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La predicción de Yumi se cumplió. El poco tiempo que Jeremie estuvo en Yiske, no tuvieron queja alguna de él. Pero hubo un desperfecto en el suministro eléctrico cuando un barco llegó al puerto de la isla. Era un barco del mundo exterior, y eso no era bien visto en Yiske. Los del mundo exterior los habían echado a ésa isla, en un principio llena de basura, y los vampiros la habían convertido en una ciudad que era la envidia de cualquier capital del Primer Mundo. Y ahora estaban deseosos de exterminarlos de un solo golpe, acabando con ésa isla.
Los armamentos no habían sido preparados adecuadamente, y hubo un cortocircuito. Jeremie, lo sintió, y por primera vez desde su llegada se pudo escuchar un grito de dolor de su boca. Durante diez segundos, las luces parpadearon, hasta que los marineros decidieron dejar de lado las armas –en realidad eran más que nada instrumentos de defensa que generaban escudos y barreras, que no podían hacer daño a nadie-, que nunca habían sido conectadas al suministro hasta ése entonces. El suministro eléctrico no las había reconocido en todo el tiempo en que había sido implantado el nuevo sistema.
Era un barco blindado, y de éste bajó un bote de remos. Dos marineros y el capitán se acercaban, con un cuarto integrante, al que no se lo podía distinguir porque iba agachado. La tensión estaba en el aire, en especial porque faltaba poco para el amanecer, menos de una hora, y los vampiros no sabían si podrían ganar en un combate en ésas condiciones. Las cámaras de seguridad alertaron a la población, y durante el tiempo que el bote se deslizó sobre las olas nadie se movió, tenso, esperando lo que fuera a pasar.
-Este es un regalo para su robot. Que lo disfrute- dijo el capitán, cuando el bote tocó tierra. Tomó al integrante que estaba agachado en el bote, y lo tiró sobre la arena. Se podía ver poco por la niebla, pero podían ver que era un chico de la edad de Jeremie, también rubio, inconsciente –Y la próxima vez que tengamos basura para darles, se las tiraremos por la cabeza- dijo el capitán, mientras se alejaba en el bote.
La tensión no se aflojó son hasta que los redares anunciaron que al barco había salido de las aguas territoriales de Yiske. Para ése entonces ya había amanecido, y habían decidido llevar al chico dentro de un depósito. No era un vampiro, pero su energía era muy similar a la de Jeremie, y decidieron esperar para saber qué hacer. Llamaron a la empresa Rayo S. A., explicándoles lo que había pasado. Llamaron a la policía, para avisarles de lo sucedido, pero sabían que hasta que el Sol no volviera a ponerse, no podrían hacer nada. Habían llamado desde sus casas, cercanas al puerto, para poder vigilar los movimientos del muchacho.
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Jeremie no tomó precauciones ésta vez. Apenas terminó su hora de trabajo, salió corriendo de su oficina y corrió hasta las ventanas. Los pocos empleados que allí estaban pensaron que iba a suicidarse, y trataron de impedirlo, pero Jeremie llegó hasta una de las ventanas, la abrió y salió al exterior. Se arrojó desde el decimosegundo piso, pero nunca tocó el suelo. Los que lo vieron se quedaron boquiabiertos, y nunca olvidaron lo que vieron.
En menos de tres segundos, una luz dorada salió de la espalda de Jeremie. Luego vieron unas varillas metálicas, y luego las plumas, pero no sabían si estaban hechas de metal (1) Jeremie aleteó hasta tomar más altura, y se fue volando hasta el muelle de Yiske donde se hallaba el muchacho. Sabía quién era, se sorprendió mucho al reconocerlo, más aún de encontrarlo vivo, y sobre todo en Yiske.
Había vuelto a encontrar a Odd.
