Capítulo 5. Al infierno y de vuelta
Yuki salió del edificio y fue hacia la acera donde se detuvo. Temblando se apoyó en la pared y se tiró para descansar sobre sus rodillas. Se envolvió con sus brazos y lágrimas corrieron por sus mejillas. - Por qué? Por qué? Por qué Shuichi? – preguntó una y otra vez. – Qué te hizo hacer esto? – Su furia había muerto y solo había dejado dolor en su corazón destrozado. Eiri no sabía por que había actuado así con Shuichi pero deseo no haberlo hecho. Con seguridad estaba enojado con el hombre más joven pero lo había extrañado muchísimo más. Ahora lo había arruinado todo, cualquier posibilidad de dejar LA junto con su amante había sido destruida. Había sido tan cruel con lo que había dicho y tan brutal con sus actos. Quizás tenía derecho a estar tan enojado… pero no lo había ayudado para nada. – Le dije que quería que se muriera. – Yuki se estremeció son sus propias palabras. No quería que Shuichi muriese! Quería… Que era lo que quería? Eiri suspiró y limpió las lágrimas de su cara. Quiero que Shuichi vuelva a casa, quiero que me moleste como solía hacerlo. El sonido de pasos llegaron hasta él y el escritor levantó la vista. Alguien estaba saliendo del edificio y de alguna manera Yuki supo que era Shuichi. Rápidamente se levantó y caminó a la vuelta de la esquina. Cuidadosamente se asomó y vio a su amante, o debería ser su antiguo amante, caminar fuera del edificio. Shuichi estaba tosiendo y rengueando. Yuki frunció el ceño. No se había dado cuenta, pero tampoco se había dado cuenta del cambio en el rostro de Shuichi. Cuando lo pensó se dio cuenta que el cantante parecía más joven que la última vez que lo vio. Eso era muy extraño ya que estaba tan flaco y pálido, lo que tendría que hacerlo ver más viejo. – Todavía esta enfermo y aún… le pegué. – Yuki cerró sus ojos y se maldijo a si mismo. Cuidadosamente comenzó a seguir al hombre más pequeño.
Shuichi rengueaba peor que nunca. El dolor en su espalda era tan espantoso como el dolor palpitante en su rostro y se hacía peor por la tos. Sin embargo no importaba… Yuki tenía todo el derecho en sacarse toda la rabia con él. Tosiendo se paró en frente de un teléfono público y buscó en sus bolsillos. No tenía nada de plata, ni siquiera para hacer una piojosa llamada de teléfono.
- Seguchi-san puede pagar por ella! – lloriqueó y se dio ánimos dado que tenía que hacerse entender en inglés. Después de repetir una y otra vez finalmente logró que la persona del otro lado entendiera lo que quería.
- Diga? -
- Tengo una llamada de cobro revertido del Sr. Shindou la acepa? –
- Si, - Thoma asintió y la tercera persona desapareció.
- Seguchi-san, - dijo Shuichi casi sin aliento. – Acabo de ver a Yuki. Por qué le contaste?! – por un momento Thoma hizo silencio.
- No me gusta romper promesas Shindou-san pero esto ha ido demasiado lejos, fuimos muy lejos. Eiri se esta volviendo loco y me niego a ser parte de esto! – el hombre más viejo dijo rotundamente.
- Así que lo mandaste conmigo? Seguchi-san piensas que ahora que sabe que yo volví esta mejor? Su antiguo amante es un jorobado que renguea y que vive en un departamento en el que ni siquiera tendrían chanchos! Esta tan enojado que podría hacerse algo… a si mismo, - lloriqueó el cantante y se apoyó en el teléfono para que no se cayera al suelo.
- Pero por lo menos sabe que estas vivo. –
-Sácalo de LA Seguchi-san, por favor, - rogó Shuichi y trató de limpiar sus lágrimas. – Llévatelo a casa y haz que deje de dolerle! – Pero sabía que Thoma no lo podría hacer, nadie podría. Completamente agotado el cantante colgó sin decir adiós. El mundo le daba vueltas alrededor y cada vez giraba más velozmente. Por un momento logró mantenerse de pie pero sus rodillas se
doblaron y su cabeza golpeó contra el pavimento.
