(Da un suspiro mientras escribe) Bueno, hemos llegado al último capítulo. (Llora histéricamente y luego se recupera). Esta es una historia que ha estado conmigo por mucho más tiempo del que tengo escribiéndola. Ahora, mientras termino de editar y poner notas, responder reviews de todas las personas maravillosas que han seguido la historia, y acomodar títulos, me doy cuenta de que he dejado en Máscaras algo de mí. Aquellos que la leyeron pudieron darse cuenta de cierto cambio que se nota a través de los capítulos en todo sentido. y la verdad agradezco de todo corazón que me hayan tenido paciencia en este año, pues me he tardado bastante en actualizar no sólo ésta, sino muchas veces más.
Aquí están las respuestas a sus reviews. De antemano¡Gracias a cada una de las personas que leyó este fic!
Oo-Mebririth-oO¿Sabes? A veces, cuando uno se sienta a pensar en cómo continuar una historia, se pregunta si realmente vale la pena. Cuando recién empecé a escribir fanfiction sentía como si necesitara que mil personas me dejaran un review para tener ánimos. Luego me di cuenta de que solo se necesita una persona que esté satisfecha con mi trabajo. Gracias por darme ánimos cuando los necesité. ¡Besos!
El extra: (aunque en realidad debería decir: Asil Black) Mis condolencias al pan tostado y al jugo de limón... es decir, naranja. La verdad, Asil merece OTRA mención, porque si se le vuelve a olvidar la historia y se la vuelve a echar completa sólo por leer el final... Bueno, se sobre entiende. Heh, de tener yo un cuadro tuyo, Asil, lo pondría en la pared sobre el escritorio para darme ánimos cada vez que me siento a escribir. ¡Gracias por todo!
Yashi¡Ah! A tu te debo no solo un gran agradecimiento sino la promesa de continuar con el fic 'Cuando las hojas caen'. No te preocupes, luego de haber terminado esta historia me propongo no poner atención a más fics que el que dejé inconcluso y un que otro one—shot que me ronda. Me alegra mucho que te gusten mis fics, y no puedo evitar ponerme a saltar de alegría cuando dices que soy una gran autora. ¡Gracias por todo! Espero que la próxima vez que nos veamos sea en el segundo capítulo de 'Cuando las hojas caen'.
CoNnY-B¡Hola! Me gusto la idea de la Cámara cuando me di cuenta de que no mucha gente hace que se recuerden fragmentos de libros anteriores. Por lo general todos se ubican en su propio mundo (yo me incluyo), y había olvidado lo importante que era darle crédito a los hechos reales de JK. Ojalá este capítulo te guste tanto como el anterior; los finales siempre me ponen nerviosa.
Moon 30¡Wow! Me halagas al decirme que este es uno de los fics que más te han gustado. Me dan ansias cuando me entero que alguien que lee muchos fics lee éste, porque siempre espero que lo comparen con otros en vez de hacerle una crítica en su propio contexto. Y lo que esperaba para escribir este siguiente capítulo era un poco de inspiración, jeje, que afortunadamente llegó. ¡Gracias por tus ánimos!
Mari: Uy, sí fue una lástima que me tardara tanto. Tal vez sea una lástima mayor el que me haya tardado MÁS en este capi. Lo bueno es que es el último, jaja. Mil gracias por leer mi fic, y aún más por haber dejado review :D
MARA: Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento¡lo siento! De verdad me da muchísima pena haberme tardado tanto, pero prefiero hacerlas esperar un rato y que lean algo bueno a actualizar muy pronto y subir pura basura. Te mandaré un diploma por haberte aventado 11 capítulos en una sola noche, y otro más por haber vuelto a leer el último. ¡Gracias¡Besos!
Rasaaabe¡Bienvenida a mi club! Yo también amo la relación entre Draco y Hermione (no se nota¿verdad? Jaja). Gracias por haber leído mi fic, espero que te guste el final. No te diré lo que pasa para que lo leas completo. :P
SBM-AnGiE: Jajaja, lo mejor en estas situaciones de amistad en juego es que Harry y Ron siempre tardan años en reaccionar. Como sea es cierto lo que dices en que lo importante es que no dejen nunca a Hermione. No te preocupes por haber desaparecido momentáneamente, yo suelo hacer eso a la hora de actualizar, jajaja. Lo bueno es que regresaste. ¡Muchas gracias por todo!
Tynitaa¡No te imaginas lo bien que se siente cuando alguien dice eso! 'Tú tranquila que aunque tardes mucho aquí estaremos para leerte'. Cuando uno piensa que la tardanza hace que se pierdan lectores, a veces también se pierden las ganas de escribir. ¡Gracias!
Light Angel¡Wow¡Me dejaste dos reviews! Gracias por haber leído este fic y por haberme dado carrilla para escribir el siguiente capítulo. ¡Cuídate y sigue leyendo:D
Consue: Primero que nada gracias por haber leído el fic y haber tenido la paciencia de volvértelo a aventar hasta el punto de dormirte a las 6 de la mañana (ofrece pastillas para dormir). Lo aprecio sobremanera y por favor perdona que te haya tenido en vilo hasta este momento, pero era necesario para que volvieras. Una cosa más, si necesitas volverlo a leer, no soportaría la vergüenza de que te desveles de nuevo. Así que si te quieres ahorrar trabajo sólo lee el capítulo 11 de nuevo o escríbeme para que te mande un súper resumen de menos de una cuartilla para evitarte esa cansada de ojos. ¡Gracias!
