Mi linda Nicole
Por: Andy Yogima
Capítulo 8. Luz de esperanza
Los colores oscuros de la noche y los brillantes destellos producidos por el sol se mezclaban dando termino a un día e inicio a uno nuevo. Remus caminaba de regreso a la sala común transitando corredores semi-oscuros, vacíos e impregnados de los diversos sonidos ecos que producía la estructura del castillo.
Luego de una ligera comida ingerida para saciar su repentino apetito, el licántropo salió de las cocinas, dobló en una esquina y siguió su camino cuando repentinamente escucho un sonido similar al de un animal… caballos, identifico rápidamente su agudo oído.
Corrió al vestíbulo acompañado por una extraña sensación de curiosidad e incertidumbre. La puerta principal estaba entreabierta, sigilosamente se encamino a uno de los ventanales que daban al atrio. Frente al castillo visualizó una pequeña pero elegante carroza sostenida por dos caballos blancos. Dumbledore de pie junto al móvil estrechaba las manos de la señora Devencrow quien ya estaba instalada en el interior del carruaje.
Cuidadosamente, Remus se inclino un poco más tratando de visualizar o escuchar lo que hablaban. Pudo distinguir una pequeña sombra a la izquierda de Claire, que mantenía la cabeza agachada. Era Nicole.
Con un último asentimiento de la cabeza, el carruaje se puso en marcha. Dumbledore permaneció de pie en el mismo lugar despidiendo a las Devencrow.
En un acto casi reflejo, Remus corrió rumbo a la sala común. Cortando camino usando varios de los atajos conocidos y corriendo a todo lo que le daban las piernas llegó a la habitación que compartía con los Merodeadores donde por ahora solo dormían él, James y Sirius. Peter permanecía desde el día anterior en la enfermería para una revisión especial.
Con un movimiento de su varita, libero las camas de las cortinas y retiro las sábanas. Dada la repentina sensación de frío, los anímagos comenzaron a despertar arrebatados bruscamente de sus sueños.
-¡¡Chicos, despierten!! ¡¡Es importante!! –exclamo zarandeando a James.
-¿Qué es lo que ocurre? –pidió Sirius frotándose los ojos.
-Lunático, ¿qué…?
-Nicole y la señora Devencrow acaban de irse.
De un salto, salieron de las camas completamente despiertos. Finalmente Remus pudo relajarse, permaneció de pie junto a la puerta esperando a que sus amigos se cambiaran de ropa.
-¿Por qué no las detuviste? –reclamo Sirius acomodándose el cabello.
-Si, claro ¿qué se suponía que debía hacer? ¿Aferrarme al carruaje? –ironizó cruzando los brazos.
-Pudiste intentarlo.
-¿Y Lily? –hablo James. Remus lo miro interrogante- ¿ya lo sabe?
-No lo sé –murmuro el licántropo separándose de la pared- tal vez no…
James acudió a su baúl, revolviendo todo en interior en busca de algo. Al fondo de la caja, lo encontró: una pequeña llave cubierta por una sustancia similar al moho. Salió de la habitación seguido por sus amigos.
Conociendo los viejos conjuros que protegían las habitaciones de las chicas de la amenaza masculina, los Merodeadores habían creado aquella llave que les permitía ingresar a aquellas habitaciones, más específicamente al cuarto de Lily. Abrieron el recinto encontrándolo vacío. De hecho, tres de las cuatro chicas con las que Lily compartía habitación, estaban de vacaciones y Rochell, la cuarta, no estaba ahí.
Revisaron la cama de la pelirroja en busca de alguna pista que les dijera su paradero. No había nada. Y su cama estaba cuidadosamente tendida. Cada libro y pergamino en su lugar.
-Estamos perdiendo el tiempo –se quejo Sirius azotando una almohada de regreso a su lugar.
-Sirius tiene razón –murmuro Remus poniendo una mano sobre el hombro de James. El anímago dejo los libros de su novia- ve por el mapa y habla con ella.
James asintió, dio media vuelta encaminándose a la puerta, un ligero zumbido creado por el roce de su ropa fue lo único que se escucho del chico.
