Capítulo 5

La Bruja en la Hoguera.

Disclaimer: Yo no soy dueña de Cowboy Bebop, ni de ninguno de sus personajes. Tampoco de las canciones que aquí salgan, ni las marcas a las que se haga referencia.

(NdA: Spike realmente ha provocado un terremoto con su llegada. Espero que disfruten de este capítulo...)

Spike se sentó en el sillón y sonrió al ver a Faye con semejante traje. – Veo que han cambiado de rubro, de caza-recompensas a cabareteros. No puedo negar que el segundo negocio puede ser mucho más rentable.-Dijo en tono burlesco.

Faye se volteó y caminó hacia su cuarto. – Voy a cambiarme- dijo en voz baja.

Jet miraba a Spike con cara sorprendida, sin atinar a reaccionar. Se sentó junto a Spike y le tocó el hombro como si comprobase que era real y no una aparición del más allá. Spike soltó una carcajada y mirando incrédulo a su amigo le dijo:- Esperaba una bienvenida un poco más cálida.

-Pensaba que habías muerto. Te buscamos por meses- respondió Jet, sin ningún rastro de reproche en su voz. Sólo parecía un poco melancólico.

-Bueno, estuve casi muerto y ni yo mismo supe bien donde andaba, por lo que no me asombra que no me encontraran. Pero estoy de vuelta, si es que hay algún puesto para mí en el cabaret.-Dijo Spike sonriendo. Realmente era el Spike de siempre. Jet se alegró de tenerlo de vuelta y respondió riendo: - Puedes ser el pianista-

-No sé tocar el piano- dijo Spike.

-No importa, entonces serás el portero.-Rió Jet. Se levantó y poniéndose al frente de Spike le tendió la mano:-Bienvenido, amigo.

Spike se levantó a su vez y le estrechó la mano. Ambos hombres se abrazaron riendo, dándose palmadas en la espalda.

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Faye no supo bien como llegó hasta su habitación. Cerró la puerta de un portazo y se sentó en la cama, temblando incontrolablemente. Habían sólo dos pensamientos en su cabeza: ¿Cómo se atreve a regresar? ¿Cómo se atreve a no estar muerto?

Pensó en el doloroso proceso de enterrar a Spike en lo más profundo de su memoria, único método que la ayudó a sobrevivir los días de desesperación que parecían no tener fin. Además estaba Jet. ¿Porqué aparece ahora que todo están tan bien con Jet?

La llegada de Spike no tenía porqué interferir en lo suyo con Jet. Todo podía volver a ser como era antes… No. Nada sería como alguna vez lo fue. Hay cosas que no tienen marcha atrás y hay cicatrices que ni el tiempo ni las lágrimas pueden borrar.

Se sintió cada vez más furiosa. Maldito Spike, porqué volvía ahora. ¿cómo se atrevía a regresar cuando se hallaban perfectamente sin él, más felices de lo que imaginaron posible? Maldito, maldito. Empezó a tomar cosas de la habitación y a lanzarlas lejos, Lo primero un libro, luego un reloj. Sentía que la furia la invadía, y cómo sus brazos se agarrotaban, deseando golpear algo con todas sus fuerzas. Sus ojos se llenaron de lágrimas y calló al suelo, presa de un ataque de desesperación. Sentía una impotencia tan grande ante la situación. No podía pedirle que se fuera, ya que eso evidenciaría que su presencia le molestaba. Tampoco podía ignorarlo, sin hablarle ni tomarlo en cuenta, ya que eso demostraría que había algo en él que le molestaba. Por lo tanto lo único que quedaba era actuar como si nada. Como si el tiempo no hubiese pasado y como si las lágrimas que ella lloró todas esas noches no se hubiesen derramado. Maldito desgraciado. ¿Qué le costaba avisar que estaba bien, que estaba con vida? ¡Meses sin una noticia! Maldito desgraciado.