Ojos dorados miraban al joven esbelto quien se había enredado con el teléfono. Había escuchado todo pero no los entendía. De qué estaba hablando Shuichi? Jorobado que rengueaba? Esta bien, sí tenía una pequeña joroba en su espalda pero no se notaba si no lo miraban con detenimiento, lo mismo pasaba con el rengueo. Lo que cualquiera podía ver era el moretón que cubría la mitad de la cara de Shuichi, y él era el que se lo había hecho. Yuki se estremeció y depositó su mirada sobre el hombre esbelto. El cantante dio un pequeño paso fuera de la cabina y se tambaleó por un momento antes de desplomarse de cabeza sobre el piso.
- Shuichi! – llamó el escritor y corrió hacia la blanda forma. Cuidadosamente lo levanto y lo abrazó fuerte. – Lo siento Shu, arreglaré todo esto, te lo prometo, - murmuró Eiri y apretó su cara contra el suave cabello de su amante. – No quise decirte todo lo que te dije, por favor no te… - No pudo terminar la oración, ni siquiera quiso decir esa palabra horrible porque temía que eso se llevara a Shuichi de su lado nuevamente. El rubio comenzó a correr por la vereda con el cuerpo pequeño apretado contra su cuerpo. Dio vuelta a la esquina y le hizo señas a un taxi. Con mucho cuidado situó su carga en el asiento y se metió en el taxi.
- Llévenos al hospital, rápido! – le ordenó al conductor y nuevamente cerró sus brazos alrededor de Shuichi.
- Si señor, - asintió el conductor y aceleró por la calle.
- Sr. Yuki – Eiri levantó la vista y asintió con la cabeza. – Puedo hablarle en mi oficina por un momento? – Eiri asintió nuevamente y siguió al doctor. La pureta se cerró detrás de ellos y el doctor le hizo señas para que se sentara.
- Cómo esta? – preguntó Yuki, incapaz de esconder la preocupación en su rostro.
- Puedo dar por sentado que ud. Ya sabe que el Sr. Child tiene tuberculosis? –
- Si pero pensé que ya se había curado – contestó el rubio lentamente.
- El tipo que tiene el Sr. Child es crónico no se puede curar pero la mayoría del tiempo puede hacerse que no sea activa. Sin embargo si no se toman los medicamentos lo más probable es que florezca nuevamente, - explicó el doctor. - Sabe por qué el Sr. Child no ha estado tomando la medicación? – Eiri negó con la cabeza. – Bueno además el Sr. Child tiene un delicado estado de salud. No ha comido lo suficiente, dormido lo suficiente y aparentemente ha sido golpeado recientemente. – El rubio hizo una mueca de dolor y bajó su cara. Como explicaría que él había sido el que le había puesto esos moretones en Shuichi?
- Su nombre es Shindou, Shuichi Shindou. –insistió Yuki. No podía soportar que el doctor lo llamara por ese nombre falso.
- Pero su identificación dice Shawn Child y antes ha ingresado a este hospital con ese nombre. –
- Qué? –
- El Sr. Child… um el Sr. Shindou estuvo internado por meses debido a un accidente de auto, fue dado de alta solo hace cinco semanas. Usted debe saberlo Sr. Yuki. El Sr. Shindou tuvo una cirugía mayor en su cara y cráneo. Creo entender correctamente la situación cuando asumo que él es su hm novio, no es así? –
- Eh bueno si. – El doctor sonrío levemente.
- En ese caso seguramente sabe su historia médica? Desde la TB que infecto su columna, el leve daño en el cerebro causado por un derrame cerebral menor y lo que definitivamente creo que fue un intento de suicidio. – Yuki lo miró fijamente. Todo esto era nuevo para él excepto que la TB infectó su espina.
- Un derrame menor? – preguntó confundido y sintió el pánico surgir dentro suyo.
- Lo dice en su historia médica, lo mandaron por fax desde Londres. El Sr. Chi… Shindou sufrió un derrame menor en la clínica de allí. Causó un pequeño daño en su cerebro, es por eso que renguea. La pequeña, llamémosla magulladura, en su cerebro causa problemas menores de movimiento en su pierna izquierda. – Yuki descansó su cara en sus manos. No tenía ni idea de que Shuichi decidió huir en vez de volver. Muy pocas personas lo entendían pero el cantante era tan orgulloso como cualquiera aunque no lo demostraba. Podía llorar y actuar como un niño sin que le importara quien lo estaba viendo pero aún así tenía orgullo. Si Shu hubiese vuelto a Tokio la prensa se habría vuelto loca. Habrían tenido el mejor día de sus vidas si hubiesen tenido la oportunidad de hacerse un festín con el cruel destino del cantante.
