Nota Autora: bien…que nervios, el segundo cap. Me ha costado una infinidad terminarlo, y pues ha quedado un tantito más largo que el primero, si es que eso les molesta por favor avísenme y lo arreglaré en los siguientes capítulos.
Sobre la historia las líneas que aparecen en el texto indican el cambio del narrador que ocurre, al principio el narrador se centra en Draco, y al cambio en Harry, y por último vuelve a ser Draco, ojalá me sepa explicar, pero creo que no tendrán problemas.
Disclaimer: bueno como todos saben, nada me pertenece, todo es de sus respectivos dueños (sea J.K. Rowling, Warne Brothers, etc.) y no gano absolutamente nada con esto.
Advertencia: bueno violación, muerte de personajes, drogadicción (lo que creo sería drogadicción en el mundo mágico), algo que intentó ser Lime (se quedó mucho más atrás que en el quedó aviso . ), algunos de éstos ocurren en el primer cap o serán citados en otros futuros, por eso a los que no les agrada este tipo de historias favor abandonar la página.
Espero disfruten la historia….
Adicciones
Capítulo 2
La caminata hasta el gran salón te pareció eterna con su mano postrada en tu cintura, mientras la otra jugueteaba en tu pecho traviesa. De vez en cuando soltabas suspiros y frases inintengibles que causaban la risa en tu compañero y sonrojo en ti.
-Supongo que ahora somos novios ¿No?-te preguntó con voz de niño inocente mientras te arrinconaba contra las puertas del Gran Salón-sólo si tú estás de acuerdo-te volvió a tentar con aquella voz sensual ahora acompañada de leves mordiscos en tus labios, sólo suspiros por respuesta obtuvo-supongo que eso es un si-dijo risueño, sin dejar de utilizar esa voz infantil e inocente.
-Mj-lograste articular un mero asentimiento que al parecer lo dejo conforme.
-Entonces entremos mi Príncipe Slytherin-dijo con total dramatismo haciendo una reverencia para que pasaras delante.
Nuevamente lo único que pudiste hacer fue agachar el rostro para evitar que viera tu sonrojo.
Esta vez no sentiste el intoxicante aroma, ni el nerviosismo que la vez anterior, no hasta que lo tuviste junto a ti, demasiado cerca habrías dicho hacia un tiempo atrás, pero ahora que más daba.
Su respiración cálida y traviesa te sorprendió.
-Te ves adorable cuando te sonrojas-dijo rápido en tu oído, para luego capturar tus labios evitando así una réplica segura que se perdió entre sus bocas ansiosas y hambrientas.
Las luces los despistaban del resto, nadie se pararía a mirar a dos chicos besándose, pensaste travieso, te aventuraste a deslizar tu mano por su ancha espalda y seguir bajando, mientras ambos se movían al compás de la eléctrica música.
-Mmm… ¿Quieres jugar?-dijo igual o más travieso que tú, colocando sus manos en tu estrecha cintura, apegándose más a ti, danzando al ritmo que la música les dictaba, dejándose llevar por el momento, disfrutando de la cercanía que les brindaba la ocasión.
-¿Por qué no?-dijiste sintiéndote confiado por primera vez desde hace mucho tiempo.
Baterías, guitarras, tornamesas…diferentes instrumentos parecían componer aquella extraña melodía que te mareaba y hacía que te perdieras en el momento, que te perdieras en aquellos fuertes brazos que provocaban que tu debilidad saliera a flote, que tu ansiedad y miedos se mezclaran en un delicioso sabor a perdición, una intoxicante adicción que había crecido con el tiempo.
Seguiste dejándote llevar por él, seguiste el ritmo que te imponía sintiéndote seguro en aquel destructivo abrazo que te fascinaba.
De pronto sentiste como sus brazos te abandonaban y te sentiste inseguro, pero una susurrante voz en tu oído te calmó. Se dio la vuelta quedando a espaldas tuyas, su mano viajó hasta tu muslo y con la otra guió la tuya hasta su suave pecho cubierto por la fina tela.
Su mano acariciaba tu muslo refugiado en tus costosos pantalones, mientras tú te deleitabas con su pecho soltando unos cuantos botones de su lugar para poder tocar aquella suave piel acaramelada.
No supiste cuando fue que la duda te inundó, cuando sentiste que el miedo se interpuso entre tu fantasía de realidad, sólo supiste que necesitabas aclarar tu duda, necesitabas despejar aquella tonta idea que se comenzaba a calar en tu frágil mente.
Necesitabas saber si era verdad aquello.
-Harry-muda súplica de atención que él contestó de inmediato volteándose hacia ti.
