CAPÍTULO 19: ¿QUIÉN LIQUIDÓ AL GATO?
que te condene dios
que yo no puedo
arráncame la vida
con todo lo que tengo
y que te condene dios
mi sufrimiento
arráncame la vida
con todo lo que siento
y que te condene dios
que yo te quiero
que te condene dios
que yo te espero
La calle era angosta. El sol brillaba en el cielo contemplando la rutina esclavizante de los mortales. Gerald caminaba ansioso con las palabras de Helga en su mente.
- Debes asesinarlo si quieres largarte con Phoebe- ¿estás loca?
- si no lo haces Phoebe será la que tenga una lápida encima
- ¿le harías eso a tu mejor amiga?
- en mi trabajo no existen los amigos. Son capaces de traicionarte en cualquier momento. ¡Harold!
- ¿sí, jefa?
- Llévatelo. Vigílalo constantemente, hasta que cumpla con su misión. Luego lo traes, sin hacerle daño.
- Como usted ordene.
Caminaba a través de las personas que iban en dirección contraria. Harold lo vigilaba, escondido en algún lugar. Marcó el número de su amigo, sin éxito. En su departamento, allí debe estar, pensó.
Arnold bebía su segunda copa de wisky. Un profundo sentimiento de frustración lo embargaba. Helga es el Gran Jefe. Estas temibles palabras lo martirizaban, hiriéndolo profundamente. La amo, pero no así, pensó. Llenaba su copa por tercera vez cuando escuchó unos golpes en la puerta.
- Ya voy, un momentoPhoebe había escapado de su encierro. A través de un pasaje secreto se escabulló para llegar a la habitación del Gran Jefe. Estaba a punto de abrir una puerta disimulada cuando escuchó la conversación entre Helga y Gerald. Esperó a que Harold se llevara al moreno y que Helga se marchara al tocador para salir sin ser vista. Cautelosamente llegó hasta el estacionamiento, en donde halló un convertible rojo que tomó prestado sin el consentimiento de su dueño. Por fin seré libre, yo sé que Helga cumplirá con su promesa, ella cumplirá, pensaba mientras acariciaba una pequeña pistola que había hallado en la guantera.
Arnold abrió la puerta, tambaleándose de un lado a otro. Alguien del otro lado le dedicó una sonrisa.
- ¿Tú? ¿en dónde te habías metido?La bala fue directo al corazón. Arnold cayó pesadamente al suelo. Su copa se hizo añicos. Alguien guardó el arma y cerró la puerta.
Gerald iba en el taxi, asustado. Ya no me sigue, ya no me sigue, pensó. El Gran Jefe lo aguardaba en el edificio. Debo sacarla de allí, aunque me cueste la vida, meditaba mientras golpeaba su mano con la otra en forma de puño.
Al abrir la gran puerta marrón vio a Phoebe, sollozando con las manos cubriendo su rostro. Helga cogía un extraño sobre y acariciaba la cabeza de su amiga.
- ¡Sueltala!, ¿qué le has hecho?- Nada
Phoebe aceptó el pañuelo que su amiga le ofrecía. Se limpió las lágrimas mientras intentaba hablar.
- Tú... mentiroso... me engañaste- ¿de qué hablas?
- ¡Te acostaste con otras mientras me decías que me amabas!
- No es verdad
Helga los observaba, sonriente. Abrió el sobre y sacó algunas fotografías en donde el moreno se encontraba en posiciones comprometedoras con varias amantes. Gerald le dio un manotazo y todas cayeron al suelo.
- Eso no es cierto.- ¿y las fotografías?
- todo es una trampa, ¿no lo entiendes?
- sólo que eres un hijo de perra...
No pudo más y salió corriendo de la habitación. Gerald miraba con furia a Helga, quien no dejaba de fumar. Cuando ella le dio la espalda, él sacó el arma que horas antes la rubia le había entregado.
- ¿Qué piensas hacer con eso, Gerald?- Le haré un favor al mundo, lo libraré de tu maldita presencia
- bello discurso, realmente hermoso
¡Pum! El cuerpo cayó lentamente. Los ojos desorbitados aún la observaban. Helga volteó, fumando su caro cigarro, esperando a que el humo se dispersara.
- Princess. Me tienes muy sorprendida.- No iba a permitir que te hiciera daño.
- ¿Y eso por qué?
- Ambas conocemos el motivo de sobra, ¿verdad?
Rhonda se acercó a la rubia. Le cogió la barbilla y la besó apasionadamente. Harold abrió la puerta, alarmado por el disparo. Al verlas, no pudo reprimir su asombro.
- Mi querido Harold, has el favor de dejarnos solas- me mentiste, todo este tiempo me mentiste!!!
- Ay no!!! ya basta de idioteces, estoy harta. Todo el santo día con lo mismo.
- Dijiste que me la darías, tú sabes que la amo
- ¿sabes, Rhonda? es este tipo de cosas lo que me estresa.
¡Pum! ¡Pum! Habían dos cuerpos en el suelo. Helga abrazó a Rhonda, besándole cariñosamente el cuello. Princess la tumbó al suelo, alzándole la falda, excitada. La rubia le abrió la cremallera del vestido, lentamente.
- No me dejes, Helga, nunca más- Claro que no.
Todavía quedan restos de humedad
sus olores llenan ya mi soledad
en la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está
Todavía yo no sé si volverá
nadie sabe al día siguiente lo que hará
rompe todos mis esquemas
no confiesa ni una pena
no me pide nada a cambio
de lo que da
suele ser violenta y tierna
no habla de uniones eternas
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar
no comparte una reunión
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar
Todavía no pregunté: ¿te quedarás?
temo mucho la respuesta de un "jamás"
la prefiero compartida
antes que vaciar mi vida
no es perfecta
mas se acerca
a lo que yo
simplemente soñé.
El breve espacio en que no está
Pablo Milanés
¿Qué tal? Para mis créditos finales: Este capítulo fue en parte mío y en parte de mi hermana (para quienes quieran culpar a alguien de la muerte de Arnold, fue idea de mi querida hermana ;)
Muchas gracias a todos los que me dejaron rewiews: Yashi, gracias a tu apoyo, de verdad, tú me animaste a seguir publicando; Number 6, también he pensado que la ausencia de Arnold desbalanceó un poco la vida de Helga, gracias por los rewiews; Natty, espero que este capítulo no te haya arrancado los gritos que contuviste en el capítulo anterior, gracias; Arlet, gracias por todo también; en fin, gracias a todos los demás, disculpen si no los menciono a todos (también muchas gracias a ti Will, aunque sé que me odias por asesinar a Lila, pero, aquí en confianza, ¿su muerte no es casi heroica?)
MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!
