Importante: Fic para los amantes de los besos detallados y el InuGome!! Aquí esta mí siguiente historia, cursi y loca, pero algo graciosa…

- - - - - - - - - - - - -- POR UN BESO –- - - - - - - - - - - - --

- - - -- Por KiMi10 -- - - -

Capitulo 2

-Inuyasha, he notado tu alejamiento con la señorita Kagome, ¿tuvieron una riña?

-Cállate, Miroku. Esa mujer es una paranoica. Sino fuera porque puede ver la perla de Shikon…

-No digas eso, amigo Inuyasha –dijo poniéndole un brazo en la espalda (Inuyasha levantó la ceja mirándolo con desconfianza)- Las mujeres pueden ser difíciles pero yo, ja, las he dominado… unos consejos no te vendrían mal.

-¡No necesito consejos, Miroku! –Gruñó quitándose el brazo del monje.- Kagome no es la chica ideal, es una loca.

-Del odio al amor hay un paso –dijo cerrando los ojos.

-¡No la amo!

-¡Deja de gritar, perro apestoso! –Gritó Shippo dándole en la cabeza.- Intento dormir.

-¡No me pegues, pequeño zorrillo! –dijo dándole en la cabeza con su puño.

Shippo empezó a llorar.

-¡Extraño a Kagome! ¡Le diré que me golpeaste, Inuyasha!

-¡No me importa, zorro chismoso! –Se cruzó de brazos y se volteo a la pared.- Kagome regresara hasta el día de mañana.

Miroku tosió a propósito e Inuyasha se enojó al ver que lo miraba sonrojado.

-¡No me estés vigilando, no me gusta Kagome!

-Yo… no dije nada –se acostó finalmente.

-¡Argh! Déjenme en paz.

Salió de la cabaña y empezó a saltar buscando otro lugar para dormir. Claro que no estaba enamorado, no estaba pensando en ella, no extrañaba su aroma, no la quería… sacudió la cabeza y se colocó debajo de un gran árbol. Cruzó sus brazos al igual que sus piernas y, con el cejo fruncido, se concentró en dormir.

"Claro que no la amo, es muy diferente lo que siento por ella que lo que sentí por Kykyo. Además no quiero volver a sufrir como con ella. Kykyo era una verdadera dama no como Kagome… me grita, me golpea; es una violenta y grosera. Me reta cosas estúpidas, como besarla… " Abrió los ojos suspirando, ¡eso era lo que no se podía quitar de la cabeza! Recordarla tan cerca, su aroma, el sabor de sus labios, no podía dejar de pensar en ella, era verdad, la necesidad de tenerla cerca se hacia más grande con el paso de las horas, apenas se había ido esa mañana y ya la quería volver a ver, ¡no quería enamorarse más! No debía, un demonio poderoso no debía tener debilidades.

-Kagome…

-¡Hola Shippo!

-¡Kagome! ¡Qué bueno que volviste! Inuyasha me golpeo y no me dejo comer.

-Déjalo, aquí te traje los dulces que me pediste –sonrió buscando entre sus cosas y sacando una paleta.

-¡Gracias, Kagome! –Feliz, la tomó y se la metió a la boca.- ¡Qué rico!

-Que bueno que regresaste –dijo Sango junto con Kirara.

-Bien, es hora de regresar –anunció Miroku.

Empezaron a caminar los demás mientras Kagome se agachaba por sus cosas se fijo en que faltaba alguien.

-¿Dónde esta Inuyasha? –Se incorporo lentamente.

-No sabemos, anoche se fue algo enojado. –Anunció Shippo devorando su paleta.

-¿Le sucedió algo?

-No lo creo, déjalo, son cosas suyas.

Continuaron caminando hasta internarse en el corto bosque cerca de la casa de Kaede. Kagome se ponía más y más nerviosa pensando en qué haría si lo viera. De lo centrada que estaba en eso empezó a caminar lento y se fue alejando de Shippo y los demás. Avanzaba lentamente como si caminara hacia la boca del lobo. Tenía los labios tensados y las manos firmemente agarradas.

-Kagome.

Alarmada se giró dando un gritito mínimo. Inuyasha estaba enfrente de ella, estaba entre feliz y nerviosa. Él se notaba igual pero con un semblante serio.

-Qué bueno que regresaste…

-Gracias. –Dijo alegre.

Se quedaron callados hasta que Inuyasha avanzó hacia su lado y empezó a caminar junto a ella hacia la aldea de Kaede.

-Los muchachos dicen que te enfadaste… ¿por qué?

-Me estaban fastidiando –dijo con naturalidad.

El silencio reinó entre ellos nuevamente mientras avanzaban lentamente por el bosque.

-Lo de la otra vez… Inuyasha… quiero disculparme.

-¿Por qué?

-Por lo inmadura que me vi –dijo sonriendo.

