Deseo....

Por: Yuka


Disclaimer: Inuyasha y Sesshomaru no me pertenecen Son de Rumiko pero el argumento es todo mío!!!!

Advertencia (favor leer): Esto es un lindo SesshomaruxInuyasha, si te desagrada la idea y odias a la pareja, pues no lo leas y ahórrame los reviews con insultos XD....


Una cálida brisa lo rodeaba, rayos de sol iluminaban las verdes hojas de los árboles jugando con ellos haciendo que reflejaran sus destellos sobre aquel pequeño pero amplio jardín, bañándolo todo de un tenue color dorado, las piedras, las flores, el pequeño estanque donde nadaban delicadamente algunos pececillos, incluso los cabellos blancos de aquel niño adquirían un resplandor como el oro.

Una pequeña pelota rodaba por el pasto mientras el pequeño la perseguía emitiendo algunas leves risitas, rogándole que se detuviera pero como seria posible aquello si cada vez que llegaba cerca de ella uno de sus pies la golpeaba suave pero con la suficiente fuerza como para que pudiera rodar alejándose nuevamente de él y eso le divertía, nadie jugaba con él, solo eran la pelota y él mismo, algunas veces su madre lo acompañaba pero eran pocas, contadas las ocasiones en que ambos jugaban, la mujer tenia obligaciones, mas cuando podía se las ingeniaba para estar cerca de su hijo.

Un remolino de revueltos cabellos blancos se movía de un lado a otro, riendo a carcajadas, una sombra en uno de los frondosos árboles lo vigilaba sin perder ni uno solo de sus movimientos por mas torpes que fueran, el pequeño se arrojo sobre la pelota finalmente había podido alcanzarla pero ahora su mano la alcanzo a golpear y salió rodando nuevamente, se levanto de prisa detrás de ella, la incesante risa del pequeño llenaba el silencio de el jardín, un dulce canto infantil, el movimiento de aquel objeto que el pequeño perseguía se detuvo al momento de chocar con los pies de alguien.

El niño la observo con cuidado, sus orejas blancas estaban hacia abajo mostrando sumisión ante la mujer que estaba frente a él, no lo sabia pero aquella mujer le causaba pánico, un miedo indescriptible, por mas hermosa que esta fuera tenia terror de esa mirada que lo estudiaba.

Sus dorados ojos se clavaron en el rostro de la mujer, para después apreciar con detenimiento sus rasgos y su olor, largos cabellos blancos con leves tintes rozados en algunas hebras, la mirada fría en azul, las orejas puntiagudas y sus vestimentas tan extrañas, ninguna humana que conociera se vestía como aquella, un kimono blanco con algunos finos bordados de sakura, una armadura fina, como las que usaban los guardias de aquella mansión, de sus labios rojos una sonrisa de desprecio se formo mostrándole sus colmillos y ese olor, no era de humano aunque un sutil toque de duraznos la acompañaba.

El pequeño dio un paso hacia atrás cuando aquella se acerco a él, recordó las palabras que alguna vez le había dicho su madre, "Hay algunos seres con los cuales jamás podrás estar, ellos te odian incluso mas que los habitantes de aquí, te querrán muerto, corre si llegas a estar frente a uno de ellos... Aléjate de los Youkais" y eso hizo, soltó la pelota mientras emprendía una larga carrera, haciendo el esfuerzo de correr como jamás lo había hecho en su vida.

Estaba apunto de estar a considerable distancia de aquella extraña, giro su rostro para ver si aquel ser lo había seguido pero ya no estaba ahí donde se suponía que seguía, volvió a mirar enfrente, un rápido movimiento y esa mujer ahí estaba frente a el cerrándole el paso, impidiéndole huir. Cayo al suelo sentado con terror en la mirada observando como aquella se acercaba mirándolo con repugnancia y una sonrisa sádica formándose en su rostro, cerro sus ojos cuando una de las garras de aquel ser se había levantado y ahora se acercaba peligrosamente a él.

