La noticia de que Ulquiorra y Orihime estaban juntos se esparció rápidamente, incluso en la Sociedad de Almas, únicamente se hablaba de una sola cosa:
-Orihime Inoue ha traicionado a la Sociedad de Almas. - dijo uno de los representantes conciso.
Ichigo, Rukia, y los demás, estaban perplejos ante tal noticia. Aquello debía ser una vil mentira en contra de la peli naranja, quien valientemente se había ofrecido a ser intermediaria entre ambos mundos.
-¡Eso no puede ser cierto! - defendió Rukia no dando crédito.
-Inoue jamás haría algo así. - secundó Ichigo molesto.
En el enorme salón inició un alboroto producto de los comentarios. Era evidente las posiciones divididas en acusación y defensa de Orihime. El hombre que había encerrado a Orihime se levantó de su asiento y se acercó hasta llegar a la pareja de shinigamis que le devolvieron la mirada furiosos.
-No es ninguna mentira y ustedes dos, Kurosaki, Kuchiki, no deberían estar cuestionado la palabra de la Sociedad, sin embargo, en respeto a todo lo que han aportado a nuestra institución, siéntanse autorizados para ir a Hueco Mundo y comprobarlo con sus propios ojos. - sugirió el hombre regordete.
Conocía muy bien al par, e incluso, esperaba que el temperamento explosivo de Ichigo Kurosaki fuera un punto a favor de la Sociedad. El peli naranja no solo era fuerte, sino que hasta la fecha era uno de los pocos que podía dar batalla a Ulquiorra. Contaba con que al ir a Hueco Mundo y darse cuenta de la verdad, catalogaría a Orihime Inoue como lo que es, una traidora. Era indispensable evitar que los Hollows adquirieran mayor poder. Aizen fue tan solo una muestra de lo que puede ocurrir cuando los parásitos no se atacan en su debido momento.
. . .
Orihime miraba el desierto con preocupación. "Reina de Hueco Mundo", era un título muy pesado, lo admitía, pero no dudó en sentirse preparada para asumir tal responsabilidad ahora que estaba con Ulquiorra. Lo que pesaba en su corazón era el hecho de enfrentar a sus amigos, así como la reacción que ellos tendrían. Era probable que a estas alturas ya lo supieran, después de todo ella no fue la única vigilancia que envió la Sociedad de Almas.
Días atrás, Ulquiorra descubrió a un shinigami de baja categoría cerca de Las Noches. El pelinegro evitó que fuera devorado por una de las bestias que rondaban por el castillo, pero a cambio le pidió salir de sus dominios. Entendía a la perfección la preocupación de la Sociedad, pero ya los Hollows no eran una amenaza, únicamente querían vivir en paz en su hogar, ¿cómo es que no lograban comprenderlo?
Aun así, no pudo contra lo inevitable…
Ichigo y Rukia llegaron a Las Noches más pronto de lo que habían imaginado.
Desde su trono, Ulquiorra los recibió mirando con aburrimiento a la pareja de shinigamis. Ichigo por su parte, cerró sus manos. Al mirar a Ulquiorra y sentir su riatsu no pudo evitar sentirse tenso. Era denso y pesado e incluso inundaba la habitación haciendo que el simple hecho de respirar en ese lugar fuera una tarea compleja.
-¿A qué vienen? - preguntó Ulquiorra directo.
El falso shinigami era, sin lugar a dudas, el último humano que deseaba ver en sus dominios.
-¿Dónde está Inoue? - inquirió Ichigo no dejándose amedrentar.
El peli naranja notó como, en cuestión de segundos, se vieron rodeados por quienes anteriormente fungieron como Las Espadas. Resopló incómodo, si una batalla se libraba en ese lugar, sería complicado salir ileso aún con la ayuda de Rukia.
Los habitantes de Las Noches observaban cautelosamente a los recién llegados. Quizá la única que no los taladraba con la mirada era Niell gracias a su característica forma de ser, sin embargo, también estaba alerta por su fidelidad hacia sus nuevos señores.
-Kurosaki- kun, Rukia-san…- la voz de Orihime "alivianó" el ambiente hostil.
-¡Inoue! - respondieron de inmediato Rukia e Ichigo en cuanto la voz de Orihime llegó a sus oídos. Sin embargo, la sonrisa en sus rostros se esfumó de inmediato al reparar en la peli naranja.
Llevaba un vestido blanco largo con detalles tallados en color verde que se extendía desde su cintura hasta sus pies. Sus hombros estaban ligeramente descubiertos, dejando entre ver un pequeño símbolo ubicado en el espacio entre el cuello y el hombro. El atuendo tenía mangas largas, pero lo que en definitiva llamó la atención de la pareja era lo que adornaba la melena naranja. Orihime tenía puesto una especie de corona hecha de huesos tallados finamente, tanto que parecía hecha de alguna piedra preciosa.