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No le importó que lo vieran volar. Después de todo, eran pocos los que miraban la ventana a ésa hora. Estaba por amanecer, y sabía que debería enfrentarse a su jefe a la mañana siguiente, pero no le importaba. Odd había vuelto, y ahora debía encontrarlo. Pasó como una flecha sobre los edificios que rodeaban el depósito. Entró con cuidado, aunque sabía que lo estaban viendo y que era inútil esconderse. Entró en el depósito y vio a Odd sobre un montón de lonas, a modo de cama. Lo habían golpeado mucho, y hasta hace poco, los moretones en su rostro lo decían todo, y respiraba con dificultad. Jeremie sabía que Odd no podía ser tratado con brutalidad, que eso no le gustaba para nada. Así que lo tomó con cuidado en sus brazos y salió al exterior.
Sabía que lo miraban, y no le importaba. Agradeció que su departamento estuviera en el piso más alto del edificio, y que tuviera llave propia para su puerta también. Voló hasta el techo de su edificio, y entró con cuidado, vigilando si había alguien en el pasillo. Nadie. Todos estaban durmiendo o prontos a hacerlo. Perfecto.
Deshizo sus alas con su sólo pensamiento y empezó a bajar las escaleras. Aparentemente no había nadie despierto, las habitaciones estaban silenciosas y las puertas cerradas. Se dirigió a su departamento, con Odd en sus brazos. Tuvo que dejar las piernas de Odd en el piso para poder abrir la puerta, tras lo cual volvió a cargarlo y entró con él a su departamento. Lo dejó sobre su cama antes de volver y cerrar la puerta, no sin antes echar un vistazo al pasillo. Nadie.
Volvió adentro y miró a Odd. Respiraba con dificultad, y necesitaba que alguien curara sus heridas. Jeremie sintió que su alma se deshacía en pena al verlo así, pero no había tiempo que perder. Fue al baño, preparó la bañera, y usó las sales y espumas relajantes que utilizaba cuando volvía del trabajo. Primero debía limpiar su cuerpo de las impurezas que podría haber en su piel, y desinfectar las heridas. Cuando todo estuvo listo, volvió a su habitación, y vio que Odd no se había movido. Lo sentó con cuidado y empezó a sacarle la ropa. Descubrió que toda su piel estaba cruzada de cicatrices, algunas todavía mal cerradas, y más moretones.
Lo habían golpeado mucho. Jeremie sintió unas asquerosas ganas de llorar, pero no podía. Le sacó los zapatos y el pantalón, y luego sus bóxers. Lo cargó con cuidado y lo llevó al baño, colocándolo en la bañera. Odd se movió al recibir la inesperada calidez en todo su cuerpo, y cuando sintió que alguien empezaba a frotar su pecho abrió los ojos.
Jeremie se había metido con él en la bañera y estaba empezando a bañarlo. En un principio no lo reconoció, porque habían pasado casi dos años desde la última vez que lo había visto, y las vivencias que había tenido había borrado parte de su memoria. Pero al ver los ojos de Jeremie, lo recordó. Y recordó lo último que podía recordar.
-¿Jeremie?- preguntó, con voz débil, a lo que el rubio asintió con la cabeza.
-No hables, estás muy débil, y necesitas curarte. Así que si no puedes bañarte, deberé hacerlo yo-
Odd asintió algo sonrojado, y dejó que Jeremie recorriera su cuerpo, llevándose el dolor. Ya había recorrido su cuerpo muchas veces, sacándolo de la horrible realidad en la que vivían poco antes. Pero ésta vez era diferente. Odd se relajó en los brazos de Jeremie, quien terminó lavándole el cabello, sonriendo como pocas veces recordaba haber hecho. Estaba volviendo a mimar a su gatito (2) Casi se imaginaba los ronroneos que escapaban de su garganta cuando pasaba su mano sobre su piel.
Cuando terminó de bañarlo lo sacó de la bañera, y lo secó con una toalla. Su ropa estaba arruinada y no podría volver a usarla, así que le puso uno de sus bóxers, además de ponerse uno él mismo. Antes que nada debía curar sus heridas, así que sacó el botiquín y empezó a curar todas las heridas y golpes. La mayoría podía desaparecer sin problemas, lo cual le alegró. Pero había muchas heridas que las medicinas no podían curar, y eso era lo que le preocupaba. Al terminar, la mitad del cuerpo de Odd estaba cubierto con vendas o gasas. Era poca la piel limpia que tenía libre de golpes o cortes.