Al caminar se paseaba por su habitación, golpeando lo que encontraba a su paso y al llegar al tocador, le dio un puñetazo al espejo que cayó al suelo y se quebró en pequeñas partes. El ruidoso golpe la devolvió a la realidad y se serenó. Se agachó y comenzó a recoger los pedazos, con cuidado para no cortarse. En una mirada de reojo vio el reflejo de un extraño en uno de los pedazos. Miró con atención hacia el reflejo y la cara de una completa extraña le devolvió la mirada. Un rostro bañado en lágrimas, con una mueca de dolor que desfiguraba sus facciones y una mirada furiosa: una verdadera bruja. Después de mirarse un rato, vio como sus facciones volvían a la normalidad, pero la bruja detrás de sus ojos seguía allí. Por primera vez reconoció a una parte de sí misma que mantenía escondida y que por esta única vez sentía agradable tener. La bruja la ayudaría a sobrellevar la presencia de Spike. Oh, sí. Spike sabría lo que significa vivir con una perra.

Decisiones tomadas, manos a la obra. Se sacó su ridículo traje caribeño y poniéndose una toalla, fue a darse una ducha.

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Spike y Jet se sentaron y se pusieron a charlar animadamente. Spike le contó que había estado un tiempo en la Tierra, en un pequeño pueblo perdido de la antigua América. Jet le contó que habían conseguido algunas recompensas y que habían perdido algunas otras. Como siempre. Prefirió dejar para después el episodio del hombre que casi lo dejó fuera de juego y Spike prefirió no hablar del largo período que pasó vagabundeando y mendigando por las calles de Marte, cuando escapó del hospital tras la derrota de Vicious. Ya habría tiempo para eso. Y ahí estaban ambos, hablando, como si se hubiesen visto el día anterior.

-¡Dios, cuánto me agrada estar de vuelta! Todo está tal cual lo dejé- Dijo Spike.-Bueno, Faye está un poco distinta, no?-preguntó mirando a Jet.

La mirada de Jet se oscureció por un instante, pero la nube pasó y sonrió. – Así es. Ella recobró su memoria por completo, y algunas cosas han ido saliendo de ahí. Es como si la Faye de antes hubiese sido una sola faceta de una persona mucho más interesante.

Spike lo miró boquiabierto.-¿Interesante? ¿Estás seguro de que estamos hablando de la misma persona?

Jet lo miró serio, -No seas duro con ella. No sólo tú has tenidos momentos difíciles. A propósito, no ha salido en un buen rato, voy a buscarla.- Dicho esto, se paró y caminó hacia la habitación de Faye. Se la encontró en el pasillo cuando ella salía de la ducha, envuelta en una toalla.

-Hey Faye, tenemos que preparar algo para celebrar el regreso de Spike.- le dijo, tomándola de los hombros.

-¿Celebrar? Ah... sí, por supuesto.- dijo desasiéndose de los brazos de Jet y caminado hacia su habitación.

-¿Ocurre algo malo?-Le preguntó preocupado.

-En absoluto, sólo estoy un poco cansada- forzó una sonrisa-¿Porqué no cocinamos el estofado de la semana pasada? Parece que estaba bueno, no?- dijo, intentando sonar cotidiana.

-¿Estofado? Había pensado en algo más especial, pero ahora que lo recuerdo el refrigerador está casi vacío, así que supongo que el estofado está bien. Voy a pelar papas, te espero en la cocina- le dijo, besándola tiernamente.

Ella entró en la habitación y se vistió. Ordenó rápidamente y se sentó en el borde de la cama. Suspiró y se mentalizó para el show que estaba a punto de presentar. –Él nunca sabrá nada- murmuró.

Fue hasta la cocina y se puso a freír la carne que sería agregada a las verduras en otra olla. Se preocupó de echarle los aliños necesarios, punto en el que Jet no era especialmente hábil y por lo cual su comida nunca sabía del todo bien. Desde que Faye entró a cocinar, la calidad de las cenas había mejorado notoriamente, aunque a veces había tenido algunos problemas en encontrar los ingredientes adecuados, ya que; o hacía décadas que habían salido del mercado o las especias que estaba acostumbrada a utilizar se habían extinguido. Cuando la comida estuvo lista, preparó los platos y sirvió porciones generosas.

