El niño maldito

Sumario: El ascenso de un posible reemplazo de Lord Voldemort amenaza con arruinar las tranquilas vidas de las familias Potter y Malfoy al rodear de sombras a la nueva generación, traer recuerdos borrosos del pasado…y una visión terrible de lo que podría ser su futuro.

Género: ¿Aventura? Yo diría que es un desmadre mágico con slash.

Claves: súper mega lento slow burn con trama desmadrosa y larga. Drarry, Scorbus, parejas secundarias.

Disclaimer: Si HP fuese mío, esto sería canon. Ya que no lo es, saben lo que significa.


El canto de las ninfas

Lily estaba emocionada por el comienzo de su primer interescolar. Era una tradición de la última década que los estudiantes de la casa de Ravenclaw mantuviesen una relación estrecha con los que venían de Beauxbatons, su Jefe de Casa los reunió la tarde del domingo en la Sala Común para pedirles que mantuviesen un buen comportamiento y Nesrine estuvo toda la primera semana de clases alimentando su expectación con lecciones improvisadas de francés y hablándole de la increíble directora del colegio francés.

McGonagall era tan consciente de que sus estudiantes no le prestarían atención a nada más el día en que comenzara el interescolar que tenían la tarde libre poco después del almuerzo y los de primer y segundo año podían esperar la apertura de las puertas junto a los profesores, mientras los llenaban de preguntas.

Lily se encontraba sobre uno de los medio muros que daba al patio interno en que se abrirían las puertas. Apoyaba su rodilla en la piedra y tenía a Nesrine colgada de uno de sus brazos. Ella no paraba de zarandearla, diciéndole que no se fuese a perder ni siquiera un segundo.

James se había puesto a su lado con su grupo de amigos y escondió una sonrisita al notar que las niñas parecían tan ensimismadas. Luego se inclinó un poco más cerca y apuntó hacia adelante.

—Las puertas son esos símbolos en los tres umbrales —le susurró a Lily—, ¿sabes cómo funcionan?

Lily apenas le dedicó un vistazo.

—¿Tú sabes?

James carraspeó, preparándose para impresionar a su hermanita con un despliegue de los conocimientos que adquirió cuando perseguía a McGonagall en su segundo año y la colmaba de preguntas que estuvieron a punto de sacarle más canas a la pobre mujer. Lamentablemente Lorcan se le adelantó y le robó su atención.

—El término interescolar se tomó bastante literal —le dijo Lorcan con ese tono tranquilo que tenían los Ravenclaw para compartir algo que, según ellos, todos los demás deberían saber ya—. Las actividades comenzaron poco después de la guerra, y aunque Hogwarts siempre fue de los mejores colegios de Europa, en ese momento teníamos una sociedad mágica devastada en todos sus niveles.

—La Confederación Internacional de Magos se dio cuenta de que Hogwarts no podría acceder a los eventos entre escuelas durante otro par de años al menos —le siguió Lysander— y Beauxbatons, Koldovstoretz e Ilvermorny propusieron cubrir los gastos de Hogwarts en partes iguales durante los eventos internacionales hasta el 2010 para que ningún estudiante tuviese que perder una oportunidad educativa porque no podían trasladarse, quedarse en otro sitio o no teníamos suficiente personal docente para dar clases en el colegio y a la vez acompañar a otros estudiantes afuera-

—¡Pero McGonagall se negó! —James empujó a los Scamander hacia un lado, molesto porque le arrebataban una de sus pocas oportunidades de mostrarle a Lily que no era el deportista cabeza hueca que Albus y ella creían. De verdad, ¡no era tan idiota!

—¿Por qué se negaría a algo así? —preguntó Nesrine, arrugando el entrecejo.

—McGonagall pensaba que los estudiantes no aprenderían sobre el trabajo duro y bla, bla, bla —Lorcan rodó los ojos— si el resto de las escuelas mágicas nos veían "con lástima".

