Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de IIII AZEM IIII.

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—¡Flores! ¿Conseguiste las flores que te pedí? —el sonido de pesados pasos resonó en el gran salón, mientras Sasuke se paseaba de un lado a otro.

—Sí. Tenemos las flores —Suigetsu Hozuki no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—¿Y estás seguro de que son las que específicamente te pedí? La vi tomar flores de los jardines, así que deben gustarle.

—Ugh... No comprobé si eran exactamente las mismas.

—¡Bueno, que alguien lo verifique! Esto tiene que salir a la perfección.

—Sasuke... ¿Qué estás haciendo?

—Me estoy preparando para conocerla.

—Pero ya la conoces, ¿recuerdas? ¿Cuándo te colaste en el recinto de los Hyūga, asustándola casi hasta la muerte, y luego le lanzaste un genjutsu que la hizo perder el conocimiento?

—Eso no cuenta. Estoy hablando de presentarme adecuadamente.

—La palabra adecuadamente ya no puede usarse en esta situación... No después de traerla aquí —el shinobi de cabello blanco puso una mano en la cadera y agitó la otra con desprecio—. ¿Quieres calmarte de una vez? Es raro verte con miedo.

Sasuke se detuvo bruscamente y se volvió para mirar a su consejero y amigo de toda la vida.

—No tengo miedo. Solo estoy... —suspiró— ... Preocupado. ¿Y si no le gusto?

—Sabes, esa es una pregunta perfectamente válida. Una que deberías haber considerado a-n-t-e-s de secuestrar a la chica y traerla aquí.

—En retrospectiva, puede que haya actuado un poco impulsivamente... —el Uchiha se acarició la barbilla, perdido en sus pensamientos.

—¿Tú crees?

—Tu sarcasmo no ayuda a la situación, Suigetsu.

—Puede ser, pero me ayuda a mantener la cordura en este calvario que has empezado. Se supone que yo soy el irresponsable, ¿recuerdas?

Sasuke abrió la boca para argumentar, pero las puertas de la sala se abrieron de golpe y Jūgo entró corriendo.

—Está despierta.

Los dos hombres presentes se congelaron, intercambiando miradas sagaces entre ellos.

—Bien, pues... Ya escuchaste a Jūgo. Es hora de que vayas a explicarle todo.

—Sí. Sí. Definitivamente —Sasuke se enderezó, luego arreglo su ropa por última vez y procedió a caminar hacia la salida del salón. A pocos pasos de la puerta, se dio la vuelta y regresó con calma a su escritorio. Ante las miradas atónitas de sus dos consejeros, tomo uno de los muchos informes esparcidos por su espacio de trabajo y procedió a leerlo.

—Err... ¿Qué estás haciendo? —Suigetsu se acercó a él con reticencia.

—Iba a reunirme con Hinata... Pero luego me di cuenta de que tenía todo este trabajo sin hacer. Mi estado no se lidera por sí solo, ya lo saben.

Hozuki se pellizcó el puente de la nariz con silenciosa desesperación.

—Debes estar bromeando...

—Tu dedicación al trabajo es una inspiración para todos nosotros, Lord Sasuke —Jūgo inclinó la cabeza en señal de reverencia.

—¡¿Qué tan denso eres?! ¡Obviamente, está usando eso como excusa para evitar hablar con la mujer!

—Tonterías. Me molestan tus burdas acusaciones infundadas —la voz de Sasuke resonó desde detrás de los papeles que tenía en la mano, aunque su rostro permanecía convenientemente oculto por ellos.

No puedo creer que tenga que decir esto en voz alta... —Suigetsu murmuró en voz baja—. Sasuke... —se tomó un momento para elegir cuidadosamente sus palabras—. Ponte en su lugar. La sacaron de su mundo. Lo más probable es que esté muerta de miedo. Esa no es una buena forma de empezar las cosas.

—De acuerdo.

—Y alguien tiene que hablar con ella...

—Sí.

—... Y explicarle lo que le pasó antes de que la situación se agrave.

—Sí.

—Entonces, ¿irás y harás eso?

—No.

—¡Argh!

