¿Quieren leer la historia de como no pude subir el capítulo a tiempo junto con todo el montón de disculpas acostumbrado? Pues ni modo. ¡Es cierto! Perdón, perdón y otra vez perdón. Pensaba actualizar hace mucho, mucho tiempo, pero jamás pude. Luego con las fiestas navideñas y todo eso quise hacer un capítulo especial dedicado a eso, más no me salió la insiración, por lo que cerré la libreta, guardé el lápiz y esperé hasta poder subir un nuevo capítulo. Si, me tardé demasiado, pero "más vale tarde que nunca", ¿no?

Nuevamente gracias a mi gran Beta Alexms, espero que pronto acabes tu historia por que estoy más que impaciente por leerla. Ahora si, los dejaré con el capítulo.


Capítulo V

"-Fue el día de mi boda. El mejor día de mi vida, si puedo presumir de ello. Era la recepción, estaban todos en el salón charlando y comiendo como quien no quiere la cosa. Inútil es decir que nadie de los Black, excepto tu tío, fue invitado a tan importante evento. Pero no me importó. Yo estaba al lado del que quería, ¿Qué más daba lo que dijera mi familia? Tuve que reñir con todo mundo, y al final me desheredaron, como supuse desde un principio que lo harían.

Me sentí realizada al momento de entrar del brazo de tu padre, vestida de blanco, con una sonrisa que no podía ser más grande. Y los vi. Ocupaban la mesa del fondo, al lado de la de los novios.

Si quieres darte una idea de cómo era aquello, simplemente imagínate un salón donde la mayoría de la gente esté vestida con colores vivos, muestra de la alegría que sentían en esos momentos, y en el fondo, había un montón de gente vestida de negro. De luto. Me dieron asco. Ganas no me faltaron de vomitarlos. Pero era mi boda y no les presté atención. Hasta que llegó el momento en que teníamos que ir saludando a los invitados de mesa en mesa. Decidí que esa la dejaríamos para el final. Sirius estaba ahí, acompañado de sus amigos y la entonces novia de uno de ellos. James y Lily. Los padres de Harry. La asquerosa rata traidora bebía como si fuera agua. No puedo decir que tu tío no lo hiciera, pero ese no es el punto.

Nos acercamos a su mesa, los saludamos, nos tomamos las fotos del recuerdo, costumbre muggle, y así nos fuimos. Hasta llegar a la mesa de mis parientes. Miraron a mi marido como si fuera la cosa más nauseabunda del mundo.

-¿Es por esto que nos dejas?- preguntó la madre de Sirius. Había algo más que desprecio en su voz. Era odio. Odio puro que vertía sobre mi marido y su familia.

–No hay duda que has perdido el honor del mago. Ahora no responderemos por las consecuencias Andrómeda querida-. Yo no quise armar el alboroto al que estoy acostumbrada, por lo que le pedí a Ted que nos alejáramos. Ya nos íbamos cuando de pronto ocurrió lo impensable. Bellatrix Lestrange pronunció el nombre de mi Ted. Luego me miró y se sonrió.

-Morirá dentro de un año- sentenció. Yo le miré incrédula. Casi estoy segura que cometí la tontería de sacarle la lengua. (Andrómeda se ríe ante el recuerdo de eso). Claro que no murió en el plazo de un año, como tú sabes bien. Dumbledore supo apoyarnos y pudimos resistir.... Hasta que ocurrió lo que había de pasar. Nos encontraron."

En este punto del relato Andrómeda no pudo ocultar mas su sentimiento y dejó que un par de lágrimas de desbordaran de sus ojos. Nadie más que su hija estaban presentes al fin y al cabo.

"-Me imagino que recuerdas esa noche. Estábamos viendo la tele y aparecieron ellos. No se como nos encontraron. Tal vez debimos escondernos con el Fidelio, pero no podíamos arriesgarnos a involucrar mas gente, y aparte Ted no quería separarse de su familia. Iban a sospechar algo si no nos reportábamos y era necesario cuidarlos a ellos también. Al escuchar ruidos en la casa alcancé a esconderte y dejar un mensaje a Albus. Poco después entraron donde estábamos nosotros. Iban enmascarados, pero reconocí a varios de ellos. El hermano de Sirius, Bellatrix, Narcisa y su esposo Lucius eran algunos de ellos. Los demás no los reconocí.