Respiró hondo y salió con una bandeja y los platos. Los sirvió y se sentó en el sillón a comer. Jet había sacado una botella de vino, sabe Dios de dónde, y acaba de descorcharla y ahora estaba sirviendo el líquido oscuro en uno vasos.

Faye intentaba no mirar a Spike, y no le había dirigido la palabra. Le echaba miradas furtivas cuando el otro comía y se sentía asombrada de que él estuviera igual, un poco más flaco, pero el mismo de siempre. Ella se sentía vieja y fea ante él. Era como si él hubiese estado congelado y no ella. De pronto sintió el peso de todos los años que estuvo congelada, de una memoria que no correspondía a sus años biológicos. Se sintió cansada. Estaba tan adentrada en sus pensamientos que no escuchó lo que Jet le dijo. –Disculpa, no te oí.-

-Que estás muy callada. ¿Te sientes bien?-había preocupación en los ojos de Jet. Había aprendido a conocerla en el último tiempo, y definitivamente le pasaba algo.

-No, estoy bien, un poco cansada, eso es todo.-sonrió y suspiró. –Y Spike, cómo estás, tanto tiempo, no?-sonrió levemente. Intentó darle a su tono un poco de amabilidad, pero más bien sonó como si estuviese leyendo un libro.

-Ah... Estoy bien. Mejor ahora, comiendo esto que está muy bueno. ¿Quién habría podido imaginar que tenías esta habilidad escondida?-Respondió Spike riendo. Se sentía de buen humor, aunque un poco extrañado por la actitud de Faye, pero en general la sensación era de una comodidad absoluta.

Faye levantó la cara y enfrentó los ojos de Spike. –Usualmente, la gente no imagina nada de mí. Bueno, soy más que una caza-recompensas. Y eso es más de lo que otros pueden decir.-Dicho esto se levantó cansadamente y llevó su plato a la cocina.

Al pasar camino hacia al pasillo, miró a los dos hombres que se habían quedado mudos y murmuró un buenas noches.

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Spike volvió a ocupar su habitación que había permanecido intacta, excepto por la gruesa capa de polvo que se había acumulado. En todo caso, él no se molestó en limpiar, se limitó a abrir la puerta y sacudió el cubrecamas. Luego se desvistió y se acostó.

Jet se sentía inquieto. No terminaba de entender la reacción de Faye. Pensaba en qué podría molestarla tanto. Él se sentía contento por el regreso de su amigo, y no veía porqué a ella no le pasaba lo mismo. Además ahora ella estaba encerrada en su dormitorio, que no había ocupado hacía tiempo, ya que solía dormir con él, exceptuando cuando estaba en su período o cuando tenían pequeñas disputas. Pero no habían peleado y su período fue hace poco. Decidió ir a verla. Salió al pasillo y golpeó suavemente la puerta del dormitorio de Faye.

-Soy Jet, ¿puedo pasar?- al no oír respuesta giró la manilla intentando no meter ruido y entró en la habitación. La luz estaba apagada y Faye dormía tranquilamente en la cama. No quiso despertarla. Retrocedió y cerró la puerta tras de sí.

Al otro lado del umbral, Faye abrió los ojos y escuchó como los pasos de Jet se alejaban. Menos mal que se había devuelto a su cuarto. No habría sido capaz de responder a las caricias de Jet, no mientras su cuerpo ardiera por otro hombre, que duerme en la habitación del final del corredor.

(NdA: Ah... Pobre Faye, no? Pero así es la vida, dónde fuego hubo cenizas quedan, dice el refrán. Aunque no estoy muy segura del fuego que hubo entre F y S. Probablemente uno imaginario. Podrán quedar cenizas de un incendio imaginario? Yo apostaría a que sí.

Espero sus reviews con comentarios y sugerencias... Onegaaaaaai, aunque sea sólo uno!)