

-Equipo de Valerty, tengo el honor de presentarles a Marie Elizabeth....-

-Lissa.- Lo corrigió Lissa.

-Lo siento. Tengo el honor de presentarles a Lissa Seal, como nuestra nueva atrapadora. Es oficial.-

El equipo aplaudió y se retiró. Ya casi era hora de almorzar, así que Lissa y Michael se encaminaron hacia el comedor, luego de dejar las escobas en la escobera.

-Michael, gracias por dejarme hacer la prueba. Aunque me pareció raro... ¿nadie más se presentó a hacer la prueba?- le preguntó Lissa mientras iban camino al castillo.

-Eh... a nadie le interesaba, creo- Michael nunca le contaría a Lissa que, por más mala que ella fuera, había insistido para que nadie viniera a hacer la prueba.- ¿Quieres almorzar conmigo y los miembros del equipo? Tenemos una sección aparte en la mesa de Valerty.-

-No, lo siento. Debo enviar una carta.- Lissa recordó la promesa que le había hecho a su padre de escribirle si la seleccionaban para el equipo.- Quizás podamos desayunar mañana.-

-Claro, claro.- Michael intentó poner una voz de indiferencia, pero no pudo ocultar una nota de leve decepción en su voz.

-Gracias por acompañarme. Voy a la sala común a escribir la carta. Nos vemos en la cena.-

-Adiós.-

Lissa entró a la sala común de Valerty, tomó pergamino, pluma, tinta y se sentó frente a la mesa que estaba junto al fuego:

"Queridos Mamá y Papá: Cumplo con mi promesa de informarles si me seleccionaban para el elquipo de Hiddench. Por empezar, quedé seleccionada para la casa Valerty y soy la atrapadora del equipo. El capitán del equipo, Michael Lupes, fue muy bueno conmigo y me hizo repetir la prueba tres veces.

Hasta ahora tengo dos nuevos amigos: Nathalie Hiller y James Deragopyan. También este año, en Boost, está la hija del ministro de la Magia, Leera Aarushi. Es verdaderamente desagradable. Quedó seleccionada para Sly. Díganle a Thomas que conocí a la hermana de Sophie y que le dí nuestro teléfono.

Muchos saludos.

Lissa

-No está mal.-se dijo para sus adentros Lissa. Colocó la carta en un sobre y lo dirigió a sus padres.

Lissa se dirigió al emporio, donde Mooshrow estaba dormitando.

-Ven aquí, Mooshrow. Tengo una carta.- Mooshrow, obediente, bajó en un vuelo suave y se posó en el hombro de su ama, ululando suavemente.

-Es para Dean y Candice, mis padres. Que tengas un buen viaje.- Lissa llevó a Mooshrow a la ventana y dejó que este volara. Cuando Mooshrow se perdía en el horizonte, una voz hizo sobresaltar a Lissa. Pero no era una voz de niños alegres jugando en el patio que se veía desde la ventana, sino que era una voz susurrante, que parecía arrastrarse y filtrarse por debajo de la puerta.

-Se acerca, sí. Se acerca el fin, pronto estará aquí. Será el fin de todo lo existente. Sólo el heredero del bien y la justicia podrá detenerlo...Soplará con fuerza...Se acerca, sí...- la voz se apagó de pronto, como si alguien hubiera apagado una radio que tiene mala sintonía.

-Lissa, te estabamos buscando, no sabes lo que pasó.- James y Nathalie, ambos sudorosos y con cara de pánico, se acercaron a Lissa cuando esta apareció en el hueco de la puerta del Gran Comedor. Nathalie lloraba a lágrima viva sobre un pañuelo blanco.

-¿Eh? ¿De qué hablas James?- le preguntó Lissa, que acababa de salir del embotellamiento de sus pensamientos. Esa voz le había parecido tan real, como si alguien la hubiera puesto allí, o donde sea que hubiera salido.

-Cuando los de Valerty bajamos la escalera del pasillo de Defensa Personal Mágica, se oyó un grito espantoso y vimos a Sophie, la hermana de Nathalie, tendida en el piso, petrificada. Estaba muy fría, pero no estaba muerta. Sin embargo, sus cosas y su mochila estaban dispersadas por el pasillo, como si se hubiera pasado un vendaval. Tenía los ojos abiertos. Por todo el pasillo hacía mucho frío y las cosas estaban dispersas. Como las cosas de Sophie.- James terminó su relato y le dio unas palmaditas en el hombro a Nathalie. Esta se abrazó a Lissa y siguió llorando.

Lissa estaba sorprendida y asustada. Minutos después de que ella hubiera escuchado la voz misteriosa, la hermana de Nathalie había aparecido como muerta en uno de los pasillos. "Soplará más fuerte que nunca...". Eso era lo que Lissa había escuchado.

Sophie Hiller había jugado Hiddench hasta el año pasado. El hiddench tenía que ver con el aire, con el viento. Y la voz que Lissa había escuchado parecía hablar del viento.