Titubeaste un poco al ver su rostro jubiloso por la excitación, quizás era mejor callar y seguir contemplando aquella hermosa imagen, pero todas tus dudas desaparecieron al escuchar su voz en tu cabeza alentándote a continuar con tu plan.
-¿Tú…Qué sientes por mi?-por fin preguntaste soltando tus dudas sin apartar la vista de aquellos ojos que te hacían retumbar por dentro, y deseaste haberla apartado.
Su mirada antes extasiada y lasciva, había desaparecido para dejar en cambio a una burla e incomprensión que te destruyó tu pobre corazón.
Podías sentir como su mirada socarrona te devoraba lentamente, como tus fuerzas te abandonaban, y como el deseo de que sólo fuera tu imaginación persistía a la realidad.
-¿Realmente importa?-al fin escuchaste su contestación que te destruyó por completo, no era una pregunta si no mas bien una advertencia que supiste entender.
Te abrazaste a él tratando de ahogar tus lágrimas en su pecho, mordiste tu labio para no soltar un lamento de tristeza, mas eso no era suficiente para apaciguar tu dolor y decepción.
Levantaste tu rostro ansioso al encuentro con aquellos profundos ojos inundados por el deseo que te hicieron estremecer.
Uniste temeroso tus labios con los de él odiándolo por tener semejante poder sobre ti, por provocar en ti aquel estremecedor temblor que hacía que tus piernas no lograran soportar tu peso, obligándote a apoyarte en él, mientras te perdías en el adictivo beso; lo odiaste por sentir esa calidez envolverte cuando te abrazó la cintura notando ti inestabilidad.
Lo odiaste cuando sonrió a mitad del beso. Lo odiaste cuando lo rompió para acercarse a tu oído, y hacerte escuchar casualmente en un susurro cómplice su voz.
-¿Quizás sea esto lo que necesitas?-viste como en su mano izquierda sostenía un frasquito de cristal de mediano tamaño que contenía un espeso líquido verdoso crema.
El tiempo se te detuvo por un instante, quisiste salir de ahí y huir a la seguridad de tu cuarto, no volver a ver a aquel chico que te estaba incitando a hundirte más en tu propia miseria…en tu propio dolor. Pero ésa era la única vía de escape que tenías, la única que siempre funcionaba.
Quisiste apartar tu vista de aquel veneno que te sabía a cura, quisiste escapar de ésa calidez que te sabía a hiel, escapar de esos ojos que te quemaban y que hacían que disfrutaras de aquel dolor.
Quisiste olvidar aquella noche donde por fin tu obsesión más oculta se había llevado acabo en la irónica realidad, y comenzar de nuevo, mas lo que hiciste fue todo lo contrario a lo que pensaste en aquellos segundos que te parecieron horas.
Tu mirada ya no estaba en aquella diminuta botella que contenía tu condena con aquel diablo al que pertenecías hacia mucho, no, tu mirada estaba fija en sus ojos; le diste la libertad para que decidiera tu destino, te le entregaste en ése momento para siempre dejando a entender que lo que él decidiera tu obedecerías sin titubear, y lo odiaste cuando pudiste sentir su socarrona mirada clavada en ti, mientras la botella, repentinamente destapada, se acercaba a tus entreabiertos labios dirigidos por su segura mano.
Lo odiaste cuando sentiste el frío contacto de la botella con tus adoloridos labios.
Lo odiaste mientras aquel veneno se colaba a ti por tus labios, lo odiaste cuando su ése sabor intoxicante te llenó los sentidos, y no pudiste hacer mas que concentrarte en aquel demonio frente a ti que disfrutaba de tu dolor como si fuera uno de los más grandes placeres que pudiera existir en la Tierra.
Lo odiaste cuando gemiste involuntariamente ante el mero roce de su cadera al chocar contra la tuya.
Lo odiaste cuando el mundo dejó de tener sentido alguno para ti, y sólo pudiste centrar tu atención en él, pero cuando más lo odiaste fue cuando detuvo su erótica danza para acercarse a ti y pronunciar con voz ronca y sensual.
-Ya entiendo porque piensa en repetirlo-soltó tranquilo admirando tu vacío semblante.
Te alejaste unos cuentos pasos sin dejar de mover tu cuerpo al sensual ritmo que el ligar emanaba, sin dejar de ver aquel esbelto cuerpo por un segundo.
Al comprender aquellas palabras trataste de soltarte de él, trataste de buscar a aquellos ojos azulados culpables de tu actual estado. Trataste de por lo menos temer ante aquella revelación, pero nuevamente fuiste dominado por él, lo sabías.
