Married

Autora: Liandana

Tipo: Serie

Disclaimer: Harry Potter y Cía. es propiedad exclusiva de J.K. Rowling y otras empresas con fines de lucro UU... Nada de nada. No intento infringir ninguna ley. Y ni quiero, ni me interesa infringirlas. No tengo ni un céntimo y esto lo hago con fines de diversión. Adriel Benoitte y Kat Amateillo son propiedad mía, pero no me molestaría si alguien quiere usarlas, sólo háganmelo saber (jajaja, quién va a querer?). Aceptó de todo, menos virus y cosas dañinas para mi salud y la de mi computadora. No me caería mal un poco de dinero y sus reviews. Espero les agrade.

Dedicatoria:Para todas, que me han aguantado tanto tiempo y también para las que leen la historia sin marcar su paso por aquí n.nuuu

E-Mail:

Married

Capítulo XXXIII .

"Aún recuerdo aquella tarde de abril, como si fuera ayer. Ese día nuestras vidas corrieron peligro, pero el cielo o el infierno nos cerraron las puertas, gracias a Lily Evans"

Caminaban por Godric Hollow, la pelirroja veía con curiosidad y asombro las casas que se extendían a los costados de la avenida. James Potter la observo con singular atención. Lily volteó a ver a su pareja.

- ¿Pasa algo?- preguntó suavemente. James negó con la cabeza.

- Ya sé por qué me enamoré de ti- Lily levantó una ceja.

- ¿Por qué?

- Porque la inocencia y la infancia... aún viven en ti, simuladas en un cuerpo de mujer y una mente ágil y madura- el joven de cabellos negros sonrió dulcemente, pasando un brazo por los hombros de Lily, la cual bajo la cabeza sonriendo tímidamente.

Fue una decisión sentimental plenamente, el que vivieran en Godric Hollow, como era de suponerse todos los involucrados en la lucha contra Voldemort y aliados de Dumbledore, sabían que James era el heredero de Gryffindor. Pero nadie, excepto el grupo conformado por ellos (Lily, Adriel, Remus, etc) y Dumbledore sabían del interés de Voldemort por Lily y los extraños lazos que la joven compartía con él.

El día que nació Liliane Evans: una profecía nacía y el único testigo de aquel acontecimiento fue Lord Voldemort. Torturaba sádicamente a un hombre de no más de 30 años. De pronto el hombre dejo de ser consciente de su cuerpo y dolor, y lanzó la profecía.

Hacia ya dos años de lo ocurrido. Aquella mañana Lily se disponía para salir de día de campo con todos, llegaron al campo en donde pasaron una mañana tranquila y llena de risas, sólo opacada por el llamado urgente del Ministerio de Magia.

El mes de Abril se caracterizaba por el calor excesivo y en ese momento aquella comunidad parecía el mismo infierno en la tierra. Lily había escuchado de nuevo aquella voz pétrea, está vez anunciándole que era la hora de unirse o morir

- Está será la habitación de nuestros hijos- James abrió una puerta de caoba.

- La pintaremos de azul y blanco o de ¿rosa y blanco?- Lily veía soñadoramente la habitación, imaginando en donde estaría el juguetero y la cuna.

- Mmmmmh, ¿Qué tal si esperamos?, quizás tengamos un niño y una niña, tendremos que pensar en otro color... – James se acercaba peligrosamente a Lily, la cual sonrió.

- ¿Cuál será nuestra habitación?

James estaba siendo arrastrado por una fuerza invisible, su cabeza colgaba hacia atrás, una herida en la sien izquierda ya con sangre seca alrededor.

A lo lejos se oían gritar hechizos y se distinguían resplandores de luces. La comunidad en llamas era el escenario principal.

Lo dejaron caer pesadamente, él emitió un ligero gemido, tenía rotas por lo menos dos costillas y no tenía idea de frente a quien estaba, y lo peor no tenía su varita.

Entreabrió los ojos, encontrándose con un rostro sorprendentemente parecido al de Sirius Black, pudo distinguir que detrás de Sirius se extendía otra figura.