Rolix: Las ideas buenas son la cosa más fácil de obtener, créeme. Todo está en ver mucha televisión, leer algunos libros y escuchar música. Cuando la inspiración llega, solo tienes que estar lista para atraparla y no dejarla ir hasta que termines de usarla. Ah, por cierto, le gusta llegar en los momentos menos indicados, así que siempre carga contigo pluma y papel (aunque sea una servilleta o un pañuelo). Pienso que Lucius Malfoy es un personaje creado para ser odiado, así que sólo me aproveché de su maldad para hacerlo más odioso.
'Are you gonna be my girl' es una de las canciones que más me gustan (y vaya que no me gusta el pop), y tenía el humor feliz de una súplica de amor que estaba buscando. Quería algo exageradamente movido para que Draco y Hermione bailaran dando vueltas y terminaran muy cansados. ¡Gracias por leer mi fic!
Isabella: Jaja, mira, normalmente te daría las gracias y te pediría que leyeras y dejaras un review, pero resulta que soy tan despistada que aunque tu dirección de correo me sonaba, no la identifiqué. Ahora me doy cuenta de que eres la amiga de Alex a la que le gusta Evanescence¡yay! Así que mi gratituf se duplica. Mil gracias por leer mi fic. ¡Te veré luego!
laxicadark: Errr¿cuatro veces gracias por dejarme un review? Nah, meres más. ¡Mil! Gracias por apurarme. El que alguien se tomara la molestia de dejarme tantos reviews para que me diera carrilla en escribir este capítulo, significa mucho para mi. ¡Gracias por todo!
WhiteTi99er¡Amiga mía¿Cómo has estado? No tienes nada que agradecerme, al contrario, yo soy la que te está eternamente agradecida no sólo por leer mis fics y dejarme reviews sino por tenerme la confianza que no le tienes a otros. ¡Te quiero muchísimo! Y recuerda que las cosas SIEMPRE salen bien al final, todo depende de cómo veas las cosas, y cuánto aprendas de ellas. Nunca olvides que puedes contar conmigo siempre, y espero que todo se resuelva pronto; eres una gran persona y no mereces que la vida te trate mal. ¡Trátala mal a ella! Jajaja. ¡Cuídate¡Besos:D
PiaGranger: Muchísimas gracias por tus ánimos y tus halagos. De verdad me alegra que este sea uno de tus fics favoritos. Espero que el final no te arruine esa opinión, sino que la refuerce. ¡Gracias!
sweet-ally: Definitivamente has captado la esencia de mi escritura. Eres la única persona que se ha dado cuenta de que soy mucho mejor escribiendo en espacios reducidos que en historias de continuidad y longitud extensa. No te preocupes, entiendo lo que quieres decir; yo tampoco pienso que este fic sea malo, pero créeme que como autora estoy al tanto de que muchos capítulos sin previa planeación no es un fic tan bueno como uno donde sólo existe un clímax en toda la historia en vez de uno por capítulo.
¡Claro que puedes agregarme a tu MSN! Pero te diré algo, mándame un correo a la dirección que aparece en mi bio, porque no me conecto nunca con ese correo. En cambio te daré el que uso normalmente. Odiaría decirte que sí y que te quedes esperando en una cuenta que solo reviso por hotmail y nunca con MSN. ¡Gracias por todo!
Lakesys¡Hola, amiga! Espero con ansias el siguiente capítulo de Through Time, me dejaste en suspenso total. Creo que las vacaciones sirvieron para terminar esto y darme un respiro de todo el estrés de la escuela. Sin embargo, te aseguro que escribo con un poco más de calidad cuando trabajo bajo presión. Tienes la ventaja de que había respondido a tu review antes que a todos los demás. Ya nada más espero que actualices para mandarte otro correo larguísimo. :D Cuídate mucho, y que todo vaya bien con tu escritura.
Melocotón¡Feliz 2005! Me siento muy, muy feliz de que te guste la historia. Yo tampoco estoy de acuerdo en que todo pase rápidamente, excepto en los one—shot cuando hay una buena explicación y hay trama suficiente para explicar un proceso que toma tanto tiempo. Lo de los cuervos fue para demostrar que la perfección es de hecho inalcanzable: Draco se asusta igual que todos los demás, y tiene sentimientos aunque no lo quiera aceptar. Y con respecto a Harry y Ron, la verdad no creo que la amistad pueda nacer tan fácilmente solo porque a Hermione le gusta. ¡Gracias por todo!
Xara Amnae Unanoch: Mil gracias por leer mi fic, Xara. Es muy importante saber cuando alguien lee mi trabajo, aunque no escriba un ensayo de cinco páginas al respecto :P Gracias por simplificar en tan pocas palabras lo mucho que te gustó la historia¡y gracias por volver para leer el final!
Isilwen: No puedo regañarte porque tu review llegó tarde, para eso deberías regañarme primero por tardarme tanto en actualizar. Gracias por entender mi tardanza en escribir, yo también te apoyo y te digo que no importa cuánto te tardes, porque al final el resultado siempre es bueno. ¡Mil gracias por todo!
La verdad es que siempre he sido malísima para los finales de historias de secuencia, pero espero no decepcionarlas con éste. Hice las cosas lo más congruentes que pude, y ojalá, en serio, que disfruten el último capítulo.
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Máscaras
Capítulo XII: La última máscara
Mientas Draco se acercaba, podía percibir cierta duda en su caminar, algo que quería retenerlo, aunque él siguiera adelante. Tomó aire y dio un último paso hasta quedar frente al bulto que debía ser Hermione; osó levantar la mirada desafiando los ojos de su padre. Lucius seguía viendo hacia la nada, aún aburrido, y parecía esperar a que su único hijo, aún enmascarado, le dirigiera la palabra.