Uno de ellos lanzó un cruciatus a Ted, quien en el suelo se retorcía dolorosamente. Me hizo señas para que escapara y no lo hice. ¿Por qué? Por que lo amaba y estaba dispuesta a dar la vida por él de ser necesario. Empuñé mi varita y me defendí. Logré hacer un campo de protección para Ted, quien yacía tendido en el suelo, inconsciente, con la cara hacia abajo.

Pero mis fuerzas no daban para tantos. Yo no era auror ni mucho menos. Sobreviví de puro milagro. Al final caí rendida, pero pude escuchar como Bellatrix gritaba algo a Narcisa y después se dirigía a alguien mas con unas palabras que nunca olvidaré.

-¡Snape!- rugió aquella mujer -¡Mátalo y ya!- Dicho y hecho."

Alguien pasaba en esos momentos por el corredor, y sus pasos se perdieron en la casa. Tonks miraba a su madre con los ojos empañados de lágrimas y el corazón lleno de dolor. Ahora entendía por que siempre le había tenido manía a Severus. Sintió como dentro de ella nacía algo muy parecido al rencor. Apretó su puño y bajó la mirada.

-Merece morir- dijo roncamente. Andrómeda le miró.

-Tú no debes repartir la muerte según tu juicio. No tienes la capacidad de dar la vida a quien la merece, entonces no hagas lo contrario- Le acarició la cabellera que ese día era amarilla. –Además no estoy segura si fue el padre o el hijo- concluyó. Tonks la miró. Estaba irreconocible. En su rostro no había nada de la amabilidad que reflejara a los demás.

-¡¿Por qué le tiene Dumbledore aquí?!- exclamó.

-¡Precisamente por que cree que es correcto! Cometió errores, pero ahora está pagando por ellos. Si él fue el asesino, le he perdonado ya. Si él no fue el asesino, entonces me alegro. Si yo fui capaz de perdonarle, ¿Por qué tu no?-

-¡Por que no merece mi perdón! ¡Y no fue a tu padre al que mató! No merece vivir, no merece estar aquí, no merece ni una pizca de piedad de nosotros- Nymphadora se levantó de su asiento y salió huyendo de la cocina. En el camino tropezó y cayó de bruces con alguien, quien no resultó ser otro que su antiguo mentor de pociones.

-¿Podría dejar de intentar presumirme su raro don de la torpeza?- preguntó él con veneno en la voz. Se levantó y le trató de sujetar un brazo a la chica, para ayudarla a levantarse, sin embargo, ésta se movió hacia atrás, en parte asustada y en parte asqueada.

-Aléjese de mi- susurró con un tono tan helado que hasta el mismo profesor quedó asombrado. Se levantó y siguió corriendo con todas sus fuerzas. No llevaba un rumbo fijo, solo recorría la casa corriendo, descargando toda la adrenalina que había juntado durante la narración. Las lágrimas brotaban como cascadas de sus ojos. Por fin, cansada, se sentó en una butaca del salón. Ocultó el rostro entre las manos.

-¿Estas bien?- La voz profunda del director le sacó de sus pensamientos y sentimientos. Se secó las lágrimas con el dorso de la blusa y sonrió.

-Claro que si. Solamente estaba cansada. ¿Alguna misión?- se levantó apresuradamente. No quería dar muestras de debilidad.

-No, ninguna en especial. Solo que he tenido un pequeño intercambio de palabras con tu madre- se sentó en otro sillón cerca de ella. –Y me contó lo que acaba de suceder-

-Fue bueno que me enterara por ella en estos momentos y no por alguien más en algún otro no muy oportuno. Pude haberlo....- se detuvo. No. Sabía que aunque lo deseara, jamás podría matarlo.