- Mi pequeña slytherin- escuchó lejanamente- es hora de encontrarte con tu destino.

Se escucharon pasos amortiguados y como una persona jadeaba y forcejeaba con sus captores. Un grito agudo le llego a los oídos. Abrió los ojos grandemente, trató de enfocar a donde provenía el sonido.

- ¡¡Jamás!!- gritó con fuerza.

- Quizás necesites un incentivo- la figura encapuchada señaló a James, apuntó la varita y suavemente pronunció: ¡Crucio!

Amatiello se interpuso, reuniendo todo el valor que tenía. Abogó por Potter, diciendo que si lo mataban, Lily jamás se convertiría, jamás se uniría a la causa. Y en eso la gryffindor tenía razón, pero el Dark Lord sólo interrumpió la maldición para lanzársela a Kat, sería la primera vez que Kat recibiera una maldición por parte del Lord, la primera y la última.

Otros encapuchados dirigieron las varitas hacia James e hicieron lo mismo.

- ¡¡¡NOOOOOO!!!

Por segunda vez, después de recibir más de una cruciatus James Potter cayó inconsciente... un resplandor, sólo la voz de Lily gritando lo acompañó a la oscuridad.

- Podemos poner la cama...- Lily miró por unos segundos la habitación alfombrada- aquí- señaló en donde estaba James parado.

- Pues... yo por el momento no necesito una- dijo pícaramente, guiñándole un ojo.

- ¡Deja de hacer eso!- replicó Lily entre molesta y divertida.

- ¿Qué cosa?- Prongs la sujeto por la cintura y le dio un tierno beso.

Cuando despertó se encontraba en la enfermería de Hogwarts siendo atendido por la señora Pomfrey y sorprendentemente Black, Lupin, Amatiello y Benoitte, le hacían compañía.

Su prometida había entrado con una canasta de golosinas a la habitación en donde se encontraban, su expresión era tranquila y transmitía paz.

- ¿Qué sucedió?- preguntó James, con una voz que parecía no ser suya.

- Dumbledore llegó a tiempo y nos rescató- dijo como si nada.

Más tarde se enteraría que Lily Evans al verlo inconsciente y sangrando, en medio de los cuerpos de sus amigos en igual situación, había sido capaz no sólo de invocar hechizos protectores sin varita, sino también de invocar magia antigua y poderosa.

Lamentablemente aquel poder que se manifestó en Lily, desapareció como había aparecido. La conclusión general fue que Lily al encontrarse a punto de perder lo que más quería y en un estado de inconsciencia y ausentismo, había logrado lo que muy pocos magos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La mujer vio con desgana por la ventana, de nuevo llovía, suspiró y se llevó una mano a la cabeza. Se miró la mano e hizo un gesto de disgusto al descubrir un anillo con un diamante incrustado.

- Hola Kat- la voz la saco de sus pensamiento- lamentó la tardanza.

- No te preocupes, acabo de llegar- sonrió lejanamente.

Adriel se sentó en la pequeña mesa para dos, lucía un collar con la forma de una estrella.

- ¿Cómo vas con Sirius?- preguntó de pronto, ya que un silencio incómodo se instalo en la mesa.

- Muy bien, creo que Black por fin ha caído en mis redes- Adriel rió ligeramente.

- Siri- kun cayó en tus redes desde hace un buen tiempo, amiga- puntualizo Amatiello sonriente- ¿Piensan casarse?

- Mmmmh, hemos hablado de eso un par de veces... –hizo una pausa, sopesando la información que iba a darle a su amiga- queremos tener un hijo.

Kat Amatiello abrió los ojos grandemente, llena de sorpresa y alegría. Por lo menos sus amigos eran felices plenamente sin tener que esconderse o simular que nada pasaba.

Hacia unos meses atrás, el mundo de Kat se tambaleó fuertemente, y Remus su punto de fuerza, no estaba en condiciones para cargar con un peso más sobre sus hombros. Ella se había enterado de la licantropía de Remus, días antes de salir de Hogwarts... no podía negar que había sido un golpe duro, sin embargo el amor que sentía por aquel chico fue mucho más fuerte que cualquier temor o prejuicio. Ella amaba a Remus Julius Lupin por quien era, por cómo era, por su esencia... no por su físico o fortuna. Ella lo amaba y le era suficiente con eso para soportar cualquier maldición.

