Capítulo 7: Lila
Gerald todavía redactaba el informe para cuando Curly llegó a la redacción. Arnold le pidió unas horas más a lo que su jefe aceptó. Todos se extrañaron pues decisiones así sólo se toman muy raramente.
-Hola, Arnold, aquí tienes otra carta de tu novia.
-¿De Lila? que buena noticia. Gracias, Eugene
-de nada, amigo
Eugene seguía entregando la correspondencia cuando se tropezó con una silla pequeña y se golpeó con el surtidor de agua. Tony le preguntó si se había roto algo y él respondió con su clásico "estoy bien". Arnold leyó la carta.
Querido Arnold:
Las funciones en este delicioso país han finalizado, por lo cual regresaré hoy por la noche. Te invito al Le Petit en recompensa por haberte dejado solo estos días. Nos vemos a las 7pm.
No faltes.
Tuya
Lila
-¿Buenas noticias, viejo?
-Excelentes diría yo. Hoy tengo cita así que no cuentes conmigo para nada.
-Espero que te diviertas, pero no olvides el trabajo, Arnold
-Claro.
Ella retornó al edificio, convencida de que podrían quedar cabos sueltos. Revisó la habitación de palmo a palmo pero no pudo encontrar nada que la ayude.
-¡Nada¡Qué frustrante, Frank!
-Paciencia, Lila, paciencia. No olvides que debemos ser precavidos o el Gran Jefe nos aniquilará. Sé que está tras nuestros pasos
-descubriré quién es, eso lo juro por mi padre¡lo juro! Cuando lo tenga en mis manos le haré pagar muy caro su muerte
-cálmate, cálmate
-Un momento, aún no revisamos la casa de su novia. Tal vez ella podría darnos la información que tanto necesitamos
- bien dicho. Buscaré su dirección en la red. Será mejor que regresemos pronto.
-Vámonos.
La pelirroja recordaba constantemente aquella escena. Ella, regresando del supermercado, abriendo la puerta despreocupada de todo hasta que escuchó un crujir de huesos y los gritos ahogados de su padre. La voz, esa terrible voz diciendo "nunca te dejes llevar por las apariencias, sabandija, sobreestimar a tu enemigo es tu peor error. Eso se paga muy caro". A continuación, el sonido de dos balazos retumbó en sus oídos. Abrió la puerta y encontró a su padre inmerso en su propia sangre.
-¿Lila¿Lila?
-¿Qué ocurre, Arnold?
-Estabas en otro mundo mientras hablaba¿ocurre algo malo?
-No, claro que no. Solo que me sentí un poco cansada por el viaje, eso es todo.
-¿Y a dónde fuiste ahora?
-No me creerás pero estuvimos en Perú, un país muy bello. Las personas son muy amables con los extranjeros.
-Tal vez te acompañe la próxima vez que viajes.
-Lo deseo de todo corazón.
-¿Quieres que te lleve a tu departamento?
-sólo si subes a tomar una copa conmigo
-sabes que no me resistiré a ello
El beso se hizo inevitable. Arnold pagó la cuenta y ambos salieron abrazados del lujoso restaurant. La noche prometía ser muy romántica.
