¡¡Wenas!!! Aquí estamos Adriana (Nota de Adri: Adriana Umrbaslev para los que queráis leer mis fics xDD) y Pekenyita (Nota de Pekenyita: Lo mismo sobre lo de mis fics) dispuestas a mostraros la mayor locura que hemos sido capaces de hacer en nuestras noches de aburrimiento. Esto es un slash, un Sirius-James, que empieza cuando Sirius huye de casa de sus padres y el se va a vivir con James en el verano anterior a su séptimo curso en Hogwarts.

No sabemos hasta donde vamos a llegar, ni cuantos capítulos tendrá ni si esto acabara con lemon o no (Nota de Adri: ¡¡Yo si quiero!!) Pues nada, esperemos que os guste y si es así agradeceríamos algún review que otro, que los reviews son como el dinero, nunca sobra.

Capitulo 1: Runaway

No puede decirse que fuera el mejor día de todo aquel verano, pero sin duda alguna aquel día de amenazante tormenta era el complemento perfecto para un Sirius que enfurecido se dirigía a toda prisa hacia la casa de la que él consideraba realmente su familia, los Potter.

De buena mañana había discutido con su padre, podría parecer una discusión más, pero ese día había sido demasiado para el joven mago. Su padre, eufórico, le había propuesto, mejor dicho, exigido que se uniera a un loco mago que pretendía eliminar a todos los muggles y sangres sucias del planeta del cual su familia era fiel seguidora.

Pero para él ya era demasiado, siempre presionado por la familia, jamás había encajado en ella... Se había ganado el odio de cada uno de los miembros de aquella familia desde que entró en Hogwarts y fue seleccionado para Gryffindor, aunque a veces pensaba que ese odio había surgido incluso mucho antes. El torbellino de furiosos pensamientos en el que estaba sumida su mente hacía que cada vez acelerara más a su querida Silver, su único modo de escape en ese momento.

Llevaba ya un par de horas conduciendo como un loco, rememorando viejas disputas, riñas, insultos, a él y a sus amigos, desplantes...solo quería llegar a casa de James. Su amigo le comprendería, no era la primera vez que le había insinuado esa solución, escaparse e ir a vivir con él.

Sí, definitivamente esa era la mejor decisión que había tomado en toda su vida. Ya no le atormentarían más ni soportaría los insultos de su propio hermano Regulus, ahora todo iba a cambiar... Disminuyó la velocidad poco a poco al divisar a lo lejos la casa de James, lentamente se fue tranquilizando hasta aparcar la moto en el porche de la casa. Se dirigió hacia la puerta principal firmemente, ya nada le iba a hacer cambiar de parecer, era hora de romper los lazos con aquellos fanáticos...

La casa de los Potter era inmensa, la más grande de todo el pueblo, se notaba que era una familia adinerada. Los padres de James eran aurores, los mejores, y la casa lo demostraba. La puerta que tenia enfrente era de roble oscuro, adornada con un picaporte de hiero forjado y encima el escudo de los Potter. Sirius levantó la mano listo para llamar, pero se detuvo con la mano en el aire, indeciso de que diría o que haría cuando James abriese al puerta. Lo mas difícil ya lo había hecho, había salido del infierno que era su casa ahora no tenía que echarse atrás. Suspirando profundamente, acortó la distancia entre su mano y el picaporte y llamó.

Tras dos golpes secos Sirius esperó con nerviosismo recostado sobre el muro lateral del pórtico. Unos segundos más tarde un James un tanto sorprendido asomaba la cabeza por la puerta observando a su amigo que con los ojos cerrados esperaba sentado en uno de los lados del portal. Se acercó hacia él

- ¿Sirius? ¿Qué haces aquí? - preguntó confuso al encontrarse a su mejor amigo sentado a la puerta de su casa y con aspecto decaído.

- Ah James, hola... Perdona que haya venido sin avisar pero... - intentó explicarle tras abrir los ojos y enfocarle directamente al rostro.

-¿Qué es lo que ha pasado Sirius?

-Me fui, yo... Yo no he podido soportarlo más - dijo Sirius mirando a su amigo fijamente en busca de alguna reacción. James le devolvió la mirada con preocupación - Y no sé... La verdad es que no sabía donde ir así que...

- ¿Estás bien? - le preguntó preocupado.

Despacio y sin mucha convicción Sirius asintió con la cabeza, pero bajó la vista.

-Mmmm, pasa, has hecho bien en venir

- Gracias - dijo Sirius incorporándose con la ayuda de la mano que James le había tendido.

Entraron juntos a la casa, atravesaron el amplio recibidor repleto de cuadros en los que se representaba cada uno de los miembros de la familia Potter. Sirius divisó el de James y no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa imperceptible para su compañero a quien lo único que le importaba en aquel momento era el estado de su amigo. Tras pasar por la biblioteca de la casa subieron por las escaleras contiguas hacia la habitación de James.

