CAPITULO 1

–¡Que bien que nos hayan invitado! ¿Creéis que será divertido?– dijo Kazuha emocionada.

–¡Si, tenemos mucha suerte al ser solo las acompañantes de nuestros detectives y que aun así nos dejen quedarnos una noche!–dijo Ran con su bella sonrisa, mientras Shinichi la miraba embobado.

–Tranquilas, por cierto, ¿tendríais que estar algo agradecidas no creéis?¡Seguro que hay unos postres geniales!–Dijo Heiji con su habitual glotonería y un poco en tono de burla.–¡¡Ay!! ¡Kazu! ¿Por qué me has pegado? ¡Vas hacer que no pueda resolver más casos, tendré la cabeza abollada!

–¡¿¡Cuántas veces te he dicho que no me llames Kazu!?! ¡No me gusta! Además, no estaría de más que te preocupases un poco más por mí!–dijo Kazuha sonrojándose.

–¡¡Eh!! Vosotros, dejad de pelearos, ¡¡cuando salgáis del coche vale, pero nosotros estamos en medio y no queremos sufrir daño alguno!!–dijo Shinichi medio enfadado.

–¡Perdón! ¡Pero es que éste cabeza de chorlito no para de molestarme!– dijo Kazuha bastante enfadada.

Diez minutos y dos chichones (para Heiji) más tarde, llegaban a la mansión Yougawa. Ya habían estado allí antes pero muy poco tiempo, para resolver un caso del señor Yougawa, ya muerto.

Desde el coche vieron un valle. Era enorme, estaba entre dos montañas y absolutamente blanco. Los abetos, también blancos, daban la impresión de estar en medio de una montaña, muy alejados de la ciudad. La casa era de piedra y con un aspecto tétrico pero a la vez antiguo y precioso; Tenía dos pisos.

Según les había podido explicar el chofer, amigo de la familia, en la planta baja estaba la cocina, el comedor y un gran baño (con yacussi, bañera rectangular y de poca profundidad, lavabo y como no, el váter, todas las paredes y la bañera estaban cubiertas de azulejos azul claro), y una sala de estar, muy extensa.

El chofer era un antiguo amigo del señor Yougawa y normalmente iba a hacer compañía a Hikaru, y se sabía la casa de memoria.

El jardín, estaba totalmente nevado. Pudieron distinguir en la puerta unas letras doradas. Eran unas iniciales, no sabían de quién, pero tampoco preguntaron; seguramente algún antepasado Yougawa.

Cuándo el chofer bajó a abrir la puerta de la casa, un frío intenso invadió el coche y un escalofrío les recorrió el cuerpo a los jóvenes.

Para recompensarlos por resolver el caso de la muerte de su marido, la señora Yougawa les había invitado a pasar la noche y a desayunar.

Al llamar a la puerta les abrió la mismísima Hikaru Yougawa. Era una señora madura, alta y delgada, con el pelo de un rubio apagado recogido en un moño. Era muy digna y atractiva; se presentó al ver la cara de sorpresa de las chicas, que no se creían que una persona de esa edad pudiera mantener su belleza. Se veía claramente que en su juventud había sido muy guapa:

–Sé que no tuve tiempo de presentarme la otra vez, pues las circunstancias eran muy diferentes, más la muerte de mi marido... Me llamo Hikari Yougawa y tengo sesenta y tres años.

–Encantados de conocerla– dijeron los cuatro jóvenes.

–Yo me llamo Shinichi Kudo, éste es Heiji Hattori, aunque ya sé que nos debe recordar. Estas dos chicas tan guapas son Ran Mouri, hija del Gran Detective Kogoro Mouri y Kazuha Toyama.– dijo sonrojándose, al darse cuenta de lo que había dicho.

–Muy bien, acompañadme.

Ya dentro, los cuatro jóvenes se sorprendieron de que la mansión fuera tan grande y cómoda. Como había dicho el chofer, la primera planta estaba constituida por la cocina, el comedor, un gran baño y la amplia sala de estar.

–Muy bien, ahora que han llegado, podrán ir a sus respectivas habitaciones a deshacer sus maletas. En un par de horas estará la cena.

–Hikaru, no te preocupes por llevarles a la segunda planta, yo les llevaré, y de paso me quedo en mi habitación a dormir un rato, ayer no dormí en toda la noche.

Todos se giraron sobresaltados, para encontrarse con un chico rubio de ojos claros, alto y esbelto.

–Me llamo Yuki Yougawa, soy sobrino de Hikari Yougawa, tengo veintisiete años y estoy estudiando medicina.

–¡Yuki!, Que sorpresa, pensaba que estarías dándote un baño fuera... muchas gracias. Que elijan las habitaciones que quieran.

Las escaleras que subían al piso de arriba eran amplias, de piedra; estaban pegadas a la pared izquierda y hacían una ligera curva. En el piso de arriba había un pasillo y a los lado estaban los dormitorios, en total había siete dormitorios, seis ocupados y dos baños.

Media hora más tarde, ya habían elegido las habitaciones y los chicos estaban "ayudando" a las chicas a deshacer su equipaje (Shinichi mirando por el balcón y Heiji tumbado en la cama...).

Se distribuyeron de tal forma que en el lado derecho subiendo por la escaleras, quedaron Ran y Kazuha en una habitación, el medico en otra, y alguien que no sabían quien era, en otra, después un gran baño. En la fila izquierda, Heiji y Shinichi, al lado un baño pequeño, después alguien que no conocían y una habitación vacía.

Al acabar de deshacer el equipaje, salieron al balcón junto a los chicos. Tenían una vista preciosa. Poco rato más tarde, fueron a la habitación de los chicos. No había mucha cosa diferente, excepto las maletas por ahí tiradas y el balcón abierto, y por eso hacía más frío allí.

–¡Heiji! Te dije que lo cerraras, ¡nunca me escuchas!–dijo Shinichi, medio en broma medio enfadado.

–¡Perdón, ya lo miraré la próxima vez! Por cierto, Kazuha, ¿tienes frío? Aquí tienes mi chaqueta–Dijo el chico de Osaka imitando a su compañero, el cual le había dejado su chaqueta a Ran.– Por cierto Kazuha quería decirte que...

– Ran... ¿me puedes acompañar al baño? Tengo un par de cosas que decirte, además quiero lavarme las manos... –dijo rápidamente Kazuha, cortando a Heiji, el cual se quedó un poco pillado.

–Sí, claro Kazuha... pero no tardes mucho, que cenaremos pronto. – respondió Ran, la cual se había dado cuenta de lo que acababa de ocurrir.

Cinco segundos más tarde, las chicas ya habían salido de la habitación de ellos y estaban al final del pasillo. Entraron en el baño, y Kazuha empezó a lavarse las manos.

–Kazuha, ¿qué te pasa?, Hace un rato no estabas tan nerviosa, y cuándo Heiji ha empezado a decir algo... tu enseguida le has cortado.

– Ran, es que no sé que me pasa... mejor dicho, no sé que le pasa a él. Hace días que quiere hablar conmigo, y yo estoy asustada...

En ese momento tocaron la puerta. Era Shinichi.

–Ran, Kazuha, la cena ya está servida.

–Muchas gracias Shinichi.– respondió Kazuha–Tranquilo, Ran también está aquí.