-¿Dejarías que lo hiciera?-preguntaste abandonándote nuevamente a la electrificante sensación de la música al bañar tu cuerpo.
Al tener tus bellos ojos apretados por la excitación que el momento te brindaba no pudiste ver como su semblante cambiaba drásticamente, no pudiste ver como una repentina furia se postraba en ésas profundas gemas para desaparecer tan rápido como apareció y dejar en cambio el deseo posesivo y protector que nacía en él cada vez que tú estabas cerca, no pudiste ver la clara respuesta silenciosa a tu primera pregunta. Nada de eso pudiste ver a causa de la reciente droga que comenzaba a causar sus alucinantes efectos en tu fatigado cuerpo.
Un repentino tirón te acercó al cálido cuerpo de tu bendito verdugo que posesivo te encerró en la fuerte prisión de sus poderosos brazos, mientras una gutural voz autoritaria te contestaba.
-Jamás, ni muerto te volverá a tocar ése maldito engendro-su voz destilaba veneno y sinceridad, una sinceridad demasiado cruda y real, pero una te que prometía justicia, una justicia verdadera para ti.
Seguiste flotando en aquel recinto un tiempo después sin la compañía de tu bendito demonio, pues éste se encontraba a unos metros tuyos sentado cómodamente en uno de los asientos de aquella barra; estaba de frente tuyo con ambas piernas cruzadas, una sobre la otra apoyando su espalda en la larga mesa por donde de vez en cuando se veían pasar algunos tragos. Tenía una perfecta visión tuya.
Bailabas para él; aquella mano desconocida que se posaba en tu fina cadera, para ti era la de él, aquel gemido que escapaba de tus delgados labios perdiéndose con la estridente batalla de notas musicales eran para él, aquella danza que comenzabas crear con aquel desconocido era para él.
Aquel extraño te sorprendió al momento de besar una de tus coloridas mejillas, susurrándote al oído como si su verdadero deseo fuera que su rasposa voz se mezclase con la poderosa y excitante música.
-Veo que tenemos espectador Draco-lo reconociste al instante, no podías equivocarte, mas la droga aún seguía en tu organismo y te evitaba reaccionar a conciencia, te impedía que los nervios llegaran y lograran hacerte detener el espectáculo que comenzabas a brindarle al chico de la barra que bebía un fuerte Whisky mirándote fijamente.
-Mmm...¿Si?-lograste articular, lo que más sonó a un quejido de placer que a una pregunta.
-No es necesario fingir Draco, no conmigo y lo sabes-te respondió frío volteándote brusco.
Viste su rostro y vacilaste un tanto, mas sentiste la calidez de Harry rodeándote, sus palabras llegaron a ti, su promesa de tu seguridad.
-¿Entonces?-preguntaste frío y despreocupado como solías ser, como te dictaba que fueras aquella traviesa voz conocida.
-Entonces nada Draco-dijo suavizando su mirada felina-Sólo recuerda que eres un Slytherin y…que nosotros también lo somos-dijo casi susurrando la última frase acompañando sus palabras por una suave caricia de sus dedos morenos a tus labios.
Sentiste como Zabini se hacía camino hacia tu chico, y como este ni cuenta se daba.
Viste como Draco danzaba para ti, como gemía por ti sin apartar ni por un momento aquellos penetrantes ojos de los tuyos. Sonreíste encantado por la vista.
Por un momento pensaste en ir y separar a tu rubio de Zabini, mas cierta Slytherin te entretuvo.
-Potter-dijo sumamente dulzona y elegante la chica con una gran y hermosa sonrisa atontada, plantándose frente a ti, obstaculizándote la viste de Draco.
-Querida-respondiste al saludo mientras cogías una de las blancas manos levemente sonrosadas de la chica para dirigirla a tus labios.
Depositaste un ardiente beso en aquella piel blanca sonrosada que emitía un dulzón olor a frutas que te mareaba y asqueaba, preferías el aniñado y fresco aroma de Draco, su inmaculada piel blanca cremosa y suave, su…
-¿Qué pretendes hacer con él Potter?-su voz te sacó de tu reflexión sobre cierto rubio, su voz había cambiado, ahora fría y arrogante, mas sin dejar de lado aquella frívola sonrisa que te repugnaba.
Aquella chica era astuta, cualquiera que los viera pensaría que estaban llevando una amena charla, donde el final sería terminado en una habitación con ambos desnudos. Era toda una Slytherin.
-Que no te preocupe tu Príncipe-dijiste bebiendo de tu licor, fuego quemaba tu garganta, mas era mucho mas efectivo sentir el cuerpo de Draco estremecerse bajo tu toque-No lo dañaré.
