"Comenzando a amar"
"Por Sumire-chan"
Capítulo 5: "Cuando necesito estar contigo..."
- ¡¿Quién eres tu?!
- yo... yo... - murmuró como bobo.
- ¿hermano? ¡¿Eres mi hermano?! Pero... no te recuerdo, sé que te pareces a mi hermano, pero no se tu nombre, dime... ¿Cómo te llamas, hermano?
- Orphen...
Su voz sonó confundida, y es que lo estaba. ¿Hermano? ¿Porqué ella había sacado a colación algo así? De pronto, irrumpieron en el cuarto Asali y los demás, a quienes Cleo miró entusiasmada, con una gran sonrisa en sus labios.
- ¿quiénes son, hermano?
- ¿hermano? - preguntó Majik que acababa de llegar.
- No entiendo qué le pasa - fue lo único que soltó Orphen. Estaba tan cerca... sólo era cuestión de cerrar esa distancia y tomar sus labios, por primera vez. Aunque, en algo había servido, ¡él simplemente no podía llegar y arrebatarle su primer beso a la chica! Porque estaba seguro que lo era. Él no tenía ese derecho, ¿o si? ¡Diablos! Había un eco muy dentro suyo que le decía que sí.
- Fue el accidente, se ha golpeado la cabeza también - explicó Artia cuando todos salieron del cuarto, Cleo dormía. - Físicamente está bien. Está confundida pero le he explicado varias cosas, aunque no recuerda a ninguno de nosotros. Lo único que tiene "bien claro" es que Orphen es su hermano mayor.
- ¿Porqué dice eso? - preguntó Asali con un brillo de diversión en los ojos, ahora descubriría la verdad de su querido hermanito de la infancia.
- No lo sé - Artia se encogió de hombros - pero es aconsejable que estés con ella, Orphen, cuéntale cosas, no la obligues a recordar, supongo que lo hará a medida que pase el tiempo.
- De acuerdo - soltó disgustado y se fue caminando por el largo pasillo.
Artia también se disculpó pues tenía unos asuntos pendientes en un pueblo vecino a donde debía acudir, Asali dijo que iría con él y Majik quedó solo frente al cuarto de Cleo. Ella no le recordaba, así que no podría ayudarle y, al parecer, su maestro estaba en demasiado conflicto como para entender su problema.
Se metió en su cuarto y pensó mucho. Diablos, había pasado mucho tiempo, y él recordaba casi a duras penas el rostro de la Mujer cangrejo, sabía que su cuerpo era pequeño y cabía perfectamente en sus brazos, así como el de Ellis, su traje era extraño pero resaltaba las formas de mujer de la heroína. De pronto, el recuerdo de la torre donde derrotaron a Esmeralda vino a su mente, provocando millones de sensaciones intensas.
Él había sido controlado... "El es Orphen, es tu maestro, Majik" "Majik..." Su voz, su dulce voz hablándole, suplicándole, esos ojitos azulados llorosos. Por un momento, su lado consciente había estado a punto de besar a Ellis, pero una voz le hizo apartarla, y tratar de dañarla, pero Orphen le salvó. Dios, si él no lo hubiera hecho... Pero había sido hermoso, su respiración cerca. Así, los pensamientos de la mujer Cangrejo abandonaron su mente y Ellis ocupó cada rincón de ella. ¡Cuánto había cambiado! Y cómo se había equivocado él... pensando que nada le unía a ella, cuando en realidad... en realidad... ¡se había enamorado de su amiga! De esa joven de mirada afable que había conocido tiempo atrás y de esa mujer de labios suaves y deliciosos, con ese rostro lleno de emociones y valentía que se atrevía a enfrentar ahora.
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Cleo estaba sentada con un camisón blanco de flores suaves observando por una ventana pequeña, pronto anochecería, y ella seguía encerrado allí. Porque esperaba a su hermano mayor. El no iba a dejarla, claro que no.
- Viniste, has tardado mucho, hermano.
