La Enfermedad de Snape

Disclaimer: Los personajes y demás elementos son de J. K. Rowling (excepto el profesor Bent, Peter/Ben Mourdock y Margaret Potter, y "la poción de las más dolorosas" y 'los Serpientes')

Nota: No toma en consideración los hechos de 'lOdF', ya que lo escribí antes.

Capítulo VII: Margaret Potter

–El profesor Bent arregló muy bien el labio del chico –dijo Madame Pomfrey, y eso realmente era un alago, no era una cosa que le decía a cualquiera–. Muchacho, ¿te duele algo más?

–No, estoy bien, gracias.

Pese a estar algo aturdido, se encontraba bastante bien.

Miró alrededor a ver si veía al profesor Snape... supuso que estaría en el único cubículo que tenía las cortinas cerradas... sí, ese debía ser.

–¿Es ahí donde está el profesor Snape?

–Sí, pero no pueden verlo.

–Poppy, ¿está despierto?

–Si, señor –y agregó bajando la voz–; creo que ya está por pasar a la tercera fase. Si no logramos detener la ingestión de veneno pronto, morirá.

–No te preocupes, Poppy; ya lo hemos resuelto. Los dos jóvenes aquí presentes, Potter y Rudolf descubrieron al asesino.

La señora Pomfrey se llevó las manos al rostro, en asombro. Pero, pensándolo mejor, era normal que los tres Gryffindor actuaran de ese modo. Iba a rezongarlos por jugar a los detectives cuando se percató de que si ellos no lo hubieran hecho, Snape hubiera muerto pronto.

–Bueno, pues, me alegro... Por cierto: ¿cómo está Potter? Es raro que aún no haya venido, no es muy usual...

–Espera a que se juegue el primer partido de Quidditch y veremos...

"Poppy, ¿crees que podré hablar con Severus para darle las buenas nuevas?

–Sí, por supuesto. Iré a avisarle que lo quieres ver.

–Mi esposa –la expresión de odio que había disminuido de la cara de Bent, se afirmó. Podía verse un gran dolor en sus ojos, ya que estaba demasiado cansado como para seguir actuando. La noticia de que Mourdock había matado a su esposa, lo había debilitado–. Se murió luego de que yo fui "asesinado" –esto fue acompañado con el tono que le corresponde a las comillas sumado con el odio que aún permanecía–. Como todos me creían muerto, yo no podía salir (Dumbledore quería dejar pasar un tiempo para que las cosas se tranquilizaran). Pero ese día lo hice, James tenía que hablar conmigo. Cuando estaba llegando, me crucé con Ben, así que me escondí para que no me viera, y cuando se alejó, fui a mi casa, y encontré a Margaret, la encontré... –no fue necesario que termine.

"Durante todos éstos años me ha carcomido la duda de si fue él o no –siguió luego de una pausa–. Traté de pensar que no había sido... –no pudo contenerse más, y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

Harry no sabía cómo reaccionar, cuenca había estado en una situación semejante. Supuso que lo mejor sería abrazarlo, y lo hizo.

Recordaba ese momento, el momento en que había visto pasar a Ben por la calle de su casa. Parecía nervioso, pero no le dio importancia, era normal en él estar nervioso.

También recordaba por que lo había llamado James... necesitaba hablar con él. Tenía un problema, y sus amigos no podían ayudarlo.

Siempre James y su primo habían tenido confianza, así como sus padres la tenían. Era algo que recordaban de siempre: llevarse bien y ser amigos, aun cuando James era mayor. Dentro del colegio, su amistad aumentó, cuando se defendían mutuamente o cuando sólo se reunían para hablar (a veces chicas, sus amigos, la familia...). Cuando James salió del colegio, se escribían, aunque la fluidez de su comunicación ya no era la misma. Fue necesario que Rudolf saliera para retornar su amistad a la normalidad.

Pero esa vez, James quería hablar sólo con él, con nadie más. Cuando James le había contado de que se trataba el problema, se había sorprendido (cosa que James no advirtió).

"Rudolf, hay alguien de nuestro grupo que nos está traicionando" Bent, no había querido creerlo, no entendía por que tenía que haber un traidor. Además, sabía por el acento de James, que no se refería a La Orden del Fénix en general, sino a un grupo más chico y cercano a él: a él mismo, a su primo, Margaret, Sirius, Peter, Remus, Lily y Dumbledore. "¿Qué dices?" había respondido. "A que hay alguien que nos está traicionando... pero no sé quien... no somos ni tú ni yo (ya sufrimos bastante con lo que Voldemort le hizo a nuestra familia), y a Dumbledore no lo incluyo, sé que no fue; lo mismo que Lily" "¿Qué me dices de Peter?" había respondido Bent. La verdad, era que le caía bien el amigo de su primo, pero... había que admitir que era un poco cobarde... más de todos los que estaban en ese grupo de La Orden. "No sé, no creo... Sirius, desconfía de Remus... pero yo no sé que hacer. Peter como puedes suponer no quiere acusar a nadie..." Había notado que su primo estaba realmente turbado...