- Yo… Yo no tenía ni idea – admitió finalmente Eiri y suspiró.
- Ya veo. Y que hay del intento de suicidio? –
- No ha visto a Shuichi por… - Yuki tuvo que contar con la mente, - 15 meses. Lo vi por primera vez hoy. – El doctor levantó una ceja y asintió lentamente.
- Bueno Sr. Yuki… Le sugiero que lo vaya a ver ahora mismo. Todavía esta inconsciente pero creo que se alegrará de verlo cuando despierte. – Eiri negó con la cabeza y limpió sus lágrimas.
- No puedo. Yo fui quien… Es mi culpa que Shuichi este aquí, - murmuró el escritor.
- Lo dudo Sr. Yuki. El Sr. Shindou ha descuidado su salud por mucho tiempo así que a no ser que usted haya sido el que le impidió comer, dormir y tomar su medicación no tiene ninguna culpa. El Sr. Shindou esta muy frágil en este momento y necesita que alguien lo cuide, que lo ame y viendo la mirada en sus ojos… es a usted a quien necesita.
Shuichi luchaba por levantar le tapa oscura que estaba sobre su mente. Lentamente pudo zafarse de ella y abrió sus ojos. La luz apuñaló sus ojos e hizo que levantara una mano para ponerlos a la sombra. Su cuerpo estaba entumecido del dolor y su respiración era ronca y tirante. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz bajó su mano. Algo suave le hacía cosquillas en sus dedos así que lentamente inclinó su cabeza a la derecha. Cabello rubio. Shuichi respiró hondo y lentamente pasó sus dedos por el. Yuki, suspiró por dentro y se sintió tan perdido y deshecho. Por qué estás aquí Yuki? No te he causado suficiente dolor? Pareciera que el escritor estuviese dormido y no se movió. Su cabeza estaba apoyada en sus brazos que descansaban sobre la cama. La puerta se abrió y entró una enfermera, por un momento vaciló y luego se acercó a Shuichi y se inclinó.
- Solo vine a ver como estaba, - susurró. – Cómo se siente Sr. hm Shindou? – El cantante miró furioso al rubio dormido a su lado y suspiró.
- No lo sé… me duele todo. – La enfermera asintió y sonrío levemente.
- No me sorprende, estás negro y azul en todos lados. Hemos empezado a darte la medicación para la TB. Por qué dejó de tomarla? – La pregunta tenía un dejó de agudez en ella. Shuichi suspiró nuevamente.
- No los podía pagar –
- Ya veo. Le diré al Dr. Hayes que se encargue de eso. Es muy importante que continúe con su tratamiento – dijo la enfermera.
- Por qué Yuki está aquí? – La pregunta se deslizo antes de que Shuichi pudiera pararla. La joven mujer lo miró confundida.
- El Sr. Yuki lo trajo aquí. Dijo que se había desplomado en la vereda frente a su departamento, - contestó lentamente. – Es bueno que duerma un poco. Estuvo toda la noche despierto cuidándolo. – Shu tragó saliva. Por qué había hecho eso el rubio? Yuki lo odiaba, verdad? Si no era así, debería odiarlo.