-James –llamó el licántropo antes de perderlo de vista- toma –creada con magia, Remus le entrego una bella rosa blanca con el tallo y las hojas tan verdes que contrastaban a la perfección con el blanco puro de los pétalos.
-Suerte –Sirius tendió una mano a su amigo quien respondió al ofrecimiento con un abrazo.
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Hacia varias horas que había llegado a la torre de Astronomía. Había presenciado el amanecer y admiraba las primeras canciones de las aves, pero no puso atención a los acontecimientos de su alrededor.
Como el día anterior, se mantenía inmersa en su mundo. Un mundo de pensamientos, temores y mareas de palabras en su cabeza. De nuevo en aquella torre, de pronto ese lugar se había convertido en su confesionario o algo así. Y seguía sin poderse sacar aquellas palabras de la mente y el corazón. Aquella sensación cada vez le carcomía más, no podía evitar el repentino impulso de responderle a James. No, sin cerciorarse que él fuese sincero. Sabía que tarde o temprano debían hablar, pero no sabía como empezar. No podía simplemente llegar y pedir una explicación como si se tratará de un asunto cualquiera.
Suspiro sentándose en la ventana con los pies hacia fuera, sosteniéndose del borde, miro hacia abajo. Tenían que ser mínimo 10 metros y ya era una altura considerable. Se inclino un poco más mirando la estructura del castillo, que repentinamente parecía muy interesante. Dio un pequeño respingo al sentir unos fuertes brazos rodeando su cintura. Sin mirar, sabía exactamente quien era. Podía reconocerlo en cualquier situación, por muchas razones: su aroma para empezar.
-No deberías hacer eso, puedes caerte –dijo James suavemente muy cerca de su oído, aferrándola fuertemente por la cintura como temiendo que en verdad fuese a caer.
-Solo estaba mirando –murmuro sonriendo inconscientemente. Colocó sus manos sobre los brazos de James.
-Jamás permitiría que nada malo te pasara –susurro cerrando los ojos, con la mejilla sobre su cabello rojo-fuego.
-James… -respiro- tenemos que hablar.
-Lo sé, por eso estoy aquí. Te haz comportado muy extraña, desde ayer que volvimos de…
-No fue por eso –interrumpió mirando al frente- fue por algo que dijiste.
-Si, también supuse eso. Yo… creo que te molestó…
-Solo quiero que seas sincero –volvió a interrumpir, girando sobre su asiento para encarar al chico. James enlazo sus manos como una precaución para que no se cayera- dijiste que… bueno, dijiste algo que no debe tomarse a la ligera y no quiero pensar que se te escapo por el momento, sino que realmente lo sentiste… que lo sientes y… -bajo la cabeza mirando sus manos unidas- ¿me entiendes? –levanto la mirada hundiéndose en las profundidades azules de los ojos de James que la miraba con ternura.
-Lo dije en serio. Y lo sostengo. Me di cuenta que lo que siento por ti es tan fuerte que si quiero expresarlo con palabras solo puedo hacerlo de esa forma. Por un momento, en medio de la batalla contra Voldemort, temí perderte y… creo que eso me ayudo a darme cuenta. Ahora sé que decirlo es tan importante para mí como para ti.
Lily sonrío poniéndose de pie en un salto sin soltar sus manos ni dejar su mirada. Fue entonces cuando capto la rosa blanca que su novio tenía suspendida en su camisa.
-¿Y eso?
-Ah –tomó la flor colocándola en el cabello de Lily- es para ti.
-Gracias…
Con amplias sonrisas decorando sus rostros, juntaron sus labios fundiéndose en un profundo y dulce beso. Lily, feliz de haber arreglado aquel malentendido. James, feliz de tener de nuevo a su Lily.
-Te amo –murmuro James, entre besos.
-Yo también te amo –respondió.
Con una nueva y renovada sonrisa, James dejo sus labios descendiendo por su rostro y cuello, besando sus hombros. Dando un masaje por su espalda y caderas, elevó una mano por debajo de la blusa lidiando con el broche del sostén.
