Disclaimer: Todos los personajes son de Rowling. Eso ya lo sabemos todos. Y el fragmento sobre la caza de brujas lo extraje de un libro que se llama Cuentos de Brujas Medievales escrito por Máximo Morales. Gracias a Boni por ¿reviewear?me.

A la mañana siguiente las venas del cuello de Hermione superaban su grosor habitual, tal era la bronca que tenía. Decidió que sus primos eran todos unos idiotas y que lo mejor que podían hacer era irse, y rectificó esa decisión cuando fue arrollada por Pete y Bob que bajaron las escaleras rodando.

Se sentó a desayunar con Nore y Wilone y se decidió a permanecer todo lo silenciosa que la ocasión mereciera. Estaba teniendo éxito hasta que Nore habló:

-¿No sienten olor a quemado?

Olor a quemado y un humo verdoso que sale de la tostadora. Hermione apretó los dientes y retiró un juguete de plástico a medio derretir de su sándwich de queso. "Calma Hermione, calma. Vamos al baño a darnos una duchita rápida y eso va a resultar relajante."

Entró al baño contando hasta diez y se metió en la ducha, cuando oh sorpresa, descubrió un calzón rojo con un angelito y un slip de leopardo colgados de la canilla de la ducha.

Salió del baño con rapidez y decidió tomar un poco de sol en el jardín. Se sentó al lado de su madre que conversaba con Helen y Marlene.

-Oh Lone, qué tiempos aquellos. Recuerdo cuando salíamos a bailar juntas.

-Oh, sí. ¿Te acuerdas de Peter?

Las dos mujeres estallaron en caracajadas histéricas.

-Ay, sí.-dijo la madre de Hermione.

Hermione revoleó los ojos. "Lo único que me falta es quedarme aquí toda la tarde escuchando historias sobre la emocionante vida de mi madre". Estaba en eso cuando vio, como a lo lejos, a Joe y a Steve colgando a Crookshanks de un árbol, disfrazado de bataclana y con una cinta roja al cuello.

-¡Eh! ¡Eh! ¡Mocosos del demonio!- aulló Hermione hecha una fiera. Salió disparada hacia los niños.

-¡Por favor, no me conviertas en sapo!- lloriqueó Steve, asustado.

Hermione inspiró profundamente, tratando de conservar la calma.

-Hagamos algo, ¿Sí? Aléjense de mi gato y yo los dejaré vivir.

Steve y Joe se miraron con los ojos como platos y asintieron desesperadamente.

-Ahora, ¡fuera de mi vista!

Los niños corrieron hacia la casa felices de su buena suerte. Pero Hermione estaba absolutamente histérica. Decidió ir a leer algo a la biblioteca para pasar el rato, pero no pudo cruzar el pasillo porque George, que venía a ser el profesor chiflado de la familia Ingalls, estaba construyendo un armatoste conductor de electricidad con broches de la ropa y cuanto elemento de metal había en la casa, incluyendo los aretes de Hermione.

-¡George, dame eso!- aulló, y estiró la mano para agarrarlos, pero no pudo porque recibió un correntazo eléctrico que la dejó sin apellido.

Hermione se marchó corriendo, lagrimeando de dolor y humillación, y mascullando por lo bajo. Apoyó la mano en el vano de la puerta y alguien la cerró de un golpe.

-¡¡¡¡La repVt1s1m4 madre que los parió!!!!

El grito de Hermione resonó por toda la casa. Alguien abrió la puerta con cuidado, en medio del silencio que se había formado. Hermione sintió como se le coloreaban las mejillas, y sin saber cómo, estaba sentada en la cocina desierta y Barze le frotaba un hielito en la mano casi cariñosamente.

-¿Mejor?- le preguntó él.

-¿Uh?- preguntó ella.

-¿Mejor?

-Sí… gracias.- aún sentía mucho calor en las mejillas y no tenía más ánimos que para mirar hacia abajo.

-No sabía que tuvieras esa… capacidad pulmonar. – le sonrió su primo.

-¡No te burles!

-Eh, qué poco sentido del humor. Y no me burlo.- dijo, un poco más serio, y acomodándole un mechón de pelo.- Perdón por lo de anoche. No creo que seas un fenómeno de circo.