Al entrar los ojos de Sirius se desviaron hacia una foto que James tenía en la mesilla de noche, una foto de los merodeadores "¿Por qué las cosas no son tan fáciles como cuando estamos en Hogwarts? Allí nadie nos molesta... Nadie me molesta" pensó con la vista fija en la fotografía bajo la atenta mirada de James que reflejaba la preocupación que sentía por su "hermano".

Sirius no reaccionó hasta que un oportuno carraspeo de parte de James le hizo apartar la vista de la fotografía. Con una rápida mirada a James y una leve sonrisa siguió observando la habitación mientras se dirigía al gran escritorio que tenía en la habitación. Éste estaba lleno de pergaminos, cartas, reconoció su letra en una de ellas, botecitos de tinta, plumas...lo apartó un poco y se sentó en él.

James se lo quedó mirando fijamente. No sabía que decirle, no tenía ni idea de que hacer para ayudarlo. No le gustaba nada ver a una persona tan divertida, tan descarada, tan risueña de esa manera, decaída, cabizbaja, pensativa. Iba dando vueltas por la habitación mientras que de vez en cuando le dirigía leves miradas de reojo. Al cabo de cinco minutos en que ninguno de los dos había abierto la boca James decidió romper el silencio.

- Sirius, sabes que puedes quedarte... - le dijo mirándolo ahora fijamente. Sirius tenía la mirada en el suelo - Es más, sabes que prefiero que estés aquí antes que con ellos, hermano ¿Me escuchas Sirius? - preguntó al no notar reacción ninguna de su parte.

-Sí, sí James, no sé como darte las gracias... Yo...

- Hey, no tienes que darme las gracias por nada - dijo James acercándose a Sirius y parándose delante de él - llevo mucho tiempo diciéndote que vengas a vivir aquí, no podías estar más con... - pero se calló de repente al notar como Sirius lo abrazaba fuertemente y posaba su cabeza en su hombro. Notaba la respiración entrecortada de su amigo sobre su cuello y el ligero temblor de su cuerpo, por lo que no pudo hacer más que rodear aquel cuerpo tembloroso con sus brazos para reconfortar a su hermano.

-Hermano... - susurró reprimiendo un leve sollozo y sin soltarse del abrazo - gracias, lo necesitaba...

-No se merecen -dijo James mirándolo fijamente a los ojos con un a calida sonrisa.

-No, no lo puedo entender, pero es que... Es mi familia...

-Sí, esa misma familia que te ha estado haciendo la vida imposible desde el día en que naciste... No te permitiré marcharte de aquí - le dijo firme - Te quedaras aquí, sabes que mis padres te quieren...

Sirius no contestó, simplemente se levantó del escritorio, se acercó a la ventana y apoyó su frente contra el frío cristal.

-Voy abajo un segundo a decirles a mis padres que has venido - dio James más como excusa para dejar a Sirius un rato a solas que otra cosa. Sus padres no pondrían resistencia, prácticamente querían a Sirius como a un segundo hijo.

Cerrando la puerta suavemente, luego de ver como Sirius cerraba los ojos firmemente a través del cristal, bajo al piso inferior y a través de polvos flu, se comunicó con sus padres que estaban en el ministerio trabajando

James subió nuevamente hacia la habitación, temía que su amigo hubiera podido hacer algo estúpido mientras él no estaba, pero al abrir la puerta se encontró a Sirius apoyado en el cristal de la ventana, exactamente en la misma posición que cuando había bajado.

- ¿Sirius? Ya está, ya puedes traer tus cosas - le dijo desde la puerta.

- ¿Eh? Ah sí... - dijo volviéndose lentamente - Supongo que pediré que me las traigan...

- Por cierto ¿Qué quieres de comer? Lo digo más que nada porque va siendo la hora...

-No tengo hambre...

-Sirius, no puedes....

-Se me pasará, ¿vale? Solo que ahora estoy un poco descolocado, solo es eso. No te preocupes - dijo acercándose a la cama de James y dejándose caer en ella de forma despreocupada.

James aun en la puerta lo miró negando con la cabeza. No le gustaba ver a su amigo en ese estado.

-Está bien, entonces me quedaré aquí contigo - dijo James dirigiéndose hacia la cama y tumbándose junto a Sirius.

- Eres un pesado Prongs - le recriminó.

- Puede, pero sólo me preocupo por mi hermano.

Sirius sonrió tristemente. Eso si que era un hermano no el que le había tocado por sangre. Todavía con la sonrisa en los labios se giró un poco y despeinó el desordenado pelo de James, gestó que este odiaba.

James iba a volverse cuando abajó se escuchó la voz de su madre.

