Capítulo 4: Lady Butterfly

La luz se encendió en el escenario. El salón estaba saturado de una suave tonada, que la llamaba. Su voz sensual apareció antes que su hermosa figura.

Me lo dijeron mil veces

pero nunca quise poner atención

cuando llegaron los llantos

y estabas muy dentro de mi corazón

Recordaba la sensación de la primera vez que pisó aquel lugar. Tan sólo recordaba...

-¡Helga¿Te imaginas que dentro de unos minutos saldré a cantar? No puedo creer que esté sucediendo.

-Ya basta, Phoebe, no te emociones tanto, no es la gran cosa.

-Tal vez tengas razón, tal vez no los sorprenda. Tengo miedo, Helga, mucho miedo.

-¿De qué estás hablando, Phoebe? Eres la mejor, eso no lo dudes nunca.

-Recuerda que nadie me contrató antes.

-Pero en este lugar sí lo hicieron, así que no es momento para tonterías. Hoy saldrás a demostrarles a todos lo buena que eres. Después de hoy todo cambiará para bien, sólo debes confiar en ti.

-Gracias, Helga, tienes mucha razón. Les demostraré quién es Phoebe.

Las luces, cómo ciegan las luces, dan tanto poder.

Porque sin ti la casa es una embajada

un pasillo de un tren en madrugada

un laberinto sin son ni vino tinto

un éxodo de oscuras golondrinas.

Entonó varias canciones más y desapareció bajo el telón. Los aplausos no se hicieron esperar. El mensajero le entregó una nota. Helga no vendrá, pensó. Tomaré una copa y luego me iré a casa. Es extraño pero creo que vi a dos personas conocidas. Mejor me relajo.

-Excelente voz, hermoso cuerpo, es toda una muñequita, hermano.

-Es muy bella, hay que reconocerlo

-perfecta diría yo, viejo, no existe mujer perfecta como ella y créeme, conozco a fondo el tema

-¿el don Juan enamorado? eso es divertido

- No lo es, viejo, y voy a conquistarla

-concéntrate en porqué estamos aquí, Gerald, no te distraigas.

-Ok, ok. ¡Hey, mozo!

-Ya voy... ¿señor?

-¿Sid¿qué haces aquí?

-El trabajo de periodista no es muy rentable ¿sabes?

-¿el jefe sabe que trabajas aquí?

-sí, y está contento porque cree que puedo encontrar grandes noticias aquí.

-¿Sabías que Erick trabajaba aquí?

-Sí, Arnold, muchos lamentaron su fin trágico. No puedo conversar cuando trabajo o me despedirán. Por favor, qué desean servirse.

- 2 martinis por favor

- en un momento se los traigo

El muchacho se marchó un poco nervioso. Al cabo de unos minutos regresó con las bebidas.

-¿Sid?

-Sí, Gerald

-¿Quién es la hermosa chica de la máscara de mariposa?

-Lady Butterfly

-Llévale lo mejor de la casa, de mi parte

-Imposible, Gerald, nadie se acerca a ella, nadie la molesta, nadie más que su agente y seguridad. Te advierto que sus guardaespaldas sólo entienden el lenguaje de los puños. Ahora me voy o me despiden.

-Una cosa más, Sid¿conoces a alguien con RW como iniciales?

El chico enmudeció. Una gota de sudor surcó su rostro.

-No... no... Arnold, no conozco a nadie con esas iniciales.

-Gracias, Sid, eso es todo.