Mi linda Nicole
Por: Andy Yogima.
Capítulo 7. Un nuevo amanecer
Abrió los ojos lentamente volviendo a cerrarlos casi de inmediato por la cesante luz que la golpeaba. En cuanto pudo visualizar su alrededor, reconoció el lugar: la enfermería de Hogwarts. Traía puesta una bata y su antebrazo derecho estaba vendado, igual que su rodilla y la muñeca izquierda. Dejo caer la cabeza suspirando cansada, con lo que le molestaba sentirse inútil. Aquella herida le hizo recordar bruscamente los sucesos anteriores. Como una especie de película, en su cabeza comenzaron a desfilar los recuerdos de su estancia en el castillo de Voldemort… las torturas, los golpes, amenazas, el crucio… Un fuerte escalofrió sacudió su cuerpo violentamente obligándola a cerrar los ojos con fuerza queriendo borrar aquellas imágenes tan desagradables.
Volvió a abrir los ojos sintiendo lágrimas formando caminos por sus mejillas hasta perderse en la almohada. Le invadió un sentimiento de soledad que la obligó a levantarse pese a la repentina punzada que surgió de sus heridas. Camino a paso débil hacia la cama vecina donde encontró a Sirius dormido, luciendo una bata idéntica a la propia; un vendaje en la mano izquierda y una pequeña bandita en su mentón. Sonrío con ternura al ver al chico tan inofensivo. Cerró las cortinas pasando a la siguiente cama, su cabeza formulando variadas teorías de lo que podía estar pasando. ¿Cómo había logrado salir viva del castillo del Lord?
Encontró a Nicole igualmente descansando y con bata. Con mil dudas en la cabeza pero feliz de volver a ver a la niña, entró al cubículo silenciosamente sentándose a su lado. Tomó su pequeña mano inconscientemente sumergiéndose en sus pensamientos. A diferencia de ella y Sirius, Nicole no tenía una sola herida, ni siquiera un rasguño.
-Lily… -giro encontrando el rostro alegre de James, el chico tenía un pequeño vendaje en la cabeza pero aún así se veía muy tranquilo- ¿estás bien?
-Gracias –murmuro viéndose rodeada por los fuertes brazos del buscador- tenía mucho miedo… y no sabía si volvería a verte… -sollozó dejando salir aquellas lágrimas que retuvo hacia unos minutos. James la abrazo con más apremio meciéndola levemente.
-Tranquila, ya todo termino…
Permanecieron en silencio dejando que el canto de la mañana aligerara la carga de Lily. James la dejo llorar todo lo que quiso sabiendo que eso era lo que necesitaba. No imaginaba que le había ocurrido siendo presa de Voldemort, y no quería hacerlo temiendo que la ira lo dominará y cometiera una locura. Claro que su estancia en ese lugar había sido de todo menos agradable y eso se sabía por las heridas que tenía. Madame Pomfrey había hecho mucho por ella curando la mayor parte de las lesiones, pero aún quedaban rastros de aquel horror. Prueba de ello, eran los vendajes que aún tenía.
-¿Cómo te sientes? –musito al notar que los quejidos de la pelirroja disminuían considerablemente.
-Nerviosa… no fue nada agradable… -susurro casi inaudiblemente.
-Tranquila –repitió acariciando su cabello- no volverá a pasar –Lily se separo un poco de él al escuchar la seriedad en sus últimas palabras- yo siempre te protegeré –prometió levantando su rostro por la barbilla besando sus labios.
Lily correspondió con pasión pensando que tal vez en ese momento no hubieran estado juntos. James detectó su miedo, y la atrajo más hacia si aferrándola con fuerza. Lily tomó su rostro con ambas manos no queriendo separarse, quería que el momento fuese eterno, que con ese beso James pudiera borrar todo recuerdo de lo ocurrido.
-Te amo –suspiro James entre besos. Automáticamente Lily se separo mirándolo fijamente.
-¿Qué dijiste?