—Además, tomando en cuenta que el gran mago tenebroso que causó la guerra vino de aquí y pudo haber puesto en riesgo al resto del mundo…

—McGonagall pensó que debíamos encontrar una forma de mejorar por nuestra cuenta y regresar a Hogwarts a la gloria que tuvo antes de llevar al resto del mundo al mago más oscuro de todos los tiempos —James interrumpió a Lysander.

—En esa época, incluso había familias mágicas de Gran Bretaña buscando una forma de poner a sus hijos en colegios de otras partes de Europa —agregó Lorcan—, aunque la guerra ya había terminado. La confianza en Hogwarts no era la misma después de estar bajo el control de los Mortífagos y de dos directores asesinados dentro de la institución.

—Bueno, eso preocuparía a cualquier padre —admitió Lily en voz baja.

—Entonces una de las escuelas latinoamericanas tuvo la idea del interescolar —continuó James, sonriendo cuando las "puertas" empezaron a mostrar signos de ponerse en marcha—. Por la diferencia entre Europa y un país de latinoamérica, aunque ellos hagan eventos internacionales, rara vez podrían enviar a un grupo de estudiantes a otro país durante tanto tiempo, y muchísimo menos con un año de por medio. Financieramente no podían mantener ese ritmo, así que dijeron "pues pensémoslo mejor, que para algo tenemos magia, nos ahorramos el viaje y nos organizamos por grupos". Y resultó esto.

El patio interno elegido como "entrada" contaba con cuatro umbrales que daban hacia el pasillo. Uno permanecería abierto para ellos. Los otros tres fueron despejados y la piedra se encontraba marcada con conjuntos de símbolos más complicados que cualquier runa que Lily hubiese visto en los libros que le compraron a Albus durante el verano, creando un nuevo umbral mágico sobre el anterior.

McGonagall, en el centro del patio, se había arremangado la túnica y sostenía su varita para guiar su parte del proceso. El profesor de Encantamientos la ayudaba.

Primero los símbolos marcados en los tres umbrales se encendieron con un tono azul blanquecino. Fue deslumbrante por un instante. Después se atenuó y apareció una barrera blanca en el lugar que antes ocupaba la entrada al corredor.

Lily parpadeó un par de veces para estar segura de que veía bien. La barrera no tardó en convertirse en diferentes imágenes.

Una bruja elegante y una mucho más joven mantenían su propia parte del hechizo desde un hermoso jardín en un palacio. Beauxbatons.

Un mago bien abrigado le gruñía algo en respuesta a uno más anciano que le indicaba cómo completar el hechizo que conectaba ambos colegios desde un patio en que se podían ver los bordes de dos lagos. Durmstrang.

En el último umbral, un mago tanteaba lo que debía ser su lado de la entrada para confirmar que era estable y segura para los estudiantes. Ese paisaje era un camino nevado hacia un castillo de hielo incrustado entre dos montañas. Koldovstoretz.

Lily ahogó un sonido de sorpresa y Nesrine volvió a sacudirla, señalando hacia el "puente" que daba al colegio francés.

—¡Esa es! Es la directora Moreau…

—¿Y cómo…?

No pudo terminar su pregunta, porque profesores de las tres escuelas avanzaron hacia adelante. Cruzaron los umbrales para saludar a McGonagall, que había llamado a un grupo de Prefectos de sexto y séptimo año para empezar a organizar a los estudiantes para el comienzo del evento. En los otros colegios también los ordenaban un poco y niños y adolescente intentaban curiosear a través de los umbrales, saludando a los que ya conocían del interescolar pasado.

Lorcan comenzó a ponerse de puntillas y estirar el cuello para ver por encima de los Prefectos. James lo jaló hacia abajo.

—Ya va a venir, los vas a ver igual, tranquilo.

Él le dio un manotazo a la mano que James puso en su hombro y siguió poniéndose de puntillas. Lysander lo imitó, sólo para decirle que no podía ver a quien buscaba.

—¿Tienen amigos en uno de los colegios? —indagó Lily, divertida por la escena.

James emitió un sonidito de "eh".

