Capítulo 6. La Inundación de Isengard.

Una expresión de horror se apoderó de la cara de Eadwyn, que inmediatamente se fue hacia el otro extremo de la cama en la que previamente había estado tumbada, intentando huir de aquel ser que la amenazaba. Sin saber cómo, Durkash apareció delante de ella y levantó una mano con gesto serio:

- No me obligues a matarte ahora…

- Si es lo que querías… -dijo casi imperceptiblemente la joven-. Querías matarme…

- Debo confesarte de que me pareces un ser extremadamente sorprendente e impredecible. Tengo curiosidad por ti.

- No… no comprendo. –titubeó Eadwyn mientras daba unos pasos cautelosos hacia atrás para ir a la puerta y poder huir.

- Lo comprenderás… créeme. –dijo esbozando una sonrisa maliciosa. Después de un silencio tenso continuó: - por cierto, no creo que llegues muy lejos con ese pie dolorido.

Eadwyn ya lo había notado. Su pie no estaba en las condiciones como para poder andar, y la venda que lo cubría se teñía lentamente de un color rojizo. Durkash la miraba intensamente queriendo traspasarla con la mirada de impasibilidad pero la reacción de la chica le sorprendió de sobremanera. Eadwyn levantó su rostro y concentró todo su odio en los ojos azules.

- Nos veremos muy pronto, Eadwyn, Hija del Viento. –finalizó haciendo un movimiento con la mano y desapareciendo como una ráfaga de viento.

La mujer se quedó inmóvil mirando sin pestañear el lugar donde había estado ese asesino y un suspiro de alivio salió de su boca. Se llevó una mano involuntariamente al colgante y lo miró con detenimiento. La luz brillaba como siempre, con unos destellos blancos y plateados. Una voz la hizo salir de su ensimismamiento.

- ¡Eadwyn! –dijo la voz de mujer desde el marco de la puerta. Eadwyn se giró lentamente para ver a Éowyn que la miraba acusadoramente-. ¿Qué haces fuera de la cama? El sanador te dijo que permanecieras en reposo hasta mañana.

Eadwyn se encaminó hacia la cama y se tumbó. Éowyn la arropó con cuidado para no hacerla daño con las sábanas.

- Éowyn… yo –empezó Eadwyn mirándola directamente-. … lo siento. Siento lo de antes.

- No pasa nada… un enfado lo tiene cualquiera. Aunque –añadió con una sonrisa-. He de decirte que me molestó un poco, aunque luego reflexioné.

- Estaba nerviosa por todo… lo siento. No se que haría sin ti, prima. –dijo Eadwyn abrazándola.

- Yo tampoco, Eadwyn. Por cierto! Bonito colgante. De done lo has sacado? –preguntó tras separarse. Eadwyn se quedó inmóvil y el corazón le empezó a latir rápidamente.

- Esto… bueno… algún día te lo contaré.

Éowyn esbozó una sonrisa cariñosa e hizo una mueca haciendo reír a Eadwyn, que se había quedado pensando en lo que el asesino Durkash le había dicho. Se estremeció con solo recordar sus duros y fríos ojos azules.

- Te encuentras bien? –preguntó Éowyn.

- Si, si. Solo pensaba. –Eadwyn decidió que debía cambiar de tema antes de que Éowyn se diera cuenta de lo que había sucedido-. Sabes a donde han marchado los rohirrim junto a Aragorn, Legolas, Gimli y Gandalf?

- Sí. –el rostro de Éowyn se entristeció de repente-.Han ido a Isengard.

- Isengard?! No es allí donde habita Saruman el Traidor? –Éowyn asintió con la cabeza mirando al suelo y continuó.

- Creo que el señor Gandalf el Blanco desea hablar con él y romper su vara. Grima también está con él. –Eadwyn levantó las cejas en señal de sorpresa.

- Vaya… y tardarán mucho? –preguntó.

- No lo sé. Supongo que el trayecto de ida y la vuelta hacia Edoras.

- Oh…

- Crees que les puede suceder algo? –preguntó Éowyn mirándola tensa.

- No lo creo. Gandalf está con ellos, no creo que el mago de la torre de Orthanc tenga ya el poder como para matarles. –esto último lo dijo pensando en Legolas.

