Ellos soy yo

Era una noche oscura nublada en un lujoso castillo, las nubes grises tapaban a la Luna, estrellas brillando como llamas, y una paz tranquila…

-¡idiota! -se escucho un estruendo, otro jarrón menos, en el ultimo piso de castillo, de las segunda torre, la luz encendida y dos sombra moviéndose de un lado a otro.

-es por el bien de la familia…-otro jarrón menos.

-jamás Tala jamás-brinco arriba de la mesa.

-lo harás si no quieres que te obligue-lo acorralo desde tierra.

-¡inténtalo!-corrió a la cama, y movió los pies retándolo.

-no me provoques Kai -salto encima de el, cayendo del otro lado de la cama, solo se veía como la ropa de Kai salía volando.

-¡no! ¡No!-pataleaba, tiraba de las sabanas, y golpeaba a Tala.

-¡ya deja de comportarte como un niño! ¡Tienes 17 años!- esquivaba uno que otro golpe hasta que por fin acabo y se levanto.

-ves no fue tan difícil…-dijo acomodándose la camisa.

-eres un idiota-trato de correr hacia a el, pero algo lo hizo tropezar.

-creo que no era de tu talla-dijo viendo como el Kimono rosa chingame la retina de Kai se arrastraba.

-te dije que no quería-dijo parándose volviendo a caer-parezco mariquita, ¿Qué dirá de mi el reino, que el futuro Rey usa kimonos?-dijo señalándose a Tala.

-ya te dije que es por el bien del reino-dijo intentando calmarlo.

-¡le hará bien al reino verme vestido así!-

-escucha nadie sabrá que eres tú-dijo tratando de no reírse.

-si, excepto que soy el único en este reino, con cabello bicolor imbecil, solo eso-dijo cruzándose de brazos.

Tala se le quedo viendo un momento cuando se acerco a un pequeño banco y lo dejo enfrente de Kai que lo miro confuso.

-parate ahí-señalo Tala, Kai no se movió ni un centímetro.

-no…-Tala suspiro, tomo a Kai de la cintura y lo paro en el banco.

-odio cuando haces eso-dijo dejándose caer en la cama.

-por que crees que lo hago, ¿para que chingados, querías que me parara en esto?-dijo mirándolo fríamente.

-soy tú maestro tratadme con respeto, y te puse ahí para arremangarte el kimono chiquillo…-dijo poniendo sus manos en la cintura.

-en primer lugar yo no quiero usar esto, además, ¿que pasa si alguien me ve?-dijo mirando como Tala se acercaba con agujas e hilos.

-les diré que eres tu hermana-dijo inclinándose para empezar a arremangarlo.

-genial, pero no tengo hermana-dijo moviendo el pie para patear a Tala.

-chiflado…-le movió el banco para que se tambaleara, pero Kai se pesco de las cortinas trayéndolas con el.

-¿Qué has hecho? me pase una semana reparándolas, después de tú ultimo accidente-dijo ayudándolo a levantarse, y levantaba la cortina.

-no entiendo por que las reparas si la certidumbre puede hacerlo-dijo sacudiéndose.

-Kai… pero también hay que ayudar, cuando te haga falta la certidumbre ¿Qué harás?-dijo mientras enderezaba el banco, para después seguir con su trabajo.

-eso jamás pasara, haré mi fortuna como lo a echo toda la familia Hiwatari veras que ese nombre nunca se olvidara….

-de acuerdo…ahora levanta los brazos-

-¿para?-

-tú solo hazlo-

-¿Para que carajos quieres que levante los brazos?-

-mira si te vas a hacer pasar por una dama olvida esas palabras-

-¿Quién dijo que quería hacerme pasar por dama?-

-tus padres y yo-dijo pasando un tela de color morado por la cintura de Kai.

-pero ¿Por qué?-dijo una vez levantando los brazos-

-por que, si no lo haces, no sabremos que quieren los white tigers en contra de nuestro reino-

-¿Quiénes son esos jodidos white tigers, un grupo de rock en bancarrota?-dijo mientras se sentaba el kimono le quedaba perfecto, parecía señorita exceptuando su vocabulario.

-son una banda de ladrones que ah perseguido a la familia Hiwatari por generaciones, y si a tú padre no lo mataron, a ti tampoco-

-y eso que tiene que ver con que yo me vista de mujer-

-¬¬ que tendrás que conquistar a uno de ellos.-

-¿Qué? ¿Qué acaso no te basta con tenerme que vestir así? También quieres que seduzca a un hombre-

-oye esa no fue idea mía-

-como fui a dar en esto-

-desde que naciste-

-¿Quién te pregunto?-salio del cuarto, y cerro la puerta bruscamente.

-1…2…-entro de nuevo cerrando la puerta detrás de si, estaba sudando, ¿Cómo chingados llegaron tantos guardias a su piso?-3…aceptas o no?

-lo haré, lo haré (pinches guardias calenturientos)

-verás que no te arrepentirás-

-¿estas diciendo que no me arrepentiré de vestirme de mujer?-dijo levantando una ceja-aléjate del bar…-se sentó en la cama.

-ja ja ja, muy gracioso ahora veremos que hacemos con tu vocabulario-

-¿Qué? ¿Qué chingados tiene de malo?-dijo cruzando los brazos.

-¿todavía lo preguntas?-suspiro y se paro, luego volteo a ver a Kai dándole una dulce mirada-se que esto saldrá bien, no perderé a mi mejor amigo…-dijo mientras se recargaba en la pared.

-¿así de malos son?-dijo mirándolo curioso, Tala jamás se preocupaba tanto con un oponente, pero ¿acaba de decirse a si mismo que todo saldrá bien? A menos que sean caza recompensas no lo creería.

-así y más por eso quiero que estés a salvo, si esto fuera broma, te hubiera mandado vestido así, al bar…-dijo sonriendo.

-bien, pero ¿enserio tengo que seducir a un hombre?-dijo parándose.

-lo sé, suena cruel hasta para mi, pero es necesario-

-lo haré, por la familia, por ti, idiota-puso su dedo en la frente de Tala y lo empujo-vamos…-Tala se limito a reír y pasar el brazo por el de Kai, mientras trataba de no reírse.

Kai quería que el maldito pasillo, terminara, cada imbecil guardia se le quedaba viendo, con una mirada lujuriosa peor a la anterior, sentía que estaba en un bosque con lobos.

-llegamos…-dijo abriendo la puerta a donde estaba la reina y el rey. El con el cabello azul fuerte, hasta la cintura, músculos marcados y ojos cafés muy atractivo, la reina tenia el cabello grisáceo por debajo de los hombros , una bonita figura, y ojos color rojos como los de Kai.

-mi princesa…-dijo el rey abrazándolo.

-¬¬ ¿Qué dijiste?-

-mi muchacho nnU-dijo nerviosamente.

-te ves muy bien hijo-dijo mientras sonreía

-madre no juegues-

-no en serio, eres muy linda…-

-hasta yo lo tengo que decir eres muy…-Tala recibió una mirada asesina de Kai.-Fuerte…-

-vayámonos de aquí-dijo mientras Tala le ofrecía el brazo, y se disculpaba con los reyes ¿cuan insolente podía ser su hijo?.

-oye vamos afuera no?-

-¿Qué? ¿para que?-dijo mientras se dirigían a la salida del castillo.

-pues a ver todo lo que te has perdido todos tus 17 años-abrió las puertas, y saco a Kai.-vamos, te enseñare cada centímetro de este reino.