Por: Andy Yogima.
Aviso: Todos los personajes utilizados en la elaboración de la siguiente historia pertenecen a J. K. Rowling (quien espero este trabajando arduamente en el sexto libro de Harry Potter ) Excepto Helen, Marissa, Nicole y sus padres; quienes son producto de mi imaginación. Este proyecto está hecho sin fin de lucro, es mero entretenimiento.
¡Aviso importante!: Espero que dejen muchos reviews. Ya que ayudarán a la continuación de la historia =
Capítulo 1. Nicole
Corre con desesperación, siendo guiada por la luna. Entre las sombras de los árboles se puede vislumbrar una silueta cubierta por una capa roja. En sus brazos lleva un bulto cubierto por una manta rosa. A momentos, mira hacia atrás, denotando que alguien la persigue. Se detiene en seco mirando el panorama frente a si. El gran castillo de la escuela Hogwarts de magia y hechicería se encuentra tan imponente como siempre. Con la respiración agitada sigue su camino, está vez a paso más lento. Camina por el bosque prohibido, hasta llegar a un árbol especialmente grande que tiene una pequeña cueva, ideal para ocultarse. Lentamente baja el bulto acomodándolo en el interior del árbol, al contacto con el pasto, algo dentro de el comenzó a moverse. Una pequeña niña de aproximadamente cuatro años, se levantó de entre la manta, parpadeando un par de veces para enfocar su alrededor. Tenía tez blanca, cabello corto hasta los hombros color rojo y ojos azules.
- ¿Ya llegamos? – preguntó dulcemente en voz muy baja.
- Si, pero no en la forma que planeamos – informo el adulto a su lado. Quitándose la capucha, revelando su condición de mujer. Cabello y ojos color negro, tez blanca.
- ¿Y qué vamos a hacer?
- Yo tengo que irme para despistarlos, el señor Tenebroso no tardará en encontrarnos – explico mirando en todas direcciones – tú te quedarás aquí, cuando amanezca entra al castillo y busca a Dumbledore. Una vez que estés con él, le dirás lo que te explique. ¿de acuerdo?
- Si – susurro acurrucándose.
- No te preocupes, pequeña, si todo sale como lo planeamos, volveré lo más pronto que pueda – le dio un beso en la frente – lo prometo.
Arropó rápidamente a la pequeña antes de dar media vuelta y desaparecer del lugar. En segundos, la niña se quedo profundamente dormida, buscando calor dentro de su 'refugio'.
La mañana llega rápidamente. El sol comienza a alumbrar cada rincón del castillo, con variados matices entre el rojo y el amarillo. Aún faltan algunas horas para que empiecen las clases, por lo que los pasillos se encuentran desiertos. Una joven pelirroja camina por un ancho corredor rumbo a la biblioteca. Lleva algunos libros y pergaminos en una pequeña bolsa, colgando de su hombro. En su camino encuentra un enorme ventanal que le muestra el amanecer. Embelesada, admira la escena: el sol saliendo con lentitud rodeado por los colores del cielo. Suspira encantada con el panorama. Al girarse para continuar su camino, se encuentra de frente con una pequeña niña, quien la mira curiosamente. Cientos de preguntas cruzaron su mente en un segundo, pero no pudo articular palabra. Repentinamente, la pequeña dejo salir un par de silenciosas lágrimas, despertando a la joven de sus pensamientos.
- Te pareces a mi mamá – dijo la niña en un hilo de voz, corriendo a abrazar a la joven.
- ¿Quién eres? – dijo finalmente sin salir de su asombro.
- Lo siento – susurro secándose las lágrimas – mi nombre es Nicole.
- Yo soy Lily, mucho gusto – se separó un poco de Nicole, viéndola a los ojos - ¿estás mejor?
- Si... gracias.
- Y dime, ¿qué haces aquí? – preguntó cuidadosamente tratando de no alterar de nuevo a la niña.
- En realidad vine a buscar a alguien – explico – pero creo que cambiaré mis planes, ¿podría quedarme contigo?
- ¡¿Qué?! – exclamo Lily sorprendida – es decir, no sé, tú no puedes estar en está escuela.
- Por favor – pidió de forma caprichosa.
- Pero... no puedo hacerme cargo de ti – se excusó hablando rápidamente – si alguien me descubre, digo... nos descubre, estaremos en problemas y... – miro a Nicole por unos segundos. La pequeña miraba el suelo como si hubiera hecho algo malo, cruzó las manos tras su espalda meciéndose lentamente – de acuerdo – suspiro, tomando aire – saldremos al jardín, me contarás tu historia y... y luego veremos que hacer ¿de acuerdo? - Nicole asintió con un extraño brillo en los ojos.