-Muere!.-

Era extraño pero no se suponía que cuando alguien te lastimaba siempre era dolor lo que todos sentían? Entonces por que no sintió nada? Abrió sus ojos lentamente mientras bajaba sus bracitos que habían sido utilizados para cubrirse, la mujer seguía ahí, su garra tan cerca de él pero detenida por alguien mas, alguien que había bajado de las copas de los árboles, alguien que lo vigilaba, la mano de aquella youkai estaba sujeta fuertemente por aquel sujeto, sin la mas mínima intención de soltarla, los largos cabellos de aquel llegaban un poco mas debajo de su cintura, moviéndose suavemente con la mas ligera brisa. La larga estola en uno de sus hombros ondeaba al ritmo de las cintas que sujetaban parte de su armadura y la miraba dorada estaba cargada de un desprecio marcado con odio hacia la joven.

El pequeño dio un paso hacia atrás, para después alejarse de la mujer y correr atrás del joven sujetando parte del kimono que llevaba puesto, protegiéndose con el de la horrenda mirada que la mujer le dedicaba al pequeño, volvió a observar a la mujer, aquellos ojos que no se alejaba de él, tembló incontrolablemente mientras abrazaba ahora una de las piernas del joven, tratando de protegerse. El joven se tenso con rabia al sentir el miedo del pequeño.

- Largo.- Murmuro con veneno en la voz, dirigido especialmente a la youkai, ella solo lo miro tristemente, algunas lagrimas amenazando con escapar de sus azules ojos y derramarse por sus mejillas, pero fueron tragadas nuevamente por sus párpados, aquellos ojos azules adquirieron un color rojizo y una energía carmesí la rodeaba, sus cabellos blancos ondeando, mientras le dedicaba una ultima sonrisa sádica al pequeño que otra vez la observaba, aquellos ojos rojos llenos de aborrecimiento.

-Me las pagaras! Lo juro!.- Gruño la youkai al momento de soltarse del agarre del joven, se alejo lentamente unos pasos antes de dar un salto y perderse entre los árboles.

El joven se relajo mientras sus garras regresaban a la normalidad, extinguiendo aquel resplandor verde de su veneno, mismo que tenia listo si aquella mujer lo atacaba, sintió como el pequeño lo soltaba de su abrazo. Gruesas lagrimas surcaban sus mejillas, estaba tan asustado, se arrodillo hasta quedar a su altura, sus dedos alejaron gentilmente aquel rastro del lamento, los grandes ojos dorados del pequeño lo observaban con cariño y agradecimiento, grabando aquel rostro que lo salvo, las finas facciones, aquellas rayas rojas casi violetas que adornaban sus mejillas y esa mística luna que se posaba en su frente y esa sonrisa cálida y dulce que surcaba sus labios.

No podía hacer otra cosa que dejar de llorar y devolverle una sonrisa, mientras sus pequeñas manitas tocaban las mejillas del muchacho surcando con sus dedos las marcas tan curiosas, una suave risita escapo de sus labios cuando los dedos del joven tocaron sus orejas blancas, su punto mas débil, aquel que podía hacerlo llorar nuevamente pero ahora por la risa, aquellas manos que después se dirigieron a las demás partes de su cuerpo buscando alguna herida o daño. El pequeño le brindo otra sonrisa tranquilizándolo, diciéndole que no tenia nada.

El joven se levanto de golpe. Alguien se acercaba.

- Yo siempre protegeré a los míos... a quien me pertenece.-

El pequeño se quedo ahí observando mientras que el joven se alejaban lentamente, el viento jugando con sus cabellos, la estola arrastrando por el suave pasto verde llevándose algunas de las hojas que se encontraban a su paso, alejándose cada vez mas de su vista.

-¡¡Inuyasha!!-.

Los presurosos pasos de una mujer se escucharon, los largos mechones de cabello negro se agitaron con fuerza al igual que el fino kimono que llevaba puesto, se veía realmente preocupada y sus ojos reflejaban miedo, todo por causa de los malditos rumores, varios youkais asesinos estaban cerca, seguramente buscando a su pequeño hijo, su pequeño que era condenado injustamente, llego hasta el jardín donde busco con la mirada desesperada a su pequeño, al fin lo había encontrado, corrió presurosa hasta el, arrodillándose mientras lo abrazaba y se sentaba, apretándolo contra su pecho al mismo tiempo que depositaba delicados besos en su cabello.