-E-Entonces…era cierto. - comentó Ichigo cuando se recompuso de la impresión.
Orihime suspiró. Se acercó a sus amigos y una vez que estuvo a su lado, se dirigió a los Hollows:
-Chicos…Por favor, ¿podrían dejarnos a solas? - ordenó con su usual amabilidad y sonriendo con tranquilidad.
Al reparar en la orden de su señora se fueron retirando uno por uno. Szayelaporro fue uno de los más recelosos. La presencia de los shinigamis, especialmente del tal Ichigo, podía atentar contra su plan, más ahora que logró que fuera consumado.
Una vez que estuvieron a solas, Orihime continuó hablando bajo la mirada atenta de Ulquiorra, este último se había mantenido al margen. Poco le importaba lo que vinieran a decir esos dos, confiaba en la decisión de su mujer, pero sabía que ambos eran unos perros fieles a la Sociedad lo que los convertía en un riesgo para Orihime.
-¿Nos traicionaste? - preguntó Rukia con desilusión.
-No. Ustedes son mis preciados amigos. - respondió contundente. La determinación era palpable en los orbes grisáceos. - Pero podría decirse que en efecto traicioné a la Sociedad de Almas. - confesó.
-¡Inoue! ¿Acaso este sujeto te manipula de nuevo? - interrogó Ichigo visiblemente alterado.
Ulquiorra se incorporó mejor en su asiento, una clara señal de estar a la defensiva. Una insolencia más hacia su mujer y el falso shinigami saldría de Las Noches sin al menos una de sus extremidades.
-Ulquiorra…- corrigió Orihime levantando ligeramente la voz. - Es la persona que amo, así que por favor no lo insultes. ¿Quieres saber quién me orillo a esto? La Sociedad. Ese hombre… - dijo refiriéndose al que la había encerrado. - Me encerró en una habitación donde no podía utilizar mis poderes cuando peleaste con Ulquiorra. Dijo que me utilizarían porque era una debilidad para él. ¡Los únicos que quieren manipular y reducir a esclavos a los Hollows son ellos! - afirmó Orihime con fiereza. - Siempre han sabido que estoy en contra de eso.
-Orihime… Sabes que lo peligrosos que son los Hollows. ¿No recuerdas las atrocidades que hizo Aizen? - insistió Rukia tratando de buscar en su mente argumentos de peso que hicieran reaccionar a la peli naranja.
-Claro que lo recuerdo. Fui su víctima. - respondió Orihime. - Y es por eso que tengo muy en claro que el verdadero peligro era él, no Las Espadas. Lo único que quieren en vivir en paz en su mundo, eso es todo. - dijo tratando de evitar que las lágrimas abandonaran sus ojos sin éxito.
Ichigo y Rukia se miraron mutuamente. Realmente no estaban de acuerdo con la decisión de su amiga, especialmente el peli naranja, pero viendo que Orihime estaba bien y la obediencia que había hacia ella, ambos estuvieron de acuerdo en algo: en la Sociedad se estaba tramando algo maligno.
Tragándose su orgullo, Ichigo habló:
-¡Oye Ulquiorra! - el aludido levantó una ceja en muestra de atención - Más te vale cuidar bien de Inoue o de lo contrario te patearé el trasero.
-La he cuidado mejor en el poco tiempo que lleva aquí, de lo que tú hiciste en toda tu vida. Es mi reina ahora. - respondió venenoso el pelinegro.
Ichigo solo maldijo por lo bajo.
Orihime miraba con genuina alegría a sus amigos y, antes de despedirlos, los abrazó efusivamente.
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Luego de aquél encuentro, las cosas estuvieron relativamente pacíficas, al punto en que Orihime dedicó su tiempo a aprender la dinámica de Las Noches así como las costumbres de los Hollows. Aprendió muchísimas cosas, como por ejemplo el significado de la marca en su cuello, las jerarquías, cómo nace un Hollow común, e incluso los rituales sagrados - sí, ellos tenían, incluso, sus propias creencias -, todo eso la llevó a sentirse aún más unida con los habitantes de Hueco Mundo. Aprendió, incluso, a tolerar el clásico humor negro de Grimmjow, los comentarios subidos de tono de Nnoitora, los extraños experimentos de Szayelaporro, lo estricta que era Harribel y en ocasiones se divertía con Niell.
Pero lo que más disfrutaba Orihime, era pasar la noche con quien ahora era su equivalente a esposo. Le daba vergüenza admitirlo, pero en las últimas semanas había estado teniendo sexo con Ulquiorra diario, al punto de pensar que se había vuelto una especie de adicta. Sin embargo, se justificaba en que no podía evitarlo. Sentía una necesidad por estar con el pelinegro y solo se sentía "saciada" cuando este liberaba su semilla dentro suyo mezclado con su riatsu.
