Capítulo 6. El fin del final

Shuichi miraba fijamente al vasto mar sobre el que volaban. Habían pasado ya dos años de aquel horrible día en el que había dejado Tokyo y tenía miedo de volver. Había pasado cinco meses junto con Yuki en LA antes que decidieran que ya era tiempo de volver a casa. El cantante descansaba la barbilla en sus manos y pensó en los meses que habían pasado. Habían peleado, gritado, llorado, abrazado y hecho el amor en una montaña rusa de emociones. Shu nunca se dio cuenta lo difícil que iba a ser reconstruir lo que había destruido, pero habían salido adelante. Las cosas no eran como solían ser pero los dos sabían que probablemente nunca serían como antes. El haber pensado en su amante rubio hizo que Shuichi se volviera a mirarlo. Yuki estaba medio dormido en su asiento pero sintió inmediatamente la mirada de su amante. Sin decir nada estiró su mano y el cantante se sentó en su regazo gustosamente

- Asustado? – preguntó el rubio tranquilamente. Shu asintió y dejó descansar su cabeza en el hombro de su amante. – Thoma se hizo cargo de todo pero estas seguro que estas preparado para enfrentar a los medios y los fans? –el cantante asintió nuevamente. Sabía que Yuki estaba preocupado por él y su salud. El escritor rubio había cambiado un montón desde el día en que había encontrado a Shuichi en LA.

El Eiri que siempre estaba seguro de si mismo y tranquilo no existía más. En vez de eso el escritor era nervioso e inseguro muchas veces, especialmente en los temas referidos a su amante. En el pasado Yuki no había necesitado escuchar lo que Shu sentía por él pero ahora necesitaba escucharlo muy a menudo. No era que al cantante le molestase decir esas dos palabras pero lo inquietaba que sus acciones hubiesen cambiado tanto al rubio. También una nueva necesidad de contacto físico había aparecido. Yuki no era alguien que abrazaba o sostenía anímicamente a las personas pero desde que casi pierde dos veces a su amante había cambiado. Si estaban en la misma habitación puedes estar seguro de que encontrarías al rubio junto al cantante, casi siempre con su brazo protectoramente envuelto en sus hombros. Y que pasaba con Shuichi? También había cambiado. Su parte genki casi había desaparecido y también el constante parloteo. El cantante de Bad Luck se había convertido en un hombre tranquilo y serio, solo cuando estaba a solas con Yuki su rostro se suavizaba y volvía a ser como solía ser dos años antes.

- Yuki estarás conmigo todo el tiempo, no? – preguntó de repente Shuichi con miedo y lo miró.

- Por supuesto que sí. No dejaré que nadie se te acerque. – contestó Eiri y envolvió sus brazos más fuerte alrededor del cuerpo delgado apretado contra el suyo.

- Qué le dijo Seguchi-san a la prensa? – ya lo sabía pero necesitaba oír la voz de Yuki.

- Thoma les dijo que habías tenido un accidente de auto y que eso te había puesto en coma. Con un poco de suerte se comerán la historia o pensarán que te fuiste para hacerte una cirugía plástica. – dijo suavemente el rubio y enlazó sus dedos con los del hombre más pequeño.

- Pero sí saben que estoy enfermo, no? – Eiri asintió.

- Si. Thoma les ha dado tus papeles de la clínica así que saben todo acerca de la TB y el derrame. Shuichi no tienes que preocuparte sobre el rengueo o tu espalda. No es tan obvio como crees. – El cantante se mordió un labio. Yuki lo había obligado a mirarse desnudo en el espejo varias veces. Al principio casi vomita al ver su cuerpo repugnante pero finalmente el rubio ganó. Las cicatrices nunca desaparecerían y la joroba siempre estaría allí pero Eiri tenía razón, no era tan obvio ni tampoco el rengueo. Como un intento final de volver a ser su viejo yo Shuichi cambió su color de pelo por el rosa de siempre. Si no lo mirabas a los ojos se veía como hace cinco años, incluida la cara más joven.