-¡Buenos días! –exclamo Sirius asomando la cabeza entre los biombos que separaban las camas- que bien dormí –se acercó más estirando los brazos- acabo de tener un sueño muy extraño –señalo a la pareja, ahora considerablemente separada, y se sentó en la cama de Nicole- ustedes tenían una hija, que por cierto era mi ahijada –dijo con orgullo- pero teníamos que pelear contra Voldemort en su castillo. Todo terminó cuando yo lo vencí –concluyó arrogante haciendo especial énfasis en la palabra 'yo'. James y Lily lo miraron de forma extraña.
-No fue un sueño –intervino Nicole a espaldas del trío sentada en la cama con las sábanas cubriendo sus piernas, una bella sonrisa decorando su vivaracho rostro.
-Si… mi ahijada se parecía mucho a ti –murmuro Sirius entrecerrando los ojos fingiendo somnolencia- espera un minuto –se acercó a la pequeña- ¡eras tú! –canturreo alegre contagiando a Nicole. James miro a su amigo desaprobatoriamente. Lily a su izquierda se alejaba discretamente del grupo en un acto inconsciente con las palabras de James retumbando en sus oídos como una especie de eco.
-¿Tan temprano haciendo escándalo, Sirius? –mofo Remus ingresando al cubículo seguido por Peter.
-¿Yo? Pero si siempre me portó bien –reclamo caprichosamente- es más, salve a tus amigos de una muerte segura –sonrío arrogante. Remus lo pasó de largo sin prestar atención al último comentario dirigiendo su atención a James.
-Bienvenido –sonrío estrechando su mano.
-¿Están bien? –preguntó Peter mirando las heridas que lucían los mayores.
-Claro que si –hablo Sirius con un puño en su pecho mirando al techo con aire solemne- ni Voldemort puede con nosotros.
-Me alegra escuchar eso –Dumbledore entró a la enfermería captando rápidamente al grupo que ahora tenía el biombo abierto. A su lado caminaba la mujer que los había salvado de Voldemort, lucía un bello vestido azul rey con decoraciones en azul claro y algo de dorado. Tez blanca y cabello rojo. Sus ojos rojo oscuro- les presentó a la señora Claire Devencrow. La madre de Nicole.
La heredera Devencrow bajo levemente la vista evitando las miradas de los presentes incluyendo la de su madre. Las palabras de Dumbledore, habían producido efectos variados en los jóvenes. Lily despertó de su ensimismamiento mirando por primera vez a la bella mujer que parecía emitir un brillo especialmente cálido. Remus y Peter se mostraban igualmente sorprendidos que la pelirroja, al no conocer a la señora y no saber con exactitud lo que había acontecido en el castillo del Lord. Finalmente James y Sirius intercambiaron una mirada cómplice: ya sospechaban algo así.
-Eso explica porque es tan fuerte –murmuro Sirius ante la sonrisa de la mujer.
-Gracias.
-Pero, ¿qué paso con Voldemort? –preguntó James. Dumbledore apareció varias sillas con lo que todos se pusieron cómodos a lo que probablemente sería una larga conversación, o una explicación demasiado sorprendente.
-Su alma está aquí –dijo Claire mostrando la pequeña caja plateada- y su cuerpo… debió destruirse en la explosión.
-¿Cómo fue posible? –cuestionó Remus tratando de sacar una explicación con los datos que obtenía.
-Mi esposo y yo pudimos desarrollar magia mediante la música –explico- con está caja, la flauta y la voz fue posible canalizar la magia para realizar infinidad de proezas, entre ellas, la más importante: encerrar el alma sin posibilidades de salir. Él ya no causará problemas –sonrío.
-Pero, ¿cómo pudimos salir del castillo? –preguntó Sirius recordando aquel suceso.
-Logramos conectar el punto más débil del castillo con mi despacho –respondió Dumbledore restándole importancia al asunto.
-Como un traslador –concretó Remus. El director asintió.
-Bien, caballeros y damas, sugiero que vayamos al comedor. Si han descansado lo necesario, estoy seguro que tendrán hambre –propuso Dumbledore. Él y Claire se adelantaron mientras Sirius, James, Lily y Nicole se cambiaban de ropa.
Varios minutos después, Remus y Peter se encaminaron al comedor. Sirius y James ya tenían rato esperando que Lily y Nicole salieran del cubículo de la pequeña, ya que hacia poco que no escuchaban ningún tipo de sonido.