Draco tragó saliva, sabiendo que en el mismo momento en que comenzara a hablar, lo reconocería; y completamente consciente de que su disfraz sólo había sido bueno para poder acercarse lo suficiente pasando 'desapercibido'. Se retiró lentamente la máscara y, con una determinación de acero, hizo escuchar el sonido de su voz.
—Padre... —llamó, pero nunca pudo terminar la oración. Lucius levantó con lentitud la mirada, usando una sonrisa lacónica y llena de odio, y de un momento a otro sus cabellos platinados comenzaron a flotar alrededor de su rostro, como las serpientes de Medusa.
Draco se llenó de terror y sorpresa, y comprobó cómo todo lo demás se volvía espirales de humo y desaparecían de su vista, dejándolo todo vacío.
—¡No!—Exclamó al tiempo que se dejaba caer al suelo, sobre la figura golpeada de Hermione. Su cabello castaño se deshizo en ceniza, y donde había estado quedaron sólo escombros rodeados de una densa capa de humo.
Tal como se lo temía, su padre la había llevado lejos.
Respirando agitadamente por el polvo que entraba a sus pulmones confundido con el aire, removió los escombros con sus manos. Escuchó los pasos de Harry y Ron saliendo de su escondite con la capa de invisibilidad en las manos.
—¿Qué sucedió?—preguntó Harry.
—Era un señuelo—respondió; los dos amigos sacaron sus varitas, listos para una emboscada—. No habrá emboscada, genios—se burló—. Esta es una batalla entre mi padre y yo. Ustedes no deben entrometerse.
—¿Entonces dónde están?
Draco levantó la mirada, y pudieron ver en sus ojos un halo de desesperación histérica por primera vez en su vida.
—No lo sé.—y tras decir esto, siguió buscando entre los escombros.
—¿Qué buscas?
—Una pista que me diga dónde están.—levantó una roca donde habría tenido que estar la cabeza de Hermione en la ilusión, y encontró un broche para capa color plateado con la figura de una serpiente enroscada sobre sí misma.
Tuvo cuidado de no tocarlo y tomó rápidamente una decisión.
—¿Qué haremos ahora?—preguntó Ron más a sí mismo que a los demás.
—Se quedarán—ordenó el rubio, ignorando los reproches de los otros dos—; no puedo darme el lujo de verme retrasado por ustedes.
—¡Necesitarás ayuda¡Son toda una horda de Mortífagos!
—¡No me importa lo que sean!—exclamó— No pueden venir. Además, no hay forma de que vengan—tomó la varita firmemente en la mano y alargó la otra hasta el broche. Un centímetro antes de tocarlo, volvió la mirada hacia los otros dos y dijo—. No me busquen, y no digan nada a nadie.
Tocó el broche, y desapareció con la sensación de haber sido enganchado por el estómago y llevado hacia delante.
En cuanto desapareció, Ron se abalanzó sobre el broche. Lo tomó firmemente con las manos, pero no pasó nada.
—Ya no funciona.
—Me temo—dijo Harry mientras examinaba el lugar buscando una salida más cómoda que la alcantarilla— que ese traslador solo tenía cupo para una persona, y sin pasaje de regreso.
ooo
Draco reapareció en un lugar muy parecido a la escombrosa Cámara de los Secretos. En cuanto puso un pie en la tierra, murmuró un escudo y se envolvió a sí mismo en una burbuja protectora, con la varita lista, manteniendo la guardia alta.
Miró a su alrededor y no había nada. Solo oscuridad en una aparente caverna donde un único rayo de luz se filtraba por un resquicio en el techo de piedra. Olía a humedad y suciedad, pero no parecía haber nadie. Dirigió su vista al rayo de luz y vio que caía directamente sobre una cabeza castaña tirada en el suelo, igual a la de la Cámara.
—Esta vez no caeré.—dijo en voz alta a la soledad inmensa.
Como respuesta al sonido de su voz, el bulto se estremeció. Como despertando de una pesadilla, comenzó a sollozar muy quedamente, de forma casi imperceptible, y los cabellos caían al suelo empolvado, levantando pequeñas nubecillas.
—Draco...—lo llamaba entre sollozos— Draco...
El corazón del Slytherin se encogió. Era la inconfundible voz de Hermione, en el mismo tono en que lo había llamado pocas horas antes de que la secuestraran. Se deshizo del hechizo protector sin importarle las consecuencias, y corrió hacia ella, recogiéndola con cuidado del suelo y acomodándola en su regazo.
—Hermione—murmuró con una leve sacudida, pues parecía estar dormida—. Hermione, soy yo, despierta.
En un sobresalto, Hermione abrió los ojos llenos de lágrimas y lanzó un grito de terror que duró un par de segundos. Draco no se apartó. Esperó a que dejara de gritar y luego la abrazó fuertemente contra su pecho.
—Ya pasó, ya pasó, vine por ti, Hermione—decía mientras la acunaba, y ella sollozaba como una niña pequeña—. Todo va a estar bien, te lo prometo— besó primero su frente, luego su mejilla raspada y finalmente sus labios partidos que aún sangraban un poco—. Todo va a estar bien...
LumosDraco levantó la vista al sentir la luz, varita en mano.
—Me pregunto—escuchó una voz que parecía arrastrarse— cómo es que puedes asegurar algo así.
El rubio miró a su alrededor. Había al menos diez Mortífagos además de su padre, todos en la capa negra de rigor, y con las puntas de las varitas asomándose por entre sus mangas satinadas.
—Draco, por fin nos acompañas—dijo la misma voz en un tono cínico que sólo Lucius Malfoy podía reproducir—, creí que no te había llegado la invitación.