-Tú sabes quien fue ¿No es así?-mas que una duda, era una afirmación que te causó cierta gracia, ¿Cómo lo hacían las serpientes para ser tan intuitivas?
-Puede ser…Él no me lo ha dicho-dijiste casual al leer en su mente la decepción a la posible desconfianza que hubiera tenido tu chico para con ella, pero si no lo hubieras indagado en su complicada mente jamás te hubieras dado por enterado, pues su serio y frío semblante no daba cabida para sentimientos, lo único que la hacía parecer humana en ésos momentos era aquella vacía sonrisa, que a pesar de ser frívola y carente de significado no opacaba en ningún sentido la belleza de la chica.
Grandes ojos aqua calmados y fríos, rosada piel contrastada perfecta con su vestimenta de etiqueta, de porte mediano, cercana a la estatura de Draco quizás; largo cabello castaño con ciertos mechones oscurecidos por el sol, adornado en un complicado peinado.
Ésa era Pansy Parkinson, la chica que quería como a un hijo a tu Draco, y que por esa misma razón se encontraba parada en esos momentos frente a ti.
-No se preocupen, yo me haré cargo del bastardo-contestaste a su muda pregunta, para terminar diciendo-Soy la única salvación de Draco-la mirada de Pansy cambió, e viste tentado a reír- y su única perdición-al parecer el lo último la chica estaba de acuerdo contigo, pues su vacía sonrisa fue reemplazada por una melancólica y cálida.
-No sabes cuanta razón tienes-su voz se te hizo un reproche, mas no te culpaba, sólo lo admitía.
-Y ¿Qué harán ustedes?-sentiste como la chica se acomodaba en uno de los asientos rojizos de al lado tuyo, dejándote nuevamente la visión libre, lo que viste no te agradó para nada. Zabini tocaba los labios de tu chico en una tibia caricia, mientras éste sólo se limitaba a disfrutar del toque, pero no lo culpabas, el efecto de la pócima eran realmente fuertes y seguramente tu rubio estaba sintiendo tu mano acariciar sus labios, y no la de Zabini.
-¿Qué podemos hacer? Esto es lo mejor para él, aunque lo destruya, así está mejor-su dulce voz te obligó a apartar la vista de aquella escena.
-¿Me ayudarías con el negocio?-dijiste pensando en que quizás ya era tiempo de tu retiro, pues ya habías obtenido lo que buscabas.
-Podría ser… ¿Lo seguirás involucrando en ello?-preguntó bebiendo de un extraño licor burdeo.
-Por supuesto-demasiado sincero para ella, demasiado verdadero-Si no fuera por eso, hace mucho que no escucharías a tu arrogante Príncipe.
-Por supuesto-tus mismas palabras, vaya chica aquella-si aceptara…¿Qué ganaría?
Soltaste una risa hilarante ante tal pregunta, siempre ambiciosos aquellas víboras, pero te agradaban así, en cierta manera eran verdaderas, tú sabías que esperar de ellas.
-Pues supongo que parte de la ganancia, según lo buena que seas y según como respetes mis reglas-bebiste un poco más y te divirtió aquella plática.
Tú conversando con ésa rubia, que muchas veces fue tu centro de celos, sobre tú negocio de pócimas alucinógenas. Vaya como cambiaba la gente, pensaste con humor.
-¿Puedo involucrar a alguien más?-dijo la chica mientras acariciaba un mechón rebelde que se había escabullido de su complicado peinado.
-Por supuesto, mientras sea serpiente…y de tu círculo-dijiste como regla suavemente.
-¿Por qué?-¿Es que siempre te iba a cuestionar todo? Pensaste fastidiado, pero te lo esperabas.
-Bueno, pues Gryffindor está claro que no, son demasiado "competitivos" e idiotas, no querrían estar trabajando en conjunto contigo, y creerían que alguno de ustedes me ha hechizado por el hecho de ser yo el jefe en tremendo tráfico-te detuviste un segundo para admirar el rostro de la slytherin, regocijo fue lo que encontraste en ésos claros ojos, puro regocijo y orgullo-Ranvenclaw…demasiado inteligentes, querrían tener después de un tiempo su propio negocio al ver que funciona, o me extorsionarían con hacer todo público-nuevamente te detuviste y te encontraste con sorpresa en los ojos de ella-Hufflepuff…¡Vamos! Son demasiado correctos como para hacer esto, y si llegara a encontrar a alguno dispuesto a hacerlo, sería cuestión de tiempo para que fuera descubierto y ….
-No contestaste toda mi pregunta-soltó de pronto.