- Lo siento - murmuró él, intentando no mirarla mucho, simplemente su belleza era deslumbrante y podía con sus movimientos - ¿Qué has hecho?
- He estado aquí, muy sola. Hay mucho silencio, pero he escuchado a un joven discutiendo en el cuarto de al lado con una mujer, ella se llamaba Asali y él... uhm... no lo recuerdo. Han estado hablando muy feo, ella le pedía que por favor evitara que otra niña... eh... su nombre, no lo sé, se enfrentara a un sujeto. He escuchado todo, hermano, pero creo que mi mente se encuentra algo dañada.
- Ya mejorará.
- Ese sujeto... dijo lo mismo. ¡Artia! Sí, ese sujeto.
- Cleo, ¿Te gustaría caminar un poco?
- Claro, hermano.
Orphen se reflejó en esos ojos azules y se sintió culpable por la sonrisa llena de esperanza y cariño que ella le brindaba. Él no la merecía. Pues él, estaba enamorado de ella, ella quien le creía su hermano mayor.
- Va a llover - comentó Cleo mirando el cielo nublado - Adoro la lluvia.
- Lo sé.
- Hermano, ¿porqué estamos aquí? Artia dijo que eres hechicero, ¿pero yo?
- Quisiste acompañarme.
- Uh... ya veo. Eres muy callado, pero no me molesta, me agrada. Porque recuerdo que siempre has sido muy callado, y algo me dice que eso antes me desagradó, ya no... lo prometo.
- No tienes que hacerlo. Dime si te incomoda.
- Oh no... no...
Cleo se comportaba tan distinta que eso sí incomodaba al hechicero, ella era alegre y no peleaba con él, estaba deseosa de complacerle, porque le amaba, pero le amaba porque pensaba que estaba amando a su hermano. ¡¿Por qué no le amaba siendo Orphen?! Dios, él se sentía culpable, quizás esto era un castigo por tanta pena que le había causado a la pobre Cleo.
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- Ya veo - murmuró un joven.
- Ken, no me pongas esa carita. Entiende, yo estoy enamorada de él. Y a ti, te quiero mucho, pero jamás podría amarte.
- ¿y porqué no?
- No te enojes, no es que no merezcas mi amor, soy yo la que no lo merece. Además, creo que Majik y yo hemos estado predestinados desde el primer día que él pisó la torre y yo le conocí.
- ¿Él te quiere?
- Sí... creo.
- ¿Crees?
- No es así como piensas, él me lo ha dicho. Pero ambos tenemos cosas que resolver, aunque no fuese Majik, yo debía decirte esto. Eres mi mejor amigo, pero no... otra cosa.
Ken la miró de reojo, se puso de pie y se acercó al balcón, se alejó mientras los rayos de luna rozaban su rostro a placer, caminó por el oscuro pasillo. Silencio. Había tanto silencio que dolían los oídos de simplemente estar allí.
- Supongo que esto sintió Tamuro.
- ¡No lo menciones!
- ¡¿Y porqué no?! Creo que él tuvo razón... él te odió y odió a toda la torre, por el simple hecho de que él y tu estuvieron aquí.
- Estas siendo inmaduro Kenichi, ¿Porqué actuas de esa forma? No te estoy negando mi amistad, sólo no puedo ser algo más. Yo te quiero, ¿no te alcanza?
- ¡NO! - de pronto cayó en cuenta de lo que decía y se acercó a Ellis con actitud arrepentida, le tomó las manos y las besó con infinita dulzura - lo siento, no sé que me sucede. Quizás me hice demasiadas ilusiones y pensé que podíamos estar juntos. Es mi culpa.
- Yo... yo...
- No me digas nada, Ellis. Te quiero, y tu a mí, eso me basta.
Él la abrazó y la hechicera apoyó la cabeza en el hueco que había entre el hombro y el cuello de Kenichi, se dejó llevar por todo lo que sentía en ese momento, por una felicidad que se colaba en cada parte de su cuerpo. Ken le acarició los cabellos.
- Perdón - susurró una figura.