Dumbledore la miró expectante. Tal vez sabía que no terminaría la frase.

-Nymphadora. Quiero decirte algo. Tú sabes que ésta es la segunda oportunidad que se le brinda a Severus aquí en la Orden. Lo cuestioné acerca de sus actitudes y el por qué de sus decisiones. No tenía de otra, sin embargo, no tengo derecho a cuestionarle sus errores cometidos. Ni a él ni a nadie- Sus ojos azules refulgieron con tristeza tras sus gafas de media luna y continuó –Es por que eso no quiero que tu lo hagas- concluyó. La chica de cabellos amarillo lo miró.

-Como usted quiera profesor- Mas parecía que le habían arrancado la respuesta. No hizo el mínimo esfuerzo por ocultar su rencor al que creía asesino de su padre. – Pero no prometo confiar en él- y sin más, salió de ahí.


-Es espectacular- exclamó Ron por enésima vez. Hermione sonrió y apoyó el comentario de su amigo.

-¿Tienes biblioteca?- preguntó la morena. Remus le señaló el corredor de la derecha y le dio las señas para que no se perdiera. Ella salió disparada en busca de libros. Los demás la observaron, negando con la cabeza.

-Se va a quedar ahí un buen rato. Hay suficientes como para que pase el resto de las vacaciones ahí metida- El licántropo se levantó de su asiento y fue a servirse algo de té. Los muchachos platicaban animadamente del último partido de Quidditch en el que habían jugado los Cannons, perdiendo 340 a 100. Ron defendía a su amado equipo a capa y espada, en tanto Harry trataba de hacerle ver que habían salido de una manera muy poco airosa.

-Las avispas hicieron trampa. Debiste observar a los cazadores y bateadores bien Harry- señalaba Ron.

-Discúlpame que no haya podido presenciar el partido- exclamó Harry sarcásticamente–Estaba gozando en compañía de mis tíos y primo- Ron se puso rojo hasta las orejas y no dijo nada.

-Chicos tranquilos. Si quieren puedo llevarlos a ver los partidos de la zona. No es gran cosa como los que tú has visto Ron, pero créanme que al menos son dignos de admirar. El próximo sábado juegan los Tigres de Bengala contra el Liverpool. ¿Qué les parece?- Propuso Remus. Por respuesta obtuvo dos enormes sonrisas, así que Remus mandó a su elfo a comprar los boletos.


La señora Weasley pasaba y repasaba la casa, todavía en busca de maldiciones ocultas y trampas que pudieran resultar dañinas. Andrómeda la ayudaba en la mayoría de las ocasiones, cuando no estaba demasiado ocupada hablando con Dumbledore o ayudando a los gemelos con sus nuevas invenciones. Molly los observaba y lanzaba exclamaciones reprobatorias, sin embargo, no decía nada. Una tarde en especial llegaron Tonks y Severus al mismo tiempo, para gran disgusto de ésta última.

Se reunieron en la cocina junto con Dumbledore.

-La poción está lista. Tú decides si quieres seguir con esto- le informó Dumbledore a la muchacha, la cual miró suspicazmente a Snape.

-¿Está seguro que no hay nada malo en ella?- preguntó mordazmente.

-Señorita, si no gusta aceptarla de mis manos- recalcó el último par de palabras –entonces tendrá que prepararla usted-

-Podría hacerlo de no haber tenido un profesor que estaba mas preocupado por aterrorizar a sus alumnos de manera injustificada que de enseñar- Nuevamente los típicos rasgos de amabilidad desaparecían de su rostro.

-Claro, trata de culpar a los demás la causa por su torpeza innata - Severus hizo ademán de salir de ahí.

-¡Basta ya!- la voz de Dumbledore resonó hasta en el salón, donde todo mundo se sobresaltó pensando en que alguien estaba siendo asesinado en la cocina. –Si han de trabajar en la Orden, les pediré que al menos se traten con respeto. Severus, no hay razón para que extiendas tus desacuerdos a toda la familia de Sirius. Tonks, te pediré que si cuestionas mis decisiones, dímelo solamente a mí, no hay necesidad de testigos para ello. De lo contrario tendré que tomar otras medidas mas drásticas- Primera amonestación. Jamás en su vida en la Orden había amenazado el director con destituirla.

