¡Lo se! ¡Lo se! ¡Lo siento! ¡De verdad lo lamento mucho! Es más, cada capitulo tiene una disculpa y una historia diferente, no crean que las invento, ¡No! Todas ellas son totalmente ciertas. Si no he podido subir nuevos capítulos es por que he tenido demasiadas cosas que hacer, y para cuando llego a mi casa, la computadora ya está ocupada. Así que... Se que es triste decir esto, pero.... he de abandonar el fic por un tiempo.... (Jajajajajaja ¡Es broma!) No, no lo abandonaré. Me propuse terminarlo y eso haré, solo que... desgraciadamente.... y con gran dolor de mi corazón... no publicaré tan seguido como había prometido. Es decir, trataré de hacerlo, pero si en algún momento no lo logro, ¡No me culpen! Es por que de verdad no tengo tiempo. Lo prometo.

Nuevamente (y para siempre) se agradece toda su ayuda a mi gran beta, Alexms. Te entiendo, se que has estado demasiado ocupada, pero la verdad es que con la ayuda que me prestas al leer esta "basura", con eso me basta y me sobra. ¡Gracias!


Capítulo IV "Esa mujer"

Los días se sucedieron rápidamente y antes de que Harry se diera cuenta, estaba frente a las puertas en casa del amigo de su padre: Remus Lupin. Habían decidido realizar el viaje al estilo muggle, dado que al hacerlo por medio de la magia corrían el riesgo de romper una de las tantas reglas impuestas por el Manual Preventivo. Muy a pesar de que Fudge había sido destituido se había mantenido vigente dicho manual, con gran extrañeza de todo el mundo mágico.

Pero a Harry no le importaba. En lo que menos pensaba en esos momentos era en los problemas existenciales del mundo mágico. Tomaron el tren y llegaron a Liverpool, y de ahí, un autobús que los dejó en la costa. Caminaron hasta encontrarse en la parte superior de un acantilado, donde había una gran mansión muy al estilo inglés. Ésta se hallaba casi en la punta del precipicio, y parecía mantenerse en pie por pura obra mágica.

-Pensé que habías dicho que no era muy grande- le preguntó Harry.

-Bueno, en comparación con las antiguas mansiones de magos y todo eso la mía podría decirse que es de tamaño medio.- explicó Remus, al tiempo que se acercaban al nuevo hogar de Harry.

-Pero si es más grande que la de Sirius-

-No, no lo es. Verás. Con el paso del tiempo y la locura de la señora Black, ésta fue perdiendo acciones y dinero, hasta llegar al punto de tener que vender parte de su casa. No fue algo muy grato para ella, pero era necesario. Murió dejando una gran deuda, que se pagó con la última casa que los Black poseían y por eso tuvimos que quedarnos en Grimmuld Place- llegaron al pórtico. Había unas escaleras de piedra que conducían a una puerta tallada en madera. A los lados se apreciaban unas ventanas salientes. Todo estaba oscuro, no se alcanzaba a ver nada hacia adentro. La puerta se abrió de par en par para revelar a un viejo y feo elfo que trataba de sonreírles.

-Te presento a Bronsy. Es el único legado que tengo de mi familia. Creo que a Hermione no le agradará mucho la idea- Remus sonrió e invitó a Harry a pasar.


La vida en Grimmuld Place había sido afectada por la llegada de la madre de Tonks, a la que todo mundo tenía en un concepto de chiflada, loca, lunática, o cualquier otro sinónimo de los anteriores adjetivos. Pero nada digno de mención había sucedido en el transcurso de ese tiempo, a excepción de un par de veces que había perdido los estribos. Era igual que la madre de Sirius al gritar, de eso no había duda alguna.

Una mañana se había levantado de mal humor, y para su desgracia, los gemelos habían decidido jugarle un par de "inocentes" bromas justo antes de que la mujer pudiera probar algún bocado en el desayuno. El desenlace fue un bonito adorno en el recibidor: dos jarrones rojos vivientes llamados Fred y George. La señora Weasley, al verlos, había lanzado un "se lo merecen" y se había marchado.

Dedalus Diggle llegó a eso de las cinco de la tarde.

-Hola- saludaron los gemelos, logrando arrancar un grito de sorpresa por parte del visitante. Esto provocó que el retrato de la madre de Sirius comenzara a gritar como loca.