Pero aquel acontecimiento, fue bastante para ella, para quebrantar su frágil paz y para dudar de su vida.

El Dark Lord, seguro de sus propósitos y de su cruzada, había decidido que era hora de la unión de uno de sus más fieles death eathers con otro de los miembros, la unión de dos poderosas familias de sangre pura: los Malfoy y los Amatiello.

Aquella noche, Lucius Malfoy pareció en su casa, y sin más preámbulos les comunicó los deseos del Dark Lord a la familia de Kat, obviamente ellos consintieron complacidos. Al día siguiente Kat portaba un aparatoso anillo de compromiso, como le repugnaba tan sólo de portar aquel anillo.

No tuvo las fuerzas suficientes de buscar a Remus, no aquel día, para llegar con él y mostrarle el espléndido regalo de Malfoy, no el día en que Remus sufriría la transformación, tampoco se sentía con fuerzas para acompañarlo como lo hacia cada luna llena.

- Felicidades- dijo Kat finalmente.

- Aún no es un hecho- Adriel se tiño de rojo- sólo lo hemos pensado.

- Aún así me alegró, aunque si te soy sincera- la castaña hizo una mueca graciosa- creo que el mundo aún no esta preparado para otro Black.

- Jajajaja, lo mismo pienso- la azabache sorbió un poco de té- aunque veo venir una nueva generación de Merodeadores...

El semblante de Adriel cambió de pronto, de uno alegre y risueño a uno sombrío y serio. Kat frunció el ceño notando aquel cambio drástico en su amiga.

Los Benoitte pertenecían a una familia francesa de gran tradición en su patria y magos reconocidos fuera de ella. Aunque la casa no era precisamente de sangre pura, puesto que los franceses eran más flexibles en aquellas cuestiones. Sin embargo los Beoitte ocultaban un secreto, el secreto de su poder, que muy pocas generaciones habían recibido: el don.

El día que se cayó de la escoba, había sido un día crucial, uno que marcaría su vida. Sufrió de fiebre inexplicablemente, así como de una enfermedad a la cual nadie le encontraba causa y cura. El día que despertó, se encontró con Adrien Benoitte junto a ella, velando sus sueños y pesadillas.

Finalmente su "gemelo" le había revelado el secreto de su casa. Aquello explicaba muchas cosas, una de ellas era como su padre solía llamarlos: "Gemini Elf"; "Elfos gemelos".

Jamás había entendido aquel apodo de su padre, hasta ese momento. Puesto que ellos eran hermanos y eran parecidos pero no eran gemelos, aunque cualquiera que no los conociera y viera juntos juraría lo contrario. Adrien era mayor que Adriel por un par de años.

El gemelo mayor conociendo el destino que les deparaba a ambos, en un acto de amor desmedido había optado por tomar el lugar de su hermana antes de que ella tuviera conocimiento, a los "gemini elf", nos les daban elección de construir su futuro, el destino ya estaba trazado para cada uno: uno sería la luz, el otro sería la oscuridad y sin embargo ambos morirían por la persona amada.

Adrien Benoitte se unió a las filas del Dark Lord, siendo de esta forma la contraparte de Adriel en todos sentidos. Aquellos hermanos tenían el don de las profecías, el don de viajar por los sueños y el don de ver las pesadillas, y no podían cambiar nada. Ellos tenían prohibido develar los secretos del tiempo, aún así podían ser grandes aliados.

- No habrá una nueva generación- pensó Adriel de pronto, aquellos pensamientos parecían ajenos, fuera de ella y su control.

- ¿Qué sucede?- Kat preguntó alerta.

- Nada, nada- dijo Adriel con un dejo de tristeza.

- ¿Segura?

- Segura, ¿En qué estábamos?- la joven pidió otro té- deberías quitarte esa porquería- señalo el anillo

- Quisiera, sólo espero la caída...

