Saikai ni chi to bara. (El reencuentro de la rosa y la sangre). Capítulo 5
Reencuentro y verdad.
I
Los cinco todavía se encontraban caminando por la ciudad, no había signos de vida, parecía desierta, de repente. Una nube negra y violácea apareció ante los cinco héroes pera luego irse volando a la velocidad de la luz hacia un almacén de una vieja fábrica. Una sonara y mefistofélica carcajada retumbó en la ciudad desierta.
- ¡Qué rayos fue eso?- Gritó Kuwabara.
- Maldición…esos colores… son los del clan de Shakko- Toukon estaba dispuesto a seguir esa masa de vapor negra.
- Esperen, creo que iré a investigar… Tal vez encuentre algo que nos sirva de pista. Ahora la ciudad se encuentra completamente desierta… me interesa saber que pasa aquí- dijo Kurama, quien salió corriendo buscando la nube dejando a sus amigos sin habla.
- ¿Pero que le pasa a Kurama?, el no suele ser así de imprudente- Dijo Kuwabara a los otros dos
- Si, él no es como tú, tonto soperutano – le dijo Hiei a Kuwabara entre dientes.
- ¡Repite eso, aborto de camarón! - Le gritó Kazuma a Hiei en la cara.
- Hn. Cállate-
- ¡Cállame cuando me mantengas, enano! –
- Que te voy a querer mantener, cara de mono –
- ¡Cállense los dos!- les gritó Toukon – Este no es el momento de pelear, lo que menos necesitamos es que el grupo se separe.
- El ninja tiene razón – Yuusuke se quedó mirando el cielo oscuro.
En otro lugar, Kurama se encontraba buscando con la vista a la nube negra, por momentos se le perdía de vista. Un golpe seco en el estómago le avisó que su enemigo lo había encontrado primero.
El zorro escupió sangre y cayó de rodillas al pavimento de la calle. Levantó la mirada para ver a su atacante. Allí estaba él, o debería decir ella. Una hermosa chica que aparentaba tener la edad de Minamino Shuuichi tomó al zorro rojo por el cabello y lo levantó para después azotarlo contra el piso. Algunos de sus hermosos cabellos rojos quedaron prendidos de la mano de la muchacha.
Kurama se levantó trabajosamente. Ese ataque había sido muy rápido y por sorpresa.
La chica se movió rápidamente y se paró enfrente de Kurama.
- Me llamo Aya, y seré tu oponente- La chica lanzó un golpe al pelirrojo, pero éste lo esquivó.
- ¿Dónde está Shakko? – Kurama se acercó a Aya amenazadoramente. Y lanzando una patada que la chica esquivó pero aún así le rasguñó la cara haciéndole una pequeña cortada.
- No tengo por que decírtelo, tonto… con ese golpe que me rasguñó el rostro, menos… - la chica corrió alrededor de Kurama tan rápidamente que dejaba imágenes residuales.
Al zorro se le dificultó ver a su hermosa oponente causa a las imágenes, pero en un abrir y cerrar de ojos ella estaba ya frente a él, cara a cara. La muchacha de cabellos negros y labios rojos acarició el rostro de Kurama.
-Sabes… eres lindo…- Dicho esto, la chica le besó a Kurama en los labios, pero no se conformó con haberle robado un inocente beso, ella quería más. La aliada de Shakko no se reprimió. Empezó a acariciarle el pecho y quitarle la parte superior de su traje de combate al chico de los ojos esmeralda mientras profundizaba más y más el beso.
El chico taheño luchaba por escapar, pero no podía moverse. ¡Esa maldita ninfómana estaba paralizándolo con ese beso! ¡Él no tenía por que ser el fetiche de nadie! Ella lo soltó y dio un salto hacia atrás mientras que observaba el torso desnudo de su apuesto oponente.
-Eres bastante atractivo para sed mitad ningen –
- Cállate… - dijo el chico sacando una rosa de su cabello.
- ¿Para mí?, gracias, yo también te tengo un regalo…- La aliada de Shakko le lanzó una bola de energía que Kurama esquivó con un ágil salto.
- Tendrás que hacer más que eso si quieres atraparme… ¡Rose Whip! – Un latigazo surcó a su bella oponente haciéndole apenas unos cuantos rasguñitos.
- Vaya, eres bastante fuerte para ser una perra ninfómana…- Esa mujer se había ganado el odio de Kurama Shuuichi y Kurama Youko.
- Pensé que eras todo un caballero. Minamino Shuuichi…-
- Por hoy me olvidaré de mis modales, de mi caballerosidad… y te mataré...
¡Kagon-Retsuzan-Shi!
Los latigazos cruzaron a la mujer que había osado tocar a Kurama, pero aunque la sangre salpicaba, no parecía tener importancia para ella, el látigo de Kurama podía cortar acero… Pero no a los aliados de Shakko. Kurama terminó su ataque con un último latigazo que hizo a la chica gemir. Después chica comenzó a reír incontrolablemente.