-¡Traidores de la sangre! ¡En especial tú! ¡Hija mal habida! ¡Eres una....!- estos comentarios eran dirigidos a Andrómeda. Aparentemente, en vida, la madre de Sirius y Andrómeda habían tenido rencillas que lograron quedar grabadas en el retrato del recibidor, y desde que la madre de Tonks llegara a la casa la bruja del retrato solamente la insultaba a ella. No por eso le molestaba más.

-Buenas tardes Dedalus, ¿Qué te trae por aquí?- preguntó afablemente la esposa de Ted Tonks.

-Nada, solamente que hay reunión de la Orden. No sabía que supieras de su existencia- Dedalus conocía poco a Andrómeda y por ser una de las Black no le guardaba mucha confianza. Pero era lo mismo que con Severus, así que no dijo nada.

-Todo lo que tenga que ver con mi hija tiene que ver conmigo- afirmó la mujer, al tiempo que otro visitante entraba por la chimenea del recibidor.

-¡Severus! ¡Un gusto verte!- Snape se había quedado estático al ver a la mujer pelirroja que en esos momentos se paraba en frente de él. Había tenido el gusto de compartir con ella durante su etapa escolar y fue sido algo desastroso. Ella era mucho mayor que él y había sido prefecta. (Nadie sabía como había conseguido el puesto), por lo que muchas veces aprovechaba para quitarle puntos a Lucius. No le importaba que fuera de su propia casa. El hecho de que Severus estuviera asociado con algún Malfoy, aún a pesar de la diferencia de edades, no lo dejaba muy bien parado con ella.

-Andrómeda- respondió el profesor de pociones, aún turbado por la sorpresa. El que estuviera en Grimmuld Place no significaba nada bueno. Menos para él. Siempre le había tenido manía. No como con Sirius. Era diferente, pero manía al fin y al cabo.

-Veo que ya casi estamos todos. Si pueden hacer el favor de pasar. Están esperando.- Dumbledore había llegado también por la chimenea. –Muchachos- se dirigió a los jarrones que contemplaban la escena –cuiden bien la entrada por favor- les guiñó el ojo y se alejó.

-Lástima, ya tenía planes, pero si quiere me puedo quedar aquí un rato más - le gritó Fred a Andrómeda. Ésta hizo caso omiso. –Que lata, ¿Cómo se supone que nos libraremos?- preguntó a George, quien en esos momentos caía hacia un lado y rodaba por la mesa, hasta llegar al borde. Se detuvo.


Le tocó el turno de exponer a Arthur Weasley. El hombre pelirrojo que se había sentado al lado de su mujer, tenía un periódico entre sus manos y lo colocó al centro de la mesa, de modo que todos pudieran observar la fotografía de un hombre, apuesto pero de ojos fríos, que sonreía de manera siniestra.

-Lo que les voy a decir es algo que tal vez todo mundo sepa ya. Han colocado al auror Robert Bendell como Ministro de Magia- Tonks lanzó una exclamación de sorpresa y Andrómeda sonrió para sus adentros.

-¿Algunos datos que nos puedas dar de él?- preguntó afablemente Dumbledore, mirando de reojo a la señora Tonks.

-Yo lo conozco- interrumpió Nymphadora. –Es un auror muy al estilo Bartemius Crouch. Siempre mató en lugar de encerrar. Se jacta de ello en el Ministerio. Tal vez por eso lo pusieron en ese puesto, puede que se sientan seguros con él ahí. Tiene una cuantiosa fortuna que nadie sabe de donde salió, ya que contaba con ella al salir de Hogwarts, pero no se conoce por ser de padres ricos.-

-Gracias Nymphadora, son datos muy valiosos- finalizó Dumbledore. –Remus y Severus, ¿podrían quedarse un poco mas por favor?- con esto indicaba que no había más que hablar. Todos se miraron entre sí, extrañados por la brevedad de junta, más no dijeron nada. Cada quien salió por su lado, hacia distintos lugares, después de haberse despedido unos de otros.

Los antes mencionados se acercaron a Dumbledore.

-Severus, aparte de la poción que estás haciendo para Lupin te voy a pedir otra más- le informó Dumbledore. Éste asintió. –Es para Tonks. Aquí está la receta, supongo que no te será muy difícil. Se la daría a ella, pero creo recordar que no fue de las alumnas más brillantes en su época-

-Me debe dos mazmorras y una buena parte de mi oficina- gruñó Severus, al tiempo que recordaba.

