CAPÍTULO 16: LA EXTRAÑA DESAPARICIÓN DE GERALD


Las circunstancias y una cierta predisposición de mente me han impulsado a interesarme por tales acertijos y dudo mucho que el ingenio humano lograra construir un enigma de esta clase que el mismo ingenio humano no pudiera resolver aplicándose debidamente a ello

El Escarabajo de Oro

Edgar A. Poe



Cuando el Gran Jefe y sus hombres retornaron a su guarida, los esperaba un gratificante baño caliente. El Gran Jefe se retiró a sus habitaciones, cansado por la jornada. Mientras se duchaba escuchó unos pasos que se acercaban.

- ¿Eres tú, Harold?

Nadie contestó. Se envolvió en su bata y cogió su arma. Se deslizó silenciosamente fuera del baño hacia el recibidor. Cuando estuvo cerca, apuntó al rostro del extraño.

- ¡Qué haces aquí!

Phoebe irrumpió sorpresivamente. Abrazó al muchacho para protegerlo con su cuerpo.

- No lo mates, por favor, Gran Jefe.

- ¿Tú eres el Gran Jefe?

- Quiero que me expliques qué hace él aquí.

- Él me acompañó... aquí...

- Dile la verdad, Phoebe, ahora que sé quién es no le temo.

- Gerald, por favor..

- Ah! ya entiendo. Pensanban fugarse, ¿no es así?

- Sí, y aún lo haremos. Si nos haces algo te denunciaré.

El Gran Jefe rió a carcajadas por la ingenuidad del moreno. Caminó alrededor de ambos, divertida por la situación.

- ¿Cómo te fugarás? Vamos, no seas tímido, dilo de una vez.

- Te advierto que te pudrirás en la cárcel. Si no nos dejas ir publicaré un artículo revelando tu identidad a todos.

- ¿Cuál es la garantía que tendré de que no lo harás si sales de aquí?

Phoebe lo vio sonreir con malicia. Las palabras de su novio sólo lo hundían cada vez más.

- Si lo dejas libre, Gran Jefe, juro que te perteneceré para toda la vida.

- Calla, Phoebe, que no te retendrá ni un minuto más.

- Tus amenazas son risibles, Gerald. Dime una cosa, ¿cómo saldrás si mis hombres están en todos lados y yo te apunto con mi arma?

El moreno calló. Tomó conciencia de su situación y palideció. Phoebe se arrodilló frente a él, suplicando por su vida.

- Por lo que más quieras, no lo mates. Haré todo lo que me pidas, te lo juro.

- Tu amigo es muy simpático, Phoebe. No lo mataré todavía, puede serme útil. ¡Harold! ¡Harold!

El gigante entró. Sacó su arma para eliminar al intruso, pero la voz del Gran Jefe lo detuvo.

- ¡Alto! Harold, quiero que lo lleves a la mazmorra y lo mantengas incomunicado.

- ¿No quiere que lo elimine? es un roñoso periodista y podría traerle problemas.

- No, quiero que viva lo suficiente hasta que me sea útil. Tengo el presentimiento de que lo necesitaré más adelante.

- Como ordene, Gran Jefe

A empeñones, Gerald fue conducido a una de las pequeñas y malolientes carceletas que estaban en el sótano. Phoebe se incorporó, llorando como una Magdalena.

- Prométeme que no lo matarás.

- Eso no lo puedo hacer, Phoebe, empezando porque tú me traicionaste.

- Lo siento, lo siento mucho, por favor, perdóname.

- Lo voy a meditar. ¡Stinky!

- ¿Sí, Gran Jefe?

- Llévate a la suite y coloca dos hombresa armados en la puerta. Desde ahora no saldrá por ningún motivo, a menos que sea su hora de cantar. No la dejen sola nunca, ¿entendido?

- Perfectamente

- En cuanto a ti, Phoebe, debes saber que sólo perdono una vez. Aprovecha tu oportunidad y no vuelvas a provocarme, ¿está claro?

- Sí

- Ahora, váyanse, necesito descansar.

Arnold se despertó sobresaltado. La luz del mediodía ingresaba con fuerza por su ventana, empañándole los ojos. Miró alrededor suyo. Estaba en su departamento. Cogió su teléfono y marcó el número de Helga, preocupado. Varios timbrados después, colgó. Por favor, Dios, que no haya muerto. Se levantó de la cama, corriendo haciasu clóset.

Cuando salió del edificio subió a un taxi. Era más del mediodía y el sol alumbraba con gran fuerza. Insistió en su teléfono, pero Helga nunca contestó. Llamó a Eugene, nervioso.

- ¿Aló?

- Eugene, soy Arnold. ¿Está Gerald allí?

- ¿Arnold? ¿dóndes estás?

- En un taxi, voy para la redacción

- ¡Gerald y tú son los hombres más buscados del mundo!

- ¿Qué dices?

- Curly se enteró de que hubo una balacera hoy en la madrugada y quería que ustedes dos estuvieran allí. Los hemos buscado por horas y nadie conocía su paradero. ¿Dónde has estado?