Llegó a la casa que compartía con Remus, entró intentando hacer el mínimo ruido posible. Aunque sabía perfectamente que Remus no se encontraría ahí. Recorrió toda la casa, pasando levemente los dedos por las superficies de los muebles y mirando con nostalgia todo a su alrededor agradeciendo en silencio los pocos momentos felices que vivía al lado de Moony y sus amigos.

Se dirigió lentamente a la recamara, se recostó y cerró los ojos una sonrisa se dibujo en su rostro, tomó la almohada en la que solía Remus recostarse y la abrazo hundiendo la cara en ella, aspirando el perfume de él, acurrucada se quedó dormida.

Casi era de madrugada, el día anterior había recibido la visita de Malfoy y su anillo, cerró los ojos de nuevo, está vez sólo por unos momentos antes de levantarse y mirar con determinación la puerta del baño.

La vida se le escapaba poco a poco, miró hacia la puerta entreabierta. No quería lastimarlo, jamás se perdonaría, pero era mejor terminar con esa farsa…

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aburrido apuntaba hacia un cesto de basura, lanzó un par de veces unos bolitas de papel, ninguna daba en el cesto. La puerta de la pequeña oficina se abrió, dejando ver a un Remus cansino.

- ¡Hola Moony!- saludó alegremente Sirius, dejando aun lado su pasatiempo- ¿Qué hay?

- Nada nuevo- contesto de mal humor- sólo la loca de Ethel, me la encontré en un pasillo- puso cara de circunstancias

- Yo que tú, ya le hubiera lanzado un obliviate poderoso- Sirius sonrió compadeciéndose de su amigo.

En los años de Universidad, que fueron pocos, conocieron por desgracia, según propias palabras de Remus, a Ethel Oreal, una joven bruja de cascos ligeros y bastante peligrosa cuando se interesaba en algo y ese "algo" no le hacia caso, para mala fortuna de Remus y Kat, ese "algo" tomó la forma de Remus Lupin.

En una fiesta a la cual asistieron, Remus perdió el piso y nadie fue a su rescate, los amigos de Oreal se habían encargado eficazmente que los escuderos de Lupin, llámese Black, Potter, Evans, Benoitte y Amatiello, quedarán igual de perdidos o más si era posible.

A la mañana siguiente, Black y Potter aparecieron en el dormitorio de las chicas con una resaca increíble y Evans, Amatiello y Benoitte en las camas tumbadas boca abajo. El pánico se hizo general cuando tuvieron conciencia de en donde se encontraban y sin recordar nada de la noche, el pánico disminuyo cuando comprobaron que todas las piezas de ropa seguían en su lugar y que el dormitorio no presentaba destrozos o indicios de una orgía. Sin embargo la adrenalina se disparo cuando descubrieron que uno de ellos faltaba en aquella habitación: Lupin.

- Lo he pensado varias veces- Moony se sentó en una silla frente al escritorio-¿Y Adriel?

- Fue a comer con Kat- contestó como si nada Sirius.

- Adriel es una excelente y fabulosa chica... – Remus sonrió con malicia- de hecho es mi ídolo.

- ¿EH?- Black alzó una ceja confundido.

- Sirius el caza-corazones Black, fue atrapado por una estrella.

Al parecer; Sirius Black era el más cuerdo y él que no tenía una historia tormentosa, dramática o en todo caso llena de maldiciones del grupo, pero eso estaba muy lejos de la verdad.

Siendo el primogénito de una de las familias más poderosas del mundo mágico, sin contar que era hermano gemelo de Regulus Black. Sirius Orión Black parecía que tenía todo: una vida tranquila, llena de amor y confianza. Y las apariencias engañan, durante mucho tiempo había creído que sus padres y hermano murieron a manos de Voldemort por oponerse a sus mandatos, por ser parte de la resistencia igual que los Potter, por mucho tiempo en sus adentros buscó la revancha, vengar a los seres queridos, y de pronto viene un death eather a derribar toda imagen de familia feliz y padres amorosos. Los Black eran una dinastía de sangre pura...