Salieron del castillo, caminando a paso lento por los vastos jardines que decoraban los alrededores del castillo, hasta llegar a un frondoso árbol que se encontraba a unos metros del lago, el agua en el reflejaba cristalinamente el sol.
- Siéntate – invitó Lily amablemente, colocando su capa en el pasto. Ambas se sentaron admirando el panorama - ¿y bien? – miro a la pequeña - ¿cómo llegaste aquí?
- No lo sé – sonrío con inocencia.
- ¿Qué?, pero ¿y tus padres? ¿dónde están?
- No lo sé – repitió usando el mismo tono.
- ¿A quién estabas buscando en el castillo?
- A nadie – dijo en un susurro.
Miro a Nicole por un momento, tratando de entender la situación. La pequeña se encontraba sumida en la profundidad del lago, se mantenía sonriente y tranquila. Por un momento, Lily pensó que la pequeña había sido abandonada. Aunque... de ser así, no estaría tan tranquila.
- ¿No quieres hablar de lo que te paso? – La niña movió la cabeza de lado a lado sin apartar la vista del lago – entonces será mejor que te lleve con el director – Nicole se asombro, notoriamente, ante el comentario.
- No quiero ir – dijo terminante. De nuevo usando un tono caprichoso.
- Pero ya te lo dije antes, no puedes quedarte conmigo.
- ¿Qué es esto? – tomó un pergamino de la bolsa de Lily, cambiando de tema.
- Estoy organizando un baile para navidad junto con los prefectos de las otras casas – explico un poco más tranquila, dejándose llevar por la 'distracción'.
- ¿Eres prefecta?
- Si, de Gryffindor.
- Ya veo – balbuceo distraídamente sin entender muy bien los términos de la pelirroja - ¿qué hora es? – preguntó sin apartar la vista del pergamino.
- Las 8:22 – respondió consultando su reloj. De pronto cayó en cuenta - ¡Oh no, ya es la hora del desayuno! – exclamo levantándose de un brinco.
- Perfecto, tengo hambre – comento Nicole, ayudando a Lily a recoger sus útiles.
- Un momento, tú no vendrás conmigo, te llevaré con el director – dijo terminantemente, tomó a la pequeña por la muñeca arrastrándola al interior del castillo.
- Por favor, no me lleves con el director, me portaré bien, lo prometo.
Entraron al castillo, atravesando el pasillo principal rumbo al comedor. De pronto la profesora McGonagall se acercó. Lily se quedó estática al verla. Al notar está reacción, Nicole comenzó a llorar hundiendo el rostro en ambas manos, haciendo que la pelirroja volviera a la realidad.
- Shhh, por favor, si la profesora te descubre...
- Me callare si me dejas estar a tu lado – propuso la pequeña con una amplia sonrisa levantando la cabeza sin ningún rastro de lágrimas.
- ¡¿Qué?!, no, no puedo, definitivamente no...
- Señorita Evans.
Lily volteo rápidamente encontrándose con la subdirectora, ocultó a Nicole detrás de ella usando ambas manos, al tiempo que sonreía nerviosamente. McGonagall arqueo una ceja extrañada.
- Si... di... dígame profesora.
- ¿Ya tiene la lista que le pedí? – cuestionó.
- Si, claro, profesora ¿aquí tiene? – extendió un pergamino con la mano ligeramente temblorosa.
- Por cierto, ¿ya desayuno? – interrogó, deduciendo que la posible falta de alimento provocaba aquel repentino estado de nerviosismo en una de las estudiantes más firmes del colegio.
- No, aún no, profesora – agachó ligeramente la cabeza.
- Pues será mejor que vaya – dio media vuelta regresando al comedor. Lily suspiro con tranquilidad.
- Muchas gracias – susurro Nicole tímidamente.
- Espero que estés consiente del problema en el que me haz metido – se quejo la pelirroja sin mirar a la niña.
- Pero tengo hambre – dijo la pequeña con voz chillona y una sonrisa inocente. Lily volvió a suspirar.
- Te llevaré a la sala común y luego te daré de comer ¿de acuerdo? – propuso Lily ante la sonrisa de la niña.
Minutos después, Lily volvió al comedor, corriendo. Se acercó al lugar donde estaban los Merodeadores, dando los 'buenos días', tomó asiento rápidamente, aún con los nervios de punta ante la situación en la que estaba involucrada. '¿Por qué tuve que levantarme temprano e ir a la biblioteca?' se dijo apesadumbrada dando un largo y profundo suspiro.
- ¿Dónde estabas, Lily? Ya casi se acaba el desayuno – comento Sirius mirando con atención la actitud de la chica.
