ILUSIÓN Y REALIDAD
CAPÍTULO 1
"Confusión"
Por : Nakuru Tashida
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Lentos... Lentos pasos trazaban su camino, era como si el mundo le hubiese caído encima y por obligación cargarlo. Su mirada pérdida en el vacío, exhibían unos ojos sin vida, sin esperanza. Sus gestos, su caminar, su mirar y hasta su respirar mostraban todo lo que sentía. Ya se encontraba harta y agobiada de lo mismo, estaba harta de que la monotonía se apoderase lentamente de su ser y pronto de su alma; fue aquel sentimiento de angustia a lo mismo, la que le obligó a volver a su hogar, Totocanta.
Cuando el sol reclamaba su descanso y la luna su faena, ella aún se encontraba caminando, esta vez de regreso a su hogar temporal, el internado. Por alguna u otra razón, deseaba tener alguna aventura. Esa manía, o tal vez obsesión, fue aumentando a medida que escuchaba esos rumores de que existían magos y hechiceros que vagaban de pueblo en pueblo, pero nunca presenció algo parecido.
Cada paso que daba era distraída, sumida en sus pensamientos. Cuando repentinamente, su trance fue interrumpido al sentir un fuerte golpe y de repente... la oscuridad se apoderó de su ser.
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De alguna forma u otra, reaccionó. Volvió a sus cinco sentidos. Ella allí, sentada, observando cada detalle, cada esquina y cada rincón en donde se encontraba. "que extraño, mi cama no era tan suave" pensó en voz alta.
-¿Sucede algo?- Se sobresaltó, conocía esa voz, sabía quien era, pero no estaba segura y sin temor observó a la persona que se asomaba en la puerta. –Ya lo sabía-
-Dime, ¿Qué sabías?- Preguntó ahora la visitante, mientras se adentraba a la habitación.
-No es nada, Mariabel, lo que pasa es que no entiendo ¿qué haces aquí?- Respondió más tranquila.
-¡Cómo que qué hago aquí!- Dijo con cierto enfado -¿Qué acaso pretendes echarme hermanita?-
-No, no. Para nada- Se sobresaltó al ver la reacción de su hermana–Es que... ¿Viniste de tan lejos?-
-¿Tan lejos?- Ahora la confundida era Mariabel
-Pero...- Dudó un momento de su ubicación, en verdad no sabía dónde estaba o qué estaba haciendo –pero que haces aquí, en el Internado-
-¿Internado?- Ya comprendía todo, ya sabía lo que sucedía; le llevo unos momentos reaccionar y termino riéndose
-Oh! Mariabel. Ahora qué sucede!- Reclamó con gran furia y exasperación al no entender lo que sucedía. Su hermana continuaba riéndose, respiro hondo y aún con una pizca de gracia pronuncio su nombre –Cleo- lo dijo como si estuviera frente a un infante, una inocente criatura.
-¡Qué!- Reprochó –¿Qué dije de malo?-
-Nada, nada- Aún estaba con esa sonrisa, que cada vez provocaba más molestia en Cleo
-Ahh!! Me estresas hermana!!- Grito al límite de su desesperación
-Ya, ya... Es que no estamos en el internado. Esta es nuestra casa- Pronunció mientras se sentaba al lado de su hermanita
-Ah?- Ahora sí, pensó que era el ser más confundido en la faz del planeta -¿Cuándo llegue? ¿Por qué? ¿Qué día? ¿A qué hora? ¿Cómo? ¿Por qué no recuerdo?...- Y así fue formulando pregunta tras pregunta, lo que solamente ocasionaba un gran dolor de cabeza a Mariabel.
–Hmm...- Pensó unos instantes –Llegaste ayer, porque dijiste que estabas aburrida, el lunes a las tres de la tarde, en carreta y...- Posó su mano derecha en su cabeza como símbolo de preocupación –Tal vez tengas amnesia-
-¿Quién eres?- Bromeó
-Ahora, ¿qué haré?- Su voz era angustiada, sin tener idea de que hacer.