-Que bueno que estas bien, no sabes cuanto me he preocupado.-

Los besos en su cabello no cesaban al igual de un pequeño arrullo que su madre le daba al tenerlo en sus brazos, el pequeño cachorro la miro divertido mientras una risita escapaba de sus labios y la dulce sonrisa no abandonaba sus labios.

-No te preocupes mama, él siempre me cuidara, me lo prometió!!.-

Se alejo de los brazos de su madre cuando sus ojos observaron nuevamente la pelota, salió detrás de ella, jugar otro ratito? Por que no?, aun era buena hora, de nueva cuenta la pelota giraba sobre el pasto y un pequeño hanyou la perseguía.

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Un joven de cortos cabellos negros observaba curioso aquella escena, la joven exterminadora despidiéndose muy afectuosamente de la miko del futuro, mientras que el pequeño Shippo las observaba con lagrimas en sus ojos al momento que la dulce gatita de dos colas lamía los rastros del llanto con su rasposa lengua, reconfortándolo y calmándolo.

Aquello parecía la despedida de alguien que jamás volvería, cuando en realidad debería de ser solo un hasta pronto, el monje medito un poco aquel momento, tal vez para todos fuese mejor olvidarlo todo, dejar que la señorita Kagome volviera a su época e intentara se feliz, algo que en el pasado nunca seria...

Seria lo mejor...

Pero aquello no podía ser... al menos no por ahora...

La joven de cabellos azabaches llego hasta donde se encontraba y le brindo un suave abrazo, era un milagro que su "mano maldita" no actuara en aquellos momentos, pero hasta él lo sabia, si alguien la lastimaba... seguramente terminaría rompiéndose en mil pedazos como un espejo que cae... y todo por ese presentimiento que tenia....

Esa noche Kagome no había podido dormir después de aquella sensación, un escalofrió recorrió su cuerpo, junto con la presencia de alguien, alguien muy querido por ella, una persona que se despedía, se alejaba tan rápido como se presentaba, el alma de uno de sus mas queridos compañeros...

Inuyasha...

Fue lo que sus labios pronunciaron, captando la atención de los demás, sorprendiéndolos cuando gruesas lagrimas surcaron sus mejillas, al tiempo que sus rodillas dejaban de responderle cayendo en el suelo, mientras fuertes gemidos y lamentos abandonaban su boca, algo helado se clavo en el corazón de los otros, una terrible sensación, desolación y tristeza, mas un vació les llenaba por dentro, el pequeño zorro se tiro a los brazos de Kagome llorando junto a ella, Sango no pudo soportar aquella escena aunque de sus ojos las lagrimas no caían, pero aquella presión en el pecho estaba ahogándola tenia que llorar tan solo una lagrima seria suficiente pero, no podía...

Los brazos de una persona la rodearon, quiso ver el rostro del joven monje pero este solo la estrecho mas contra el mientras que su rostro se clavaba en sus cuello, la fría humedad de las lagrimas empezó a hacer presencia en aquella parte... el monje lloraba?... demasiada tristeza en su alma... en todos... la exterminadora no pudo mas que abrazarlo también al tiempo que de sus ojos suaves gotas bajaban...

Estaban listos para pelear, para luchar, para morir si era necesario... pero jamás lo estuvieron para despedirse de la persona a la que mas habían estimado... aquella fue la despedida mas cruel de todas...

Aunque bien todo aquello solo podía ser un presentimiento falso, que deseaban que solo fuera una mentira....

El monje salió de su trance cuando la voz de la joven miko se hizo presente, tardaría algunos días en volver, les decía, pero estaría devuelta a tiempo para continuar con su búsqueda, en su rostro se observaba una dulce sonrisa, pero sus castaños ojos denotaban tristeza, Miroku seguía contemplándola hasta que esta abandono la choza de la anciana Kaede, alejándose hacia el pozo.

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En realidad ahora no quería irse, pero debía hacerlo, necesitaba medicinas y algunas provisiones para un largo viaje, caminaba sin prestar atención a lo que se encontraba a su alrededor, en su mente solo giraban aquellas sensaciones que la habían asustado la noche anterior, por que eso era lo sentía, miedo, un terrible miedo de perder a otra de sus amadas personas, por que ella los amaba a todos, estimaba a la dulce Sango, al pervertido monje Miroku que a pesar de todo era una buena persona, al pequeño Zorrito y a la gatita Kirara...

