Hecha un ovillo sobre el barro, Hermione se preguntó cómo era capaz de conservar la conciencia durante un momento de tanto dolor. Supuso que estaba sufriendo una recaída del hechizo de Dolohov, y se preguntó porqué nadie la ayudaba, sin alcanzar a ver que ya todos se habían ido del parque. Otro tirón, y otro y otro. Quiso ponerse de pie pero una puntada en el estómago la dobló en dos. Quiso pedir ayuda pero una languidez la embargaba, y las piernas se le doblaban como manteca. Quedó sola, aterida de frío, y su último instante de conciencia le alcanzó para soltar un grito.
Despertó en una cama blanda y caliente. Se sentía limpia y confortable, pero tuvo miedo. Se movió a la derecha, intentando bajar por algún lado, pero un cuerpo extraño se lo impedía. Abrió los ojos y vio a Barze sentado a su lado. Estaba en su cama, en su habitación, y apenas se sentía capaz de sostenerse.
-¿Te sientes bien?- le preguntó con ansiedad.
-Sí.- murmuró ella, y se dejó caer sobre su hombro. Volvió a quedarse dormida.
La segunda vez que despertó estaba en brazos de su primo, que se había quedado dormido también. Esta vez la memoria alcanzó a indicarle que éste podría ser un asesino o un espía, y se debatió como una desesperada para zafarse.
-Hola…- murmuró Barze, despertándose.
-Me tengo que ir… tengo que irme…
-No te vas a ningún lado.- Le dijo él.
Hermione sintió pánico. Decidió que lucharía por su vida con uñas y dientes, y comenzó a atestar arañazos y golpes al aire, tratando de librarse de la prescencia de su captor.
-¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Estás bailando?- le preguntó él irónicamente.
-¡ASESINO! ¡No voy a dejar que te acerques a Harry!- gritó, y arrojó la mitad del contenido de su mesa de luz sobre la cabeza de su contrincante, que a duras penas logró esquivarlo.
-¡Loca!
-¡No estoy loca, no voy a dejar que me uses para matar a Harry, mortífago!
Barze acertó a atrapar las manos de Hermione entre las suyas, pero ella siguió tirándole patadas como una desesperada.
-¡Basta, Hermione! ¡Nos van a oír!
-¡Eso, QUE OIGAN!
-¡Me van a retar, idiota, y todo por venir a cuidarte!
Hermione se sosegó un poco cuando vio la expresión de Barze.
Hubo un instante de silencio.
-Te llevamos a San Mungo. Dicen que aún no te curaste de una maldición. Pensamos que te morías.
-¿Qué?
-Sí, te buscamos por todos lados cuando te oímos gritar.
-No entiendo.
-Yo tampoco, pero de repente se oyó un alarido tremendo y nos dimos cuenta que eras tú. Cuando te ví… estabas tan pequeña, y hacía tanto frío.
De repente, Hermione se sintió sumamente consciente de la distancia entre los dos y las manos de él sobre las suyas.
-Te llevamos a San Mungo, y estuviste toda la semana ahí. Recién hoy te dejaron venir a casa. Vinimos a visitar a tus papás y me escurrí en tu habitación. –confesó Barze. Finalmente le había soltado las manos, y ahora reposaban sobre el acolchado.
Barze la estaba mirando con una preocupación tan grande.
-¿Quién querría echarte una maldición?- dijo.- Eres demasiado linda.- se le acercó y le dio un beso.
Hermione se olvidó de sus preocupaciones y se dejó caer. Fue todo muy extraño. Parecía que él quería retenerla, atraerla a la vida, desesperado; y ella apenas tenía fuerzas para reaccionar. Lo que supo fue que él la quería, aunque ella no alcanzara a saber porqué ni cómo.
Repentinamente, él se separó del abrazo.
-Lo… lo siento Hermione… te prometo que esto no volverá a suceder… yo… mejor me voy…
-Espera…- pero Barze ya se había ido, y Hermione estaba demasiado agotada para hacer nada.