—Déjala ir.—ordenó con voz dura.
—Por supuesto—respondió—, si puede levantarse e irse caminando de regreso a Hogwarts, que por cierto está a millas y millas de aquí, que lo haga. Nosotros no la detendremos.
Apartadísimos de Hogwarts... no podía estar pasando. ¿Cómo regresarían?
—Hermione—murmuró contra su oído, ignorando las muecas de asco que su padre hacía cuando lo vio acercarse tanto a ella—¿puedes levantarte? Por favor, Hermione, despierta—se había vuelto a quedar 'dormida'—. Hermione. ¡Hermione!
—Entonces—prosiguió el Mortífago—¿dónde estábamos¡Ah, claro! Tú, Draco Malfoy, ibas a ser uno de los más grandes Mortífagos sobre la faz de la Tierra cuando¿cómo decirlo, algo te detuvo. ¿Qué era¡Ah¡Por supuesto!—y luego su voz melosa cambió a un grito de furia y decepción— ¡UNA SANGRE SUCIA¡Todo el esfuerzo que hice por mantenerte con vida¡Todo fue en vano¿Lo tirarás por la borda cuando sabes que eres la única esperanza de la familia?
Draco dejó cuidadosamente a Hermione donde la había encontrado y luego se levantó, enfrentándose a Lucius. Con una mirada de reojo que le bastó, gracias a la práctica, para comprobar que no había salida de la gruta, y que el único resquicio era la grieta por la que entraba luz. Dio un par de pasos acercándose a su padre.
—¿Qué pretendes ahora, eh¿Enfrentarte a mí en un duelo?—preguntó, burlón, su padre.
—¿Qué es lo que pretendes tú? El problema era entre nosotros dos, no tienes por qué involucrar a tanta gente—señaló a los demás Mortífagos y a Hermione—. ¿Acaso eres incapaz de arreglar tú sólo un problema familiar?
Lucius se enfureció ante esta respuesta, pero su voz no dejaba que se notara demasiado. Sólo Draco pudo darse cuenta, por la forma en que apretaba la varita entre sus dedos.
—No tientes a tu suerte, Draco. Si siguen vivos, ambos, es sólo porque yo no he permitido que los masacren.
—Ya veo.—respondió él, desinteresado.
—Ahora, tienes dos opciones: Abandonarás el colegio en este momento y vendrás con nosotros de buena gana para adiestrarte antes de tu iniciación. O, tu alternativa, sufre tu castigo de desobediencia y quédate aquí lo que te reste de tu miserable vida.
—Prefiero estar muerto antes que seguirte.
—¿Osas desafiarme!—Lucius se acercó más a él, imponente— ¡Ya veremos si prefieres la muerte! Crucio.
Draco se desplomó en el suelo, sintiendo como si mil navajas atacaran su piel desde diferentes puntos y todas al mismo tiempo. Sin embargo, no emitió ningún sonido que expresara dolor.
Cuando Lucius lo liberó de la maldición, Draco respiraba agitadamente tratando de pensar en un plan: había llegado hasta allí sin ninguno, como no fuera regresar a Hermione al castillo a toda costa.
—¿Qué piensas ahora¿La muerte es mejor que la obediencia?
El joven brujo levantó la mirada hasta ver a su padre fijamente. Sonrió lacónicamente.
—Siempre.
—¡Suficiente! No mereces siquiera que gaste mis energías en ti. ¡Morirás por tu atrevimiento! Ya no puedes llamarte Malfoy¡eres una desgracia!
Draco había logrado levantarse del suelo a duras penas y sabía lo que vendría después: un rayo de luz verde, y luego el silencio eterno.
Lucius apuntó su varita nuevamente hacia Draco y exclamó.
—¡Avada Kedavra!—la luz salió despedida en una fina línea verde, directamente hacia él.
En un segundo, Draco había alcanzado solo a cubrirse los ojos con el antebrazo. Sintió un doloroso pinchazo en el dedo anular de la mano derecha, con la que se 'protegía', y luego se dio cuenta que seguía respirando.
Abrió los ojos y vio aturdido cómo las paredes de la gruta se derrumbaban sin razón aparente, y que estaba sólo de nuevo. Sólo quedaban Hermione y él en la prisión de piedra. Los Mortífagos, incluyendo a su padre, debieron haber Desaparecido justo después de la maldición, pensó, creyendo que su trabajo estaba terminado y que Draco yacía muerto entre las rocas polvorientas.
Las paredes seguían crujiendo y rasgándose, agrietándose rápidamente. Pronto se colapsarían sobre ellos.
Corrió hacia Hermione y la levantó del suelo, buscando con la mirada un lugar al cual huir. Todo caía y aplastaba lo que encontraba a su paso. Si se quedaban allí... No quiso pensar en el desenlace.
Sólo le quedaba una opción, pero era demasiado arriesgada. Bueno, pensó, igual de arriesgado es quedarnos aquí. Tomó su varita, se concentró, y, abrazando fuertemente a Hermione, Desapareció.
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Volvió a aparecer en un claro de un bosque, hacia el mediodía, probablemente, a juzgar por la luz que llegaba desde la copa de los árboles. Suspiró aliviado de ver que estaba aún vivo, y que Hermione seguía en sus brazos, viva también, aunque no respondía.
Limpió su rostro de los rizos castaños y sucios que lo cubrían, y vio los múltiples cortes y raspones en su cara, cuello, brazos y piernas. Mantenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad y falta de sonido.
—Hermione—la llamó al borde del llanto—, Hermione, despierta.