La enfermera los dejó solos y el cantante volvió a pasar los dedos por el cabello rubio. Todo lo que deseaba era que Yuki lo abrasase, que le dijera que todo era como antes de que se fuera. Pero nunca sería como antes. Aunque me pudiera perdonar, todavía estoy enfermo, deforme y simplemente yo no soy la misma persona. Nunca más seré Shindou Shuichi, murió el día que me fui de Tokio, el día en que dejé a Yuki, pensó Shuichi y sintió como las lágrimas corrían rápidamente por sus mejillas. Realmente sentía que había muerto aquel día en el que Thoma lo llevó al avión privado. Obviamente no sabía que la enfermedad era tan grave cuando se fue. Pero los tres meses que pasó en la clínica de Inglaterra habían sido espantosos. Los remedios con los que lo habían llenado, la tos constante, todo la sangre, la fiebre y finalmente… Los doctores le habían dicho la verdad, que quizás no lo lograría entonces comenzó a grabar esa cinta. Pero se había puesto tan enfermo que tuvieron que parar antes de que estuviese terminada. Esa noche tuvo el derrame, fue muy pequeño sin embargo le había causado a Shuichi un pequeño daño cerebral. Le había tomado un mes recuperarse y no había podido terminar la cinta hasta que pareciera nuevamente normal. Había mentido tanto en esa maldita cinta. El primer mes en Inglaterra su cuerpo no había respondido bien al tratamiento y es por eso que la cinta fue hecha. Pero cuando su espalda comenzó a mostrar signos de una joroba aunque su cuerpo había comenzado a recuperarse y ese maldito derrame lo golpeo, lo arruinó todo. El cantante de dio cuenta de que nunca más iba a poder ver a Yuki. Había podido recuperarse de la parálisis del lado izquierdo de su cuerpo pero el rengueo se negaba a ceder. Los medios nunca lo dejarían en paz y eso quería decir que nunca dejarían en paz ni a Yuki. Eso y el miedo a atar a su amante con él por la compasión había sido demasiado para Shu. Por eso le había agregado esa última parte a la cinta con su corazón hecho polvo y gritando de arrepentimiento. Tres meses después de llegar a la clínica se había ido, había huido a LA, deseando y rezando que los que él había dejado atrás estuviesen bien sin él. Pero ahora entendía que había tomado la elección incorrecta. En vez de salvar al rubio lo había destruido, lo había hecho pedazos. La cabeza en donde descansaba su mano se movió y Shuichi se dio ánimos mientras Yuki lentamente lo miró.
Eiri levantó su cabeza y encontró los ojos de su amante. Estaban llenos de lágrimas y tanta pena. Sin decir nada el escritor rubio se levantó y se acercó, cuidadosamente arrastró al hombre esbelto a sus brazos.
- Pensé que te había perdido después de todo, - murmuró y se apretó contra el cantante. – Nunca más me hagas eso Shuichi, por favor. – Pero para su sorpresa fue rechazado.
- Yuki no me pidas eso. Los dos sabemos que ya no podemos estar juntos, - dijo Shu con tristeza. Eiri lo miró sin creer lo que veía.
- Por qué? – fue lo único que pudo hacer salir de sus labios.
- Siempre te amaré Yuki pero… -
- Pero qué?! Por qué estás haciendo esto Shuichi? – el rubio sonaba tan desesperado como se sentía.
- Ya no soy más Shuichi Yuki. No lo puedes ver en mis ojos? Shuichi murió el día en que te dejó, el día en que te mintió, - respondió Shu mientras lloraba suavemente. – Al principio pensé que lo había perdido, pero está muerto. Yo lo maté, no quise hacerlo pero… Shuichi nunca te hubiese hecho esto así que debe estar muerto. – Eiri negó frenéticamente con la cabeza.
- Eso es un montón de mierda! Ya me has sido arrebatado una vez y no hay manera de que te escurras por mis dedos nuevamente. No puedo vivir sin ti Shuichi. Lo siento si no es conveniente para ti pero no puedo, - dijo el escritor, su voz era severa del enojo y el miedo.
- Entonces después de todo lo que te he hecho, me quieres de vuelta? – el escritor asintió con la cabeza luciendo extremadamente testarudo. – Y cómo se supone que va a pasar eso Yuki?
- Vas a volver a casa conmigo! –
- Además de ti hay sólo una persona que sabe que estoy vivo. Qué crees que pasaría si yo vuelvo a Japón? – preguntó Shuichi tranquilamente.
Eiri hizo una mueca de dolor. Su amante tenía razón no había manera de que Shu volviese a Japón, por lo menos no podía pensar ninguna en este momento.
- Bien entonces me mudaré aquí. No me importa! – Yuki no podía dejar de pensar que los roles se habían invertido. Estaba actuando como Shuichi y el cantante estaba actuando como él.
- Lo siento pero no puedo dejar que hagas eso. Nosotros hemos terminado Yuki. Siempre te amaré pero… tienes que seguir adelante, - Shuichi lo dijo con tanta tristeza que casi hace añicos al hombre más viejo pero también hizo que su temperamento hirviese aún más.
