Capitulo VI - Los desorejados
Saikai ni Chi to bara- El reencuentro de la rosa y la sangre.
- ¿Cómo crees que sea ese tal Shakko? – preguntó Kuwabara a Yuusuke, quien seguía observando a la dirección que había tomado el ninja.
- …no lo sé, tal vez sea muy feo… como tú- le respondió el Mazoku buscando pelea
- ¡Urameshi! – gruñó Kazuma
Yuusuke reía mientras esquivaba los torpes puñetazos que Kazuma lanzaba, el chico del cabello color zanahoria estaba tan enfadado que las venas de la sien saltaban a la vista, jugaban a "las peleas" en vez de estar haciendo guardia frente a la farmacia. Hiei los veía desde la azotea del pequeño negocio.
- imbéciles- murmuró el demonio de fuego.
Hiei desapareció rápidamente, prefirió patrullar la zona en vez de quedarse con esos "baka ningen". Yuusuke y Kuwabara dejaron de jugar y siguieron montando guardia.
- Oye Urameshi, ¿Crees que Kurama se sienta mejor?- Kuwabara trataba de ver a traves de la puerta de vidrio de la farmacia, en vano.
- Seh…definitivamente – respondió Yuusuke
Dentro de la farmacia, en un pequeño cuarto yacía Kurama, recostado en una cama improvisada con varias cajas y algunas sabanas que seguramente sus compañeros habían robado de las deshabitadas casas de la ciudad. Kurama había logrado dormir a pesar del dolor que las heridas le ocasionaban y la preocupación de saber que ahora él y sus tres amigos estaban solos.
"Sabía que mis recuerdos nunca me dejarían en paz, no es la primera vez que me enfrento a algo así, Gengoro… Toukon… es el mismo zorro de hace ciento cincuenta años. Desde aquél día en que se transformó frente a nosotros, los recuerdos de mi tormentoso pasado de ladrón acudieron a mí, aleteando como aves de la amargura… y esas aves que se posaron en mi cabeza… aún viven en ella.
Gengoro… era uno de mis muchos aliados, cómo me gustaba hacer de mis coligados, peones para jugar al ajedrez del robo, sacrificándolos primero, para que al rey no le hicieran jaque. En uno de los muchos atracos, Gengoro, uno de mis más fieles aliados, fue capturado, lo usé para escapar, lo atraparon y nunca volví a saber de él. Mientras Yo, Kurama Youko, me hice del tesoro robado y claro, de fama y poder.
Sus palabras… aún las recuerdo…"Kurama…maldito, me vengaré de ti, aunque pasen cientos de años, juro que nos volveremos a encontrar y te mataré con mis propias manos…" y tal parece que quiere que se cumplan."
- ¡Kurama Youko! – el Kurama ningen se despertó y de golpe se sentó en la cama.
El joven de los ojos de jade revolvió su roja melena con su única mano, esas palabras de aquél sueño, esa voz…era la de su otro YO, Kurama Youko. Tal parece que este día no dormiría. Se levantó e inmediatamente se puso sus zapatos, y salió a la calle para encontrar a sus amigos frente a la botica.
- ¡Muchachos! – Kurama cerró la puerta tras si.
- ¡Kurama!, ¿Cómo te sientes, amigo? – Kuwabara veía al zorro rojo de arriba abajo.
- Ya me siento mejor…-mintió Kurama para no preocupar a sus compañeros.
- ¡Que bien, entonces creo que ya podemos continuar con nuestra búsqueda!- Yuusuke alzó el puño
- Sí… oigan, ¿Saben donde está Toukon?- preguntó Shuichi
- El ninja salió corriendo hace unos minutos en aquella dirección –señaló Kuwabara
- … nos vemos- Dijo Kurama antes de irse corriendo hacia ese lugar señalado por su amigo.
- ¡E…espera Kurama! – Yuusuke trató de detenerlo, pero Kurama ya le llevaba metros de de ventaja.
El joven mazoku se quedó de pie, observando la silueta de Kurama que se desvanecía entre la neblina. A su lado, su mejor amigo seguía montando guardia mientras el cielo seguía oscuro, ni siquiera los rayos del sol lograban penetrar aquella coraza de maldad que se había levantado sobre la ciudad.
II
- ¡Déjenme!- una chica de baja estatura dueña de unos bellos ojos escarlata era seguida por dos extraños sujetos vestidos a la usanza antigua.
- ¡No huyas, preciosa! – el mas alto la tomó del brazo
- No me hagan daño… por favor… solo venía a buscar a mi hermano… dicen que…
- ¿Tu hermano?, tal vez te ayude a buscarlo… si me das un beso – el alto sujeto de cabellos negros y largos la tomó del mentón
- No, por favor… no me gusta
- Kurokami, hermano, tráela acá – ordenó el hermano mayor
- Seh – Kurokami levantó a la menuda mujer con sus fuertes brazos y la dejó caer frente a su hermano.