—Digamos que Lorcan lleva dos años intentando que un chico de Koldovstoretz salga con él.

—Es el chico más guapo que verás en tu vida —le aseguró Lorcan a Lily, distraído en su búsqueda—. Además, Rusia no se lleva nada bien con el tema de la homosexualidad, entonces cuando visitan los otros colegios son más…uhm, divertidos, porque saben que tienen una mayor libertad.

James le dio un codazo a su mejor amigo y le susurró que no fuese a decir frente a Lily lo que claramente estaba pensando. Lily y Nesrine comenzaron a reírse de la discusión tonta que le siguió a eso.

—Pero también son nuestros amigos —añadió Lysander, mirando a las chicas por detrás de su gemelo y James que se "peleaban"—. Hubo un reto de cooperación Hogwarts-Koldovstoretz muy divertido cuando estábamos en segundo y conocimos a…

—¡Ahí está! —Lorcan casi saltó sobre James, rodeándole el cuello—. ¿Lo ves? Ahí, ahí- oh, tiene una de esas bandas que le ponen a su versión de los Prefectos- ¿por qué cada vez que lo vemos parece que está más lindo que la última vez?

—Podría ser un efecto psicológico causado por el tiempo que pasas sin verlo fuera de las fotos que manda por correspondencia —señaló Lysander—, tu mente lo encuentra más atractivo por las ganas que tenías de verlo. Como la atracción por proximidad, pero de forma invertida, similar al efecto-

Lorcan le pidió que se callase con un gesto y se apoyó en James para levantarse un poco más.

—¿Me veo bien? —Se dirigió a James—. Me veo bien, ¿verdad?

James se encogió de hombros.

—Yo te veo igual que siempre, Lor.

Lorcan le enseñó el dedo medio, lo soltó y empezó a peinarse con los dedos.

—¿Me veo bien? —le preguntó a las chicas.

Nesrine le enseñó un pulgar arriba y Lily asintió con una sonrisa. Lorcan siguió balanceándose sobre los pies por unos segundos, entusiasmado por el intercambio.

Después de que quedó claro que los "puentes" eran estables, los directores comenzaron a hablar de las normas del interescolar, y sobre todo, de los traslados. Pero ellos podían oírlas en cualquier colegio. Bastaba con cruzar el umbral y el hechizo traductor les ayudaría a entender el otro discurso mientras se maravillaban con el nuevo paisaje.

Dos chicos que salieron del umbral de Koldovstoretz caminaron hacia ellos, abriéndose paso entre la multitud. Tenían un parecido físico que hizo que pensara que debían ser familia y uno usaba una banda azul clara que atravesaba su uniforme en diagonal.

—Mierda, creo que ya no lo quiero ver —Oyó que murmuraba Lorcan, un segundo antes de esconderse agachado detrás de Nesrine y Lily.

—Pero- ¡Lorcan! —James boqueó, incrédulo.

Uno de los chicos del colegio ruso saltó sobre Lysander para abrazarlo, riéndose, y murmuró algo en otro idioma que hizo que el chico sacudiese la cabeza. Nesrine le indicó a Lily que habló en griego, un idioma que los Scamander entendían por el tiempo que pasaron allí debido al trabajo de sus padres.

El que usaba la banda azul le rodeó el cuello a James y lo jaló para obligarlo a bajar la cabeza. Empezaron a pelearse en cuanto le revolvió el cabello con demasiada fuerza.

—¿Dónde está Lorcan? —El chico hablaba en un buen inglés, pese al marcado acento y a que estuviese forcejeando con James.

Nesrine sacudió la cabeza y Lily se encogió de hombros en cuanto las vio.

—Mi hermanita —James la apuntó—, Lily. Lil, este bruto es Misha.

Misha se burló en ruso y James le respondió en el mismo idioma, lo que hizo que Lily quedase boquiabierta.

—Hola, peque —Misha cabeceó hacia Lily a manera de saludo y volvió a centrarse en James—. ¿Me buscas a Lorcan en tu mapita?