¿Por qué estaban las luces encendidas? ¿Qué hora era? Él hubiera jurado que era de noche, pero debía ser de día ya. Miró el reloj que había junto a la cama: la una y media. ¡Que raro! ¡A esa hora estaba todo tranquilo! No se le ocurría que podía haber sucedido. Sólo había un modo de enterarse: abrir las cortinas (y eso es lo que hizo). Vio a dos muchachos que conocía (demasiado bien, para su gusto), a Madame Pomfrey y al director. Los dos últimos estaban hablando.

–¡Ay, Severus! ¡Que alegría verte! –escuchó que decía el director. ¿Qué le pasaba? Se habían visto hacía unas horas, hoy le había tocado quedarse de turno... Bueno, algo extraño debía de haber sucedido–. ¡No pongas esa cara! ¡No estoy loco! (¿o si?) –siguió el director con la cara más alegre que de costumbre.

¡Que cara graciosa que tenía Severus! Debía creer que se había vuelto completamente loco...

–Harry –dijo su tío cuando se repuso algo de la sorpresa–. ¿Sabes por qué Albus confía en Snape?, ¿sabes que fue lo que hizo para que Albus confiara en él?

–¿Se volvió un espía para nuestro lado? –siempre había querido saber eso. El problema era que Dumbledore no lo consideraba de su incumbencia, y ¿quién más se lo podría contar? Snape no, desde luego.

–¿Y además de eso, sabes que hizo? –Harry movió negativamente la cabeza.

–Severus, te agradará saber que los chicos aquí presentes, Harry y Rudolf –viendo la cara de Snape, agregó–, (el que tú crees), han atrapado a la persona que te estaba envenenando –le dijo Albus.

¡Ahora entendía por que Albus estaba así!

Supuso que lo mejor era agradecerle a los chicos:

–Gracias...

Estaba dividido entre la furia y la alegría. Furia, porque Potter (al cuadrado) lo había salvado (¿por qué?, ¿estaban todos los Potter destinados a salvarlo? Ahora la cuenta que tenía era con tres Potter... con el mayor se podía considerar salvada, ¿no? Deseaba que sí). Alegría, porque ¡lo habían salvado!, ¡no iba a morir!

–!¿A Rudolf... Bent, te referías? –había estado a punto de decir "Rudolf Potter"

–Así es.

–¡Lo odio!

Hermione y Ron se miraron sin entender nada. Había sido una reacción bastante apasionada (considerando a la media de Snape). Acababa de agradecerle a ellos y ahora odiaba a otro que lo había salvado. ¡Y ellos que creían que Snape los odiaba más que a nadie con la excepción de Harry! Ni que Bent hubiera sido un Gryffindor.

–Cuando yo era aún espía (de nuestro lado, por supuesto), Snape empezó a ser un espía también para nuestro lado. No le estaba yendo muy bien: ninguno de sus dos "señores" confiaba del todo en él; pero de un solo golpe, quedó bien para ambos lados.

"Voldemort se había enterado que yo era un espía, así que le ordenó a Snape matarme. Habló con Dumbledore, y fingieron mi muerte.

–Tú una vez lo salvaste...

A Ron y Hermione, empezaba a dolerles la cabeza... ¡ahora entendían menos!

–Pueden irse –dijo Madame Pomfrey

Ellos querían preguntar que sucedía, pero no se animaron.

Eso mejoraba la perspectiva. A Potter, James, no le debía nada considerando que había salvado a su hijo en su primer curso. Podía dejar eso para James júnior, pero si no nunca iba a poder pagarle a James padre. Mejor dejarlo así. A júnior todavía le debía una... había tiempo. A Potter primo le había pagado hace tiempo. Bien, sólo estaba en deuda con una.

–De cualquier modo, ¿qué hace Potter acá? –Ya podía pronunciar el nombre como estaba acostumbrado.

–Creo que Poppy quiere que te tomes esta poción, Severus –le dijo el director como si no lo hubiera oído.

–No más evasivas, Albus, por favor –le dijo Snape mirándolo fijamente. El "por favor" lo había agregado por pura formalidad, pero no era muy real.

–¿Sobre qué? –pero Snape no le respondió. Simplemente continuó mirándolo–. Bien, Rudolf dio tu clase.

–¡¿Qué?! –y su rostro se tensó. Dumbledore lo hizo tomar pronto una poción tranquilizadora. Poppy había dicho que no debía estresarse.

Hacía media hora que estaban hablando ya, cuando la puerta se abrió.

–Harry, ¿qué haces aquí? ¿No se supone que tenías que estar en la Torre de Gryffindor? –era Dumbledore.

–Lo siento, Albus. Fue culpa mía, yo lo mantuve aquí.

–Está bien. Ahora, llévalo, que voy a llevar a Mourdock al Ministerio.

–Bueno, Harry, vamos.

Harry tuvo que ir diciéndole el camino, pues Bent, no lo conocía (había pertenecido a Slytherin, era predecible).