-Tal vez deberíamos detenernos –sonrío Lily- o por lo menos ir a otro lugar –añadió al sentir las caricias de James sobre sus senos. 'Otro lugar' fue entonces que se detuvo.
-Lily, ¿sabes lo de Nicole?
-¿Qué?
-Acaba de irse.
-Pero ella nunca me dijo… ¿estás seguro?
-Remus vio a ella y a su madre partir está mañana –dijo seriamente.
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-Buff –resoplo Sirius recostado en su cama jugando con una pluma. Mantenía la pieza en el aire, soplándole cuando se acercaba a él- me aburro –canturreo tratando de llamar la atención de su amigo.
Remus se mantenía impasible sentado en el escritorio junto a una de las ventanas. Mantenía la cabeza ligeramente inclinada al frente con la mirada fija en el pergamino frente a él. Leyó rápidamente las últimas líneas escritas antes de mojar considerablemente la pluma en el tintero y escribir frenéticamente.
-¡Deja de hacer eso! –exclamo el anímago levantándose de golpe, la pluma tras él cayó en un movimiento suave sobre la cama- tenemos siglos para terminar los deberes, ¿por qué debes hacerlos ahora? -repuso posándose de pie a su lado.
-Debes estar bromeando –hablo sin dejar de escribir, está vez a un ritmo más lento- perdimos varios días con el asunto de… bueno, creo que es mejor adelantar antes que el tiempo se nos venga encima.
-¡Rayos! Con James tan ocupado, Peter en la enfermería y tú ahogándote con los deberes, ¡Yo me aburro! ¿Qué a nadie le importa? –dramatizo plantándose frente a la ventana.
Remus lo miro de reojo. Siguió escribiendo hasta casi llenar el pergamino con su letra diminuta, fue entonces que dejo la pluma a un lado quitó las manos de encima del papel permitiendo que recuperara su forma cilíndrica, tapo el tintero y miro a Sirius juntando sus manos sobre la mesa como si el anímago fuera el paciente de un doctor.
-¿Decías?
-No hay muchos alumnos a quienes molestar, ¿podríamos ir a ver al calamar?
-Está bien –sonrío poniéndose de pie.
Al segundo siguiente, Sirius saltaba por toda la habitación incluyendo sobre las camas, salió corriendo del cuarto tras tomar su abrigo. Remus sonrío divertido, miro por la ventana. De nuevo estaba nevando, muy leve apenas unos copos añadiéndose a la espesa capa blanca que cubría el castillo y sus alrededores.
Admirando el paisaje fue cuando noto un par de estatuas a unos cuantos metros del lago. Se veían como muñecos de nieve, pero éstos eran más transparentes. Intrigado, tomó su abrigo y salió de la habitación tras la pista de Sirius.
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Caminando más tranquilo, pero feliz de alejar a su amigo de las tareas y salir beneficiado, Sirius dio vuelta en el último corredor que lo separaba del vestíbulo. A un par de pasos de él caminando a su dirección encontró a James y Lily. No lucían muy contentos.
-¿Dónde está Remus? –preguntó James.
-Venía… -hablo Sirius mirando hacia atrás- …tras de mí. ¿Qué ocurre?
-¿Es cierto que Nicole se fue? –pidió Lily acongojada.
-Según Remus.
-¡Sirius! –giraron encontrando a Remus- ¿Por qué tienes que caminar tan rápido? –reclamo. El aludido se encogió de hombros. Miro a la pareja- no importa, tenemos que ir al lago. Vi unas figuras muy extrañas, parecían hechas de nieve...
Antes que pudiera terminar la explicación, Lily salió corriendo rumbo al lugar indicado con una sola frase en su cabeza, una dicha por Nicole la última vez que había desaparecido: "Solo quería mirar la nieve". Tras ella salieron los Merodeadores.
Con un repentino impulso y la pequeña esperanza avivándose en su interior, la pelirroja corría cada vez más rápido sacando considerable ventaja al trío tras ella. Llegó a las cercanías del lago con las piernas flaqueando y la respiración entrecortada por la carrera. Se dejo caer de rodillas en la nieve, alzó la vista contemplando las mencionadas estatuas.