-¿Ya están listas? –pidió Sirius lastimeramente sintiendo que su estómago no podría soportar un minuto más sin una comida decente.
-Adelántense, voy a cambiar a Nicole –murmuro la pelirroja lo más naturalmente que pudo. Se encontraba sentada en la cama con Nicole a su lado, ya vestida., la miro confundida sin contradecir sus palabras.
-De acuerdo, no tarden –los Merodeadores salieron de la enfermería rumbo a un merecido alimento.
Permanecieron en silencio un par de minutos. Nicole movía sus piernas que colgaban de la orilla de la cama, en cambio, Lily parecía lejos de la realidad. Su mirada perdida en el infinito indicaba claramente que su mente y su cuerpo no estaban en el mismo espacio. La pequeña pelirroja tarareo una tonada a la espera de algún tipo de reacción por parte de la joven. Reacción que nunca llegó. Terminó su canción, dejo de mover las piernas y miro a Lily.
-¿Qué ocurre?
-¿Tienes hambre? –preguntó distraídamente.
-¿Estás bien? –aquella pregunta pareció haber causado efecto en la chica, que finalmente encaro a Nicole.
-Si, solo… algo cansada. Todo lo que paso… -giro su vista mirando el suelo. Suspiro- ¿por qué no te adelantas?
-No tengo hambre –sonrío volviendo a su rutina de mecer las piernas- gracias por salvarme.
-Yo no hice nada –susurro, confundida.
-Me enseñaste mucho –miro a la chica con una tierna sonrisa, deteniendo el movimiento de sus pies. Su comentario obviamente enfocado al tiempo que Lily le había dedicado antes del problema con Voldemort. Antes que supiera quien era en realidad- serás una buena madre –musito recordando los cuidados de su 'mamá'.
-Tú también me enseñaste mucho. Como te comportas no parece que tuvieras cuatro años.
Nicole rió volviendo a agitar los pies. Aquel mismo comentario se lo había hecho anteriormente James. Por un segundo, la pequeña imagino que nada, excepto la muerte, podría separar a esa pareja. Parecían más unidos de lo que aparentaban, y se complementaban a la perfección. El carácter fuerte de James podía ser suavizado por la dulzura de Lily. Igualmente la sensibilidad de la pelirroja podía fortalecerse con el orgullo del heredero Potter. Un suave sonido en la puerta llamó la atención de amabas rompiendo sus respectivos pensamientos.
-Mamá… -murmuro la pequeña al levantar la vista y encontrar a la dama en el umbral de la enfermería.
-Nicole, linda ¿me permitirías hablar con la señorita Evans, un minuto? –pidió gentilmente, con un sutil dejo de orden.
-De acuerdo. Estaré en el comedor –dijo la pequeña bajando de la cama. La señora Devencrow asintió acercándose.
-¿De qué quería hablar, señora? –hablo Lily elevando levemente la cabeza sin mirar a la mujer.
-Quiero agradecerte –dijo levantando el rostro de la pelirroja, en un gesto delicado- por cuidar de mi pequeña. Haz hecho mucho por Nicole y por mí, durante todo este tiempo –sonrío besando la mejilla de la chica.
-No fue nada, yo… solo hice lo que creí correcto –murmuro algo apenada.
-Pero puedo ver que algo te preocupa –susurro dulcemente.
-Yo… no sé que es… solo, me siento algo inquieta. Tal vez es cansancio.
-¿Quieres que prediga tu futuro?
Lily levanto la mirada mostrando su asombro. Claire sonrío inocente invitando a la joven a seguirla. Abandonaron la enfermería rumbo a la habitación que Dumbledore había ofrecido a la señora Devencrow, cerca de su despacho.
-¿Usted puede predecir el futuro? –preguntó Lily sin poder salir de su asombro.
-Tu pasado, y tu presente –concreto la mujer, contenta de poder distraer a la joven de aquello que la tuviera tan inquieta.
-Pero, ¿cómo?
-Es uno de mis dones.
-¿Nicole puede hacerlo?