-No me dejaste terminar querida-dijiste semi enfadado por la interrupción de la castaña-tiene que ser entonces Slytherin, pero explícitamente alguno de los de tú círculo, pues de los demás no tengo confianza alguna, y no es que la tenga a ti o a alguno de los otros, pero como ustedes se interesan bastante, por decir lo menos, de mi chico, tengo la seguridad de que no harán nada que lo dañe, aunque eso signifique no hacerme ningún daño a mi-concluiste satisfecho al ver la expresión de incredulidad de tu acompañante.
-Veo que llevas tiempo pensando en esta propuesta Harry-dijo distraída, mas sabías que en ésos momentos se encontraba analizando tu propuesta de una manera fría y calculadora; como te gustaban las serpientes, cuidadosas la máximo, siempre pensando en sus demás camaradas, siempre desconfiadas, siempre cautivadoras.
-Puede ser querida-respondiste luego de salir de tu cavilación.
-Tendré que ver resultados Potter…-dijo resuelta mientras tocaba la fina varita que se encontraba oculta en el pronunciado escote de su elegante vestido. Con su mano derecha sobre sus senos dijo un simple conjuro oscuro-para ver si eres de fiar-finalizó dándote una pequeña tarjeta rectangular color crema que había parecido en sus delicadas manos donde citaba.
"Adicciones S.A."
Leíste con voz curiosa, mientras levantabas una de tus azabaches cejas en pregunta silenciosa.
-Pues creí que necesitaríamos un nombre, no podemos estar sin uno, por todos los cielos Potter, clase, se llama clase Potter-dijo altanera jugueteando con la sombrilla de su fino trago, seguramente los elfos habían tenido que esforzarse mucho por complacer el exquisito gusto de la elegante chica que se encontraba a un costado tuyo, pensaste.
Te sorprendió lo que ella te estaba dando a entender sin decir palabra alguna, aceptaría tu propuesta gustosa, mas debías demostrar tu fidelidad a ella y a los demás Slytherin, y ¿Cómo lograrlo?
Simple, tendrías que castigar al osado iluso que se había atrevido a hacerle semejante atrocidad a tu hermoso y frágil serpiente. Una malvada y desquiciada sonrisa se apoderó de tus labios sin que pudieras evitarlo, estabas deseoso de escucharlo gemir de dolor, de escucharlo suplicar por una piedad que jamás se le sería concebida.
-Quita ésa sonrisa o pensarán que te estoy haciendo algo aprovechándome de la oscuridad-exigió la castaña segura de que obedecerías, ensanchaste tu sonrisa y acercaste tu rostro al de ella hasta que tu aliento chocaba contra su desnuda oreja adornada por bellos y lujosos aretes de diamantes.
-No sería mala idea ¿No crees?-dijiste seductor rozando tus labios contra la sonrosada mejilla de la chica, paseando mientras tu mano por encima de la suave tela que escondía el firme y tentador muslo de Pansy.
-No eres mi tipo querido-dijo escondiendo a la perfección su diversión por tu acto, te estabas comportando como todo un Slytherin.
Seguiste tu recorrido por el contorno de la chica, que estoica ante tu toque se encontraba, mientras miraba ausente la pista de baile.
Acariciaste suave la piel descubierta del brazo y ansiaste que fueras otra la persona que se encontrara contigo en ésos instantes.
Subiste audaz tu mano por el hombro y luego la dirigiste hacia el desnudo pecho.
Acariciaste la bella joya francesa, mientras admirabas los finos rasgos de la chica, era realmente hermosa, pensaste apartando por un instante al chico de cabellos dorados de tu cabeza.
-De todas maneras la oferta sigue en pie-dijiste al fin distrayendo a la castaña.
-Tendré que pensarlo, por ahora no me haces falta lindo-dijo arrastrando las palabras de una manera dulce y arrogante, un rasgo más para admirar de ellos.
Acariciaste la tarjeta olvidada en tu mano y te vino una repentina curiosidad.
-Me gusta el nombre-dijiste distraído abandonando la joya para relajar tu brazo a un costado tuyo, y recargar tu alborotada cabeza en el suave hombro de Pansy.
-¡Ja! Claro que tendría que gustarte iluso, yo se lo he puesto-dijo como si ésa razón fuera suficientemente fuerte como para asegurar la genialidad del nombre.
-¿Para que sirve?-soltaste al fin, colocando la pequeña tarjetita frente a tus ojos.
Ella pareció complacida con tu pregunta, al parecer la estaba esperando.