Ocho piezas a tamaño natural de ella, cada uno de los Merodeadores, una de Helen, otra de Marissa y una última de Nicole. Eran idénticas a sus representados y hechas a manera similar de la pequeña bailarina que la misma Nicole les había mostrado días atrás.
-¿Qué te parecen? –una vocecilla tras ella la hizo sonreír confirmando sus sospechas sobre el creador de las figuras.
-Son preciosas –sonrío sin levantarse. Giro la cabeza encontrando a Nicole, sonriente y con las mejillas ligeramente rosas a causa del frío. Vestía un traje rojo oscuro con un abrigo y gorro acorde.
La pequeña sonrío rodeándola hasta quedar frente a la pelirroja quien extendió los brazos pidiendo un abrazo que no tardo en ser atendido. Tras ellas aparecieron los Merodeadores agitados e impresionados por la esculturas. Sirius se acercó a 'su doble' mirando cada detalle.
-Creí que te habías ido –dijo Lily rompiendo el abrazo.
-¿Sin despedirme? –sonrío.
-¡Por supuesto! –exclamo Sirius asomando la cabeza a un costado de su doble- yo sabía que no te irías sin despedirte de tu padrino, ¿verdad?
-¡Claro! –amplió su sonrisa siguiendo el juego de Sirius.
-Pero no entiendo –interrumpió Remus- yo vi un carruaje salir de aquí, ¿no iban la señora Devencrow y tú, dentro?
-Mi madre si, pero yo insistí en quedarme un par de horas más –explico tranquilamente.
-Yo vi una silueta pequeña –insistió pensativo.
-Debió ser un elfo. Mi madre pidió a Dumbledore que le facilitara un par de ayudantes para simplificar su trabajo.
-¿Qué trabajo? –indago Lily poniéndose de pie.
-Asegurar nuestro nuevo hogar.
-¿Solo te quedaras unas horas? –hablo James. Nicole asintió sonriente.
-¿Les parece si entramos? Está nevando cada vez más –propuso la pequeña rompiendo el súbito silencio que se había formado.
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James, Sirius, Remus y Nicole llegaron a la sala común. El primero echando humo por las orejas y con una mirada de clara advertencia, resultado del 'contratiempo' que había desviado el camino de SU Lily. Amos Diggory.
El sujeto en cuestión se había atravesado en su camino hasta la sala pidiendo hablar con la pelirroja. James estuvo a punto de quejarse pero su novia se interpuso aceptando la invitación del Hufflepuff. Como se venía repitiendo a si mismo desde los últimos diez minutos: confiaba en Lily pero no en Diggory. Aún no podía estar tranquilo y no lo estaría hasta que la chica volviera.
Por ende, Sirius y Remus se habían encargado de alejar a Nicole del furioso-celoso James Potter antes que éste terminara desquitándose con la persona menos involucrada. La pequeña, por su parte, miraba divertida las diferentes reacciones de los Merodeadores.
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Amos había escoltado a 'su invitada' hasta una pequeña salita aclimatada y con un ligero aroma a canela. El chico ofreció asiento en un pequeño sillón afelpado, tomando su sitio en un sofá similar.
-¿Deseas un té, algo de comer? –ofreció cortésmente.
-Estoy bien, gracias –sonrío admirando las estrellas que tapizaban ilusionariamente el techo y las paredes.
-Es mi lugar privado –respondió a una pregunta sin formular- vengo aquí para relajarme, estudiar, pensar…
-¿De qué querías hablar?
-Quería pedirte una disculpa. Verás, no sé si Rochell ya te dijo algo pero... yo fui quien… bueno, se me salió hablarle sobre tu hija.
-¿Mi hija? –interrumpió ligeramente sonrojada.
-Si, ya sabes esa pequeña niña que conocí hace unos meses.
-No es mi hija –murmuro bajando la mirada.
-¿Qué?