-No. Pero he pensado en enseñarle. Claro que si no tiene el poder innato para hacerlo, no tendrá caso que le enseñé pues jamás podrá hacerlo –explico tranquilamente abriendo la puerta de su habitación.
El cuarto no era muy grande. Solo contaba con una cama, un escritorio, un pequeño mueble tipo ropero y una mesita central iluminada con velas aromáticas. En el fondo había una puerta que, Lily dedujo, era el sanitario.
-Siéntate –ofreció Claire colocando un par de sillas junto a la mesita.
-Gracias –sonrío mirando las velas.
Claire tomó asiento frente a la pelirroja acomodando un juego de cartas. Mostró el lote boca abajo, indicando que la 'cortará'. Volvió a barajar colocando las cartas a la derecha de Lily. Pieza por pieza, Claire indicó a la joven donde acomodar las cartas. Al final quedó una pirámide formada con 10 cartas sobre la mesa.
Luego de un profundo suspiro, Claire tomó las diez cartas acomodándolas frente a si. Por un par de minutos en silencio, miro con detenimiento las piezas. Finalmente las bajo sobre la mesa con un golpe seco produciendo un ligero sobresalto a la pelirroja. Levantó la mirada, una expresión entre asombro y miedo presentó a Lily.
-Tú eres… -murmuro nerviosamente.
TOC, TOC. Ahogaron un grito girando hacia la puerta, de donde venía el sonido.
-A-Adelante –indico Claire poniéndose de pie.
-Espero no importunar –Albus Dumbledore con su radiante sonrisa ingreso a la habitación.
-Claro que no, ¿Qué se le ofrece, Dumbledore?
-Solo vine a informar que todo está listo –concreto tranquilamente.
-Ah, si, si. ¿Dónde está Nicole?
-En mi despacho, pidió hablar con usted.
-Bien. Señorita Evans, si me disculpa… -giro hacia la pelirroja recuperando su postura.
-Adelante –murmuro la chica poniéndose de pie.
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Claire y Dumbledore caminaron en dirección contraria a la pelirroja que sumida en sus pensamientos comenzó a vagar sin rumbo. La cabeza baja y el paso lento la llevaron hasta la torre de Astronomía que se hallaba vacía y silenciosa. Se acercó a uno de los ventanales admirando las nubes.
Era un nuevo día y probablemente ella pudo habérselo perdido. Suspiró. Pero no había sido así. Pese a los problemas y las pocas esperanzas que ella misma tenía sobre salvarse a aquel incidente, Claire, Nicole, Dumbledore, Sirius y James la habían rescatado. James.
Él era el motivo de su 'distracción'. Todo por dos sencillas palabras que había dicho. Dos palabras que, no entendía porque, habían cambiado su manera de pensar. Y volvía a sentirse tan nerviosa como la vez que James se le declaró. No podía mirarlo a los ojos sin sentirse agobiada, sentimental, extraña o con un nudo en la garganta. Volvió a suspirar. No quería pensar que James lo hubiera dicho solo por 'el momento'. Esperaba que fuera sincero y que le hubiese nacido del corazón.
Suspiro por cuarta vez sin apartar la vista del panorama frente a ella. Aquel lugar era muy tranquilo, relajante. Pensó en permanecer todo el día ahí, pero supo que tarde o temprano tendría que enfrentar a James y hablar sobre el asunto, solucionar… "eso".
Claro que, unos minutos más ahí no le harían daño. Sonrío.
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-Nicole –hablo la señora Devencrow llamando la atención de su hija. Entró al despacho de Dumbledore, sola- ¿querías hablar?
-El profesor Dumbledore me dijo que planeaste 'todo' para irnos –dijo la pequeña despegando su atención de Fawkes.
-Así es.
-¡Pero, yo no me quiero ir! –chillo.
-Nicole, sé que haz hecho amigos aquí. Muy buenos amigos, debo admitir. Pero sabes que debemos irnos –replico calmadamente- y pronto.
-¿Por qué? Voldemort ya ha sido retraído. ¿Cuál es el problema?
-Eso es algo que debo hablar con el profesor Dumbledore –explico hincándose frente a Nicole para quedar a su altura.
