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Hermanos
Por Liluel Azul
Capítulo 18
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La ventisca helada es muy fuerte, por momentos siente que el viento lo va a tirar al suelo, aun así, insiste en mantenerse en pie, aunque el viento, que llega de diferentes direcciones, lo empuja y lo jala sin piedad. Todo es tan obscuro apenas alcanza a distinguir la silueta de los árboles.
Y aunque el viento es estruendoso, no logra callar las voces que lo llaman desde la lejanía.
-¡Hyoga!
-¡Hyoga!
-¡Hyoga!
Las reconoce todas y cada una, algunas le duelen más que otras, las de Seiya, Shiryu, Shun e Ikki, puede resistirlas, pero la de Eri le parte el corazón, la de Saori es apenas un susurro, como si no se sintiera con derecho de llamarlo, muy diferente a la de Camus que suena enfadada y su voz prácticamente es una orden.
No es la primera vez que esta frente a esta encrucijada, pero cada que esas esas voces están por vencerlo, unas delicadas manos se posan sobre sus oídos, ella ya no quiere que las escuche y empieza a tararear una canción de cuna para callarlas.
El viento se calma y ya solo sopla en una dirección y aquel bosque se vuelve inaccesible, desaparece por completo en la oscuridad.
Debe de ser por eso que la voz del maestro Camus suena tan enfadada, ella todavía tiene poder sobre de él.
Se resigna, es inútil voltear a verla, no es esta la primera vez que aparece, en las anteriores ella se desvaneció ante el mínimo gesto de voltear. Desde que Adrik apareció sus emociones están totalmente descontroladas, algo que su maestro le reprocharía, pero cada vez que se ordena recomponerse, cada que intenta encontrar algo de estabilidad y volver sobre sus pasos, su madre aparece, su voz es un arrullo y en otras ocasiones es llanto. Ante eso se desmorona y llora también presa de un dolor que no entiende porque no es suyo y por ello no puede controlarlo. Si al menos supiera que es, pero no puede ver que es lo que oculta el bosque, aunque algo en su interior le dice que lo sabe, y siente un miedo terrible hacia lo inevitable.
Luka abrió los ojos a su nueva realidad. Se siente desorientado por un momento, la sensación de miedo aun no desaparece. Mira a su alrededor, Adrik duerme junto a él, su suave resuello calma sus nervios.
No quiere despertar a Adrik, así que inspecciona con la mirada la habitación, ayer apenas si la contempló, no se había dado cuenta que era inmensa. Dado que Adrik se puso tan mal de los nervios, no tuvo oportunidad de ver nada más que la fachada de esta mansión. Se le hace enorme, a pesar de estar acostumbrado a la de los Kido.
Este cuarto bien podría ser una casa. Se pierde en el candelabro, en su infinidad de cristales y bordes dorados, que clase de personas tienen candelabros así de grandes en una habitación.
Se levanta con cuidado, está seguro de que alguna de esas puertas debe ser un baño. Hay un mueble de madera negra de dos puertas sobre el que hay un par de frascos que parecen perfumes, y tras un espejo circular.
Estaba contemplando los adornos dorados del espejo mientras abría la puerta, así que lo que había tras esta lo tomó por sorpresa.
La baticueva de la moda fue lo único que pudo pensar.
Se trataba de otra gran habitación con de closets de cristal que permitían claramente ver el contenido, montones de ropa y zapatos, todo perfectamente ordenado por color y por estilo. Cajones llenos con corbatas y pañuelos. Al fondo había unas vitrinas, una de puros relojes y otra con joyería. Varios espejos de cuerpo completo, como si uno no alcanzara para admirarse.
El bostezo de Adrik lo devolvió a la realidad.
-¿Necesitas algo? –Le preguntó aun adormilado.
-am… el baño
-Es la otra puerta.
-Sí eso supuse
La verdad es que ya le daba miedo, en medio de tanta opulencia se sentía extraño. En comparación a esto Saori es austera. Afortunadamente era un baño grande pero normal, una regadera, una tina, lavamanos y excusado.
Al salir, se encontró a Adrik tallándose los ojos y sobándose el estómago esperando su turno para entrar al baño.
-¿Pasa algo?
-Por un momento creí que iba a ver un yacusi allá adentro.
-Sí, una vez pensé instalarlo, pero con la alberca se me hizo demasiado. –Y la señalo antes de entrar.
Aquello era algo que no podía entender, así que se dirigió para allá, creyó que eso era una ventana, pero al correr la gruesa cortina descubrió una pared de vidrio y la puerta, que da acceso a la alberca techada.