—Me lo quitaron el año pasado —James fingió resignarse—, pero creo que dijo algo sobre asomarse en Durmstrang…

—Qué raro. Acordamos que yo entraría a Hogwarts en la bienvenida y nos veríamos aquí, estuvo hablando de esto en las últimas diez cartas…

Las chicas no se movieron hasta que Misha se fue por el umbral que daba a Durmstrang. Luego Lorcan se enderezó, carraspeó e intentó recuperar su dignidad con un porte serio. No le funcionó muy bien, porque enrojeció cuando el otro chico de Koldovstoretz arqueó las cejas en su dirección.

—¡Ni se les ocurra decir algo sobre esto! —le dijo a los tres chicos. Después se fue dando zancadas hacia el puente de Durmstrang.

James masculló algo en ruso y tanto Lysander como el chico de Koldovstoretz se echaron a reír.

Lily no pudo evitar hacer la pregunta.

—¿Y tú desde cuándo sabes ruso?

Hasta donde ella sabía, James apenas hablaba inglés, y cuando estaba adormilado no era como si se le entendiese demasiado.

—A Misha le gusta decir que tienen uno de los idiomas más difíciles del mundo y enseñarle cosas en ruso a cualquiera que conoce —James se encogió de hombros—, pero casi todo lo que sé son bromas, insultos y algunas canciones groseras. Aunque creo que podría pedir comida en ruso. No sé escribir con su alfabeto.

Lily debía informarle a Albus de su reciente descubrimiento de que la cabeza de James podía guardar información valiosa diferente a las jugadas de Quidditch y pociones de bromas que le enseñaba el tío George.

Nesrine sujetó su brazo y la zarandeó antes de que su conversación se alargase para recordarle que le prometió que irían a saludar a la directora francesa.

—¿Voy con ustedes? —James se preocupó porque fuesen a cruzar el "puente" solas por primera vez.

—¡No hace falta! —contestó Nesrine, que ya tiraba de Lily lejos de ahí.

Atravesaron el patio interno acelerando el ritmo hasta que corrían dentro del umbral hacia Beauxbatons. Lily soltó un grito cuando "golpearon" la superficie gelatinosa que servía de umbral entre ambos colegios.

Fue incluso más fácil que la Aparición. Sin el estómago revuelto, sin la sensación de ser aplastados de un traslador ni la brusquedad de una red flu. En un segundo, estaban en un jardín con arbustos de más de dos metros y un increíble aroma floral que no pertenecía a ninguna planta que Lily conociese.

El uniforme rojo de Durmstrang, el negro de Hogwarts, el azul de Beauxbatons y el blanco y plata de Koldovstoretz se mezclaban en una multitud variada que deambulaba por el lugar.

Lily estaba tan encantada por el palacio que divisaba más allá de los arbustos, con unas paredes que reflejaban colores hermosos que sólo había visto en los atardeceres, que Nesrine tuvo que seguir jalándola para que se acercasen a la directora.

Cuando faltaban unos metros, elevó la voz para hacerse notar.

Tante! Tante! Tante Mina!

La directora Moreau tenía la apariencia típica de una bruja con sangre de Veela y un aura severa que era completada por su abrigo elegante, hasta que escuchaba la voz de Nesrine y perdía parte de su seriedad al agacharse para ofrecerle los brazos.

Mon coeur!

Nesrine se lanzó sobre la directora y la abrazó mientras murmuraba en francés. Le llevó unos segundos mirar hacia atrás para llamar a Lily.

—Ven, ven, mírala. Es una de las mejores brujas del mundo —decía Nesrine, muy segura.

—Cariño…—La directora soltó una risita.

—Lil, mi tía Mina. Tía, esta es Lily Potter, es mi mejor amiga y es genial. Ya sé que creen que los ingleses son muy fríos, pero ella no, ella es genial, en serio…

—0—

Draco no creía haber tenido que estrechar tantas manos desde que su padre lo llevaba al Ministerio cuando era un niño. Jamás agradeció tanto que lo hiciese practicar recordando rostros y nombres, porque la sobrecarga de información de ese día tenía su mente convertida en un directorio del personal docente de tres colegios diferentes.