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Hinata se despertó en la cama más cómoda en la que había dormido. Las pesadas mantas que la arropaban estaban hechas de lujosas telas. Aturdida, se las quitó de encima y enseguida sintió el frío de la habitación. Echando un vistazo, se dio cuenta de la exagerada presencia del oro en casi todo lo que veía. Desde la jarra y las dos tazas de la mesita de noche, pasando por los pomos y las bisagras de la enorme cómoda, hasta las barras que sostenían las cortinas carmesí que impedían que la luz del sol entrara en la habitación. Eso fue lo primero que quería arreglar. Saliendo de la cama, se deslizó por el suelo de piedra gris oscuro, agarrando las cortinas, las abrió. Sin embargo, la luz del sol no brillaba. No había sol. De hecho, el cielo había desaparecido. Dio un paso atrás, incrédula del espectáculo que tenía delante. Una enorme ciudad subterránea se extendía bajo la ventana de su habitación. Y con esa vista, llegaron los recuerdos de sus últimos momentos en los jardines Hyūga. Había estado agarrando camelias para hacer arreglos florales para la mesa del desayuno, estaba demasiado ocupada para darse cuenta de la sombra que se cernía detrás de ella. Hinata escucho la voz de un hombre, diciéndole que no tuviera miedo, y cuando se volvió hacia él, se encontró cara a cara con Uchiha Sasuke, el camarada de guerra de su primo. Un momento después, sus ojos se volvieron rojos y su mundo se oscureció.

Se suponía que esto era una especie de broma, una broma entre viejos amigos, realizada a su costa. Tratando de alejar el pánico que se iba apoderando de ella, Hinata se dirigió a la salida de la habitación. Como si hubiera escuchado sus pensamientos, la puerta se abrió, pero en lugar de dejarla salir, tres mujeres entraron. Las tres eran altas, delgadas y de piel clara. Llevaban el mismo kimono azul oscuro, adornado con lo que Hinata reconoció como el escudo de los Uchiha en el lado derecho del pecho. Se detuvieron para formar una línea perfecta ante ella. Sus rasgos afilados y sus miradas inquisitivas disuadieron a la Hyūga de hablar, pero a pesar de ello trató de armarse de valor.

—Erm... ¿Hola?

—Lady Hinata... Bienvenida —la de ojos verdes y cabello rosa se adelantó, extendiendo un ramo de camelias blancas—. Lord Sasuke quería que tuvieras esto.

—Gracias... ¡Supongo!

—Soy Sakura —la mujer se señaló a sí misma—. Mis compañeras son Ino y Karin.

—Espera... ¿Ustedes son las Tres Furias? Entonces, ¡estoy en el Inframundo!

—Sí, y sí... Aunque referirse al reino de nuestro señor como "Inframundo" es un poco grosero.

Hinata retrocedió por reflejo, tropezando con el borde de la cama.

—No, no... No tengas miedo. No debes dejar que nuestra reputación te desanime. Mis hermanas y yo somos muy amigables cuando no estamos trabajando —Ino le dedicó una cálida sonrisa.

—¿Por qué están aquí? ¿Por qué estoy aquí?

—Bueno, estamos aquí porque Lord Sasuke está... Ejem... Ocupado con asuntos del reino y quería que te saludáramos en su nombre. estás aquí porque dicho Lord se aficionó a ti y decidió que te convertirás en su esposa.

Desde el ala oriental de la fortaleza de los Uchiha, Sasuke y Suigetsu observaban el desarrollo de la escena a través de una variante del jutsu de Transferencia de Mente de Ino.

—¡Oh, vamos! ¡Había cien formas mejores de haber dicho eso, Karin! —frustrado por el hecho de que la técnica solo pudiera funcionar en un sentido, y, por lo tanto, ninguna de sus palabras estaba seria escuchada. Suigetsu se desahogó golpeando con la mano el escritorio de Sasuke. Enviar a Las Furias había sido su idea, después de que Sasuke se mostrara inflexible en su decisión de negarse a reunirse con Hinata.

Confiamos en ellas... Y además son chicas... Dejemos que entren y la adulen... Que te hagan quedar bien. Entonces te abalanzarás con tu sombrío encanto y ¡boom!... Hinata se enamorará de ti en un abrir y cerrar de ojos.