- Hay algo que tengas que decirme? –preguntó Éowyn mirándola pícaramente.

- No… -respondió incómoda-. Y tú?

- Tampoco. –se encogió de hombros poniendo una expresión inocente que hizo reír a la princesa. Obviamente se referían a Legolas y Aragorn.

Rompieron a reír un buen rato y hablaron acerca de tonterías que se les ocurrían hasta que Éowyn preguntó por la guerra que había sucedido en el Abismo hace unas pocas horas.

- Pues… si te digo la verdad tuve miedo alguna vez. No por los orcos ni por mi… sino por toda esa gente de Rohan que estaba muriendo por las fétidas criaturas de Saruman. –Hizo una pausa y continuó- Aunque también tuve miedo cuando un orco me clavó una flecha y milagrosamente no me hizo graves heridas.

- Vaya… eso si que es misterioso. Parece que Eru está contigo.

- Claro! La protección de Manwë! Eso es lo que me salvó, si no hubiera tenido el colgante me hubiera matado… -pensó Eadwyn sobrecogida.

- Puede ser… -dijo finalmente Eadwyn.

Se hizo tarde y las curanderas vinieron con una bandeja en la que había algunos manjares para que Eadwyn pudiera cenar y dormirse enseguida. Éowyn se levantó tras una animada charla y tuvo que marcharse.

- Éowyn! –gritó Eadwyn a Éowyn que iba a salir por el umbral de la puerta- Me acompañarás mañana al viaje? –Éowyn se quedó pensativa y después agregó con una sonrisa:

- Claro que iré. No te salvarás de mí con tanta facilidad –sentenció riéndose-. Buenas noches, prima.

- Adiós Éowyn, buenas noches para ti también.

Comió lentamente algo de fruta pues la cena la hacía ligera, dejó la bandeja en la mesilla y, después de que viniera de nuevo el Sanador para ver las heridas, apagó el candelabro que hacía que la sala estuviera cautivadoramente iluminada.

La luz de la luna atravesaba las cortinas, que se mecían al son del viento y Eadwyn daba vueltas en la cama, incapaz de dormir. Habían sido demasiados los acontecimientos en un solo día. Además, cada vez que cerraba los ojos aparecían los de Durkash mirándola con un destello como el azul del cielo, frío, impasible. Había algo en él…

Se levantó pesadamente y, sin apoyar el pie cerró la ventana. Después miró a la lejanía y pensó en él… en Legolas, que se encontraba ahora lejos de allí. Levantó la vista y observó las estrellas… observó a Elbereth, imponente reina, que cubría con su manto a Ëa. Suspiró pausadamente y entonó una canción hacia la Reina de las Estrellas:

A Elbereth Gilthoniel

Silivren penna míriel

O menel aglar elenath!

Na-chaered palan-díriel

O galadhremmin ennorath,

Fanuilos, le linnathon

Nef aear, sí nef aearon!

Sonrió, se dio la vuelta después de esa canción élfica que recordaba haber oído alguna vez a Aragorn y se acostó, pensando de nuevo en Legolas, que observaba el mismo cielo que la chica había visto minutos antes.


La mañana amaneció bella en la Tierra Media y los viajeros se habían acomodado en un claro del bosque de Fangorn.

- Ha sido un milagro que esos… árboles no nos hayan devorado mientras dormíamos! –dijo Gimli el Enano mientras se ponían en camino y se subía al caballo de Legolas.

- Estos árboles y pastores de árboles son ancianos, pero su espíritu es bueno. No hay por qué preocuparse.-dijo el Elfo esbozando una amplia sonrisa.

- Muy cierto, maese Legolas. –añadió Gandalf, que se había mantenido al margen de las protestas del enano.

- Hacia donde nos dirigimos, Gandalf? –replicó Théoden poniendo fin a la pequeña y amigable discusión.

Gandalf miró hacia un imperceptible sendero verde que se adentraba en la espesura del bosque y señaló:

- Por allí. Conozco estos bosques como la palma de mi mano. Vamos! Debemos llegar a Isengard en un par de horas.

- Yo ahí no entro. –dijo testarudo Gimli.

- Pues vas a tener que hacerlo, maese Gimli. –Rió Aragorn mientras ponía en marcha a su caballo-. Más que nada, porque es Legolas quien maneja el caballo.

