"Comenzando a amar"

"Por Sumire-chan"

Capítulo 3: "Encuentros y Descuidos"

Majik siguió sigilosamente a la sombra de capucha negra que bajaba las largas escaleras de la torre de los colmillos, había otras que aguardaban al final de esta, conversando y murmurando casi en silencio.

Utilizó un último truco que había aprendido y se teletransportó hacia un árbol cercano al grupo, se sentó en una rama con tranquilidad ocultando por completo su presencia, como su maestro le había enseñado.

- ¿Estamos todos? - preguntó el de la capucha, entonces, Majik reconoció que la voz pertenecía a Ellis - debemos hacer la vigilancia.

- ¿Hasta cuando haremos esto? - balbuceó una muchachita apartando el gorro de su rostro, tenía una expresión quisquillosa - ¡¡Estoy harta de patrullar y que todos los días aparezcan monstruos nuevos!! ¿Es que no podemos atacar la raiz del problema?

- Leticia no nos ha dado permiso para eso. Así que lo más que podemos hacer es controlar que el pueblo cercano, el último que queda esté a salvo.

- Además, la gente nos lo agradece. - agregó otro chico.

- Ese no es el punto - intervino un muchacho que estaba junto a Ellis, tenía su misma altura y ella le miraba con oculta admiración - debemos tomarlo como un deber, somos hechiceros y la gente merece nuestra protección.

Nadie dijo más nada y comenzaron a caminar en dirección, seguramente, hacia el pueblo, dejando a las dos figuras secretamente, no tan solas.

- ¿Crees que logremos convencer a los superiores de que debemos intervenir en el problema de los monstruos? - preguntó Ellis.

- No lo sé, pero lo intentaremos. Y si no, siempre caberá la posibilidad de hacerlo sin su autorización - ella le miró negativamente - lo sé, no es la mejor opción. ¡Oh vamos! No siempre puedes hacer todo correcto. Aveces, el crecer en parte es equivocarse y tomar caminos que no son del todo correctos, mas que nos pueden conducir a la verdad. - él miró su misma expresión - Ellis, ¿Confías en mí?

- Tu sabes que sí...

- Entonces no dudes tanto.

Ella sonrió relajándose, era cierto, él estaba luchando por la misma causa que ella; y eso era suficiente motivo para confiar en él. Sintió los brazos del joven rodeando su espalda, atrayéndola profundamente, y su respiración acariciando su cuello, en una oleada de repentino placer, sus labios rozándole la piel.

- Ken...

De pronto, se separaron y se quedaron espalda con espalda, había, muy cerca, una esencia que había hecho explosión, poderosa. Se acercaba...

Ellis abrió los ojos sorprendida...

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- ¿Qué haces aquí? - repitió el hechicero usurero enojado. Había abandonado el cuarto, procurando hacer el menor ruido posible, y de pronto vió como la jovencita se metía en esa habitación.

- No es de tu incumbencia - contestó ella fría, intentando contener la compostura.

Orphen la miró de lejos, desde donde el agua no llegaba, tragando saliva repetitivamente, ya que esta se concentraba en su boca y le impedía respirar bien, aunque no era eso, si no que la imagen frente a él era... excitante. El agua recorría el bien formado cuerpo de Cleo, que acababa de descubrir muy hermoso, la tela del piyama se pegaba a las mejores y más deliciosas partes, rodeaba sus pechos, y se aferraba a esos muslos. Sintió el efecto de su escrutinio y apartó la mirada.

- No es forma de hablarme, niña - le aspetó él, con enojo.

- ¿Y cuál es la forma señor? Ya te he dicho que no me digas niña...

- ¿Y como quieres que lo haga? ¿Acaso vas a decirme que no eres una? - bromeó, intentando apartar pensamientos extraños de su mente.

- haz lo que quieras.

Harto de su indiferencia, se acercó a ella bruscamente, tomándola por la muñeca, dañándola. ¿porqué tenía que ser tan hostil con él? Bueno, también lo era con ella, pero eso no significaba que tuviese que existir una venganza.

- me haces daño, ya suéltame - le pidió ella conteniendo las lágrimas.

Él tomó su rostro con su mano libre y le obligó a mirarlo.

- ¡¿Qué pretendes?! Déjame, hechicero de pacotilla.

- ¿Porqué eres tan evasiva? - susurró con voz calmada, suave, seductora...

- ¡¡Dejame maldita sea!!

No lo hizo. Si no, que la sostuvo mucho más fuerte, dejando sus dedos marcados en la muñeca de la jovencita de cabellos como el oro, la atrajo hacia su pecho, posando, esta vez, la mano entre las hebras doradas, y sintiendo repentinamente un olor muy delicado como a violetas.

- ¿Qué quieres lograr? - preguntó enojada realmente contra el pecho del joven.

- ¿Tu qué crees?

Y se sonrojó brutalmente, cosa que a Orphen le pareció deliciosa. Entonces, un grito irrumpió su momento.

- ¡¡Atención!! ¡¡Vengan todos!!

Sin excluirse, él la soltó bruscamente y la dejó acudir, acompañándola también, mientras sacudía su cabeza violentamente, intentando apartar esos pensamientos que consideraba absurdos.