-¿Cuándo nos iremos?
-Planeaba que fuera hoy.
-¿No hay manera de que me quedé? Aunque sea un par de días y ya –pidió con mirada suplicante.
Claire miro fijamente a su hija. Por lo que había descubierto en su 'sesión' con Lily, ambas debían abandonar Hogwarts a la brevedad posible. Ahora más que nunca sabía que el haberse relacionado con la pelirroja había sido un error, sobre todo que Nicole pasara tanto tiempo con ella.
-Hablaré con el profesor Dumbledore. No te prometo nada, pero veré que puedo hacer. ¿De acuerdo? –Nicole asintió con una leve sonrisa, sabía que eso era lo máximo que podría conseguir, por ahora- bien, ahora ve a jugar, mientras hablo con el director.
Con la esperanza de poder quedarse más tiempo, Nicole abandonó el despacho dando pequeños saltitos. Minutos después, Dumbledore ingresó tomando asiento en su respectivo lugar. Frente a él, Claire ya se había puesto cómoda.
-¿Y bien? –hablo ofreciendo una taza de té a la madre de Nicole.
-Estuve hablando con la señorita Evans –explico dando un sorbo a su bebida- y… bueno, le leí las cartas. Descubrí algo que nunca me hubiera esperado –Dumbledore alzo una ceja, interrogante- creo que es la razón por la que Nicole está tan encariñada a ella.
-Entonces, supongo que así como fue una casualidad, fue un error –decreto Albus pasivamente.
-Si –respiro- pero su futuro es muy negro. Y… se dibuja en el a Voldemort.
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-¡¡Ya pelearon otra vez!! –exclamo Sirius sentado en la rama de un árbol, cerca del lago- ¡¿Ahora que le hiciste?! –reclamo en cuanto James explico la actitud distante que había adoptado Lily con él.
-James, ¿no podías esperar hasta el próximo año? –hablo Peter sentado en el pasto bajo los pies colgantes de Sirius.
-¿Qué ocurrió exactamente? –pidió Remus recargado en el tronco del árbol mirando interrogante al merodeador.
-No lo sé –se quejo el aludido sintiéndose pequeño ante los reclamos de sus amigos. Se encontraba sentado a la misma altura que Sirius en la rama contigua- estábamos bien en la mañana y luego… se volvió algo distante.
-Tal vez el asunto con Voldemort… -opino el licántropo ofreciendo chocolates a sus amigos- …la tiene algo inquieta.
-Pero si eso ya es noticia vieja –alardeo Sirius aceptando el chocolate de Remus, comiéndolo de golpe.
-Canuto, tú nunca vas a entender a las chicas –murmuro Lupin.
-¿Qué? Claro que las entiendo –se defendió aún con el chocolate en la boca- ellas… ellas son…
-Sirius –pidió James cansadamente.
-Está bien, está bien. ¿Cuál es el punto?
-¿Recuerdas haber dicho algo? –interrogó Remus sin prestar atención a Sirius- ¿algo que no acostumbras decir, o que dijiste sin querer?
-Bueno… -susurro. Sus mejillas cubriéndose de un ligero tono rosa.
-¡Eso es! –exclamo Sirius triunfante- problema solucionado.
-¿Qué le dijiste? –preguntó Peter comiendo lo último de su chocolate.
-Tmo –dijo James rápidamente bajando la cabeza, dejando que su cabello cubriera sus ojos.
-¿Perdón? –hablo Remus destapando un nuevo chocolate.
-T-mo –repitió aún con la cabeza abajo.
-¿Qué? –pidió Sirius engullendo su chocolate.
-¡¡¡Le dije que la amaba!!! –gritó de golpe provocando que Sirius cayera de espaldas aterrizando sobre Peter. Remus tosió ruidosamente golpeándose el pecho evitando ahogarse con su golosina. Un incómodo silencio prosiguió a la escena anterior. Nadie se movió, ni quiera mostraban signos de respirar.
-¿Qué cosa? –hablo Remus finalmente mirando a su amigo. James no habló.
-¿Es en serio? –preguntó Sirius levantándose de encima de Peter, dándole posibilidades para respirar.