- Lo siento, es que tuve un contratiempo – mintió la pelirroja abriendo una pequeña bolsa que traía en la cual comenzó a guardar un poco de fruta, pan, algo de tocino y yogurt.
- ¿Qué haces, Lily? – preguntó Peter extrañado dejando de lado su comida.
- Es que tengo un trabajo pendiente que hacer y como tenía hambre decidí llevarme algo de comida a mi habitación – habló rápidamente.
- ¿Trabajo, de qué? – cuestionó Remus.
- Pues... trabajo de... bueno... tengo que irme – se acercó a James dándole un beso rápido en los labios – los veré luego.
- ¿Qué ocurrió aquí? –preguntó James atónito con los ojos fijos en la puerta.
- Tu novia vino por comida, se fue y tiene una tarea pendiente a 15 minutos de que empiecen las clases – resumió Sirius mirando a sus amigos, esperando cualquier tipo de reacción por su parte.
- ¿Realmente era Lily? – se preguntó Peter en voz alta.
- Iré a ver que le ocurre – informó James, tras lo cual salió rumbo a la sala común de Gryffindor.
- ¡Me trajiste de comer! – exclamo sonriente dando pequeños saltos.
- Si. Te serviré un poco en un plato – colocó un poco de todo en un pequeño plato de plástico, fruta, guisado, pan y en un vaso sirvió el yogurt – toma.
Nicole tomó el plato y empezó a comer ávidamente con las manos. Lily se sentó a la orilla de su cama, mirando a la niña con interés ¿De dónde había salido? ¿Y por qué estaba sola? ¿Quiénes eran sus padres? La había encontrado a mitad de un pasillo, y aunque, al principio se veía triste y desesperada, pronto se calmó. Ahora se veía mucho más tranquila y feliz ¿Qué había pasado?
TOC, TOC
El sonido de la puerta la sacó de su ensimismamiento. Se levantó por instinto mirando alternadamente a Nicole y la puerta. De pronto se asusto ¿Qué haría? La pequeña dejo de comer mirando la puerta, al notar el estado de nerviosismo de Lily, se levanto de la cama escondiéndose bajo ella. La pelirroja caminó lentamente hacia puerta, que volvió a sonar. Tembló ligeramente girando la perilla, encontrándose con James. Salió de la habitación cerrando la puerta tras de si, en un segundo.
- ¿Estás bien? – preguntó James arqueando una ceja ante la actitud de su novia.
- Claro que si, pero ¿por qué estás aquí? – dijo rápidamente sin despegarse de la puerta, con las manos detrás de su espalda sujetando la perilla.
- Actuaste muy extraña en el comedor – susurro tomando su rostro con ambas manos - ¿segura que estás bien? – miro fijamente a Lily quien se puso nerviosa por estar mintiendo. James la conocía bien, muy bien. Cada vez que la miraba de esa forma, siempre podía notar sus emociones fácilmente. Desvío ligeramente la mirada.
- Si, no te preocupes – puso sus mano alrededor del cuello de James, tratando de distraerlo.
El chico sabía que algo ocultaba, pero la táctica de Lily funcionó. Dejo de pensar en el 'inconveniente', rodeo a la pelirroja por la cintura atrayéndola hacia si. Poco a poco acercaron sus rostros hasta darse un profundo y dulce beso. Por un segundo, Lily olvido la existencia de Nicole, algo que no era extraño. Cada vez que James la tocaba tendía a olvidarse del mundo, todo desaparecía excepto ellos dos. Subió sus manos lentamente enredándolas en el sedoso cabello del chico, haciendo el beso más ardiente. James no se quedo atrás, pensó que tal vez, Lily se había portado así porque quería estar con él. Sonrío dentro del beso, recargando a la joven contra la puerta acariciando su vientre.
- ¿Qué tal va el baile de Navidad? – preguntó James mirándola a los ojos tras besar el cuello de Lily.
- Bastante bien, teniendo en cuenta el poco tiempo libre que he tenido – comento acariciando las mejillas de James quien cerró los ojos ante la caricia – será mejor que vayamos a clase – susurro con una tierna sonrisa.
- ¿No podemos faltar? – propuso caprichosamente.
- James, tenemos que... – el resto de la frase quedó en el aire. James volvió a besarla con deseo ahogando sus palabras.
- ¿No quieres estar conmigo? – le preguntó entre besos.
- Claro que si, pero...
- Entonces no se hable más – interrumpió posando su mano en la perilla. Instantáneamente, Lily quitó la mano de James, interponiéndose entre él y la puerta - ¿qué ocurre? – preguntó confundido.