Luka se sentó en el suelo pese a que cerca había un cómodo sillón, miraba la alberca con recelo, apostando que esa agua debe de estar calientita.
-¿Qué haces allí? –Le pregunto Adrik pero Luka no contesto. Así que tomó el teléfono. -¿Qué quieres desayunar?
-¿A dónde hablas?
-Pues a la cocina, a donde más iba hablar.
Hyoga volvió a su contemplación de la alberca. Obviamente, en este lugar es tan grande que se necesita de un teléfono para comunicarse con la cocina.
Adrik abrió el mueble de madera, Luka presto especial atención porque estaba seguro que allí había una caja fuerte, pero no, era una pequeña despensa llena de dulces y panes, lo que considero lógico, uno puede morir de inanición en este lugar antes de encontrar la cocina.
-Qué bueno que lo surtieron. -Sonrió Adrik. –Sabes, siempre me da hambre a media noche y entre comidas y cuando estoy estresado.
Saco una caja de galletas y se las dio a Luka para que se entretuviera en lo que suben el desayuno y se metió a bañar.
Luka contempló la caja de galletas, obviamente provenían de una pastelería fina, aun así, las conocía, Camus llego a comprarlas un par de veces por la navidad.
Recargó la frente en el vidrio y siguió contemplando la albarca dándole una mordida a la galleta. Cuando llegaron a Novosibirsk nunca pensó que la casa en donde se crio su madre estuviera aquí.
Conoce esta ciudad, dos veces camino junto a Camus e Isaac por aquí. Ambas ocasiones por la navidad. Es uno de sus recuerdos más felices, Isaac y él siempre venían con la nariz pegada a los vidrios del tren. Creciendo en una cabaña solitaria y lejos de la civilización, pues aun el pueblo de Koutec les queda retirado, el que los trajeran a la ciudad era una aventura y más por esas fechas donde todo es algarabía.
Isaac y él se perdieron contemplando todas las vitrinas de las tiendas, sintiéndose lo máximo mientras les compraban ropa y cosas. Comiendo dulces hasta reventar.
Saboreó la galleta con melancolía, casi escuchando las risas de Isaac. También estuvo aquí cuando regreso a Japón, cuando recibió esa carta del santuario indicándole que tenía que entrar al torneo galáctico, estuvo caminando en los alrededores del rio matando el tiempo en lo que llegaba la hora de entrar al aeropuerto.
Novosibirsk es la ciudad que lo conecta con el mundo, cada que deja su cabaña, toma el tren que lo deja aquí, y de aquí al aeropuerto. Es como si el destino se burlara de ellos.
¿Qué hubiera pasado si se hubiera topado con Adrik antes? Si su abuela hubiera visto a Camus con un par de niños de los que no hubiera podido justificar su procedencia ¿qué hubiera hecho su maestro?
Adrik y la abuela, buscando un adolecente en Japón, mientras él se paseaba por las plazas comerciales de esta ciudad.
¿Cómo justificar eso? ¿Cómo el destino puede jugar de esta manera?
Tatsumi.
Todo el poder de los Kido empleado en ocultar a una persona. Todas las veces que entro y salió de Rusia debió borrar los registros de Hyoga Kido, Nombre que sin duda alertaría a los detectives de los Ivanov.
-Eso, comiendo en el suelo, como los animalitos. –La voz regañona de Sasuke lo sacó de sus pensamientos.
Un gran fastidio se revelo en el rostro de Luka ya va a empezar a regañarlo.
-Voy a tener que trabajar duro en usted para corregirlo. –Y coloco tres mudas de ropa en la cama.
-Ya déjalo en paz Sasuke. - Dijo Adrik saliendo del baño. –Esa ropa es demasiado formal.
Sasuke elevo una ceja y contemplo la ropa, uno se daba cuenta perfectamente que estaba haciendo una inspección general sobre lo que había escogido y no había encontrado un solo error. –El que su hermano parezca un vago no quiere decir que lo vistamos como uno.
Luka se puso de pie, frunciendo el entrecejo, en lo que pensaba que contestar examinó la ropa. Definitivamente esos trajes eran muy serios, como para pedir trabajo.
-Sasuke no me siento bien aún, la verdad hoy solo quiero holgazanear. Pensaba estar en pijama el resto del día.
Ante las palabras de Adrik, Sasuke le lanzó una mirada llena de reproche. –Pijama. –Dijo como si fuera algo que no pudiera creer que se atreviera a decir.
-Bueno…me pondré un pants.
Aun así, Sasuke continúo el regaño con la mirada.