-Pe-pero ¿cómo? ¿por qué? –balbuceo Peter sacudiendo su túnica torpemente.
-Porque es la verdad –susurro James bajando de la rama- ¿creen que estuvo mal?
-'Mal' exactamente, no –explico Remus- yo diría que fue inoportuno.
-¿Por qué?
-Bueno, por toda está situación. Voldemort, Nicole, la señora Devencrow…
-¿Qué hago ahora? –preguntó. La desesperación evidente en su rostro.
-Sugiero que hables con ella –opino el licántropo poniendo una mano sobre el hombro de James quien sonrío agradecido.
-Y mientras lo haces –hablo Sirius extendiendo la mano frente a Remus- Lunático, entrega ese chocolate –pidió haciendo referencia al último dulce del licántropo.
-Pero es mío –dijo Remus abrazando el chocolate, fingiendo voz infantil.
-Pero yo lo quiero.
-No, mejor dámelo a mí –intervino Peter.
-Cornamenta, ¿no vas a defenderme? –preguntó 'la víctima'.
-Claro, Lunático -asintió con la cabeza extendiendo la mano- dame el chocolate, yo lo cuidaré.
Al mismo tiempo, los anímagos se arrojaron sobre Remus en una batalla por el chocolate. En medio de forcejeos, rodaron hasta el lago donde el licántropo soltó el chocolate y los cuatro nadaron al fondo en busca del codiciado tesoro. Luego de unos segundos, y a falta de aire, tres de los merodeadores salieron a flote. El último, James, resurgió triunfante sosteniendo el chocolate como un trofeo sobre la palma de su mano.
-Ja, ja. Gané –alardeo- por supuesto, el mejor siempre gana.
-Ya verás –murmuro Sirius adoptando su forma de anímago.
Al verlo, James se transmuto sosteniendo el dulce en su boca, corriendo con un enorme perro negro pisándole las huellas y un poco más atrás, una pequeña rata.
-¡¡No es justo!! –reclamo Remus. Enfurruñado comenzó a caminar ocultando sus manos en los bolsillos de su abrigo. Y entonces lo encontró, sacó la mano derecha luciendo el chocolate en la palma.
Sonrío divertido. Al parecer James había atrapado una envoltura vacía que debió caer de sus bolsillos cuando estaban en el agua. Volvió al castillo disfrutando de su premio imaginando las reacciones de sus amigos cuando descubrieran la farsa.
Continuará…
Notas de la autora: OK, estoy de vuelta. Un poquito tarde y es justificable porque he tenido que prepararme para las fiestas decembrinas. Aunado a eso, que ando medio sentimental porque mi trabajo como niñera ya termino y acabe por encariñarme con la bebé -- Buff, pasando a mejores noticias (y puede que no tanto) este fic llega a su fin, si otra cosa no llega a pasar el próximo cap será el último y el más largo (creo yo)… pero no hablemos de eso, por ahora. Solo pido sus comentarios sobre este cap, si tienen una duda o algo que quisieran ver en el capítulo final: hablen ahora o callen para siempre (que usado está eso P) para que pueda incluirlo en el final.
Respondo los reviews, muchas gracias por ellos D
Ely-Barchu: Muchas gracias por tus comentarios, es bueno ver que me extrañan, snif, snif. Lamento no haberme conectado al msn, pero hasta el 24 creo que estaré algo ocupada. Sorry, en cuanto me restablezca volveré a tener un orden ) Espero recibir tus comentarios sobre este cap, para perfeccionar el final. Besos y suerte )
Mune-potter: Antes que nada, lamento muchísimo no haberme conectado en estás… creo que fueron dos semanas, lo siento he estado algo ocupada, entre Navidad, los adornos, mis fics, mi 'jefe', todo es un caos. En cuanto pasen las fiestas creo que podré tener un respiro ) Ja, ja, sigo dejando dudas, pero ya se resolverán en el próximo cap. Cualquier duda o sugerencia será muy importante para el final. Besos y cuídate )
Muchas gracias a todos los que leen, ahora más que nunca es importante que me dejen un review para cualquier sugerencia, duda, etc. Besos, su amiga,
Andy Yogima.