En ese momento, su plan sonaba a prueba de tontos. Pero ahora, al ver el ceño fruncido de Sasuke, se lo estaba pensando mejor.

—... Y una vez que lo conoces, no es tan mala persona —el enlace continuó mostrándoles la conversación.

—Es básicamente el hombre más rico del mundo...

—... Y es muy guapo —Ino interrumpió a Sakura—. Solo míralo —señaló hacia la pared.

A través de las lágrimas que empezaron a brotar en sus ojos, Hinata miró el gran cuadro que colgaba sobre la cama. Representaba al amo del reino, vestido con una capa negra, tenía una espada en la mano y estaba de pie sobre los huesos de sus enemigos. De él salía cierto chakra sombrío, añadido ominosamente por el pintor para agregar un efecto dramático a la pintura. Y en el fondo, se podía ver a Aoda, la legendaria y temida serpiente de tres cabezas, que le servía de invocación en batalla. Lo más espeluznante de todo eran los ojos de Sasuke, el color de la sangre y los tomoe agujereaban su espíritu y, de alguna forma, ella sospechaba que eso no fue añadido para dramatizar la pintura.

De vuelta en el ala este, Suigetsu hizo una mueca de derrota. Podía oír el pie del Uchiha golpeando el suelo con irritación, pero no reunió el valor necesario para mirarlo.

—... Así que diezmó unos cuantos ejércitos con fuego negro imposible de extinguir. ¿Pero quién no lo ha hecho? —Karin levantó los hombros.

—¡¿Cierto?! —Sakura agitó tímidamente su mano—. Una reputación completamente infravalorada como un shinobi sediento de sangre.

El adoquín bajo el pie de Sasuke crujió ante ese último comentario, haciendo que la atención de Suigetsu se dirigiera a su líder.

—Je... ¿Quizás enviar a esas tres no fue la mejor idea después de todo? —el consejero apenas logró resoplar las palabras.

—Suigetsu Hozuki, has servido fielmente al clan Uchiha durante años. Estoy en deuda contigo por haberme aconsejado durante la guerra y después de la misma. Por esa razón, te permitiré elegir tu muerte. ¿Prefieres la espada o el fuego?

El shinobi de cabello blanco no necesitaba ser del tipo sensorial para captar la asfixiante cantidad de chakra que ahora se filtraba de su señor.

—Vaya... Sabes... Tengo que decir que... Ambas opciones suenan muy bien... —retrocedió unos pasos, tratando de que no se le quebrara la voz—. Y me alegro mucho de que te fijes en mis aportes... Pero ¿podrías mirar la hora? Mm... Nada me gustaría más que quedarme y pasar tiempo de calidad juntos... Aunque no puedo evitar sentir que mi trabajo aquí ha terminado —antes de que Sasuke pudiera responder, el cuerpo de Suigetsu se desplomó en un charco de agua y se dirigió al nivel inferior, a través de las grietas del suelo.

Contento por haber devuelto el miedo a la muerte a su consejero, Sasuke se calmó, dejándose caer una vez más en su silla. El jutsu de transferencia de mente de Ino se había interrumpido debido a su arrebato y ahora volvía a estar a solas con sus pensamientos; eso, y el rostro asustado y lloroso de Hinata. El aire de sus pulmones salió en un prolongado suspiro.

—Esto fue un error...

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Notas: ¡Hola! ¿cómo están? Se supone que esto lo iba a publicar el lunes, pero muchas cosas pasaron y me retrase. Espero les gustara el capítulo. Y otra cosa, probablemente ya vieron en las notas de mis otras historias, que el próximo mes y durante enero, no habrá actualización, ya que voy a estar algo ocupada y aparte de que igual necesito un pequeño descanso. Por lo que nos estaríamos leyendo… En un tiempo más. Muchos saludos y cuídense.

Guest Guest: Jejeje, gracias.

Guest Criisi: Mmm… Me gusta el NejiHina, pero no, aquí Hinata no está comprometida con nadie y tampoco estará enamorada de Naruto, lo siento, pero yo odio esa ship y no es un tema que toque con frecuencia. Muchas gracias por leer y espero que este capitulo también te gustara.

Guest Guest 2: Obrigada.

Naoko Ichigo