Discretamente extrajo su varita del interior de su túnica. Respiro profundamente analizando la situación, recordando lo que Remus había hecho en una situación similar.
-Perdóname, Amos –susurro antes de conjurar un hechizo desmemorizante.
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Aprovechando la distracción de sus amigos que se mantenían un tanto alejados del él junto con Nicole, James extrajo el mapa del Merodeador desplegándolo frente a él. Tras pronunciar las palabras necesarias mostrando el territorio de Hogwarts, visualizo a la persona indicada.
Una pequeña mancha ilustrada con la inscripción: "Lily Evans" salió de una pequeña habitación donde el único ocupante respondía al nombre: "Amos Diggory". Siguió la marca de Lily, una pequeña mancha se acercaba a ella.
-¡James Potter! –rápidamente guardó el mapa encarando a su amigo- espero que no estés haciendo lo que creo que estás haciendo.
-¿Yo? Querido amigo Lunático, me ofendes.
-Yo creo que estabas consultando la "enciclopedia privada" –opino Sirius con una sonrisa arrogante.
-¿Qué te hace pensar semejante cosa, amigo Canuto? –dijo mordazmente haciendo especial énfasis a la palabra 'amigo'.
-Ah, no lo sé. Tal vez que ya estás más tranquilo.
-¿No confías en ella? –intervino Remus.
-Claro que si –respondió de inmediato- pero no confió en Diggory.
-Entonces dame eso –ordeno Sirius acercándose peligrosamente al anímago.
-¿Qué cosa?
Así comenzó una nueva pelea, Sirius y Remus se abalanzaron sobre James tratando de quitarle el mapa. Al final el licántropo logró arrebatarle el artefacto. Mientras los anímagos seguían rodando por toda la sala en medio de las carcajadas de Nicole.
En un acto inconsciente, Remus miro el mapa localizando de inmediato la marca que señalaba a Lily, junto a ella, muy cerca se hallaba otra persona. La última a quien le hubiera gustado ver cerca de Lily. Y no solo a él, también a James.
Miro al chico jugando con Sirius, seguramente no había visto eso último. De lo contrario no estaría tan tranquilo. "Travesura realizada" murmuro guardando el mapa.
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-Rochell –murmuro Lily deteniendo su paso interrumpido por la chica frente a ella.
Se encontraban a pocos pasos de la habitación donde un confundido Amos intentaba recordar como había llegado ahí. Rochell miraba a Lily molesta con las manos en sus caderas.
-¿Se te ofrece algo? –pidió fingiendo un tono meloso.
-No sé como lo hiciste –bufo- pero estoy segura que tú eres la responsable.
-No lo entiendo, querida Rochell, ¿de qué hablas?
-No recuerdo la razón por la que me quedé en el castillo –chillo- estoy segura que tú debiste lanzarme un hechizo de confusión o algo así.
-Rochell, linda –puso una mano sobre su hombro- estoy tan contenta que ni tú más grande berrinche me va a perturbar. Si me disculpas, voy a darle su regalo de navidad a mi querido James.
Con eso basto para que Rochell perdiera el control de si misma. Giro sobre sus talones lista para golpear a Lily, pero la pelirroja ya se había esfumado. Sin posibilidades de desahogar su cólera golpeó una de las paredes con una patada. Acto seguido se dejo caer dando masaje a su adolorido pie en medio de un mar de lágrimas, producto de la impotencia y el dolor.
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Pasaron las siguientes horas en la sala común, divirtiéndose con todo lo que encontraban. Snap explosivo, ajedrez, escondidas, mímica, todo para mantenerse distraídos de lo que pasaría al final del día. Curiosamente la más tranquila era Nicole, quien realmente se divertía como no había hecho en mucho tiempo. Sin darse cuenta, el día iba consumiéndose y la hora para que la pequeña Devencrow partiera estaba cada vez más cerca. Cuando el atardecer estaba a flor, Nicole pidió a Lily que la acompañara a la habitación de la segunda donde tenía su regalo de Navidad.