El avión privado tocó suelo y Yuki miró al hombre esbelto que estaba a su lado. Sabía que le sería muy difícil a Shuichi enfrentar a los medios y a los fans pero no sería nada comparado a lo que iba a ser enfrentar a Hiro nuevamente. Thoma se aseguró de que el guitarrista estuviera en casa en vez del aeropuerto para que los dos amigos se encontraran en privado, no parecía que Hiro entendiese lo que estaba ocurriendo. Mientras el avión paraba el escritor se levantó de su asiento y tomó la mano de su amante.

- Estás listo para esto? – preguntó lentamente.

- No pero hagámoslo de todas formas. – murmuró Shu con miedo en sus ojos grandes.

- Estaré a tu lado todo el tiempo Shuichi. Si sientes que no lo puedes manejar dilo y te sacaré de allí, okay? – el cantante asintió y apretó la mano del rubio. Antes de que pudieran bajarse del avión entró Thoma. Miró a su cuñado con una sombra de preocupación en sus ojos. Eiri sofocó la furia y el odio que sentía por el rubio parecido a una chica y apretó el cuerpo de su amante cerca del suyo.

- Están los dos listos? – preguntó Seguchi calmadamente.

- Lo estamos. No te quiero cerca de esto Thoma, está claro!? – preguntó Yuki severamente y lo miró furiosamente.

- Entiendo Eiri-san – suspiró el presidente de NG. – Tú estás bien Shindou-san? – Shu asintió lentamente y se pegó a Yuki.

- Has tomado tu medicación? –

- Si Yuki –

- Bueno mejor terminemos con esto, - suspiró Eiri y todos dejaron e avión.

Diez años después…

Eiri siempre se sorprendía cuando pensaba en los últimos 18 años de su vida. En realidad eran los 13 últimos los que realmente lo hacían pensar. Cuando Shuichi y él regresaron a Tokio los medios se habían vuelto completamente locos. Se habían hecho un festín con la historia por mucho, mucho tiempo pero ni el cantante que había vuelto ni Yuki mismo le habían prestado mucha atención al principio. La misión que tenían que enfrentar era mucho más importante. Ver a Hiro por primera vez en 2 años había sido espantoso para Shuichi. El guitarrista no había entendido que su adorado amigo estaba vivo así que había montado en cólera y atacado lo que creyó que era un fantasma. Después de que Shu se las arregló para calmar a su amigo le explicó todo. Yuki tuvo que irse del departamento, no soportaba oír la historia otra vez. Hiro lo había escuchado y había, por lo que veían, entendido lo que el cantante le estaba diciendo. Pero a diferencia de Eiri el guitarrista no había podido digerirlo. Su amistad había terminado y Nakano Hiroshi abandonó Japón unas semanas después. Eiri entendió por qué Hiro se había ido pero Shuichi nunca pudo captar la razón. El guitarrista no se había ido porque no podía perdonar a su amigo, se había ido porque había perdido a Shu aún cuando estaba de vuelta. Nadie supo exactamente cuanto le afectó a Hiro todo el calvario pero era obvio que el pelirrojo ya no estaba completamente cuerdo. Unos años después que se había mudado de Japón se casó con una mujer americana, sentó cabeza y comenzó una familia pero nunca más habló con su antiguo amigo. Eso siempre lo persiguió a Shuichi y le dolería por el resto de su vida. Bad Luck nunca grabó nada más, puesto que Hiro se había ido, pero Shu hizo dos discos solistas que los fans amaron. Su voz era un poco más ronca que antes lo que lo hacía sonar más áspero, pero el cantar había perdido su gloria y el cantante tenía problemas con cantar en vivo así que después del segundo álbum terminó su carrera. En cuanto a la relación entre Eiri y Shuichi había sobrevivido bastante bien. Había quedado frágil y un poco insegura pero el amor que sentían el uno por el otro los mantuvo juntos en una forma que la mayoría de la gente no encontraba saludable. Estaban cerca de una forma que nunca antes estuvieron, la seguridad la encontraban solamente cuando estaban físicamente cerca. Algunas veces parecía que estuviesen unidos por la cadera lo que hacía reír a mucha gente. Pero la cercanía constante venía del miedo y eso no era para nada gracioso. Yuki necesitaba desesperadamente sentir a su amante para asegurarse que no se lo habían quitado otra vez y Shuichi lo necesitaba tan desesperadamente como él para asegurarse de que su amante todavía lo quería cerca de él, que no lo rechazaría. Para alguien que los viera desde afuera parecería obvio que la relación no era de las felices pero la verdad era mucho más compleja que eso. La felicidad se puede clasificar y si la elección esta entre ser un poco infeliz o estar desvastado la opción es más que obvia. El amor es como bailar sobre rosas, pisarás una o dos espinas pero si el amor es lo suficientemente fuerte soportarás el dolor. No importaba lo que alguien pudiese pensar o decir sobre ellos, la verdad era que el uno en el otro, el escritor y el ex-cantante, encontraron lo que
necesitaban, completamente felices o no.