Estaba atrapado en una de las pláticas más extrañas que había tenido en su vida con los profesores de pociones de los otros colegios. Podía hablar en francés fluido, porque tanto sus antepasados por el lado de su padre como los de su madre se habrían levantado de las tumbas para desheredarlo sino. Recordaba algo del búlgaro que aprendió en el verano entre su tercer y cuarto año cuando supo que tendría la oportunidad de hablar con Viktor Krum en persona. El problema era el ruso.

Estaba algo oxidado, entre profesores no parecía de buena educación utilizar un hechizo de traducción y la profesora rusa notó que podía entender en general lo que decía, pero se le dificultaba ordenar las palabras en su mente para contestar en menos de un segundo. Lo disfrutaba, estaba seguro. Esa sonrisita que ponía al arquear las cejas cuando Draco respondía en inglés a una de sus preguntas en ruso le advertía que se divertía burlándose de él.

En cierto punto de la conversación, percibió un débil zumbido que provenía de su anillo. Draco le echó un vistazo disimulado y le pidió un momento a los demás profesores en cuanto se percató de que Potter le había enviado un mensaje.

Creyó que sería algo más importante.

"Recuérdame cuál es el hechizo traductor para el francés"

Draco rodó los ojos y lo ignoró, pero pronto hubo otro zumbido y un nuevo mensaje.

"Me está coqueteando una profesora francesa"

Y otro más.

"Ayuda"

Y uno más.

"Durmstrang. Cerca de un lago. Auxilio"

Por si no le parecía lo bastante exagerado, Harry agregó al final un "máxima prioridad".

Draco contuvo la risa, negó y se despidió de los demás profesores de pociones explicándoles que tenía que ayudar a uno de sus compañeros de Hogwarts. Se sintió aliviado de poder marcharse de allí.

Estaba en el patio de Hogwarts y tomó el "puente" hacia Durmstrang, abriéndose paso entre los estudiantes que buscaban a sus amigos y no paraban de gritar al reencontrarse.

El director de Durmstrang no pensaba soportar conductas irresponsables durante este evento y tenía las instrucciones repitiéndose con un hechizo en todo el campo de Durmstrang. Podía ser un ruido de fondo si hablabas con alguien o una importante conferencia si le prestabas atención.

Draco sospechaba que de todos modos los estudiantes no se detendrían a oírlo.

Buscó el nido de pájaros que Harry llamaba "cabello" mientras la voz del director, alterada por el hechizo traductor, lo acompañaba.

excepto para las actividades realizadas durante la noche y a menos que se indique lo contrario, cada estudiante deberá regresar a su propio colegio antes del toque de queda de las 9pm.

Al cruzar uno de los puentes, cada estudiante recibe un hechizo de ubicación que informará a sus respectivos profesores si está colándose en otro colegio durante sus horas de clases o permanece fuera más allá del límite permitido.

Cada colegio tiene bloqueada la salida fuera de sus terrenos. El hechizo puesto sobre los estudiantes al comenzar el evento evitará que salgan sin que su director o directora se entere.

Las actividades interescolares serán anunciadas cada mañana a la hora del desayuno y un tablero de información permanecerá en el pasillo fuera del comedor de los cuatro colegios.

Los estudiantes son libres de moverse entre los colegios durante sus horas libres, siempre que respeten el toque de queda.

Una vez cada dos semanas, uno de los colegios puede optar por invitar a los estudiantes a una salida de algunas horas al pueblo mágico más cercano…

Lo encontró sentado en una banca junto a una laguna de agua cristalina que se extendía más allá de lo que alcanzaba su campo de visión. Harry tenía una expresión incómoda y una bruja francesa varios años menor no paraba de hablarle y gesticular con entusiasmo.