- ¡Majik! - exclamó Ellis mirando con dulzura y alegría al rubio, este se hizo para atrás y salió corriendo - ¡¿Qué tienes?! ¡Regresa!
Kenichi la vió salir corriendo, se apoyó contra la baranda del balcón y miró hacia la lejanía, las montañas se veían hermosas en plena noche y los murmullos del bosque cercano llegaban hasta allí. Él no podía comprenderle. Ellis era la única que realmente podía.
Y recordó. Que aquella noche del incendio, el ambiente se encontraba así de silencioso, unas voces susurraban al oído de Ellis y las estrellas se ocultaban tras las nubes grises y peligrosas. Todo se veía tan tranquilo, tenebrosamente tranquilo. Entonces, las nubes de humor ascendieron por arriba de la torre, los demonios lanzaron sus fuegos sobre ellos y algunas bolas cayeron cerca del lugar donde se refugiaban los estudiantes. Pero todos intentaban protegerse mutuamente.
Por culpa de él... Tamuro era vengativo y había cumplido con lo deseaba, algo en el corazón de Kenichi le decía que aún seguía cumpliendo sus sueños.
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- ¡No corras! ¡Detente! - ella trastabilló con un escalón de larga escalera de caracol que llevaba a los zótanos y cayó golpeándose con la pared de piedras. Se quejó tomándose el tobillo.
Majik volvió sus pasos y se acercó a la hechicera, quitó su mano con suavidad y comenzó a aplicar un hechizo de curación.
- ¿Porqué te escapabas? - se animó a preguntar ella.
- Interrumpí algo tuyo con Kenichi, pensé que te enojarías conmigo.
- No, claro que no. Ken y yo estábamos conversando del pasado. Él me ha querido mucho desde siempre y yo quería explicarle que mi amor es inmenso, pero sólo para otra persona. A él lo quiero, y lo entendió. Por fin, alguien lo entendió.
- ¿Por fin? - preguntó curioso el rubio tomando de los hombros a la jovencita y llevándola escaleras arriba hasta la azotea, donde se habían encontrado por la mañana.
Ella perdió su mirada en los bosques, y largos caminos que llevaban a las ciudades cercanas, sus pies colgaron hacia el suelo y el silencio era tal que podían escuchar ambas respiraciones.
- Apenas terminado lo de Esmeralda, insistí a mi maestro en realizar un viaje. Habían pasado muchas cosas y necesitaba olvidar... - bajó el rostro - necesitaba olvidarte. El viaje me trajo enseñanzas en artes oscuras y a mi regreso, el maestro me pidió que instruyera a algunos alumnos que eran muy aplicados. Además, ellos tenían el potencial adecuado para aprender algo así.
Ellis suspiró y Majik se perdió en esa esencia, sus ojos brillaban con nitidez.
- Tamuro y Kenichi eran mis mejores estudiantes y también mis mejores amigos. Llegado el momento, Tamuro insistió en estar enamorado de mí y Kenichi me aconsejaba de que era un hermoso muchacho, que yo merecía un poquito de felicidad. Entonces, yo aún no te olvidaba y Tamuro me pareció una opción abominable. Le rechacé... y él sólo odió. Me odió a mí y sus conocimientos en magia negra y otras artes fueron sus medios para canalizar toda su bronca, la misma que tuvo siempre a la torre.
- ¿A la torre?
- Sí. Él jamás quiso pertenecer aquí. Los grandes maestros lo trajeron por el simple hecho de que lo encontraron abandonado y además, jamás le dejaron salir al mundo exterior. Pero después de esto, logró escapar... y... ese dia.
Las lágrimas de Ellis caían hacia sus mejillas de una manera encantadora, él las trazó con un dedo, acariciando su piel suave, besó su mejilla con delicadeza y la atrajo hacia él. ¡Cómo la quería! Y ahora comenzaba a entenderlo bien.