Severus dejó la poción en la cocina y salió de ahí, con la esperanza de no toparse con nadie, lo cual le fue concedido. Ya había tenido suficiente en un día. Se encaminó a una de las chimeneas y salió de Grimmuld Place.


-No podemos arriesgarnos sin que tomes la poción- explicó nuevamente Albus a la muchacha de cabellos amarillos.

-Pero necesito practicarlo de alguna forma. Si llega el momento y no logro hacer el hechizo entonces si que podría ser concentrado de mago en menos de lo que tardo en decir "muerta". En el pasado me ha salido, pero usted sabe que es necesario estar practicándolo siempre, de lo contrario, se pierde la facilidad y estaría en problemas- explicó Tonks. Estaba cruzada de brazos y con el ceño fruncido.

-Destruyéndote no lograrás borrar los recuerdos de tu memoria y lo sabes bien hija mía- le dijo suavemente el hombre de ojos azules. Ella le miró suplicante, pero no por mucho tiempo. Nadie lograba mantener la vista fija en sus ojos sin llegar a sentirse culpable. Tal vez fue por eso que Severus había cambiado de bando.

Sacudió su cabeza.

-Entonces tendré que dejar el hechizo de lado- estalló. – Pienso que no debí haber entrado a la Orden. O mejor aún, debió explicarme todo lo pasado antes de entrar. – destellaba ira, pero no odio.

-Yo no sabía de eso, te lo expliqué. Y de haberlo sabido, no te lo hubiera dicho. Si tu madre no lo hizo, ¿Quién soy yo para violar uno de sus secretos?- Y el director salió de ahí, sin una mirada de despedida. La chica por fin se encontró sola después de todo lo ocurrido, y pudo sentarse a llorar a sus anchas. Las lágrimas se desbordaban y se lamentaba.

Si bien había llorado en el funeral de su padre, ahora lo hacía con más ahínco, ya que estaba consciente de todo lo sucedido aquella noche y del supuesto asesino. Apretó los puños y los dientes. ¿Por qué no podía odiarlo? ¡Había matado a su padre! ¿Qué era lo que le impedía tener algún sentimiento en contra de su mentor? Se levantó de su asiento. Había tomado una decisión.


Severus Snape caminaba por las intrincadas calles de Londres con su común aspecto huraño, pero esta vez estaba de tal grado malhumorado, que espantó a un niño que se había atrevido a preguntarle la hora.

Y no era para menos. Por accidente había escuchado la conversación entre la señorita Tonks y su madre. Los recuerdos de aquella noche le asediaban con tal fuerza que por momentos sentía de nuevo como si estuviera ahí, viviéndolo todo de nuevo. Le comenzó a doler la cabeza.

Sus ojos enfocaron el Caldero Chorreante y se introdujo en el establecimiento, para poder entrar al Callejón Diagon. Hizo las compras necesarias para el nuevo curso, al igual que las necesarias para las pociones que le pidieron (las cuales iban a cargo del bolsillo de la persona que pidiera la poción, claro está), y por último, fue al Callejón Knortun para las cosas que le pidieran en su "otra asociación". De camino se encontró con un antiguo compañero de casa. Menor que él pero que, al igual, había terminado como Mortífago. La diferencia es que este último era fiel, como perro a su amo.

-Snape- saludó fríamente.

-Bishop- contestó el aludido, inclinando la cabeza. Éste le hizo una señal y ambos se ocultaron de las miradas indiscretas, refugiándose en un pequeño rincón entre tienda y tienda.

-Arabella Figg será la próxima.- susurró con apenas un hilo en la voz. –Luego de ella iremos por Remus Lupin-

-¿Y yo que tengo que ver?- preguntó Severus de malos modos. Jamás le había agradado Daniel Bishop, y mucho menos a la hora de atacar. Sabía de sobra cuan cruel y sanguinario podía ser. Era para tenerle miedo.