Draco se detuvo a su lado y carraspeó. Antes de que pudiese pensar en qué decirle, Harry ya estaba de pie. Se le acercó y le echó un brazo alrededor, excusándose con balbuceos que le dejaron una expresión confundida a la bruja.

Él mismo estaba algo aturdido cuando Harry prácticamente lo empujó fuera de allí. No pararon hasta encontrarse fuera de su vista. Entonces Harry suspiró y sujetó sus hombros.

—¿Tú sabías que me conocen en Francia?

Draco asintió.

—Pues claro. El libro de Skeeter sobre ti rompió récords de ventas en diecisiete países de Europa, incluidos Francia, Bulgaria y Rusia —No pudo evitar poner una sonrisita burlona al comentar esto.

Harry ahogó un largo quejido y se pasó las manos por el cabello.

—¿Me estás diciendo que toda esta gente conoce mi nombre y además se creen que soy un…una especie de…de Albus Dumbledore más joven? ¡O que estoy demente! —agregó Harry, más exaltado—. ¡Skeeter siempre me hace quedar como un demente que debería estar internado en San Mungo!

—También saben que eres un jugador de Quidditch decente, dueño de una fortuna, que creo que es lo que más le interesaba —añadió Draco, frunciéndole el ceño a la bruja que los siguió y los observaba desde unos metros. Ella enseguida se dio la vuelta y se alejó—, y si no te apresuras, sabrán que estás en proceso de divorcio.

Harry repitió aquel sonido frustrado.

—Odio a Skeeter. ¿Cómo es que ha vivido tanto? Debería tener un- un mal karma que le acortase la vida.

—¿Has oído lo de "hierba mala nunca muere"? —Draco se giró y decidió regresar a Hogwarts tras cumplir con su misión de "salvar al gran héroe del mundo mágico del coqueteo de una bonita bruja francesa"—. Tal vez hasta tiene un horrocrux en esa vuelapluma suya…

No era el tipo de tareas que esperaba cuando le preguntó a McGonagall si le daría el puesto, pero supuso que podía ser peor.

Harry se apresuró a caminar a su lado y atravesaron el umbral hacia Hogwarts juntos.

—¿Tienes alguna idea de a dónde están los chicos?

—Vi a Albus, Scorpius y Lily en Beauxbatons. Altair iba a entrar para quedarse en el mismo país que Scorpius al menos, pero creo que estaba curioseando la parte de los arbustos gigantes. James estaba siendo arrastrado por Sirius y unos chicos rusos al campo de Binnick de Koldovstoretz-

—¿Al qué de qué? —Harry adoptó una expresión tan confundida que era divertido.

Draco rodó los ojos.

—¿Al menos te aprendiste el nombre del colegio ruso o de alguno de los profesores con que vas a trabajar este año?

Harry negó, libre de todo sentido de la vergüenza.

—¡Fueron demasiados nombres en un día! Los recordaré cuando comencemos con las actividades…

Draco resopló.

—Koldovstoretz —Se detuvo en el corredor de Hogwarts y se giró para encararlo—. Koldovstoretz. Repite después de mí: Koldovstoretz. Se van a enojar muchísimo si lo dices mal, será incluso peor que no recordarlo.

—Koldo- —Harry se trabó y emitió un sonidito extraño, antes de echarse a reír.

—Koldovstoretz.

—Koldo- bssstor-

Draco sacudió la cabeza.

—Koldovstoretz.

—Kaldo-

—¡Koldovstoretz!

—¡¿Pero qué clase de nombre es ese para un colegio?! —se quejó Harry—. ¿Tiene una "x"?

—Su alfabeto no tiene "x", pero en el nuestro tendría una "z" y una "s"-

—¿Y si sólo les digo "el colegio ruso"? —propuso Harry.

—¿Acaso tú quieres que digan que Hogwarts es "el colegio de Gran Bretaña"? —espetó Draco, incrédulo.

—¿Acaso no lo es? ¿Por qué estaría mal decirle así?

Harry se encogió de hombros y Draco se masajeó el espacio entre las cejas.

—Eres imposible, Potter.