- Nada, es solo que debemos ir a clase – insistió nerviosamente – espérame en la sala común, bajaré en un minuto.
James la miró por unos segundos, analizando la situación. Sus sospechas aumentaban. ¿Qué le estaba pasando a Lily? Por un momento pensó en preguntarle directamente, pero tal vez eso empeoraría la situación. Lily lo miraba esperando que se fuera, pero en el fondo sabía que James no le creía su 'no me pasa nada'.
- De acuerdo – dijo finalmente – pero no tardes – dio media vuelta perdiéndose en las escaleras.
Lily suspiro aliviada, entrando a su habitación cansadamente. Levantó la vista, observando a Nicole de pie al lado de su cama. Miraba una fotografía enmarcada en oro con pequeñas rosas decorando las esquinas del marco. En seguida supo de que fotografía se trataba.
- ¿Cómo se llama? – murmuro sin aparta la mirada de la imagen.
Lily se acercó a la pequeña sentándose en la cama. Miro sobre el hombro de la niña, admirando la imagen. Ella y James aparecían sonriendo ampliamente. El primero abrazando a la joven.
- James Potter – susurro, suspirando ligeramente.
- Es tu novio ¿verdad? - La pelirroja asintió mientras sacaba sus libros, colocándolos en una pequeña bolsa.
- Tengo que ir a clases, volveré más tarde – explico sentando a Nicole en la cama e hincándose para quedar a su altura – mientras tanto, quiero que permanezcas en está habitación. Callada. Si alguien entra quiero que te escondas ¿de acuerdo?
- Si – respondió tímidamente.
- Entonces te veré más tarde – se despidió con la mano antes de salir.
Sola en la habitación, rodeada de cuatro camas, objetos 'extraños', muebles, ropa y cuadernos. Nicole bajó de la cama dirigiéndose a la ventana más cercana. A lo lejos alcanzó a distinguir el lago. Mirándolo fijamente, el agua comenzó a moverse simulando una fuente. La pequeña sonrío divertida, tras lo cual exploró la habitación. Bajo la cama de Lily encontró algunos dulces con los que se entretuvo durante un buen rato.
- Creí que nunca acabaría la clase de Adivinación – comento Helen, compañera de cuarto de Lily. Era unos centímetros más baja que la pelirroja, cabello negro muy oscuro, ojos claros y tez morena.
- Al menos ya es hora del almuerzo – dijo Marissa consoladoramente. Era notoriamente más alta que Lily, de cabello castaño muy claro, ojos color miel y tez blanca.
- Lily, estás muy distraída – comento Helen mirando a su amiga quien tenía la mirada fija en el aire, caminando por inercia - ¿qué es lo que te preocupa? – preguntó, tras segundos de analizar la expresión en el rostro de su amiga. Sabiendo que algo la ponía tan inquieta.
- Nada – suspiro distraídamente – es solo que... bueno... ¿qué tan difícil es cuidar a un niño pequeño? – preguntó sin ser consciente de hablar sus pensamientos.
- ¡¡¿Qué?!! – exclamaron Marissa y Helen, haciendo que Lily volviera a la realidad bruscamente.
- ¿De qué estás hablando? – cuestionó Helen ligeramente alarmada. ¿Acaso Lily hablaba de lo mismo que ella estaba pensando? ¿Pero, cómo era posible? ¿Acaso James...?
- Ehm... bueno, es que... yo solo... – se sonrojo notoriamente sintiéndose descubierta. No quería que nadie se enterará de la presencia de Nicole ¿Cómo lo explicaría? Dio media vuelta continuando su camino hacia el comedor.
Sus amigas la siguieron con miradas extrañadas. Marissa decidió no formular teorías, 'aquello' debía tener una explicación razonable. Pero, para Helen aquel repentino sonrojo afirmo sus sospechas sobre... ¿un posible embarazo?
- ¡Lily! – se escuchó un gritó. Habían llegado al gran comedor. James agitaba la mano sonriente. Helen lo miro extrañada ¿Desde cuando James Potter era tan cariñoso? Jamás había llamado a Lily de esa forma ¿Qué era lo que estaba pasando entre esos dos? James había pasado la mayor parte de la mañana pensando en el extraño comportamiento de su novia. Su nueva deducción era que tal vez hubiera descuidado un poco a Lily y se sentía sola. Había estado muy tranquila cuando la besó. Tal vez...
El trío de chicas se sentaron juntó a los Merodeadores. Lily y Marissa saludaron con una sonrisa. Helen lanzó una mirada sospechosa a James.
- ¿Qué clase nos toca después? – preguntó Peter sin apartar la vista de sus papas asadas.