- Aparte de perra y ninfómana eres sadomasoquista… -
- Es que no te has visto, estás acabado…-
- ¡Que? – exclamó desconcertado
La chica aprovechó esto para dar una sucia patada a Kurama en donde más le dolía, el chico cayó al suelo quejándose, el golpe había sido tan fuerte que le había dejado sin aire.
-Eso fue… muy sucio…- Kurama trataba de incorporarse.
- Creo que por ahí has escuchado el dicho "En la guerra y en el amor todo se vale"- se burló del kitsune, mostrando sus colmillos afilados la cara se contorsiono en una diabólica media sonrisa.
Mientras Kurama se ponía en pié minúsculas esferas luminosas lo rodearon flotando alrededor de su cuerpo y se pegaron todas a él absorbiendo sus energías espirituales. Una analogía de pequeñas garrapatas alimentándose de un zorro.
- Cuando esas esferas estén de un color violeta e irradiando brillo negro se expandirán y por último explotarán causándote un gran daño… mas vale que no intentes quitártelas, el daño sería mayor…- Dijo Aya riéndose del kitsune.
Kurama no podía hacer más que observar como las esferas se iban agrandando cada vez más. Una de ellas, que estaba en su pierna izquierda, irradiaba ya un aura negra que se expandió causándole un gran dolor comparable a la mordida de un animal hundiendo sus colmillos en sus músculos. Eran incluso más dolorosas que las esferas explosivas con las que Karasu planeaba matarle aquella vez en el torneo oscuro. Lanzó un grito desgarrador que hizo que Aya sonriera macabramente.
- No falta mucho para que esa esfera explote, eso es a lo que yo llamo "parasitismo espiritual"…- Aya se alejó de Kurama con un salto, al parecer la esfera no se podía expandir más.
La esfera llegó a su máxima capacidad y unos segundos después estalló, haciendo caer al chico nuevamente. Las otras bolas de luz no tardaron en explotar. Los estallidos eran seguidos y tan fuertes como los gritos de dolor del propio Kurama. Una tras otra explotaban no dando tiempo a que el kitsune se levantara. La ultima esfera, que estaba en su brazo izquierdo, era más grande que todas las demás y cuando estalló le destrozó esa extremidad haciendo que pedazos de piel y huesos se esparciesen, algunas gotas de sangre fueron a dar a la cara de Aya, quien sonreía con satisfacción al ver a Kurama retorciéndose de dolor en el suelo y derramando algunas pequeñas lagrimas.
Cuando las detonaciones terminaron, el chico de los ojos esmeralda se encontraba en el suelo, un gigantesco charco de sangre lo rodeaba. Mientras Aya desaparecía cobardemente entre nubes violetas y negras.
Una voz de mujer resonó en aquella boca calle: "¡Me encanta verte sufrir, Kurama!"
-¡Kurama!- se oyó una voz que gritaba el nombre del kitsune rojo.
Era Hiei, que llegaba en auxilio del kitsune, le seguían de cerca Toukon, Yuusuke y Kuwabara. Yuusuke se quedó boquiabierto, no podia ser… Kurama... ¿muerto?
Urameshi sostuvo la cabeza de Kurama mientras Toukon le ayudaba a sentarlo, no lo querían herir más de lo que estaba. Kuwabara vio con horror que el brazo de Kurama había sido arrancado, no, despedazado en su totalidad y el zorro estaba perdiendo mucha sangre. Pequeños ríos caudalosos del vital plasma corrían en el suelo de aquella boca calle.
- ¡Vamos!, las farmacias de la ciudad no han sido destruidas, tratemos de parar la hemorragia de Kurama- Dijo Yuusuke sosteniendo la cabeza del zorro
- Espera Yuusuke, esto ayudará, son algunas preparaciones mágicas, pero aunque tienen poderes especiales…Kurama no recuperará el brazo- Toukon sacaba algunas cosas de su traje ninja, pequeñas bolsas de color marrón y frascos minúsculos.
- ¿Se pondrá bien?- Preguntó un Kuwabara muy preocupado, aún estaba sorprendido ¿Qué brutal bestia haría algo semejante?, ¿quién podría contra el poderoso Kurama?
- Claro - contestó Toukon- Pero debemos encontrar un lugar donde Kurama pueda descansar, además, no lo podemos dejar solo, debemos estar con él-
- Pero no podemos posponer la búsqueda…- le dijo Yuusuke
- Lo se, pero si uno se nosotros se queda solo con Kurama sería muy peligroso, nunca subestimen al enemigo, así mueren muchos hombres valientes – Toukon se echó a Kurama en la espalda.
- ¡Andando!- Dijeron Yuusuke y Kuwabara.