-Mira que les he dicho que no hacia falta que vinieran - murmuró James un poco molesto con su madre y después de ayudar a Sirius a levantarse los dos bajaron al salón, donde la Señora Potter estrechó fuertemente a Sirius entre sus brazos.

Los padres de James eran unas grandes personas, pensó Sirius cuando una hora después subía de nuevo a la habitación de éste. Los Potter habían tenido una pequeña charla a solas con el, diciéndole que no se preocupara por nada, que era un placer que estuviera allí, que querían que se sintiera como en casa y que pensara que a partir de ahora era uno más de su familia.

Pero parecía que ese día pese a haberse calmado la situación no iba a poner mucho de su parte. Mientras Sirius subía las escaleras pudo observar a través de las ventanas como había estallado una tormenta de verano que iba a hacer imposible siquiera dar una pequeña vuelta por los alrededores. Llegó a la habitación algo más animado sin reparar en la presencia de James

- Padfoot ¿más tranquilo? - le preguntó volviéndose hacia él.

- Sí... Aunque parece que este día no lo va a estar - dijo mirando hacia la ventana.

- Bueno, siempre podremos jugar a algo... - murmuró James y empezó a rebuscar entre sus armarios en busca de algo que les otorgara un poco de diversión.

Aprovechando que Laurence y Agatha se volvieron al ministerio debido a una llamada urgente, bajaron al salón y ambos se tumbaron en el suelo delante de la chimenea.

Seguía lloviendo a mares y cada vez los truenos resonaban más cerca.

Jugaron a todo...y a todo perdió Sirius. Incluso al ajedrez, donde nunca antes James había logrado vencerle. Ahí fue cuando el castaño se preocupó.

Realmente le preocupaba el estado de su amigo, parecía haber entrado en shock desde que abandonó su casa aquella mañana, jamás le había visto tan callado ni tan abatido. Procuraba hacer bromas con la intención de levantarle el ánimo, pero la reacción de Sirius era nula, observó un brillo oscuro en sus ojos grises... Padfoot estaba triste y él no sabía como remediarlo.

Por más que intentó sacar algún tema de conversación, Sirius contestaba con monosílabos, si es que contestaba...Por la noche James obligó a Sirius cenar algo y luego los dos subieron en silencio a la habitación de James, donde una nueva cama había sido puesta por Agatha antes de irse al ministerio.

Al abrir la puerta de la habitación se toparon con todas las cosas de Sirius que ya habían sido trasladadas allí. Sirius buscó entre sus baúles un pijama mientras James cogía uno de su armario, ambos se cambiaron y se tumbaron en sus respectivas camas para dormir. Pero aún así Sirius no conseguía conciliar el sueño, no hacía más que dar vueltas y vueltas en la cama intentando dormir. James lo observaba silenciosamente desde su cama, le veía intranquilo, inquieto, tal vez por lo ocurrido o tal vez por la tormenta, eso no lo sabía exactamente. Se levantó de la cama sin hacer ruido y con cuidado se dirigió hacia la cama de Sirius, levantó las sábanas y se acostó junto a él

-James ¿qué? - preguntó Sirius extrañado

- No puedes dormir ¿no? - le dijo - ¿Te pasa algo? Claro - dijo James ausente mientras se colocaba bien entre las sabanas y miraba fijamente a los ojos grises de Sirius. Seguían teniendo ese toque oscuro, aun más pronunciado debido a la oscuridad de la habitación.

En ese momento un rayo iluminó la habitación completamente y James vio como los ojos de Sirius brillaban más de lo normal.

-Padfoot, en todo el día no me has contado como te encuentras, ni que sientes en realidad... Creía que entre nosotros no había secretos, ni ningún tipo de vergüenza... Llevo todo el día intentando que me digas algo y no lo consigo... Yo ya no se que hacer…

- Yo... Perdona hermano... - dijo cerrando los ojos y aferrándose a la camisa del pijama de James.

-Sir... - James no pudo continuar, tan sólo abrazó a su amigo para que se tranquilizara.

Estuvieron un rato así, los dos abrazados, James acariciando la espalda de su amigo, escuchando, notando como el corazón de Sirius latía frenéticamente. Sirius simplemente se cogía a James fuertemente, como si fuera el último salvavidas después de un naufragio, y de alguna forma lo era... Aquella mañana había abandonado su pasado, todo aquello que durante años le había atormentado, aquella odiosa familia... Ahora, pese a contar con apoyo, se sentía terriblemente solo, asustado…

- Sirius ¿te encuentras bien? - preguntó James pues hacía tiempo que había dejado de notar la fuerza de su amigo aferrando su camisa - ¿Sirius?

- ....

- Oh vaya... - Sirius se había quedado dormido mientras le abrazaba y ahora no podía moverse sin despertarlo.