No quería perder a nadie mas....

Detuvo sus pasos cuando sus ojos pudieron apreciar el lugar donde se encontraba...

El árbol sagrado....

Aquella vez...

Cuando llego por primera vez a esa época...

Su primer encuentro con el hanyou, el pobre chico que se encontraba atravesado por una flecha, dulces imágenes invadieron su mente, todas las ocasiones en que la protegió, las otras cuando la hizo feliz, algunas mas cuando lloro por su causa, todos aquellos "abajo" que le dedicaba cada vez que la hacia rabiar, una genuina sonrisa de agradecimiento surco sus labios, tal vez Inuyasha ya no estaba con ella, si, tampoco lo amaba, pero también quería a ese violento joven y le dolía aquel sentimiento de despedida que estaba presente aun en su pecho.

Se acerco lentamente al árbol, quedando algunos centímetros del mismo, sus dedos tocando aquel lugar donde había estado prisionero ese chico, las yemas de los mismos recorrieron lentamente el tronco apreciando la textura, apoyo su cuerpo a ese lugar, cerrando sus ojos, sentía una dulce calidez emanando del mismo, era como si Inuyasha estuviera ahí, como si la abrazara, suspiro sintiéndose una vez mas protegida por los brazos del hanyou. Débiles lagrimas salieron de sus párpados, ella que creyó no poder llorar mas.

-Que es lo que haces?.- Cuanto rencor había en aquellas palabras, se separo lentamente de ese lugar mientras sus manos retiraban los rastros de humedad que aun mojaban sus mejillas. Finalmente encaro a esa persona, los largos cabellos negros, las serpientes cazadoras de alma rodeándola y esa mirada de tristeza en sus ojos, tristeza? Ella que jamás mostró mas que frialdad en su mirar?

Kikyo se acerco a Kagome ambas cerca y juntas del árbol sagrado, la mano de Kagome seguía cerca de el lugar donde aun emanaba calidez, los dedos de Kikyo se dirigieron hacia aquel lugar, trazando los mismos movimientos que hiciera Higurashi, hasta toparse con la mano de esta y colocar la propia sobre la de Kagome.

-Donde se encuentra?-. Murmuro la miko sin ver a la chica de uniforme de marinero, esta solo suspiro, la mano de Kikyo se sentía tan fría, pero claramente percibía como esta pasaba algo de los poderes espirituales a través de ella, como si buscara respuestas en el árbol por medio de Kagome.

-Tu también lo sentiste?.- Dijo Kagome mientras giraba sus ojos para observar a la miko de las serpientes, misma que había cerrado los ojos al tiempo que alejaba su mano de la joven.

-Si, su alma se despedía, pero cuando envié mis serpientes para que la trajeran a mi, no encontraron nada.- Por primera vez los ojos de Kagome la miraban con verdadero rencor.

-Por que? Por que insistes en dañarlo Kikyo?.- La miko la miraba fríamente

-Yo soy la única que puede eliminar a Inuyasha, es su deber ir junto conmigo al infierno.- susurro lentamente una serpiente caza almas llegaba a ella junto con una de las almas en sus garras, llevándosela a su dueña para que se alimentara, pero esta fue destruida por los poderes de Kagome

-No lo entiendo... Se supone que yo soy tu reencarnación, se supone que tu eras igual a mi en el pasado, entonces por que?, por que no buscas la felicidad de Inuyasha como yo lo hago! Que hay de diferencia si tu y yo somos la misma persona!.- Aquellas palabras la habían desconcertado... la felicidad de Inuyasha, su corazón tembló, era verdad ella también en alguna ocasión procuro la felicidad del joven antes que la suya.

-Soy una alma corrompida, según dicen, por eso hago lo que hago.- Kagome se abalanzó contra ella, su mano golpeo la piel de la mejilla de la milko en una sonora cachetada.