El dolor y tristeza lo invadió al descubrir la verdad, pero un orgullo nació al mismo tiempo, el orgullo de demostrar que no todos los Black eran iguales, que no todos eran escoria con pensamientos arcaicos y le alegró saber que no fue criado por seres despiadados sino por personas buenas de corazón y sentimientos: los Potter.

Ahora tenía a la mujer que amaba a su lado, tratando de construir una vida feliz sobre escombros de guerra y algo le inquietaba profundamente, algo que sólo ella, él y la noche sabían: las pesadillas.

Desde aquel día en que Lily les salvo la vida, tenía sueños, al principio sólo veía figuras sin personalidad ni escenario, moviéndose en la oscuridad, después voces y gritos, recientemente veía las figuras y escuchaba las voces, todo al mismo tiempo, pero los colores y escenarios se negaban a llegar. A veces se presentaban todas las noches, a veces se ausentaban por meses.

- Pues tú no estas muy limpio, Moony- comentó Sirius llevándose una mano al cabello- por lo menos a mí no me han hecho padre...

- ¡Hey!- protestó Remus, frunciendo el ceño al recordar aquella parte de su vida.

Cuando despertó quedo totalmente desorientado, no sabía en donde se encontraba y aquello le inquieto grandemente al reconocer que aquella no era su cama y mucho menos su dormitorio. El pánico se dibujo perfectamente en la cara de Lupin, al descubrir saliendo del baño a una joven envuelta en una toalla sonriendo de oreja a oreja.

Ethel se sentó al borde de la cama, preguntando si había dormido bien de forma maliciosa, Remus se alarmó notablemente y bajo la vista verificando que estaba envuelto en sábanas pero con la ropa puesta. La chica frunció el ceño, el merodeador no espero una explicación, se levantó e inmediatamente salió de aquel dormitorio.

Días después Oreal lo perseguía por toda la universidad, después de un día de persecución, la muchacha lo acorralo. Señalándolo acusadoramente y con un brillo peligroso en la mirada, cosa que asusto a Remus, volteando la cabeza intentando encontrar a alguien a quien pedir auxilio.

- Voy a tener un hijo… es tuyo- Remus se puso blanco como hoja de papel bond.

- ¿Un hijo?- preguntó incrédulo.

Remus Lupin fue cegado por una luz y después el estruendoso sonido de una carcajada, Ethel Oreal reía a más no poder y un amigo de ella sostenía la cámara. "Feliz día de los inocentes" había dicho Oreal antes de desaparecer, puesto que la furia de un licántropo estaba a punto de aflorar.

- Aún – terminó Sirius la frase, el amigo abrió los ojos grandemente.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La cámara de video, seguía a James en el apartamento, ligeros espasmos de risa convulsionaban la cámara.

- ¡Quieres dejar de reír!¡Por Merlín!- James Potter andaba de un lado a otro.

La cámara enfocó a un hombre ... En un sillón, cómodamente instalado, Sirius se veía las uñas de una mano, con gesto despreocupado reía de la angustia de su amigo.

- ¡Ya te veré algún día en mi lugar!- exclamó Prongs, con los nervios de punta.

- Por lo pronto déjame divertirme...

- ¡Moony!, ¡Dile algo!

- Padfoot, deja que saboreo los últimos momentos de su vida- comentó tranquilamente Remus, un cojín se estrelló en contra la cámara y por consiguiente la cámara en el rostro de Moony- ¡¡Guerra!!

Black comenzó a lanzar cojines importándole poco el desastre del final. Estaba seguro que terminarían empezando a arreglarse y a correr como locos de un momento a otro, temiendo que Kat los rostizará por llegar después de la novia.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La casa en Godric Hollow era inundada por gritos, voces femeninas y masculinas se mezclaban algunas histéricas y otras en tono tranquilizador. La puerta se abrió de pronto, dejando ver a una Lily a punto de desmayarse, a un James Potter detrás de ella pálido como la cera, a Sirius cargando un moisés y una andadera, a un Remus con un par de maletas, también a Adriel con unas pañaleras y finalmente a Kat tratando de que no se le cayeran los biberones.