-Tu, mi estimado Snape- explicó son sorna –serás el líder de esa misión. El Señor Oscuro piensa que ya no eres de fiar, por lo que decidió darte una última oportunidad. Me agradas Snape. No se supone que debiera decirte que estabas a prueba, pero lo hago para que puedas ver cuanta confianza te tengo. No me falles. Yo iré contigo, y unos cuantos mas. La vieja Figg debe morir, no hay de otra. Si triunfas, será bueno para ti. Yo mismo abogaré por ti. Si fracasas...- apuntó su varita al lugar donde estaba el corazón del profesor de pociones y sonrió con maldad. Luego de ello desapareció en las sombras. Severus, sin darse cuenta, arrojó todos los paquetes con las compras a la pared. Luego suspiró. Ahora el dinero tendría que salir de su bolsillo.

"Como si ganara lo suficiente para poder darme lujos. Me pagan una bazofia" pensó con amargura. Volvió al Callejón Diagon, consultando nuevamente la lista de compras.


Unos toques suaves en la puerta le indicaron al profesor Dumbledore que una mujer deseaba verlo. Levantó la cabeza de los papeles y cartas que estaba redactando en ese momento, evaluando si era buen momento para recibir a alguien.

-Adelante- contestó ante la insistencia de la visitante. Tonks entró hecha un vendaval y se sentó en el sillón enfrente del escritorio de Dumbledore. Tenía una sonrisa enigmática en el rostro, que mas parecía ser de tristeza. -¿En que puedo ayudarte Nymphadora?- preguntó amablemente el director. Últimamente la chica se había convertido en una bomba a punto de explotar. Aún le faltaba mucho por aprender en el manejo de sentimientos y emociones. Era extraño, ya que el arte de la actuación y el manejo de caretas era algo muy usual en los Black.

"Pero ella no lo es. Al menos no totalmente." Pensó para si el director. Se sonrió.

-Vengo a presentar mi dimisión- contestó la chica, colocando un papel dorado en el escritorio. Dumbledore le examinó. Todo estaba en regla. Estaba estupefacto. La chica no se conocía por ser cobarde y abandonar las cosas a medias. La miró con la ceja arqueada.

-¿Estás segura que es lo que quieres?- Su rostro estaba mas serio que de costumbre, y a Tonks le costó un poco el dar su respuesta.

-Profesor- movía las manos nerviosamente en su regazo –si estuviera segura, no estaría con las manos temblorosas. No lo estoy. Sin embargo, no puedo pelear al lado del asesino de mi padre.- bajó la vista hacia sus manos. Se sentía mal, había decepcionado al director. –Por el momento me quedaré. Terminaré las misiones que me fueron encomendadas y las que se presenten durante este tiempo- alzó los ojos –y haré otra investigación por mi cuenta, si me lo permite- había súplica en su voz, y Albus no pudo evitar sentirla.

-Dependiendo del tipo de investigación que quieras hacer, pero creo que si podrás. No soy nadie para impedírtelo- entrelazó sus dedos.

-Y no viviré aquí ya. Volveré a mi pequeña casa- sonrió con pesar. –Alide debe tener todo como si hubiera salido ayer-

-¿Cuándo te irás?-

-Hoy mismo. Mis cosas ya están allá- Se levantó de su asiento, en tanto Dumbledore hacía lo mismo. Se estrecharon la mano en señal de paz y el anciano le deseó buena suerte con tanto cariño y ternura que por unos momentos la chica sintió estar cometiendo el error mas grande de su vida. Pero la decisión ya estaba tomada. La carta de renuncia estaba en manos del director. Dentro de unos meses volvería para firmarla. Salió del despacho dejando a un anciano de ojos azules y gafas de media luna totalmente preocupado.


Bueno, creo que eso es todo por el momento. Los RR los contestaré en el sig capítulo, por que ahorita ando apresurada y si me pongo a contestar todo, no subo el capítulo. Espero que lo disfruten y gracias por leer este pequeño fic.