- Hay un ataque en el pueblo - anunció Ellis, detrás suyo estaba Kenichi Sahazuki, conocido por todos como uno de los mejores hechiceros, después de ella claro y Majik, quien finalmente había salido de su escondite para ayudar a los jóvenes con unos monstruos, eran como dragones... - ya no hay tiempo que perder...

- ¡¿Qué significa esto Ellis?! - preguntó Artia enojado por el desequilibrio de la paz nocturna.

- Significa que no vamos a eludir más nuestras responsabilidades, quien desee combatir con nosotros bien, el que no... también. Nosotros vamos a ir. El pueblo está en problemas y la gente está muriendo por culpa suya, y solo porque no quieren tomar cartas en el asunto.

- No es eso Ellis - dijo Leticia apareciendo también, vestida con sus ropas comunes con las que siempre se la veía puesta. Artia volteó a verla - Pero bien, iremos.

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La joven aprendiz de Artia y hechicera de cabellos castaños se sentía complacida, mientras destajaba por la mitad a un sujeto con una espada de fuego que empuñaba en su mano derecha, a su lado Kenichi tenía una similar, sólo que de rayo. Ambos parecían hacer un buen equipo, cubriendo espalda con espalda. Solo quedaban algunos demonios...

Mientras, Majik no podía quitar la vista de ellos dos. ¿Porqué tenía que aparecer ese sujeto? Justo ahora.

- ¡Cuidado! - gritó Orphen acabando con la bestia que se acercaba a su discípulo. Se extrañó, el muchachito no solía distraerse durante un combate - ¿qué pasa Majik? ¿Porqué no estás concentrado? - él bajó la cabeza, triste y pensativo - no veo porqué no puedas decírmelo, pero mejor espera a que todo termine.

- De acuerdo maestro.

- ya...

- ¡¡LEKI!! - exclamó Cleo, orando. Sí, hacia tan solo un poco de tiempo, que un anciana de un pueblo por el que habían pasado le había enseñado como controlar los poderes de un lobezno como el pequeño azul. Por eso, ella sabía usar su energía a su placer. Así era como estaba peleando - bien hecho, pequeño - sonrió.

Orphen estaba mirándola cuando sus ojos se cruzaron con los suyos, la jovencita suspiró, sintiendo que se undía en esa mirada castaña, similar a las arenas movedizas.

- "¿Porqué Orphen? Es una totura pensar que día a día me enamoro más de ti y tu te escapas, porque no sientes nada por mí. Soy una niña, lo sé, y aveces me siento a sí, especialmente cuando estoy contigo. ¿Entenderías si te explico que te amo? Y que el solo verte me provoca millones de sensaciones, aún... aún siento tu piel cerca de mí, tu boca... en mi cuello..."

- ¿Qué tanto me ves? - le dijo Orphen volteando hacia el cielo.

- ¿Yo? Ja, ¿desde cuando eres el centro de la atención? - siguió el juego ella, ese juego que tanto lastimaba.

- Vamos, Cleo, deja de disimular, sé que te gusto... pero déjame decirte que no es tu culpa. Sé que soy irremediablemente apuesto, inteligente, tengo tantas virtudes que... bueno, tu ya las sabes.

- ¡¡Ah por Dios!! Lo único que me faltaba - exclamó frustrada - ¿Estás bromeando? ¡No puedes ser tan engreído! Escucha bien hechicero de pacotilla y abre esas orejas que de sucias ya no escuchan nada, la última persona que provocaría algo en mí eres tu. Simplemente porque eres un patán y un egocéntrico que se cree lo mejor del planeta. También déjame decirte, que eres... sí, eres lo mejor del planeta, la mejor escoria... jamás he conocido alguien como tu. ¡¡eres...!!

Mientras discutían, Cleo no vió como una figura se posaba tras suyo y le provocaba, un certero y mortal golpe...

Fin del capítulo

Fue trágico y corto, lo siento. Esperen el próximo cap. amor, batallas y ¿se hará cargo la Torre de los Colmillos de este problema? Quizás no...

Niky_chan: gracias por el review y que bien que te gustó, la verdad no estaba segura, porque este es el cap. 3 y tengo solo tres reviews, jujuju, es un poco deprimente, pero mientras haya uno, seguiré por él, jeje. En cuanto a mis palabras... Mata ne... hasta luego. Miko no ai... sacerdotiza del amor, esa soy yo, siempre haciendo fics románticos y soy una especia de cupido para mis amigas, me gusta mucho vivir rodeada de amor y sentimientos positivos. En cuanto a Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de es Está bien llorar porque cualquier tipo de tristeza se volverá alas para tu corazón Es del ending de Rurouni Kenshin, mi anime predilecto y favorito del que siempre escribo, se llama Namida wa Shiteru. Si deseas saber algo de esto... solo dime. ¿Ok? Besos.

Cleao Everlasting: Gracias, amiga, eres una genia, mientras escribía este cap. miraba con atención una imagen que me pasaste, la portada del manga creo, donde Cleo está frente a Orphen y hay unos claveles rojos con forma de corazón, jiji. Divina, además... en cuanto a la escena de Majik y Ellis, me la imaginé mientras veía la fotito de mi adorado Majik que me diste. Te adoro, así que te dedico el cap. por ayudarme con la inspiración, jajajaja. De nuevo, arigatô y ja ne.

Ahora sí, me voy minna-san!!!

MATA NE!!

Sumire-chan ^^

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de