- ¡¡Apresúrate!!- la ex prefecta gryffindor jadeaba y gemía agarrándose el vientre.

- ¡Ya nace!- Sirius se retorcía las manos.

Cuando Lily y James se casaron, Kat Amatiello se había librado del compromiso que la ataba con Lucius Malfoy, al parecer Lucius dio un muy mal paso con Narcisa Black, la chica slytherin que siempre estaba con él y detrás de él. La situación no enojo en lo más mínimo a Kat, al contrario, pareció volver a la vida. Ahora se encontraba al lado de Remus, añorando el momento en el cual se casarían.

Por otra parte, Sirius se encontraba tembloroso y nervioso ante la llegada de su ahijado, porque aquel bebé sería su primer ahijado y Adriel compartiría el privilegio de ser su madrina. Pero también había otro motivo poderoso: Adriel tenía un mes de embarazo y lo que estaba pasando James, lo pasaría él dentro de 8 meses.

Las consecuencias de haber desafiado a Lord Voldemort, aún no eran palpables, sin embargo todos sabían que en más de una lista aparecían sus cabezas y lo peor era que estas tenían precio. Kat les había contado que Voldemort ascendería a cualquiera que logrará acabar con los Black, pero el premio mayor se lo llevarían aquellos que matarán a los Potter. Dumbledore y la pareja habían decidido invocar un hechizo protector, por diferentes circunstancias no se había llevado a cabo.

El cuarto merodeador, era un misterio en lo que cabía, enviado por el Ministerio de Magia a países en los cuales fungía como intermediario, una especie de reclutador. Pero el joven regordete seguía en contacto con ellos por medio de las lechuzas, incluso mandando regalos para ellos. Peter Pettigrew no había cambiado a los ojos de ellos, era el mismo Colagusano despistado, leal y compañero del alma.

El regreso de Peter se tenía previsto dentro de un año.

- ¡¡Ahh!!- Lily tiró la cabeza hacia atrás y las amigas la veían angustiadas.

- ¡¡¡Acelera!!!- gritaron las dos en el oído de Potter.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El primer cumpleaños de Harry J. Potter fue recibido con júbilo y alegría, no sólo por los Merodeadores sino por todos los de la Orden del Fénix. La casa de los Black se vestía de fiesta, con globos de colores en cada rincón, serpentinas y confite, luces juguetonas y muchas golosinas, por supuesto un enorme pastel con el nombre del festejado.

- Este niño se pudre- dijo Sirius entre dientes, cargando a un Harry que quería tomar todo lo que veía, siendo su principal objetivo el cabello de su padrino.

- Pues cámbialo- Lily le tendió la pañalera.

- El padrino, siempre hace el trabajo pesado- el ojiazul se levantó del sillón y se dirigió al piso superior.

James había invitado a comer a Sirius, Lily y Adriel entraban al comedor con los postres en las manos y comentando algún programa muggle.

Sirius comía con tranquilidad el postre cuando James por fin abrió la boca, poniéndose serio al igual que Lily y llamando la atención de la pareja, les dijo que debían saber algo importante.

Aquella tarde Black estuvo a punto de morir por culpa de un pudín de arroz, y la blusa de seda de Adriel se vio manchada por el café que bebían. El matrimonio Potter les había hecho participes de la felicidad que los embargaba. Serían tíos y los padres querían que fueran sus padrinos y escoger el nombre del bebé.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Notas de la autora:

Hasta aquí llega el capítulo y no tengo comentarios, espero que ustedes si los tengan y tengan piedad de mí!!!!. Sean buenos y apuchurren el botoncito que dice Go.

Gracias por las personas que dejaron reviews: Nitablack, Vanesa- Salazar, Adla Lanai, Eva Vidal, Isil Black, Fleur.

Vamos por los 300!!!!!!—ush! Es que mi ego se infla cada vez más como buena siriusana!!! Jajajaja.

Besitos y saludos.

Atte: Lian- miembro de la orden siriusana.