Luego de varios intentos, abrió los ojos lentamente. Draco ya lloraba desconsolado cuando esto ocurrió. La tenía entre sus brazos, apretada contra sí mismo, y su cabeza descansaba en su hombro.
—D... Draco...—dijo. Él se separó rápidamente para verla a los ojos. Sonrió de oreja a oreja cuando vio que se encontraba 'bien'.
—¡Hermione!—exclamó con júbilo, volviendo a abrazarla— Creí que nunca despertarías.
—Yo también...—respondió mientras cerraba sus brazos en torno a él, tranquila de estar a salvo— Era como estar viviendo una pesadilla que nunca se acababa...
—Lo sé, lo sé—la acunaba mientras hablaba—. Perdón por no haber ido antes: no podía encontrarte.
Ella asintió con la cabeza, demasiado cansada para responder. Se quedaron en silencio un momento mientras ambos recuperaban el aliento y la cordura.
—¿Dónde estamos?—preguntó Hermione.
—No lo sé. No me explico nada de lo que sucedió.
La acomodó en su regazo para observarla y no lastimarla más, pues sus heridas aún debían doler. La castaña pudo observar la capa negra, el anillo y la capucha.
—¿Por qué estás vestido así?
Él rió nervioso y aún un poco avergonzado.
—Se suponía que era mi disfraz, para poder acercarme pasando por Mortífago.
—Ya veo.—murmuró mientras acariciaba la mano derecha de Draco.
—¡Ay!—exclamó cuando las caricias llegaron al dedo anular, retirando la mano— Lo siento, no sé qué pasó. Debí haberme lastimado demasiado en el Crucio...
—¿Te hicieron daño?—aunque la respuesta era obvia, y la pregunta, necia.
—No te preocupes, estoy acostumbrado. Mi padre solía castigarme con esa maldición cuando era niño. Digamos que aprendí a controlarme.
Draco observaba su mano derecha con cierto interés, especialmente el anillo ahora desfigurado, y la quemadura alrededor de éste, cuando cayó en cuenta de algo.
—¡Ya sé qué sucedió!—acercó la mano al rostro de Hermione para que la viera— Cuando mi padre lanzó el Avada Kedavra, hizo un hilo muy fino, que sólo se logra con práctica. Al momento de cubrirme, el rayo dio por casualidad exactamente en el anillo. Debió haberse desviado hacia una de las paredes, y, por la intensidad, causó el derrumbe. Todos debieron desaparecer pensando que yo ya estaba muerto, antes de darse cuenta del incidente.
—¿La gruta se derrumbó?
—Sí.
—¿Y cómo llegamos aquí?
Draco se ruborizó.
—Me Aparecí.
—Pero todavía no tienes el permiso...
—Eso no quiere decir que no lo sepa hacer¿o sí?—dijo malicioso; luego suspiró y recuperó su estado de confusión— Intenté transportarnos a Hogwarts pero olvidé que está protegido contra Apariciones. Además, por la fuerza necesaria, y considerando que te llevaba en brazos—ahora fue el turno de Hermione para ruborizarse—, tal vez acabamos muy lejos del colegio. Quizá estemos en un lugar muggle. Debemos tener cuidado.
—¿Cómo regresaremos?
—Aún no lo sé. Quizá podamos caminar por ahí, a ver si encontramos una carretera o algo.
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Habían estado caminando por lo menos durante una hora, con descansos solo para que Draco bajara el peso extra de Hermione, a quien llevaba a cuestas, y para orientarse con el sol. No habían encontrado nada sino árboles y más árboles, y veredas que terminaban en cualquier parte y no conducían a ninguna. Estaban a punto de darse por vencidos.
—Draco—dijo Hermione, quien, sentada en una roca, esperaba a que el Slytherin se refrescara un poco—, gracias por haber ido por mí.
—¿Bromeas? Aún tengo muchas cosas qué arreglar con ese sucio Mortífago por haberte llevado. Es una lástima que no hubiera tenido la oportunidad de sacarle los ojos allí mismo. Lo habría hecho si no fuera porque corrías demasiado peligro y tenía que sacarte de allí.
Fue hasta ella y tomó su rostro entre las manos magulladas.
—Perdóname por no haber ido antes, y perdón también por no haberme dado cuenta de lo que pasaba en la Sala Común cuando te llevaron.
Hermione sonrió y lo abrazó.
—No pasa nada. Al menos sigo viva.
Draco se inclinó, y la besó.
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Se habían acercado a un lluvioso paraje en el bosque, y para sorpresa de Hermione, Draco aceptó las frías gotas como una bendición. Limpió con lo que caía un poco de la sangre en los brazos de ella, y luego humedeció su túnica para aliviar el ardor de los raspones en su rostro. Ella no comprendía cómo podía prestarle tanta atención y no pedir nada para sí mismo, pero agradecía de todo corazón lo que hacía por ella.
La llevaba a cuestas otra vez; la ropa mojada de ambos hacía la tarea aún más difícil, pero Draco seguía adelante ligero como ave, a través de los charcos y caminos enlodados. Había tomado una vereda al azar y caminaba firmemente con una sonrisa. A Hermione le costó un poco volver a romper el hielo.
—¿No estás muy cansado?
—No—respondió él—. Ya casi llegamos, de cualquier forma.
—¿A dónde?
—Ya lo verás.
Le contó lo que Lucius había dicho acerca de estar muy lejos de Hogwarts y le explicó que más tarde, cuando caminaban por la maleza, llegaron a un claro que él recordaba de muchos años atrás, el día en que había sido enviado con el Trío Dorado a la mitad de la noche al Bosque Prohibido. Luego, la lluvia debía ser la que perduraba desde la mañana. Lo más seguro era que Lucius le hubiera dicho eso para asustarlo y atacarlo cuando le fallaran las fuerzas y el valor. La idea de haberlos dejado allí debió haber sido la de dar un escarmiento a quienes los encontraran, como una advertencia y una muestra del poder del Lado Oscuro.