-Toma –la pequeña extendió una sencilla cadena de plata con un dije en forma de corazón. Un relicario- es mágico. Guardará cualquier cosa que coloques en el. Un sueño, un deseo, cualquier cosa –explico sonriente.
-Gracias –sonrío abrazando a la niña- nunca lo he entendido, ¿cuáles son tus poderes?
-Se enfocan en los elementos. Tengo el control de ellos, pero mis padres me entrenaban para utilizar la música como un canal para dar fuerza a la magia.
-Suena difícil.
-No lo es tanto. La música en si aligera la carga. También está la clarividencia de mi madre.
-Me dijo que te enseñaría eso.
-Si, ya me lo había dicho. Pero dijo que si no tengo dones innatos, no se molestara en enseñarme –miro a Lily, su sonrisa se perdió ligeramente- en lo personal no quiero aprender.
-¿Por qué? –preguntó confundida ante la reacción de Nicole.
-La clarividencia no te dice el pasado, ni el presente, tampoco el futuro. Solo te muestra el destino. Aquello que no importa cuantas vueltas le des, tiende a suceder.
-¿Eso es malo?
Nicole suspiro buscando la forma correcta de expresarse, pero no la halló. Tomó su pequeña bolsita de terciopelo en donde había cargado el regalo de Lily. Sacó un sobre blanco extendiéndoselo a la pelirroja.
-Mi madre te envía esto, junto con una disculpa por no poder explicártelo personalmente.
-¿Qué es? –musito mirando el sobre por ambos lados: completamente blancos.
-Será mejor que lo abras para saberlo. Pero no ahora –añadió al ver sus intenciones.
El ambiente fue roto por el picoteo de una pequeña lechuza marrón que pedía acceso desde la ventana. Como si la esperara, Nicole corrió hacia ella. Tomó su cargamento permitiendo que el ave emprendiera el vuelo de regreso.
-¿Qué es eso? –pidió la pelirroja mirando la sencilla cajita que había obtenido Nicole. Era similar a un alhajero con una piedra rosa incrustada en la tapa.
-Es un traslador. Me llevara a donde está mi madre.
Entonces Lily comprendió que el momento de la despedida había llegado. Inconscientemente levanto en brazos a la niña abrazándola con fuerza. Ligeras lágrimas surcaron ambos rostros, en medio de la oscuridad del cuarto creado por la noche que caía aprisa.
-Gracias, Lily, muchas gracias por todo… -musito Nicole.
-Te voy a extrañar mucho… -gimoteo tratando de detener las lágrimas.
-Quisiera despedirme de los demás –dijo separándose un poco.
-Claro, vamos.
Llevándola en brazos, bajaron a la sala común. El trío descansaba frente a la chimenea. El primero en notar la presencia de las mujeres fue Sirius, que de un salto se puso de pie tomando en brazos a la niña. Remus y James se acercaron temiendo lo que venía.
-Ya tengo que irme, padrino –lloró la pequeña, que habiéndose hecho a la idea de no llorar más, no pudo evitar que la nostalgia la embargara.
-Pero no llores –dijo Sirius con ternura limpiándole el rostro- no es el fin del mundo, algún día volveremos a vernos.
Nicole asintió, tristemente. Remus la miro sospechando que aquel gesto podía significar que sería muy poco probable que volvieran a verse.
Fueron largos minutos de despedida. Nicole pasaba de abrazo en abrazo, remembrando los últimos meses. Había llegado a Hogwarts temiendo morir en cualquier momento, conoció a Lily adoptándose una fachada de felicidad que poco a poco dejo de ser una máscara para volverse algo natural.
Meses y meses llenos de alegría, despreocupaciones y vida que la ayudaron a olvidarse de Voldemort. Pero cuando el mago oscuro llegó a ella, recordándole quien era y lo que debía hacer volvió a perder toda esperanza. Hasta que James y Sirius llegaron a su rescate devolviéndole los ideales.
Lograron salir triunfantes y de nuevo todo volvería a ser como antes. Ahora debía volver a la vida que había abandonado hacia meses. Pero está vez volvía con una nueva meta, con nuevas energías y sin un Voldemort que la tuviera al borde de la vida.