- Elfo! No entres ahí.

Legolas rió suavemente y puso el caballo en marcha mientras varios rohirrim les acompañaban por detrás. Al principio tenían como entretenimiento las quejas de Gimli, que al ser un enano odiaba los bosques, pero después solo hallaron silencio. Legolas observaba con detenimiento los bellos árboles que se alzaban imponentes ante ellos, Gandalf iba a la delantera junto al rey Théoden pendiente del camino, Aragorn estaba sumergido en sus propios pensamientos y Gimli… bueno, Gimli miraba simplemente.

Después de dos horas aproximadamente llegaron al final del bosque, que en teoría debía ser más extenso, pero debido a los orcos que anteriormente los habían talado para sus viles planes el bosque había sido reducido. Al fondo se podían distinguir unas pequeñas figuras sentadas en una gran roca que reían y hablaban animadamente. Los jinetes apretaron el paso y lo que vieron les dejó asombrados.

- Vaya, vaya. Mirad a quien tenemos aquí… -dijo Gandalf riendo jovialmente.- Peregrin Tuk y Meriadoc Brandigamo…

Sentados, bebiendo y fumando se encontraban Merry y Pippin, que levantaron sus pipas hacia el cielo en señal de victoria. Estos personajillos eran hobbits, o también llamados Medianos, procedentes de la Comarca. Habían salido con Frodo y Sam, portadores del Anillo Único del Señor Oscuro y habían sido raptados después de salir de Lothlórien.

- Picaros tunantes! –intervino Gimli.- Nos tenéis varios días detrás de vosotros y os encontramos… bebiendo y fumando…

- Celebrando la justa victoria –dijo riendo Merry haciendo un figura de humo con su pipa de la Cuaderna del Sur.

Todos los presentes sonrieron mientras los pequeños se bajaban de la roca en la que estaban. Los hobbits eran una raza de poca estatura. Poco después hicieron marchar a sus caballos y se encontraron con la imponente Orthanc.

Se dibujó un gesto de sorpresa en todos los presentes. ¡Isengard había sido inundada por los Ents! Estos seres se parecían a los árboles comunes pero sabían hablar, andar y ver. Los restos de Isengard estaban esparcidos y flotaban mientras los Ents trabajaban poniendo orden. En las escaleras de Orthanc, la Torre del Mago, se encontraba el cabecilla de todos, que nada más verles se aproximó a grandes zancadas.

- ¡¡Burrarrum!! –gritó con una voz imponente y grave-. Gandalf…

- Buen día, Bárbol. –respondió el mago Blanco mirando hacia arriba.

- Ahora os llevaré hacia la torre, que en buen cuidado está, y el mago blanco atrapado de su torre no podrá escapar.

- Por favor... –dijo Gandalf amablemente, mientras los demás permanecían con las bocas abiertas observando a la criatura.

Cuando llegaron a las grandes escaleras Gandalf gritó el nombre del mago y tras una breve espera apareció un anciano en uno de los balcones.

- Qué quieres, viejo mago? –dijo con una voz cruel pero suave.

Tras esto empezó una disputa y Saruman acabó por lanzar un objeto negro, que casi impacta contra Gandalf. Saruman se metió hacia dentro obligando a Lengua de Serpiente a entrar con él, que también se había asomado. Pippin, no pudiendo contener su curiosidad al ver el objeto caer y emitir debajo del agua un destello dorado se acerco y busco entre el agua. Después de encontrarlo lo miró con detenimiento y curiosidad en sus ojos.

- Pippin! –gritó Aragorn al ver al hobbit con el negro objeto en sus manos. Gandalf se dio la vuelta pues ya estaba dispuesto a marcharse y con una manta lo cogió y se lo guardo en su túnica, tras mandarle una mirada reprobatoria a Pippin.

- Peregrin Tuk, el Palantir no s un objeto con el que se pueda jugar.

Luego se esto, Merry y Pippin subieron a un caballo que uno de los soldados de la guardia del Rey Théoden les prestó y galoparon para salir del horrible lugar que ahora carecía de maldad, pues la corriente la había arrastrado.

