¿Qué si me doliste?

Un poco, te confieso,

Pero ya no soy como las flores,

Que se marchitan pocos días

Después de ser arrancadas,

Ahora, ahora soy como los cactus,

Que sobreviven durante mucho tiempo,

Aún sin agua, aún sin sol,

ambos poseedores de espinas lastimosas,

Uno es más bello, sí,

Pero el otro, el otro,

Es más fuerte...

¿Qué si lloré?

Un poco, te confieso,

Pero mis lágrimas ya cesaron,

Parece que mi cuerpo

Se ha olvidado de como producirlas,

Y es que ya no soy como los niños,

Que no temen expresar sus emociones,

Ahora soy como quiénes han olvidado

que también entre lágrimas,

Se puede sonreír,

Preferí abandonar mi inocencia,

Dejar mi vulnerabilidad,

Y ponerme una coraza, llamada orgullo,

O tal vez, miedo...

¿Qué si sufrí?

Un poco, te confieso,

Pero ya dejé de ser como las aves,

Que vuelan confiadas por el inmenso cielo,

Ahora soy como los búhos,

Con los ojos bien abiertos en la noche,

Cuidando sus espaldas,

Y muy, pero muy lejos del cielo.

Las aves son más libres, cierto,

Pero los búhos,

Aunque incautos en su propia libertad,

Menos propensos a ser lastimados...

¿Qué si aún te quiero?

Un poco, te confieso,

Pero ya no como se les quiere a las cosas buenas,

Ni siquiera como se les quiere a los recuerdos,

Te quiero un poco,

Como solo se le puede querer

A aquél a quién se esta

A un solo paso

De aborrecerse.

Emily 