—Entonces no estamos tan lejos.—terminó.
Ella no le respondió: se había quedado dormida nuevamente.
Draco siguió su camino sin descanso ahora, pues no podía bajarla al no haber forma de volverla a subir en su espalda y acomodarla con la seguridad de que no se lastimaba tanto. El sudor que le corría por la frente se mezclaba con las pequeñas pero incesantes gotas de lluvia, y justo cuando pensó que iba a desfallecer, escuchó gritos juveniles no muy lejos.
—¡Ten cuidado¡Casi pierdes la quaffle!—reconoció la voz de un cazador de Hufflepuff al tiempo que vio pasarle casi junto a la oreja una quaffle perdida.
Con un gran alivio pudo bajar esta vez a Hermione, acomodándola detrás de unos arbustos y cubriéndola con la capa empapada más por hacerla pasar desapercibida que por salvarla del frío. Reunió todas las fuerzas que le quedaban y esperó pacientemente detrás de un árbol a que uno de los jugadores entrara por el balón.
—Sí, sí—decía para sí mismo un golpeador molesto por la reprimenda—, siempre soy yo el que confunde las pelotas y pierde la quaffle—la buscaba por entre los matorrales—. ¿A quién se le ocurre jugar quidditch junto al Bosque Prohibido y no en el estadio? Madre mía...—Draco le salió al encuentro repentinamente y lo tomó por el cuello de la camisa— ¡Merlín¡Me llevan!
—Cállate—ordenó él, improvisando lo primero que se le ocurrió—, y escucha bien lo que voy a decirte.
—¡Madre mía!—exclamó el jugador, aterrado— ¡Draco Malfoy¿Qué estás haciendo aquí?
—¡Te dije que te callaras!—lo sacudió; cuando pudo sentir el temblor de su 'prisionero', continuó— Ve con Potter y dile que tenemos que terminar lo que empezamos, que su huída sólo demuestra su falta de coraje¡y que no olvide su capa! Que tenemos cosas pendientes en duelo. ¿Entendiste?
El Huffllepuff asintió con la cabeza y la boca entreabierta. Los ojos casi se salían de sus órbitas.
—Bien. Aquí lo estaré esperando. Y una cosa más: El mensaje es SÓLO para Potter¿escuchas? Si me entero que se lo has dicho a alguien más...
Escuchó las voces impacientes de sus compañeros al otro lado de los árboles. Draco retomó el tema, obligándolo a mirarlo a él y no al lugar del que provenían las voces.
—Si me entero...—dejó la frase al aire para expresar su amenaza.
Lo soltó, y el pobre corrió despavorido en dirección al castillo. El Slytherin soltó un suspiro de alivio, esperando que el mensaje fuera transmitido igual que lo había dicho, y que el cabeza hueca de Potter entendiera la clave.
Luego fue hacia Hermione y se sentó a su lado, se acercó a su oído y murmuró.
—Ya llegamos. Todo salió bien, tal como te lo prometí.
Hermione apretó un poco los ojos y luego volvió a relajarlos, sumida en un sueño pesado del que tendría que pensar luego cómo despertarla.
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—¡Harry¡Harry Potter!—llamaban a frente al cuadro de la torre de Gryffindor.
Dentro, Ginny miró al chico de la cicatriz, que estaba tumbado en un sillón con una cara de preocupación que no podía con ella, junto a Ron, con una cara un poco peor.
—Cielos, Harry, dime cuándo abriste tu club de fans—se burló la pelirroja—. Es la segunda persona que viene a gritar tu nombre en el día.
—¡Harry Potter!—continuaba la voz— ¡Tengo un mensaje urgente sólo para ti!
—Bueno—dijo Ron—eso puede ser malinterpretado, así que sugeriría que fueras.
Harry se levantó refunfuñando y abrió el cuadro para salir de la torre.
—¿Qué dices de un mensaje?
El chico estaba tan asustado que no sabía por dónde comenzar.
—Yo, yo...
—¡Dilo de una vez!
Ron salió y se unió a su amigo.
—¿Qué pasa?
—Lo siento—dijo el chico—, el mensaje es sólo para Potter.
Harry miró desconcertado a Ron, y luego se acercó al pequeño golpeador, presentándole la oreja para que le dijera. Éste entendió y soltó todo el mensaje completo, palabra por palabra como se lo había dicho Draco. Cuando terminó y se retiró, no cabía en su sorpresa de ver que Harry sonreía como si recibiera regalos adelantados de Navidad.
—¡Cielos, gracias!—exclamó— Te sigo, no sé dónde es ese lugar, pero espera un poco a que vaya por mis cosas. Dime algo¿estaba solo o había alguien más con él?
—Solo.
Entonces la sonrisa de Harry se perdió. Tomó a Ron por el brazo y casi lo arrastró dentro de la torre, y luego a los dormitorios, que por fortuna estaban vacíos.
—Ron, ese chico tenía un mensaje de Malfoy.
—¿Qué!
—Shh, silencio. Le ordenó que me dijera que me estaba esperando para arreglar un duelo pendiente, que llevara la capa, y que debemos terminar lo que empezamos.
—¡Eso quiere decir que regresó!
—Sí, pero el chico dice que estaba sólo. Es posible que haya regresado así, o que necesitara nuestra ayuda para rescatarla. ¿Tienes tu varita?—Ron puso la mano en su bolsillo, indicando que allí estaba— Entonces vamos. Recoge la capa de invisibilidad y escóndela en tu chaqueta. Espero que no sea demasiado tarde.