La chica dejó escapar unas cuantas lagrimas causa al golpe que se dio al caer, en instantes las lagrimas pasaron de ser simples gotas saladas a ser hermosas perlas brillantes. Ella se arrastró hacia el mayor de los hermanos y con esfuerzo se levantó tambaleante y lo miró desafiantemente mientras con una mano cubría su costado.
- No me mires así, aho onna – el hombre la miró, sus ojos destellaban en furia
- ¿Por que me hacen esto?... –
- Por que queremos, ¿verdad Hoichi? - el del los cabellos negros sacó un puñal y lo pasó por la mejilla de la joven.
- Kurokami tiene razón, invadiste nuestros territorios y pienso que es justo que te demos una lección, pequeñita…vaya, que lindas perlas son tus lagrimas… -colocó su huesuda mano en la cabeza de la chica.
- Pero…ustedes son monstruos, no deberían estar haciendo males al ningenkai, por que las nuevas reglas del makai…-
- ¡Calla, insolente!, nosotros nacimos en el ningenkai, por lo tanto, podemos hace lo que se nos plazca, tomar lo que nos gusta…incluyéndote a ti - Hoichi se acercó a la youkai y le acarició el rostro con sus horribles garras.
- Seh – Kurokami se cruzó de brazos mientras movía su peluda cola de zorro.
- ¿Como te llamas, hermosa? – preguntaron los dos la Youkai
- Yu…kina- les respondió con un deje de temor en la voz, cubrió su cara con sus manos y se echó a llorar dejando caer perlas que rebotaban en el pavimento de la calle.
- Se buena niña y… ábrete ese kimono - Hoichi sonrió macabramente
- N...no, ¡No quiero! –gritó Yukina levantando brisa helada con sus poderes
Los dos zorros resbalaron al sentir el resbaloso suelo congelado, Yukina trató de huir, pero los zorros eran mas rápidos, Hoichi le aprisionó por la cintura mientras Kurokami le azotaba contra el gélido pavimento, las perlas no dejaban de caer, una a una hacían pequeños sonidos al golpear el suelo, estos se podían oír en aquélla calle desierta junto con los gritos de la koorime que luchaba por deshacerse de los hermanos.
- ¡Déjenla, asquerosos pervertidos!- Una profunda y varonil voz se hizo escuchar
- ¿Qué? Déjate ver, tonto – gritó Hoichi
Una sombra llegó hasta él a una velocidad impresionante y lo golpeó en el estómago, Hoichi cayó al suelo tratando de coger aire mientras Kurokami se empeñaba en ubicar a su adversario mirando torpemente a su alrededor.
- ¿Dónde demonios estás!- gritó el zorro
- Aquí, idiota… – Hiei estaba atrás de Kurokami, apuntándole con su katana en la yugular.
- ¡Hiei-san! – Yukina se alejó un poco de la escena
- Ahora, date la vuelta que no pienso matar de espaldas como un cobarde… - ordenó severamente el demonio de fuego.
- ¡Piensa rápido, camarón!- El zorro mayor ya tenía sujetada a Yukina por un brazo
La mano del zorro emanaba calor, tenía planeado derretir al Hada de las nieves como si de un frágil copo se tratase. El calor prácticamente derretiría al hada si Hiei no hacia algo para liberarla de las obscenas garras de aquel monstruo rijoso y pendenciero.
¡Por favor, suélteme! –
Yukina vio con horror como de su brazo salía algo de vapor, en sus ojos se formaban nuevas perlas y de su garganta salió un grito agudo y desgarrador que hizo a Hiei gritar también.
- ¡Maldito, te pudrirás en el infierno! ¡Te cortaré la lengua, infeliz! – Gruñó el amo del dragón negro
- ¿Qué harás?… "Niño Prohibido"
La Koorime abrió los ojos al escuchar aquél sobrenombre…lo había escuchado antes, de la voz de las otras mujeres del hielo en la isla flotante… volvió la cabeza con un rápido movimiento y miró fijamente al Jaganshi, éste le sostenía la mirada, después de algunos segundos él fue el primero en romper el contacto visual, mientras ella lo seguía observando, incrédula.
- Hiei- san… usted…- allí no pudo hablar mas, el dolor era tan insoportable que por un momento la sola idea de dejarse matar pasó por su cabeza.
- Un solo movimiento en falso y esta pequeña perra del hielo se muere…- Advirtieron los hermanos al unísono.
