CAPÍTULO 14: CORAZON DESCARNADO
Everything I do, I do it for you
Bryan Adams
La alcoba era lo suficientemente espaciosa para dos personas. Las luces que colgaban del techo recordaban a las utilizadas por los aristócratas ingleses cuando llegaron a esa parte de América, reclamando tierras ajenas. Helga se retorcía las manos, evitando las lágrimas a toda costa, mientras se acercaba al pequeño mueble virreynal. Arnold, sentado en una cama lujosa con acabados italianos, la observaba.
- ¿Es cierto...- ¡No!
Helga se detuvo frente a él. Sus ojos brillaban intensamente mientras lo observaban. El muchacho se contuvo antes de articular otra palabra.
- Ella no lo es, estoy segura de eso
- ¿y tu padre?
- Él.. él...
Las lágrimas corrían lentamente sobre sus mejillas, temerosa de ser descubiertas. Arnold se levantó, impresionado por la escena y caminó hacia ella, para consolarla.
- ¡Es cierto! Bob fue el líder de esa banda. Mamá y yo no lo sabíamos hasta que empezaron a llegar sobres con videos sobre lo que hacía cuando viajaba. Miriam estuvo muy triste. Luego, lo asesinaron como a un perro y lo tiraron frente a nuestra casa. Miriam y Olga se desesperaron como locas y yo tuve que adoptar una postura fría para sobrellevar las cosas. Cuando estuvimos en el funeral, aparecieron hombres que no conocíamos. Tenían un aspecto feroz. Tuve mucho miedo aquella vez. Dos años después, Miriam murió y Olga se casó con un español. ¡Pero no puedo creer que mi hermana sea una mafiosa, es imposible!
El rubio la estrechó con fuerza entre sus brazos. Helga sollozaba libremente, vencida por los nervios.- Llora todo lo que quieras para que desahogues todo el dolor que has guardado por mucho tiempo.
- Gracias.. Arnold
Pasaron varios minutos. Helga se limpió las lágrimas mientras se soltaba de los brazos del muchacho. Ensayó una sonrisa, hasta que fue perfecta, como nunca antes había mostrado a ningún ser.
- Tu sonrisa es un poema de Neruda
- Basta de halagos, Cabeza de balón
Arnold rió de buena gana, pues las palabras de la chica le indicaban que había vuelto a ser la misma. Helga se acostó en la cama. Su vestido escarlata delataba su hermosa figura. Un movimiento de piernas desnudó parte de sus muslos, revelándola como ninfa. El muchacho estaba abobado por lo que observaba.
- ¿por qué me miras de esa manera, Arnoldo?- Yo... tengo algo muy importante que decirte...
La muchacha pasó uno de sus brazos debajo de su cabeza, acomodándose para escuchar mejor. Arnold se sonrojó mientras pensaba cada una de sus palabras.
- He sido un idiota todo este tiempo...
- eso no lo discutiré contigo, Cabeza de balón
- sí... bueno...
- ¿y bien?
- Haré todo lo posible por protegerte. Pase lo que pase, no importa si se me va la vida en ello pero nadie te hará daño.
- Dudo que lo logres. Tu noviecita está decidida en eliminarme.
- No puedo creer que haya sido mi novia una serpiente como ésa, y no tú que eres la única que ocupa mis pensamientos...
- ¿qué dijiste?
El rubio estaba tan rojo como un tomate. Las palabras habían salido sin su consetimiento, delatándolo totalmente.
- Eh... yo..
- ¡repítelo!
- Lila es una serpiente
- ¡no! eso no, lo que dijiste luego
- eres la única que ocupa mis pensamientos
- ¿es cierto?
- sí... muy cierto
Helga, abrió la boca, sorprendida por lo que acababa de escuchar. Se sentó al borde de la cama para observar mejor al Cabeza de balón que ahora semejaba a un semáforo humano.
- No te creo. Sólo lo dices porque estamos en una situación muy difícil. Además, es más conveniente que te quedes con esa serpiente, o te matará. Y créeme, odio a los mártires así que no es necesario que des tu vida por protejerme.
- Eso no es ni molestia ni problema para mi. Además...- No quiero discutir más.
Helga se recostó en la cama, cansada de todo. Se acomodó para dormir las últimas horas que le restaban de vida. Arnold se acercó a ella, dispuesto a terminar la conversación.
- No creas que es algo del momento, Helga, esto que siento vive en mí desde nuestra infancia. Cuando te mudaste sentí que me abandonabas a pesar de lo que te había confesado. Lila no ha significado todo lo que tú sí has significado para mí. Aunque no me creas, te amo Helga, más allá de lo que ahora vivimos, más allá de estas circunstancias. Porque te amo haré lo posible para evitar tu muerte aunque tenga que perecer primero.
- Bonito discurso, Arnold. Si me amas como dices, es mejor que te salves, y no te conviertas en héroe.Arnold sonrió. Se acercó a ella y se sentó a su lado. Le acarició la barbilla tiernamente.
- Jamás te abandonaré, aunque me maten. Ya te perdí una vez y no volveré a correr ese riesgo.
- ¿Porqué eres tan necio?
- Ya te dije, te amo.
El muchacho se levantó y caminó hacia la puerta. Desde las rendijas se colaban las primeras luces del día. Miró a todos lados y encontró una vara lo suficientemente gruesa para utilizarla como arma. Helga se incorporó de la cama. Al verlo sopesando el objeto, sintió un estremecimiento recorrer por todo su cuerpo. Paso a paso se acercaba al rubio, deseaba tocarlo para terminar de creer que no se trataba de un sueño o una pesadilla.
- Mejor quédate en la cama, Helga, estarás más segura allElla lo abrazó. Arnold soltó la vara sorprendido. El silencio duró una eternidad.
- ¡Ustedes! pronto ejecutaremos a la hermana de la perra, así que vayan despidiéndose.
Los golpes en la puerta fueron contundentes. Arnold sujetó a Helga de las manos mientras oían pasos que se alejaban de la habitación.
- Ya vienen por mí, es inevitable
- No, si al menos lo intento
Ella lo miró a los ojos. Estaba decidido a todo. Acarició su rostro, temiendo que se volatice en ese instante. Lo besó, rogando a todos los dioses del universo para que ese momento no finalice jamás.
Los dejo en suspenso hasta la otra semana :P XDXDXD