- Espero veros por aquí, Gandalf el Grís. –dijo Bárbol con voz profunda.

- Ya no soy Gandalf el Grís, Fangorn, ahora soy Blanco. –dijo finalmente con una sonrisa que Bárbol, de algún modo con una mueca un tanto rara, correspondió.

La Compañía se adentró de nuevo en el bosque rumbo a Edoras, pero esta vez el Enano Gimli no protestó. Ahora iba complacido al pensar que exquisitos manjares les esperaban en la ciudadela después de unos días tan ajetreados.


Buena parte de la gente de Rohan refugiada en el Abismo de Helm había salido hacia Edoras, pero aún quedaba gente allí que por distintas razones irían al día siguiente. Eadwyn iba sentada en Silmë, su caballo, que había permanecido durante todo ese tiempo de guerra en las cuadras refugiadas bajo tierra.

- Sigo repitiendo que no deberías viajar en la yegua. –decía continuamente el sanador real.

- Oh, vamos. ¡Por Elendil! Que no estoy haciendo nada… simplemente Silmë me guía, verdad amiga? –dijo Eadwyn dando unas palmaditas al caballo que relinchaba orgulloso.

- Si te haces daño en la herida del hombro o en tu pie entonces no será mi problema. –la regañó.

Eadwyn se encogió de hombros. El abismo ya no quedaba a la vista, solo había una extensa llanura y al fondo, muy empequeñecida estaba Edoras, tan bella como siempre en una colina. El paisaje estaba decorado por las Montañas Blancas, que habían permanecido siempre en su vista y arriba, en las cimas, se situaban las almenaras de Gondor, que se situaba al otro lado. Eadwyn pensaba que si el señor Oscuro arremetía contra Minas Tirith las almenaras debían encenderse, aunque llegaban rumores de que eso no era lo que quería el senescal de Gondor.


Eresse: Bueno… aquí está el siguiente capítulo en un espacio de tiempo relativamente corto. Ya veis que Eadwyn y Éowyn no pueden vivir la una sin la otra y se han perdonado y han reforzado más su amistad. Y Durkash… bueno, bueno, al final no ha matado a Eadwyn, porque tal vez tiene otros planes para ella, jeje. Además ya han aparecido los hobbits y Gimli interviene más, lo cual me parece genial. Por último decir que ya me estoy metiendo en El Retorno del Rey como podéis comprobar, a ver qué tal sale.

Muchas gracias por los Reviews. Ahora si que voy a contestar.

HADA: Muchas gracias por tu comentario. Sí, me han llegado quejas de gente que han dejado una historia y la han borrado, o Reviews… Bueno, yo tengo guardada la historia así que no pasa nada ;) Ya me dí cuenta de que era bastante cortito el capi, pero como te dije no andaba muy inspirada, aunque creo que ya voy mejor. Cierto! Ya sean orcos, hombres, elfos, magos o enanos todos son iguales… jeje. Bien dicho! Muchas gracias por lo de los dibujos que te pedí, espero verlos pronto. Sip, me pasé por tu histo y cuando pueda te dejaré un review, ok? Besitos y pronto haré algún capítulo más largo �

Daniela Bloom: Hola! Si, si. Ya se que tardo mucho en colgar cada capítulo, pero es que hay mucho que hacer! Prometo ir colgando más rápido cada vez. Como ves en este capitulo me he superado y he colgado antes de las expectativas. Espero no haberte defraudado, guapa. Bueno, besitos.

thesesshogroupie: Gracias por tu review. Que sepas que aunque no te he dejado review yo también leo tus historias y la última que has publicado, The Beauty and the Beast creo que es, me gusta. Si, si, Durkash va a dar mucho que hablar y realmente es guapo, guapísimo. Mister Tierra Media, jeje. Correcto, Sauron era un Maia, lo que significa que él también puede serlo, no? Iré poniendo cosillas de él y empezará a aparecer más seguidamente, todo un reto para mí. Muchos besos y nos leemos!

Gracias también a Daniela Bloom, y a Fianna (creo que te respondí por e-mail y la verdad me ayudó mucho tu crítica, espero que si has leido este capitulo te hayas dado cuenta de que te he hecho caso).

Y a la gente que me lee y no deja Reviews, gracias de todo corazón también!

Eresse