----Flash-back-----

Una muchacha de cabellos particularmente blancos y ojos azules caminaba por los pasillos que daban a las aulas de pociones. Era de noche y en su cara se leía todo el sueño que tenía, sin embargo, no por ello podía faltar al castigo de aquella tarde. Ya se había hecho más costumbre que otra cosa. Los lunes por la mañana provocaba que las clases terminaran una media hora antes de lo previsto y los martes por la tarde cumplía con el castigo debido. Siempre era así. En algunas ocasiones le tocaba la suerte de compartirlo con alguien más, pero en el resto era ella sola. Podría asegurar que la paciencia de Severus Snape, su profesor de pociones, se había vaciado totalmente al convertirse ella en su alumna. Tocó la puerta que daba al despacho del profesor.

-Adelante- La voz de ese hombre le daba escalofríos. Entró. Era la primera vez que estaba en el despacho, siempre le había tocado limpiar una mazmorra o el laboratorio. Pensaba que tal vez hubiera cambiado de opinión luego que ella provocara aquella explosión que acabó con las dos mazmorras auxiliares.

–Espero que su torpeza sea solamente en pociones señorita. La pondré a clasificar todos los materiales del armario de los estudiantes. Si no logra hacerlo significa que tampoco puede en las cosas indispensables, obteniendo como resultado un desastre de mujer-

Ella intentó contestarle al profesor, y, como hacía demasiados ademanes con las manos al hablar, levantó una en señal de amenazar con el puño o al menos esa había sido la intención, ya que al momento en que lo hacía, tiró al suelo un frasco con un líquido color púrpura.

-¡Cuidado!- exclamó Snape, mientras se lanzaba sobre la chica y la tiraba al suelo, cubriéndola totalmente con su cuerpo. Todo fue en cuestión de segundos. Había levantado el brazo y al instante siguiente sentía su respiración entrecortada al lado de ella. -¡Señorita Tonks! ¿¡Que acaso no puede dejar su manía de ser tan torpe?!- ya no gritaba, bramaba.

La chica se asustó y librándose de Snape con un empellón, salió huyendo de ahí, corriendo a refugiarse en la seguridad de sus habitaciones en la torre de Gryffindor. El castigo bien podría esperar.

----Fin del flash-back----


-¡Mugrienta mal nacida! ¡Escoria de la vida! ¡Mereces morir....!- los gritos de la señora Black comenzaron a inundar el saloncito donde estaba los tres hombres presentes. Pero no era ella la única que lograba hacerse escuchar.

-¿¡QUIERES CALLARTE DE UNA BUENA VEZ!?- un sonido de jarrones rotos y luego el silencio. Los tres hombres corrieron al recibidor, en donde encontraron a Andrómeda Black tapando la boca de la madre de Sirius. Parecía estar aplicando una fuerza tremenda ya que utilizaba todo el peso de su cuerpo para hacerlo. Alzó su varita y corrió las cortinas, y apareció unos clavos y martillo. Tomó la orilla de una cortina y comenzó a clavarla al cuadro. Lo mismo hizo con la otra orilla.

-Listo, asunto resuelto- declaró tranquilamente. Luego salió de ahí.

-Es extraño que persista en su odio contra ella solamente. No nos ha insultado al resto de nosotros.- Lupin expresó el pensamiento de los que habían presenciado la escena. – Además, los clavos no durarán mucho. El hechizo es más fuerte que las cosas muggles. Le doy un par de horas.- agregó.

- Siento que no conocemos del todo a Madame Tonks.- afirmó Dumbledore. Luego de ello se dispusieron a terminar de revisar sus asuntos. La poción tendría que dársela a Tonks en el menor tiempo posible, ya que era imprescindible que la tomara al menos durante seis meses.

-Esta poción es para protección profesor, ¿Va a ir Tonks sola a alguna misión importante?- preguntó Remus preocupado.

-¿Mi hija va ir a matarse en una misión?- preguntó la voz de Andrómeda desde la puerta. Los había estado observando desde pocos minutos atrás. Nadie había notado su presencia.

-No, no va a ir a suicidarse señora Tonks, pero no les diré nada por el momento. Fue algo que ella eligió hacer. Ya lo hizo una vez hace poco, pero la poción estaba hecha ya. Ahora que se acabaron las reservas necesitamos volver a hacerla- explicó Dumbledore.

-Si hay algo que odio de ti es que siempre hablas en enigmas- suspiró Andrómeda. Su cabello rojo estaba recogido en un moño. Siempre vestía de blanco, cosa que contrastaba con el color de su pelo. Su rostro era una división entre lo serio y lo picaresco. Eso le daba un aspecto agradable.