-Eso no es ninguna excusa! Por mas corrompida que estés, tu también sigues amando a Inuyasha, ambas lo hacemos, ambas somos una sola... ambas sufrimos cuando le sucede algo, tu viniste hasta aquí para saber como estaba, por que te preocupas aunque no lo quieras admitir, por que tu aprecias a ese tonto- los ojos de Kagome se llenaron de lagrimas nuevamente pero no solo ella lloraba, cierta miko empezó hacerlo también a pesar de ser solo una muñeca de barro, comprendía lo que le decía esa reencarnación suya, había tenido una nueva oportunidad para ser feliz con la persona a la que amaba y lo único que hizo fue dañarlo, alejarlo cada vez mas de su lado...

Varias serpientes caza almas la rodearon mientras levantaban su peso elevándola por los cielos...

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Una pequeña niña corría presurosa por los largos pasillos mientras un ser de su misma estatura, mas bien un poco mas bajo la perseguía nervioso. No estaba bien que hiciera aquello, tenían poco tiempo de estar viviendo ahí y según lo que su amo les había dicho no eran seguras algunas de las habitaciones ya que unas cuantas estaban cubiertas totalmente por veneno.... y no sabían el numero ni la ubicación, su señor se marcho antes de poder peguntarlo... a esa batalla a la cual no podría llevarlos...

Pero de algo estaba seguro, se encontraba feliz, nuevamente podría servir a su amo bonito, algunos días atrás los localizo, la pequeña Lin grito de miedo al verlo, pero suaves lagrimas de felicidad invadieron su rostro, por primera vez una sonrisa amable se dibujaba en el rostro de su amo, una sonrisa de afecto y cariño hacia sus dos, bueno tres queridos acompañantes, una sonrisa que les hizo comprender la realidad, mas algunas simples palabras que les dijo, pero nuevamente estaban ahí esas palabras, "Yaken, Lin, Ah-Un, En marcha" y así había sido, de nueva cuenta lo acompañaban como en los viejos tiempos.

La pequeña Lin detuvo su marcha haciendo que el señor Yaken se tropezará con ella cayendo los dos al suelo...

-Tonta Lin Fijate lo que haces! .- la niña no le presto atención, se volvió a levantar y a correr nuevamente...

Yaken solo esperaba que el amo Sesshomaru volviera pronto de donde estuviese...

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Se sentía tan bien estar en su cama nuevamente, estiro un poco su cuerpo antes de bostezar largamente, un ligero sueño invadió su cuerpo, no estaría nada mal dormir un poco, tal vez para cuando despertara se sentiría mas tranquila, tal vez para ese entonces un chico con orejas de perro estaría en la venta gruñéndole para que despertara de su sueño...tal vez... aquello ocurriría...

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Continuara....

Notas de la Yuka: ahhh... No se por que, pero este es el capitulo que mas me gusto P,. Estaba pensando si creen que deberia poner otro lemonshi por ahi?, deberia o no?, segun lo que me digan en su review lo pondre o dejare de hacerlo y despreocupense, que Inuyasha volvera ;) Review???

Contestando a los reviews!!!

Maru Kazegami N. de Taoku: Pues te dire que yo tenia pensado desde que se me ocurrio este fic, dejar muerto a Inuyasha y en mis escritos el capitulo anterior era el ultimo, pero despues de que lo voli a leer me parecio que era injusto XD apesar de que soy una fiel seguidora de los Angst y Death Fics y pues mi intension desde el principio era esta hacerlos sufrir y sufrir y matara uno de los dos y que el otro sufriera aun mas ) pero... No pude P pense en otro final que estara en los siguientes capitulos. Gracias por Tus aminos y espero que este capitulo tambien te guste!

Lady-Saga: n.n Vivira eso es promesa, aunque quien sabe si use a Tenseiga, espero que te guste esta capitulo tambien!

Mari: Hola! Que bueno que pudiste volver a leer este fic! y que sea de tus favoritos!! Si tienes razon estuvo bueno de tanto sufrimiento!!! ya merecen un descanzo P ojala y este capitulo tambien te guste!

AGUILA FANEL : Jejeje, ya tenia pensado revivirlo XD y tambien lo del lemon, pero decidi que me digan si lo quieren o no con su review, gracias port us comentarios, y espero que este capitulo tambien sea de tu agrado...

Y eso es todo por ahora...