Volvió a quedar en el abrazo de Lily, que ya más serena se separo de la niña. Como un último recuerdo se desprendió de la bella rosa blanca que James le había colocado en el cabello, colocándola en la cabellera igualmente pelirroja de Nicole que sonrío contagiándose de la tranquilidad de Lily.
Dio un par de pasos atrás, con una amplia sonrisa decorando su rostro, presiono la piedra rosa del traslador y tras segundos, desapareció. Así como había llegado, sin más ni más.
Remus miro de reojo a Lily, viendo la tristeza en sus ojos, indico a Sirius con una mirada que debían irse. Dando el aviso silencioso a James subieron a las habitaciones.
La pelirroja inmersa en sus recuerdos no fue consciente del intercambio de miradas entre los Merodeadores. Su vista pérdida en la nada y su mente navegando en los sucesos pasados.
Una mañana de septiembre que se había levantado más temprano de lo habitual, encontrándose con una linda niña que era su vivo reflejo. Luego de asignarse la tarea de 'madre', ocultándole su condición a amigos, profesores y novio. Las mañanas tomando alimentos a hurtadillas, abasteciéndose de accesorios infantiles y llenándose la cabeza de problemas aunados a sus estudios.
Un día era la linda Nicole, huérfana y con toda una vida por delante y al otro era Nicole Devencrow, la niña acosada por Voldemort.
Sintiendo el fuerte abrazo de James rodeándola, se acuno en su pecho derramando las lágrimas que ya no podía frenar. El anímago le abrazo acariciando su cabello en un gesto consolador. Terminaron sentados en el sillón más cercano a la chimenea. Finalmente Lily se había calmado pero aún no se separaba de James.
-La voy a extrañar –murmuro.
-Creo que todos –corroboró- por cierto, ¿qué es eso? –señalo el relicario y el sobre que Lily nunca había soltado.
-Es un regalo de Nicole –extendió el dije- y esto… -miro el sobre- …es de la señora Devencrow.
Ante la mirada intrigante de su novio, Lily abrió cuidadosamente el sobre extrayendo un pergamino considerablemente largo. Escrito con una caligrafía fina y pronunciada, la carta rezaba:
Estimada señorita Evans:
Antes que nada, quiero pedirle una disculpa por no hablar esto en persona,
pero me he visto forzada a abandonar Hogwarts de una manera
imprevista
Únicamente quiero dar por concluida la sesión que tuvimos hace unos
días. Lamento haberme mostrado tan exaltada, pero lo que vi en las cartas no es para menos.
Recientemente tuve la oportunidad de volver a analizar lo que descubrí en
la lectura. Y solo puedo decirle una cosa: tenga mucho cuidado. Las
cartas han mostrado un camino largo y corto de su vida. En el, se muestra
a un descendiente de los Potter y a un traidor entre sus más allegados.
Ocasiones como está para poder comunicarnos, no creo que se vuelvan a
presentar. Disculpe por ello, pero lo que acabo de contarle nunca debió
ser. Sin embargo me vi obligada a mi misma a hablar, porque a pesar de
los desastres que embargarán su vida, también habrá sucesos bellos e
importantes que harán que todo lo malo valga la pena.
Recuerde, mantenga en su corazón a 'aquel' descendiente Potter. Procuré
No confiar en aquellos que su sexto sentido le indique que no son de fiar.
Confíe en si misma y mantenga la esperanza viva…
Con mis mejores deseos
Claire Devencrow.
-Auror… -musito Lily tras terminar la lectura. James la miro, claramente confundido- la primera letra de cada párrafo… juntas forman la palabra auror.
Repentinamente la carta ardió en llamas, obligando a la pelirroja a soltarla. Mirando las cenizas, Lily sintió una súbita opresión en el pecho. Era un dolor profundo, como si de pronto algo muy importante hubiera muerto.
Confundida y asustada se abrazo a James quien no acababa de entender lo que había pasado. Alzó la mirada, acariciando inconscientemente el suave cabello de Lily, una fuerte tormenta azotaba el castillo. Una bella melodía como la de una caja musical, inundo la sala común adormeciendo a la pareja.