- No se atrevan…- Hiei gruñó mostrando los dientes
La menuda hada de los hielos dirigió una mirada llena de dolor al misántropo y solitario demonio de fuego que tenía a escasos metros frente a ella. Aquél demonio, condenado como impuro desde su primer aliento, por primera vez expresó en su mirada algo que no era odio, sentía un nudo en la garganta y por instantes sintió sus ojos aguarse.
- Mírala, tan tierna… tan linda… tan pura, te aseguro que ningún hombre le ha dado un beso jamás… ¡pero no es tarde!
El del cabello negro tomó a Yukina por el mentón y bruscamente la besó, la mujer del hielo trató de apartarlo, pero la fuerza de sus brazos no podía contra el peso de aquel youkai zorro. El Jaganshi rugió, el odio le consumía el alma, Yukina logró liberarse de los brazos de Kurokami y mordió el labio superior de su acosador.
El zorro negro gritó llevándose las manos a la boca mientras la koorime se resguardaba tras Hiei.
- ¡Yukina, corre y no te detengas! – gritó el amo de las llamas negras
La chica obedeció el mandato del demonio, corrió tan rápido como sus piernas le permitieron, derecho, sin virar a dirección alguna se perdió entre la neblina. Ahora, Hiei se encontraba listo para luchar, luchar hasta el final y morir si era necesario…con un rápido movimiento se deshizo de su capa negra.
Siendo el primero en atacar, golpeó en la boca a Kurokami, el zorro negro cayó y el sombrero que llevaba puesto también, su hermano no tardó en auxiliarlo. Hiei sonrió de medio lado y observó a los hermanos con aquellos ojos de fénix, un fénix enfurecido que surgía de las llamas negras del purgatorio.
- Infelices desorejados- Los señaló y se burló, era verdad, no tenían orejas, Gengoro se las había cortado tiempos atrás, expulsándolos de su banda de shinobi por traición.
Hoichi y Kurokami, aliados de Shakko, eran conocidos por los humanos del periodo Heian, temidos por todos. Unos verdaderos patanes, los hermanos pasaron toda su vida tratando de acabar con aquél que los había excluido del clan de los tsuki shinobi, los hijos de la luna… Gengoro. Se unieron a Shakko para tal propósito y lo único que consiguieron fue la muerte en las manos de su Némesis.
- ¡Retira lo dicho grandísimo idiota!- dominado por la furia Hoichi se precipitó contra el demonio de fuego.
Hiei detuvo el golpe del hermano mayor y le devolvió una patada en su lugar que lo mandó a volar varios metros hasta estrellarse de lleno contra una camioneta abandonada en medio de la calle, la alarma del vehículo sonó diez segundos antes de explotar en mil pedazos. Kurokami lanzó una bola de energía a Hiei, el demonio de fuego no pudo escapar y sin más remedio recibió el impacto de la bola.
Cuando la energía se hubo extinguido, el de cabellos negros y largos aprisionó a Hiei entre sus monstruosos brazos y lo apretó haciéndole tronar los huesos, el jaganshi lanzó un alarido de dolor y después de mucho forcejear se pudo zafar del abrazo mortal, pero no logró ver que Hoichi se lanzaba en picada hacia él. El demonio de fuego sintió un dolor punzante que se enterraba en su espalda y después de un arañazo unas gotas de sangre cayeron al piso.
- Maldito…- Hiei desenvainó su sable tratando de sostenerse en pie.
- Pelea, tonto…- Hoichi lo atacó con sus largas garras, pero Hiei esquivaba los rasguños ágilmente.
- ¡Shine!- Hiei aprovechó un descuido del mayor de los hermanos para dale un toque certero con su katana.
Hochi, el desorejado, solo sintió el frío del metal atravesando su espalda y saliendo por su estómago, Hiei, de un solo tirón sacó su espada del oponente y la sacudió para limpiar la sangre, que ya escurría hacia la empuñadura. El zorro desorejado cayó, un charco de sangre negra no tardó en rodearle. Hiei contempló la escena con sus ojos de fénix y sintió un profundo asco…
-Solo las criaturas repugnantes puede tener sangre negra, los cadáveres vivientes entre ellos...- Hiei se acercó a Kurokami, que veía atónito como su hermano se desangraba en el suelo.
- Hermano… ¡Pagarás por esto, niño prohibido!- Gritó Kurokami
- Ya lo veremos… desorejado…-
Hiei decidió que usar su koku ryu-ha era una total perdida de tiempo, si hoichi había sido derrotado tan fácilmente, Kurokami no sería tan difícil…
Así, mientras en aquel lugar una cruel batalla se llevaba a cabo, en otro, Shuichi Minamino, antes Youko Kurama, buscaba a su antiguo rival, a la distancia pudo ver una sombra entre la neblina, por un momento pensó que se trataba de Gengoro, pero se equivocó, en realidad era Yukina, que ya se encontraba bastante lejos del campo de batalla.