- Ese dia él logró ser lo que quería. Demonios, bestias, horribles criaturas entraron en la torre, destruyendo, aniquilando, pero no pudieron con nosotros, aún así intentaron incendiar todo. Artia piensa que todo se ha calmado y que los demonios son pura casualidad. Pero no es así, yo sé que es él y que va a reaparecer. Él me odia...
Volteó a verle y se encontró con la mirada seria del rubio, estaba tan callado que hasta miedo le provocaba.
- ¿Ahora entiendes porqué he cambiado?
- Si. Puedo comprenderlo. Este sujeto... Tamuro, no podrá contigo, Ellis, eres muy fuerte, demasiado valiente.
- Eso no servirá nada llegado el momento.
- Lo hará. Sé que servirá, mi bella Ellis. Yo estaré a tu lado, todos estaremos junto a ti cuando ese momento llegue. Quizás ahora soy un tonto, y me falta madurar, pero me gustaría estar contigo y protegerte, bueno... con lo que sé.
- Ay, Majik, eres tonto... - él hizo una mueca - pero eres el tonto más lindo que conozco. Por eso te amo.
- Yo también te quiero, por eso no voy a dejarte.
- ¡Ya era hora! - exclamó una voz a sus espaldas.
Orphen sonreía de una manera que jamás habían visto. A su lado, Cleo miraba traviesa a la parejita, se acercó a Majik y le miró a los ojos, apartó algunos mechones rubios de su rostro y le abrazó.
- ¡Estoy muy feliz por ti! - exclamó sorpresivamente - No sé quién eres, pero algo en tus ojos me dice que soy feliz por ti. Mi hermano no me ha comentado nada de ti, aunque sé que fuiste importante en mi vida.
- Me alegro, Cleo.
- Cleo... - susurró ella, luego sonrió - Bueno, hermano, no seamos mal tercio aquí y vamos a dar un paseo, además ya es de noche, supongo que querrás dormir, ¿eh?
La rubia tomó el brazo del hechicero y se marcharon, Majik se les quedo mirando por unos segundos, aún con Ellis en sus brazos, quizás su maestro con todo esto entendería que ellos dos se habían peleado siempre, pero a la vez se habían amado siempre.
- ¿En qué piensas MajiK? - preguntó Ellis viéndolo sumido en sus pensamientos.
- Me pregunto si mi maestro va a comprender que está enamorado de Cleo y ella de él, por supuesto.
- Puede que lo entienda, al final del todo, claro.
El jovencito de sonrisa afable suspiró pasando el brazo por los hombros de su niña, de su mujer, la atrajo más hacia él y besó su oreja, con suavidad, ella se entregó a su calor y apoyó su cabeza en su pecho, sintiendo el latido del corazón del rubio, rápido.
- Majik, quiero ser feliz contigo.
El susurro de Ellis fue suave, se quedaron viendo hasta que ambos labios se unieron, deseándose, amándose con locura. Él estaba deseoso de ella y ella de él, por supuesto. La hechicera terminó en el suelo, deslizándose, mientras Majik seguía sus instintos e introducía una mano en los lárgos cabellos castaños.
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- ¡oh que bonito! Pero a mí no me gusta leer, mi madre siempre me lo recomendó, lo recuerdo. Pero a mí no me gusta. En cambio, yo prefiero las espadas, si, en mi habitación encontré una, entre mis cosas. Y descubrí, ¿me escuchas hermano? - el usurero asintió - Descubrí que sé empuñarla y utilizarla. No lo sabía antes. Estuve practicando poco después de que Artia me dejara trasladarme de cuarto.
Cleo hablaba mucho y él, sólo se sentía complacido de escucharla. Estaban sentados en un banco de la biblioteca, rodeados de unos cuantos libros que ella había estado hojeando. Ella entonces, vió su colgante de la torre y se quedó contemplándolo inmersa.
- ¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? ¡Cleo! - le llamó y la jovencita salió de su trance para mirarlo y sonreírle.
- ¿Qué hice?
- Te quedaste en silencio.