Era elegante, con buen gusto, eso lo tenías que admitir. La letra semi cursiva y con caligrafía clara y atrayente a la vista, con pequeños adornos a los costados que de vez en cuando centelleaban, pero lo que más te agradó fue el perfume que destilaba cuando la agitabas un poco, era una de las sustancias que vendías, una de las más suaves cabía decir, pero de todas maneras te intrigó como había hecho para impregnar el fino papel con tu sustancia, no es que no se pudiera, lo que te interesaba era saber el modo en que lo hizo.
-Llamémoslo "Solicitud", como soy la secretaria de "Adicciones S.A." tengo que tener una manera de poder comunicarme contigo. Cuando desees mi presencia, estrictamente profesional cariño-añadió dulzona al ver tu lasciva expresión-sólo tendrás que aspirar el aroma que despide la "Solicitud", y en tu caso decir mi nombre, o el del empleado con que desees platicar, y bueno en la tarjeta del nombrado comenzará a despedir el aroma de la sustancia y aparecerá en la parte trasera de ella tu nombre-terminó mostrándose orgullosa de su creación.
-¿A qué te refieres con "en tu caso"?-preguntaste volteando la pequeña tarjeta llamada "Solicitud" para verla en diferentes ángulos.
-Pues que para los clientes será diferente-dijo demostrando una mínima emoción en sus ojos claros, cosa que te maravilló-Ellos tendrán que aspirar la fragancia y decir lo que desean, luego en la parte trasera de la "Solicitud" saldrá el monto de lo que desean adquirir, el lugar, fecha y hora en la que se les abastecerá el producto-terminó elocuentemente, te preguntaste si es que había practicado aquella explicación.
Se te quedó mirando impaciente, de cierta manera enfadada para tu desconcierto, hasta que sus pensamientos se te hicieron claros, deseaba tu opinión, vaya sorpresa, pensaste atónito.
-Este…Muy original debo admitir-dijiste al fin saliendo de tu estupefacción-pero… ¿Cómo hiciste para que la "Solicitud" adquiriera la fragancia de mi sustancia?-dijiste curioso, pues éstas tenían un conjuro para evitar este tipo de cosas, leve, pero que necesitaba la utilización de ciertos conjuros para flaquearlos, y aquella chica no haberlos realizado.
-Eso queridísimo cuñado es un secreto-te respondió por último levantándose grácil mente del taburete de la barra retirando suave tu cabeza de su cómo do hombro-Ahora me retiro, pues dejé asuntos de suma importancia que debo retomar-se excusó con elegancia dejando su elaborado licor a medio beber en la barra, que ingratitud la de ella a por los elfos, penaste, mas sonreíste por su actitud.
-Toma, todavía no creo que sea necesaria-dijiste extendiéndole la extraña tarjeta, ya le sonsacarías ese "secreto" suyo.
-Te equivocas-dijo negando lentamente con su ovalado rostro provocando que los rebeldes cabellos que se encontraban fuera del elaborado peinado se mecieran suaves y gráciles-Eso te servirá para cuando me des la "Prueba de Fidelidad", nosotros debemos estar presentes-dijo a modo de despedida perdiéndose entre la gran multitud de gente.
Más que una orden, todo aquello te sonó a deseo.
Deseo de estar presente para contemplar el dolor del maldito bastardo, deseo de sentir el goce al ver la expresión de la humillación bañar su inmundo rostro, deseo de estar al momento de cobrar justicia.
Suspiraste levemente, tendrías que comenzar a pensar en la venganza y deberías comenzar a enseñarles los trucos del oficio a los Slytherin, pues estaba claro que ya eran parte del tráfico. Se venían tiempos ajetreados, pensaste bebiendo el último trago de tu licor.
Con un chasquido hiciste desaparecer la "Solicitud" de tus manos enviándola a la seguridad de tu cuarto.
Hace un buen tiempo ya desde que Blaise se había marchado, y no lograbas encontrar la barra, e indescriptiblemente estabas seguro de que Harry era el culpable de aquello, no deseaba ser interrumpido por ti en aquellos momentos, y eso te entristeció. Quizás se encontraba con otra persona, quizás se había aburrido de ti y ya no deseaba verte por ésta noche, quizás ahora mismo se encontraba besando a otro, acariciando a otro…Pensaste melancólico.
La pista se encontraba agarrotada de alumnos, por lo cual más de una vez te viste siendo empujado por ellos, más de una vez sentiste como manos desconocidas y repugnantes para ti se aferraban a tu pequeña cintura y como sus cuerpos grotescos se te pegaban a tu espalda, apretando tu trasero con aquellas punzantes erecciones.