II
Sentía un frío que le calaba hasta los huesos, su cuerpo tiritó para poder dar un poco de calor. Estaba completamente agotado y no sentía ganas de abrir los ojos. Pero tenía que hacerlo. Lenta y pesadamente los abrió poco a poco, cuando lo hizo completamente pudo observar que se encontraba en una pequeña botica
-¡No te muevas, Kurama! Toukon te acaba de dar medicinas mágicas y si no reposas no harán efecto-
De no haber visto a la persona que era dueña de esa voz, Kurama no habría podido saber donde estaba. Las explosiones lo habían aturdido demasiado. Botan estaba con él, fue ella la que le aconsejó no moverse. A su lado estaban Toukon y Hiei. Afuera del establecimiento haciendo guardia estaban Yuusuke y Kuwabara.
El guerrero Toukon parecía distante ante la situación. Incluso Hiei parecía esta más preocupado que el ninja. ¿Y cómo no habría de estarlo? Su amigo había sido tomado por sorpresa y como siempre, Kurama tuvo la "mala" costumbre de probar a su enemigo antes de pelear en serio.
La verdad es que desde que supo que Shuuichi en realidad se llamaba Kurama no hablaba mucho, estaba incluso más callado que Hiei. Habían pasado dos días desde que el medio kitsune había caído inconsciente, pero les sirvió para analizar la situación y observar que la ciudad aún estaba tan silenciosa como un camposanto
- ¡Aya!- Gritó Kurama.
- ¿Aya?- Botan parpadeó. ¿Quién era Aya?
- ¡Aya? – Toukon – No me digan que él se encontró con Aya...
- ¿Quién demonios es esa onna? – Hiei miró a Toukon seriamente – Hn, no me digan que Kurama fue vencido por una mujer…
- Aya no es cualquier mujer. "Ojos de fénix"…- ojos de fénix era el apodo que Toukon le había dado a Hiei, y a éste no parecía molestarle – Aya es una de las asesinas Hengeyoukai más temidas del periodo Heian, recuerdo haberla vencido… pero al parecer, Shakko tiene el poder de revivir a los muertos, de sacarlos del infierno.
- ¡Eso es!, han estándose colando misteriosamente almas del infierno según los últimos informes entregados a Koenma-sama - dijo Botan – muchachos… estamos en problemas
Hubo silencio general, Toukon se sentó a meditar. Si Aya estaba de regreso era lo mas seguro que Kurokami, Hoichi, Motohide y Gohda también lo estuvieran. Así que debían prepararse más y si era posible, permanecer ocultos hasta que tuvieran un plan realmente bueno. Mas eso no sería fácil, los Yama-Inu de Shakko los buscaban por toda la ciudad y Yuusuke… tal vez él no estaría de acuerdo en que Toukon liderara la situación.
Kurama se volvió a levantar, al sentarse en la improvisada cama de la botica, la sábana resbalo dejando ver aquella horrible herida, no tenía brazo ya. Había volado junto con varios pedazos de piel de su oblicuo izquierdo.
- No se si podré pelear con un solo brazo… - Kurama bajó la mirada.
- Seguro que podrás, pero ahora no. Ahora debes descansar Kurama – Botan recostó a Kurama en la cama.
- Ahora vuelvo, voy por más gasa – Botan salió apurada.
- Hiei… - Una vez que Botan salió, Toukon se atrevió a hablar – ¿Puedes dejarnos un rato a solas?
Ojos de Fénix no dijo nada, solo salió sin más. Toukon se acercó a Kurama y lo tomó por el cabello jalándole la cabeza hacia atrás.
- Kurama… Kurama Youko. ¡Traidor! – Toukon le gritó al taheño en el oido.
- ¿De… de que hablas? – Minamino rodó los ojos para poder observarle
- Tu… tu me dejaste encerrado en la palacio cuando robamos aquella espada sagrada… ¿Te acuerdas? – Toukon lo solt
Kurama se quedó mirándole y bajó la mirada. No le gustaba recordar su vida pasada. Sus pecados le perseguían siempre y le daba mucha pena. Se sentía asqueado de su vida pasada. Con lo que le había pasado a Kuronue bastaba.
- Yo… yo lo siento mucho – El chico de los luceros esmeralda parecía arrepentido, fue todo lo que logró decir, se disculpó por Kurama Youko.
- ¿Crees que con eso basta? – No sabes que tormentos pasé allí – Nunca supiste lo que era el infierno Kurama Youko… Pero yo si. Me tomaron prisionero y me torturaban
- Lo siento…Gengoro
- ¡Estúpido! – El ninja golpeó al medio Youkai en la cara, hizo que cayera al suelo
- Toukon, ¡No! – Botan había regresado, había visto al gris golpear al rojo
Toukon no dijo nada, solo salió de la farmacia, Cruzó la puerta de entrada y no se detuvo para hablar con Yuusuke ni con Kuwabara. Se dirigió a otro lugar para estar solo, no le importaba que El Reikai ya no le absolviera su condena. La verdad, no pudo evitar reclamarle a Kurama su falta de lealtad. Aunque no tenía por que hacerlo, después de todo él también había sido un asesino y traicionero como Kurama Youko.
Ahora iba a otro lugar para así poder ordenar sus pensamientos.