- Me amas e insistes en darte la vuelta e irte?! Acaso has considerado mis sentimientos? – escupió el escritor con rabia. – Y que hay de Hiro? Ni siquiera sabes cuanto lo ha afectado todo esto, o sí? Bueno déjame contarte! Tu mejor amigo esta desvastado! Cuando me fui de Tokyo no había salido de su departamento en meses. Tú sabes que te ama tanto como yo, no es así?
– Shuichi parecía que se encogiese en frete enfadado rubio. Hiro se está muriendo de la misma forma en que yo lo estaba! Está desapareciendo pero supongo que eso tampoco te importa! – La furia de Yuki estaba sacando lo mejor de si mismo, pero eso no le importaba. Tenía que hacer que Shuichi entendiese.
- Yo… yo… - tartamudeó el cantante y comenzó a llorar tan fuerte que no pudo seguir hablando.
- No eres una persona egoísta Shuichi, sé que no lo eres entonces por qué estás haciendo esto? –
- Porque los traicioné, a ti y a Hiro, los lastimé a los dos de una forma tan cruel! No puedo estar cerca de ti nunca más, porque podría hacerlo otra vez! – gritó el cantante entre lágrimas.
- Sí, nos has lastimado de una forma cruel Shu pero creo que entiendo por qué. No puedo decir que te entiendo completamente pero me hago una idea. Cuando vi la cinta que me mandaste entendí que no ibas a volver y por algún tiempo creí que podía aceptar que estabas muerto.. Pero nunca pude, mi corazón no me dejaría y casi me volvió loco. Después de venir a LA finalmente me di cuenta porque no podía aceptarlo. No pude porque no sentía que estuvieses muerto. – Yuki ya no estaba seguro de lo que decía pero tenía que seguir hablando hasta que Shuichi entendiese que no podía rendirse. – Shu eres todo lo que tengo, la única cosa buena que se me cruzó en la vida y si piensas que voy a renunciar a eso estas muy equivocado. Estoy enojado contigo por lo que hiciste, me dolió que me hayas mentido pero te necesito. No puedo cambiar mis sentimientos y tú tampoco. – El cantante levantó la vista y con una mirada desesperada en sus ojos lavanda agarró la cara del rubio y la atrajo hacia la suya. El beso fue violento casi brutal pero Yuki respondió de la misma manera. Le dolían sus labios pero no le importaba. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había saboreado a Shuichi en su boca y su cuerpo gritaba de alegría al sentir el gusto familiar. Después de lo que pareció toda una eternidad el beso terminó
- Yuki si es eso lo que realmente sientes y crees que puedes perdonarme lo que te he hecho… si me pides que vuelva contigo lo haré. – Shuichi murmuró en voz baja. Eiri lo miró a los ojos y cuidadosamente lo pensó.
- Te estoy pidiendo que vuelvas conmigo Shu. Pero sólo si quieres darnos otra oportunidad. – el cantante asintió lentamente
- Quiero estar otra vez a tu lado pero… estás seguro que es una idea inteligente? – el rubio alzó una ceja con la pregunta.
- Shu desde cuando es nuestra relación una idea inteligente? – preguntó y no pudo resistir sonreírse y su amante hizo lo mismo. Esa sonrisa cambió completamente el rostro de Shuichi. Parecía el mismo de antes, inocente, suave, honesto y un poquito genki.
- Kuso gaki, - murmuró Yuki con afecto. Parecía que tenía otra vez a su maldito mocoso.
- Hidoi,- suspiró el cantante pero fue un suspiro de satisfacción. –Yuki –
- Si –
- Desearía poder volver atrás y cambiar todo lo que hice… lo siento yo… - una mano suave en sus labios lo hicieron callar.
- Shu lo sé. Y siento las cosas que te dije antes. No quise decir nada de eso, sólo quería lastimarte de la misma manera que me habías lastimado, - admitió el rubio avergonzado.
- Tenías todo el derecho. –
- No Shuichi, no tenía derecho a decirte lo que te dije y a pegarte! No tienes ni idea lo que me ha perseguido tu cara estos meses. Algunas veces realmente creía que te veía sonriéndome y tenía que borrar esa imagen. – Eiri cuidadosamente acarició la cara magullada de su amante.
- Lo siento… - susurró Shu y ocultó su cara avergonzado.
- Te pusiste en frente de ese auto a propósito? – preguntó Yuki suavemente y vio como el cantante levantó su cara apresuradamente.
- Yo… Yo… Sí. No quería vivir con lo que había hecho, no quería vivir sin ti… -