- Defensa Contra las Artes Oscuras – informó Remus.
La comida siguió sin más preámbulos. Helen seguía mirando, discretamente, a James de manera extraña. Una de tantas miradas fue percibida por Remus quien no comento nada. Luego de unos minutos, Lily tomó algo de comida en unos recipientes de plástico.
- ¿De nuevo te vas a llevar la comida? – preguntó Sirius, notando el repentino nerviosismo que embargaba a la pelirroja.
- Si, es que... bueno tengo que irme, los veré luego – dijo rápidamente abandonando el salón. Ante las miradas confundidas de sus amigos.
- Si yo fuera tú, tendría cuidado, James – soltó Helen tratando de comprobar su teoría. Los Merodeadores la miraron intrigados.
- ¿Por qué lo dices? – hablo James, con la esperanza de que sus amigas lo informarán sobre el estado de Lily.
- Porque hace un momento, Lily nos preguntó como cuidar a un bebé.
- ¡¡¡Un bebé!!! – gritaron los Merodeadores al unísono poniéndose de pie al mismo tiempo. Un súbito cuchicheo se formó en el comedor, forzando al cuarteto a sentarse nuevamente.
Helen abrió los ojos sorprendida. Si James no sabía nada sobre el supuesto bebé, como lo había denotado al reaccionar de aquella forma, eso quería decir que Lily... ¡No! Mejor dejar de llenarse la cabeza con ideas desquiciadas. Tal vez, su amiga solo había preguntado aquello por... bueno... ¿sus razones? ¿Cuáles?
- Cornamenta, amigo, ¿no hay algo que quieras decirnos? – preguntó Sirius con picardía.
- Nicole, ya regresé – llamó entrando a la habitación – Nicole, soy yo, Lily.
Repentinamente, la pequeña salió gateando de la cama de Lily. Se puso de pie sacudiendo su vestido y levantó la cabeza sonriéndole a la joven.
- Como me dijiste que me ocultará si alguien entraba, eso hice – dijo la pequeña con inocencia.
- Bien hecho – alabó Lily sentándose en la cama – ven, siéntate. Es hora de comer.
- ¡Que bien, tengo hambre!
Dio un par de saltos, antes de subir a la cama, esperando impaciente a que Lily terminará de servir. En cuanto empezó a comer, la pelirroja no pudo evitar mirar a la niña con una mezcla de ternura y tristeza.
- Tenemos que hablar – dijo terminante.
- ¿Sobre que? – preguntó levantando la cabeza.
- No puedo hacerme cargo de ti para siempre, en algún momento tendré que informar a los directivos – explico.
- No te preocupes, no estaré aquí mucho tiempo. Pero quisiera que no le dijeras nada al director – comento a manera de petición.
- ¿Cómo sabes que no estarás aquí mucho tiempo?
- Solo lo se – dijo con ternura entregando el plato vacío a la joven.
- Pero... – tomó el plato dejándolo a un lado.
- Por favor – interrumpió – créeme, no seré una molestia. Y me iré en poco tiempo.
- Nicole.
La niña puso cara de ternura. Lily suspiro sin saber que hacer. Hacía unas horas que había conocido a la pequeña Nicole y ya se había encariñado con ella. Realmente tenía un presentimiento sobre la niña. No quería dejarla sola, no tenía padres y seguramente Dumbledore la enviaría a un orfanato. Tal vez era huérfana. O tal vez había perdido a sus padres, de ser así podría ayudarla a encontrarlos. Por un segundo pensó que fuera huérfana, a ella no le gustaría serlo o dejar a un hijo en ese estado. Volvió a suspirar, está vez resignada. Sacó un pedazo de pergamino, una pluma y tinta de su mochila.
- Entonces, tendremos que comprar algunas cosas – dijo sonriente – este sábado iré al pueblo de Hogsmeade y compraré lo necesario.
Nicole sonrío, esperanzada. Abrazo a Lily con fuerza, sintiendo que volvería a llorar. Cerró lo ojos con fuerza separándose de la joven. Ya no lloraría. Volvió a sonreír, gesto que convenció a Lily para cuidarla durante... el tiempo que fuera necesario.
- Primero, necesitarás ropa – escribió en el pergamino – también comida, no creo que sea bueno para ti comer los alimentos del colegio; temo que te puedan enfermar o algo parecido...
- No te preocupes – interrumpió – no me hace daño ese tipo de comida. Además sabe deliciosa.
- De acuerdo. También necesitarás algunos artículos personales, como el cepillo de dientes... – siguió escribiendo - ¿qué más?
- ¡Juguetes! – exclamo.
- ¿Qué?