- ¡Yukina-chan!- Shuichi corrió a alcanzarle
- ¡Kurama-san!- Yukina se dirigió hacia el chico y lo tomó de la parte superior de su traje, en su rostro se podía ver reflejado el miedo.
- Ya todo está bien…- Kurama trató de calmarla – te llevaré a un lugar seguro
El zorro y la koorime se marcharon, desde un edificio, Gengoro veía con atención a Kurama, ahora no parecía tan peligroso y malévolo. ¿Estaría en lo correcto al confiar en él y su equipo? ¿podían dejar atrás las viejas rencillas? ¿vale la pena salvar al Ningenkai?
- Tal vez haya cambiado… si yo lo hice, el también pudo haberlo hecho…- saltó entre los edificios, escondiendo su presencia sobrenatural y siguió a Kurama y Yukina a la farmacia.
III
Aquella batalla se había prolongado horas, pero aún así seguían luchando, Hiei empuñaba su sable contra el zorro desorejado, pero Kurokami esquivaba sus cortes, el demonio de fuego, enfurecido, hizo un ataque directo con la espada, el de cabello negro y largo tomo el arma y haciendo un minimo esfuerzo, la rompió y la arrojó al suelo.
- Ya me cansé de ti…- "aun me queda suficiente fuerza para lanzar el dragón negro" pensaba ojos de fénix.
- Pues yo también me he cansado, y por eso, atacaré en serio…-
Kurokami juntó sus manos como si fuera a orar, luego, las separó lentamente, unos hilos de energía se formaron para luego fusionarse en una gigantesca bola. Hiei preparaba lo suyo. Lentamente fue desenvolviendo el brazo con el que lanzaba el dragón negro de los infiernos, mirando a su oponente a los ojos. El vendaje cayó al suelo y después el suave viento lo arrastró consigo.
Kurokami sintió pulsaciones en el ambiente, el demonio de fuego estaba generando una cantidad de energía impresionante y estaba dispuesto a usarla. El desorejado solo podía utilizar su ultimo recurso, neutralizar el poder de Hiei con el suyo, la bola de energía que el zorro creaba se hacia cada vez mas grande, pronto adquirió el tamaño de una camioneta.
El desorejado tomó impulso y saltó a los aires decidido a lanzar la bola de energía, el demonio de fuego de los ojos de fénix también estaba listo para su ataque final, se impulsó son la pierna derecha y lanzó el devastador dragón de fuego negro al mismo tiempo que su oponente dejaba caer la bomba de energía roja.
La velocidad del poder de los dos luchadores era impresionante, la bomba y el dragón no tardaron en encontrarse- El En-Satsu-Koku-Ryu-Ha no lo destruyó inmediatamente como Hiei esperaba, la esfera se alojó dentro del dragón asesino.
- ¡Estúpido, esa bomba roja nos matará, no puedes hacer mas que recibirla!- Kurokami soltó una sonora carcajada
- ¡No hables antes de lo debido, desorejado!- en ese momento Hiei utilizaba toda su energía el ataque.
Se escuchó un portentoso estruendo, Yuusuke y los demás que estaban resguardados en la farmacia se sintieron aturdidos, por unos instantes se asomaron por la ventana pudiendo divisar una explosión de luz. La energía resplandeciente entró a través de los cristales de la ventana cegándolos momentáneamente.
En aquél lugar alejado de la droguería, ahora no se oían los ruidos de la batalla, había un silencio sepulcral que solo era cortado por una dificultosa respiración, la del maestro del ojo maligno, Hiei, que luchaba para mantenerse con vida. A pesar de las heridas, estaba consciente, a su lado, descansaba en paz su oponente, antes de que el sopor lo venciera, notó la silueta de un animal, una serpiente negra con unos diabólicos ojos rojos.
El animalejo reptó hacia el jaganshi y lentamente se transformó en un hombre de piel lívida y ojos fríos y sin brillo.
- Esa pelea fue estupenda…- sonrió macabramente – espero pelear con tus amigos pronto…
Fue lo último que escuchó Hiei antes de ceder ante el sueño ¿De donde salió la serpiente? ¿ quien era ese hombre y que quería?
Fin del capítulo VI
Bueno aquí concluye este capitulo, espero que fuera de su agrado, traté de no centrarme mucho en la pelea, pero fue la parte que mas me gustó. Dejen comentarios y sugerencias, pero también críticas. Nos vemos luego, en la continuación de este fic de Yuu yuu hakusho.