A Ulquiorra le sucedía algo similar. Era extraño, pero los últimos días el aroma de la mujer se le hacía demasiado atrayente, al punto de idiotizarlo y turbarlo. Estuvo atento a su alrededor tratando de comprobar si a los demás Hollows les ocurría lo mismo, pero comprobó que no. Éstos seguían igual de idiotas como siempre - Grimmjow fue su sujeto de prueba. La mujer era como un imán y, lo que más lo complacía era su deseo insaciable por copular y luego, su rostro sonrojado tratando de recuperar la compostura una vez que alcanzaba el clímax del placer que solo él podía otorgarle.
Sin embargo, algo que había llamado poderosamente su atención era el hecho de sentir su riatsu y el de Orihime ser absorbidos por el cuerpo de ésta.
Ante esta situación, decidió llamar a Szayelaporro y transmitirle su inquietud.
-Mmm… Definitivamente, es algo anormal. - respondió el científico. En su interior, apenas podía mantener a raya su emoción ante la posibilidad que cruzaba su mente.
-Quiero que nos examines a los dos. Recuerdo que una vez mi riatsu y el de la mujer se mezclaron y por un momento perdí mi energía. Ella perdió el conocimiento. Si no es normal, es indispensable que sepas qué sucede. - ordenó Ulquiorra con seriedad.
Si bien había "paz" - entiéndase que no tenían a la Sociedad de Almas encima - estaba seguro que aquello solo era temporal. Continuaba descubriendo shinigamis merodeando por Hueco Mundo; uno que otro, según comprobó fue devorado por una bestia que habitaba al sur de Las Noches. Era más que obvio que tarde o temprano iniciarían una guerra y él debía estar en plena capacidad para defender a su reino y su mujer.
-A sus órdenes, mi señor. - respondió el peli rosa sonriendo.
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Tal como le fue ordenado, el científico procedió a preparar todo lo necesario para examinar a los Reyes. Inició con Ulquiorra y, luego de alrededor de treinta minutos, obtuvo los primeros resultados:
-Bueno…Según puedo ver, mi señor está en excelente estado. Ni siquiera la extracción de energía diaria está causando daños a su riatsu. - informó. Al fondo, Orihime miraba con preocupación al peli rosa. Ulquiorra le había externado sus inquietudes, especialmente que sospechaba que la Sociedad los atacaría en algún momento, por lo que estaba ansiosa y aterrada por la falta de energía que ambos estaban presentando. - Tampoco parece haber daños ni a corto ni a largo plazo.
Ulquiorra asintió con la cabeza y se colocó sus prendas superiores dando paso esta vez a Orihime. La peli naranja se sentó nerviosa en la camilla. Szayelaporro inició realizando el mismo procedimiento que utilizó con Ulquiorra, lo cuál fue relativamente rápido, sin embargo, cambió la revisión física - porque su experticia le decía que la señora estaba en perfecto estado - por una muestra de sangre.
-¿Qué haces? - intervino el pelinegro ligeramente alerta.
-Mil disculpas, mi señor, mi señora… Me parece que todo está en perfecto estado, sin embargo, tengo una leve sospecha que solo será aclarada tomando una muestra de sangre de la señora Orihime. - se justificó Szayelaporro.
Ulquiorra no estaba muy convencido, pero antes de poder ordenar algo, Orihime habló:
-¡Está bien! Haz lo que sea necesario. - pidió con firmeza.
El peli rosa temblaba por la emoción. Era cuestión de minutos…Minutos y su plan se habría materializado ante sus ojos. La hora de la venganza contra la Sociedad de Almas empezaba.
-Vaya…- habló con fingida sorpresa. Orihime y Ulquiorra lo miraban expectante. - Esto sí que es inesperado.
-¿Qué sucede? - exigió Orihime al borde de una crisis nerviosa. Fueron sus resultados los que salieron alterados, lo cuál significaba que podría ser la causante del problema.
-Habla. - ordenó Ulquiorra tenso.
-Bueno…Todo parece indicar que la señora está preñada. - reveló con "inocencia" el pelirosa dejando en shock a la pareja.
¡Ah! ¡Qué día tan glorioso para la raza Hollow! Era el renacer de un nuevo futuro para su especie. Ya no vivirían bajo el yugo opresor de la Sociedad de Almas…¡Volverían a la cúspide de la cadena evolutiva!
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Bueno pues, aquí otro capítulo para alimentar su sed de fanfics XD
Esto super contenta de la recepción que ha tenido la historia y admito que estoy sorprendida porque originalmente no planeaba exterderlo más allá de 2 capítulos, pero bueno, aquí estamos por el cuarto y el quinto en proceso de redacción :D
Espero que disfruten leyendo el fic tanto como yo escribiéndolo.
luisma-san, te ganas mi amor con tus reviews, me motiva a seguir escribiendo aún después del trabajo. Loviu…