-Sasuke, -Dijo Luka. –no necesito algo tan formal.
Adrik lo miro con terror por lo que Luka había dicho.
-Así que los patos le quieren tirar a las escopetas. Para que lo sepa joven Luka yo vestía a sus padres, nunca les permití andar como vagos. Y si a ellos que los tenía en alta categoría no les permitía reproches cree que voy a permitir los suyos.
-De todos los niños que crie, Natasha siempre fue perfecta. –Adrik dijo la oración llenó de fastidio. -Y Alexander aunque voluntarioso siempre supo que era un Ivanov se esforzaba por comportarse como tal. -Tal parece que la ha escuchado cientos de veces.
-Doblegue el carácter de Alexander y el de Adrik, ya vera joven Luka que hare de usted todo un Ivanov. Pero solo por hoy lo permito y solo por cuestión de salud, pueden vestirse como vagos. Pero vagos decentes.
-Define vago decente.
Ante las palabras de Luka, Adrik, quiso azotar su cabeza contra la pared ya quería terminar con esta agonía.
-Bien bañado, uñas limpias y cortadas, bien peinado así que o se amarra el cabello o se lo corta, ropa limpia y sin arrugas. Tenis limpios.
-Sera complicado, no hay nada de eso en mi maleta. –Dijo Luka con ironía, puesto que por lo apresurado del viaje no trae equipaje. –Tendré que quedarme mugroso y sin bañar por el día de hoy.
-¿De qué habla joven Luka? La habitación de alado está repleta de ropa que no solo es a su medida, si no que le pertenece.
-¿eh?
El desconcierto inundo el rostro del joven rubio.
-Es tu habitación. –Le explico Adrik.
-De hecho, hay una bodega llena de cosas suyas. Tenemos que ordenar ese lugar.
Luka seguía sin entender.
-Joven amo Luka, comprendo que este desorientado, después de todo ha vivido toda su vida como perrito callejero al que invitan a pasar, pero ahora usted es un Ivanov, hay propiedades, empresas y vehículos a su nombre, simplemente está mansión está a nombre de ambos hijos de Natasha. También está una isla y un fideicomiso.
-¿Isla?
-De que te sorprendes yo tengo dos.
-¿Islas?
-Sí, la fortuna de los Ivanov no es tan grande como la de los Kido pero, aunque seamos de ingresos humildes no les envidiamos nada. Ah mire la comida.
Luka era un revoltijo de pensamientos, sabía que la fortuna de los Kido era grande, pero no que tan grande, porque los Ivanov le resultan muy ostentosos, por lo que vio Adrik tiene el triple de zapatos que Saori.
El mayordomo con un gesto ordenó al personal para que entraran, las mucamas rápidamente acomodaron en la mesa, una bandeja rebosante de Syrniki, mermelada, cubiertos y una jarra con leche.
En ningún momento levantaron la mirada.
-¿Joven amo Luka, el Syrniki está bien para usted o prefiere que le preparen otra cosa?
-Está bien Sasuke.
-Nos hace falta otra silla Sasuke.
-No, están correctas, dos personas, dos sillas.
Adrik elevó la mirada pidiendo paciencia y fastidiado se sentó a la mesa. Por su parte Sasuke y el personal salió de la habitación.
-Sasuke es más terco que una mula … -Comentó cuando Luka se sentaba para desayunar. Al verlo confundido se explicó. –Usualmente desayuno con Sasuke, pero ahora voy a tener que suplicarle que se siente a comer con nosotros recordándole que es familia. Y no va a querer. Se va a entercar en que él es el mayordomo, que ese es su puesto, y será una discusión inútil.
Luka sonrió al verlo, Adrik se rindió antes de iniciar la discusión con él.
-Lamento la incomodidad que pueda causarte, te va atosigar los próximos días.
-No te preocupes. Es casi un Camus 2.0 con la gran diferencia de que si puedo ser irónico y respondón con él.
-¿Camus?
Luka ladeo un poco el rostro un poco abochornado. –Es, bueno fue mi maestro. Fue quien me crio.
Se podía palpar la molestia de Adrik. –Quien te convirtió en caballero.
Desayunaron en silencio, ese era un tema que Adrik no quería tocar, el que Luka fuera un caballero era algo que rechazaba totalmente y lo que más recriminaba a la familia Kido. Habría expresado su molestia, pero la forma en la que Luka pronunció "Camus", le hizo saber que era mejor guardar silencio y tragarse todas sus maldiciones porque Luka pronunciaba ese nombre con verdadera veneración.
Y además ya no importaba, Luka ya no volvería a esa vida.