-Ya hermana, sólo era una broma-
-Bueno, bueno... Ya basta de bromas, es hora de que bajes. Mamá ya tiene el desayuno listo-
-Enseguida bajo!- Expresó con gran entusiasmo, al tiempo en el que Maribel se dirigía al comedor; en donde se encontraba la madre ya cansada de esperar.
Para la fortuna de ambas, Cleo no demoró mucho y sin pensarlo tres veces, comenzaron a desayunar. Iniciaron con un "Gracias" y finalizaron con un "Estuvo delicioso". Todo correspondía a la rutina: Cleo vigilaba a esos pequeños y extrañas personas que se encontraban en su casa, limpiaron la mesa, recogieron y se fueron; era como si estuvieran programados o algo por el estilo. Nunca le importo sus nombres, por lo que no le presto el mínimo detalle. Mariabel, recostada en el sillón, iniciaba la lectura del mismo libro de siempre; al mismo tiempo, en el que su madre comenzaba a tejer algún abrigo o bufanda, el invierno se acercaba.
Todo iba perfecto, hasta el momento en el que a Cleo se le ocurrió la gran idea de ir al pueblo a comprar unas cosas y después ir a cenar o comer algún postre. Su capricho fue tal, que absolutamente nadie... nadie! Le sacaría la idea de la cabeza. Sin embargo, su arbitrariedad no era ir únicamente salir al pueblo, sino que también quería ser acompañada por su hermana. Por lo que rogó y le rogó, una y otra vez que le acompañase, pero ella le negó una y otra vez. Tanto fue el alboroto que duro horas y horas, hasta que Cleo se dio por vencida, mientras que Mariabel fue muy constante en su "No puedo, tengo cosas que hacer". Cleo nunca consiguió que dudara.
-Vamos Mariabel, piénsalo bien- Se acerco a su hermana con esos ojos cristalinos a punto de llorar
-Ya te lo dije Cleo. No puedo, tengo muchas cosas que hacer-
-Ohh- musitó al viento, mientras caía resignada al sofá –Bueno, iré sola- Su rostro de derrota se transformó repentinamente en una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Vaya! Que multifacética eres Cleo- No obtuvo ninguna respuesta, sólo una risita maquiavélica de su hermana; mientras salía brincando de la casa –Ahora regreso!...- Fue algo de lo que pudo escuchar.
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Cruzando aquellos senderos por los que había pasado de niña, Cleo llego al pueblo. Se detuvo en seco y observo la cantidad de gente que había en el: personas riendo, niños jugando y toda clase de espectáculo, parecía como si hubiera algún festival. Era tanta su emoción, que desbordaba alegría en donde entrara, pasara o mirara. Todo iba como lo había pensado, hasta que un extraño sonido surgió de su estómago. De seguro tendría hambre, pero como iría a cenar prefirió comer algo leve, tal vez un postre.
-Y que mejor postre que el de la posada de enfrente- Vociferó señalando febrilmente aquel local -¡Allá voy helado flotante!- Le grito al viento y con paso firme, fue directo al lugar.
Al acercarse un fuerte golpe la recibió y ella allí en el suelo, aún aturdida por el golpe, con su mirada cabizbaja pudo escuchar alguno que otro reproche de su victimario; por su tono de voz, le dio la impresión de que era un persona muy violenta. Pronto sus ojos chocaron con unos ojos verdosos, que le ofrecía su mano para que se levantase, mientras le pedía una que otra disculpa por lo acontecido.
-¡Oh! Vaya que el mundo es pequeño- Dijo al ver el rostro de aquella jovencita que apenas se acoplaba a la situación repentina –Disculpa a mi maestro- Le dijo con una gran sonrisa -Vamos maestro, discúlpese con la señorita Cleo- Pidió a su acompañante, que al parecer tenía cierto enfado; el jamás se disculparía, nunca lo había hecho y hoy no sería la excepción.
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Hola!!! Espero que les haya gustado nn! Este fic se lo dedico a quienes me incentivaron a escribir un fic de orphen nn
Arregle unas cuantas cositas y le agregue algo al final pero no es mucho... pero igual espero que les haya gustado n-n
¡GRACIAS POR LEER!
Bueno, Cualquier duda o comentario lo pueden hacer por medio de reviews o bien por mi mail!
Bye-Bye
Se despide...
Nakuru