-Bueno, sí… pero yo respondí.

Kagome lo miró sorprendida. ¡¡Inuyasha estaba respondiéndole!!

-No estas enojado, entonces.

-No, no hay por qué.

-Sí, tienes razón.

Kagome estaba sorprendida de la madurez de Inuyasha, parecía otro hasta que le cayó en cuenta algo…

-Si eres tú, Shippo vas a ver…

-¿Shippo? ¿De qué…

-¡¡ABAJO!!

Inuyasha cayó precipitadamente al suelo arrastrado por el collar en su cuello. Se levantó enojado.

-¡¡QUE TE OCURRE, NIÑA LOCA!! SI SOY INUYASHA.

-Ay, perdón, pensé que eras Shippo…

-¡¡Pues ya lo comprobaste!! –Se cruzó de brazos y se adelantó demasiado.

-¿Estas enojao?... –Preguntó como niña chiquita, apenada.- Es que no pensé que lo tomaras tan bien…

-¡Eres una inmadura, Kagome! Que una mujer desee mis labios no significa que deba alejarme de ella.

-¡¡Yo no deseo tus labios!! –gritó sonrojada y apenada. Muy indignada, en realidad.

-¡Ah no y por qué me retaste a eso, ¿eh?!

-¡Tú respondiste!

-No soy tan cobarde como tú.

-¡¡No soy ninguna cobarde!!

-¡¡Demuéstramelo!!

-¡No caeré tan fácil como tú, perro pulgoso, ABAJO!

Inuyasha, pensando en que ya la tenía ganada, cayó repentinamente dándose con el suelo duro del bosque.

-¡¡KAGOME!! ¡Estaba bromeando! ¡Siempre te las crees todas!

-¡¡YO!! Mira quien lo dice, tú fuiste quién me robó un beso por un estúpido reto.

-¡Un estúpido reto que tú hiciste por caprichosa!

-¡¡ARGHH!! ¡¡NO SOY CAPRICHOSA GRANDISIMO TONTO!!

-Ay esta bien… hermosísima, Kagome –dijo haciéndose chiquito ante sus ojos amenazadores.- Pero no digas "abajo" ¿sí?

-¡Pues no me provoques! –Continuó caminado a zancadas hacia la casa de Kaede.

-Es la reina del drama… jamás me casaré con ella.

-¡¡TE OÍ, IDIOTA!! ¡¡¡A-BA-JOOOO!!! –Gritó descubriéndolo, dándole un infarto al alma y cayendo repentinamente al suelo.

Después de media hora llegaron a la casa de Kaede, Inuyasha estaba muy moreteado y Kagome se veía muy enojada. Miroku no se le acercó del miedo. La tarde continuó tranquila mientras que Kagome distribuía cada cosa que le habían pedido sus amigos.

-Aquí están las medicinas, anciana Kaede.

-Gracias, Kagome, las guardaré en mi caja de medicinas.

-Éstas hierbas, Sango, no son usadas en el moderno Japón pero te he visto utilizarlas muchas veces y en mi mundo son muy baratas y fáciles de conseguir.

-Vaya, gracias, Kagome, no pensé que te darías cuenta.

-Y por último, todos los dulces y juguetes que me pediste –dijo sacando un bolsa repleta de lo anterior nombrado.

-¡¡SII!! GRACIAS, KAGOME –Saltó a la bolsa y se llevó a la boca los primeros cinco dulces que desenvolvió.- ¡¡QUÉ RICO!!

Inuyasha observaba a todos desde la esquina, cruzado de brazos y sintiendo la tranquilidad del ambiente. No sabía por qué tenía unas ansias de quedarse a solas con ella… y volver a probar sus labios. Negó con la cabeza violentamente y se fijó en que ella lo observaba. Kagome le sonrió y él solo cerró los ojos.

-¿Te pasa algo, Inuyasha? –Se acercó a él mientras todos, maravillados, acomodaban las cosas que les había traído Kagome y comentaban acerca de lo útiles que serían.

-No es nada –dijo intentando no mirarla.

-Dime, ¿estas preocupado o algo así?

-No… sólo pienso en la Perla de Shikon No Tama –mintió abriendo los ojos y encontrándose con una Kagome tierna.

-No es cierto –sonrió confiada.- Piensas en Kykyo ¿no es así? En tus ojos se ve una esperanza de abrazarla.

-No es verdad – se incorporó sabiendo que Kagome lo iba a seguir; tal vez era lo que él quería… tal vez era lo que no deseaba.

Kagome lo siguió silenciosamente, calculando sus movimientos y respirando el rico aire fresco de la noche.

-Cuéntame cómo era Kykyo contigo…

Inuyasha se detuvo, se extrañó de que Kagome quisiera oír cómo era Kykyo con él… normalmente evitaba el tema.

-¿Para qué quieres saber?