-James, escucha, vayamos a la sala común. Necesitamos hablar.- Lissa tomó a Nathalie de un brazo y la arrastró, con ayuda de James, hacia la sala común. Una vez allí Lissa les contó a Nathalie y a James la voz que ella había escuchado y sus teorías sobre el Hiddench y el viento.

-No lo sé, Lissa. Puede ser una casualidad.- James seguía dándole palmaditas a Nathalie en el hombro. Esta había presentado una mejora: ya no lloraba a lágrima viva, solo lloriqueaba un poco. Pero aún así tenía los ojos rojos e hipaba.

-Ya lo sé. Un minuto...el emporio de las lechuzas, donde yo envié la carta, está en lo alto de la torre. Allí hacía mucho frío. Quizá sea sólo una casualidad, pero todo está relacionado con el viento.- Lissa tenía el entrecejo fruncido. Había muchas teorías en su mente, algunas totalmente absurdas, otras bastante posibles.

-Escucha, será mejor que lleves a Nathalie a su dormitorio. No está muy bien que digamos. Yo le iré a contar lo sucedido a las hermanas de Sophie. ¿Cuáles son?- James se levantó del sillón y dio unos pasos.

-Marian de 5°, Lucianne de 2°. Marian está en Bonty y Lucianne en Valerty. Pídele a Lucianne que le diga a su hermana.- Lissa tomó de los brazos a Nathalie y se acercó a la escalera. James ayudó a Lissa a subir a Nathalie, que oponía resitencia y gimoteba:

-Quiero ir la enfermería. Quiero ir a ver a Sophie.-

Una vez en el cuarto, Lissa acostó a Nathalie en su cama y logró hacer que se durmiera. Luego ella bajó al Gran Comedor.

El tema de conversación no era otro que el misterioso ataque haca Sophie Hiller, de Valerty. Como Lissa era compañera de cuarto de Nathalie, todos la acosaron con preguntas.

-¡Lissa! ¡Lissa!- Lissa se volteó para ver quién era el que gritaba con gran deseperación su nombre. Frente a ella, bajando las escaleras, estaba Michael Lupes.

-¡Oh! Michael eres tú.- Lissa saludó la mano y sonrió. Era consiente de que se estaba sonrojando.

-Me enteré lo que pasó con esa Hiller, creo que su nombre es Sophie. ¿Tú estás bien? ¿No te sucedió nada?- la preocupación que trataba de ocultar era totalmente visible en su rostro.-Es hermana de tu amiga, podrías haber salido lastimada.- Michael se dio cuenta de toda la preocupación por el bien de Lissa que había expresado, y se puso rojo como un tomate. Lissa sonrió y luego también se puso roja.

-Yo estaba en el emporio de las lechuzas, enviando una carta. ¿Recuerdas? Por eso no pude almorzar con los miembros del equipo.- Lissa levantó la cabeza y miró a Michael. Este estaba muy interesado mirando una pequeña mancha en el suelo.

-Claro. Siento haberte molestado, pero no sabía si estabas bien.- Michael levantó la cabeza pero no miró a Lissa, si no que estaba muy entusiasmado en mirar a los chicos que bajaban por la escalera de roble de la sala común de Sly.

-Gracias por preocuparte por mí, Michael.- Lissa ahogó una risita al ver que Michael apartaba violentamente la vista de Leera Aarushi que acababa de llegar hasta el Gran Comedor y los miraba con una mirada cruel.

-No, no para nada. Sólo quería saber si tenía que buscar otro atrapador y me preocupe porque...- Una estridente voz cantando no dejó a Michael terminar la frase:

-¡Lupes y Seal! ¡Lupes y Seal!- Leera y su grupo de amiguitas de Sly miraban con desprecio a Lissa y a Michael. Estos no se habían dado cuenta pero estaban en el medio del Comedor.

-Eh...bueno, nos vemos luego Michael. Gracias por todo.- Lissa se dio vuelta violentamente y empezó a caminar hacia la mesa de Valerty. Encontró una silla vacía y se sentó, dio un tremendo resoplido y se sirvió una porción de carne con puré de zapallo.

-Veo que ya has conquistado a Michael Lupes.- James, que ya había avisado a Lucianne y a Marian, se había sentado en una silla al lado de Lissa y también se sirvió una porción de carne y puré.

-¿Bromeas?- Lissa se atragantó con un trozo de carne la escuchar las palabras de James.- No estoy enamorada de Michael, ni él de mí.- Lissa tomó un poco de jugo de naranja para aplacar el ardor que le había provocado el trocito de carne.

-Sí, como tú digas. Para mí que él está enamorado de ti.- James se sirvió jugo y rió para sus adentros.

-Ya basta. ¿Qué me dices al respecto de Nathalie y tú? Es obvio que se gustan.- Lissa se sirvió más jugo y continuó con el ritual de su cena.

-Para contraatacar podrías haberte inventado una mentira algo más original. No me gusta Nathalie.- James siguió comiendo pero su cara denotaba un color rojo claro, como si se hubiera sonrojado.