-Buenas tardes Andrómeda- rió Dumbledore a modo de despedida, al tiempo que salía de ahí, seguido por Remus Lupin, quien aún no resolvía su asunto pendiente.

-Muchacho- llamó la mujer a Severus. Éste se volvió asombrado. Jamás alguien se había atrevido a llamarle de esa manera. Al menos alguien que amara su vida lo suficiente.

-¿Perdón?- El enfado comenzaba a pintarse en su rostro.

-Baja las defensas amigo, no tienes que ponerte así. Solo quiero preguntarte una cosa- Hablaba tan enérgicamente que Snape no pudo menos que obedecerle, sin poder explicar bien su modo de obrar.- ¿Qué estaban haciendo mi hija y tu la otra noche que les arrestaron?-

Cualquier persona que no fuera Snape, podría juzgar la pregunta de tonta y chistosa. Pero no él. Él, quien sentía cierta curiosidad por la muchacha que podía cambiar su físico de manera inesperada. Aún no sabía eso, claro está. Al menos no lo había admitido.

-¿Qué pretende señora?- inquirió Snape, arqueando la ceja. De nuevo comenzaba a perder los estribos.

-Nada, solo quiero saber la respuesta a mi pregunta. ¿Es mucho pedir? A menos que te importara mucho, no creo que haya algún impedimento para que me contestes- Se había cruzado de brazos y lo miraba suspicaz.

-Estábamos cumpliendo una misión para la Orden señora- usaba un tono respetuoso, con un dejo de enfado.

-¿Cómo está eso, si a esas horas mi hija estaba siendo parte de la escolta que traía a Potter a esta casa?- se había acercado poco a poco a Severus y ya no podía adivinarse quien miraba de manera más amenazante, él o ella.

-Madre, deja de torturar al profesor Snape por favor- la joven Tonks caminaba hacia ellos con paso decidido, tomó a la mujer de túnica blanca por el brazo y la jaló fuera del recibidor. A esas alturas, la señora de Tonkstodavía observaba fijamente a Severus. Al poco rato apareció la chica.

-Lamento si le dijo algo que le incomodara. No le haga caso. Siempre es así- parecía un poco avergonzada.

-Es su madre, ¿cómo puede decir eso de ella?-Parecía de nuevo aquel maestro riñendo a su torpe alumna.

-Es mi madre, lo admito, y la quiero mucho. Sin embargo –alzó un poco la voz, para que quien fuera que estuviese en la habitación de al lado escuchara – aún no ha aprendido a no hurgar en la casa de los demás, ¿No es así madre?-

-¡Pórtate bien jovencita!- se escuchó desde al lado. Tonks apareció una taza con café y se puso a beberlo con sorbos cortos. Fue cuando Snape notó que una de sus manos estaba vendada.

-¿A dónde fue usted?- preguntó desafiante. La muchacha se hizo para atrás, como sorprendida por la pregunta del profesor y sin querer, arrojó la taza, derramando el café caliente sobre la túnica del antes mencionado.

-¡Señorita Tonks!-bramó él. La muchacha se había puesto roja de pena y se disculpaba continuamente. -¡Aléjese de mi!- exclamó al ver que ella se acercaba con su varita, con intención de quitar la mancha y secar la túnica. –Solo conseguirá incendiarme- añadió. Él sacó su varita y realizó todo lo que no dejó que hiciera Tonks. Luego salió de ahí, refunfuñando.

-No tienes por que sentirte mal- dijo una voz a sus espaldas. Tonks volteó para encontrarse el rostro afable de su madre, quien tenía dos tazas de café. Nymphadora sonrió y tomó la que le ofrecía.

-No lo hago- pero la voz vacilante la traicionó.

-De alguna manera, lo que él te dice te afecta mucho. No veo por que ha de ser así. Es todo un caso. Créeme que jamás pensé vivir para ver a este hombre en nuestro bando- Se encaminaron a la cocina y se sentaron en la mesa.

-No, no me afecta- negó Tonks. Mentía. Si lo hacía. Y no quería aceptarlo. Su madre la miró comprensiva y le tomó la mano.

-Si lo hace, aunque yo no quisiera. No me agrada él. Todo sería mejor si no tuviera que estar aquí- ahora hablaba mas para si misma que para su hija.

-¿A que te refieres madre?- preguntó Tonks, curiosa por naturaleza. Andrómeda suspiró y se recargó en su silla.