Más de una vez sentiste como tus pequeños pies eran pisoteados y aplastados por las miles de parejas que se encontraban allí, haciéndote recordar que quizás tu cruel amante se encontraba en ésos instantes con otro, disfrutando de aquella enserdosedora música, del erótico aroma que despedía el lugar a causa de la múltiple excitación de los alumnos, que quizás él se encontraba gozando del toque de otro mientras tú te encontrabas allí sufriendo por su ausencia.
Tu cuerpo comenzaba a reclamarte la cálida prisión que Harry ejercía sobre tu cintura, tu cuerpo comenzaba a pedirte a gritos aquel contacto devastador que tu celestial demonio te brindaba al instante de apoderarse de tus delgados labios sin compadecerse de ellos al enterrar ansioso sus afilados colmillos en aquella débil piel; tu cuerpo pedía por sentir tu carne rasgar al contacto con él, rogaba por sentir como su ávida boca succionaba tu carmesí fluido.
Mientras tratabas de hacerte camino para llegar donde tu chico…deseabas poder creer que era tuyo, deseabas creer que él te correspondía, pero sabías que no; seguías alucinando sobre su toque en ti, sobre su acaramelada piel y afrodisíaco sabor, sobre como gemiría en respuesta a tus caricias suaves y ansiosas por más.
Hubieras seguido en tus cavilaciones, pero chocaste con brusquedad contra alguien de obvia mayor fuerza que tú, púes con tan sólo un choque entre sus hombros el poco equilibrio que te quedaba te abandonó, causando que tus piernas no lograran encontrar una rápida solución a tu inminente caída.
Cerraste los ojos con fuerza tratando de amortiguar el vértigo que te invadió en respuesta a la súbita caída.
Tu cabeza se había golpeado con el brillante e inmaculado piso del adornado salón, tu espalda estaba sumamente adolorida, quizás en tu hombro derecho a la mañana siguiente lo verías adornado con un vello moretón púrpura casi cayendo en lo negro, mientras tu pierna izquierda gritaba por un cambio de posición, pues la caída lo había dejado flectado, apoyando todo su peso en tu débil tobillo.
Respiraste con dificultad tratando de encontrar fuerzas para ponerte de pie. Descansaste tu pierna en una posición más cómoda, mientras apoyabas tus gráciles manos a la altura de tu ombligo, ayudándote con ellas para levantar la mitad superior de tu cuerpo, te levantarías de a poco, se te haría más fácil pensaste cansado. Por el reciente movimiento
Todo eso te causó un increíble dolor en todas tus extremidades, y también en tu retumbante cabeza.
Aguardaste unos instantes para calmar el mareo en ti; tu cabeza retumbaba al compás de la poderosa música, podías sentir como tus venas palpitaban fuerte mente y como la sangre viajaba por ellas, sentías como tu cabeza se partía en dos y como tu deseo de tener tu rostro enterrado en el cálido pecho de Harry se hacía cada vez más fuerte. Tu mano derecha daba pequeños temblores de vez en cuando, debía de ser por el fuerte choque, penaste agotado.
Aún no abrías tus ojos, e inexplicablemente temías hacerlo. Un sudor frío bañaba tu adolorida espalda, y una inseguridad aterrorizadora te inundaba, deseabas estar cerca de Harry ahora, estar entre sus protectores brazos y dejar que él te guiara, hasta el mismismo Infierno si es que deseaba, pues para ti no habría diferencia, éste lugar ya era para ti el Infierno, el estar sin él era un Perdición, y donde quiera que estuvieras con él, para ti ya era el paraíso, no necesitabas nada más que su divina presencia.
Estabas decidido a incorporarte e ir a por él, mas de pronto un fornido brazo te rodeó la cintura y sentiste un húmedo aliento chocar en tu oído y como una pasosa esencia barata, que te revolvió el estómago, se te colaba por tus sentidos, dándote la respuesta a tu creciente horror.
-Perdón-única palabra que te hizo desear con mayor anhelo los brazos del bendito Gryffindor de ojos esmeraldas, única palabra que te obligó a rogar por una misericordiosa piedad que sabías no te sería concebida. Ésa voz totalmente carente de arrepentimiento te produjo temor en tus entrañas, apretaste con mayor fuerza tus ojos ansiando que fuera simplemente una alucinación de tu desquiciada mente.´
Sentiste como te levantó con facilidad del suelo sin despegarse d ti, aquel toque indeseable te repugnaba.
-¿Por qué no abres los ojos Precioso?-te preguntó marcando con especial énfasis el "Precioso". Apretaste los puños enterrando tus finas uñas en tus pálidas manos ejerciendo una nula fuerza.
Los recuerdos se aglutinaron en tu cabeza que parecía querer explotar en cualquier segundo.
Su asquerosa mano se posó en una de tus nalgas, mientras la otra se apretaba dura en tu cintura dañándote.