- Es que... – miro a sus lados – en está habitación hay muchas cosas que parecen divertidas, pero temo romperlas si juego con ellas.
- Ah, ya entiendo, pero... bueno mi mesada no es mucha y no se si pueda comprarte algún juguete – explico mirando la decepción reflejada en el rostro de Nicole – no prometo traerte algo muy grande, pero haré lo que pueda ¿de acuerdo? – la pequeña asintió, sonriente - Tenemos otro problema.
- ¿Cuál? – preguntó la niña sin darle mucha importancia.
- ¿Dónde dormirás? – preguntó, más para si misma que para Nicole.
- Debajo de tu cama – sugirió.
- ¡No! ¡Claro que no! – exclamo la pelirroja – no puedo permitir que hagas eso – se quedo callada unos minutos pensando – bueno, supongo que no habrá problema si duermes conmigo. Usaré un hechizo en las cortinas para que no puedan abrirlas – Nicole sonrío confirmando su aceptación - De acuerdo, entonces hemos resuelto todos los problemas. Por ahora tengo que irme – comento abriendo la puerta – sigue comportándote como hasta ahora – dijo antes de abandonar la habitación.
Nicole dio varios saltos en la cama. La emoción recorriéndola, sintiendo que a pesar de todo lo que le había pasado, ahora todo cambiaría. Esperaba con ansías el momento en que todo 'aquello' se arreglará y pudiera estar de nuevo con las personas que quería. Miro detenidamente la puerta, sonriendo con sinceridad. El problema era que ahora Lily formaba parte de ellas.
- Lily me recuerda a mi mamá... – susurro. Una pequeña lágrima corriendo por su mejilla.
Luego de su caminata por más de media hora en los alrededores del castillo; Helen y Marissa estaban sentadas al pie de un árbol cerca del lago. Helen volvió a suspirar con desesperación, arrojando una pequeña piedra al lago. Sujetó sus piernas apoyando la cabeza sobre ellas. Marissa tenía los ojos cerrados apreciando la ligera brisa que se había desatado a su alrededor.
- Tal vez ya volvió a la sala común – comento aún con los ojos cerrados.
- ¡Rayos!, la buscamos por toda la escuela y sus alrededores y ella... ¿dónde está? – comento Helen notoriamente molesta.
- ¿Qué crees que le pase? – preguntó abriendo los ojos mostrando la preocupación reflejada en ellos.
- No lo sé... – suspiro – espero que nos lo diga.
- Y sino lo hace, por favor no te molestes. Ella debe tener sus razones – pidió tomando una piedra, arrojándola al lago.
- ¿Crees que James y ella...?
- No lo digas, ni siquiera lo pienses. Aún sigo creyendo que no ha pasado nada 'grave' entre ellos.
- Pero debes tomar en cuenta todo... digo, desde hace semanas están muy acaramelados. Siempre que se quedan solos terminan uno encima del otro, o bueno, demasiado juntos.
- Lily es una chica muy responsable, estoy segura que ella... ella está bien – dijo tratando de convencerse. Lentamente se puso de pie mirando la puesta de sol – volvamos, se está haciendo tarde.
- De acuerdo, y en cuanto la veamos la someteremos a un interrogatorio – comento Helen arrojando la última piedra.
- Helen, por favor. Por hoy déjala tranquila ¿de acuerdo?
- Oh, está bien. Pero mañana...
- Si, si, si – dijo Marissa moviendo la mano a manera de callarla.
Los siguientes días transcurrieron bastante tranquilos. Exceptuando un pequeño incidente en el que Marissa por poco descubre a Nicole. Ese día, Lily había permanecido todo la tarde en su habitación cuidando a la pequeña, aumentando con esto la curiosidad de sus amigos y la preocupación de James quien hacía un repaso mental constante del tiempo que pasaba con su novia, tratando de descubrir si podría haber un bebé de por medio. Idea que cada vez se volvía más sólida. La semana pasó rápidamente y el tan esperado fin de semana, llegó. Los Merodeadores, Lily, Helen y Marissa se encontraban bebiendo cervezas de mantequilla en las Tres Escobas.
- Me alegro que no nos hayan dejado mucha tarea – comento Helen estirando los brazos – pude terminarla a tiempo para disfrutar del fin de semana – sonrío satisfecha.
- Y de los paseos a Hogsmeade – corroboró Peter.
- Y... ¿a dónde iremos al terminar nuestras bebidas? – preguntó Sirius con una mirada maliciosa hacia sus amigos.
- ¡A Zonko! – exclamaron los Merodeadores con grandes sonrisas de complicidad.
- Y luego a los dulces – añadió Peter con emoción.