Yuki entró en la cocina. Sacó un trapo de uno de los cajones y volvió a la habitación. Con una sonrisa amorosa acarició la mejilla de su amante antes de dejar el trapo y tomar un anotador. Por enésima vez leyó lo que había escrito y asintió.

- Creo que esta perfecta, no Shu? –preguntó. Su amante no respondió pero Yuki supo que estaba de acuerdo. Lentamente apoyó el anotador en la mesa de luz y levantó nuevamente el trapo. Con mucho cuidado pulió el metal que ya brillaba hasta que pudo verse reflejado en él. – Bueno creo que ya está todo listo. Ya llamé a Thoma y vendrá en más o menos dos horas, la nota está terminada… Me he olvidado de algo? – Nuevamente no hubo respuesta. Yuki miró la habitación oscura y pensó. Su último y final libro ya estaba listo y esperaba a que el editor lo publicara. No era una novela romántica como las otras, no, este era un libro sobre el tiempo que pasaron Shuichi y él juntos. – Ah sí por supuesto necesito llamar a Hiro, -suspiró el rubio. –Volveré en seguida. -

Thoma se cerró su chaqueta mientras caminaba hacía el departamento de su cuñado. No tenía ni idea de por qué Yuki lo había llamado y lo ponía muy nervioso. Desde el día en que Eiri y Shuichi habían regresado a Japón, no había visto a ninguno de los dos más que en contadas ocasiones. Yuki lo odiaba y a Thoma no le sorprendía aunque le doliese. Aún después de explicarle todo al rubio más alto el odio todavía existía y eso le puso final al contacto con Eiri. Con un suspiro entró al edificio y tomó el elevador. El escritor le había dicho que entrara directamente así que cuando llegó a la puerta la abrió y entró sin llamar. El departamento estaba oscuro y lleno de un dulce olor nauseabundo. El rubio arrugó la nariz y frunció el ceño.

- Eiri-san? Shindou-san? – preguntó en la oscuridad pero no obtuvo respuesta. Confundido y preocupado cruzó el living y miró en la habitación.

El olor era horrible allí. Frunciendo el ceño Thoma prendió las luces. Se iba a arrepentir de hacer eso por el resto de su vida. En la cama yacían su cuñado y Shuichi descansando sobre su pecho. La cara del cantante estaba pálida y sus ojos cerrados parecían mirar la cara de su amante. La cabeza de Yuki estaba inclinada hacia la izquierda, descansando casi amorosamente contra el cabello de Shuichi, y sus ojos estaban cerrados. Thoma se apoyó en la puerta y trató de no vomitar. El lado izquierdo de la cama estaba casi empapado con sangre y lo que entendió que era el contenido de la cabeza de su cuñado. La mano derecha de Eiri sostenía un revolver y al lado de ellos había una nota. Temblando y controlado las nauseas Seguchi entró en la habitación y cuidadosamente recogió el papel. La nota estaba escrita con kanjis prolijos y era para él. La leyó lentamente y se aseguró de no mirar la escena macabra de la cama.

Thoma:

Te dejo esta nota porque creo que es adecuado que tú nos encuentres. Llámalo venganza si quieres pero nunca te perdonaré que me hayas mentido en vez de decirme lo que estaba pasando años atrás. Ayer a la noche Shuichi tuvo otro derrame, fue el segundo de este año pero éste fue masivo. Siempre creí que sería la TB la que me lo quitaría pero supongo que el destino trabaja de maneras extrañas, por lo menos sé que no sufrió. Es gracioso… K fue el que le dio este revolver a Shuichi pero no creo que haya pensado que alguna vez se usaría para matar a alguien. Fue una cosa estúpida después de todo. Shuichi nunca usaría un revolver pero tú y yo sabemos que soy bastante hábil con las armas. Este será el segundo y último Yuki que mate. No puedo dejar de pensar que ahora el círculo esta finalmente completo.