Cuando despertó, Hermione no podía discernir si estos hechos habían ocurrido de verdad o los había soñado. No pudo decidir realmente nada porque Barze no se dignó a levantar la vista cuando Hermione hizo su entrada triunfal en la cocina, y no se apelotonó a saludarla con el resto de la familia.
En cuanto encontraron a Hermione, la familia Ingalls se retiró temporalmente de la casa. Nore se quedó cuidando el lugar mientras los Granger velaban por Hermione en San Mungo, y Marlene y sus hijas alquilaron un cuarto de hotel. Más tarde Hermione supo que Barze se quedó con sus papás en San Mungo, tratando de traducir lo que los curadores y medimagos decían para que los Granger lo entendieran.
Ahora había pasado casi dos meses del incidente, y Hermione se había amoldado a la constante prescencia de gente en su casa. No le importaba el ruido, de hecho no le importaba nada, porque lo único que ocupaba su mente era la ausencia de noticias. Harry le escribía misivas desesperadas a ella y a Ron, y entre los tres no lograban dibujar siquiera un boceto del panorama actual. Hermione se preguntaba qué sería de ella con el tiempo, qué depararía para su familia y amigos esta guerra enferma.
Y aunque no quisiera admitirlo, también la preocupaba sobremanera el hecho de que Barze no la miraba, la saludaba sólo en público y no la buscaba para hablar. Hermione se llevaba mejor con Athlone y Marble ahora, pero la semilla de la duda seguía tan firme como siempre.
No les había dado muchos detalles a Harry y a Ron sobre Barze, mejor dicho, sobre sus primos magos, simplemente había comentado el incidente de la muñeca incendiada. Tampoco había mencionado el efecto de la maldición de Dolohov, ni el asunto del parque y menos que menos, quién la había llevado a San Mungo. Ron se pondría muy celoso.
Ahora había muchas cosas en qué pensar, empezando por los elementos escolares que iba a necesitar.
-Nosotras vamos a comprar algunas cosas en Diagon Alley.- Había comentado Athlone.- Si quieres y te parece bien, podríamos ir juntas.
-Bueno.- accedió Hermione, luego de pensarlo durante unos segundos.
Y así fue que, con una faja (que apenas la dejaba sentarse) en las costillas, Hermione marchó a Diagon Alley. Marble la miró renquear durante unos instantes y le ofreció el brazo, y así se dirigieron a Flourish and Blotts.
Según Hermione, Flourish and Blotts estaba decayendo. Ya no se veían tan lustrosas las estanterías y no había mesas radiantes de libros, pero en realidad era la falta de interés de Hermione la que hacía menos gloriosa a la librería que recordaba. En cambio, el aire de ansiedad, el ligero tufo del miedo que reinaba la atmósfera, le parecía cien veces más importante. Había desconfianza en todos los ojos, la gente que antes cruzaba holgadamente las callejas se movía con precaución enfermiza, las madres aferraban con fuerza las manos de los hijos.
El cielo gris acompañaba los sentimientos de Hermione. Iba tan abstraída que chocó con una bruja regordeta.
-¡Ahh! ¡Fíjate por donde andas, criatura! –protestó con un chirrido agudo.
-Lo… lo siento…
-¡Vete! ¡Con todos los problemas que hay hoy en día!
Las tres chicas trataron de evitar las miradas de los curiosos y entrar en una tiendita antes de que se largara a llover, pero era evidente que habían quedado algo alteradas por el altercado. Hermione comprobó que sí, respiraban miedo como respiraban oxígeno o monóxido de carbono. La ansiedad se transmitía como una peste.
-Podría haber sido más cortés la señora.- comentó Marble.
-Sí, sobretodo porque le pediste disculpas.- terció Athlone, un poco nerviosa.
-Lo que yo no entiendo es qué tienen que ver los problemas que hay hoy en día.- murmuró Hermione.
-¿Consiguieron algo?- preguntó una voz detrás de ellas. Voltearon para ver a Barze. "Oh Oh."
-Sí, casi todo.- respondió afablemente Marble.
-Oh… Nos olvidamos de… las tablas de medir…- dijo forzadamente Athlone.