- Ustedes nunca van a cambiar, ¿verdad? – comento Helen divertida por las reacciones de los chicos.
Luego de un rato de amena charla, en donde Lily se mantenía algo seria y distante del grupo. Al terminar sus bebidas, Sirius llamó la atención del resto soltando su vaso, ya vacío sobre la mesa, poniéndose de pie.
- Bien, señoritas – anunció con un dejo de arrogancia – los Merodeadores nos disponemos a ir a la tienda de bromas – Remus, Peter y James se levantaron al mismo tiempo.
- ¿A dónde irán? – preguntó Remus curiosamente.
- Yo quisiera ir a la biblioteca – respondió Marissa.
- ¡Por Merlín, Marissa. Salimos de la escuela para olvidarnos de todo lo que hay dentro y tú quieres ir a la biblioteca! – exclamo Helen con un tono ofendido, ante las risitas del grupo – no, yo pasó. Mejor iré a ver las tiendas de ropa.
- ¿Y tu, Lily? – interrogó James.
- No lo sé, creo que iré a la tienda de dulces – dijo como un comentario para si misma.
- Así se habla, pelirroja – alabo Sirius acercándose a la joven, pasando un brazo por sus hombros - ¿te parece si vamos todos?
- No, mejor vayan a Zonko – respondió quitándose el brazo de Sirius – yo me adelantaré – tras lo cual salió del lugar.
- Ha estado muy extraña últimamente – comento Remus.
- Es cierto, pasa muy poco tiempo con nosotras – corroboró Marissa – siento que nos evade.
- Yo creo que nuestro amigo James sabe muy bien lo que le pasa – dijo Sirius sonriendo ampliamente.
- No empieces con eso, Sirius – se quejo el joven nombrado dando media vuelta – mejor vámonos.
- ¿Ya hablaste con ella? – preguntó Remus caminando al lado de James. Sirius y Peter iban detrás.
- Si, pero me dijo que no tenía ningún problema – respondió cabizbajo.
- Oh, vamos, Cornamenta ya olvídate de eso – comento Sirius apoyándose en los hombros de Remus y James.
- Sirius, esto es serio – se quejo James alzando un poco el tono de voz.
- Eso lo sé - dijo Sirius cambiando su actitud completamente, mostrándose serio. Pasó por en medio de sus amigos deteniéndose en seco frente a ellos. Obligándolos a hacer lo mismo – admito que Lily ha estado un poco extraña, distante y preocupada. Pero, ¿y qué? Si, es cierto, tal vez tenga problemas, pero si no quiere hablar de ello ya se le pasará, entonces nos lo contará y todo volverá a ser como antes.
- ¿Y si necesita ayuda? – cuestionó James.
- Si la necesitará, ya nos la hubiera pedido – dijo tranquilamente.
- Canuto.
- Dime.
- Tienes razón.
- Pues claro que la tengo – dijo orgullosamente continuando su camino – no por nada son el gran Sirius Black, el que todo lo sabe, el que todo lo entiende, el más guapo, el...
Se detuvo en seco con la boca y los ojos abiertos a más no poder, sin llegar a dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Al ver está actitud, el resto de los Merodeadores se acercaron quedando en el mismo estado de shock que Sirius. Se encontraban frente a una tienda de artículos para bebé, en lo más recóndito de Hogsmeade.
- ¿E... Esa es... Li... Lily? – preguntó Peter mirando al resto, los tres asintieron con la cabeza al mismo, sin apartar la vista de la tienda.
- Bueno, tal vez solo paso a la tienda por un regalo para alguien, totalmente ajeno a ella ¿no? – comento James no muy convencido.
- Por supuesto, el hecho de que este mirando la ropa para bebé... – continuó Sirius usando el mismo tono que James - ...no significa que...
- ¿Qué es lo que ven, muchachos? – se escucho la voz de Helen detrás de ellos, a su lado se encontraba Marissa. Los cuatros voltearon formando una barrera frente al ventanal donde se veía a Lily.
- Nada – respondieron en coro, fingiendo sonrisas inocentes.
- ¿En serio?, entonces ¿por qué no se quitan de ahí? Parecen soldados – sonrío divertida.
- ¿Qué les parece si nos vamos? Ya casi se termina el día, debemos volver a Hogwarts – dijo Sirius obligando a la chica a dar media vuelta.
- Yo me quedaré – susurro James de manera que solo Sirius lo escuchará.
- De acuerdo – asintió usando el mismo tono.