Hermione se sintió más avergonzada aún. Barze le estaba fijando los grandes ojos claros y la ponía incómoda.

-Y no creo que seas un fenómeno de circo porque soy un mago también.

-¿Qué?- preguntó ella un poco descolocada.

-Sí. Y las chicas también. Tratamos de decírtelo cuando llegamos pero estás tan arisca.

-Pero… pero… ¿cómo es que no los vi en la escuela?

-Vamos a Durmstrang.

-A… Durmstrang… pero no aceptan hijos de muggles…

-Mi papá es sangre pura y tiene bastante dinero.

-Pero… me preguntaste qué era un sangre sucia…

-No, no entendimos que querías decir con eso de "no me conviene llamar la atención"

-¿Y eso de que eres escéptico y me querías ver…?

Barze se rió abiertamente.

-Nunca vi a una niña conjurar un torrente de agua desde el piso de arriba. Tengo muchas ganas de verte hacer magia de nuevo, para ver si has hecho honor de tus talentos.- dijo esto con un dejo de ironía, pero sacó una varita blanca sin mango, y señaló la mano de Hermione.- Fundium. De cualquier manera, estoy por terminar la escuela y ya estoy harto de Alemania. Estoy viviendo allí, sabes, ¿no? Tengo ganas de vivir aquí de nuevo, y llevarme bien con mi primita no me haría daño.

Hermione observó la venda que Barze había conjurado para ella.

-Estás muy grande y bonita.- murmuró él, y le pellizcó suavemente una mejilla. Se puso de pie y salió al jardín, dejando a Hermione sola con su estupor.

Hermione tuvo bastantes problemas para pensar correctamente. De repente fue como si estuviera sola entre la gente, como si no importara el ruido que la rodeaba. Sus primos eran magos, y asistían a Durmstrang. "Durmstrang tiene fama de dar mucha importancia a las artes oscuras… Pero no seas prejuiciosa. ¿Y Viktor qué? Lo que pasa es que no sé porqué estamos viendonos después de seis años sin que haya razones aparentes. Soy la mejor amiga de Harry Potter, demonios, no puedo permitir que nadie se acerque a él a través mío... espera, hasta me dijo mamá que fue todo idea de Marble… ¿Podrían ser mis primos espías?" Desde su escondite en las ramas de un árbol frondoso, pudo ver a Athlone y Marble charlando alegremente, y un escalofrío recorrió su espalda.

Tenía la imagen de Dolohov atacándola en la cabeza, y la mirada de Sirius cuando murió, y el aire desvalido de Lupin… El vacío en las pupilas de Harry. No quería ser parte de nada que pudiera dañar a quienes amaba, y se sentía confusa. El verano era confuso. Toda la situación en sí era confusa. ¿Cómo no había sabido antes que no era la única bruja en su familia? Barze había dicho que su padre era sangre pura y rico. Eso sonaba tan malfoyesco que Hermione no pudo menos que preguntarse si no serían hijos ilegítimos de Malfoy o algo así. Pensó que lo más probable era que Barze sólo quisiera hacer buenas migas con ella y que ella estuviera paranoica.

Suspiró, tratando de moverse dentro de las oscuras aguas de su pensamiento, pero era como si esas aguas se hubieran espesado, y ella estuviera empantanada en un lodazal.

"Es probable que no sepan nada sobre mi amistad con Harry…" pero cada vez que intentaba hilar un razonamiento, cada vez que intentaba ordenar la información dentro de su cabeza, un par de ojos verdes y arábigos interrumpía sus esfuerzos.

Sintiéndose frustrada, Hermione bajó de su escondite y huyó a través del jardín. Empujó una puertezuela oculta y respiró hondo. Corrió a toda la velocidad que le permitían sus piernas, y al fin, llegó al parque.

Se detuvo entre las hamacas, y la lluvia comenzó a caer, gota a gota, llevándose sus preocupaciones y limpiándola de culpas como un bautizo.

Por primera vez en mucho tiempo se sintió libre… entonces sintió un tirón descomunal en las costillas.