—Bien, bien- —Harry gesticuló hacia él, riéndose—. Vamos de nuevo. Enséñame cómo se dice. Kal-

—¡Koldovstoretz!

Draco siguió regañándolo y Harry fingiendo una total ineptitud para pronunciar una palabra en ruso con la única intención de frustrarlo más, hasta que su piel pálida se tiñó de rojo de pura indignación.

—0—

Scorpius llevó a Albus a conocer el Canto de las Ninfas en Beauxbatons. Se colaron junto a los demás estudiantes y siguieron las indicaciones que él había memorizado un año atrás para este momento.

—¿Estás seguro de que hay algo por aquí? —Albus, que iba detrás de él, no paraba de echar vistazos indecisos en torno a ellos—. Creo que estamos muy cerca del límite, Scorp…

Ya conocían Beauxbatons del interescolar anterior. Un precioso castillo con el estilo extravagante de Versalles, sus propios jardines flotantes y arbustos de rosales de más de dos metros que cambiaban de tonalidad según la hora del día.

Pero el último verano que pasó con su madre, ella le contó sobre el Canto de las Ninfas. Scorpius estuvo todo el año esperando para llevar a Albus allí.

—La madre de Nesrine lo conoció por una estudiante mayor cuando estudió aquí —le explicó Scorpius, entusiasmado. Sostenía la mano de Albus para guiarle a través de los arbustos—, le envió una fotografía a mi madre- y le contó la historia y ella me la dijo. Te va a encantar.

Albus exhaló y cedió. Scorpius continuó llevándolo. Sus dedos se entrelazaban en un agarre flojo y ninguno decía algo al respecto.

Las burbujas en su estómago seguían allí. Albus se decía que sólo era parte de la iniciativa de Scorpius de ser un amigo más cariñoso. No tenía nada de raro.

Aunque no podía evitar preguntarse si James sentía esas burbujas cuando Lorcan lo abrazaba o se le colgaba.

No lo creía.

Tal vez era diferente para cada tipo de amigos. Sí, eso podía ser.

—¡Ajá! —Scorpius celebró en cuanto se paró frente a un arbusto que no se distinguía de los demás a los ojos de Albus—. Aquí.

—Es un arbusto —Albus señaló lo obvio.

—Cuento tres y saltamos juntos dentro —indicó Scorpius, sujetando mejor su mano—. Uno.

—Pero es un-

—Dos. ¡Tres!

Cuando Scorpius se lanzó hacia adelante, el impulso arrastró a Albus detrás de él, ya que se negó a soltar su mano. Ambos cayeron dentro de una abertura en el arbusto que no era visible desde afuera y trastabillaron sobre una superficie lisa diferente a la del jardín.

Un sonido dulce y suave inundó sus oídos de inmediato.

—¿Qué es…?

La abertura del arbusto llevaba a un pasaje que descendía hacia una cueva. Scorpius tiró de su mano para comenzar a bajar y Albus pronto descubrió las cascadas de agua clara que provenían desde unas aberturas en los bordes superiores y caían formando estanques de un par de metros que lo reflejaban todo.

El lugar era pequeño y su aire estaba lleno de una agradable calidez que solía asociar a la primavera. Olía a flores, un poco a humedad y un toque de canela.

Scorpius apuntó a la caída de la cascada más grande.

—Cuando el agua de la cascada toca el estanque, se oye eso —Abarcó el lugar con un gesto—, es el canto de ninfa. En francés es le chant de la nymphe.

Albus intentó repetir la frase y Scorpius asintió con una sonrisa.

—Mi madre me dijo que se considera el agua más pura del mundo mágico.

—¿Y de dónde viene? —preguntó Albus, mientras Scorpius lo llevaba de la mano a través de los espacios entre los estanques. Cada cascada emitía una tonada diferente y podía oírlas por separado si se acercaban lo suficiente.