Sirius, Peter, Remus, Helen y Marissa regresaron a Hogwarts en medio de un mar de excusas por parte de los Merodeadores. James río en silencio ante la escena, dio media vuelta sin mirar la tienda. Realmente necesitaba hablar con Lily. Ya no estaba muy convencido por su respuesta anterior, y su extraña actitud no ayudaba mucho. Levantó la mirada, Lily ya había salido, acompañada de varias bolsas y un chico que no le agradaba mucho a James: Amos Diggory. El Hufflepuff sonreía coquetamente a su novia ayudándole a cargar algunos de los paquetes. Está escena molestó notoriamente al buscador. Rápidamente llegó junto a la pareja arrebatando los paquetes que cargaba Amos, mirándolo desafiante. Al siguiente segundo dio media vuelta y tomó a Lily de la muñeca llevándola lejos de un Amos bastante confundido.
- Supongo que eso es un 'no' – comento despidiéndose con la mano – nos vemos luego, Lily. Fue un gusto verte, Potter.
- Lamento no poder decir lo mismo – dijo James mirando de soslayo al joven, Lily simplemente sonrío.
Caminaron a paso rápido, mientras James sentía los celos crecer dentro de él. Luego de varios pasos, miro a Lily, la joven tenía la vista en el suelo. Está actitud revolvió el estómago del chico. Ahora se sentía culpable. Poco a poco redujo la velocidad hasta detenerse frente a un pequeño lago, cerca de la estación donde llegaba el expreso de Hogwarts.
- James, ¿qué te ocurre? – susurro Lily.
- ¿Qué estabas haciendo con Diggory? – preguntó directamente tratando de controlar su temperamento.
- Me encontró afuera de la tienda y se ofreció a ayudarme con las bolsas – explico dejando los paquetes que cargaba sobre una banca cercana.
- ¿De qué estaban hablando? – interrogó colocando el resto de las bolsas junto a las de Lily.
- Me pidió ayuda con un trabajo que no entiende.
- ¿Qué le dijiste? – preguntó rápidamente.
- No pude responderle. En ese momento llegaste y...
- ¿Qué pensabas decirle?
- Que si.
- ¡¿Qué?!
- ¿Qué tiene de malo?, si no entendía sería bueno ayudarlo, no veo el problema en eso. Además de que...
- ¡¡¡Tú le gustas!!! – gritó James dando media vuelta. Lily se quedó estática ante las palabras de su novio. Miro a James un segundo sonriendo con ternura.
- James – susurro abrazándolo por la espalda – tú eres lo más importante en mi vida, y lo sabes. No entiendo porque te molesta que hable con Amos. No entiendo porque... te pones celoso – sonrío apoyando su mejilla en la espalda de James.
- Diggory es muy amable contigo – suspiro – demasiado, y no me agrada.
- No tienes nada de que preocuparte – susurro con ternura – debes confiar en mí - James rompió el abrazo tomando las manos de Lily, mirándola a los ojos.
- Confío en ti – aseguró mirándola con ternura – pero no confío en Diggory.
Lily sonrío acercándose a su novio, plantándole un profundo y tierno beso en los labios. Sintiendo la sinceridad de Lily con ese gesto, James correspondió la caricia apretando fuertemente el cuerpo de ella, como si no quisiera separarse nunca. Lily sintió derretirse en los brazos de James. De nuevo, ahí estaba esa extraña sensación de que el mundo a su alrededor desaparecía. No importaba nada, ni siquiera que su tiempo en Hogsmeade se hubiera terminado. No era la primera vez que ocurría, al final James la llevaba por algún pasadizo secreto, de vuelta a su habitación. Colocó sus brazos tras el cuello del chico, sintiéndose segura con él, sabiendo que siempre estaría cerca, protegiéndola, queriéndola y haciendo mil locuras por ella.
El sol en el horizonte cae lentamente, llevándose consigo el día y dando pasó a un cielo oscuro y tapizado de brillantes estrellas. En Hogwarts, Nicole se encuentra oculta bajo la cama de Lily, dado que Marissa y Helen han llegado. La pequeña se encuentra recostada en el suelo con una pequeña esfera entre sus manos. Aquella 'pieza' tiene una textura extraña, parece viscosa pero lo suficientemente sólida para ser geométrica. Minutos después, cansada de mirar la figura, toma un vaso que se encontraba cerca, coloca la esfera sobre el recipiente con lo que está pierde su forma sólida volviéndose agua.
Continuará...
Notas de la autora: ¡Primer capítulo de una historia que promete mucho! = ) , o eso espero = ( . Aún no he terminado mi otra historia y ya he comenzado está... y tengo como cinco proyectos más, sinceramente espero publicarlos todos. En fin, lo importante aquí es que a ustedes, los lectores, les agraden las historias y dejen muchos reviews =p con eso basta.
Besos a todos, y cuídense = )