-Para conocerte mejor –suspiró posándose a su lado.

-Kykyo siempre ha sido tu tema de conversación más detestado ¿ahora lo quieres mencionar como si nada?

-¿Me quieres contar o no?

-Está bien, no te enojes.

Caminaron en silencio y se sentaron en la hierba, alejándose de la casa de Kaede.

-Ella era… muy callada y educada, nunca hablaba de más y nunca contestaba de repente… conmigo, a decir verdad, fue… toda una dama, nunca había conocido a alguien así. Primero se me hacía una mujer muy misteriosa, no me temía ni evadía como cualquier mujer. La seguía a todas partes, intentando descubrirle el secreto del por qué no me temía. Como lo sabrás, ella era un sacerdotisa, yo lo sabía mucho antes pero aun así un sacerdote es precavido y alerta, ella no lo era conmigo…

-Ya veo…

-Mi interés por ella aumentó cada día, hasta que la ayude en una de sus investigaciones… era muy seria pero siempre con una sonrisa en sus labios… no puedo decirte como me enamore de ella puesto que ni yo mismo lo recuerdo… fue lento e intenso –se sonrojó por mencionarlo de esa manera.- Después paso lo que paso…

-¿La amaste mucho?

-Sí… pero supongo que ya no importa.

Kagome lo miró inquieta, estaba segura que a Inuyasha le incomodaba algo.

-¿Tú has amado a alguien? –preguntó repentinamente el hanyou.

-¿Yo? ¡Bah! No, los estudios me mantienen ocupada hasta ahora –dijo apoyando su mano en el suelo.

-¿Para qué estudias?

-Para tener un trabajo y mantenerme por mí misma –dijo intentando sonar madura.

-Los humanos son complicados. Yo prefiero pelear por mis ideales y hacerme más fuerte.

-Eso pensaban antes… esa perspectiva cambió hace mucho… aunque como estamos en el pasado supongo que reina eso.

Se quedaron callados… Kagome se recostó viendo el cielo estrellado, en su época ya no se veían estrellas tan nítidas y brillantes. Por extraño que sonara, Kagome se estaba sintiendo muy romántica: Inuyasha y ella acostados en el césped viendo las estrellas…

"¡Qué tonterías piensas, Kagome!" Pensó reprendiéndose mentalmente.

-Kagome…

-¿Sí?

-¿Un día tendrás que irte para nunca volver?

Inuyasha temía la respuesta. Esa pregunta se había formulado desde que empezó a sentir algo muy fuerte por ella.

-No lo sé, yo creo que sí.

-Yo iré a visitarte –sonrió sentándose.

-Yo haré una vida distinta a la tuya, Inuyasha –dijo evitándole la mirada.- Sería bueno que me fueras a visitar.

-¿Por qué dices que harás una vida distinta a la mía?

-Porque así es en mi época… me casaré, tendré hijos y moriré con descendencia.

-No tiene porque ser así –pensó con sorna.

-Es lo que me gusta de ti, Inuyasha… dices cosas maravillosas sacadas de cuentos de hadas… -Kagome suspiró e instantáneamente se dio cuenta de lo que había dicho "es lo que me gusta de ti".- Quiero decir…

Kagome no terminó la oración, la boca de Inuyasha se había encontrado con la suya en el momento de levantarse. Había sido primeramente brusco el encuentro, accidental y torpe. Algo en lo que fueron convirtiendo en algo dulce y tierno. Inuyasha le tomó las mejillas lo más cuidadoso posible. Kagome se apoyo en sus manos dejándose a la merced de él. Con la derecha tomó la cara de Inuyasha e intentó pegarla más a su cara, controlando la respiración que se terminaba lentamente. Aunque el beso era lento y suave, lo pasional se interpuso dejando huellas candentes en los labios de la joven; quemándole los labios e inflamándolos. Kagome se sentó completamente, incapaz de continuar, colocó su mano izquierda en el pecho caliente de él. Respirando agitadamente e intentando controlarse de la pena.

-Inu… yasha…

NOTAS DE LA AUTORA: ¡¡Ay ios!! xD!! Q pasho con eso!! De donde salió o.o…. yo no jui, fue mi mente cochambrosa jajaja xD!! Bueno, discúlpenme por las vacaciones que me di jeje. Me la he pasado en otras cosas que se me había olvidado escribir en estos fics inconclusos que tengo. Y esta semana tengo exámenes y no hay mejor pretexto para relajarse que escribir!!! xD!!! Bueno, ¿q les pareció? Candente no? Jajaja xD Le cambie el título porque el otro lo puse en un momento de humor muy ácido que tuve jejeje esta mejor este no?? xD ¡¡QUE OPINAN!! ¡¡REVIEWS!! Mil gracias x los anteriores, fueron muchos a pesar de ser el primer cap. MIL GRACIAS. Los kero mucho, sigan leyendo…