Tal cual la primera vez, que creíste que sería la última.
Con su boca comenzó a revivir un tortuoso camino que creíste olvidado, apretaste con mayor fuerza tus puños y ojos, enterraste tus colmillos en tus, de por si ya dañados, labios. No le darías ni un solo gemido, penaste igual a la primera vez desesperado por conservar aunque fuera tus lamentos.
La tersa piel de tu cuello se veía atacada por un inconciente y brutal animal sediento de ti, sediento de escuchar tus ahogados lamentos atascados en tu garganta, sediento de ver tu mueca de dolor al momento en el que él te acariciara con deleite. Sediento del poder que obtenía al instante de desgarrarte sin piedad alguna.
Su deseosa mano subió por tu espalda, disfrutando cuando llegó hasta tu lastimado hombro, oprimiéndolo en un sádico toque que te obligó a abrir tus tormentosos ojos.
Te encontraste con aquellos claros ojos azulados que te miraban con deseo y locura, te encontraste con aquellas mejillas sonrosadas por la excitación del momento, con aquella larga nariz rebosada por pequeñas pecas rojizas que te asqueaban, con aquella piel damasco que te enfermaba, te encontraste con aquel chico demente que disfrutaba teniéndote así.
Estabas paralizado viendo aquel chico que evitaste a toda costa durante todo éste tiempo.
Temblaste inevitablemente al momento en que éste se te acercó al oído y te susurró despiadado.
-Como en los viejos tiempo Precioso-su burla se denotaba en cada palabra, pero estaba en lo cierto y odiaste aquello.
Retrocediste un paso decidido a escapar de aquella horrible situación, demasiado semejante al pasado, cuando de pronto la mano que se había encontrado apretada en tu hombro con brusquedad ascendió hasta tu sedoso cabello. Su mano, pecosa también, se cerró fuerte en tu nuca, aprisionando una buena cantidad de pelo rubio en ésta.
Volviste a oír su cerda voz chocar contra tus tímpanos, y deseaste ser sordo.
-No...No…No…No seas un mal chico, tú ya sabes lo que debes hacer Precioso-chasqueó con la lengua al principio, como si hablara con un pequeño niño.
Tiró de tu cabello obligándote a cerrar nuevamente los ojos, y pudiste escuchar aquello que jamás deseaste volver escuchar…Su vacía y estridente voz, que a pesar del fuerte volumen de la música lograste percibir a la perfección, demasiado bien.
-Abre los ojos-ésa misma orden…Ésa misma voz…Ése mismo nauseabundo olor…Ésa misma sensación de humillación que te llenó los sentidos…Ése mismo dolor y anhelo de ser salvado, y ésa misma aceptación ala verdad, no lo serías.
Los abriste lenta y tortuosamente sintiendo como poco a poco tu vida se te iba con ello.
Tuviste que parpadear para creer lo que había frente a tus, posiblemente, ojos azulados.
-¿Harry?-preguntaste temeroso de que fuera sólo una alucinación más de las tantas que habías tenido aquella noche.
-Hola amor-te respondió tierno abrazándote la cintura, se encontraba a un lado tuyo, y aquel demente estaba a una prudente distancia tuya, te encontrabas a salvo-¿Me extrañaste?- te preguntó con humor dedicándote una enternecedora sonrisa que logró calmar tus nervios.
-Por supuesto Potter-te sentiste confiado nuevamente al estar entre aquellos confiables brazos, dándote el lujo de re-utilizar aquel tono arrogante que te encantaba.
-Bueno Ron-dijo tu amante dirigiéndose al animal aquel que hace unos cuantos segundos estaba a punto de realizar aquella venganza sin fundamento que ocultaba su deseo más profundo y oscuro-te presento a mi novio.
Nota Autora 2: me costó demasiado hacer la parte donde Blaise y Pansy aparecen, pues nunca quedaba convencida del todo, y no me quedé muy contenta con el resultado, pero ya no aguantaba más, tenía que publicar.
Por favor déjenme sus comentarios sobre el capítulo a ver si les ha gustado como he puesto a los Slytherin, quizás éste cap no haya sido tan…"angst" como el primero, pero necesitaba hacerlo así.
Cualquier duda dejen comentario, les responderé lo más inmediatamente posible.
Respuestas Reviews:
Sandra-sms: bueno aquí tienes el segundo capítulo, espero te haya gustado, y muchas gracias por haber dejado comentario .
SakilBlaKme alegro de que te hay gustado el primer cap, ojala este también te gusté, cuídate y gracais por dejar comentario XD.
GRACIAS POR LEER