—Nadie lo sabe —respondió Scorpius, más pensativo—, pero la madre de Nesrine le dijo a la mía que algunos creen que fue puesta aquí por Nicolás Flamel. Ya sabes que colaboró mucho con mejorar el palacio de Beauxbatons, y era un alquimista, así que supongo que es bastante lógico que necesitara agua limpia…o que pudiese purificarla sin problemas. Hasta podría conseguirla de la humedad natural en el aire mediante métodos mágicos, quizás, no sé.

—Increíble.

Apenas se detuvieron frente a una de las cascadas más pequeñas, que emitía una tonada animada, Scorpius balanceó sus manos unidas.

—¿Te gusta, cariño?

Las burbujas en el estómago de Albus hicieron un movimiento extraño, como si fuesen a subir por su pecho.

Asintió y volvió a fijarse en la cascada.

—Es muy bonito.

—Por eso te lo quería mostrar —alegó Scorpius, que continuó balanceando sus manos unidas en el espacio entre ambos.

Albus comenzaría a preocuparse por eso que llevaba ignorando desde hace quién sabe cuánto tiempo si su estómago no paraba de retorcerse así. No debía ser saludable.

Después le preguntaría a Severus al respecto.

—0—

En la pequeña madriguera, Ron hacía una pausa para masajearse los párpados cansados después de leer varias entrevistas (pésimas, por cierto) a unos criminales que serían deportados a Alemania. Escuchó el aleteo de otra lechuza que cruzaba las protecciones y depositaba una carta en su escritorio, y al mismo tiempo, la puerta abriéndose.

Se apartó de la mesa en cuanto percibió el olor del café. Hermione levitaba dos tazas detrás de ella, las dejó flotando lejos de sus papeles y se sentó en el regazo de su esposo, dándole un beso en la mandíbula.

—Te toca afeitarte —murmuró, rozando su nariz contra la mejilla de Ron. Soltó una risita y sostuvo su taza de café—, a menos que Harry y tú quieran volver a hacer eso de llevar barbas y cortes idénticos-

En la Academia a veces se aburrían y en determinado momento decidieron que eso sería divertido. No tenía idea de qué pensaban, pero todavía le daba risa recordarlo.

Ron negó, la envolvió con un brazo y tomó su propia taza de café para darle un sorbo.

La lechuza que llegó de última se paró en la esquina de la mesa y ladeó la cabeza.

—Es otra —le dijo Hermione, tras unos segundos de contemplación silenciosa—, pero el papel es el mismo y el sello también.

Los hechizos que utilizaron en la última carta misteriosa y el ave no dieron ningún resultado. Ron sentía que algo se le estaba escapando y Hermione había tomado aquello como un reto personal a su capacidad mágica e inteligencia.

Hermione volvió a levitar su taza, atrajo la carta y la abrió sin tocarla, sólo moviendo la varita. El papel flotó frente a ambos, mostrándole su mensaje.

Una sola letra, de nuevo. R. Junto a la N de la primera nota misteriosa y la O que llegó durante esa semana, ya llevaban una sílaba.

Nor.

—¿Nor...qué? —Hermione lo observó—. ¿Deberíamos pedirles a los Aurores o Inefables que echen un vistazo a las barreras y cartas?

Ron sacudió la cabeza, sujetó el papel y lo miró durante unos segundos, ceñudo.

—¿Quién usa un sello negro en sus cartas?

Hermione sacudió la cabeza.

—Nadie lo hace. La cera tiende a ser roja.

Él sabía que la respuesta estaba allí, justo en su mano. Sólo no podía recordarla.

Apoyó la cabeza en uno de los hombros de Hermione y envió la nota a la carpeta en que guardaba las otras dos. Enviaría un mensaje al Ministerio para pedirle a Smith que las analizase en el Departamento de Misterios.

Luego le preguntó a Hermione sobre uno de sus últimos eventos en el área de Ley Mágica y ella comenzó a hablarle de las mejoras en el programa de crianza de niños licántropos. Sonaba muy contenta. Ron cerró los ojos, sonrió un poco y se dedicó a escucharla.

Le gustaba oírla.