Al día siguiente ninguno recordaba los últimos sucesos tras la partida de Nicole cuya linda y vivaracha niña había dejado huella en cada una de las personas que la habían conocido. Porque lejos de ser una Devencrow, era Nicole, una niña tierna, alegre, viva y feliz de estarlo. Que lucho contra todo aquello que estuviese en su contra y que siempre mostró una sonrisa viendo a la vida como un reto, el mayor de ellos…
Porque hasta en el cielo más oscuro…
Siempre brillará una luz de esperanza…
Mi linda Nicole
FIN…
Notas de la autora: OK, se acabo. Tal y como lo anuncie hace varios capítulos, hemos llegado al fin (a menos que alguien haya captado los puntos suspensivos en la palabra 'fin') pero como no me puedo hacer a la idea de abandonar a Nicole así, tan triste, daremos inicio a la secuela. "De recuerdos y esperanzas" será el título, para todos aquellos interesados en saber un poco más de la vida de Nicole, y que le ocurrió cuando volvió con su madre legítima. No daré adelantos sobre la secuela, cuando lean el primer capítulo se darán cuenta de que promete mucho (sobre todo si cuento con su apoyo). Como dato: mantendrá ese 'toque' de humor que muchos me elogiaron (gracias, de antemano -), se enfocara a unos años más adelante y espero verlos a todos acompañándome en este nuevo fic.
Doy respuesta a los reviews de este último cap D:
Ely-barchu: Muchas gracias por tus comentarios y el apoyo a mi fic, llegamos al fin y espero que este cap no te haya decepcionado. En esencia es muy triste, pero creo que esa era la única manera de enfocarnos correctamente al suceso. Despedir a Nicole no es fácil ni para los personajes, ni para mí, y supongo que tampoco para los lectores. Muchas gracias por seguir mi fic y espero verte en la secuela. Gracias y cuídate )
Kairi Akade: Espero que todas tus dudas hayan quedado respondidas con este cap; y sino, puedes preguntarme lo que sea que yo con gusto responderé - Muchas gracias por tu apoyo, que gusto que mi fic se haya mantenido entre uno de tus favoritos. Gracias y ojala te des una vuelta por la secuela. Besos )
Flor: No sabes el gusto que me da recibir tantos elogios hacia mis escritos, muchas gracias por tu apoyo y los reviews a cada capítulo. Que honor que mi fic este entre uno de tus favoritos, espero que la secuela pueda continuar ese camino ) Y sabes de antemano que seguiré de cerca tu fic, ánimo. Gracias por tu apoyo a lo largo de la historia, besos y suerte con tu fic )
Mune-potter: Contigo ya sabes que nos seguimos 'viendo' y espero que cumplas tu palabra para leer la secuela P ya deje el título así que no creo que haya problema. Espero que tus dudas hayan quedado respondidas con este cap; sino, puedes preguntarme lo que sea, lo responderé en el primer cap de la secuela. Muchas gracias por mantenerte fiel a mi fic, besos y cuídate P
Mary93: Sip, desafortunadamente se acaba el fic, hemos llegado al fin pero aún así espero (y si tu curiosidad no ha sido saciada) verte en la secuela - Gracias por añadir mi fic entre tu lista de favoritos y muchas gracias por seguirlo actualización con actualización. Besos y cuídate )
Cualquier duda al respecto del capítulo final será muy bien recibida y con respuesta en el primer cap de la secuela. De nuevo, muchas gracias a todas las personas que se tomaron la molestia de leer mi fic y que dejaron su review. Este fic significa mucho para mí, al igual que todo lo que escribo y me dio más gusto saber que encontré a personas que comparten mi opinión. Terminó este capítulo para dar paso a su secuela, espero verlos haya con la promesa de que se van a pasar un rato tan agradable como el tiempo que dedicaron a "Mi linda Nicole". Gracias y hasta la próxima -
Mi linda Nicole.
Por: Andy Yogima.
Enero-2005