-Fue en mi boda....- comenzó.


Eso es todo por el momento. Se que debí continuarlo, pero entonces sería demasiado largo, y la verdad no quiero poner mucho en cada capítulo, por que quiero llevar un patrón... como una medida... no se para que, pero de alguna manera me parece que es un poco más ordenado hacerlo así. Me alegra mucho haber recibido sus comentarios, fue algo que me subió los ánimos en este tiempo en que estuve "estática". Y ahora sí, a contestarles.....

amsp14: ¡Hola! ¡Que milagro!, ¿Verdad?. ¡Claro que no me olvidaría de ustedes! Bueno, al menos no de esta forma. Si en algún momento dado yo dejara de escribir, lo haría público, te lo prometo. Mientras no veas mensajes de "Fic abandonado", puedes dormir tranquila. ¿Verdad que si? (Lo siento, por muy cursi que parezca, me encanta que me defiendan. Normalmente puedo sola... Jejejeje, pero aún así es bonito cuando "alguien" lo defiende a uno). ¡Ah! ¡Claro! Dumbledore siempre es así... A veces me gusta su personaje, pero a veces me disgusta que oculte demasiadas cosas.... Es algo complicado.... En cuanto a la mamá de la chica... Tenía pensada una mujer así, sin embargo, no quería que fuese la típica Mary Sue que siempre se queda con Severus. Espero que lo haya logrado por que la verdad es que es de pensarle mucho las reacciones de una mujer como ella. (A decir verdad... tiene algo de mi... Aunque a mi me gustaría tener el cabello rojo Jejejeje). Me alegra que te haya gustado el capítulo pasado. Espero que este también, por que la verdad no tiene mucha trama... ¡Gracias por tus ánimos!

Meilin2: Si... algo así les hacía falta para que aprendieran a platicar entre ellos.... Jajajajaja. Es bueno saber que alguien más opine igual que yo. Fudge es una persona demasiado incopetente según mi "humilde" parecer, así que no quería escribir mucho sobre él en este fic, por lo que decidí cambiarlo. Además, era necesario que se retirara del negocio, tengo planes para Bendell... (¡Oops! Creo que ya hablé demasiado). Por cierto, la frase que pones me encantó Jajajajaja.

Antiope Black: A mi también me gustaría actualizar más seguido, lo prometo, pero hay que tener en cuenta que tengo demasiadas actividades, por lo que llego a mi casa cansadita, y esperar a que desocupen la computadora me da sueño. Lo siento, trataré de hacerlo, pero no prometo nada. Respecto a Molly... si, tal vez un poco, pero es mucho más.... ¿alivianada? ¿Podría decirlo así?.

Daina-Chan: Jajajajaja Más o menos. Tal vez sería posible diseñarlos. Lo que yo recuerdo es que cuando estaba en la escuela llevaban unos aparatos que aumentaban el sonido de las cosas. Es decir, cuando te los ponías escuchabas con mayor facilidad... y si le subías el volúmen... prácticamente uno quedaba sordo. Estaban divertidos... Creo que esos funcionarían para los exámenes, el problema es que no puedes elegir que escuchar y que no, por lo tanto, si en algún momento alguien eleva su voz.... bueno... tu oído podría resentirlo un poco.... ¡Gracias por tu RR! Es bueno saber que hay nuevas personas por acá. Jejejejeje.

TercySSCloe: De acuerdo, no puedo negarlo, me alagan demasiado tus comentarios. (Me puse rojita, muchas gracias ) Pero la verdad es que hay muchos fics buenísimos de esta pareja. Uno que me encanta es el de mi Beta, Alexms. Se llama "Descubrimientos", y va demasiado avanzado... Te lo recomiendo. Claro, si quieres leerlo. ¡Muchas gracias por tomarte este tiempo para leer el fic!

LadyAngelina: Parece como una manía. Yo también me aficioné hace poco a los fics de Severus... No se por que, si yo antes... erm... digamos que no sentía mucho aprecio por este personaje. En cuanto al anuncio de actualización... No he subido capítulos nuevos... Apenas este... Que raro... Tranquila, no te apures... El internet se aprende a usar poco a poco... No te presiones y recuerda que todos somos principiantes en todo en algún momento de la vida... :D.

Strega-in-progress: Jajajajaja, es desesperante escribir con guantes, yo por eso ni me los pongo. Prefiero pasar con los dedos congelados y una buena taza de te caliente antes que usarlos. ¿De donde eres que está tan frío?