Lo recostó sobre su cama y se acercó a su cuerpo, pasando una de sus manos sobre la cintura de Odd. ¿Cuándo había sido la última vez que había estado juntos? Recordaba el momento, pero no la fecha. Recordaba cada rincón de su cuerpo, y cada gemido que había escapado de su garganta. Eran felices así, escapando de la realidad en la que estaban inmersos. Pero las cosas habían cambiado, y eso lo sabía bien. Ahora podrían estar tranquilos... ¿O no?
-Me tomaré mi día de descanso, señor. El sistema ha sido reprogramado para que no haya ningún error, ni siquiera con los escudos- le dijo Jeremie a su jefe, cuando éste se conectó a Internet, a la noche siguiente.
-He escuchado cosas extrañas sobre usted, en especial por la llegada de ése barco... – dijo él, con voz seria.
-Trajeron a un compañero de viejos tiempos, señor, y necesitaba atención urgente. Ya era de día, así que lo curé yo-
-Debes informarles a las autoridades-
-Ya lo he hecho. Puede confiar en mí, señor-
Y era cierto, Jeremie les había dado a las autoridades todos los datos que pedían, y se responsabilizó de todo lo que Odd hiciera. No estaban del todo convencidos, pero Jeremie había demostrado ser confiable y decir siempre la verdad, así que se retiraron. Además, no debían demorarlo demasiado. Ya habían pasado diez de las veinticuatro horas, y si no llegaba antes que empezara la hora veinticinco, podría haber problemas. Problemas para toda la isla.
Jeremie regresó a su departamento caminando, sin prestar atención a las miradas que le eran dirigidas. La voz se había corrido, pero nadie podría probar que tenía ésas alas, si no las mostraba en público. Y caminaba lo suficientemente rápido como para que no lo vieran por mucho tiempo.
Debía cuidar a Odd
-¿Así que no daría problemas?- preguntó Ulrick.
-No es un problema, sólo se tomó un día de descanso, como le corresponde. Su trabaja beneficia a toda la isla, y se merece un descanso- respondió Yumi.
-Pero ése chico... Y las alas que dicen que tenía- dudaba.
-Todos en la isla tiene secretos, algunos se revelan y otros no. Él no iba a ser la excepción. Ya ha llegado a quien esperaba, y ahora sólo quiere lo mejor para ella. ¿Crees que se va a arriesgar a que alguien lo lastime?-
-No-
-Por ésa razón no habrá más problemas con ellos dos-
(1) Si alguien vio Clover, sabe de lo que hablo. Ésas alas me impactaron.
(2) Y conste que esto no tiene NADA que ver con que me guste Rei Kon.
¡Si señores y señoritas! ¡Odd y Jeremie! ¿Pensaban que aquí no iba a haber Shounen ai? Pues sí, va a haber romance, así que prepárense. Y si éste capítulo les recuerda al capítulo "Noche de luna azul" del Fic de Beyblade "Estoy enfermo Kai" pues sí, en eso estuve pensando al escribir esto. Sensei-Ishida Rio, espero no ofenderla con esto.
¿Si otros personajes aparecen? Se verá en capítulos posteriores. Ya están sentadas las bases para que la historia continúe, así que...
M. G.: Por supuesto, a mi también me mataba la curiosidad de saber qué iba a pasar cuando lo publicara. Eso de innovadora... Bueno, gracias. Son cosas que se me ocurren, delirios mentales, ya sabés. Eso de crítica, ¿en serio se notó? Bueno, ya es parte de mí. Me alegra que te haya gustado, no pensaba publicarlo pero después me fije que tu cumpleaños se acercaba (como vos me dijiste) y bueno, lo publiqué antes. Traté de subir antes el capítulo, pero las "innovaciones" que hicieron los administradores de este sitio APESTSAN. Yiske es el escenario, pero los personajes cambian. La historia de fondo no es tan diferente, sólo son otros personajes en el mismo ambiente. Acertaste, Jeremie es un trébol, y así va a ser de ahora en más (muuuuuuuuuchas cosas raras) ¿Odd de vampiro? Noooooooo, sería un destino demasiado sencillo para él. Cuando guste, chica.
Nos leemos
Nakokun