- Es algo muy largo de explicar. ¿Saben porqué el tiroteo

- Parece que dos bandas rivales se enfrentaron en una lujosa mansión, a las afueras de la ciudad. No nos han confirmado las identidades de los muertos pero los ocupantes de la casa han sido exterminados totalmente. Yo creo que el Gran Jefe está detrás de todo esto. Arnold, ¿estás allí?

- Sí... te escuchaba.

- Dentro de unos minutos nos traerán la información completa. Sheena y Jhon están cubriendo la noticia.

- Gracias, Eugene, dile a Curly que voy para allá.

- Ok.

Click. Arnold marcó el número de Gerald pero tampoco contestaba. Qué raro, pensó, nunca se perdería una noticia como ésta, a menos que algo malo le hubiese ocurrido.

En cuanto llegó a la redacción, Curly vociferó su nombrecon todo el aire de sus pulmones. Eugene lo acompañó hasta la oficina. Al abrir la puerta vieron a Curly con varios papeles entre sus manos.

- ¿Dónde has estado, Arnold?

- No lo sé

- ¿Qué? ¿me estás tomando el pelo?

- Ni siquiera yo estoy seguro

- Pues bien, empieza a hablar

- Ayer fui a contactar a mi informante, en el viejo edificio Rosse. Cuando estaba a punto de decirme quién es el Gran Jefe, le dispararon desde el edificio vecino

- Espera un momento, ¿quién era tu informante?

- Sid

- Ahora entiendo porqué su cadáver estaba en ese edificio. Continúa

- Bien, luego fui secuestrado por la banda rival del Gran Jefe. La líder tomó los papeles que me había dado Sid, y me dijo que ya sabía quién era él. Después me encerraron en una habitación nupcial. Traté de salir. Cuando estaba a punto de tirar la puerta escuché los disparos entre ambos grupos. Lo último que recuerdo es el golpe que me dieron cuando un sujeto enorme entró. Es todo.

- Increíble, realmente increíble. De no ser por la información que me acaban de traer, creería que me estás tomando el pelo. Pero, ¿quién es era la líder que murió?

- Era... Lila

- ¿tu noviecita?

- sí

- En ese caso, no tendremos que esperar los resultados de la necropsia. ¿Sabes que toda su banda fue aniquilada? Los muertos está atiborrados en toda la casa. La mansión misma está en escombros.

- ¿Nadie ha sido identificado?

- No, aún no. Tu información es vital para nosotros. Quiero que busques a tu incompetente compañero y me escriban una reseña de todo lo que sabes para mañana. Sheena y Jhon harán la de hoy. ¿Entendido?

- Lo haría de buena gana si me dices dónde está Gerald

- supongo que durmiendo hasta tarde como siempre

- Eugene, ¿sabes algo?

- Ayer desapareció. Dijo que vendría hoy a buscarte. Creo que era algo importante.

- Iré a buscarlo a su departamento

- antes de que te vayas. ¿Pudiste averiguar quién es?

- ¿quién?

- El Gran Jefe, alcornoque

- no, Lila se quedó con la maletita que contenía toda la información

- ¡rayos!

Arnold salió de la oficina junto a Eugene. Caminaron hasta un parque muy cerca de la redacción. Arnold se sentó en una de las bancas, pensativo.

- ¿Para qué me necesitas, amigo?

- quiero que averigues si Helga Pataki está entre los muertos

- ¿qué?

- ella estuvo conmigo anoche. Lila también la capturó pero nos encerró en cuartos diferentes

- dime, Arnold, ¿cómo escapaste?

- ni yo mismo estoy seguro de eso. Alguien me knockeó, eso es lo único que recuerdo. Luego desperté en mi departamento, sin saber cómo

- te creo. Haré lo que me pides.

- Gracias, Eugene, eres un gran amigo

En el edificio nadie sabía del paradero de su amigo. Preguntó al portero, mas éste no lo había visto desde el día anterior.

- Lo vi llevando una maleta con sus cosas. Me dijo que tal vez era la última vez que lo vería. Pagó toda su deuda y canceló su contrato con la arrendataria.

- ¿No te dijo porqué ni a dónde iba?

- Sólo me dio las gracias y me regaló $ 20

- ¿tienes la llave de su departamento?

- Sí, creo que por aquí lo tengo

El hombrecillo buscaba por los cajones llenos de llaves y cachivaches. Su cuarto era pequeño, como el que lo habitaba.

- Aquí está

- por favor, dámelo, necesito buscar algo muy importante

- tómelo, yo le tengo mucha confianza

Luego de buscar por dos horas encontró los recibos de unos pasajes. Tal como lo pensé, planeaba escaparse con Phoebe del Gran Jefe. Estaba locamente enamorado de ella. Pero, ahora, ¿dónde estará? Cogió los papeles y se marchó del edificio rumbo a Osiris, con un mal presentimiento en el corazón.



Espero que les haya gustado el capítulo. Ya nada más nos faltan unos cuantos para que se termine la historia, así que no coman ansias :P

Aquí empezamos un concurso, ¿quién es el verdadero Gran Jefe? Sólo les adelanto que algunos más morirán, ¿quiénes serán? Nos estamos leyendo ;)