Se que mucha gente no entenderá porque hice esto pero sabes que no puedo vivir sin él. No funcionó 13 años atrás y me niego a pasar por eso otra vez. Sin Shuichi no tengo vida ni voluntad para seguir. Algunas veces me sorprendo soñando… Soñando con que él me hubiese dicho la verdad 13 años atrás porque entonces lo hubiésemos tenido todo. Mutilaron nuestro amor Thoma, como un pájaro con las alas atadas y siempre te culparé por eso. Se que piensas que debería culpar a Shuichi pero no puedo. Hizo lo que hizo porque me ama pero tú lo hiciste porque querías que se alejara de mí. Eso es algo que no puedo perdonar o entender. Él es el único que me hizo feliz y el único que amó todo de mí, incluso mis demonios. Shuichi dio y dio y nunca pidió nada a cambio y siempre lo amaré por eso. Lo seguiré a donde sea que vaya porque estoy atado a él, lo he estado por 18 años y seguiré atado a él por siempre. Se que mucha gente piensa que tendríamos que habernos separado pero la verdad es que nunca lo habría logrado sin él y se muy bien que Shuichi se hubiese perdido solo. Por qué lo se? Porque la gravedad nos unió y estamos perdidos el uno sin el otro. La muerte no nos separará porque yo no dejaré que lo haga. Estaré con Shuichi, amándolo con todo mi corazón donde sea que yo esté.

Sobre la mesa de la cocina encontrarás mi libro y quiero que se lo entregues a mi editor. También encontrarás papeles de cómo Shuichi y yo queremos que sean las cosas ahora que ninguno de los dos vive. Espero que sigas cada palabra de ellos! Me debes eso Thoma. He llamado a Hiro en Miami así que ya sabe todo pero te sugiero que mandes a K que se ocupe del pobre hombre. Nade entendió lo difícil que fue esto para él y no estoy hablando de lo de ahora. Todos le fallamos a Hiro 13 años atrás y todos debemos estar avergonzados de ello. Ese hombre amaba a Shuichi más que a nada pero todos fuimos demasiado egoístas para mostrar consideración y preocuparnos por él. Esta es la última voluntad de Shuichi y espero que la honres. Bueno el tiempo se acabó Thoma, no quiero que mi amante espere más. Esta demasiado solitario este lugar sin él.

Uesugi Eiri

Thoma dejó caer el papel temblando y corrió al baño donde vomitó. El olor de la sangre parecía habérsele pegado al cuerpo y lo hizo vomitar más fuerte. Débil y temblando el rubio dejó el baño y fue a la cocina. Justo como lo había dicho Eiri en su nota había una pila de papeles sobre la mesa. El primero eran instrucciones para un funeral. Ya había sido hecha una lápida y Thoma hizo una mueca de dolor cuando leyó la inscripción que Yuki y Shuichi habían elegido. "Lo Que La Gravedad Unió La Muerte No Lo Separará" El rubio esbelto negó con su cabeza con pena y abrazó la carpeta que contenía el libro de Eiri. Lentamente pasó las páginas hasta que sus ojos vieron la dedicación. "Para Shuichi a quien amaré, donde sea que yo esté". Thoma se estremeció y por la primera vez que él podía recordar sintió lágrimas acariciando sus mejillas. Así que finalmente terminó? Shindou Shuichi y Yuki Eiri se habían ido, muertos. Lo único que habían dejado era para asegurarse que los pusieran a descanar uno junto al otro como ellos querían. Con un suspiro triste Thoma levantó el teléfono para pedir ayuda. Después de 18 años finalmente había sido forzado a pagar por todos sus errores y el precio era tan amargo. Quizás era lo que se merecía pero de alguna manera ese castigo no parecía ser adecuado para el crimen. Aún así haría honor a su último pedido solo porque Yuki se lo había dicho. Con la imagen de la cabeza destrozada de su cuñado Seguchi Thoma comenzó a explicar por teléfono lo que había sucedido.

Owari