-Sí.- y dicho esto, las muy desvergonzadas dejaron a Hermione plantada como un poste con Barze al lado.
Él la miró por un instante.
-¿Ganas de dar una vuelta?
Hermione pensó que no tenía otra opción, y estuvo a punto de decirlo, pero respondió:
-Bueno, sí.
-No te veo muy ansiosa por pasear conmigo.
Hermione lo miró exasperada.
-Me estás evitando, y se supone que tengo que estar ansiosa por pasear contigo.
-Bueno, está bien. Te doy la razón.- Barze le tomó el brazo y le sonrió.- Me voy a hacer un tatuaje aquí.- dijo, y se señaló el homóplato izquierdo.
-Oh. ¿Y qué vas a hacerte?
-Ehhh…- respondió Barze, llevándola entre la multitud.- Es… una estrella de cinco puntas y una luna en cuarto creciente. Eran los símbolos que los muggles creían que usaban los brujos; que, según ellos ¿no?, se habían asociado con Satán para obtener sus poderes. Los Inquisidores tomaron estos símbolos como símbolos profanos… y en Alemania, los magos blancos que luchaban desde la resistencia los comenzaron a utilizar.
-Guau.- dijo Hermione, bastante impresionada.- Hay toda una historia detrás de eso.
-Sí… De cualquier manera, siempre tiene que haber una buena historia detrás del tatuaje.
-¿Ah, sí?
-Eso creo yo. Si no, ¿Para que te lo vas a hacer? Es algo que va a estar ahí, por siempre.- Barze enfiló hacia una tiendita, que se llamaba Taltu´s & Tatoos. Hermione vio las fotos de personas tatuadas con imágenes coloridas, y se horrorizó.
-Espera, espera… no te lo irás a hacer ahora, ¿Verdad?
-Sí.
-Ah… pero, yo… eh… mejor me voy.
Hermione no tenía ganas de ver esto, y comenzaba a huir cobardemente, cuando Barze la tomó del brazo y le dijo, a unas dos pulgadas de su nariz.
-Quédate conmigo.
¿Vieron los ojos que tienen los árabes? ¿Vieron ese color verde agua, raro, a veces medio pizarra, a veces acuoso? ¿Alguna vez vieron un par de ojos así como reflejo de los suyos…?
-Por favor. -insistió él.
Hermione no se dio cuenta de que había accedido hasta que estuvo dentro de la tienda. "Un minuto, ¿porqué tengo a Barze de la mano?" de repente, entendió. "¡Estás aquí para dar apoyo moral, idiota!" Bueno, no sería tan difícil. Durante toda su vida había visto a sus padres torturando gente con sus tornos y sus agujas. Pero el problema aquí era Barze. Se dio cuenta, lentamente, de que tenía miedo "¡Qué digo miedo! ¡Terror! " de estar con Barze.
-Un amigo mío me recomendó a este señor Taltu. Dicen que es bueno.- comentaba Barze, y se dio cuenta de que estaba nervioso porque tenía un tic raro en las manos.
-¿Seguro que quieres hacer esto? – preguntó Hermione.
Barze asintió, mordiéndose los labios. Estaba bastante pálido. Hermione pensó en distraerlo, y no se le ocurrió manera mejor que hablar.
-Eh… ¿qué vas a hacer ahora que terminaste la escuela?
-Ya te lo dije, voy a vivir aquí, en Londres.
-Sí, pero con algo vas a tener que ganarte el pan, ¿no te parece?
-Creo que voy a buscar trabajo en Hogwarts.
Hermione empalideció, pero trató de ocultarlo mirando la foto de una chica que sacaba la lengua con un arete rojo en forma de araña.
-Y… ¿porqué?- preguntó.
Barze se encogió de hombros.
-Me viene bien.
"Oh, no." Pensó Hermione. "Harry"
Continuará.....
Gracias a Boni y a dore-malfoy por los reviews!! Voy a intentar escribir lo más rápido posible. Pronto voy a subir una historia sobre el señor de los Anillos, y estoy tratando de trabajar en ambas. Mushas grashas!!!!!
Guadisss....