En pocos minutos iban ya de camino a los lindes del bosque prohibido. En cuanto el equipo de Hufflepuff vio regresar a su golpeador, se le echaron encima.
—¡No puedes irte así¡Estamos a la mitad del entrenamiento¡Y no traigas espías!
—Tranquilo, Davis—dijo Harry dirigiéndose al guardián, con la autoridad que sólo podía darle el ser el buscador del equipo de Gryffindor—, no estamos aquí para robar sus maniobras, venimos por otra cosa.
El golpeador señaló la dirección en que se encontraba Draco, aunque no se veía, y luego se fue con su equipo a seguir entrenando, aún demasiado asustado como para hacer caso de los regaños.
Harry titubeó antes de internarse en el Bosque, seguido por Ron. Luego de dar unos veinte pasos dentro, Draco les salió al encuentro con la agilidad de quien está a punto de desmayarse, aunque sin perder su gracia y el elemento sorpresa.
—No vuelvas a hacer eso, Malfoy—le espetó Ron, amenazador—. Casi haces que te lance un embrujo.
—Como sea—respondió él, casi sin aliento— ¿qué los detuvo? Tardaron años.
—¡Años tardaste tú en regresar!—dijo Harry— Dinos a dónde hay que ir, estamos listos para ayudarte a salvar a Hermione.
Draco soltó una carcajada estridente, pero que denotaba su cansancio.
—¡Ayudarme!—recuperó el aliento y señaló el bulto entre los arbustos.
—¡Hermione!—exclamó Ron, corriendo hacia ella.
—¿Por qué no se mueve?
—Está agotada, Potter—fue por Hermione y la levantó en sus brazos, para disgusto de Ron, que se disponía hacer lo mismo—. Préstame la capa para entrar invisibles al castillo y poder llegar a la torre. Necesito descansar, y ella necesita una curación completa.
Como pudieron, le acomodaron la capa de modo que no se vieran ni sus pies, y emprendieron el camino a la torre de los Delegados. Draco murmuró la contraseña frente al cuadro y los cuatro entraron, aunque a los ojos de todos solo eran Harry y Ron, escoltando un vacío que dejaba, de vez en cuando, unas gotas de agua enlodada a su paso.
Los Gryffindor se quedaron en la sala común a regañadientes, pues no estaban de acuerdo en que Draco se hiciera cargo del cuidado de Hermione. Casi una hora después, los dejó entrar a su habitación, donde estaba acomodada con ropa limpia, y toda la suciedad desaparecida. Sus heridas habían sido curadas con magia, y él nunca les aclaró que la única razón por la que podía curar con tanta habilidad y limpieza era porque él mismo había tenido que hacerlo en incontables ocasiones cada vez que su padre lo castigaba.
De no haber sabido la historia, habrían pensado que Hermione sólo dormía. Nunca se hubieran imaginado por lo que ambos habrían pasado.
—Cuídenla bien mientras me doy un baño.—les ordenó como si fueran elfos domésticos, pero ellos no parecieron darse cuenta del tono.
Draco fue hasta su habitación y se desplomó en el suelo antes de alcanzar a sostenerse con la orilla de la cama. Como pudo, se levantó y se despojó de su ropa mojada y sucia, dejándola sobre la alfombra verde, quedándose en su ropa interior y camiseta, y entró al baño para limpiar sus propios rasguños, ignorados por él hasta ese momento.
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Draco salió de su habitación usando un pantalón negro y camisa del mismo color. Su cabello escurría agua helada, y sus pasos eran débiles pero continuos hasta llegar a su sillón favorito en la sala común, donde se dejó caer. Harry y Ron lo observaban desde el sillón contrario con cierto interés de que les contara lo que había ocurrido.
—¿Cómo está?—les preguntó, refiriéndose a Hermione.
—Sigue durmiendo, pero se ve más tranquila.—respondió Harry.
—Si no despierta sola en media hora, creo que tendremos que despertarla nosotros. Me preocupa que duerma tanto.—comentó Ron.
—Es normal—aclaró el rubio—. Lo único que te repone después de todo esto es dormir. Déjala que duerma todo lo que quiera.
—Pero...
—Weasley, por favor—respondió fastidiado—, escucha por una vez en tu vida.
Pasó un momento de silencio antes de que les contara todo lo que había ocurrido. Sorprendentemente, no lo interrumpieron una sola vez.
—Así que eres 'el niño que también vivió'.—se burló Ron.
—Llámame como quieras; no te salvas de ser la Comadreja.
Ron le lanzó una mirada de odio, y la tensión sólo pudo ser rota por Harry, quien tenía una pregunta.
—¿Cómo es que el anillo te salvó la vida? Se supone que al Avada Kedavra no puedes detenerlo con nada. Mucho menos desviarlo, como hiciste tú.
—Sólo estás celoso de que no seas el único afortunado de sobrevivirlo, Potter. Estos anillos— y se quitó con una mueca de dolor el anillo desfigurado de la mano, que había dejado una quemadura alrededor de su dedo— están hechizados. Como puedes observar, está un poco magullado, pero no se puede destruir. Son una muestra de la inmortalidad de la maldad, lo eterno de los Mortífagos.
—¿Y cómo lo obtuviste?
—Fácil: mi padre me lo dio para irme acostumbrando a la idea de ese futuro. Nunca lo usé, hasta hoy. Me da asco verlo, pero tenía que ponérmelo si me disfrazaba. Menos mal que lo moví al lugar exacto en el momento exacto, o sería comida de gusanos.