La rubia soltó una hermosa risa que dejó embelesado a Orphen, esta vez... mirándola, muy cerca, tan cerca estaban que no lo había notado. El cabello rubio de Cleo caía hacia un costado y estaba tras su oreja, sus grandes y cristalinos ojos azules le observaban, pestañeando de manera confusa. Su mirada era penetrante, inquieta y a la vez llena de emoción y pasión. Orphen se sintió cautivado y se dio cuenta que la quería. Que verdaderamente se esataba enamorando de ella. Esa mirada le llamaba, como avejas a la miel.
- Orphen, ahora te pasa a ti... y aunque eso no me molesta, mes estás incomodando, Orphen... - bufó ella inflando los cachetes - Hermano, ¿Qué sucede? ¿dije algo malo?
- Cleo...
- Dime...
- "Yo no soy tu hermano" - pensó para sí mismo. ¡Sonaba tan fácil! Pero sus ojos, su mirada llena de vida le impidió decirlo - No hiciste nada malo, soy yo.
- ¡¿Pero qué es lo que te pasa?! - exclamó acercándose al hechicero, posó una de sus delicadas manos en su frente, apartando algunos mechones de pelo y depositó un beso suave allí. - mmm... no tienes fiebre, ¿Acaso te sientes mal?
Orphen la miró con desquicio, ¡¿Cómo podía ser tan cruel?! Ella no sabía los sentimientos que despertaba en él ese simple contacto, simplemente le emviaba choques eléctricos intensos. Se puso de pie y tomó aquella mano en la suya, la atrajo a su cuerpo, permitiéndose sentir ese delicioso calor. Algo en su cuerpo se movió, muchas cosas en su cuerpo se movieron. Y sintió la boca repleta, tragó pesadamente saliva y se inclinó hacia ella, abriendo los labios...
Pero algo iba a caer encima de ellas, Orphen la guió hacia él para caer tras una gran roca....
De pronto.... ¡¡¡Una explosión!!! Y varias más, ¡¿Qué demonios estaba pasando?!
- KYAA!!! - gritó Cleo asustada.
Sí, verdaderamente, acababa de confirmarlo... nada le salía bien.
Fin del capítulo 5
Holas mis amigos!!!!! ¿¿Cómo va todo?? Yo bien, al fin, actualizando. Antes que nada, me gustaría decirles que lamento la tardanza, que no ha sido tanta, pero es la última vez que actualizo antes de empezar al colegio. Es decir, antes de comenzar con los estudios y desde ya, tengo que realizar todas las tareas que no hice en vacaciones, jajaja.
Paso rapidito a los reviews:
Clea Everlasting: Bueno, que bueno que te gustaron las escenas, este cap. también tuvo varias de ellas.... Y el próximo sin duda que también. Finalmente, Orphen está entendiendo todo, aunque le ha costado, y en este cap. hemos visto que quiere tanto a Cleo que no puede resistirse a ella. Pobre Majik y Ellis, ¿no? ¡He interrumpido su momento! ¬¬ querrán matarme, ¡¿Quién podrá defenderme?! .. cri.. cri... (grillo extra grande) nadie por lo que veo... uu
Cleoru Misumi: pobre Majik... aunque es cierto U, es medio tontito, pero irá aprendiendo, además Ellis está allí para que él experimente, jojojojo. Cleo perdió la memoria, habrá que entenderla y encima cree que Orphen es su hermano, supongo que él no quiere presionarla. Pero sus propios instintos lo están delatando, jajaja. Aunque ahora tendrá excusa, les están atacando... ups... mejor no hablo más.
Giuliana: Me alegro que te gusten los caps, la verdad pensé que este fic no ha tenido mucho éxito y llegó un momento en que se me acabó la inspiración, pero finalmente he regresado y voy a seguirlo con todos mis ánimos. ¿sabes? Me preocupó la falta de reviews, pero eso ya no es importante... Adoro a los reviewers que tengo. Nos vemos en el próximo cap. besos!!!!!
Eso es todo amigos, les mando muchos saludos y mata ne!!
Suu-chan
Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de