—¿Qué harás ahora?
—Contactaré a las ovejas negras de mi familia, los que no se quisieron involucrar en la Magia Oscura. Iré a vivir con ellos luego de graduarme, y después veré qué hago.
—¿Lucius—comenzó Ron— cree que estás muerto?
—Sí, y será mejor que lo siga creyendo. Es mi último escudo. Lo único que no me agrada es tener que ir a hablar con el director para decirle que no avise a mis padres de nada que tenga que ver conmigo, sino a mi nueva familia. Solo así podré mantener el secreto de mi supervivencia.
—¿Qué pasará con Hermione? Seguramente la tratarán de aniquilar cuando sepan que sigue viva. Sabe demasiado.
—¿Acaso me crees un estúpido¡No voy a dejarla sola después de esto!
—¿Pretendes llevarla contigo cuando te vayas¿Qué hay de lo que ella quiere hacer?—comenzaba la pelea entre Ron y Draco.
—¿Por qué no le preguntan?—dijo Harry, mirando hacia la habitación de su amiga, cuya puerta habían dejado abierta a propósito— Creo que ha estado escuchando todo desde el principio.
Draco se levantó a duras penas, pero con rapidez.
—Váyanse de aquí, tengo que hablar con ella a solas.
—Sí claro—dijo Ron—, la última vez que los dejamos solos¡la secuestraron!
—¡Ron! Creo que tienen muchas cosas qué aclarar. Pero—se dirigió a Draco— estaremos al pendiente por si ocurre algo. Ahora te tenemos en la mira, Malfoy. No creas que confiamos en ti.
—Merlín—se burló el rubio—, no podré dormir hoy por no tener su confianza. Ahora¡fuera!
Ellos salieron a regañadientes de la torre. Draco fue hasta la habitación de Hermione, y cerró la puerta tras de sí, a pesar de no haber nadie más. Ella estaba recostada en mullidos almohadones, con las mantas hasta la mitad del torso, y el cabello húmedo regado alrededor de su cabeza. Le abrió los brazos en silencio y él se acomodó escondiendo los ojos contra su cuello. Apenas cerró los brazos en torno a él, comenzó a llorar desconsolado, apretando en puños las mantas que tenía cerca. Ella respiraba tranquila y acariciaba la cabeza de Draco con una mano, su nuca con la otra.
—Lo... s-siento tanto...—dijo entre sollozos— Los odio más por haberte hecho tanto daño, no... no tienes una idea...
—Sí la tengo—murmuró ella—, es el mismo odio que yo les tengo por haberte lastimado a ti.
—Te prometo que no voy a dejar que nada te hiera...
—Yo también. Ya no llores... los dos seguimos vivos y juntos...—él asintió con la cabeza, pero siguió llorando hasta que se quedó dormido.
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Hermione salió de la habitación ya entrada la noche. Se había quedado dormida hacía horas, y tenía mucha hambre, sobre todo considerando que no habían comido desde el día anterior. Cuando entró a la sala común, la chimenea estaba encendida, y el desorden de la noche anterior ya no existía. Draco había arreglado los pisos y limpiado la sangre. El solo hecho de recordar la hizo estremecerse.
El Slytherin estaba frente al fuego, alimentándolo con cosas que no eran leña, pero que ella no alcanzaba a distinguir. Se acercó hasta él y lo abrazó, escondiendo su rostro contra su espalda. Él acariciaba sus manos sin dejar de ver el fuego.
—Déjame adivinar—le dijo—, tienes hambre.—Ella rió casi silenciosamente y asintió con la cabeza. Él lo supo por el movimiento que sentía entre los omóplatos.
—Debiste haberme despertado, he dormido demasiado.
Él se encogió de hombros.
—Es que has pasado por demasiado.
—¿Qué quemas?
—Viejas cosas—respondió mientras daba un leve apretón a sus manos débiles—. La máscara y las cartas que Lucius envió durante el año. Estoy rompiendo todo vínculo con mi vida anterior, porque ya no significa nada. Además, para él ya estamos muertos.
—¿Tienes miedo?
—¿De qué¿De tener que vivir escondido hasta que sea lo suficientemente seguro como para volver?—ella asintió con la cabeza— Aterrado. Pero es lo que tengo que hacer, por ambos—arrojó un pergamino más al fuego—. Dumbledore ya sabe que debe enviar cualquier referencia mía a mis tíos en Oslo. Le dije que mis padres estaban demasiado ocupados y que iría a vivir a Oslo un par de meses. Espero que entienda. Dicen que sabe más de lo que aparenta.
Hermione lo hizo girar sobre sus talones para verlo de frente. Clavó sus ojos color chocolate en los grises de él y sonrió. Él sonrió de vuelta. Los dos tenían los ojos enrojecidos por el llanto y las múltiples experiencias desastrosas de las pasadas veinticuatro horas.
—¿Qué?—preguntó él. Se había quedado callada y lo miraba como si pudiera ver a través de su cabeza.
—Es solo que se siente muy bien poder ver tu verdadero rostro luego de tantos años.
Él se sonrojó con un rubor rosado casi imperceptible.
—Bueno, creo que te lo debo a ti. No tuve ninguna razón para quebrar mis barreras hasta que tú te abriste camino en ellas.
—Entonces¿no más actuaciones?
—Mmm¿sólo mientras nos graduamos?—jugó.
—Draco...
—No más.—respondió con una sonrisa.
Fin,¸¸,ø¤º°º¤ø °°º¤ø,¸°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸ °º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸ °º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸
Sí, aún no voy a dejar que se vayan sin dejar un último review...
¿Por favor?
¡Vamos, solo el último!
